Una situación inesperada

Tanto Ines, como Laura están muy bien, sobre todo mi jefa que es morena de pelo lacio y un cuerpo magnífico ya que es bastante cuidadosa con su aspecto físico. En cuanto a mi compañera está bien aunque no llega a la altura de mi jefa, y aunque es un poco más alta (que me encanta), no tiene las mismas proporciones tan generosas, siendo su pelo moreno lacio pero más corto.

Hola a todos los lectores de Todorelatos, aunque los nombres que cito a continuación no son los auténticos por precaución, la historia que relato es totalmente cierta y trataré de describirla lo más fielmente posible a la realidad.

Mi nombre es Javier, tengo 27 años y soy Licenciado en empresariales, actualmente trabajo en una academia de formación, en la que trabajo tanto de formador/profesor como realizando las más variadas tareas administrativas. La academia es propiedad de mi jefa Inés (36 años) y su marido Andrés, que aunque no está todo el tiempo en la misma suele pasarse para impartir también clases como para reuniones para planificar lo que sea. En la misma academia trabaja una chica, de nombre Laura, la también que imparte clases particulares a niños pequeños de EGB, etc., ella tiene un par de años más que yo.

Tanto Ines, como Laura están muy bien, sobre todo mi jefa que es morena de pelo lacio y un cuerpo magnífico ya que es bastante cuidadosa con su aspecto físico. En cuanto a mi compañera está bien aunque no llega a la altura de mi jefa, y aunque es un poco más alta (que me encanta), no tiene las mismas proporciones tan generosas, siendo su pelo moreno lacio pero más corto.

Lo que a continuación escribo sucedió en octubre de este año pasado, y la verdad es que se han repetido situaciones parecidas desde entonces, para mi deleite. Teníamos una reunión un viernes por la noche para planificar, las clases particulares que daría a chicos y chicas de FP Administrativo, y en la cual estábamos Inés, Andrés (su marido) y yo. Después de una media hora de tediosa reunión, noto como por debajo de la mesa (mi jefa estaba situada frente a mi) mi jefa empieza a hacer piececitos conmigo, pero no le di mayor importancia. A continuación con uno de sus pies alcanza mi entrepierna y empieza a frotarlo contra mi polla; me puse a mil y mientras tanto discutiendo con su marido por un tema nimio. Mi polla estaba lo más dura que se podía estar y de pronto deja de frotarme, nos levantamos y damos por terminada la reunión, lanzándome la muy zorra una mirada divertida.

Todo el fin de semana me llevé pensando en lo mismo, y preguntándome que cojones buscaba esta tía, de la cual no me fiaba porque su carácter siempre era muy meloso para pasar posteriormente a ser la hijaputa más grande de la tierra. Así que pasé del tema, y pensé que lo importante era conservar el empleo hasta que me saliera otra cosa mejor. No me fiaba porque, Andrés era un tío corpulento, y no que ría meterme en líos y menos por una buscona.

El lunes (trabajo por las tardes de 16:00 a 22:00) fui como si nada hubiese ocurrido a mi puesto de trabajo, y la situación fue normal durante el resto de la semana, pero el jueves a última hora me dice mi jefa: "Javi, necesito que mañana nos reunamos que quiero ver como son los rendimientos de todas las actividades"; poniéndome a trabajar en ello y terminando a las 22:45, cerrando la academia con mis llaves y partiendo hacia mi casa.

Al día siguiente mi jefa me dice que nos vamos a reunir a última hora del día, y me putea ya que había quedado con los amiguetes para tomar unas cervezas. Total que llamo a mis amigos y les digo que les llamaré si salgo temprano (las reuniones son maratonianas). A las 19:00 más o menos vino a verme Andrés y a despedirse diciendo que ya se iba porque tenía asuntos que atender y no podía quedarse a la reunión. Me extrañó que no se quedase y tuve una pequeña premonición de algo raro, pero tampoco quería hacerme ilusiones.

