Una sesión de fotos muy diferente

Tras realizarle una confidencia a mi novia, nos hizo tener una visión del sexo mucho más amplia y claro está abierta, tanto que cuando me tocaba follarla, no debía de hacerlo hasta que ella no había terminado de sodomizarme antes, relación que acabamos ampliando a veces en un trío.

Una sesión de fotos muy diferente

Antes de comenzar, debo decir que mis relatos están corregidos por varios correctores ortográficos y gramaticales, siendo corregidos por estos como dicta las normas. No es una manera de disculparme, o escudarme si hay algún error, pero creo que deberíais de saberlo, también es verdad que mis confesiones han hecho que algunas personas que no están a favor de mis experiencias o manera de experimentar tan abierta, sea objeto de burla o menosprecio. Dicho esto, debo decir que lo que cuento, no es producto de mi imaginación, ya que, para perder el tiempo en redactarla, podría hacer infinidad de cosas, no estoy tan aburrido como para perderlo en memeces. Comenzaré…

Debo decir que soy de esos que siempre que las circunstancias me lo permitían, explotaba esas facciones con las cuales nací, explote mis facetas… mi apariencia y claro está, explote mi síndrome (XXL). Nací chico, pero con los años y a raíz de mi supuesta pubertad, comencé a tener rasgos diferentes, similitudes más femeninas que masculinas. Donde mis padres hicieron lo que pudieron, pero la ciencia en esos años era limitada, quizás más por el mismo país y sus leyes. Ante las expresiones o comentarios, comencé a verme en ocasiones más como chica que otra cosa, aunque en verdad muchos me vieron como una chica. Sobre todo, en el transporte urbano, cuando aprovechaban la multitud para darme a entender como estaban. Pero lo peor y bueno según se mire, era cuando descubrían que era un chico, pues más de uno daba la sensación que aquello le ponía mucho más, pues ya no solo me marcaban su erección, sino que intentaban con discreción meterme mano. Claro está, me mantengo callado, no queriendo denunciarlo, no queriendo dar publicidad, no deseando involucrarme en nada, pues es de sobra que saldría yo perdiendo, perdiendo de una manera u otra. Pero bueno, continuo…

Comenzaré diciendo que en aquellos años en que comencé, conocí a un hombre mayor… uno de tantos, el cual era… canoso con gafas y con una sonrisa perversa, uno de esos que mientras sonríe se le aprecia la baba caer por la comisura de sus labios, dándome a entender lo que piensa. Él era uno de tantos que se me acerco con intenciones de amistad, pero que amistad hay entre un chico de quince años y un hombre de pasado los cincuenta años, persona que entre una cosa y otra fue seduciéndome.

Convirtiéndose entre otros a iniciarme, instruyéndome en mis devaneos con el sexo, persona degenerada que de alguna forma me tenía embobada, quizás fuera en cómo me pervertía. Él era uno de esos hombres que conseguía cambiar mi negativa, transformándola en un bueno o un vale, como aquella primera vez que le dio por hacerme vestir como una chica. Dices ¡NO!, ante la propuesta, pero finalmente acepte su fetiche, aquello que, aunque no me pareció bien acabe por acatar, sintiéndome extraño al principio, pero para nada confuso con semejantes prendas. Esta persona disfruto y me hizo disfrutar de ese ‘tabú’, me hizo disfrutar de una manera extraña, aprovechándose de esa inocencia e ingenuidad mía, haciéndome disfrutar de una manera distinta a la habitual. Y lo que más me chocaba de él, no era otra cosa que, cuando me decía…

  • “No me gustan los hombres… solo el sexo con chicos, y de momento solo me gustas tú y mucho, me gustas como eres y ese aire tan diferente a los demás, esa belleza tan femenina que te diferencia”.

Pero avancemos, no deseando quedarnos en esta de mi vida. Debo decir que con el pasar de los años, dejas atrás el colegio, el bachillerato (BUP, COU), comenzando la universidad, dejándolo en suspensión un año porque tuve que cumplir con la patria, retomando mis estudios universitarios, pero en esta ocasión en vez de realizarlo en Sevilla acabe por trasladarme a Madrid. Ciudad que dio la oportunidad para mucho, no solo en lo profesional, sino por sacar aquello que oculto, pero sacar no es vestirse de chica cuando me quedo a solas, sino incluso llegar a salir vestida o disfrutar como tal. Pero bueno, iremos despacio…

Os diré que allí realice muchas locuras, entre tantas podría mencionar cuando en una ocasión, me detuvo un señor por el parque del Retiro, hombre que me extraño al pedirme si podría fotografiarme, ante mi negativa se me presento como fotógrafo amateur de nuevas promesas. Pero bien me acuerdo que, entre conversación y conversación, acabo por convencerme y me deje fotografiar, pero acabando satisfecho, recuerdo que me propuso acompañarlo a su estudio.

