Una semana muy peculiar de camping

Y mientras me montaba, me cuenta... “Me ha dicho mi mujer que les dirá a las chicas que se monte a sus novios, ya veremos cuáles de ellas lo conseguirán, aunque sin saber el resultado, me apuesto lo que sea a que tu novia te sodomiza como una putita”.

Una semana muy peculiar de camping

Antes de comenzar debo decir que todo lo dicho es verdadero, pues pienso que, para ser mentira o inventado el tiempo podría emplearlo en otras cosas. Tengo muchas anécdotas y experiencias que contar, como muchos de vosotros así me lo habéis pedido, ya que al ser una persona de mente abierta (bueno y algo más también), no me cierro puertas a realizar fantasías. Soy de esos que ha explotado mis virtudes y mi físico, como también mi aparente ingenuidad e inocencia, claro está todo fingido y destapado en su momento. Y lo que a continuación os voy a relatar, me ocurrió recién cumplido los 18 años en mayo, aquel año decían mis padres que debía de ser muy especial para mí, pues había cumplido la mayoría de edad, aunque ni mi rostro y cuerpo den fe de ello, pues dicen que aparento menos edad de la que tengo.

Yo mantenía mi doble vida en secreto, quizás por ser géminis de horóscopo me hace llevarlo en los genes, aunque llevar más bien poco. Bueno sigo, también por esa época mantenía una relación con una chica, chica con la cual llevábamos ya seis meses. Una de esas que conoces en una discoteca, relación que inicialmente iba a ser solo sexo, pero giros que da la vida, esta se acabó encariñando de mí.

Recuerdo esa primavera, quizás por ir de la mano de esa fecha, o quizás por lo que acabo una serie de relaciones, pero no adelantemos más de lo necesario. Creo recordar que fue la novia de un amigo, quien propuso pasar una semana en la finca de su padre, pero no precisamente en la casa, sino que estaríamos en tiendas de campañas. La propuesta nos pareció bien, y todos estábamos encantados con la idea de ahorrar unas ‘pesetas’, acabando por cerrar fecha y quedar para comprar provisiones.

Pero de las cinco parejas que constábamos acabamos por ir solo tres, ya que los padres de las chicas se oponían a que fuera, y claro esta mis amigos o sea sus novios, no iban a venir sin ellas. Pues bueno, agilicemos la historia, como he mentado previamente, salimos un sábado con la idea de estar hasta el próximo viernes. Fue llegar y los padres de la amiga ya nos estaban esperando, ya que nos iban a decir donde debíamos de instalarnos, cosa que hicimos, montando las tiendas de campaña en hileras. Montaje que nos encargamos los chicos, mientras las chicas iban a colocarse los bikinis e irse a la piscina.

Aún me acuerdo el panorama que nos encontramos cuando nosotros llegamos a la piscina, pues los padres de mi amiga Esther (nombre real para nada ficticio), estaban ambos en bolas y las chicas estaban en toples. El decir que lo recuerdo, no es por otra cosa que, a día de hoy solemos contar como una anécdota, ya que no todos los días te encuentra a los padres de una amiga desnudos. Ya que algo que no contamos en la anécdota, no es otra cosa que describir nuestras caras, pues mientras las chicas estaban embobadas por el cuerpo del padre de Esther, nosotros estamos enamorados del cuerpo de su madre (menudo culo y no decir que pechos).

Y viendo tal panorama, predije que íbamos a tener unos días de descanso de la leche, cosa como fue en parte. Ese sábado transcurrió de lo más sosegado, cuya noche fue de lo más movidita, nos retiramos con ganas, estábamos caliente. Comenzando mi novia por cogerme mi polla y comenzar a chupármela, mientras me la pajeaba con su mano izquierda, dedicándose a absorber y tragar sobre todo mi glande. Sacándosela para soltarme cosas como...

  • “Te has fijado en el pollón del padre de Esther, joder menuda polla que tiene el hombre, al menos es el doble de la tuya... verdad”.

Dice, y tras apartarla le hago tumbar y sin hacer falta prepararla, cojo y se la introduzco, comenzando mi novia a suspirar y gemir, pidiéndole por favor que bajara la voz. Pero no precisamente porque no me gustara que mis amigos supieran que estábamos follando, sino porque de vez en cuando emitía el nombre del padre de Esther.

Y el domingo, cuando a media mañana nos acercamos a la piscina, fueron los padres quien propusieron a las chicas bañarse desnudas, y claro está a nosotros lo mismo. Y por muy abierto de mente que me reconozca, no soy mucho de ver a mis amigos en pelota, y menos que ellos me vean a mí, no siendo por otra cosa que por los miembros. Esther junto a mi novia fueron las primeras en quitarse la parte inferior del bikini, dejando a la vista el resto sus espectaculares cuerpos, cosa que el día antes ya vimos sus senos. Acabando la tercera ante la cara de consentimiento de su novio, y que nosotros acabamos también desnudos, quitándonos poco a poco ese velo moralista que teníamos. Más aun, cuando estos nos propusieron ir en bolas durante todo el tiempo, sobre todo por la casa, la piscina y en las tiendas de campaña, ya que ellos son naturalistas.

