Una salida con otro compañero militar

¿Y usted no se baña Lic?, no, Yo ya me bañé, aunque está haciendo calor dije, al sentir como corría por mi frente y mi espalda el sudor, pero eso era más bien de tener a ese tipo de veinte y dos años (averigüé después) frente a mi totalmente desnudo y con la verga a medio parar.

UNA  SALIDA   CON  OTRO  COMPAÑERO  MILITAR

Fue un Viernes cualquiera, estábamos en la oficina militar casi listos para salir con franquicia de fin de semana, cuando el Capitán nos avisa que necesitaban que les ayudáramos en una demostración de un proyecto en que se había estado trabajando y que esperábamos nosotros que se demostrara hasta la semana siguiente y no ahora.

Rápidamente dispusimos el equipo necesario para montar la presentación, el data show, mesas, pódium…   La famosa presentación comenzó a eso de las 7 pm de ese Viernes que ya se había echado a perder.

Juan, estaba que le salían juegos artificiales por la cabeza pues había dicho a sus niños que los llevaría al circo y quedó mal.

Pedro, tenía la cena de aniversario no se que número y la mujer le armó tremendo número por teléfono y después de estar acaramelados toda la semana; lo más probable es que ese fin de semana lo pasara en seco… bueno ustedes saben, nada de canchis canchis. Jajajajjajaa…

La situación estaba jodida por todos lados, Yo me disponía a dormir desde el Viernes que llegara, hasta el Lunes que amaneciera; pues tenía un cansancio de los mil demonios, quería solo ver tv, comer algo liguerito, música suave, descanzar y si se podía llamar a alguien con quien acurrucarme un rato o dos.

A lo hecho pecho, pensé; la presentación fue algo extensa por las preguntas, nuevas presentaciones de las partes en duda, apuntar nuevos requerimientos y listo, después de 6 horas de arduo trabajo estábamos libres, el General dijo que todo el equipo quedara allí porque el vendría mañana a revisar algo en que tenía sus dudas y si necesitaba de ayuda nos llamaría.

Todo mundo salió encabronado porque si a este Señor se le ocurría a la noche o a cualquier hora requerirnos, no dudaba en hacerlo.

A todo esto pasaban de las 2 A.M. de la madrugada del Sábado y nos llevaban a la casa de cada quien en diferentes vehículos y a mi me tocó junto con una compañera en un carro de camuflaje (no moteado, sino; con apariencia civil para despistar), el conductor asignado era el Ordenanza Pineda.

Él como parte de la oficina, había tenido que estar presente para los respectivos cafés, meriendas, fotocopia de documentos y esas labores que él como nadie desempeñaba al dedillo.

A la compañera la fuimos a dejar a su casa primero, ella vivía en ese entonces en el área del Hatillo y aquí en Tegucigalpa, eso queda lejos.

Todos andábamos de ropa de civil ya, pues estábamos listos para salir de fin de semana y nos atraparon sin remedio, asumimos que así era mejor en vez de mandarnos a llamar a medio feriado.

Pineda me contó que él tenía un curso de manejo especial que se llama “evasión y escape” y veníamos platicando de eso y de lo otro cuando le propuse ir a comer unas pupusas a la carretera del Sur para relajarnos de lo cansancio de la jornada y aceptó de inmediato.

Al llegar a la champa de venta de pupusas vimos que estaba llena y pedimos servicio en el carro, rápido trajeron un par de cervecitas bien frías y luego la comida; ya estando como que más relajados le pregunté a Pineda: ¿Pineda, dime, que fue lo que le ocurrió al PM “SEXTO” que se desmayó en el baño cuando estaba con Pedro?

Pineda quedó un poco pensativo al principio, luego de apurarse un trago de la botella me dijo: “Mire Lic., ese chavo es bien raro, Yo creo que es de la otra acera; toda la vida a sido el más enclenque y eso que no está mal formado el hijo de puta; Yo lo he sorprendido mirando las vergas de todos nosotros y creo que ha de haber pensado que el Lic. Pedro se la iba a meter y del susto se desmayo el muy cabrón.”

¿Tú crees eso? Le pregunté, Sí me afirma; no se fijó que no le separó la vista a la purrúnga del Lic. Pedro ni un segundo y que se le paró.

Bueno, eso es otra cosa; siempre que entra a bañarse está con la paloma parada.

