Una tarde con la tía Lucy
Era una mujer viuda, que en lo más profundo, ardía de lujuria y pasión, cuando llegué a su casa...
Una de las experiencias que pensé quizá no contar es esta, la razón es por el respeto que se merecen las mujeres de edad madura, pero descubrí que a los cincuenta o más años aún se tienen fuertes deseos pasionales, hay erotismo; aunque en la mayoría de los casos no se quiera decir o expresar, por temores, tabúes o porque no hay oportunidad de hacerlo.
Digo esto, porque Sonia me contó acerca de su tía Lucy, en realidad no era su tía, sino una vieja amiga de infancia de su mamá, la cual ella quería como de la familia, por eso era la tía Lucy.
Ella era una mujer precisamente de cincuenta años que había enviudado a los cuarenta: Vivió una vida tormentosa con su esposo, el le fue infiel muchas veces, pero ella no. Su vida sexual era un desastre, tenían sexo ocasionalmente en donde solo el satisfacía su deseo; así fue su matrimonio, ella nunca había experimentado un orgasmo. En esos diez años de estar sola había compartido y escuchado con amigas de su edad y aun más jóvenes, sus aventuras y experiencias sexuales, las cuales habían producido en ella un deseo casi incontrolable de tener una buena aventura sexual. Este sentir se lo compartió a Sonia un buen día, en el cual Sonia le contaba como había despertado su deseo por el sexo y había disfrutado momentos maravillosos de excitación y placer.
Un martes al medio día mientras almorzábamos, Sonia me refirió todo esto, y de cómo ella había convencido a su tía Lucy ha tener una experiencia, ni mas ni menos, que conmigo; en el momento me negué, pero después de insistirme y animarme para ayudarla, acepté.
Convenimos la cita para el próximo sábado por la tarde en casa de tía Lucy. Estaba nervioso al llegar, cuando ella abrió la puerta de su casa, pude apreciarla. A pesar de su edad tenía una apariencia muy femenina y sensual, llevaba un vestido flojo de tela suave y transparente que se le veía perfectamente su bien conservado cuerpo, es más, podía observar sus pantys y brassier de color rojo. Ella se había preparado; me recibió con una sonrisa muy sensual y un pequeño beso. Nos sentamos, conversamos de varios temas, pero era lógico, no queríamos hablar, queríamos sexo. Lucy era una mujer tímida, pero por dentro ardía de pasión. Eres hermosa -le dije- Hablas en serio? -respondió ella- En ese momento me acerco y la beso suavemente en sus labios, un estremecimiento recorre su cuerpo y me corresponde con mucha furia. Nos besábamos locamente, me mordía, jugaba con mi lengua. Yo le levanto su vestido con mis manos y le acaricio sus piernas aún bellas, le subo mis manos y se las meto en su panty para acariciarle sus deliciosas nalgas, ella levanta su pierna derecha y comienza a contorsionarse sobre mí, nuestras respiraciones suben de tono, oía su respiración cada vez más fuerte por la excitación. De pronto me dice, vamos a la habitación, soy toda tuya.
Al llegar, inmediatamente nos desnudamos los dos sin mayor preámbulo, estábamos muy calientes. Ella prácticamente me tira sobre la cama boca arriba, al ver mi pene duro y erecto me dice: que rico eres cariño tengo tiempo de no probar esto, y al instante se introduce mi polla en su boca, suave y deliciosa, con gran desesperación y lujuria.
Ella se la introduce toda y comienza a mamarla salvajemente; se la metía y sacaba, la chupaba, lamía, jugaba con ella. Yo estaba sorprendido de ver la pasión de aquella mujer, no me había dado tiempo de reaccionar, cuando de pronto empiezo a sentir el delicioso deseo de correrme en su deliciosa boca. Le digo: detente un momento, me vengo. No, sigue cariño, quiero tu leche, quiero tu leche en mi boca, dámela toda, y empieza a succionar con más fuerza, ante aquel ritmo me vengo en un gran chorro de semen dentro de ella. Mmmmm Mmmmm Mmmmm decía, y seguía mamando saboreando todo aquel chorro de leche. Ohhh tenía muchos años de desear esto, me dijo. Luego se voltea, abre sus piernas, y con sus manos empieza a masturbase su concha, estaba totalmente húmeda, se veía ese líquido viscoso y delicioso fluir de su sexo, se introduce sus dedos profundamente moviéndose de arriba abajo, yo me agacho y con delicadeza y suavidad coloco mis labios sobre esa vagina riquísima. Ahhh Ahhh gime ella Ahhh Ahhh y empiezo a mamarle con desesperación su deliciosa concha.
Ella brincaba sobre aquella cama, gemía, pujaba Mmmm Mmmmm Ahhhh Ahhhh que ricoo mamasss que rica tu lengua, eso ess comételaaaa Me incorporo, agarro mi polla que ya estaba nuevamente dura y erecta y se la introduzco totalmente en su sexo Uhh Uhhh dice y empiezo a follar a aquella mujer cincuentona, que rica cogida, los dos nos movíamos frenéticamente, la cama rechinaba al ritmo de nuestros movimientos.
Ella con dulzura, me susurra al oído: detente, quiero estar arriba. Me coloco boca abajo y ella se tira sobre mí poniéndome sobre mi boca sus aún deliciosos senos. Comienzo con mi lengua a acariciar sus pezones, a mordérselos delicadamente, a chupárselos; Lucy se estremecía, gemía y pujaba fuertemente. Ya no aguanto, me vengo otra vez le digo, se sienta sobre mi polla y se la introduce hasta lo más profundo Ahhhh Ahhhhh Ahhhh metémela toda, metémela toda, siiii siiiiiii, nuestros movimientos eran cada vez más fuertes, se oía el delicioso ruido de nuestros sexos entrando y saliendo, cuando de pronto no resisto más y me vengo dentro de ella. Al sentir mi semen caliente y penetrando con fuerza, ella apreta su vagina y comienza un orgasmo impresionante y placentero, se aferra a mi fuertemente, sus músculos tiemblan fuertemente por sus contracciones y empieza a gritar AHHHHH AHHHHHHH AHHHHHH MMMMMMMM MMMMMMMM AYYYYYYYYY y se viene en un largo y prolongado orgasmo.
Ambos quedamos totalmente exhaustos, empapados de sudor, nos acariciábamos y besábamos suavemente. Gracias, me dijo, no había experimentado algo así con mi marido, te gusto? Si, le respondí. A mi tambien cariño, dijo ella. Luego nos levantamos, nos dimos una ducha juntos, disfrutamos de una deliciosa cena, me despedí y salí discretamente, no sin antes acordar, que nos volveríamos a ver.
Esta experiencia me enseñó a no desestimar a las mujeres maduras, ya que también tienen lo suyo, vaya que pasión la de Lucy, rica experiencia.
Gracias por sus comentarios, Dulce, gracias por escribir, me encantaría que tu fueras también mi Susy, te mando un beso enorme..... Saludos Yanny
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Te veo luego
Charly.