Recuerdo que me quede pensativo, dude escasamente unos minutos mientras él me explicaba los motivos, acabando por aceptar y no por sus explicaciones, sino por ese gusanillo que comencé a sentir que me hizo recordar las locuras de mi adolescencia. Pues eso, tras recoger mis cosas le acompañe a su estudio, allí me hizo una serie de fotos, diferentes posados e incluso de vestuario, aconsejándome unas cosas y finalmente, me pidió una sesión de fotos más exclusiva y personal. Explicándome que me veía como un modelo de tipo ‘Gótico’ o ‘Emo’, deseando esté que me vistiera con tales ropas femeninas a pesar de ser chico, cosa que inicialmente rechace, puse mis peros e impedimentos obviamente. Pero que acabe por aceptar y no precisamente por sus argumentos, sino por lo que me pagaría por la sesión y la minuta que esta conlleva, suplemento extra que me llevaría por cada foto. Diciéndome…

  • “No sé si alguien te lo ha dicho, pero eres un chico especial, aparentas ser un adolescente a pesar de tu edad, derrochas inocencia por tu rostro e ingenuidad”.

Calla me mira, y continua, diciéndome…

  • “Creo que tienes algo, tienes pinta de poder ser un tipo de modelo denominado… ‘Femboy’, y deseo involucrarte como ‘Modelo de ropa pastel’”.

Claro está le dejé claro que, a pesar de haber aceptado, le dije…

  • “No soy homosexual, ni me considero ‘trans’, o…”.

Interrumpiéndome este al decirme…

  • “Lo sé, y estoy convencido de que tampoco te consideras… ‘trap’, ‘trapito’, o lo que se dice ahora… ‘crossdressing’, e incluso, me dirás que tampoco te va él’ femdom’”.

La mitad de lo que me dijo me sonó a chino, eran definiciones nuevas que aprendí en ese momento, aunque lo último ni sabía que era, pues la verdad como ignoraba que era. Y creo recordar que semanas más tarde me llamaron de la supuesta agencia, donde según me dijeron habían recibido un portafolio mío con fotos, fotos que le gustaron mucho y que deseaban verme. Acudí más por curiosidad que otra cosa, allí me propusieron hacer otra sesión de fotos, y dependiendo de estas podría entrar en el rodaje de un spot publicitario, cosa que no me llamaba la atención, pero tras hablar de lo eso suponía económicamente como que acabe por aceptar.

Y tras hacerlo, me indicaron que debía de acompañar a una persona, caballero que me llevo a una tienda situada en Madrid, tienda que más tarde supe que tenía productos dirigidos y claro está especiales para ‘transgénero’ y ‘crossdressers’, denominación que volví a escuchar. Donde tras presentarme a una de las encargadas, comenzaba está a decir tras mirarme…

  • “Peluca no le hace falta… ya que sus cabellos tienen el largo ideal, tiene un estilo más de ‘Bob long’”.

Y viendo mi expresión, acabo por decir…

  • “Te aclaro, ‘Bob’ es un tipo de corte de pelo clásico que se lo hacían a los niños hace años, donde el peluquero te cortaba el cabello justo por debajo de las orejas y de forma recta, y claro está sin capa como suele hacerse ahora”.

Aclara y continua…

  • “Y tu tipo de corte es de la misma línea, pero con longitudes más largas”.

Continuando por pedirme que me desvista, cosa que no hice de primera, pero tras su explicación acabe por hacerlo, me palpo el cuerpo… nalgas, vientre, pecho, finalizando por decir…

  • “Bueno, no vez otro problema menos, ya que no necesitas prendas moldeadoras de caderas o nalgas, y menos un corsé reductor de cintura, ya que tú muestra sin tales prendas ese efecto de vientre plano y cintura fina”.

Pidiéndome que le acompañara al interior de un probador, donde me pidió muy cortésmente que me quitara los calzoncillos, cosa que hice y que ella al agacharse, comenzó a palparme y tocar mi miembro. Soltándome…

  • “Seguramente sin erección debe medirte entre cinco a ocho centímetros”.

Suelta, prosiguiendo…

  • “Si me equivoco por favor… corrígeme”.

Ante mi silencio, está continua…

  • “Evidentemente si estás empalmado, lograras una longitud de catorce o quince centímetros”.

Callo más por estar avergonzado que por mostrar mi desnudes, pues había aceptado de lleno en todo, acabando por decir…

  • “Pero lo que más me tiene alucinada es que careces de genitales, quizás por algún trastorno congénito de la infancia”.

