Una Tarde

Volaba en mis pensamientos, queriendo ser manoseada, lujureada y apretada, quería sentir entre mis nalgas ese bulto tan deseado, deseaba que manos grandes y fuertes se posaran en mis senos erectos, que los estrujaran y apretaran sin pena alguna, que manos audaces se posasen en mi coño mojado hambriento de sexo, para darle goce y calma a mis ansias, que me abrieran las piernas aún estando de pie y sentir el roce desnudo de una verga y ¿por qué no? que me cogieran allí mismo.

Era uno de esos días en los que me ardía el sexo, no tenía pareja ni mucho menos amante que valiera la pena...por ello decidí irme a dar una vuelta para que se me pasara el calentón.

Tengo 21 años, soy algo bajita, mido 1.60, trigueña, cabello liso castaño oscuro hasta mitad de espalda, delgada, labios rosados un poco carnosos, lo que lo hace muy deseable, senos pequeños pero bien erguidos, pezones chocolaticos, ojos medianos de color café, cejas delgadas, nariz un poquito ancha y mejillas redondas, lo que me da el aspecto de niña e inocente; cintura pequeña, caderas anchas y culo paradito perfecto para mi tamaño, ni más ni menos...

Tomé un bus colectivo, disponía de todo el tiempo del mundo por lo que no tenía rumbo fijo.

Había mucha gente detrás de mí muy impaciente, se abrieron las puertas y subí al bus. Vestía una blusa verde de tiras y escote amplio y una falda de jeans, un hilo de color blanco y verde con dibujos de manzanas, que se perdía en mi coño y era casi invisible en mi culo y además no cargaba sostén...

Al subir al colectivo intuitivamente tapé con mi mano derecha debajo de mi falda, estaba repleto de gente, no habían puestos, con el empujón de los pasajeros quedé casi al final del bus; los hombres parecían desnudarme con los ojos, me alteré y me calenté aún más a pesar de que ninguno me atraía. Con una mano en el tubo del techo del bus y otra en el borde de un sillón, parada en el transporte, volaba en mis pensamientos, queriendo ser manoseada, lujuriada y apretada, quería sentir entre mis nalgas ese bulto tan deseado, deseaba que manos grandes y fuertes se posaran en mis senos erectos, que los estrujaran y apretaran sin pena alguna, que manos audaces se posasen en mi coño mojado hambriento de sexo, para darle goce y calma a mis ansias, que me abrieran las piernas aún estando de pie y sentir el roce desnudo de una verga y ¿por qué no? que me cogieran allí mismo.

Creí que mis sueños se cumplían cuando un joven que estaba sentado en el último puesto se dirigía hacia mí para bajar del transporte, tenía las manos puestas en el techo y al pasar sentí su gran herramienta, era alto cabello liso y negro, cejas gruesas, nariz semiperfilada, ojos medianos y muy negros, y boca de rosado intenso; vestía una camisa blanca de lo cual se adivinaba que tenía tremendos pectorales y jeans de mezclilla; olía a hombre, mezcla de colonia y sudor; astutamente saqué más el culo para sentir y apretujar su verga, pero éste iba de salida y solo pasó su mano derecha sobre mi muslo hasta mis nalgas, me guiñó el ojo y siguió su camino.

Desanimada, me senté en el que era su lugar, me coloqué hacia la ventana y a mi lado estaba una chica, era blanca, cabello largo castaño, labios brillantes algo carnosos, parecidos a los míos, busto grande y redondo, estaba vestida con un tubo rosado y un jeans ceñido al cuerpo de mezclilla.

A penas me senté volteó su cabeza para mirarme y me dijo: ¿Muy guapo verdad? -con una sonrisa coqueta-; en ese instante me dí cuenta que tenía un lunar como un punto negro arriba del labio superior, lo que le daba cierto aire de zorra; la miré y le respondí: Sí, se pasa de guapo, qué buena suerte debe tener la novia; pensé entonces que ella lo había visto todo y me apené, luego ella me dice: ¿Pero te lo gozaste o no?, asentí con una sonrisa y me responde: Yo soy su novia; su respuesta me cayó como balde de agua fría, pero me tranquilizó un poco cuando me dijo: Tranquila, no estoy celosa, yo también disfruté la vista; nunca había estado en una situación igual, lo que me causaba más excitación...

