Una rutina de análisis super completa
Creo que a nadie le debe agradar mucho tener que someterse a una rutina de análisis clínicos, es un trámite desagradable y a veces las esperas son muy largas...
Este relato tiene gran parte de base en la realidad y algo de fantasía ..sepan uds.dicernir
Cuando intentaba entrar a mi actual trabajo, luego de haber pasado todas las entrevistas de rigor, y con el visto bueno de los muchos supervisores y coordinadores con los que tuve que dialogar y presentarles mis referencias, llegó el último paso formal para quedar oficialmente incorporado a la empresa. Debía pasar todo un chequeo médico que constaba de electrocardiogramas, placas varias y toda una batería de análisis de laboratorio. Por otra parte, también debía someterme a un test psicológico, interpretar dibujitos y completar frases, nada de otro mundo.
El centro de esta historia, tiene lugar en el laboratorio que realizaba los análisis para la empresa, ya que, tras soportar una larguísima espera haciendo fila en la calle con el calor a cuestas de un verano que se anticipaba tremendamente agobiante, durante la que estuve hablando y conociendo a algunas personas que también trabajarían en nuestra empresa, pasé finalmente a una pequeña sala de estar donde entrábamos sólo cinco o seis personas en espera por vez, dicha sala tenía un estilo muy de sanatorio, todo relucía por lo limpio, poca decoración, un lugar sobrio y ascéptico, con alguna que otra planta en los rincones como para dar un poco de vida. El lugar constaba de una amplia sala de espera, frente a la que se encontraban cuatro gabinetes de un par de metros cuadrados donde se hacían los análisis de sangre y otros, a la derecha de los gabinetes, había una puerta vidriada que daba al laboratorio propiamente dicho, el ámbito en el que se analizaban todas las muestras ingresadas. A través de los vidrios se podían observar varias centrífugas y otras máquinas y computadoras de gran complejidad.
De los cuatro gabinetes, salían cada tanto los encargados de los análisis, dos hombres y dos mujeres. En cuanto salió a llamar a uno de los que esperaba, me fijé particularmente en la hermosa técnica de laboratorio del gabinete marcado con el número dos. Tenía un hermoso cabello negro repleto de pequeños bucles, le caía hasta la mitad de su espalda, el ambo blanco tipo médico le sentaba particularmente bien, resaltando una cola respingona y un porte general de hembra terriblemente atractiva.
De más está decir que me pasé el resto de la espera cruzando los dedos para que me tocara en suerte su gabinete, imaginándome situaciones inverosímiles con ella, cargadas de contenido sexual. Cuando finalmente llegó mi turno, casi festejo cuando ví en el indicador que me tocaba el box número 2 y ella salía para hacerme pasar, le entregué los frasquitos que me habían facilitado para las deposiciones de orina y materia fecal ( obviamente, llenos, ja ja ). Luego procedió a colocarme un lazo de goma en el brazo para marcar mejor mis venas y pinchándome casi imperceptiblemente, comenzó a sacarme la muestra de sangre necesaria para el análisis.
Mientras ella me extraía sangre, yo trataba de entablar alguna conversación superficial, sobre el trabajo, el clima, en fin, cualquier cosa que se me ocurriera para seguir oyendo su dulce y sensual voz. Cuando terminó con su tarea, me entregó una revista pornográfica!!!, yo no daba crédto a lo que veía por la situación, por lo que le pregunté;
¨ Que es esto?. ¨
Me contestó;
¨ Una revista porno supongo .¨
Yo;
¨ Ja ja, ya lo sé, pero para que?. ¨
Me dijo;
¨ Mirá, es política de la empresa realizar una rigurosa y completa rutina de análisis, entre los que se encuentra el espermograma, sé que suena algo raro, pero lo exigen como un análisis más, tenés que ir a una de las cabinas que se encuentran en el otro extremo de la sala y devolverme este frasquito con la muestra. ¨
Yo me sorprendí, ya que había tenido otros pre laborales, pero nunca me habían exigido este tipo de exámen. Me pareció una exigencia terriblemente estúpida, ya que no entendía para que podía querer saber la empresa, el detalle de movilidad de mis espermatozoides o algo así.
De todos modos me dirigí a la cabina que me indicó Virginia ( su nombre lo supe durante nuestra pequeña charla ), entré, cerrando la puerta detrás de mí y girando el picaporte me aseguré de que quedará trabada, el lugar era un pequeñísimo gabinete con un gancho para la ropa en una de las paredes, un espejo detrás de la puerta y una camilla forrada en cuerina negra, nada más.