Cuando fueron las 21:30 la academia se quedó vacía porque todas las clases finalizaron, viniendo Inés a verme diciendo: "Bueno ya estamos más tranquilos, ahora podemos reunirnos, voy a cerrar las puertas". Se fue a cerrar las puertas y supe que estábamos solos en la academia, aunque me extrañó que Laura no viniese a despedirse que siempre lo hacía y lo achaqué a una distracción mía.

Inés vino y me preguntó si estaba todo preparado, y comenzamos la reunión; ella me miraba fijamente, poniéndome muy nervioso, mientras le explicaba todos los cálculos que había hecho. De repente, se levanta echando a un lado mi ordenador portátil a la vez que me dice:

"¿Qué voy a tener que hacer para que me comas el coño?", a la vez que se levantaba la falda, se sentaba en la mesa y abría las piernas a la altura de mi pecho, pudiendo ver que no llevaba bragas.

El coñito lo tenía muy bien depilado, y era increíble, muy apetitoso. Me agarro de los pelos y me llevó mi cara hacia su entrepierna. Yo empecé a lamerle el coñito, succionándole el clítoris, a la vez que le metía un dedo. Me encantaba comerle el coño, tenía un olor a hembra que no puedo describir.

A la vez que le comía el coño, veía como estaba en el extasis, diciendo: "Uhhmm, me encanta, sigue, hacía mucho tiempo que no me comían el coño", quitándose la blusa que llevaba y dejándome ver un sujetador negro de encaje, el cual se quitó, viendo unas tetas preciosas, rectas y duras, y con un pezón grande y oscuro.

Cuando le vi las tetas, no pude evitar ir hacia ellas y comérselas, mordisqueándole el pezón, a la vez que le metía un par de dedos en su precioso coñito. Ella seguía gimiendo y diciendo cosas ininteligibles, y más me ponía; mi polla estaba a punto de explotar, pero por ahora quería seguir con mi tarea y seguir comiéndole el coño y las tetas.

Tenía a mi jefa a mi disposición, completamente desnuda encima de mi mesa, pero yo aún seguía completamente vestido. Me incorporé y la besé, metiéndole mi lengua en su boca, y ella recibiéndola de buen grado me dijo: "Me encanta que me beses y probar el sabor de mi corrida". Me agarró nuevamente de los pelos y me llevó de nuevo hacia su coño. Se lo comía metiéndole la lengua todo lo que podía, a la vez que le pellizcaba los pezones, corriéndoseme en la boca un par de veces más.

Se incorporó a la vez que me decía: "Te has portado muy bien, pero ahora es mi turno". Me quitó el jersey y la camisa, y empezó a besarme el pecho. De un pequeño empujón me tiró en la mesa, empezando a desabrocharme el pantalón; mi polla estaba durísima, y cuando me bajó los calzoncillos me la cogió y empezó a darle con la punta de la lengua lamidas que me dejaban alucinado. Cuando me agarró mi polla en sus manos en toda la extensión, empezó a besarme en los huevos y en la base del tranco, y sacando la cabeza de mi polla empezó una mamada, que ha sido la mejor que me han dado en la vida. Yo gemía, y ella seguía a lo suyo, chupando y chupando, cuando de repente se incorpora y me dice: "Ahora te voy a follar, ésto seguro que no lo olvidas", coge mi polla y se sienta sobre mí metiéndola en su coño. Ella cabalgaba, y viéndole botar sus tetas, estaba en el paraíso, cuando de repente escucho un ruido, y miro hacia la puerta del despacho, y me veo a Laura sonriente. Yo me acojoné, pero Inés reaccionó de otra forma.

Le dijo a Laura: "Si que has tardado, venga únete a la fiesta que esto no ha hecho más que comenzar". Yo estaba un poco cortado, pero cuando Laura comenzó a quitarse la ropa y se quedó completamente desnuda, aluciné y pensé: "Dos tías buenas para mi, esto ni lo hubiera soñado". Yo aún tenía ensartada a Inés, pero había parado de moverse, y Laura se subió en la mesa y me puso su coño en toda la boca. Inés empezó a reir, y comenzó de nuevo a botar encima de mi polla, en tanto que yo con las manos le sujetaba el culo a Laura y le hacía una comida de coño que alucinaba. Me encantaban el sabor de los flujos de Laura. Laura e Inés en tanto comenzaron a besarse y a meterse mano entre ellas, pero al poco llegué al éxtasis y me corrí en el coño de Inés. Se quitó Inés de encima mía y Laura pasó a limpiarme mi polla y huevos con su boca; Inés le hizo una comida de coño a Laura, que pensé que no sería la primera vez.