Se llama Melissa, yo me presenté también, y empezamos a hablar de todo un poco olvidando lo sucedido, platicamos cosas de mujeres, que si las revistas, qué chicos nos gustan, etc, a todo esto hablábamos muy bajito y una muy cerca una de la otra para que nadie nos escuchara, además de que empezó a llover a cántaros...

De tanto hablar surgió el tema de las cirugías plásticas y muy animadamente le comenté: yo quisiera agrandarme los senos -mientras con mis dos manos movía mis pechos de arriba hacia abajo- me olvidaría rápidamente del sostén jajajaja, las dos reímos; creo que tus senos están bien, tienen el tamaño perfecto, me contestó, en eso mira mis senos y con una sonrisa levanta su mano derecha y la posa sobre mi blusa arreglándola, ya que se veía un poco mi pezón derecho y al hacer esto lo roza y siente lo duro que está, me vuelve a mirar y dice: ¿Ves? tienes los senos perfectos; y yo tímidamente le digo simplemente un gracias; después ella levanta un pequeña bolsa y dice abriendo la misma: Mira, compré una lencería muy linda para mi novio, dentro de unos días estará de cumpleaños y quiero darle un sorpresita -sonreía-, ¿puedo ver? le pregunté, sí claro!, me afirmó ella, saqué el panty que era rosado con encajes negros, era cachetero y le guindaban las ligas de color negro, también estaba el sostén a juego totalmente de encaje con lazitos en negro y en medio piedritas rosadas y dentro de un paquete estaban las medias rosadas.

Está hermoso!!! -exclamé-; sí está divino, espero que a él le guste también -contestó Melissa muy contenta-.

Melissa agarra el sostén de encaje y me lo pone encima, yo me entristezco; está muy grande para mí, le dije; jajajaja se ríe ella, al despegar el sostén de mis pequeños pechos pero ya excitados, se ve el pezón de mis ambos senos, ella anonadada me observa detenidamente, y yo por reacción miro mis pechos (por suerte solo estábamos ella y yo en la parte trasera del bus, habían 6 a 8 personas en la parte delantera) y me cubro, Melissa dice: No no no, tranquila...se ven bien, mejor de lo que esperaba; ligeramente me aparta las manos (mi concha está ardiendo, está ahogada de lo mojada que está) baja mi blusa hasta mi cintura y con detenimiento observa mis senos, se acerca más a mí, su cara está muy cerca de mi rostro y empieza a tocar mis pechos, yo inmovilizada por lo sorprendida me dejo hacer...los aprieta, los estruja, los masajea y juega con ellos, yo mientras trato de aguantar mis ganas de gemir, luego, aún tocándome me mira a los ojos y se humedece los labios, mientras la miro con la boca entreabierta, me clava un beso y ahogo mi gemido en su boca, me pego a ella, por fin siento sus tetas contra mi pecho, la he agarrado por la nuca, ella posa sus manos en mi falda hurgando debajo de ella y otra en mi cintura, jugamos con nuestras lenguas, siento la suavidad de sus labios, la pasión que lleva dentro, tiemblo...temblamos, atraigo con mis manos su cara, no quiero que se despegue de mi boca, puedo oler su fragancia a frescura, acariciar sus cabellos, sentirla...ella mientras juega con mi conchita, es muy hábil como toda mujer, he abierto más mis piernas y me roza el clítoris, mientras con la otra mano me aprieta los senos, despegamos nuestros labios, y sin dejar de mirarme se baja el tubo y me muestra sus senos redondos y erectos también, comienzo a tocarlos, mis manos parecían chicas para tanta carne, manoseaba la aureola de sus pezones y luego los apretaba un poco fuerte, ella ya estaba colorada, gemía bajito, adoraba ver como abría la boca con su sexy lunar, los masajeo con más fuerza, sin dudarlo acerco mi rostro a sus tetas y paso mi lengua por toda esa piel, siento como se agita, se inquieta, se estremece, ahora empiezo a chupar con más rudeza, mientras ella me toma de la nuca, la mamo como loca, paso la punta de mi lengua por sus pezones e increíblemente se tornan más duros, tomo sus senos y mi cara en medio de ellos las aprieto contra mi rostro, agarro mis senos y ella los suyos y los juntamos, sentimos nuestros pezones duros y parados, chocando uno contra el otro, dándole un largo beso la he acostado en el sillón y ahora yo estoy sobre ella, mientras me sumerjo en sus senos ella posa sus dedos en mi chocha goteando de placer, me masajea el culo, ¡como me encanta!, me excita demasiado besar su pecho, ya las tiene rojas de tanto besar, chupar y apretar, pasando por su estómago y su ombligo casi diminuto llego a sus jeans, los desabotono y con su ayuda se los quito, para mi sorpresa no carga bragas, tiene un hilito de vellos sobre la micha;