Me senté en la camilla y desabrochando mis pantalones, metí la mano debajo de mis calzoncillos,
comencé a masajear mi adormilado ganso, que de a poco comenzó a despertarse, dejé le frasquito de plástico sobre la camilla y fuí hojeando la revista porno, donde una negra con unas tetas fenomenales le daba una mamada de lujo a un tipo con un tripón enorme. De a poco me fuí excitando hasta que mi miembro alcanzó su plenitud, cuando estuvo completamente erecto comencé a subir y bajar lentamente la piel que recubre el glande, masturbándome mirando las fotos de esa excitante morena chupando tremendo pijón y mirándome de a ratos en el espejo. A decir verdad, me excita mucho mirarme en un espejo cuando me pajeo, ver mi pija en movimiento e imaginar a esa negra de la revista sobando mi polla, era tremendamente excitante. Cuando estaba en lo mejor de esa paja, golpearon a la puerta del gabinete, era Virginia preguntándome si necesitaba ayuda, mi respuesta fué negativa, ya que un amigo me había contado que estuvo en una situación calcada a la que yo estaba viviendo, entonces, cuando le ofrecieron ayuda, el aceptó, pensando en que quizás la chica del laboratorio le hiciera una buena puñeta y tal vez podría meterle mano, pero en cambio, ella se puso unos guantes descartables, metió un dedo en el culo de mi amigo y apretándole la próstata, glándula seminal o lo que coño fuera, le hizo acabar en el acto, unos cuantos chorros de esperma.
Por lo tanto, denegué la oferta de Virginia y continué zarandeando lentamente mi verga, disfrutando cada subida y bajada de mi mano, viendo como en la revista, el tipo pijón comenzaba a cogerse a la morena lujuriosa,ardiendo en deseo, escupí mi miembro, distribuyendo bien la saliva por la cabeza de mi chota, acrecentando enormemente mi placer. Siempre que me pajeo hago eso, ya que el goce se me hace mucho mayor que al hacerlo en seco. Estuve unos cinco minutos más masturbándome lentamente y sintiendo cada movimiento con gran intensidad, como al cabo de ese tiempo seguía sintiéndome a años luz del orgasmo, incrementé sensiblemente el ritmo de mi paja, pero un momento después continuaba sin hacer grandes avances, allí escuché nuevamente unos golpecitos en la puerta y la voz de Virginia que me preguntaba;
¨ Estás bien?, seguro que no necesitás ayuda? ¨
Como ya me daba un poco de verguenza estar allí adentro, decidí que sería bueno terminar con aquél
¨ trámite ¨ lo más rapidamente posible, por lo que, aunque nunca me había dejado tocar el culo, me resigné a que Virginia me metiera el dedo para extraer mi leche de inmediato, entonces, guardando dentro del slip mi verga erecta, le dije;
¨ Mirá, la verdad, estoy teniendo problemas para terminar este asunto que tengo entre manos ( ja ja ), así que si pudieras darme una ayudita, te lo agradecería. ¨
Ella me respondió;
¨ Bueno, dale, dejáme pasar. ¨
Destrabé la puerta y entonces esa hermosura enfundada en un blanco ambo médico, pasó al pequeño gabinete junto a mí, al ver sus manos desnudas y no haber una caja de guantes descartables cerca, le dije;
¨ Lo vas a hacer sin guantes?. ¨
Ella me miró extrañada y me dijo;
¨ Te gusta con guantes?. ¨
Yo le respondí que jamás me habían metido un dedo por ahí, con o sin guantes, ella se rió con ganas y me dijo;
¨ Quedáte tranquilo, yo no te voy a meter un dedo en ninguna parte .¨
Yo no entendía nada, ella pareció percibirlo porque sin esperar, me dijo;
¨ Lo que te pueden haber contado de meterte el dedo, es verdad, es el procedimiento normal de ayuda que se utiliza en estos casos, pero vamos a intentar algo distinto hoy. ¨
Yo me volví a sentar en la camilla, entonces Virginia, mirando fijamente mi bragueta abierta, dijo;
¨ Bueno, vamos a terminar el trabajo inconcluso. ¨
Dicho esto, desprendió un botón más de su ambo, ya que uno lo traía abierto desde antes, así apareció ante mi vista la sensual línea divisoria de sus senos, se mordió un poco el labio inferior sacando de la boca visiblemente la puntita de su lengua y me dijo;
¨ Desnudáte. ¨
Yo la mire con sorpresa y le dije;
¨ Desnudarme?, querrás decir que me baje el pantalón .¨
Poniendo una carita increíblemente irresistible y sexy , respondió;
¨ Por favor, desnudáte. ¨
Entonces, accediendo a su pedido, me quité la remera, me bajé los pantalones y luego el slip, mi verga estaba ahora un poco dormilona, pero me excitó mucho desnudarme frente a una hembra tan deseable y apetecible, ella mirando mi pene, volvió a morder levemente su labio inferior. Enseguida tomó asiento en la camilla junto a mí, sin dejar de mirar mi pija como obnubilada, puso su mano alrededor del ya casi enhiesto miembro con suma suavidad, casi con ternura diría, comenzó a moverla arriba y abajo con una suave cadencia. Al instante de sentir el sutil contacto, cerré los ojos, para volver a abrirlos cuando sentí un húmedo contacto en mi tetilla izquierda.
