Una segunda oportunidad para amar! (2)

--“Quien eres?” – pregunto Rebeca. Leonardo buscaba que decir, mientras se acercaba a su cama muy lentamente. “Quien soy, que me pasa, como me llamo? Dios no recuerdo nada, ni mi nombre, ni si le conozco, de donde señor. Porque estoy así, dígame, porque estoy aquí en este hospital?” - la mirada de Rebeca en esos momentos era una mirada angustiada, no saber ni tú identidad debe ser algo horrible. ***Que pasará con la bella joven que ahora que esta amnésica, quien será el misterioso personaje de negro... Si quieres saber las contestaciones a estas preguntas, sigue la historia, pues muchas sorpresas te aguardan!***

Una Segundad oportunidad para amar… Capítulo #2

Al llegar se dirigió de inmediato a información donde le indicaron que la joven había sido llevada de urgencia a cirugía, suponiendo que él era un familiar. El aprovecho esto y pidió detalles del estado de la paciente. Le indicaron una sala donde podría esperar noticias. Ya allí se sentó, al pasar el tiempo se levanto, caminó, dio varias vueltas... el tiempo iba pasando y él cada vez más impaciente. Al mirar su reloj en una de las mil veces que se había ya levantado y sentado se asombro al ver que llevaba ya dos horas ahí. Pasando una mano por su rostro pensó, "Dios permite que esté bien, señor no dejes que se muera." - al decir esto vio una enferma y pronto se le acerco. --"Señorita, espero por la joven del accidente, podría indicarme en que condiciones esta?"--pregunto tomando ligeramente del brazo, a la enfermera. --"La cirugía ya finalizo, pronto la llevaran a una habitación, el doctor vendrá en unos minutos para dialogar con usted." --le indico la enfermera con un gesto de comprensión, y al decir esto marcho. Los minutos comenzaron nuevamente a pasar, "Que desesperante es esto, no saber nada a ciencia cierta, esta acabando con mis nervios." -- pensaba Leonardo. Cuando vio entrar al médico a la salita buscando, obviamente algún familiar de la chica. --"Buenas tardes, pariente de la enferma Rebeca Bécquer?"--pregunto el galeno dándole la mano en saludo al entrar. Leonardo que no era una persona de decir mentiras, pero en esta situación donde necesitaba saber el estado de la joven, no pudo evitar contestar; "Su prometido, Leonardo Lorenzana"-- le contesto sin temblarle la voz ni un ápice, por lo que hasta él se sorprendió, estrechando la mano del doctor al contestarle. --"Dr. Uribe, pudimos detenerle la hemorragia interna, tiene varias costillas rotas, en su rostro quedara una cicatriz, pero de momento el peligro real ya paso, ahora observación, reposo, medicamentos, muchos cuidados de momento no es recomendable que haga nada de esfuerzos físicos, mucho reposo para que su cuerpo sane."-- le indico el galeno. "Dentro de un rato la bajaran a su habitación, pero dormirá por horas antes de despertar, por la anestesia. Si gusta ir a su casa y regresar en la mañana, ella estará muy bien atendida y seguramente dormirá toda la noche." -- y diciendo esto el médico partió. Leonardo no quiso irse hasta no verla, tan pronto la instalaron en su cuarto, él entro. Las enfermeras, después de acomodarla, e indicarle que no debía molestarla, salieron dejándolo a solas con la bella joven a la que sin querer por poco le quita la vida. "Gracias Dios"- fue su primer pensamiento. Luego acercándose a la cama por vez primera la observo bien, vio su piel tan blanca, sus lacios cabellos todos esparcidos sobre su almohada... se veían tan suaves, de un color castaño con mechones rubios casi dorados... aún así, durmiendo, toda maltrecha por el accidente viéndose tan frágil... parecía un hermoso ángel caído, sin saber ni porque sintió que debía ayudarla. Viéndola así, tan indefensa, no pudo resistir un impulso tomándole de la mano le susurro: "Perdóname chiquita, no te dejare sola."— al decir esto, una de las enfermeras se asomo y le indico que ya era hora de dejarla descansar, que seguramente ella no despertaría en toda la noche que mejor volviera en la mañana. El la miro una vez más, y salio de su habitación. De inmediato se acerco al área de las enfermeras y como si fuera lo más normal del mundo, luciendo su sonrisa más sensual le pregunto: "Han podido localizar a sus parientes?"