Una sesión inesperada en la ducha

Ella se estremeció, no supo si de terror o de placer, las piernas le temblaron, esas palabras la pusieron caliente y la hicieron pensar en su Amo, deseaba que fuera él, tenía una leve sospecha, pero como le había hablado tan bajo al oído, no le reconoció la voz.

Salió del trabajo y se dirigió a la parada de autobús, iba derechita a su casa, pues estaba agotada, llevaba todo el día dando masajes y haciendo tratamientos, aguantando a la clientela y casi lograron ponerla de mal humor. Iba paseando, con la cabeza gacha, cabizbaja, estaba a punto de llegar a la parada, pero no vio que perdía el autobús, iba ensimismada en sus pensamientos, hoy era uno de esos días en los que se sentía triste sin motivo alguno y le apeteció seguir paseando de regreso. Llegó 20 minutos después, más cansada aún, él la vio entrar a lo lejos, iba a levantar su mano a ver si la veía, pero observó que iba cabizbaja y que no lo vería, esto hizo que se preocupara por ella, así que aligeró el paso. Ella entró en la casa, cerró la puerta, dirigiéndose primero a la cocina a encender el termo, en el cuarto soltó el bolso, se quitó los zapatos y se dirigió al baño, dejó la puerta medio cerrada, abrió el agua caliente de la ducha y se fue desnudando lentamente, dejando caer la ropa a sus pies, bajó del todo la persiana, quedando casi a oscuras. Se metió, cogiendo el teléfono y colgándolo, puso su cabeza debajo del chorro de agua, apoyó las dos manos en la pared y cerró los ojos, le encantaba ducharse a oscuras, la relajaba, hacía que se sintiera en calma y es lo que en ese momento necesitaba. Tan ensimismada estaba notando caer cada gota de agua por su cuerpo, que no oyó la puerta abrirse, tampoco oyó como alguien rondaba por la casa buscándola, ni que se introducía furtivamente en el baño, desnudándose. Corrió la cortina, sorprendiéndola y asustándola, se introdujo en la bañera rápidamente, poniéndole la mano en la boca para que no gritara y echándose contra ella, aprisionándola contra la pared y agarrándola fuertemente, no dándole ninguna opción a escapar. No le dio tiempo a reconocerlo ya que estaba a oscuras, así que forcejeó con todas sus fuerzas, estaba aterrorizada, como podía ser que un desconocido hubiera entrado en su casa, ¿se habría dejado la puerta abierta?, ¿la estaría esperando dentro de la casa?, mil y una situaciones pasaron por su mente en pocos segundos. Comenzó a llorar de la rabia, de no poder defenderse mientras que aquel desconocido la mantenía bien sujeta y había empezado a morder y a lamer su hombro, su cuello, dirigiéndose a su oreja y le susurró mientras su mano se perdía en su coñito: - Ummmm... que coño mas rico tienes puta, lo voy a violar cuantas veces se me apetezca - y dirigiendo la mano a su culo e introduciendo un dedo violentamente le siguió susurrando - ufff... que culito mas estrechito tienes, estoy seguro de que no lo han usado tanto como merece, yo te lo voy a destrozar sin miramiento alguno, zorra. Ella se estremeció, no supo si de terror o de placer, las piernas le temblaron, esas palabras la pusieron caliente y la hicieron pensar en su Amo, deseaba que fuera él, tenía una leve sospecha, pero como le había hablado tan bajo al oído, no le reconoció la voz. - Voy a quitar la mano de tu boca - siguió diciendo el desconocido - espero no oirte gritar o sabras de lo que soy capaz. Retiró la mano y ella comenzó a balbucear entre sollozos: - Por favor, dejeme, no me haga daño, se lo suplico. Un fuerte bofetón hizo que se callara automaticamente, cosa que no evitó que se pusiera mas cachonda, le recordó a su Amo y empezaba a sospechar que era él. El desconocido la cogió por el cuello con las dos manos, ahogándola hasta que empezó a notar como se mareaba, como se le iba la cabeza y le fallaban las piernas, su Amo nunca le había hecho eso y es algo que a ella le excita muchisimo. La cogió por la cintura y la obligó a darse la vuelta, pegandola a la pared, apretándola contra ella, para que sintiera su poya bien dura en su culo y cogiéndola del pelo volvió a susurrar nuevamente en su oido: - ¿Notas lo dura que la tengo, puta? es por tu culpa, perra, no me queda más remedio que usarte para aliviarme. Ella se estremeció con esas palabras, notó como se le aceleraba el corazón, como se le encogía el estómago y como se excitaba mas y mas. Con sus manos amasó, pellizcó y torturó sus tetas mientras volvia a morder sus hombros y los lamía, por sus mejillas resbalaban las lagrimas, pero no podía evitar sentirse excitada, ese desconocido sabía como tratarla, como ponerla caliente, muy caliente. Bajó una de sus manos hasta su coño y cogiéndola por la barbilla y echándole la cabeza hacia atras le dijo al oido: - Eres una guarra, estas chorreando. Y acto seguido le metió la mano en su boca y se los hizo chupar, volvió a bajar su mano y a meterla en su coño y otra vez se la dio a chupar, esta vez lo hizo con mas ganas, con mas ansias y una vez los dejó bien limpios, la cogió del pelo, ladeando su cabeza para morder ferozmente su cuello mientras bajaba la otra mano a su clitoris, haciendo que ella empezase a gemir y a mover las caderas. Le subió una pierna al borde de la bañera para que su coño quedara mas abierto y accesible, la masturbó durante un buen rato, el clitoris le palpitaba bajo la caricia de sus dedos y la única pierna con la que se sostenía se le dobló, pero no llegó a