Y como quien no quiere la cosa, viendo como el padre de mi amiga era quien realizaba casi todas las tareas, acabe ofreciéndome a ayudarle, como normalmente suelo hacerlo en casa. Ayudándole a preparar el almuerzo, preparando la barbacoa, sacando las bebidas y demás cosas, esto nos llevó a conversar durante todo el tiempo. Conversación que tocábamos toso los temas, sobre todo el sexo, pues me soltó...

  • “Me ha dicho mi hija Esther que tú novia es muy apasionada, pues no se corta un pelo a la hora de divulgar el placer”.

Dice y callo avergonzado, pensé en soltarle algo y ponerme medallitas, pero ignorando que más le conto su hija, procuré ser cauteloso. Volviéndome este a preguntar...

  • “¿Te gustan los tríos?, te lo pregunto porque dice mi hija que no dejo de mentarme, mientras te la follabas”.

Y no sé qué me dejo más callado, si su propuesta de realizar un trio o lo mencionado por mi novia. Esté viendo mi cara sonrojada, dándome una palmada cordial en la espalda, soltándome que lo dicho era toda una broma, cosa que lo dejo ahí. Y en minutos volvió a la carga con otra cosa, comenzando por preguntarme...

  • “Desde cuando te depilas, aunque he notado que estas todo rasurado, ¿es cosa tuya o una predilección de tu novia?”.

Si la conversación en algún que otro momento, pudo aseguraros que me pareció un poco impropia, no os quiero decir que me parecían sus preguntas indiscretas. Pregunta a la cual, le respondí...

  • “No me depilo y menos es una predilección de mi novia, simplemente yo nací así de pequeño”.

Y nada más responderle, coge este y me soltó una palmada en el culo que no me pareció para nada cordial, encima soltándome...

  • “No sé, si te lo han dicho o no, pero tienes un buen culo”.

Dice y continua...

  • “Sabes una cosa, soy de esos que gustan que los hombres seamos unos osos, machos varoniles con pelo en el pecho, y que derrochemos testosterona. Aunque te debo ser sincero, por otro lado, me atraen los chicos jóvenes sin vello alguno, esos que aparentan hombría, pero son más afeminados”.

Le escucho con cierto temor, pues mientras hablaba volvió a colocar su mano en mis nalgas, cuya palma comenzó a magrear mis glúteos, cuyo gesto lo hacía con descaro delante todos, salvándome que estaba por detrás de la barbacoa y de frente a ellos. Sintiendo como el cabrón se aprovechaba del momento, sobre todo cuando deslizo su dedo corazón entre mis glúteos hasta mi orificio, y aprovechando que este estaba impregnado en aceite, presionado y sentir como me introducía la primera falange... uuummm!!. Me mira, sonríe y me suelta...

  • “Te ha gustado verdad, te lo digo por cómo se te han puesto los pezones, dan ganas de metérmelo en la boca y chupártelos”.

Dice y continua...

  • “Di algo hombre, no te cortes, no te preocupes que nadie nos ve y menos nos escucha”.

Y diciéndome esto, vuelve a presionar ese dedo que entra la segunda falange, introducción que me hace hasta colocarme de puntillas y sin hacerlo adrede, eche mi culo hacia atrás. Soltándome este varonil hombre...

  • “Te gusta... eeehhh!!, dime... ¿Tú novia también te mete los dedos por el culo cuando te la chupa?, dime, no te cortes”.

Y cortado me tenía tanto como avergonzado, avergonzado me repito por no haberme retirado en su momento, pues ahora le estaba permitiendo que continuara. Ya que el cabrón había comenzado a follarme con ese dedo, sacándolo y volvérmelo a introducir, pero sin llegar a meterme la tercera falange. Pues en un momento dado, cogió y me introdujo un segundo dedo, sintiendo como se alojaba junto a su dedo corazón el anular. Y volver a soltar con desfachatez...

  • “Uuuffff!!, como me tienes la polla, me va a reventar”.

Dice explícitamente al tiempo que me coge mi muñeca derecha, tirando de ella hasta posar mi mano sobre su miembro, sintiéndolo caliente y duro, notando esas gruesas venas vibrar. Y volver a decir con un tono desafiante, pero al mismo tiempo duro...

  • “Cógemela coño, agárrala y siente como me la tienes, suerte que estamos acompañados, pues si no te haría arrodillar y follarte esa boquita”.