Eran cerca de las once, y está vamos los tres en la mesa tumbados y besándonos con lengua, a la vez que nos metíamos mano. Mi polla comenzó de nuevo a recuperarse, buscando guerra de nuevo. Esta vez fue a Laura a quien me follé, a cuatro patas, y viendo ese pedazo de culo delante de mí, alucinaba en colores. En tanto que Laura le hacía una comida de coño a Inés, la cual pegaba unos grititos, mientras que Laura gemía al taladrarla yo con mi polla. Cuando llevaba unos cinco minutos follándola, le saqué mi polla de su coño y se la metí en el culo, pero ella dijo: "Por favor, por ahí no", pero Inés le agarró la cabeza empujándosela hacia su coño. El culito era estrechito, y al principio sólo podía meter la cabeza de mi miembro, pero a la tercera fue la vencida y se la metí hasta los huevos. Ella pegó un suspiro, que hizo que Inés y yo nos riéramos, pero sólo viendo su expresión de éxtasis sabíamos que precisamente mal, no lo estaba pasando.

Cuando me corrí en su culo, me bajé de la mesa, y me senté para descansar un poco, cosa que aprovecharon las dos zorritas, para hacer un 69 en toda mi cara. Yo alucinaba, quien me iba a decir que estas dos fueran las guarras que me estaban demostrando. Yo tenía que follármelas de nuevo y me tocaba la polla, tratando de animarla, pero viendo esta las dos se separaron, se pusieron de rodillas y me dijeron:

"Déjanos a nosotras, que somos más expertas en esto" me dijo Laura, diciéndome Inés: "Deja a las mujeres el trabajo de las mujeres". Las dos se descojonaron, pero comenzaron a darme una mamada conjunta, a la vez que se enrollaban, que me encantaba. Les empecé a decir borderíos y a ellas les encantaba: a la vez que les golpeaba en el culito "guarrillas os gusta esto, eh?", y cosas por el estilo.

Cuando tuve otra vez mi polla dura, se puso en pompa mi jefa delante de mí, ofreciéndome su culo, y Laura le dijo: "Si quieres que te folle, cómeme mi coño", poniéndole el coño en su cara, en tanto que Inés empezaba a comérselo. Le metí un par de dedos a mi jefa en su culo, y viendo que dilataba, la enculé hasta golpear con mis huevos en sus carne. Así estuve entre su coño y su culo hasta que no pude más y le saqué la polla a la vez que les decía: "me quiero correr en vuestras caras" a la vez que seguía masturbándome y cuando me corrí, lo hice en sus caras, quedando exhausto.

Ellas dos se comenzaron a enrollar, saboreando con sus lenguas mi esperma durante un rato, en tanto que yo le metía los dedos en su coño a Laura, diciéndole: "El próximo día me correré en tu boca y todo será para ti".

Al rato comenzamos a vestirnos, y hablamos de lo bien que había estado todo y de había que repetirlo. Mi jefa me dijo que lo habían planeado y que salió perfecto, porque no sabían como iba a ser mi reacción, pero que todo estuvo genial.

Una vez fuera de la academia, como había perdido el último autobús, Laura se ofreció a llevarme a mi casa, y nos despedimos de Inés. En el trayecto miraba a Laura, deseándola otra vez, pero ya en la calle no nos atrevíamos a hacer nada, así que nos despedimos con un par de besos hasta la semana siguiente.

Desde este día hemos podido repetir lo mismo unas 6 veces más, porque cuando Andrés se queda por la academia no hay manera, y la relación con mis dos compañeras de trabajo ahora es más genial que nunca. Y aunque cambié de trabajo porque me salió una buena oferta, no he dejado la academia, por en la vida no todo es el dinero, verdad?.

Hasta pronto