Aja dígame!!!!, ¿como es eso que se le para cada vez que hay hombres desnudos, hombres en pinga alrededor?, es cierto, a uno se le para porque se le tiene que parar de vez en cuando, pero no toda la vida que está desnudo uno, está con el mazo parado así como él.- ¿Verdad?

Pues tienes razón, el chaval ha de ser como dicen en mi pueblo Pineda: “De naturaleza alta” jajajaaJAJAJAJ ajanajaj jijiji jaja ajojojo ajajajajja

Fueron risotadas las que nos dimos.

Y usted no se incomodó el otro día que tuvieron que bañarse en la barraca de los PM, me da vergüenza con todos ustedes en la oficina pues van a creer que somos todos unos maricas; imagine que vernos que nos frotamos la espalda con los jabones y todo eso.

Pineda agachó su cabeza en señal de que en verdad estaba como apenado.

Yo extendí mi mano y la apoyé en el hombre de Pineda al tiempo que le decía.-  Mira Pineda, ya me explicaron bien que es por lo de las pesas y esas cosa de no poder alcanzarse las espaldas ustedes mismos después de los entrenamientos o cuando ya están cachas como se dice.

Te diré que hice mis pruebas porque Yo pensé que eran culeradas de ustedes, que todos eran playos como se dice y me puse ha hacer pesas en el gimnasio de la unidad como una hora y al finalizar ni la camiseta me podía quitar.

Y fue cuando me dije Yo mismo: “Pues es verdad lo que dicen los chavos estos de la PM, uno solo no se alcanza la espalda así; en verdad, no son tan playos como parecen”.

Heeeeyyy cuidadito Liqui, que es eso de no ser tan playos como parecemos, nosotros no somos playos brincó de repente y volteándome a ver muy cerio el Ordenanza Pineda.

Pero al ver como me estaba descociendo de la riza de la expresión de su propia cara y en frente de él se calmó y diciendo lo siguiente entre tomar un trago y otro me puso la palma de la mano en la pierna y dándome como golpecitos dijo: UUUUUFFfff  Lic., esas bromas no me las haga, mire que Yo soy muy macho, macho.

Bueno le dije Yo, macho o menos y volví a reír.

Me gustó que tuviera la confianza de posar su mano en mi pierna y seguimos platicando de todo un poco y me dijo que a que hora había ido al gimnasio que no se dio cuenta a lo que le contesté que me apunté al segundo grupo de almuerzo para aprovechar la otra media hora antes y hacer quince minutos de pesas y el resto para ducharse y salir a comer a tiempo.

Mire que no lo había pensado, voy a solicitar que me apunten al segundo turno y así tener tiempecito para una práctica rápida diaria y ponerme en forma que estoy echando panza de tanta birria.

MMMm que va a ser le dije, si tu tienes panza; Yo estoy tan gordo como San Nicolas o muchísimo más.

No compa Liqui, mire que usted a pesar que solo sentado en ese escritorio pasa siempre ha tenido un estómago plano, Yo alguna vez hasta tablita de lavandero tuve pero ahora niente.

Sin decir agua va, agua viene me dijo: Mire chéquele usted mismo y se levantó la camiseta hasta la altura del pecho y pude ver un abdomen sin six pack, pero nada de panza; un poquitito rellenito no más.

Eso es nada, Yo si tengo panza, pena me da verme al par tuyo.

Ha!! Que va, enséñeme la panza que tiene y extendió la manota que tiene Pineda y sin pedir permiso subió mi camiseta y me dijo: que va, apenas se le nota la barriguita y me dio un par de palmadas como en señal de aprobación.

A mi se me subió el corazón a la garganta, nunca pensé que él se atreviera a hacer lo que hizo, él que siempre es tan ponderado en su forma de dirigirse a todos nosotros, asumí que eran las 4 cervezas que tenía entre pecho y espalda.

Pedimos algo para picar y a esto ya eran las 5 de la madrugada, acordamos irnos ya que teníamos que descanzar y le pregunté a Pineda sobre el carro.

Hasta ese momento reparé que andábamos en un carro que no era ni mío ni de él y me respondió que no había problema porque el carro se lo habían asignado para el fin de semana y que el Lunes debía devolverlo en la unidad.

Ya un poco tranquilo por su explicación, durante el camino me dijo que necesitaba cambiarle agua al pajarito ó sea orinar.

Nos estacionamos en un claro a la par de la carretera y bajamos a “cambiarle el agua al pajarito”.-  Esa frase siempre me ha llamado la atención.