luego yo ágilmente, casi contorsionista, me bajo la falda y sacando mi tanga mojada (era tan excitante sentirse desnuda en público, sentir el aire por todo tu cuerpo sin importar que te observaran o no...) ella se incorpora y se sienta, me giro a ella y abro mis piernas mostrándole mi gran micha, que es regordeta y grande, me ha dicho que la tengo muy rica, que la tengo grande por todas las vergas que me he comido, yo solo sonrío puesto que sé que es verdad; siento que coloca su mano en mi concha, me roza con los nudillos de sus dedos, toca mi clítoris y trato de enmudecer mi gemido tapándome la boca y arañando el sillón, me mira extasiada, deseando verme locamente excitada y lo ha logrado, me ha metido dos dedos de un solo empujón, se me sale un grito, mientras me masturba me froto los senos y por reacción meneo mis caderas, se ve en su rostro como goza tenerme dominada, pero yo también muero por verla gimiendo por mí, la recuesto en el sillón y hacemos el famoso 69, huelo su mota ¡qué jugosa está!, tímidamente paso mi lengua por su raja y ella me sigue el juego con mi micha, nuestros gemidos se hunden en cada mamada, chupo su clítoris mientras le meto dos dedos en su chocha, lameteo sus labios inferiores y su ano, después introduzco mi lengua en su coño como cogiéndola, las dos recibimos el mismo placer; sin darnos cuenta el bus ya había llegado al final de su recorrido y ya todos los pasajeros habían abandonado el bus y en pleno deleite llega el chofer del colectivo, nos observa con gran lujuria y con la pinga bien dura (se la había sacado y se masturbaba).

Nosotras al percatarnos de su presencia paramos y nos incorporamos sin decir media palabra, nos dedicamos a vestirnos, bueno por lo menos eso yo creía, hasta que muy coqueta vi como Melissa se le insinuaba al chofer, se toqueteaba toda y no pretendía vestirse, éste no tardó ni un segundo, la tomó por las caderas la volteó dándole la espalda y arremetió contra ella dándole verga, ella se arqueaba y sacaba el culo, yo con mi tanga en mano, la tiré a causa de semejante espectáculo, los observé por unos segundos y decidí participar ya que estaba muy excitada, ella poniendo las manos sobre el respaldar del sillón me posicioné debajo de ella, como sus tetas guindaban (¡qué paisaje más bello!) las empecé a chupar y apretujar, mientras nuestro nuevo amante le jadeaba con su verga, no era muy larga, pero sí que estaba gruesa y dura y eso lo pude comprobar después cuando Melissa se quejó de que ya no podía más, pues ya había tenido un ####### y justo cuando se vino, le apreté los senos muy fuerte; aprovechando que mi amiga estaba acostada tratando de reincorporarse, yo sentada en el sillón frente al chofer, lo miré detenidamente, era un hombre de 40 años aproximadamente, tenía un suéter rojo y su jeans ya andaba por los tobillos, era robusto como un toro, de piel bronceada y brazos muy fuertes, sin pensarlo con un dedo en los labios y abriendo mis piernas le dije: cógeme...!!!, éste se sonrió agitó su verga y dio:

¿Quieres esto perra? ¿quieres esto? pues ruégamelo!!!, le supliqué diciendo: cógeme por fa, necesito tu verga dentro de mí, dámela, yo te lo daré todo...todo lo que tú me pidas, pero cógeme!!!; el muy cachondo me tomó bruscamente del brazo y me puso de la misma posición en la que estuvo Melissa, inclinándome hacia el sillón y sacando mi culo y mi chocha en su máxima expresión; apuntó contra mi raja y la fue introduciendo poco a poco, sentía como se iba ensanchando mi micha, como se acostumbraba a esa pinga tan rica, no había sentido nunca una verga tan gruesa, parecía un sueño; comenzó a jadearme cada vez más duro y yo no puede aguantar y empecé a gemir escandalosamente de placer hasta poner mi pierna derecha en el sillón, seguí gimiendo con las ojos cerrados por tanto placer, sentía las gotas de sudor de mi nuevo amante sobre mi espalda y me enloquecía, de pronto sentí una lengua en mi clítoris, era Melissa, mientras me daba lametones se masturbaba y se tocaba, no podía creer que yo estaba vuelta una zorra, una puta de lo peor siendo cogida por un desconocido por mi súplica, siendo tocada por una mujer...amaba sentir los huevos de ese hombre, como me golpeaban, como me hablaba diciéndome lo puta que soy, lo bueno que está mi coño, lo ricas que están mis tetas mientras me apretaba un pezón, me excitaba escuchar su voz semironca y sus insultos hasta que me vine...de un golpe sacó su verga de mi micha, con las pocas energías que me quedaban me incliné hacia Melissa para besarla mientras ésta me apretaba los senos, al mismo tiempo el chofer golpeaba mi culo, eso hacía que me arqueara más sacándolo para recibir más manotazos, y así fue, ¿te gusta putona? ¡eres una putoncita! me decía el tipo, me dijo que me sentara junto a mi amiga y así lo hice, nos acercó su verga y nos dijo que las chupáramos, Melissa se la metió toda y yo mientras le chupaba las bolas, el cabrón muy gozoso decía: que perras más ricas, ahhhhhh, sigue zorra, no pares; mientras cogía a Melissa por los cabellos, yo me daba a la tarea de meterme sus dos huevos al mismo tiempo mientras me apretaba las teticas, después Melissa se sacó la pinga de la boca y me dijo: es tu turno putoncita; eso me estremeció aún más y me metí esa vergota con gusto, mi boca estaba casi toda abierta, apretaba los labios para ejercer más presión, aunque fue un poco difícil, pero quería hacer bien mi trabajo de perra, mamé, mamé y mamé, jugaba con la punta metiendo mi lengua en su abertura, al mismo tiempo que Melissa se masturbaba y chupaba sus huevos con mucha rudeza, se notaba que este hombre estaba en la gloria, temblaba de placer y gemía con voz ronca, y atrayéndome la cabeza hacia su pene, cada vez que lo mamaba lo miraba directamente a los ojos, al igual que Melissa, luego fue ella quien me acompañó a mamar la verga, de vez en cuando nos besábamos sintiendo el sabor del pene de nuestro amante en nuestras lenguas. Tomé su pene por el tronco, Melissa sacó su lengua y le pegué con la verga y luego lo hice con mi lengua, volvimos a mamar, apretando sus bolas, hasta que soltó un gemido diciendo: ahhhhh me vengo..., y botó gran cantidad de leche sobre nuestras bocas y nuestros pechos, como repartiéndola para nosotras, su cara estaba roja, sudaba mucho y con los ojos bien abiertos y agitado nos observaba jugar con su leche besándonos, regándola por nuestras tetas y tragándolas como buenas putas.

Sin decir ni una palabra (ni siquiera un gracias) el chofer se arregló y salió del bus dejándonos la puerta abierta.

Melissa y yo muy contentas nos vestimos una a la otra cariñosamente, nos bajamos del colectivo y tomamos un taxi, ya dentro de éste Melissa dice: ¿Por qué no te quedas conmigo?, vivo con mi novio, y sé que no se molestará si te quedas a dormir con nosotros, ya que sé que le gustaste mucho, ¡anda!, vente conmigo; yo acostada en sus muslos viendo sus hermosos senos y su cara le sonreí y le dije que sí (imaginaba que ya cogería con su novio, ayyy que rico).

Llegamos al apartamento y en la puerta nos plantamos un beso, un gran beso que nos despierta las ansias (¡qué calentonas somos!), Melissa posa sus manos debajo de mi falda y mueve mi tanga hacia adelante, presionando con el hilo mi micha y yo con una mano en su cuello y otra en su culo se lo aprieto y en eso abre la puerta su novio...

Espero les haya gustado el relato, me gustaría saber sus comentarios sean positivos o negativos...esperen la 2da parte.

Gracias por leerme.

Suerte!

Un Beso a todas y a todos.

Dani.