Y es cuando su mujer y mi novia nos llaman, acercándonos ambos, yo con mi miembro morcillón, mientras él iba empalmado, llevando las miradas de las chicas, incluida la de su propia hija. Y que todas estas, nos informaron que esa noche iban a realizar una noche de chicas, haciéndonos saber que al menos no aparecerían hasta por la mañana. Aquello en verdad no me pareció nada bien, pues tenía en mente el satisfacerme esa noche con mi novia, cosa que viendo lo escuchado, como que no iba a hacer.

Y esa tarde noche, tras haber ido las chicas, nos quedamos los chicos allí, conversando sobre mujeres, sexo y otras cosas, jugando y bebiendo hasta el sueño nos pudo, aunque para ser sincero les pudo a ellos. Yo me fui a mi tienda, preparé el saco y lo abrí, introduciéndome desnudo, cuando pasado unas horas la cremallera de mi tienda de campaña se abrió, apareciendo el padre de mi amiga. Este con su dedo en la boca me pedía silencio, padre que cogió y sin esperar consentimiento por mi parte, se metió dentro de mi saco de dormir (debo decir, que mi saco de dormir, no es el tipo de forma de capullo de gusano, sino de esos que parecen un libro, y encima este era de matrimonio).

En voz baja le pedí por favor que se saliera de la tienda, pues no deseaba un escándalo, cosa que este me ignoraba, acostándose detrás de mí, rodeándome con sus brazos, atrayéndome hacia él. Sintiendo su miembro pegado a mis nalgas, sintiendo como mi vello se me erizaba, y diría que hasta temblaba. Notaba su pecho velludo contra mi espalda, su respiración acalorada en mi cuello, y sobre todo la presión de su glande en mis glúteos.

Comenzó a besar mi cuello, mientras sentía como sus manos acariciaba mi pecho, vientre al tiempo que se acomodaba mejor, acabando por tirar hacia abajo la tela del saco. Mientras se justificaba por el tremendo calor que hacia dentro de la tienda, como si yo le hubiera invitado. Sentía sus piernas enredarse con las mías, e incluso como una de sus manos comenzaba a acariciar mi miembro. Acabando por separarse, levantarme mi brazo derecho para que su boca besara mis axilas, siguiendo con mi pecho y mis pezones, chupando, lamiendo y finalmente mordérmelos.

Pero todo esto, mientras sentía como sus dedos de su mano derecha se deslizaba entre mis glúteos, deteniéndose su dedo corazón en mi orificio y ayudándose con alguna sustancia, acabar por introducírmelo. Sintiendo como en minutos ese dedo entraba y salía de mi orificio, acabando en esta ocasión por meterme hasta la tercera falange. Viéndome entregado, sustituyo ese dedo por dos y minutos más tarde, ya me entraba el dedo corazón, el anular y el índice.

Viéndome preparado, coge y tras incorporarse, quedándose de rodilla detrás de mí, me toma de mis caderas y me hace colocarme en posición de perrito. Mientras me sujeta con su mano izquierda por mi cadera, siento como con la derecha coloca su grueso miembro sobre mis nalgas, dejándola caer por entre mis glúteos, sintiéndola no solo caliente y dura, sino bastante gruesa y grande. Glande que desliza entre mis glúteos hasta llegar a mi orificio, presionando y sintiendo como me entra, soltando un casi ahogado grito de dolor.

Comenzando este a meterme su glande y sacármelo, una vez tras otra, hasta que noto como me sujeta con ambas manos ahora mis caderas. Sujeción que me hace entender lo que viene ahora, pues este comienza a penetrarme, lentamente, incluso se vuelve a ayudarse con ese ungüento. Sintiendo como ahora ese pollón de no más de veinte centímetros se aloja en mi interior, penetrándome con cautela y sin prisa. Acariciándome espalda e incluso masturbándome, llegándome a preguntar si le dejaba que se corriera dentro, y tras negarme, acabe por sentir al tiempo que este me decía...

  • “Ostia lo siento tío, lo siento, no lo he podido evitar, lo tienes tan estrechito que las ganas han podido conmigo”.

Y haciéndome saber que, si me mantenía en esa posición unos cinco minutos, no se me saldría su corrida de mi orificio, postura que peque de inocente, pues este aprovecho para meterme su polla en mi boca. Tomándome con ambas manos mi cabeza por las sienes, moviéndose como si continuara aun penetrándome, dejándole la polla bien limpita. Y antes de irse me la chupo también, viniéndome yo en minutos, mientras este reía y haciendo alusión a mi pronta corrida.

