Una simple mirada... nos basta para reconocernos

Acabado por sujetarme las muñecas con el cinturón, sintiendo ahora más miedo a lo que él me pudiera hacer, que él miedo a mi mujer sí esta me encontrara en semejante situación.

Una simple mirada... nos basta

Muy buenas a todos, desde este medio os hago saber de mis experiencias algunos los llama confesiones, yo sinceramente las hago llamar… autobiografía. Lo que desde estas líneas os hago llegar es real, quizás para otros se les dé bien inventar… yo sinceramente digo la verdad, quizás en estos tiempos y por este medio sea difícil de creer, pero simplemente no me va y para perder tiempo hay otros hobby.

A mí me resulta sencillo contarlo… quizás sea porque me ocurrió, claro está que disfruto escribiéndolo pues me hace recordar aquellos momentos. Siempre he dicho y si no lo hice, ahora es el momento de hacerlo… que como yo hay cientos, no todos cuenta sus experiencias pues opinan que son muy intimas y personales, otros se avergüenzan contarlas temiendo ser descubiertos, aunque tengan anonimato.

No os voy a mentir… no en todas disfrute, claro está que algunos me defraudaron… pues muchos prometen, pero luego poco aportan… ojo!. Que también me ocurre a mí, pues mi mayor defecto son mis nervios, nervios que me afectan mucho, tanto que se me baja la erección y quedo como un eunuco. Cosa que conozco muchos que les va, no dejan de mentarme que lleve tanga, pues lo que les importa de mi es la boca y el culo.

Bueno comenzare, sabéis una semana con el "mono" desde el anterior viernes, no penséis que me drogo o por el estilo, sino que tengo una necesidad imperiosa de sentir morbo, por no mentar a un macho maduro. Lo ocurrido me paso el pasado martes (01/12/2015). Pongámonos en situación… hoy ha venido un técnico a casa, gracias a la inflexibilidad de mi trabajo, he sido yo quien ha venido a recibirle y estar con él en todo lo que le plazca (coño que mal suena). Era un señor de no más de cincuenta tacos, no muy alto... metro sesenta y cinco más o menos, apenas sin cabellos y algo regordido.

He estado hablando con él, lógicamente no le he tirado los tejos y el a mi menos, pero no os negare que se me ha puesto dura. Eso me hace recordar y no hace mucho, cuando vino uno del seguro a casa. Este vino por un parte que dimos en referencia a una fuga de agua de la vecina de arriba, pero no adelantemos acontecimientos, pues para contar esa anécdota ya abra tiempo.

Comenzare con lo ocurrido tras marcharse el técnico, pues me iba a marchar cuando me dio por ir a la terraza donde tengo un mueble para herramientas y chisme, creo que como todos. Bueno trasteando me da la sensación que estaba siendo observado, como que tras cerrar el armario, comienzo a inspeccionar hasta fijarme en el señor que había sentado en la parada de autobús. Este aun mirándome y sin tan siquiera apartar la vista... sonríe, no deja de mirarme al tiempo que me fijo lo que está haciendo, no es otra cosa que tocarse con todo descaro.

Miro hacia los laterales, primero hacia mi derecha y luego hacia mi izquierda. Volviendo a fijar mi vista en este y ver cómo me señala con el dedo, tras señalarme a mí mismo a modo de cerciorarme más al tiempo que veo como este mueve su cabeza a modo de afirmarme que sí.

Vuelvo a quedarme mirándolo fijamente con todo descaro, pues su juego me gusta, me ha puesto muy caliente y excitado. Me fijo como con un dedo de su mano izquierda, señala hacia arriba y sin entender realmente su significado, muevo mi cabeza afirmativamente. Acto seguido lo veo levantarse y caminar hacia mi portal, una vez que ha cruzado la carretera, observo que no camina muy deprisa quizás por su edad, ya que este canoso de cuerpo ancho y robusto, dada posiblemente no se lo permite. Rápidamente y antes que suene el timbre del porterillo, comienzo a volcar algunas fotos otras en cambio las meto dentro del cajón. Suena el timbre del portal y una voz grave me dice…

  • “Abre”.