Ya lo había visto desnudo en las duchas durante aquel fin de semana, pero ahora, de madrugada con el sol a medio salir y las estrellas todavía en el cielo lo tenía a mi lado un poco pasadito de bebida y con la paloma fuera del pantalón, la tenía morcillona, era de piel oscura, él mismo es trigueño, tenía un montón de pelos simulando un arbusto en su base y los pantalones totalmente abiertos al frente dejaba entre ver un calzoncillo tipo bikini que nunca pensé él usara y le comenté: “Pineda, ¿tu usas bikinis?, sin importarme que supiera que le estaba viendo la verga”, Sip, me contestó, me gusta andar a los amiguitos bien colocados, cada uno en su puesto y no que anden bailando de aquí para allá.

Me pareció colorido el comentario, nunca lo había pensado así.

Cuando estábamos por llegar a mi casa, se me ocurrió invitarlo a desayunar y así fue, entró a la casa, en mi casa estaban dormidos todos; fuimos directo a la cocina, preparamos café y unas tostadas con mantequilla fue el gran menú.

Después de comer algo en la cocina, salimos al patio de la casa que es muy amplio, hay diferentes palos frutales, mango, ciruelas, guayabas, aguacate, limones, variado y en días de calor es sabroso estar allí bajo la sombra de los arboles.

Normalmente la casa está vacía, Yo vivo solo y esta es una de esas ocasiones en que mi madre y mis sobrinos se habían quedado en casa porque tenían un fin de semana largo con feriado en las escuelas y les gustaba jugar en el patio de mi casa.

Mi familia ya no estaba con migo, ellos se mudaron con mis suegros.

Poco a poco los niños salieron de sus habitaciones y comenzó el bullicio y el movimiento de la casa, mi madre me comunico que en la tarde irían al cine y que para el almuerzo se reunirían con mi cuñado para comer, que ella acordó traerse los niños para que la parejita de arrumacadores pudiera asistir a una fiesta.

Luego de una segunda taza de café preparada por mi madre el grupo se comenzó a alistar para su salida a almorzar, saldrían temprano al mall y los niños tendrían tiempo para jugar en el área infantil y ese día se miraba sin sobresaltos ni sorpresas.

Pineda estaba muy tranquilo, estábamos desvelados y casi se le cae la taza de la mano en un arrebato de sueño, le indique que se acostara en la hamaca del patio una hora y después se fuera a descanzar a su casa.

Así fue, me tomó la palabra y se recostó en la hamaca, le alcancé un almohadón y me fui a mi propia habitación; al cabo de unas cuantas horas me despierto y solo escuchaba tranquilidad y silencio en la casa, lo primero que pienso es que Pineda se ha de haber marchado y no quiso despertarme, ya son las 11 y pasadas, me ducho, me colocó un bóxer y salgo al patio; ya no pensaba en Pineda, asumía que se había marchado.

Desde la puerta del pasillo observo que Pineda sigue en la hamaca, duerme plácidamente y no quise despertarle, pero desde mi posición creía adivinar una carpa levantándose en la entrepierna de Pineda.

Por curiosidad me acerque a él despacio para que el sonido de mis sandalias al caminar no lo despertaran, llegué a su lado, vi que la taza continuaba allí en el suelo, con el pretexto de levantarla me agaché y poder de esta forma tener un panorama más claro de mi compañero de milicia.

Pineda vestía un pantalón de mezclilla de esos tipo bomberos, de muchísimas bolsas, una camiseta verde militar y en sus pies unas calcetas blancas muy pulcras.

En efecto, Pineda tenía una erección de campeonato, si es cierto, la verga se adivinaba de un tamaño regular, ¿¿pero??, de ese tamaño no la suponía Yo.

En esas estaba cuando noto un movimiento similar a un gato estirándose y con una mano apretujándose y estirándose la pija que formaba carpa en ese pantalón al tiempo que me miraba un poco extrañado.

Uppss, perdón; me dormí.

Disculpe Lic., es que el cansancio, las birritas y aquí esta hamaca que está sabrosa no me dejaron despertarme a tiempo, perdone.

Nada que perdonar Pineda, tu eres un compañero de trabajo y de mucha confianza para mi; de lo contrario no te hubiera dejado entrar a mi casa, además, tu estabas muy cansado y era peligroso que te fueras así de cansado como estabas.

Pero dime: ¿Qué tal dormiste?

