Una sesión intensa
Después de pasar toda la noche con las bolas chinas dentro de mi coñito y sentir como vibraban en mi interior con cada movimiento... (Real y con fotos).
Mi amo sabe como tenerme continuamente excitada.
Después de pasar toda la noche con las bolas chinas dentro de mi coñito y sentir como vibraban en mi interior con cada movimiento, me he despertado casi igual de excitada que como me acosté, razón por la cual, no me ha sido nada difícil sustituir las bolas por un huevo de gallina.
Eso era una de las cosas que debía llevar hasta nuestro encuentro de esta tarde a través de internet. Complementaba la orden una pinza en cada pezón hasta llegar al trabajo, donde debía quitármelas para colocarlas de nuevo cuando regresara.
El trayecto de mi casa al trabajo es relativamente corto. Así que el tiempo que he llevado las pinzas me ha parecido insuficiente para la excitación que tenía. A pesar de lo mucho que deseaba dejarlas un rato más, he obedecido a mi amo limitándome al tiempo establecido.
Me sentía excitada y excitante. Nadie podía adivinar que debajo de mis vaqueros, mi coñito desnudo guardaba un huevo. Ni que debajo de mi camisa, abierta hasta el nacimiento de mis senos, mis pezones estaban pinzados. Una fina chaqueta vaquera encima de la camisa dejaba entrever mis pechos, aunque no las pinzas.
Durante la tarde, la excitación ha ido aumentando, hasta tal punto que he decidido ponerme una pinza en el clítoris para calmarme. Ha sido en vano.
Una de las cosas que no soy capaz de soportar durante mucho tiempo son las pinzas de la ropa. Algo tenía que hacer para seguir excitada pero no evitar el orgasmo, así que he cogido 10 de ellas y he puesto 4 en cada pecho y una en cada pezón.
Dolían. Hacían mucho daño, pero a la vez, era una imagen tan excitante que estaba impaciente por mostrarme de esa forma ante mi amo. Solo las he llevado unos minutos. El temor a quedarme demasiado dolorida ante lo que mi amo pudiera mandarme me ha hecho quitarmelas y dejarlas preparadas para la conexión.
Era un poco más de las 6 de la tarde cuando he visto aparecer a mi amo y enseguida le he mandado la cam. Yo lo esperaba vestida tan solo con mi collar de perra, las letras que tanto le gustan remarcadas en mi cuerpo: ESCLAVA debajo de mis pechos, PERRA debajo de mi ombligo, AMO JAVIER encima de mi sexo y el huevo dentro de mi coñito... y excitada, terriblemente excitada.
Después de los saludos de rigor y de pedirle permiso, he bajado la cam hasta mis pechos y me he mostrado tal y como deseaba, he tenido que juntar mis pechos y situarme en distintos ángulos para que me observara bien. Su mirada era atenta y complacida por la iniciativa de su esclava. Y yo he sentido que mi excitación aumentaba ante su agrado.
Satisfecho, me ha ordenado quitarme las pinzas, lo que ha sido una liberación, pues no creo que hubiera sido capaz de llevarlas mucho más tiempo, sobre todo las de los pezones.
Bajando la cam hasta mi sexo, mi amo me ha ordenado sacar el huevo, muy despacio, para ver el control de mi vagina. Nunca deja de sorprenderme mi propia imagen expulsando el huevo, ni lo caliente que sale, como si estuviera recién puesto por una gallina. Mi amo se ríe por el comentario, pero es que es así de caliente como sale, como muy bien pudo comprobar él mismo en nuestro primer encuentro.
Mi amo me ordena sacar el vibrador grande y empezar a lamerlo delante de la cam como si fuera su polla, mientras me acaricio el clítoris. Cierro los ojos mientras lo hago. Por un lado, así me resulta más fácil imaginar que estoy chupando su polla de mi amo, y por otro lado, no veo mi propia cara. Si alguna vez mi amo desea verme muy humillada, no dudo que será en una habitación rodeada de espejos. Solo de vez en cuando entreabro los ojos para mirar a la pantalla y ver sus instrucciones. No tardan en producirse: dentro el vibrador puesto en marcha y con el pequeño, tambien en marcha acariciarme el clítoris. Por supuesto no puede faltar la prohibición expresa de correrme.
Es muy difícil controlar el orgasmo cuando tu amo te está animando a que te folles, cuando te marca el ritmo, cuando exige cada vez más rapidez, cuando te está diciendo lo bien que lo haces, lo mucho que le gusta su puta, que tus orgasmos le pertenecen, que eres suya, que puede hacer contigo lo que se le antoje.
No queda más remedio que empezar a suplicar. Tecleando como puedes con una mano pidiendo permiso para correrte, rogándolo, suplicándolo. Y cada vez te cuesta más escribir y lo haces peor. Y cada ruego se convierte en un contundente "NO", un "AGUANTA", "AUN NO". Y tú, sentada en la silla, sabiendo que tu cara refleja todo lo que estás sintiendo, sabiendo que tu amo está ha cientos de kilómetros cuando desearías tenerlo contigo, follándote, sintiéndolo. Y suplicas... y suplicas... y ruegas... y es entonces, cuando estás al límite que tu amo te lo concede: "Ya puta, ya puedes correrte" . Y te convulsionas encima de la silla, te agitas atrás y adelante, y sientes ese estremecimiento que te llena por entero y cuando quieres parar... otra orden: "sigue, puta, no pares" .
