Una segunda oportunidad para amar! (14)

Ella no pudo reprimir un grito de terror, “Ahhhhhhhhh” – de inmediato aquel par de brazos la levantaron como si fuera un saco de papas, y se la echaron sobre su hombro. Ella jadeaba sorprendida, luchando a ciegas pues no sabía quien la llevaba escaleras arriba. Pateaba sin cesar, intentando vanamente de que la soltara, de escapar de alguna manera de aquel individuo fuera quien fuera. “Auxiliooooooooo, Leonardo, ayúdame, auxiliooooo”--gritaba con desesperación Rebeca.

Capítulo #14 Una segunda oportunidad para amar

--"Ya se de ti, lo que necesito saber, eres una criatura increíblemente dulce, eres gentil, bondadosa, eres una dama sumamente apasionada, una joven que tan pronto la veo me invaden los deseos de abrazarla fuerte, de besarla, de protegerla. Una mujer muy especial y la que me gustaría se convirtiera en la madre de mis hijos" – al decir esto no pudo evitar una vez más acercarse y tomar sus labios, aquellos labios que siempre lo acogieron brindándole lo mejor de sí, aquella boca, donde el descubrió que la vida no había terminado y que él tenía derecho a vivir, pues muy en el fondo de sí, también sintió que Susana jamás hubiera querido que él dejara de vivir igual que ella. Después de haber analizado bien, y hablando un día con Mercedes, llego a la conclusión que Susana descansaba en paz, y que ella no sería feliz de saber que él no pudo seguir adelante. Dios a veces obra de maneras misteriosas pues con aquel accidente, trajo a Rebeca a su vida. Y ya ella dentro de su vida, él no tuvo la fuerza de dejarla pasar, pues desde esa primera vez, algo dentro de el surgió. Abrazándola tan fuerte como solo se abraza cuando se ama, Leonardo le dijo: "Te amo chiquita mía, pero todavía hay más que debes saber. Tengo que contarte algunas cosas más, te explico yo fui agente especial de la policía hace ya unos años que me retire, lo hice porque estando a cargo de una investigación, asesinaron a mi esposa." – Rebeca no pudo evitar un: "Ahhh", -- y un escalofrío al imaginar el dolor que debió haber sentido él, al perder a su esposa, al ser que indiscutiblemente amo de gran manera. --"Si Rebeca deja de una vez contarte todo para que entiendas el porque estuve tanto tiempo muy encerrado en mi," – y ya allí rodeada de sus fuertes brazos Leonardo le explico todo a Rebeca, también le explico el porque recurrió nuevamente a sus antiguos colegas para saber sobre ella. Ella entendió, comprendiendo la angustia de él por saber que pasaba, con el personaje de negro. Cerraba los ojos en un vano esfuerzo por recordar algo más, algo que ella pudiera decirle a él y de alguna manera quizás ayudar. Pero por más que se esforzaba ningún recuerdo le asaltaba. --"Rebeca por esto no quiero decir que Mercedes y tú no puedan salir, pero mi niña , mi reina, especialmente tú, si vas a salir quiero saberlo, necesito que entiendas por favor que haz de decirme. Fíjate te prometo que dejare lo que este haciendo, pues para mi nada es más importante que tú seguridad, les acompañare. Especialmente a ti Rebeca, pues algo me dice que alguien te quiere hacer daño, y aunque quizás no debería angustiarte, es mejor que estés precavida. Estoy de lleno tratando de averiguar algo sobre tú pasado que quizás nos de luz sobre esto, pero mientras tanto, quiero pedirte Rebeca que no salgas a ningún sitio sin mi. Crees que es mucho pedir mi amor?" – mientras le hablaba, una y otra vez la tocaba, le daba suaves besos realmente le aterraba la idea que le pudieran hacer algún daño. --"Lo digo porque has notado tus visiones,