Virginia, sonriendo y tratando de explicar aquello, algo en broma y algo en serio me dijo;
¨ Ves?, este nuevo método consiste en relajar al paciente y mientras se lo masturba, darle algún placer extra como para que alcance el éxtasis en forma plena y placentera ¨
Ante lo que respondí;
¨ Definitivamente, prefiero tu nuevo método a cualquier otro, seguí así que vas por muy buen camino. ¨
Ella, como entusiasmada por mi aprobación, siguió besando alternativamente una y otra tetilla, babeándolas a medida que hacía más efusiva e intensa su pajeada sobre mi hinchada verga, en un segundo, bajó rápidamente su cabeza y se metió mi pija casi por completo en la boca, yo estaba gozando furiosamente la situación, pero a la vez, completamente incrédulo de que aquello pudiera estar pasándome realmente.
Mientras comenzaba su excelente mamada, comiéndose todo mi pedazo para luego sacarlo de su boca, repasarlo una y otra vez con la lengua, escupirlo y volverlo a pajear con ansias, miraba hacia arriba con sus ojazos de gata en celo y con mi poronga totalmente erecta entre sus manos, me decía;
¨ Te gusta así papi?, te gusta?, decíme que nadie te mamó así, decímelo.¨
¨ Siii hembra, siiii, me encanta, chupás como los dioses, tenés una boca increíble!. ¨
Ella, sin darme tregua, volvió a enterrar mi falo en las profundidades de su garganta, pero esta vez, con la mano libre, comenzó a desprender de a uno los botones restantes de su ambo, cuando lo había abierto lo suficiente, dejó mi verga por un momento, se puso de pie y se quitó completamente el ambo, dejándome ver que no llevaba nada debajo, mas que bombacha y corpiño, ya que el calor era asfixiante ese día, aunque allí no se sentía lo mismo, ya que había aire acondicionado. Las ráfagas de aire fresco que despedía dicho aparato, hicieron que debajo de la fina tela del soutien, sus pezones oscuros y claramente visibles, se pusieran duros e hicieran aún más notoria su presencia.
Al observar todo el conjunto de su cuerpazo casi desnudo, no pude creer tener a ese hembrón en celo casi rendida a mis deseos, a lo que yo quisiera hacerle, sensualmente se dió media vuelta y yo, sin necesidad de otro gesto o palabra, procedí a desabrochar su sostén, apenas lo hice, pasé mis brazos por debajo de los suyos y tomé con ambas manos sus generosos pechos por detrás, sopesándolos y amasándolos, apretando esas glándulas divinas. Ella respondía con entrecortados y casi inaudibles gemidos, su respiración acelerada y excitada acrecentaba mi morbo y mi propia calentura, la dí vuelta inmediatamente y la besé con pasión desenfrenada, recorriendo sin pausa cada recoveco de su boca, chupando sus labios con fruición, tomando su oscuro y rizado cabello por detrás, acariciándolo a veces, otras tirando de el con firmeza. Ella respondió a mi beso con creces, atragantándome con su lengua incontenible y desesperada. Así estuvimos durante largo rato, los dos completamente desnudos y besándonos como adolescentes, sentí algo muy extraño y fuerte, esa mujer me enloqueció al instante y en ese momento, casi estaba convencido de que ella también estaba sintiendo algo extra a la soberana calentura que gobernaba nuestros actos .
Sin esperar más, bajé de un tirón su bombachita blanca e inmediatamente comencé a tocar y a meter un dedo en su precioso conejito rasurado, la piel de su vulva era muy suave al contacto e invitaba a placeres mayores, por lo que la hice sentar en la camilla con las piernas bien abiertas y poniéndome entre ellas, hundí mi lengua en una vagina deliciosa en la que se mezclaban sus dulces jugos con un perfume exquisito, me perdí en su vulva y entretenido en saborear su notorio clítoris ,sorber todos sus jugos y aspirar su embelesante aroma, no tuve relación del tiempo que pasó, es así que continuaba con mi lengua dentro de su excitante cuevita, cuando unos fuertes golpes en la puerta me devolvieron a la realidad, ya que había olvidado por completo que estaba en un laboratorio de análisis clínicos
La que golpeaba, era una de sus compañeras que dijo;
´ Estás bien Vicky?, están ahi adentro hace como quince minutos ´
Virginia le contestó;
´ No te preocupes Vale, este muchacho tiene un problemita y lo estoy ayudando.´
´ Ok, cualquier cosa avisáme, si?.´
´ Está bien, no hay problema, gracias.´
Yo me había quedado como helado, ya que estábamos completamente en bolas aunque con la puerta trabada, en la sala de espera, seguramente habría varias personas y me daba un poco de verguenza el imaginar lo que podría pensar toda esa gente, cuando miré a los ojos a Virginia, ví que ella también había caído en la realidad de la situación y que, al igual que yo, se había dejado llevar más de la cuenta. Así que, de común acuerdo y con nuestras terribles calenturas el uno por el otro a cuestas, decidimos poner unos puntos suspensivos detrás de esa sorprendente y apasionante relación.