Y sigues, no puedes hacer otra cosa sino obedecer porque sabes que tu placer aun siendo grande no te pertenece, es de tu amo, tu dueño, tu señor.
Y cuando has estado acostumbrada a descansar plácidamente después de un orgasmo, te ves obligada a continuar. Sabes que tu amo quiere tu segundo orgasmo y tu no te ves capaz, quieres más tiempo, pero eso es lo que no tienes, tiempo. Hasta el tiempo es de tu amo. El dice, mañana y será mañana, dice ahora y es en ese momento. Y cuando te llega el segundo orgasmo, miras de refilón la hora y sabes que aún queda mucho rato antes de que te llegue el anhelado descanso.
Después del segundo orgasmo, mi amo me pregunta como me siento. "Feliz, amo" , ¿qué otra cosa se puede responder?.
Bien, perrita, descansa unos minutos.
Sí, je, unos minutos. El tiempo justo de ponerle a ese tremendo vibrador una funda que tiene bolitas y la punta con forma de pene.
Esta vez, la cam tengo que bajarla a la altura de mi sexo. Mi amo quiere ver bien como me follo con ese vibrador en marcha mientras con el pequeño (también funcionando) acaricio mi clítoris. Tengo que meterlo muy despacio, imaginando que es su polla y follarme muy muy despacio. Es increíble. La primera vez que lo usamos así. Y apenas empiezo a moverlo dentro y fuera, al ritmo que marca mi amo y ya deseo correrme. Esta vez mi amo se muestra más duro, más inflexible, cada vez tengo que ir más rápido, me voy a correr, y la negativa de mi amo se sucede una y otra vez. Mis movimientos llegan a ser tan rápidos que termino en el suelo, follándome y pensando en correrme aun sin el permiso de mi amo.
A punto estoy de hacerlo, cuando ante el temor al terrible castigo que mi amo siempre me anuncia si llego a correrme sin su permiso me obliga a ponerme de pie y sentarme de nuevo en la silla para continuar.
Mi amo se muestra orgulloso porque no me he corrido. Sin embargo, le confieso la verdad: si no me hubiera caido de la silla no lo hubiera podido evitar. Mi sinceridad, como en otras ocasiones, me libra de un castigo.
Me ordena continuar hasta llegar al tercer orgasmo de la tarde. AL terminar le pido que me permita descansar ya, sacarlo, pero una vez más debo aguantar. Va a ausentarse durante 10 minutos. Tengo que esperarlo con el vibrador aún dentro y funcionando.
Los minutos de espera se me hacen largos. Me noto totalmente abierta, ese pene me parece monstruoso, como si creciera por momentos. Llevo casi hora y media con él dentro, con y sin funda... y aun está en marcha dentro de mí.
A su regreso, me permite sacarlo. Es entonces cuando ve en msn a un amo que tiene problemas con el adiestramiento de su sumisa. Habla con él y me agrega a la conversación. Delante de ese desconocido, debo decir como me encuentro y lo que he hecho.
Mi amo está juguetón y le apetece exhibirme un rato, se muestra generoso con ese amo y le ofrece elegir la parte de mi cuerpo que desea ver. Se decide por los pechos. Mi amo le ofrece mostrarme con las gomas puestas y naturalmente acepta. Así que me ordena ponerle la cam. Sabiendo que me mira un extraño, mi excitación se incrementa. Me pongo las gomas y le muestro mis pechos desde distintos ángulos. Mi amo, satisfecho, decide hacerle otro regalo y me ordena ponerme una pinza en cada pezón.
Sin darme cuenta que no estoy en la ventana a solas con mi amo, le digo que estoy muy excitada y le ruego que me permita ponerme una pinza en el clítoris. Mi amo me complace, solo que, al equivocarme de ventana, también debo mostrárselo a ese amo que desde el anonimato me observa.
Ya es hora de que mi amo se marche. Me he quitado las gomas y las pinzas. Las bolas chinas vuelven a estar en mi sexo. Y sigo mojada.
Déjalas ahí hasta la noche, perrita mía, estoy muy satisfecho contigo, luego continuaremos
Sí, amo, pero no me harás correrme más ¿verdad?
Jajajajajajajajajajajajaja ¿por qué perrita?
Estoy agotada, amo
Jajajajajajajajajajaja, ya veremos, quizás sí, quizás no
Y aquí estoy, cumpliendo la última orden de mi amo. Escribir todo lo que ha pasado y he sentido... y con ganas de irme a dormir. Sin embargo, esperaré a que mi amo tenga a bien conectarse y que disponga de mí como se le antoje...
NOTA: si alguna sumisa quiere contactar conmigo puede escribirme a arcilla_41@hotmail.com