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tus recuerdos, todo nos indica a pensar que algo muy grave ocurrió, por esto tenemos que tener mucho cuidado. Te prometo eso si, te prometo que nada te pasara, confías en mi? – ella asintió abrazándose a él, buscando una vez más sentir su seguridad, su fuerza, aquel calor en su pecho, allí donde encontró el amor. Y en aquel lugar tan maravilloso para ellos, El Rincón de Amor, donde más de una vez el amor y la pasión que los consumía los hacía su presa, allí ellos se entregaron a ese bello sentimiento de amor, que en ambos salía de lo más profundo de su corazón. Rebeca no podía saber que nunca antes había amado, que en realidad era una joven bella, hermosa pero terriblemente sola, sin embargo algo dentro de ella le indicaba que nunca había sentido esto, que era la primera vez que de tan solo ver a una persona pudiera sentir que el sol brillaba más fuerte, sentir su corazón rebosar con el solo pensamiento de estar entre sus brazos. En cambio, Leonardo hacía tanto que la vida le había arrebatado lo más preciado que tenía que ahora no podía creer que la vida misma le estuviera regalando otra oportunidad de ser feliz. Al principio tuvo sus dudas, pensaba no tener derecho a aquella felicidad, pero aquello que nacía fuerte dentro de él, aquel deseo intenso de besarla, abrazarla cada momento que la veía, era mucho más fuerte que él y no había manera que aquel sentimiento no estuviera bendecido por Dios. Mientras que en El Rincón del Amor, Rebeca y Leonardo daban rienda suelta a su amor recién descubierto por ellos. Muy cerca de la hacienda un personaje, guarecido por los árboles no podía creer lo que sus ojos veían. --"Vaya, vaya, vaya, el destino si que tiene cosas, ja quien lo iba a pensar, Lorenzana y yo encontrados una vez más" pensaba a la vez, que recordaba la última vez que estuvo en aquella propiedad. La lujuria invadió lo ojos de aquel ser enfermizo, cuando recordaba como había violado una y otra vez a la esposa de aquel agente secreto, recordaba cuanto gusto se dio y luego como la mato, justo cuando el agente Lorenzana entraba en la habitación, sin poder hacer más. -- "Pues bien Lorenzana ya el destino una vez te demostró que soy más hábil que tú, y ahora veras una vez más que, soy el mejor." En la mente de aquel perverso ser, ya marchaba a cien pensando como acabaría con Rebeca, como haría sufrir una vez más a aquel agente secreto que logro que lo apresaran, enviándolo a la cárcel por muchos años. Leonardo y Rebeca estaban felices, cada día que pasaba, el amor entre ellos se fortalecía, solo existía una nube que impedía la más completa felicidad y era el misterioso personaje que perseguía a Rebeca. Leonardo trabajaba desesperadamente tratando de conseguir información, de hallar la identidad de aquel individuo, aunque sospechaba que era el novio de Rebeca y algo le decía que aquel ser hasta ahora anónimo, tenía que ver en forma directa con todas las visiones y recuerdos que hasta ahora asaltaban a Rebeca. La noche libre de Mercedes esta partió quedando Rebeca y Leonardo solos en la hacienda. Disfrutaron la cena, estaban viendo una película acurrucados en el sofá disfrutando de su amor, y su compañía, cuando Leonardo escucho un gran estruendo. Levantándose ambos de inmediato se asomaron al balcón al área norte de la finca un gran incendió se divisaba surcando los cielos. --"Rebeca algo ha pasado, tengo que ir a investigar. Uff no quiero dejarte sola." – tomándole ambas manos, las llevo a su rostro, sintiéndola, besándole ambas, a la vez que buscaba sus ojos. --"Leonardo no pasara nada, anda, apúrate, vamos tienes que ver que esta pasando, no vaya haber alguien herido. Vamos apúrate, corre." – al decirle esto, lo empujo suavemente. "Vamos que alguien puede necesitar tú ayuda, pronto, avanza." El miro hacia el incendio, volteo a ver a Rebeca, dio dos pasos hacia ella dándole un beso muy suave, le dijo: "Volveré de inmediato, solo me aseguraré que no haya nadie herido," – diciendo esto, le dio la espalda y de prisa corrió hacia el jeep que tenía estacionado frente a la propiedad, saltando en su interior lo prendió y salió muy de prisa en dirección al incendió. Ella se quedo observándolo partir, mirando hacia el fuego y rogándole a Dios que no hubieran heridos. De inmediato corrió hacia el teléfono y marco el 911(emergencias) notificando sobre el incendió, suplicando que llegaran a tiempo. Al rato no pudiendo contener más la ansiedad que la consumía encerrada en la propiedad, Rebeca salio al balcón. No bien puso los pies en el balcón cuando un par de brazos la sujetaron con gran fuerza, logrando inmovilizarla por completo. Ella no pudo reprimir un grito de terror, "Ahhhhhhhhh" – de inmediato aquel par de brazos la levantaron como si fuera un saco de papas, y se la echaron sobre su hombro. Ella jadeaba sorprendida, luchando a ciegas pues no sabía quien la llevaba escaleras arriba. Pateaba sin cesar, intentando vanamente de que la soltara, de escapar de alguna manera de aquel individuo fuera quien fuera. "Auxiliooooooooo, Leonardo, ayúdame, auxiliooooo"--gritaba con desesperación Rebeca.