Una sorpresa en toda regla

Leyre recibe una nota en el trabajo invitándola a tomar una Copa pero la sorpresa llegará cuando ve que no es la persona que ella había imaginado

Una sorpresa en toda regla

Era Viernes y como cualquier otro Viernes el ambiente en la Oficina era mucho más distendido, todos estabamos deseando que llegarán las 15.00h para dar por finalizada la jornada.

Me levante de mi sitio y me acerque al de Sandra.

  • ¿Vamos a tomar un café rápido al bar Sandra?

  • Lo siento Leyre, tengo que acabar unos informes hoy no podré bajar o no me dará tiempo.

  • No te preocupes Sandra, bajaré con Luis y con Ana.

Sandra era mi mejor amiga en la Oficina y solíamos bajar junto con Luis y con Ana todas las mañanas a desayunar.

Le pregunté a Miguel y a Sofía si querían bajar y me dijeron que gracias pero que no.

Eran los dos compañeros de la Oficina que casi nunca bajaban a tomar café. Miguel era un jovencillo de casi treinta años, soltero y con un cuerpazo al que tanto Sandra como yo le teníamos echado el ojo, las dos intentábamos casi todos los días que bajara a tomar café con nuestro grupo pero sin exito.

Nos bajamos al bar Luis, Ana y yo, tomamos un café y tostada y estuvimos hablando de los planes de fin de semana. Tanto Luis como Ana estaban felizmente casados, Luis tenía un hijo y una hija y Ana dos hijas, sus planes eran parecidos y se dedicarían a pasar el fin de semana en familia. Yo por mi parte soltera sin ninguna atadura era cierto que este fin de semana no tenía planes y pensaba quedarme en casa en plan sofá y manta viendo la tele.

Volvimos a la Oficina y cuando me senté en mi puesto vi que había un papel que sobresalia debajo del teclado, lo cogi, estaba doblado, lo desdoble y leí

  • Hola Leyre, si quieres esta noche podemos tomar una copa juntos, si te apetece te espero a las 23h en el Pub El Rincón.

Enseguida levanté la vista y miré Miguel, no podía creerlo, aquello que tanto había deseado parece que se cumplía como si fuera un cuento. Miré a Sandra y la vi tan metida en su informe que no la dije nada, a pesar de que ella también le gustaba Miguel sabia que se alegraría si le contaba lo que me estaba sucediendo pero no la quise molestar.

Llegaron las tres y nos despedimos en la Oficina y cada uno nos fuimos para casa. Al llegar me preparé una ensalada y después de recoger la mesa me senté a descansar en el sofá. Tenía un cosquilleo en el cuerpo que no me permitía relajarme por lo que me fui a la habitación a elegir la ropa que me pondría para esa noche. Quería que Miguel me viese espectacular y opté por elegir un vestido ajustado negro que había llevado a una boda hacia un par de meses, con un buen escote digno de mis pechos y que me cubría mis glúteos prácticamente sin un centímetro de más debido a su corta longitud. Me quite el chandal que llevaba puesto y me lo probé, se veían las arrugas de las bragas que llevan en ese momento y el sujetador. Me lo quite y busque un tanga para ponermelo con él. Me quite el sujetador y las bragas y me puse el tanga, era un tanga de hilo dental que no dejaba nada a la imaginacion. Me miré al espejo y vi que tenía que darme un repaso a mi pubis ya que lo llevaba muy descuidado y me habia crecido una mata de pelos.

Me probé el vestido y vi que me seguía quedando perfecto. El escote mostraba la confluencia de mis pechos y lo ajustado del vestido hacia que pareciera que llevaba un pushup, me di la vuelta y observé como mi culo se presentaba firme y sin marcar ninguna de las delgadas tiras de mi tanga.

Me quite el vestido, me baje el tanga y deje todo encima de la cama preparado. Abri el armario y elegi unos zapatos de tacón también negros como el vestido, el tacón era de 9 centímetros y aunque sabia que acabaría con los pies destrozados la ocasión bien lo merecía.

Sin ponerme nada encima me fui al baño y abrí el grifo de la bañera, cuando empezó a salir el agua caliente puse el tapón y esperé a que se llenara la bañera. Mientras saque unas sales del armario del baño y una cuchilla para darme un repaso completo, no quería dejar nada al azar. Eche las sales en el agua y cuando la bañera se encontraba casi llena cerré el grifo. Levanté la pierna izquierda y la meti al agua. Estaba muy caliente, tal como me gustaba, después levanté la pierna derecha y apoyandome en los bordes de la bañera, estiré las piernas y me metí en el agua quedándome casi tumbada y sólo dejando la cabeza fuera del agua. El agua estaba realmente caliente pero enseguida me acostumbré a ella y cerré los ojos relajandome. Estuve alrededor de media hora totalmente relajada, cogí la cuchilla y levanté mi pierna izquierda dándole un repaso para que quedara perfecta, después hice lo mismo con la derecha y luego poniéndome en pie repasé mi pubis quedando mis labios rosados perfectos por si se presentaba la ocasión. Repasé mis axilas y salí del agua colocándome una toalla, busque el aceite corporal en el armario y me rocié todo el cuerpo con él, disfrutando del masaje que me estaba dando yo misma.

Fui a mi dormitorio, me puse el tanga y me miré al espejo, comprobé que todo estaba perfecto y me puse el vestido y los zapatos, solo me faltaba coger un bolso y dirigirme al pub. Ya llevaba tarde pero no quería tener que esperar yo a Miguel sino que cuando llegará estuviera él allí. Cogí un bolso y salí hacia la puerta, paré un taxi para que me llevará al pub.

Cuando entré había mucha gente, comencé a mirar a un lado y a otro pero no veía a Miguel por ningún lado cuando en ese momento noté como alguien me ponía su mano sobre la espalda, cuando me giré me quedé helada

  • Que haces aquí Sandra.

  • Creía que no te atreverías a venir Leyre, pero me alegro muchísimo que al final te hayas decidido.

  • Entonces la nota era tuya???

  • Si, Leyre, acaso no lo sabias? Nunca supe como decírtelo en el trabajo pero creo que estamos hechas la una para la otra. Tengo un reservado vayamos para allá.

  • No puede ser, pensaba yo en mi interior, toda la tarde arreglandome para estar con Miguel y al final resulta que la nota era de Sandra.

Nos sentamos en un pequeño sofá y Sandra rápidamente echo su mano a mi rodilla.

  • Y bien Leyre, al final como has decidido dar el paso. Estoy muy contenta que aunque siempre dijiste que no te gustaban las chicas que me des una oportunidad y después de ello decidas.

-Yo la verdad no sabía cómo decirle a Sandra que todo era una confusión y que si había ido era porque pensaba que la nota era de Miguel. Como podía ser tan tonta!! Pero no sabía como salir de esta situación.

En ese momento noté como Sandra subía su mano por mi muslo, la metió por dentro del vestido hasta alcanzar mi tanga, lo movió con sus dedos y comenzó a tocarme, yo empecé a notarme húmeda. Como Sandra vio que no le retiraba su mano se acercó y comenzó a besarme, me levante y me senté encima de ella y continuamos besandonos apasionadamente.

  • A que no tienes nada que envidiar al beso de un hombre? Dijo Sandra.

  • ufff la verdad es que no cariño, besas mejor que ningún hombre de los que he conocido.

  • Acabemonos la copa y vayamonos a mí casa Leyre,

De acuerdo Sandra, hazme disfrutar como no lo ha hecho ningún hombre.