Una semana sola con mi padrastro

Como en una semana que mi madre estuvo fuera fui cojida por mi padrastro.

Una semana sola con mi padrastro

Después del divorcio de mis padres, mi madre como la mayoría de las mujeres comenzó a preocuparse de su aspecto, adelgazó y recupero sus formas en un gimnasio, arreglo su cabello y empezó a salir en las noches. Mas allá de la pena que me causo la separación de mis padres, me alegre que ella recuperara su alegría con lo cual estaba siempre de buen humor.

Tiempo después conocí la causa de ese cambio. Me presento a un hombre robusto y atlético, mayor que ella con el cual estaba saliendo.

La relación creció y un día anuncio su casamiento con lo cual pase a tener un padrastro en casa. Era muy simpático y amable conmigo, y yo diría que tenia una actitud paternal. Desayunábamos solos ya que mi madre salía muy temprano por la mañana a su trabajo. A veces después que me ayudaba con mis estudios teníamos largas charlas en las cuales me preguntaba si tenia algún novio y bromeaba cuando le decía que no, pero me aconsejaba que disfrutara de la vida mientras era joven. Yo tenia 17 años aunque una apariencia de mas de 20, grandes pechos, buen culo y curvas que hacían darse vuelta a los hombres en la calle.

Lo único que me molestaba un poco era las noches de insomnio que tenia que soportar, ya que a diferencia de cuando dormía con mi padre ahora era frecuente sentir en las noches gemidos y hasta gritos de placer en largas jornadas de sexo que tenían casi a diario, hecho que en confidencia con sus amigas le escuche decir que con el había aprendido a disfrutar del sexo e incluso a hacer cosas que nunca había hecho como practicar el sexo oral y anal.

Confieso que eso me comenzó a excitar ya que mis apetitos sexuales se había despertado ya hacia un par de años pero en estos momentos pasaba por una etapa de abstinencia la cual calmaba con algún consolador y mis propias manos.

Mi imaginación volaba mientras los sentía a través de la pared que separaban los cuartos hasta que un día me levante aún media dormida y entre al baño sin golpear y una vez dentro me percate que el se estaba bañando. Pensé retirarme silenciosamente pero mi curiosidad pudo mas que mi discreción. A través de la mampara se veía claramente su cuerpo, pero mayúscula fue mi sorpresa cuando vi un grueso y largo miembro que colgaba flácido entre sus piernas, por el cual escurría el shampoo. Confieso que sentí humedecerse mi concha y secarse mi boca, ante lo cual emprendí una silenciosa retirada.

A partir de ese día deje de verlo como una figura paternal y comencé a verlo como una hembra en celo ya que nunca había probado una verga tan grande como esa, la cual por los ruidos que oía, el sabia usar con mucha destreza.

Mi calentura iba en aumento y con ella comenzaron mis insinuaciones. En las mañanas bajaba a desayunar vistiendo algún camisón transparente sin nada debajo salvo una pequeña tanga, o usaba shorts que dejaban ver mis cachetes y ropa con un escote pronunciado.

Mis intenciones tardaron en dar frutos pero poco a poco percibí que su mirada cambió y se hacia cada vez mas lasciva, notando que sus ojos se dirigían a mis pechos o cuando le daba la espalda a mis nalgas.

Luego siguieron pequeños y delicados roces que despertaban su miembro que se notaba abultado dentro de sus pantalones.

Hasta que llego el esperado dia. Mi madre viajo a un seminario que organizo la empresa para la cual trabajaba así que nos quedamos solos durante una semana.