Esa noche quedo ahí, quedándome pronto dormido, despertándome mi novia por la mañana mediante una mamada, pues deseaba un rapidito antes de dormir. Mamada que tuvo algo diferente a las del resto que me hacía, diferencia que esta mientras chupaba y tragaba, comenzó a follarme con sus dedos mi orificio. Acabando por retirarla con ímpeto, follándomela con violencia, no siendo precisamente un polvo exprés como deseaba ella, sino que pague con ella la encerrona de noche anterior. Y cuando acabe, sí que deje a esta bien dormida, y bañada con mi leche, saliendo y uniéndome al resto.

El resto de los días sucesivos se repitió a diario casi todo, durante las mañanas era piscina, juegos, conversaciones, continuando con el almuerzo y mientras unos descansaban, otros dábamos paseos por la finca, manera de bajar la comida. Continuando la tarde con más de lo mismo, tocándonos a nosotros los chicos por salir una noche, dejando a las mujeres solas al amparo de un par de perros.

En una de esas tardes que tras almorzar me dio por caminar, me acompaño el padre de mi amiga, amante de hace un par de noche, macho que no dejaba de decirme las ganas de repetir que tenía conmigo. Y en esta conversación, me confeso que su mujer sabía que habíamos hecho, aunque en verdad esa salida y nuestro encuentro en la tienda, me hizo saber que había sido orquestado por ambos. Pues según me hizo saber, que nada más verme se le metió en la cabeza cogerme, sabiéndolo de sobra su mujer, y que la ayudita de mi novia en la mamada, me dijo...

  • “Eso ha sido idea de mi mujer, sugiriéndole a tú novia que te lo haga, dejándole claro que eso te gustará y que mi reacción será el premio”.

Caminata que este me llevo a un paraje, donde tras detenerme, comenzó a comerme de nuevo los pezones, lamiéndolos y chupándolos, mientras que con su mano derecha magreaba mis nalgas, con la izquierda me masturbaba. Y aunque le intentaba apartar, diciéndole que no era buen sitio, pues podríamos ser descubierto por alguien. Este haciendo oídos sordos, acabo por arrodillarse y comenzar a comerse mi miembro, mientras me dilataba mi orificio con sus dedos. Y me veía otra vez caer a los deseos de este hombre, macho varonil de casi dos metros de altura, corpulento con vientre plano de gimnasio, velludo y que todo era grande en su anatomía. Hombre que viéndome listo, me hizo inclinarme sobre un árbol, separando mis piernas y colocarse detrás, agarrando su polla y dirigirla hacia mi orificio. Introduciéndomela despacio, mientras me decía...

  • “Gime coño gime, demuéstrame que estas disfrutando”.

Y aquel vergón era un entrar y salir de mí, sintiendo como sus grandes huevos chocaban contra mis nalgas, escuchándose el sonido de los cuerpos y del chapoteo de su polla dentro de mí. Y mientras acelera, siento como me corro solo sin llegar a tocarme, escuchándole decirme...

  • “Esta noche va a convertir a tus amigas y a tú novia en tortilleras, unas copitas, un cachondeo, insinuaciones, unos piquitos y al final enrollarse, comida de conejito y quién sabe si mi mujer, sacara el strampo y se montara a alguna”.

Dice y aquello hace que mi polla vuelva a pedir guerra, corriéndome en esta ocasión con ayuda suya, leche que impregna sus dedos y me la hace probar. Volviéndome a decir...

  • “Me ha dicho mi mujer que les dirá a las chicas que se monte a sus novios, y ya veremos cuáles de ellas lo conseguirán, aunque sin saber el resultado, me apuesto todo a que tu novia mañana te sodomiza”.

Y decir esto, sintiendo como el cabrón me preña, sacándola y notar como su leche sale de mi orificio, diluyéndose por mis piernas hasta el suelo, para volvérmela a meter de u solo golpe hasta los mismos cojones. Y esa noche salimos los chicos, cuyo macho varonil siempre que podía aprovechaba para meterme mano, demostrándome lo activo que es. Llevándome incluso a un bar, donde acabamos en los aseos y por culpa de su ímpetu, casi acabo en una orgia, digo casi ya que mientras este me montaba, apareció otro al cual acabe por chupársela. Y cuando llegamos, nos extrañamos de que no había mujeres en las tiendas, descubriendo más tarde que todas habían pasado la noche en el dormitorio de los padres de Esther, no había que imaginar mucho más.

Y al final acertó el cabrón, pues en plena magro, cuando toco sexo oral, ella comenzó como la vez anterior a meterme sus dedos, cuya consecuencia fue penetrarla con ganas, finalizando por un juego nuevo por su parte, no siendo otro que usar un Strapon conmigo. Esa semana dio para mucho más, pero no quisiera alargarlo, ya me decís que os ha aparecido, bueno os dejo, espero que os haya gustado Estaré esperando vuestra respuesta, deseando recibir vuestros comentarios, ya sea a este portal como a mi correo. Mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).