Pucha Lic., esta casa suya si está padre, este jardín es de miedo con todos estos arboles grandotes y que rico se siente el viento soplando y la sombra; todo está genial, además que pena con su mamá, ha de haber dicho que borracho este que trajo mi hijo.

Tu calmado, ella no dijo nada, le explique que me llevaste a comer pupusas y que no podías conducir así de cansado y ella fue quien me dio el almohadón para que descansaras.

Y ¿ella y esos niños viven aquí, los niños son los suyos?

No, aquí solo vivo Yo, ella viene a visitarme y rara vez se queda.

Ahora mismo andan en el mall y después al cine y luego se van a sus casas, Yo quedo aquí disfrutando de la tranquilidad y el silencio, bueno, eso de silencio no es tanto una verdad; por lo general tengo música un poco fuerte y sino la tv.

Y dime ¿tienes planes para este fin de semana?, tu doña te la va a montar cuando llegues.

Que va, doña a cargo no tengo, tengo una novia que me la tiro cuando la veo; eso porque con los horarios de la unidad hay semanas enteras que no nos vemos porque ella trabaja y estudia y los fines de semana o en las noches una hora después de llegar del colegio me dejan platicar con ella, aunque su papá no sabe que también aprovechamos y me da unas mamadotas que ni se imagina.

En eso reacciona y como que recuerda que la tiene al tope y que se le mira requeté bien la paloma parada como carpa.

Pues debieras llamarla a que venga a darte una buena mamada, eso que tienes allí necesita que la calmen.

Pineda se puso colorado como tomate, agachó la cabeza y sus manos fueron directo a taparse o a intentar tapar la carpa que tenía en los pantalones.

No hay pedos Pineda, aquí solo estamos machos y las pijas paradas son parte de lo nuestro, no te preocupes, ¿de acuerdo?

Ok, ok Lic., pero que pena con usted.-  Usted que siempre es tan serio ha de pensar que soy un pervertido y todo eso.

No, no te apures, a mi también me ocurre a diario, ahora no tengo una porque ya rato me desperté y se me pasó el calenturón que casi y casi me casco un pajote.

Pineda, parecía que era él quien estaba diciendo esas cosas y volvió a ponerse colorado de la pena y solo le di unas palmadas en el hombro y le dije: “Calma alero, a nadie le voy a decir que te despertarte así de empalmado, tu tranquis” y como que mis palabras surtieron efecto pues su rostro se descongestionó, se levantó y sin pudor ni pena acomodó su verga parada en sus pantalones para estar más cómodo.

Ya creo que tengo que irme dijo, a lo que respondí: Y no que ibas a llamar a la novia para que te la mame y tiré la carcajada por la cara de susto de Pineda, al tiempo que decía: ¿Y es que va en serio eso?, mira, aquí solo pasan adultos por lo general así que ese tipo de cosas no son para asustarse.

No liqui, es que me da pena con usted.

A saber que va a pensar de mi, Y dale de nuevo con eso.

Sabes que Pineda, si quieres te invito a ti y a tu novia a que vengan más tarde en la noche a la hora que quieras con ella y si quieren se quedan a pasar el rato, Yo no los molesto, así te hago el paro y pasas de las mamadas a cosas más importantes.

HUUUUUyyyyy lic., es que me da muchísima pena.

No, además, ella no estaría de acuerdo.

Mira Pineda, ella va a estar de acuerdo con lo que tú estés de acuerdo y más si las cosas se las pones fácil.

Bueno, como tenemos el carro a la orden, después de la cogidita podría llevarla a tiempo a su casa y su papá como si fuéramos a una fiesta normal.

Vez como se te prende el foco de arriba, no solo el de abajo y le señalo la pija que aún no se le había bajado.

Pineda, pero si quieres te duchas aquí para que no llegues a tu casa oliendo a león pigiado.

¿usted creé?

Claro compa, aquí entre nos; apestas.

Ven, por aquí está la ducha.

No Liqui, aquí nomas en la pila, mejor el agua helada, ¿eso si no hay molestia?

No, tu báñate donde quieras  y como quieras, esta es tu casa de ahora en adelante.

Gracias lic., y acto seguido comenzó a desnudarse frente a mi, para no aparecer totalmente gay ante Pineda le ofrecí una cerveza para la goma (resaca) y aceptó con gusto.