Tras abrir y sabiendo del tiempo que dispongo, me voy al aseo y del mueble que tengo en su interior, cojo un tanga negro el cual con rapidez me lo pongo, no antes de haberme limpiado mi orificio anal. Tras ponerme el tanga, colocarme el pantalón vaquero e irme para la puerta, suena el timbre de esta. Tras abrir este hombre entra… su mirada fija en mi ojos me hace ruborizarme, mientras se quita el chaquetón azul marino y lo cuelga en el perchero de la entrada, me pregunta…

  • “Estamos solos”.
  • “Sí”, contesto.
  • “Dispones de tiempo”, pregunta.
  • “Sí”, vuelvo a contestar.

Acto seguido se me engancha al cuello e intenta besarme, rehuyó sus besos y así se lo hago saber, preguntándome este…

  • “Nada más mirarte, te he podido reconocer, cuando as apartado tu mirada de la mía, he sabido que eras de los míos”, me soltó.
  • “Que te gusta hacer o que te hagan”, pregunto.
  • “Soy pasivo… y a veces sumiso”, conteste.
  • “Vaya por Dios, no me digas que encima he dado con una putilla, pues no voy a hacer yo quien no aproveche la ocasión”, me soltó.

Nada más decirme esto, dirigió sus manos a la camisa y de un tirón la abrió, saltando los botones al tiempo que tiraba de mí, quise protestar las maneras pero este me dijo…

  • “No decías que eras pasivo y sumiso, pues como sumiso que eres debes de aceptar lo que yo diga y haga, está claro”, soltó.
  • “Sí”, conteste.

Nuevamente intento besarme y nuevamente rehuí su boca, este no me forzó a besarlo pero sí que su boca, beso mi cuello con pasión y chupo mis orejas, introduciendo su lengua dentro del lóbulo… ooohhh!!!. Al tiempo que me sacaba el cinturón del pantalón con una de sus manos con la otra magreaba mi pecho, continuando por mi espalda al tiempo que tiraba de mi camisa hacia abajo… uuummm!!!.

Tras ser yo quien me descalce una vez que el desabotono el botón y bajo la cremallera del pantalón, dejándolo caer a mis pies y no dar crédito a lo que veía. Pues me felicito por el gusto que tengo por la ropa interior, no dejándome de decir…

  • “No veas cómo me gustan los tangas, tapa lo que menos deseamos ver y deja ver aquello que deseamos de verdad”.

Dirigí mi mano a su entre pierna tocando ese bulto que se le apreciaba, magreando su miembro… uuummm!!!. Apartándome este la mano mediante un manotazo, mientras me decía…

  • “No toques, ya te diré cuando lo debes hacer, vale o no vale”.

Tras hacerme girar y apoyarme con las manos sobre la puerta, se arrodillo detrás de mí, comenzando a sacar el pantalón por los pies, dejándome con tan solo el tanga y los ejecutivos, soltándome precisamente en referencia a este ultimo…

  • “Como me gustaría que en vez de tener ejecutivos, hubieras tenido medias de ligas de rejillas o normal”, soltó.
  • “No tendría tu mujer una por casualidad, perdona quizás la mujer de la casa seas tú y no ella, me equivoco”, dijo.

Lógicamente… Calle. Mientras sentía sus manos separar mis glúteos, acto seguida… escupir en mi orificio anal. Introduciéndome su grueso dedo y ver con la facilidad que entraba, mientras se incorporaba comenzó a darme nalgadas al tiempo que me soltaba…

  • “Veo que estabas preparado, quizás para tu amante o para darte tu solo placer”.
  • “No vayas a moverte”, dijo.

Lo vi caminar hacia la cocina, abrir el frigorífico que hay anda más entrar y tras rebuscar tomo algo, caminando nuevamente hacia mí, ignoraba que había cogido. Pero no tarde mucho en saberlo, pues sentí nuevamente su mano ahora fría en mis nalgas, magrear cada uno de mis glúteos al tiempo que besaba mi espalda… uuummm!!!.