Un sábado a la mañana decidí apostar todo, me puse un camisón negro de encaje pero esta vez ni siquiera use tanga. Desayunamos y me propuso ir de compras al shopping. Le dije que aguardara que me daba un baño rápido y enseguida estaba pronta. Entre al baño e intencionalmente deje la puerta abierta. Mientras me bañaba de espaldas a la puerta, sentí abrirse la mampara y enseguida me abrazo por detrás. Sentí su cuerpo desnudo y sus fuertes brazos me rodearon y comenzaron a acariciarme. Comenzó por mis pechos dejándome los pezones tan duros que empezaban a dolerme. Bajo lentamente acariciando mi vientre, las entrepiernas hasta que llego a mi concha. Allí se entretuvo jugando con mi clítoris el cual se puso duro y una corriente recorrió mi cuerpo. Mientras tanto sentía esa hermosa verga dura que se apretaba contra mis nalgas. Mi cuerpo ardía todo, como pude me di vuelta y nuestras bocas se encontraron y su lengua me invadió. Entre esos desenfrenados besos y el roce de su verga contra mi clítoris me corrí en un orgasmo que hizo que mis piernas se aflojaran quedando sostenida por sus fuertes brazos. Puse mis piernas alrededor de su cintura y así unidos me llevo hasta su cuarto y me tiro en su cama. Su lengua recorrió todo mi cuerpo, comenzando por el cuello y bajando hasta los pies. Yo ardía con ese juego que pasaba muy cerca pero demoraba en llegar a donde yo quería, así que le agarre la cabeza y la puse entre mis piernas. Continuo haciéndome desear ya que recorría los labios de la concha y el espacio entre la misma y el ano pero sin llegar a lamerlo ni tampoco atacar mi clítoris. Cuando al fin lo empezó a castigar mi clítoris con su lengua me corrí de forma tan intensa que en su barbilla quedaron todos mis jugos. Lejos de detenerse continuo con su faena y ahora me follaba metiendo su lengua en mi concha lo mas que podía. Nunca había sentido un placer igual. Retiraba su lengua y bajaba pala lamer mi ano y volvía a meterla en mi empapada concha. En uno de esos vaivenes ya cuando hasta mi ano latía de excitación cambio de orificio e introdujo su legua abriendo sabrosamente mi ojete. Fue irresistible con lo cual mi cuerpo se arqueo y tuve un orgasmo que parecía no acabar ya que el seguía cojiendome con su lengua mi culo con frenesí.

Volvió a recorrer mi cuerpo hacia arriba y se entretuvo con mis pezones dejándomelos muy duros y adoloridos y la piel de mis pechos toda erizada. Se separo, abrió mis piernas y paso su verga por la entrada de mi concha hasta que le rogué que me la enterrara a fondo. Empujo suavemente ya que pese a mi excitación era estrecha para recibir un intruso de ese tamaño. Cuando metió la cabeza de su verga pensé que no iba a poder hacerlo ya que parecía que me partía en dos pero con un mete y saca cortito fue dilatando las paredes y poco a poco fue entrando hasta que sentí que sus huevos rozaban mi ojete. Lo separe para mirar ya que no podía creer que estaba todo dentro. Solo con esa visión explote nuevamente. De ahí en mas fue un bombeo continuo, por momentos lentos y por otros rápido y fuerte. Perdí la cuenta de mis orgasmos pero el seguía con su mástil duro. Salió de dentro de mi y se puso de espaldas. Ahora era mi turno. Me monte sobre el y puse la entrada de mi concha sobre su glande y baje lentamente hasta sentirme totalmente empalada. Cabalgue sobre el acabando varias veces mas hasta que caí rendida sobre su pecho, pero aun sentía su tronco duro dentro mío. Me tocaba a mi darle placer y tratar ya no con mi concha intentar ordeñar ese palo sacándole hasta la ultima gota de leche. Me salí y empecé a mamarsela. No fue fácil ya que por mas que abriera todo lo más que podía no me entraba toda. Recorrí con mi lengua ese tallo venoso de arriba abajo, lamí sus huevos y me los metía en la boca acariciándolos con movimientos de mi cálida lengua. Podía sentir sus gemidos, volvía a comerme su verga lo mas que podía, lamiendo su glande y pajeándolo con mis labios. Finalmente luego de un rato en que ya empezaban a dolerme las mandíbulas note que empezaba a latir con lo cual aumente el ritmo de mi mamada hasta que un torrente de leche caliente llego a mi garganta. Trague hasta la ultima gota y lamí su pedazo hasta que quedo nuevamente flácido. Me acurruque entre sus brazos y quede dormida.