Inmediatamente fui por un par de cervezas a la refrigeradora y la llevé destapada, cuando llegué Pineda estaba dándome la espalda y pude apreciar su amplia espalda, sus estrechas caderas y un cuerpo sabroso como solo los soldados bajo entrenamiento riguroso y continuo pueden tener.

Sus nalgas se adivinaban peludas en la raja, precisamente como escondiendo tras esa pelusa un botón sagrado.

El agua caía desde su cabeza por todo su cuerpo pues Pineda con una paila se atiborraba de agua y pronto tomaba un jabón tosco de lavado de ropa para frotarlo en su cabeza y por todo su cuerpo.

Yo llegué hasta donde él estaba, le indique que allí estaba su cerveza y se volteó para tomarla, en ese preciso instante pude observar su verga ya mas relajada pero son un tamaño aún considerable.

Camuliana diría Yo.

Ya veo que se te bajo la riata que traías, le dije en son de comentario.

Sí, esta jodida a cada rato anda bien tiesa, no se que me pasa, ¿he de estar enfermo verdad?

Me agradó la inocencia como lo dijo, él tenía esos arrebatos de inocencia de a ratos.

Es un tipo muy joven pensé, tiene razón de estar con las hormonas todas revueltas a cada rato.

¿Y usted no se baña Lic?, no, Yo ya me bañé, aunque está haciendo calor dije, al sentir como corría por mi frente y mi espalda el sudor, pero eso era más bien de tener a ese tipo de veinte y dos años (averigüé después) frente a mi totalmente desnudo y con la verga a medio parar.

Lic., me ayuda a frotarme la espalda; es que no alcanzo.

Esas palabras retumbaron en mis oídos, cuando me entregó el jabón mis manos temblaban, ellos, los PM; entre ellos acostumbraban a hacer eso, a ayudarse con las espaldas a consecuencia del esfuerzo de sus brazos en las pesas pero no me había pasado a mi.

En mis manos tomé el jabón y comencé a frotarlo por sus hombros, los omóplatos, su columna y los costados, paré en donde comenzaban sus nalgas bien paraditas y de un color más claro pues me contó que había estado nadando en esos días y me dio miedo de estropear las cosas, que por tocarlo allí fuera a molestarse.

Puse el la barra de jabón a un lado y con mis manos comencé a frotar el jabón en su espalda y a darle un tipo de masaje en sus hombros y a lo largo de su columna, escuché como dejaba escapar un sonido de satisfacción al recibir mi masaje improvisado en los hombros y nuca, aproveché para acariciar esa nuca ancha y fuerte, bajé por el lateral de sus brazos y en forma de ejercicio se los jalé hacia atrás y agradeció el gesto diciendo que ese masaje se sentía cachimbón o sea muy bueno.

Tomé valor y le dije que le iba a echar agua para darle otra frotada y dijo un “como quiera”.

Al echar el agua, la misma me salpicó todo y del susto pegué un brinco hacia atrás y el escuchó el ruido que hice, se volteo a verme y me dijo, ahora si que está empapado, ya de una dese un baño de todos modos.

Y me quite la ropa, mi pija estaba a medio parar, tomé el jabón de nuevo y volví a repetir la maniobra, comencé esta vez desde la cabeza a enjabonar, bajé poco a poco por su espalda y me tomé en serio mi tarea y colocando una mano en el hombro izquierdo, con la mano derecha froté el jabón en su nalga derecha y luego un poco en la izquierda y pasé la barra de un glúteo a otro sin separarla de su piel, de esta forma unté un poco en su raja, bajé la mano y pude sentir la curvatura de sus posaderas y la raja que se entreabría y como la piel en esa zona estaba cubierta de pelos abundantes, contrastando con el resto de su cuerpo que más bien quedaba lampiño en comparación.

Pineda no dijo nada, cuando pasé la barra de jabón por su culo con uno de mis pies tope uno de los de él en el talón y haciendo un poco de presión hacia afuera indicándole que quería que se abriera de piernas un poco más y así lo hiso.

No pronunció palabra, abrió sus piernas un poco más dando un mayor espacio allí abajo para que pudiera meter más mi mano, el jabón lo deje en el borde de la pila de agua, mi mano izquierda descendió desde su hombro y se posó en su cintura y mi mano derecha que estaba llena de jabón comenzó a frotar sus nalgas, con la parte entre mi dedo índice y mi dedo gordo descendí y luego subí por su raja, en ese filo de mi mano pude sentir como los pelos se agrupaban y en el interior de ese pequeño bosquecillo había un nido que se contrajo al pasar sobre el.

