Una segunda oportunidad para amar! (3)

Tan pronto él entro, ella levanto la vista buscándolo, y Leonardo no pudo dejar de notar su ansiedad, su temor, tal vez una terrible angustia de no saber nada, verdaderamente debía ser una situación muy difícil aún para el más fuerte de espíritu.

Una segunda oportunidad para amar… Capítulo #3

Pensando en esta situación, viendo como las enfermeras se hacían cargo de administrarle a Rebeca los medicamentos, Leonardo no sabia si sentir pena por la bella joven, o estar agradecido porque de esta manera ya nadie sabría la verdad, mientras ella estuviera amnésica, él podría ayudarles sin ninguna preocupación. --"Como me llamo, quien soy?"—la voz angustiada de la bella joven lo saco de sus pensamientos.

Una de las enfermeras salio presurosa a notificar al médico. Este llego de inmediato y después de hacerle un examen a la chica, le explico: "En accidentes como el que tuviste, donde hubo grandes heridas, y sobre todo un gran impacto psicológico, a veces pasan estas cosas, no sabemos porque hay momentos en donde el paciente pierde la memoria temporalmente, o también hemos tenido quienes no la han recuperado jamás. En algunos casos ha pasado pronto, en otros no tan pronto, hay casos donde el paciente comienza a ver pedazos de su pasado, de sus memorias ante sus ojos cuando menos lo esperan. También hay ocasiones donde otro gran impacto psicológico es el que podría devolverle la totalidad de sus recuerdos, o sea su memoria, pero esto es algo por completo impredecible. Por lo pronto la dejare varios días en observación y muy pronto le daremos el alta. Pues después que su cuerpo tome el descanso necesario podrá comenzar a curar. No podemos apurar la situación, ni menos aún forzar que tus recuerdos regresen Rebeca, eventualmente ellos regresaran por si solos. Pero debes darte tiempo, sobre todo para también sanar tu cuerpo."

--"Gracias Dr. Uribe por todo." –se estrecharon una vez más las manos en señal de saludo, de inmediato el médico partió, dejando a Leonardo sumido en sus pensamientos. Al voltearse a observar a Rebeca, pudo ver que el medicamento había hecho su efecto pues dormía, aunque él no pudo dejar de notar que se sentía intranquila, aún en sueños. Como ya sabia que el efecto de los tranquilizantes, mantendrían a Rebeca dormida por mucho tiempo, salio a resolver varias cosas y sobre todo para pensar en lo que estaba haciendo. Al salir del hospital, rumbo a su hacienda Leonardo observo un hombre todo vestido de negro, en una motora fuera del hospital, más no le dio importancia y partió.

Al día siguiente, Leonardo regreso a la clínica muy temprano, con paso firme avanzo a la habitación de la joven, entrando a ella sin dudas de cómo ayudaría a su ángel caído. Aquel ángel que misteriosamente se cruzo en su camino. Tan pronto él entro, ella levanto la vista buscándolo, y Leonardo no pudo dejar de notar su ansiedad, su temor, tal vez una terrible angustia de no saber nada, verdaderamente debía ser una situación muy difícil aún para el más fuerte de espíritu.

--"Buenos días Rebeca, Saludos cordiales,"- le dijo tratando de parecer casual se acerco a ella y le dio un beso en la frente. Ella no pudo evitar mirarle sorprendida.

--"Buenos días, perdona que no te recuerde, ni a ti, ni a tú nombre, menos aún que seamos novios, o nuestras vivencias juntos." – al decirle esto ella lo miro con una gran incertidumbre dibujada en su rostro.

Leonardo se sintió incomodo, no le gustaba mentir, pero solo lo hacía por el bien de ella, pues en estos momentos ella no tenía a nadie, y sospechaba que si le decía la verdad en aquellos momentos, ella lo despediría y no le permitiría ayudarla más. En el fondo él no estaba de acuerdo con eso, pues aunque entendía que no tuvo la culpa del accidente, algo muy fuerte no lo dejaba seguir su camino, su vida, viéndola a ella en tales condiciones, por esto, después de analizar bien la situación supo que debía continuar con su plan de ayudarla hasta que ella este 100% bien o haya recuperado su memoria.

