Una sorpresa para Silvia (parte 2)

El se sentó y ella se quedó a su lado esperando órdenes. Sabia que jugaba con ella, pero silvia no quería romper esa sensación de sumisión hacia el. No era su tipo la verdad. No tenía aspecto de deportista, tenía algo de barriga. Llevaba el pelo rapado y perilla con canas. Actuaba con mucha seguridad y su mirada la había hechizado

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  • Quitate el Jersey y los leggins. No los necesitas - El mantenía la distancia para poder ver como lo hacía.

Silvia no sabía que poderoso influjo la tenía obedeciendo a aquel desconocido. Solo hacía unas horas que lo conocía y no podía dejar de hacer todo lo que él la pedía. Se sacó por la cabeza el Jersey despacio. Después se quitó los zapatos y se sacó los leggins dejándolos en el suelo. Solo le quedó puesto un tanga negro semitransparente y un collar que le encantaba con un símbolo celta.

  • Estas preciosa, putita. Dame la mano y llévame al salón. Quiero sentarme en un buen sofá, mientras me preparas una copa y obedeces todo lo que te diga - la cogió de la mano y camino despacio tras ella, tímida en su propia casa.

Era una estancia abierta desde la puerta de entrada y ella le acompañó hasta el sofá. No sabía muy bien por qué le excitaba tanto la situación. Sentía un morbo increíble de tener a alguien que la poseyera como si se hubiera metido en su mente y supiera antes que ella todo lo que la excitaba.

El se sentó y ella se quedó a su lado esperando órdenes. Sabia que jugaba con ella, pero silvia no quería romper esa sensación de sumision hacia el. No era su tipo la verdad. No tenía aspecto de deportista, tenía algo de barriga. Llevaba el pelo rapado y perilla con canas. Actuaba con mucha seguridad y su mirada la había hechizado - ¿qué deseas beber? -

  • Quiero que prepares 2 copas de whisky con hielo. Y despues te sientas a mi lado - contesto el mirándola a los ojos.

El piso era pequeño y, mientras preparaba las copas, el la hablaba y la hacía preguntas - Joder Silvia... estas buenísima. ¿Que hacías en ese bar tan sola? -

  • Fui con unas amigas, pero se fueron pronto. Después me encontré a un compañero del trabajo y me quedé hablando con el. Cuando estaba a punto de irme, fue cuando apareciste tu -

  • Me gusto esa mirada de vicio que tienes cuando vas algo bebida. Sabia que podría llamar tu atención ¿no sueles sobarle la polla a desconocidos en los bares, verdad? -

  • No se como conseguiste que hiciera eso - volvía con una bandeja en la que llevaba hielo, dos vasos y una botella de whisky escocés no demasiado bueno. Lo dejo en la mesa y se sentó junto a el.

  • Lo conseguí por que sabía que estabas deseando hacerlo. Sirve. Y no te cortes, pontelo cargadito - Acerco una mano a uno de sus pezones y pellizco fuerte - cuando suelte deja de echar - y siguió apretando mientras ella llenaba su vaso, hasta que solto - hasta ahí. Perfecto. Dame la copa y coge la tuya. Vamos a brindar -

Elevaron y juntaron sus copas mientras se miraban a los ojos - brindo por la suerte de haber encontrado una putita tan obediente como tu. ¿Te gusta obedecerme? -

  • Siiiiii... me excita muchísimo cumplir todas tus órdenes. -

  • A ver si es verdad - y acercándose a ella, le metió la mano por dentro del tanga y bajo despacio recorriendo su raja, frotando el clitoris, hasta meter un par de dedos en su coño despacio. Entraron solos por que estaba empapada y empezo a sacarlos y meterlos cada vez un poco más hasta el fondo.

Ella abrío los ojos al notar como su coño es convertida en un río. Le miraba con lujuria mientras se mordía los labios y no paraba de gemir. El llevo la otra mano hasta su cuello y la atrajo hacia el para comerle la boca. Silvia se encontraba flotando entre oleadas de placer que le venían de su coño.