—la enfermera casi como hipnotizada con aquel par de ojos oscuros y aquella sonrisa que abrumaba le contesto: "No hemos podido localizarlos aún, aparentemente andan de viaje por Europa." –a la vez que le miraba curiosa, pues aquel caballero se supone que fuera "el prometido" debía saber como localizarlos… Así que sin pensar una vez más mintió, pidiéndole a Dios que la causa de dichas mentiras fuera tomadas en cuenta al momento de evaluarme: "Es que ellos nunca estuvieron de acuerdo con nuestra relación, por esto no hablamos." La joven enfermera aún impactada con Leonardo le sonrió comprendiendo de inmediato. Y al decir esto él se encamino a la salida de la clínica. Pensativo Leonardo salió de la clínica encaminándose a su hacienda. En todo el camino no pudo dejar de recordar a la bella dama, aquel hermoso ángel que había entrado en su vida. "No puedo dejarla sola, no mientras este indefensa, convaleciente. Es mi deber velar por ella." –pensó. Al llegar a su casa buscaba muy dentro de si, como poder ayudarla, asegurarse de que la joven tuviera sus medicamentos, que no hiciera esfuerzos físicos para que su cuerpo sanara, que pudiera descansar según las indicaciones del galeno. Así fue como Leonardo poco a poco fue trazando un plan para poder cuidar, ayudar y reparar de alguna manera el daño ocasionado. El estaba consciente que no había sido culpa suya, pero desde el mismo instante en que la vio supo, que no podría abandonarla a su suerte y menos aún sabiendo que ella estaba sola. Fue de esta manera que al día siguiente muy temprano, después de dejar en orden todo en su hacienda, que Leonardo se encamino hacia el hospital. En su viaje se detuvo en una tienda de damas, donde compro todo lo que la joven podría necesitar. Con todo en una maleta, siguió su camino. Al entrar, no pudo evitar sentir el fuerte olor tan peculiar en los hospitales, invadir sus sentidos. Pasó delante de la estación de las enfermeras y apurando el paso se dirigió al cuarto de Rebeca. Abrió la puerta muy suave, la expectación hacia que la adrenalina corriera por sus venas, al no saber como reaccionaria ella. Al pasar, cerró tras si muy despacio tratando de no despertarla, pero ella lentamente comenzaba a abrir sus ojos, unos ojos tan azules como el océano mas bello, o como el cielo mas despejado Ella parpadeo varias veces, fijando su mirada, en Leonardo. Lentamente alzo su mano sintiendo como poco a poco el dolor le invadía, mientras ella intentaba llevar su mano al área adolorida, a la vez que trataba en vano de incorporarse. "Ahhhh que dolor"—el gemido escapo de sus labios. Leonardo se acerco a ella apresuradamente, "No te toques o te causaras más daño." –le dijo con una voz que le llego muy potente. "Tienes una cortada sobre tú ojo bastante grande."—le explico, mientras ella luchaba por incorporarse, rindiéndose ante lo inevitable de su situación actual, él vio como ella se dejaba caer una vez más sobre sus almohadas.

--"Quien eres?" – pregunto Rebeca. Leonardo buscaba que decir, mientras se acercaba a su cama muy lentamente. "Quien soy, que me pasa, como me llamo? Dios no recuerdo nada, ni mi nombre, ni si le conozco, de donde señor. Porque estoy así, dígame, porque estoy aquí en este hospital?" - la mirada de Rebeca en esos momentos era una mirada angustiada, no saber ni tú identidad debe ser algo horrible. Así que de inmediato, él pensó "Está amnésica, al menos temporalmente esta amnésica." El no sabía bien ni que hacer mientras, intentaba en vano de tranquilizarla. Ya a su lado, la abrigo en el refugio calido que brindaba en sus hombros, sus brazos que intentaban de alguna manera tranquilizarla, pero al ver que nada daba resultado ya opto por tocar el timbre de las enfermeras.

*Que pasará con la bella joven que ahora que esta amnésica, quien será el misterioso personaje de negro... Si quieres saber las contestaciones a estas preguntas, sigue la historia, pues muchas sorpresas te aguardan!***