Me arqueaba de placer… tenía algo de miedo no por lo que me pudiera este hacer, sino por si apareciera mí mujer y me encontrara en semejante estado y con un hombre. Pero por otro lado estaba disfrutando y eso que aun no había comenzado lo bueno. Note sus cálidos labios descender desde mi espalda hasta mis nalgas, recorriendo mi ingle una vez que echo la tira del tanga a un lado hasta el perineo… ooohhh!!!, volví a sentir como escupía en mi orificio y sentir ese lindo placer de su lengua, como una serpiente intentaba introducirse… cosa que hizo… aaahhh!!!.

Tal placer me hizo descargar de forma involuntaria dentro del tanga, notando este al ver como caían gotas al suelo proveniente de mi prenda interior, gotas que pude ver desde mi posición como recogía. Gotas que aprovechaba para penetrar ahora dos de sus dedos, arrancándome algunos gritos de placer… aaahhh!!!.

Levantándose comenzaba a introducirme sus dedos, teniéndome que poner de puntillas ante el dolor producido… uuummm!!!. Sacando sus dedos y tras segundos de descanso, sentir algo grueso y frio intentar entrar en mi orificio anal… aaahhh!!!, ese objeto que me vino a mí memoria como indefinido, pues pensé en una zanahoria… pero piensas que no es tan gruesa… uuufff!!!. Sacándomelo de mi interior cuando tenía ya al menos la mitad, mientras me decía al oído…

  • “Ha llegado tu momento, agáchate y cómemela que deseo follarte”, soltó.

Comenzó el a quitarse el suéter azul ciano que llevaba, continuo con su camisa y camiseta interior de tirantas blancas, quedándose con el resto. Mientras me arrodille a duras penas, pues me dolía bastante mi orificio anal, tome su polla que para el aspecto que tiene y la edad… me pareció exagerada. Me lleve su glande a la boca y comencé a restregármela, impregnándola de saliva mientras magreaba sus genitales. Comencé a pajearsela al tiempo que me la fui introduciendo en la boca, soltándome este…

  • “Mírame puta mientras te la comes, quiero ver tu cara de deseo”, dijo.

Continúe chupándosela y no deje de mirarlo, mientras este gemía y se retorcía de placer, soltándome obscenidades e insultos. Llegándosela a tragármela por completo e incluso a pesar de las arcadas, llegando a notar la presión de su mano en mi nuca, no deseando que la sacara. Preguntándome…

  • “Te gusta la lluvia dorada, las probado alguna vez”, soltó.

Tras sacarme por fin su polla de mi boca, pude contestar…

  • “No me gusta, nunca lo he hecho”, solté.
  • “Ya es hora de follarte, se me está haciendo tarde y deseo romperte el culo”, me dijo.
  • “Ven vamos al salón y te echas sobre el sofá, estarás mas a mi altura que si te pones sobre la mesa”, soltó.

Camine yo delante al tiempo que el acababa por desnudarse, me coloque como él me había indicado, esperando su penetración… uuummm!!!. Le vi inclinarse y tomar varios objetos del suelo, llamándome la atención estos, pues uno era el pepino y el otro era el cinturón. Tras colocarse tras de mí y observando que tenía mi orificio a la altura de su polla, me dio un par de nalgadas mientras me felicitaba.

  • “Muy bien perrita, obedeces a todo, voy a tener que darte una galleta”, soltó.

Acto seguido sentí con gran dolor como me golpeo con el cinturón en mis nalgas, dejándome caer…

  • “A esto en mi pueblo se le llama una galleta”.

Acabado por sujetarme las muñecas con el cinturón, sintiendo yo ahora más miedo a lo que si me podría hacer el que miedo, me pudiera dar si mi mujer me encuentra en semejante situación. Pues sentí nuevamente el dolor de ser penetrado por el pepino, presionando fuertemente y sacándolo a modo de hacerme con el grosor del vegetal. Estuvo de esta manera hasta tenerlo dentro de mi completamente, sacándolo para ahora meterme su polla al tiempo que me forzaba, intentando introducirme el pepino por la boca… ooohhh!!!.