Dice, me mira y continúa…

  • “Quizás padeces algún tipo de trastorno genético o cromosómico, tipo síndrome de Klinefelter, pero si es así, no te tienes que avergonzar de nada y menos preocuparte”.

Momento en que apareció un brazo por la cortina, dándole una prenda de lencería de color negra, prenda interior tipo braga de encaje por dentro y tanga por fuera, prenda que me coloco y que era más bastante cómoda y ligera. Luego me hizo poner unas medias de encaje de color negro, haciéndome saber que eran especiales para piernas largas, torneándome estas, ya que eran suaves. Continuo por prendas de vestir más normales… falda, blusa, pasando al calzado, luego a la bisutería y finalmente el maquillaje. Bisutería que me sugirió una serie de accesorios, como una gargantilla de rejilla para combinar con un estilo moderno y juvenil, gargantillas están pensadas para disimular la nuez y son ideales para cuello largo. Finalizando con los pendientes, anillos, pulseras y collar.

Saliendo de dicha tienda demasiado femenina, pero no tanto como tenían en mente mis acompañantes, pues salir de esa tienda y me llevaron a otra más íntima, digo intima por lo que allí vendían, ya que me dijeron que debía de colocarme un objeto para no mostrar mi hombría. Introduciéndome en una especie de probador, donde tras escoger entre algunos objetos, acabando por traernos varios objetos de castidad, objeto que no era otro que una jaula y que debía de colocarme. No deje de decirle y recalcarle que yo no era ningún travesti ni nada por el estilo, apareciendo en esos momentos una mujer o al menos di por hecho que lo era, soltándome…

  • “Mira no te pongas en un pedestal, no eres diferente a nosotras, aunque viéndote bien, tú eres igual de golfa que cualquiera de nosotras, ya que aquí somos todas travestis”.

Dice y tras sonreír, prosigue…

  • “No te avergüences si te vistes de manera contraria a tú sexo, pero debes de diferenciar bien, tienes que saber que un travesti a diferencia de un transgénero, no tiene la más mínima intención de quitarse los órganos genitales con los que nació”.

Dijo y se marchó al interior del local, seguramente se metió en la trastienda, marchándonos nosotros nuevamente a la agencia, me marche vestida de mujer y bien recuerdo, como por el camino me silbaron y me soltaron más de una obscenidad, recordándome a mí cuando veía a una hembra. Cuando llegamos a la agencia, me mostraron el cambio de ‘look’, haciéndome que comenzaría sin perder tiempo en la sesión de fotos. Y tras finalizar, me marché.

Meses más tarde, volvieron a ponerse en contacto conmigo, pues la agencia había hecho mover mis fotos, siendo esta una especie de agencia dedicada a la publicidad y a cortos. Donde me propusieron rodar unas escenas donde debía de pasar como chica, cosa que le hice saber que yo era un chico, tomándose estos como si fuera una broma por mi parte, ya que lo sabían. Recuerdo que pensé que era una locura, aceptando finalmente la propuesta y tras verme, uno de allí me propuso rodar conmigo unas escenas de sexo. Escenas que iban a realizarse en lugares públicos, asegurándome que no habría nadie, mientras rodaran esas escenas. Yo le hice saber…

  • “No soy homosexual, ni trans… aunque lo parezca, y menos me gustan los hombres”.

Cosa que me respondieron…

  • “Mira que eres pesadito con eso, pero debes de saber que por nosotros perfecto, no sabes tú la cantidad de chicos que hacen películas homosexuales… y son heteros, no pasa nada es simplemente trabajo”.

Pero tras decirme la cifra que iba a cobrar, acabe por contestarle…

  • “Bueno vale, no me gustan los hombres… pero si el sexo con maduros, ¿Cuándo comenzamos?”.

Para resumiros, debo decir que mi primera escena de sesión X, fue en las afueras de Madrid, donde iba yo vestida y con apariencia de chica, comenzando en un lugar apartado, pero al mismo tiempo conocido. Comencé, comiéndole la polla a un hombre maduro, persona que estaba entre los cincuenta y no mucho más de los sesenta años, condición que puse si aceptaba. Hombre al cual, tras una mamada, que debo subrayar que se alargó algo más de un cuarto de hora, llegando incluso a notar ciertas molestias en mi mandíbula, estos me acabaron pidiendo que esta persona me follara, soltándome…

  • “Venga, quítate los pantalones y bájate las braguitas, deja que este semental te haga toda una mujercita”.