Pineda no decía nada, note que su respiración se aceleró un poco y como un leve movimiento de sus caderas sacaron sus nalgas unas milésimas hacia atrás.

No  estaba seguro de eso, más parecía una ilusión que me jugaba mi mente calenturienta y la segunda vez que pasé mi mano por el medio de su raja y esta vez abiertamente con el dedo medio toque y presioné su ano, pude sentir como sus caderas empujaban hacia atrás para encontrarse con mis dedos.

Mi pija estaba tiesa como piedra, de la punta de mi glande brotaban cantidades enormes de precum y para comprobar mucho más las cosas con mis manos subí acariciando sus laterales, sus costillas hasta alcanzar sus hombros y con perfecto conocimiento de mis actos y las consecuencias que me podrían traer empujé mis caderas de tal forma que mi glande tocara la raja del culo de Pineda y haciendo un poco de presión hice que la punta de la cabeza de mi pene quedara atrapada entre esos glúteos calientes y tersos, la saqué y volví a repetir la maniobra y como vi que Pineda no objetó lo que le estaba haciendo en su culito, me acomodé de tal forma que mi verga tocaba su culo y podía sentir la entrada de su cueva.

Yo temblaba de la emoción y la excitación, mi pija nunca me había dolido de tan tensa que estuviera y ahora estaba firme, el jabón servía de lubricante sumado a la abundante fuente de liquido pre-seminal que de mi emanaba.

Presioné mi cadera hacia adelante y sentí como comenzaba a entrar en el culito de Pineda y este como presionaba su cadera hacia atrás logrando que mi verga sin haber sido tocada fuera encontrando el camino correcto hacia su interior.

Podía sentir la presión en mi cabeza y luego como el frenillo y toda la corona del glande era apretujado por el esfínter de Pineda, Pineda dejó escapar un fuerte quejido y rápidamente una mano suya me atrapó indicándome que no me moviera.

Yo estaba hasta mareado pero muy excitado y todo eso era una gran realidad.

Sentí que la mano de Pineda aflojó y aproveché para empujar mi pija en su interior y poder sentir como su tripa poco a poco cubría mi verga y como su interior era caliente, húmedo y sabroso.

Nuevamente Pineda me detuvo.-  Pineda me soltó y no pude más, de una sola estocada le planté mi pija hasta su interior, eso era alucinante; uno de los miembros del ejercito de mi país, que tiene novia, trabaja en una de sus oficinas y es conocido por tunante con las mujeres porque lo llaman a diario dos que tres y cada semana una diferente y se encontraba allí, en el patio de mi casa, frente a mi pila de agua ensartado por mi verga hasta el fondo.

Lo tomé de la cintura, luego de las caderas y lo empuje para luego volverlo a traer contra mi de un solo y hacerlo chillar de lo rico y sabroso que era sentirme dentro de él y que el sintiera que lo estaban ensartando con un tolete de carne viva y caliente que se hundía hasta sus entrañas.

Que sabroso, aquello era una delicia, en mis oídos se escuchaban los ruidos de las casas alrededor y de cómo nuestros cuerpos al chocar producían un sonido como de aplauso rítmico y singular.

Solo el que ha cogido en posición de perrito y por detrás saben a que me refiero hoy.

Mi pija no tenía resistencia de aquel que se me entregaba.

Pineda no pronunciaba palabra y ni lo necesitaba, de su garganta brotaban sonidos guturales y pasmados que indicaban de que forma estaba gozando.

Eso era dulce para los oídos, un manjar de fruta suave y tierna para la pija y miel para los ojos al tener a tan suculento elemento a mi completa merced.

Sin sacar la pija de su culito, acerqué a Pineda a mi pecho, pasé su brazo izquierdo sobre mi hombro derecho y torcí un poco su tronco para alzarlo lo suficiente para que sus nalgas se apoyaran en el borde de la pila de contención de agua y luego de forma magistral pude ver como con apenas una leve ayuda su pierna se estiro como bailarín de danza clásica y la elevó de tal forma que pasó sobre mi cabeza y se fue a posesionar en mi hombro derecho quedando su culito expuesto completamente a mi al circundar mi cintura con su pierna derecha y logrando atraerme hacia él para poder ser penetrado con mayor placer.