Gracias a Dios este no duro mucho más, pues tras no más de siete u ocho embestidas se corrió, descargando todos sus fluidos dentro de mí. Volviéndome a introducir el pepino a modo de que no saliera resto alguno, haciéndome levantar me dejo de pie al tiempo que me soltaba…

  • “Espérate aquí, no te muevas”.

Desapareciendo por la puerta del pasillo y tras mirar hacia la primera puerta a la izquierda, desapareció tras esta. Escuche ruidos que provenían de allí, ignorando lo que este pretendía. Tras aparecer nuevamente y venir hasta donde estaba, me hizo seguirle sin decirme palabra alguna, ni intención de soltarme y mucho menos retirar de mi orificio, aquel pepino que por medio de la tira del tanga continuaba dentro. Tras entrar por esa puerta que no es otra cosa que el aseo, me introdujo dentro del plato de ducha, haciéndome sentar no sin antes sacarme el pepino. Descubrí para mi sorpresa lo que este pretendía, pues con horror le vi bajarse nuevamente la bragueta, introducir su mano dentro de esta y sacar su miembro.

Apuntando con este hacia mi persona, comenzó a orinar… sintiendo ese líquido caliente y nauseabundo por mi pecho, sintiendo arcadas y evitando vomitar. Tras acabar abrió a la ducha y tras salir agua templada, me limpio al tiempo que volvía a introducir su polla en mi boca. Chupándosela durante no más de cinco minutos y volver a descargar, haciéndome tragar en esta ocasión toda su leche.

Tras descansar este sentado sobre la taza del wc, yo acabe de ducharme y saliendo me seque, mientras contemplaba al que podría llamar mi “amo”. Pues hasta ese día creo recordar que no he tenido una experiencia como esta, saliendo tal experiencia con tan solo una mirada.

A pesar del dolor en mi orificio anal… lo pase fenomenal, hay estaba ese hombre al cual no conocía de nada y menos deseo hacerlo. Ese extraño al cual he dejado pasar a mi casa, pudiéndome hacer lo que quisiera… cuando en verdad lo ha hecho, marchándose con aquello que hubiera de valor. Lo veo como saca de nuevo su polla fuera y me pide amablemente…

  • “Me podrías dar por favor, una toalla húmeda para poder limpiar mi polla”.

Toalla precisamente no le di, pero tras arrodillarme me introduje su polla dentro de mi boca, comenzando nuevamente a comérsela como ninguno al tiempo que presionaba su perineo, hasta lograr nuevamente correrse dentro de mi boca, mientras este me rogaba…

  • “Basta por favor, no puedo más”, soltó.

Tras dejarle marchar, nos intercambiamos el número de móvil y prometió volvernos a ver, dejándome caer que la próxima vez… “no sería tan bueno”, al tiempo que me propuso compartir a mi mujer o ser yo compartido por otros. Se marcho dejándome empalmado y con ganas de más, no deseando volver a repetir lo de la lluvia dorada, pero si… voluntario al pepino… mmm!!!.

Bueno os dejo hasta una nueva experiencia… vale, ya me contáis que os aparecido y mis confidentes deciros que me hagáis saber si me he olvidado de algo, os dejo y hasta pronto. Una vez más os recuerdo los comentarios que me suelta…

  • “Joder… no tienes sitio, como me gustaría estar en una cama y hacerlo bien”.

Mientras que a mí me da igual el sitio mientras gocemos ambos, pues el momento que vamos a disfrutar lo de menos es el lugar, ya que busco encuentros esporádicos a conveniencia y no hay maduro o como me ha sugerido un lector, maduros y de todas las edades que deseen ser mamados o follarse un buen culito, aunque para ellos no tengo culo… sino un “coñito” donde poder meterla, deseando estos que este tan apretadito como siempre.

Espero que os haya gustado tanto como me gusto a mí… obviamente habréis notado que soy pasivo, depende las circunstancias y las ganas también soy sumiso, pero siempre a pesar de mis cuarenta años mis preferencias son los hombre maduros de más de cincuenta y cinco años. Vale os dejo y espero que no seáis muy crueles conmigo, aunque sea pasivo y me deje hacer como una buena putita que dicen que soy, mi email es Jhosua 1970 @ gmail . com , hasta pronto.