Una segunda oportunidad para amar! (7)
Leonardo tan pronto la sintió respondiendo y aferrándose a él la apretó fuerte. El beso se tornaba cada vez más apasionado, sus respiraciones agitadas, sus pechos subían y bajaban con cada suspiro que daban, las manos parecían haber adquirido vida propia, lanzándose en una exploración peligrosa. Leonardo se dio cuenta que aquello se estaba escapando de sus manos y necesito recurrir a toda su fuerza de voluntad para no seguir.
Capítulo # 7 Una segunda oportunidad para amar
Leonardo sacudió la cabeza, como queriendo apartar de si los terribles pensamientos, ya no quería recordar más, el dolor aún era muy fuerte. Rebeca, recordó a Rebeca y lo que lo había hecho buscar la agenda que pensó haber guardado para siempre. El debía hacer la llamada para averiguar algunas cosas, como el porque habría un misterioso motociclista siguiéndolos, definitivamente a él no era, así debían estar buscando a Rebeca y si esto era así el quería saber el porqué. Así después de una hora y varias llamadas, ya las investigaciones estaban a en trámite. Leonardo aún no entendía bien el porqué reaccionaba así con ella, sólo sabía que deseaba protegerla y que de alguna manera se sentía vivo junto a ella, tan vivo como hacía tiempo no se sentía. Esa noche Mercedes le llevo de cenar a Rebeca, le dio los medicamentos y ella pronto siguió durmiendo. --"Joven Leonardo, desea algo más? le pregunto Mercedes, pues ya pensaba retirarse. --"Pienso subir a hablar un poco con Rebeca, ya cenó? le dijo a su pregunto a su vez él. --"La pobrecita esta muy débil aún, después de darle sus medicamentos y la cena, se ha vuelto a dormir, joven." le indico Mercedes, no sin antes notar y agradecer en silencio, el hecho de que él joven Leonardo al fin parecía haber encontrado otro motivo para seguir viviendo. Ella sabía muy bien el gran sufrimiento que el joven Leonardo había vivido, y en más de una ocasión llego a temer por su vida. Susana fue el gran amor en su vida, pero desgraciadamente ya no estaba, y la vida debía continuar. Fue por todo esto que Mercedes estuvo muy de acuerdo en ayudarlo en aquella mentirita piadosa, y le rogaba a Dios cada noche que algo pasara. --"Joven Leonardo, ella se ve que es una joven muy delicada, además de decir que es muy hermosa." le comento como por casualidad Mercedes, ya que buscaba que él le hablara. --"Si Mercedes ella es muy linda, algo me dice que esta joven esta en aprietos, no te había comentado nada pues no había tenido la oportunidad, y frente a ella no quise hablar nada de esto, pero a nuestra salida del hospital un motociclista nos estaba persiguiendo. Mercedes no quiero que te preocupes, pues ya estoy en contactos con mis antiguos amigos, ellos me verificaran todo, pero esto puede tardar unas semanas en lo que me dan la información, así que en lo que esto ocurre, necesito que estés muy pendiente, con ojos hasta en la espalda estamos? Yo hablare con los muchachos, le daré instrucciones precisas, puede que no sea nada, pero aquel personaje nos estaba siguiendo y no voy a permitir que nada, NADA le pase!" al decir esto miro a Mercedes, y no pudo evitar observar la sonrisa que iluminaba su rostro, dándose cuenta que al hablar fue un poco enérgico, y conociendo a Mercedes imaginaba que estaría tramando algo. Así que sin decir más que "Nos vemos mañana me iré a acostar" huyo de aquella mirada inquisitiva. Ya en su cama recostado, pensaba en los sucesos acontecidos desde que la conoció y llego a la conclusión de que algo raro estaba pasando. El no permitiría que nada malo pasara y llegaría hasta el fondo de todo esta situación. Ya pensando en todo esto el sueño lo atrapo, y aún en sueños le aparecía Rebeca una y otra