caerse ya que él la tenía sujeta. Le metía un dedo, dos, tres, pellizcaba su clitoris, lo frotaba, pellizcaba sus labios, tiraba de ellos y ella respondía estando cada vez mas húmeda. Sin lugar a dudas es mi Amo, pensó ella, cada vez lo tenía mas claro o quería tenerlo mas claro, aunque le quedaba un pequeño resquicio de duda de que no fuera él y de que estuviera disfrutando con un completo desconocido. El desconocido se echó hacia atras llevándola consigo, la dobló por la cintura obligándola a apoyar las manos en el borde de la bañera y con su pie abrió los de ella, como la bañera no era muy amplia, no le quedaron las piernas muy abiertas, con lo que volvió  a subirle una pierna al borde para exponerla aún mas. De un solo movimiento la hundió en su coño, haciendo que ella se elevara poniéndola de puntillas y ahí se quedó un momento, disfrutando como su coño envolvía su poya, aún no estaba bien abierto y notaba un poco de presión, que lentamente iba desapareciendo hasta que ese delicioso coño se le amoldó. Ella se mordía los labios y un pequeño grito mezcla de dolor y placer se le escapó por la boca y él le dio un par de azotes y empezó a follarla con fuertes embestidas que ella intentaba contener con su cuerpo para no chocarse contra la pared. Sin dejar de embestirla cogió un bote de gel de baño y dejó caer una pequeña cantidad, lo colocó en su espalda, como si fuera una repisa donde dejarlo, por si lo fuera a necesitar nuevamente, lo esparció y lo usó de lubricante para abrirle el culo, introduciendo un dedo, cuando notó que su dedo entraba y salía sin problema y que ella había dejado de quejarse, sacó la poya de su coño, colocando la puntita y empujando poco a poco Le costaba trabajo, se estaba resistiendo, apretaba sus musculos y un fuerte azote tras otro mientras tiraba de su pelo y con voz dura le dijo: - Tengo todo el día perra, mi poya va a destrozar tu culo en mas o menos medida, eso depende de tí. Acto seguido se fue relajando y notó como la presión disminuia e hizo fuerza para que entrase, entró la punta, con un grito por parte de ella, él se quedó quieto, dejando que se acostumbrara a tenerla dentro y unos segundos mas tarde volvió a empujar hasta meterla entera, notando como sus pelotas chocaban en su coño y volvía a quedarse quieto. Tras otros segundos siguió embistiéndola sin parar, con tanta fuerza que ella se dió un par de cabezazos no muy fuertes en la pared, que apenas le dolieron, sus embestidas eran frenéticas, como si tuviera prisa por correrse. Al fin dejó de notar que le dolía y le gustaba, sin darse cuenta llevó su mano a su clitoris, se masturbaba al ritmo de las embestidas que recibia. Él se dio cuenta y sonrió, le acababa de dar otra excusa para azotarla: - ¿Que haces cerda? - le gritó a la vez que la azotaba y tiraba de su pelo hacia atras. - Nada, nada - dijo ella dando un respingo de sorpresa y dolor. - ¿Te está gustando verdad?, sigue masturbándote anda, me excita que seas tan guarra. En ese momento estuvo segura al 100% que era su Amo, reconoció su voz y todo el miedo que tenía en el cuerpo desapareció, pero no le dijo nada y volvió a masturbarse, ahora mas rápidamente, gimiendo cada vez mas alto. Él estaba a punto de correrse y notaba en los temblores de ella que también estaba a punto de caramelo, así que le quitó el bote de la espalda, volviendolo a poner en su sitio y cogiendo ahora una manopla, sin sacarle la poya del culo hizo que se incorporara un poco y cogiéndole las manos las unió en su espalda y las metió en la manopla, dejándola sin movimiento en los brazos. Hizo que se diera la vuelta y sus ojos se encontraron por primera vez, los de él brillaban de satisfacción y los de ella brillaban de alegría, la atrajo para sí besándola largamente y luego la puso de rodillas en la bañera, pero antes él hizo que ella se corriera con los movimientos de su mano en su clitoris, haciendo que tuviera un orgasmo brutal, sosteniéndola para que no se cayese mientras no dejaba de besarla, ahogando sus gemidos cada vez mas fuertes con su boca. Una vez estuvo de rodillas y las manos a la espalda, la cogió dulce pero firmemente por el pelo, le acarició la cara y metió un par de dedos en su boca, abriendosela, ella la dejó así pq sabía como iba a terminar todo aquello. Sin dejar de mirarse él comenzó a masturbarse delante de su cara, cada vez mas rapido, hasta que comenzó a notar que estaba a punto de correrse y le dijo: - Abre bien la boca mi putita. - Si mi Señor Y la abrió todo lo que pudo, notando como se derramaba sobre ella, sobre su lengua y su cara entre espasmos y jadeos, una vez terminó de correrse, se tragó la que tenía en la boca y corriendo limpió la poya de su Amo, metiéndola en su boca y dejándola totalmente limpia. Él la ayudó a levantarse y le quitó la manopla de las manos, ella pasó sus dedos por su cara, recogiendo los restos de leche de su Amo y los lamió hasta dejarse la cara limpia. - Gracias Señor - le dijo abrazándolo. - No tienes que darmelas pequeña, te vi cabizbaja por la calle y pensé en la forma de animarte, espero haberlo conseguido. - Claro que si Señor, me ha encantado - y volvió a besarlo. - ¿Que te parece si ahora nos damos una ducha juntos? ¿Me dejas que te bañe? - Por supuesto Señor - dijo con una gran sonrisa - no hace falta que me lo pregunte, sabe que soy suya. - Gracias pequeña Y cogió nuevamente la manopla y el bote de gel de baño....