No se cuanto tiempo paso pero me despertó su lengua recorriendo mi espalda de arriba abajo. Se sentía relajante hasta que beso y lamió mis nalgas y recorrió la raja desde la cintura hacia abajo. El calor volvió a mi cuerpo pero lejos de detenerse el continuo. Abrió con sus grandes manos mis nalgas y ahora se dedico nuevamente a mi ojete. Me puso en cuatro patas y repitió el trabajo del principio. Lamió el esfínter hasta que estuvo bien húmedo y me cojió con su lengua. Yo ya adivinaba en que iba a terminar eso, pero lejos de asustarme estaba tan caliente que lo deseaba. Le pedí que fuera despacio para no lastimarme y me dijo que confiara en el que sabia lo que hacia. Tomo un pote de vaselina del cajón de su mesa de luz y unto todo mi ano metiendo la vaselina dentro de mi culo con sus dedos. Después de un rato de prepararme se unto su verga que estaba muy grande y dura y apoyo su glande en la puerta de mi culo. Empujo lentamente. Costo entrar hasta que venció la resistencia y metió toda la cabeza dentro de mis entrañas. Sentí que me desmayaba, mis piernas se aflojaron y el me sostuvo por mi cintura y se quedo quieto esperando que mi culo se acostumbrase a semejante intruso. Deslizo una mano hacia mi concha y suavemente la acaricio, metió un dedo lo humedeció con mis jugos y con el dedo empapado acaricio mi clítoris con destreza ya que en poco rato recupere mi excitación y el dolor empezó a ser mas tolerable o tal vez se junto con el placer que empezaba a sentir. Empujo suavemente y su ariete fue entrando centímetro a centímetro, hasta que hizo tope tras lo cual se volvió a quedar quieto. Mi calentura era cada vez mayor así que fui yo la que empezó a moverse primero en círculos rozando con mis nalgas contra su cuerpo y luego hacia delante apretando las nalgas hasta que estaba a punto de salirse y hacia atrás abriéndolas lo mas que podía para entéramela hasta el fondo.

Se dio cuenta que estaba disfrutándolo y entonces me empezó a sodomizar bombeándome el culo rápidamente y con fuerza haciéndome sentir todo el poder de su verga. La sacaba totalmente y con mi ojete que quedaba abierto la volvía a meter. Mi cabeza golpeaba contra la cabecera de la cama y mis tetas se sacudían para todos lados. Pensé que no tenia una gota mas de jugos ni energía pero mi cuerpo se estremecía una y otra vez, mi concha largaba chorros en cada orgasmo y lo mas insólito que mi culo acababa, experimente por primera vez un orgasmo anal distinto a todos los que había tenido en mi vida. Luego de largo rato en el cual ya mi ojete me ardía y creí que no iba a soportarlo mas dentro me dijo que se iba a correr. Sentí el latir de su verga y su leche inundando mis entrañas como si estuviera recibiendo un enema. Cuando se quedo quieto aproveche a sacarlo de dentro mío y sentí que la leche salía de mi adolorido culo chorreándome por las piernas con hilos de sangre. Literalmente me había roto el culo.

Ahora entiendo porque mi madre se ve tan feliz y los ruidos que siento cada noche.

Esa semana dormimos juntos y lo hicimos a diario e incluso varias veces al día. Solo parábamos para comer y dormir algo. Mis dos orificios están tan dilatados que pienso que voy a tener que encontrar hombres tan dotados como el para sentir placer.

A partir de ese entonces comparto un verdadero semental con mi madre sin que ella lo sospeche y como el me aconsejo disfruto de la vida y yo le agrego del sexo mientras pueda.