--"Rebeca soy tú prometido, mira te diré me llamo Leonardo Lorenzana, no te acuerdas de eso? --ella lo miro, buscando en lo profundo de sus ojos la verdad. Como era posible que este bello, y varonil hombre fuese su prometido y ella no lo recordara. No recordaba ni un beso, una caricia, nada. Una vez más la angustia volvió a su rostro, no podía disimular aquella terrible ansiedad de no saber.

--"No te preocupes, mi ángel,"- le dijo Leonardo tomándola de las manos, sentándose junto a ella en la cama. "No quiero que te obligues a recordar, menos que te sientas presionada. Solo quiero que sepas que estoy aquí y que cuidare de ti, jamás te dejare sola, lo entiendes? Quiero que sepas que puedes contar conmigo, y mi ángel por favor, solo una cosa quiero que me prometas, eh? Solo quiero saber si necesita cualquier cosa, lo que sea, solo tienes que decirlo, te parece? Me lo prometes mi bello ángel." Ella no pudo evitar sentirse muy protegida, tener la certeza de que aquel guapo caballero la cuidaría, y pensándolo bien, esto le gusto. Esa sensación de seguridad que él no tan solo le ofrecía, sino también le demostraba, poco a poco iba calando muy hondo en ella.

--"Rebeca hay algo que debo decirte," – él aún con las manos de ella entre sus manos, tratando de infundirle calor, seguridad, tranquilidad. "El médico dice, que lo que tenía que hacer el hospital y él ya esta hecho, por lo mismo hoy te dará de alta e iremos a casa." El pudo sentir como ella se tenso, esto no iba a ser fácil.

--"Vivo contigo?—pregunto temblorosa.

--"Si." –respondió él sin vacilar ni un segundo. "Pero hagamos algo, un trato a ver que te parece? Hasta que no recuperes la memoria, no tratare de obligarte a nada, no te exigiré nada que no quieras ofrecerme, así que no te angusties por favor, te preparamos ya una habitación para ti en la hacienda para que estés lo más cómoda posible. De veras que lo único que quiero es que estés bien atendida y en mi hacienda los empleados te mimaran como siempre, pues siempre te quisieron mucho." – al decirle esto, recordó la reunión que tuvo en la mañana con sus dos empleados de confianza, a los que le explico el porque estaba haciendo esto.

Una vez más la miro a los ojos tratando de infundir en ella la confianza que tanto ella parecía necesitar. "Ahora a vestirte, mi niña bella que ya nos vamos." -- diciéndole esto, le entrego una maleta, la que había surtido con todo lo que él entendió que ella necesitaría al ser dada de alta, incluso se había tomado la molestia de parar en una tienda de damas y comprar un conjunto de falda para cuando al fin pudiera salir de la clínica . Tomándola de la mano la ayudo a llegar al baño, le pregunto amablemente si quería que él buscara una enfermera, pero ella desistió, poco a poco ella quería comenzar ha hacer sus cosas por sí sola. Después de asegurarse que ella estaba bien, Leonardo salio veloz a admisiones donde liquidaría la deuda contraída.

Al salir del cuarto de Rebeca, casi choco con un hombre de chaqueta y pantalones negros que aparentaba estar buscando algo, pero al ver a Leonardo de inmediato se alejo. En ese momento Leonardo no se percato del suceso en si, y siguió su camino a terminar la documentación necesaria para poder llevarse al fin a Rebeca a su hacienda. Mientras tramitaba todo, el recuerdo del bello rostro de Rebeca se le aparecía una y otra vez, la veía toda ensangrentada en el momento del accidente, luego veía su rostro llenarse de angustias, y también llegaba a sus recuerdos verla durmiendo un poco perturbada, aún en sueños.