Cosa que me negué, pero entre una cosa y otra, no sin antes esnifar por parte de ambos ‘Popper’, viendo como este semental le dieron a tomar una sustancia que luego supe que era ‘metanfetamina de cristal (sustancia que provoca sensaciones de euforia, eso y hace que quien la consume le aumente la resistencia física al cansancio), mientras que a mí me dieron una pastilla para el cansancio, pastilla que me revelaron después que era ‘mefedrona’ (un estimulante que afecta a la erección, haciendo adoptar un rol más pasivo de lo normal, y ya de paso más entregado).

Aquel macho varonil me estuvo penetrando como y donde quiso por al menos tres cuarto de hora, dejándome para el arrastre, sintiendo mi orificio arder y mis nalgas enrojecidas por el castigo que este me dio… uuummm!!. Acabando por marcharnos a casa, no sin antes cambiarnos de ropa. Debo decir que tuvo que salir bastante bien, ya que semanas más tarde, acabaron por ponerse en contacto conmigo, volviéndome a proponer algo similar. Donde en esta ocasión, mis vestimentas debían de ser algo más femeninas, sustituyendo los pantalones por faldas y los calcetines por medias de liga, y poco más. Bueno ese cambio, como la paga que me dieron, pues fue bastante generosa, paga que me gastaba con mis compañeros de la facultad como los caprichos de alguna follaamiga de turno.

Bueno, pues eso. Cuando íbamos a comenzar, pude ver que mi compañero era otro, siendo este aparentemente más mayor, llevándome al supuesto lugar donde comenzarían a rodar, no siendo otro lugar que en uno de los puentes de paso de una autovía. Lugar que nada más llegar, me tocaba agacharme, sacársela del interior de su pantalón y comenzar a chupársela. Donde bien recuerdo que este estaba bien lejos de tamaño del anterior, maduro semental cuya polla seria de dieciséis centímetros, echando de menos a mi anterior compañero de reparto y a sus dieciocho centímetros.

Tras terminar la primera parte del rodaje, toco pasar a la segunda parte, no siendo estas que la parte donde está la penetración, parte que le dieron unos estimulantes que no me extrañaría que fuera viagra, dándome a mi otra sustancia dejándome eufórico y más sumiso. Comenzando este a penetrarme, primero en un sitio y luego más tarde en otro, cambiando de postura y terminar con sorpresa, pues acabo por unirse un desconocido. Extraño que apareció cuando estaba comiéndole otra vez el rabo, deseando que se corriera, pero cuando más implicada estaba, siento como me toman por la cadera y me introducen otra polla… ooohhh!!. Aquello no me lo esperaba la verdad, no venía en ningún sitio reflejado, pero no dije nada y aguante, finalizando el rodaje con el trio, donde me vi aceptando locura tras locura simplemente por dinero.

Pero también es verdad que mi empujado a raíz de una nefasta relación, digo esto porque estaba con una chica, persona que me pareció muy linda y especial, pero tuve la mala suerte que cada vez que íbamos a hacer el amor, yo le fallaba pues o no se me levantaba o me corría antes de tiempo. Cosa que poco a poco fue minando nuestra relación, comportándose está conmigo de una forma cruel, hablándome y tratándome de forma que me hacía mucho daño.

Buscando soluciones, decidimos ir más despacio e incluso ayudarnos mediante la pornografía, y en una de las veces que nos enrollamos, cogió esta y tras ver una de mis revistas X, comenzó a meter caña sobre el tamaño de mi miembro, comparándolo con las pollas de los chicos de la revista. Eso me hizo sentirme muy mal e incluso me sentí decepcionado con su aptitud, aunque pensé que así era el sexo que tenía con ella.

Y cuando comenzábamos con el sexo oral, cosa que me encantaba como a ella que se lo hiciera, tocándole a ella y comenzar está por escupir para ayudarse a masturbarme. Pasando a utilizar un juguete que compramos para penetrarla mientras jugábamos, objeto que, con el paso del tiempo, comenzó ella a utilizar conmigo, pues deseaba comprobar cuando de hombre soy. Observando cómo mientras me lo introducía, mi miembro se me puso erecto y no se me aflojaba, cosa que dio por hecho mi supuesta novia que a mí me iba los chicos. Obligándome a contarle que quizás me guste más el sexo anal, con fidelidad que me costó que, durante mi corta relación con ella, nuestra relación respecto al sexo era mucho más amplia. Tan amplia que me tocaba follarla una vez que ella, me había sodomizado antes, relación que acabamos ampliando a veces en un trio. Bueno, Bromas aparte, ya me decís que os ha parecido, esperó que no seais muy crueles conmigo, aún así estaré esperando vuestras respuestas, deseando recibir vuestros comentarios, ya sea a este portal como a mi correo. Mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).