vez sonriente frente a él. Sumergido en un placentero sueño, como hacía mucho no disfrutaba, poco a poco fue despertando. Al buscar cual fue el motivo por el cual despertó, no pudo evitar escuchar un quejido, y de inmediato salto de la cama. Su preocupación le impidió recordar que solo traía sus boxers y veloz salio de su habitación, y cruzo el pasillo que era lo único que lo separaba de la habitación que había destinado a Rebeca. Tan pronto entro miro a todos lados buscando encontrar la razón por la que ella lloraba, no vio nada, nadie. De inmediato se sentó junto a ella pasándole el brazo por la espalda le dijo: --"Vamos Rebeca, tranquila mi ángel, creo que has tenido una pesadilla." al decir esto la abrazo girándola hacia él. Ella no se contenía, lloraba sin cesar, algo temblorosa balbuceo: --"Leo, Leonardo es que de repente... de repente vi algo, fue como un destello en mi mente... Leonardo te juro que no entendí bien... recuerdo, recuerdo haber visto un hombre de espaldas todo vestido de oscuro..." --sus hombros volvieron a sacudirse con el llanto. El la apretó contra su pecho, como quisiera aliviar de alguna manera aquello, de verás daría cualquier cosa por no verla así, tan vulnerable. Pero él no pudo dejar de escuchar cuando ella dijo: "hombre todo vestido de oscuro"... --"Mamita recuerda lo que dijo el médico, poco a poco te llegaran recuerdos, no debes asustarte, se que debes sentirte como impotente ante esto, pero muy pronto tus recuerdos volverán, si ya te están llegando. Solo ten un poco de paciencia ante esto, pues aquí nada podemos hacer, y si te esfuerzas quizás sea peor."le dijo tratando de calmarla. --"Leonardo, creo que aquel hombre estaba haciendo algo malo, no sé porque te lo digo sólo sé lo que lo siento. Y esta terrible sensación..." un nuevo escalofrío recorrió el cuerpo de la joven. Y fue en este momento que Leonardo sintió el suave aroma de su perfume, cuando al tenerla abrazada contra su pecho que sintió su pecho contra el de ella, que tomo consciencia de que Rebeca era una joven muy bella, muy hermosa y recordó cuanto tiempo había transcurrido desde que él abrazara por última vez a una mujer. --"Leonardo, tengo una horrible sensación, por favor no te vayas," al decir esto Rebeca levanto su rostro, mirándolo con aquellos enormes ojos brillosos por las lágrimas. Allí entre sus brazos, ella sentía tal protección que no pensó más allá. Al buscar su mirada, Rebeca se encontró muy cerca de la boca de Leonardo, de sus labios...aquellos labios que sabían decir lo justo en el momento adecuado. Y sin darse cuenta ella como, hipnotizada por aquellos bellos ojos de él se acerco más a su boca. Leonardo no pudo pensar, más bien no quiso pensar... Sólo miraba aquella boca tan apetecible ante él, aquellos labios que invitaban a ser besados, y con un suave murmullo: "Dios, Rebeca" Leonardo bajo su boca apoderándose de la de ella en un beso suave, tierno, un beso tan intimo que a él mismo tomó por sorpresa, pero, el que no pudo evitar. Tan pronto sus labios se unieron parecían que no necesitaban más, era como si aquello fuera lo más normal entre ellos, y se dejaron llevar. Rebeca se aferró a Leonardo pasando sus brazos por su cuello, sin darse cuenta que con esto se acercaba más, si esto fuera posible a él. Leonardo tan pronto la sintió respondiendo y aferrándose a él la apretó fuerte. El beso se tornaba cada vez más apasionado, sus respiraciones agitadas, sus pechos subían y bajaban con cada suspiro que daban, las manos parecían haber adquirido vida propia, lanzándose en una exploración peligrosa. Leonardo se dio cuenta que aquello se estaba escapando de sus manos y necesito recurrir a toda su fuerza de voluntad para no seguir.