  • Me corro!!! Joder!!! -

  • Ni se te ocurra zorra -

  • pues deja de meterme los dedos, no puedo evitarlo -

  • Si puedes. No quiero que te corras hasta que me lo pidas y te de permiso ¿lo tienes claro? Como te corras sin mi permiso te voy a tener que castigar -

  • Dios!!!! No puedo!!! Dejame correrme por favor -

  • Pidemelo con respeto, puta desagradecida. No soy un puto niñato de los que te tiras de vez en cuando. Soy tu puto amo, tu señor, tu dueño ¿aún no te has dado cuenta? -

Las palabras salieron de la boca de Silvia sin ni siquiera pensarlas. Entendió enseguida que estaba en sus manos y se dejó llevar - Por favor, mi amo, déjame correrme... ahhhh!!!! -

  • Así si, putita. Así si. Córrete ahora -

Y ella se corrio como nunca lo había hecho. Gimió sintiendo como el orgasmo la recorría de arriba a abajo. La empezaron a temblar las piernas y se tumbo sobre el sofá en un estado de debilidad como nunca había tenido después de alcanzar el clímax. Los ojos se le cerraban y los abría despacio para mirarle. El la dejó reposar después de sacarla los dedos y llevárselos a la boca.

  • Estas deliciosa, cariño -

Le vio levantarse y despacio comenzó a desvestirse el también. Cuando estuvo desnudo pudo comprobar que lo que se había comido en el garaje era una polla enormemente gruesa. No demasiado larga, pero muy ancha y llena de venas.

El se sentó de nuevo en el sofá y poco a poco la ayuda a incorporarse para que se sentara a su lado. Ella se apoyó en el, aún estaba débil, y el la rodeó con el brazo de un modo muy protector.

  • ¿Estas bien, preciosa? -

  • Me has dejado en la gloria, pero ha sido demasiado para mí. Que fuerte -

  • Me alegro que te haya gustado. Te has portado muy bien. - y se giro para besarla, metiendo su lengua y enroscandola con la de ella que parecía ansiosa por recibirla - Cogeme la polla y no la sueltes hasta que yo te diga -

  • Siiii... -

  • Si... ¿Qué más? -

  • Si, mi amo - le dijo mirándole a los ojos y cogiéndole la polla con la mano sin poder abarcarla entera de lo gorda que estaba

  • Ves como sabes lo que tienes que hacer. Me encanta que tengas claro quién soy yo ¿Quien soy yo? -

  • Mi amo - se sentía genial dejándose llevar y respondiendo bien a todo lo que él la decía. Inicio un movimiento con su mano, subiendo y bajandola por aquella enorme verga.

  • buffff... que bien lo haces, zorrita. Sigue así. Apoya la cabeza en mi tripa y mira lo bien que lo haces - Al agacharse para dejar su cabeza sobre la panza algo voluminosa de el, tenía un primer plano a pocos centímetros de su cara, de la polla que no paraba de sobar.

  • Bésame la tripa, putita - ella obedeció - ¿te gustaría chuparme la tripa? -

Silvia le miro sorprendida. Pero no la dio tiempo a pensar y respondió - Si -

  • Pidemelo -

  • Por favor mi amo ¿puedo chuparle la tripa? -

  • Pero que bien enseñada estas, joder. Como voy a negarme si me lo pides así. -

Saco la lengua y empezó a lamer la tripa mientras le miraba a los ojos. Se paró en el ombligo y jugó con su lengua dentro de el. - No pares viciosilla. Ahora te toca chupar otra cosa - Con una mano la fue bajando la cabeza hasta dejarle la punta de su miembro tocando los labios. Ella le lamió la punta y su lengua empezó a hacer círculos alrededor de ella.

  • Abre esa boquita y dime si lo quieres fuerte o suave -

  • Como quiera mi amo - contesto Silvia

  • buena respuesta, gatita. - Con un movimiento de cadera y presionando con una mano sobre su cabeza, comenzó a introducirle la polla en su boca. No muy deprisa, la fue llenando y ella chupaba con ansia... la sacaba despacio para volver a metersela un poco más adentro. El grosor del miembro le hacia abrir mucho la boca para que entrara toda. - Lo estás haciendo muy bien, preciosa. Preparate ahora por que te va a llegar a la garganta - y sin más, le apretó la cabeza contra su polla. - tragatela toda, vamos. - ella notó que el glande llegaba hasta dentro y tuvo una arcada. Hizo amago de retirarse, pero el la tenía bien cogida, y no lo permitio. Mantuvo esa postura durante unos segundos, con su polla en el fondo de su garganta. Ella casi no podía respirar y empezó a boquear.

