Una Segunda Oportunidad para Amar! Gran Final!

Mercedessssss, Mercedes hazte cargo del niño, que Rebeca dice que ya llega la niña, y nos tenemos que ir al hospital, corre Mercedes…” – gritando como un loquito, corría a buscar la maleta de Rebeca para recibir su preciada hija… Sonriendo un segundo no pudo dejar de pensar y dar gracias a Dios por brindarle UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA AMAR!

Capítulo Final… Una segundad oportunidad para amar

Rebeca sintiéndose liberada se levanto, sus ropas estaban todas rasgadas, su rostro ensangrentado. Leonardo fiero seguía luchando, "Lorenzana, llegaste antes de que la matara, pero no lo impedirá, como quiera la matare, pero eso si, primero terminaré contigo, luego seguiré con ella, y le haré más que a la otra mujerzuela que tuviste." – esto fue lo que Leonardo necesito escuchar para que la adrenalina corriera aún más veloz por sus venas, y enfurecido le dio un gancho con la derecha que le movió con violencia la mandíbula, cayendo Nicanor sin más de rodillas, aprovechando esto Leonardo le asesto otro golpe más con igual fuerza, dejándolo en el suelo achocado. Leonardo salto sobre Nicanor de prisa dirigiéndose hacia Rebeca, muy preocupado viéndole el rostro ensangrentado. --"Rebeca mi amor, te llego a hacer más daño? –le pregunto temiendo que lo peor hubiera pasado y él no haber llegado a tiempo. Ella lloraba en silencio, atemorizada aún, sintiendo todavía en su piel las manos de Nicanor. Leonardo la abrazo fuerte, tratando de que se calmara, buscando brindarle un poco de seguridad, la seguridad que ella tanto necesita. De pronto él sintió como el cuerpo de Rebeca se tensaba, viendo ella como Nicanor se levantaba y con un gran puñal hacia ellos avanzaba. Percatándose del cuerpo tenso de Rebeca, Leonardo entendió lo que sucedía, girando desenfundo el arma un Mágnum 3.57 de 9 pulgadas que tenía en la funda debajo del brazo izquierdo a la vez que disparaba, volteándose rápidamente enviando a Nicanor un segundo disparo directo al pecho terminando así con la vida de aquel malvado ser enfermizo. Un: "Aahhh ahhh" –escapo de su boca, a la vez que su cuerpo caía sin vida. No hubo tiempo para una segunda oportunidad, aquel perverso criminal tampoco merecía la misma, aquel ser tan malvado no dudo un solo momento cuando atrapo a todas y cada una de las mujeres que sin ninguna pena violo y asesino en tantas ocasiones, incluyendo a Susana. --"Esto fue por Susana"--le dijo Leonardo mirándole a los ojos, unos ojos que no ocultaban su mirada desquiciada, una mirada llena de un odio inconfundible, la mirada que le dijo a Leonardo que si no daba él, el primer golpe ya no sería capaz de dar ninguno. Rebeca grito, Leonardo lo miró fijamente a los ojos, Nicanor tenía la mirada desquiciada, la mirada de un asesino que no sedería hasta no haber culminado con sus más bajos instintos. Viendo los ojos que le arrebataron a lo que más quiso alguna vez, opacándose quedando sin vida, observo como aquella mueca se desdibujo de aquel maquiavélico rostro, viendo como lentamente aquel cuerpo soltaba el puñal y como en una película a velocidad lenta, el cuerpo ya sin vida de Nicanor cayo hasta quedar tendido en el suelo, con un solo y certero agujero en el centro de los ojos. --"Susana, ahora puedes descansar en paz" – dijo Leonardo a la vez que se volteo abrazando muy fuerte a Rebeca. Estremeciéndose ambos al darse cuenta lo cerca que estuvieron de morir ambos.

La ceremonia fue hermosa, los votos, el vals, el brindis en fin, una ceremonia de ensueño, la ceremonia que cualquier novia soñaría. Más tarde Leonardo se la llevo, tenía ya arreglado todo el viaje de Luna de Miel, hacia la bella isla de Puerto Rico, la hermosa isla del encanto. Allí Rebeca aprendió lo que es ser amada, y venerada, lo que es ser dar y recibir. Aprendió entre los brazos de Leonardo lo hermoso que es el amor. Entre sus besos, sus abrazos ella llego hasta el cielo. --"Rebeca te amo, sabes que desde el momento en que llegaste a mi, supe que no te podía dejar ir." – Leonardo le susurraba al oído a la vez que la mantenía muy pegada a él, contemplando el bello atardecer sobre la isla del encanto. --"Leonardo, te amo, gracias mi amor, por darme tanto. Por enseñarme lo que significa amar y ser amado." Diciendo esto ella se volteó quedando frente a él, alzando su vista mirando sus labios… aquellos labios que ella no se cansaba de explorar. Paso sus brazos por la cintura, subiendo por la espalda de Leonardo pegándose a él todavía más. --"Vaya, vaya… con que tímida ella no?’ – le dijo Leonardo a la vez que el también la abrazaba, pegándola a su cuerpo que despertaba en un torrente de sensaciones imposibles de dominar. El todavía se sorprendía, pero era muy agradable sentir a su mujercita echa un volcán en erupción, jamás lo hubiera imaginado, cosa que agradecía tanto como haber encontrado en ella tan bellos sentimientos. "Ahora si, mi reina, mi hermosa Rebeca, aquí y ahora te demostrare cuanto te amo." -- diciendo esto, la levanto y la tiro en la cama, tirándose luego el, agarrándola una vez más, se posesiono de sus labios demostrándole lo que ella provocaba en él. Aquel mar de sensaciones, de instintos, aquel mar de emociones que solo se dan cuando se ama en cuerpo, espíritu y alma. Ella se reía bajo él, disfrutando una vez más el sentirse protegida, valorada y sobre todo sentirse amada. Varios años después, Leonardo se encontraba en el patio haciendo el jardín, más bien complaciendo una vez más a su bella mujercita, que estaba empeñada en que el le hiciera a los niños un área de columpios y arena. El niño ellos reía anticipando el gozo del que pronto dispondría. Enredado en las piernas de papá reían sin parar. --"Leonardo ven pronto…" lo llamo Rebeca, con voz algo entrecortada…Leonardo dejo todo y subió corriendo las escaleras, para encontrar a Rebeca algo pálida. --"Rebeca, te pasa algo? – pregunto veloz, a la vez que se acercaba. --"Mi amor no pasa nada, o más bien si, es que nuestro segundo hijo ya llega… Debemos partir al hospital, la niña dice que ya no aguanta más. Leonardo abrió grande los ojos, y luego sonrió, raudo la beso en los labios y corrió escaleras arriba gritando. --Mercedessssss, Mercedes hazte cargo del niño, que Rebeca dice que ya llega la niña, y nos tenemos que ir al hospital, corre Mercedes…" – gritando como un loquito, corría a buscar la maleta de Rebeca para recibir su preciada hija… Sonriendo un segundo no pudo dejar de pensar y dar gracias a Dios por brindarle UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA AMAR!