Todo era genial, sabroso y como vaporoso; sentía las paredes de las profundidades de Pineda, al recorrido de mi glande por sus interiores; como mi glande era acariciado y como el tronco de mi pija era masajeado por igual.

Fueron largos los minutos y después de mucho coger y tanto disfrutar en esa misma posición las piernas de Pineda ambas estaban a mí alrededor y me atraían hacia él como si fueran dos brazos que me aprisionaran y me indicaran que ritmo poner.

Mis caderas empujaban en sus interiores a mi verga que jugaba con sus tripas y rozando su próstata al chocar en su interior, hacía que Pineda jadeara de forma singular.

En un momento sin retorno se convirtió unos instantes después, pude sentir como mis testículos comenzaron a lanzar chorros de semen por mi canal seminal, como ese semen brotaba desde lo más sagrado de mi hombría y salía disparado para bañar a este soldado de la patria que ofrecía su culo con un tacto celestial y una estreches de envidiar para que mi paloma pudiera gozar.

Me aferre a mi soldado de plomo, mi cuerpo sudó y lo bañé en su interior con mi semen y por fuera su piel quedó impregnada por mi propio sudor que pronto se mesclaba con el suyo propio para formar un torrente que nos bañaba a los dos.

No podía más, lo abracé y escondí mi cara en su cuello, mis labios rosaban su piel, estaba caliente y sudaba, su pecho se sentía agitado pegando con el mío; su verga aún tiesa palpitaba en mi estómago indicándome que allí estaba, que estaba feliz de estar con migo así.

Mis manos acariciaron su espalda y mis labios se juntaron con su oído para decirle, “Gracias”.

Le di un beso suave y corto en su oído, otro en su cuello, uno más en su mentón y uno muy cálido y hasta casi casto en sus labios.

Con mis manos tomé su cara y volví a besar en la boca, esta vez un poco más largo.

Suavemente deslicé mi verga fuera de él, su culito rezumaba mis jugos y aún pude ver como su ano estaba un poco abierto y comenzaba a cerrar.

Lentamente mis labios tomaron sus pezones y los comencé a lamer, luego a morder y succionar, a este niño no lo iba a dejar sin gozar.

Con sus pezones amplios y firmes comencé a bajar hasta llegar a su tranca que se elevaba como mástil de bandera y comenzaba a brotar un líquido transparente que resumía su sabor celestial.

Sí, un sabor celestial pues era su esencia corporal, sus esencias resumidas en jugos elaborados por ese par de huevos que no eran otra cosa que un manjar más de tan suculenta merienda que me estaba por despachar.

Mi boca se abrió y mi lengua paladeó esa semilla que brotó y surgió para y por mí.

Ese néctar exquisito que sería solo para mí y que su novia estaba pronto a perder.

Su pija se me mostraba gloriosa y sabrosa tal cual cilindro de miel oscura para que comenzara a degustar y así fue; su glande comenzó a llenar mi boca y pronto llegó a más.

Su grueso tronco me colmó la boca y la garganta comenzó a rezumar camino por andar.

Pineda tomó mi cabeza y me aprisionó, marcó su ritmo y así me ofrendó.

Que sabroso es tomar un chaval que se sepa entregar y que como los ángeles te haga gozar.

En un rato más me indicó que ya no podía más, que se iba a venir, que ya iba a acabar y muy distante a hacer caso de sus manos que empujaban mi cabeza hacia atrás para poder sacar su pija de mi boca, Con mis manos tomé sus nalgas e introduje todo lo que cupo en mi boca y mi garganta aquella pija majestuosa y sabrosa para mí.

La pija vibraba en mi interior, podía sentir los espasmos de esa sabrosa pija en mi garganta y mi paladar.

Sus lechazos entraron en mi cual disparos de salva que por su blancura y sabor era como chorros de néctar de cocos, sí, de dos cocos que estaban siendo sobados por mi mentón a cada empujón.

Cuando todo acabó y tuve que abandonar su pija para poder respirar, Pineda tomó entre sus manos mi cara y plantó el más sabroso de los besos que pude recibir.

Terminamos de bañarnos y vestidos solo con nuestros interiores estuvimos el resto de la tarde, por la noche Pineda se despidió y prometió venir después.

Espero les haya gustado y si así fue voten por este relato y/o escríbanme.

Ya saben eso de los nombres y lugares en algunos casos son bla bla bla bla, ustedes comprenden.

LUDAVAGI

Joanve09@gmail.com

Hasta la próxima,