De golpe, se la sacó. La polla llena de babas de ella tenía hilos de saliva hasta la boca que hasta hace un rato estaba penetrando. Ella le miró con los ojos llorosos del esfuerzo.

Sin esperarlo, el la dio una bofetada en la cara con la mano que no la sujetaba la cabeza. - has hecho intención de sacarla sin mi permiso, zorra. Tienes que hacer lo que tu amo te diga, sin rechista ¿O quieres que lo dejemos aquí? Si no te gusta lo dejamos -

  • Dios, noooooo... siento haber querido sacarla, pero me ahogaba. No me castigues por favor. - dijo silvia con cara de arrepentimiento. El mientras la acariciaba la cara en el mismo lugar que había recibido la hostia.

  • Tranquila. Por ser la primera vez, entiendo que no sabes lo que quiero de ti. No te preocupes. Pasame el whisky y sigamos con la fiesta -

Alargo la mano hasta la mesa y le acerco el whisky.

  • Gracias gatita. Ponte de rodillas entre mis piernas y empieza a chuparme la polla como si te fuera la vida en ello. Ahora quiero ver como lo haces de bien sin tener que decirte yo nada -

Sin dejar de mirarle, se bajó del sofá poniéndose de rodillas y se colocó entre sus piernas. El abrio los brazos a lo largo del respaldo del sofa sin dejar de mirarla, sabiendo que la tenia a su completa disposición.

Cuando ella, sin quitar los ojos de el, empezó a bajar... - Pidemelo. Dime cuanto lo deseas. Quiero saber cuántas ganas tienes de meterte mi polla en la boca. -

  • Mi amo, por favor, déjame comerte la polla. No puedo más, la quiero chupar hasta que te corras en mi garganta -

  • Hazlo bien, por que en cuanto esté llena de saliva, voy a metertela hasta que te corras con mi polla llenandote ese coño estrecho. Quiero tu coño palpitando alrededor de mi polla del orgasmo brutal que vas a tener. Así que empieza cuanto antes para que pueda abrirtelo como te mereces. -

Sin dudarlo más, Silvia engullo esa verga enorme y comenzó chuparla como una puta profesional. Se la metía hasta la garganta, para sacarla y chuparla de arriba a abajo con la lengua, hasta llegar a los huevos. Los cogían con una mano y los acariciaba, mientras su lengua jugaba con ellos. Volvía a subir hasta el glande para succionarlo y acariciarlo con la lengua.

El solo la miraba y bebía de vez en cuando del vaso de whisky. El espectáculo era increíble y lo estaba disfrutando a tope. Podia ver como elevaba el culito, mientras la cabeza de silvia no paraba de subir y bajar, tragando y chupando, lamiendo y sorbiendo.

  • ¿a cuántos tíos les has mamado la polla así, putita? Han debido de ser muchos, por que tienes una técnica impresionante -

  • No lo sé, perdí la cuenta hace tiempo - dijo sacándose la polla de la boca un momento, sin soltarla con la mano. - Pero hacia meses que no lo hacía, muchos meses, demasiados - y volvió a clavarse la entera hasta la garganta, despacio pero sin parar.

  • Me lo imaginaba, preciosa. Tienes una cara de vicio de la hostia. No se como has podido aguantar tantos meses como dices, con lo que te gusta esto ¿verdad? -

  • Me encanta, mi amo. Me tienes a mil. Follame, por favor. Meteme la polla, por favor mi amo. -

  • Te lo has ganado a pulso, zorrita. La verdad que si. Yo también estoy a punto de reventar. - la dijo agarrandola del pelo y levantando su cabeza para que le mirara - Llevame a tu habitación, que vamos a despertar a los vecinos de los gritos que vas a soltar por esa boquita de chupapollas que tienes. -