Una sumisa desobediente!!
- ¿Ves a lo que te expones por no obedecerme? Quiero que pienses en este castigo cada vez que intentes rebelarte...
Ven cielo, que suerte que te levantaste, ya te preparé el desayuno. Hoy voy a cambiar un poco algunas cosas, eres muy rebelde y no veo que hayas progresado en la entrega a tu Señor, ¿estas de acuerdo?
Si señor, voy a portarme bien y voy a hacerle caso, ya va a ver que no va a tener ninguna queja de mi parte.
Me parece muy bien, anda allá esta tu comida, pero antes te pondré el collar, te vas a desnudar y a quedarte descalza, quiero que te pongas esta falda corta que va ser lo único que vas a vestir hoy cuando estés frente a tu Señor.
Agarro la falda y atino a irme al cuarto a cambiarme.
- No te muevas de aquí, vas a cambiarte delante mío, eres mía y quiero verte.
Bajo la cabeza, y asiento, lentamente me voy sacando la ropa, ya veo que el día de hoy no va a ser fácil, pero pongo voluntad.
Que bonita, me das un beso suave rozando mis labios, ahora vete.
Miro la mesa, pero no hay nada sobre ella, no entiendo donde esta mi desayuno, me señalas el suelo.
Comerás así, sin manos.
Pero Señor ¿en el suelo y sin usar cubiertos?
Cállate zorrita!!!, ya empezaste con tus quejas, o lo haces así o te quedas sin nada hasta la hora de la comida.
Tenía hambre y me di cuenta que no era negociable la situación, me pongo en cuatro y comienzo a comer el cereal, no me gusta, sabe muy feo, elegiste una clase de cereal para niños pequeños, es muy fino y me ensucio toda la cara al comerlo. Luego comienzo a beber la leche, pero un mal movimiento hace que tumbe el pozuelo y la leche se derrame.
- No puedes hacer nada bien puta!!!, vas a limpiar el piso, no voy a permitir que una putita como tu ensucie mi cocina, y cambia esa cara, no veo que estés disfrutando del desayuno que prepare especialmente para tí.
Agarro el trapo con desgano, y limpio bastante mal, estoy enojada por cómo me tratás, así que cumplo a medias tu órdenes
- Ya terminé, y yo no soy tu sirvienta!!
Te miro desafiante, veo como cambia la expresión tu cara, pero te mantienes en calma, tu voz no suena enojada y creo que me salí esta vez con la mía.
Estás sentado en una silla cerca mio y me pedis de muy buen modo que me acerque.
No me gustó para nada tu comportamiento, ¿eso crees que es lo que espero de ti?. ¿No puedes hacer nada bien sin que tenga castigarte?
Es que yo no puedo comer así, y a mi no me gusta limpiar
Hay algo que tu no entiendes, y voy a tener que enseñártelo de otra manera, te he tenido paciencia, he sido bueno contigo, pero esto no se trata de lo que a ti te guste o desees, eres mía y yo voy a usarte como me plazca.
¿Tu sabes por que aprecio esta mesa ?
No le veo nada especial a otras mesas, un uso corriente, creo ¿no?
Te equivocas, ven, te lo mostraré. Túmbate boca abajo sobre ella y sujétate del borde con las manos. ¿Entiendes ahora para que la uso, y por que le tengo tanto afecto?
Estaba entendiendo de que me hablabas, había visto en la películas que castigaban así a los niños en la escuela, pero nunca me imaginé que estaría de protagosnista en una situación parecida.
Tenés una palmeta de madera rectangular y alargada, me levantas la pollera, me decís que separe las piernas y doble los pies hacia dentro.
El primer azote no tardó en llegar, me asustó hasta el ruido que hizo al golpear mi carne, salte del dolor e intenté pararme, pero me dijiste que esto recién comenzaba y que volviera a mi posición.
Los golpes se iban sucediendo cada vez con más fuerza, procuré varias veces que desistieras de tu castigo y me perdonaras, pero esta vez no hubo vuelta atrás, estabas decidido a que fuera una buena lección para mi mala conducta.
Terminé con los ojos llorosos, mi culo estaba más que rojo, me ardía por los golpes.
Me pasas tu mano acariciando mis nalgas , las aprecias como a una obra bien hecha.
¿Ves a lo que te expones por no obedecerme? Quiero que pienses en este castigo cada vez que intentes rebelarte. La próxima vez no seré tan benevolente contigo ¿lo sabes y lo aceptas verdad?
Si señor se que mi comportamiento merecía que me castigues.
¿Eso es todo lo que vas a decirme, no se te olvida nada?
Pensaba a mil para ver que había obviado en esta oportunidad, no quería que vuelvas a enojarte, estaba por mover la cabeza en signo de negación cuando me acordé.
Le agradezco Señor los azotes y por tomarse el tiempo en educarme
Ahora esta mejor, bebe tranquila toda esta botella de agua y luego vete al rincón, te quedas de rodilla allí hasta que yo te ordene otra cosa.
Vos te sentás a desayunar en la misma mesa que sirvió para azotarme, siento ese rico olor a café y a pan tostado que te preparaste, estás muy tranquilo, leyendo el diario mientras yo tengo que quedarme con la cabeza gacha, contra la pared y sin quejarme.
El agua que bebí ya esta haciendo efecto, tengo muchas ganas de orinar y te pido para ir al baño.
- Esta bien puedes ir, pero tendrás que comenzar de nuevo tu castigo, te quedarás media hora más en el rincón en esa posición.
Traté de aguantar todo lo que pude, se que iba a ser severamente castigada si no lo hacía, por lo que me dirigí al baño dispuesta a comenzar nuevamente mi castigo.
Desde el rincón podía ver el reloj que avanzaba tan lentamente como si estuviera cansado, los minutos parecían eternos, tenía ganas de sentarme con vos a tomar ese rico café, y que me mimes
Cuando ya parecia que la hora no terminaría más el reloj dio la campanada anunciando el fin de mi castigo, te miro suplicante pero vos me dejas unos minutos más.
- Ven que quiero eseñarte algo.
Tenes en las manos unas esposas, me haces estirar los brazos y me las colocas.- Bien ahora tienes trabajo que hacer, vas a planchar todas mis camisas y las quiero sin una arruga
.- Quee no puedo planchar con las esposas!! y yo nunca plancho...
No me dejaste terminar la frase, agarraste una media y me la pusiste de mordaza
- No quiero ni una queja, ni una palabra comienza ya si no quieres que vuelva a castigarte.
Se me hace muy difícil planchar con las esposas puestas, la cercanía con la plancha me da mucho calor y comienzo a transpirar, ves como una pequeñas gotas caen por mis sienes y mis pechos están calientes.
Aumentas la temperatura de la plancha, tengo que moverla con rapidez para no quemar la camisa, pero me enredo las esposas con el cabe de la plancha y termino quemando tu ropa.
Ahora si que me haz enojado puta. Estás sentado en una silla muy cerca mío, me tomas por la cintura y termino en tu regazo, boca abajo, me sujetas las piernas con una soga, quedo totalmente expuesta a tu vista, siento una palmada muy fuerte en mis nalgas, ves como rápidamente va quedando la marca roja de tu mano.
Te deseo perra, y.... mnnnn este culo como me gusta...
Como siempre espero les haya gustado mi relato y les recuerdo que para amistad, contactos, tengo el correo y mesenger: alma_libre40@hotmail.com (mayormente para amigas ) :)