Nos vestimos con celeridad, en cuanto estuvo recompuesta, me dió un beso y salió del cuarto para ir nuevamente a cumplir con sus labores. Procedí a vestirme yo también, para luego salir del gabinete e ir en busca de Virginia, la ví salir a llamar a un nuevo paciente, entonces aproveché, me acerqué a ella y le dije casi al oído, que necesitaba seguir lo que habíamos iniciado, ella, en voz alta, me dió unos consejos sobre un inexistente problema médico que supuestamente yo padecía y cuando me despidió dándome la mano, me pasó un papelito que luego comprobé, era su número de celular.
Salí de allí contento y satisfecho, como todavía no tenía que trabajar por varios días hasta que estuvieran todos los exámenes en regla, aproveché mi libertad momentánea y me fuí a comer al patio de comidas de un conocido shoping. Tenía un buen rato disponible, ya que era la una de la tarde y el laboratorio donde trabajaba Virginia, atendía hasta las tres de la tarde, por lo que calculé que estaría bastante bien llamarla una hora u hora y media después de terminado su horario laboral. Luego de comer unas deliciosas pastas, regadas con un excelente vino tinto, decidí que la mejor forma de matar el tiempo y mi creciente ansiedad, era meterme al cine a ver una buena película, elegí una de las tres películas disponibles e ingresé a la pequeña sala marcada con el números cuatro, disfruté un buen rato con los enredos y aventuras de un espía tratando de escapar de sus enemigos y resolver un embarullado caso, nada digno de un oscar, pero entretenido al menos.
Cuando salí del cine, eran las tres de la tarde, así que me dediqué a recorrer el shoping mirando vidrieras, en un local de ropa informal me compré una camisa y luego seguí por ahí a la deriva, esperando el momento oportuno de llamar a Vicky, seguí paseando y maté un buen rato viendo y escuchando a una banda de jazz que tocaba a bajo volúmen en un pequeño entarimado del patio de comidas. Finalmente, cuando se hicieron las cuatro y media, decidí que era el momento preciso para concretar algo con Virginia, así que la llamé desde mi celular, me atendió con una voz sensual que en seguida, al relacionarla con su espléndida figura, me puso a mil.
Le dije que me moría de deseos de repetir y culminar lo que habíamos comenzado en el laboratorio y que no podría esperar más, ella me contó que había deseado meterse adentro de uno de los gabinetes conmigo desde el mismo momento en que me vió esperando en el laboratorio, que yo cuadraba exactamente con su tipo de hombre preferido y que estaba como loca por sentirme plenamente. Agradecí y me sorprendí de lo que me contaba, esa mujer me gustaba mucho, de verdad. Me comentó que estaba en su casa y que recién salía de la ducha y que, si quería, podía pasar por allí a tomar algo ( claro que quería tomar algo, a ella! ). Le dije que no había problema, me apunté su dirección y le dije que en un rato estaría por allí, ya que no era muy lejos de donde yo estaba, con el auto estaría en su casa en menos de veinte minutos. Fuí hasta el estacionamiento del shopping, retiré mi auto y partí rumbo a la casa de mi morocha hermosa que estaría esperándome con una ansiedad casi idéntica a la que me embargaba a mí en esos momentos.
Mis cálculos fueron bastante acertados y en poquito mas de veinte minutos, estaba tocando el timbre en su departamento. Cuando me abrió la puerta, quedé impresionado y así se lo dije, ya que su belleza natural, a cara lavada, era más impactante que cuando estaba toda maquillada, la piel blanca con algunas pecas y lunares diseminados aquí y allá, unos ojazos verdes embriagadores que hacían un notorio contraste con su cabello negro azabache plagado de rulos y bucles, su marcada barbilla con hoyuelo incluído y unos pómulos altivos, estilizados y en feroz competencia con sus carnosos, delicados y sensuales labios, que al abrirse en delicada sonrisa, daban paso al blanquecino reflejo de unos hermosos dientes, en resumen, belleza pura en estado natural, no una vedette, no una super modelo, una mujer real y bellísima, atractiva por dondequiera que la mirase. Vestía una bata de toalla blanca y unas sandalias del mismo color, su cabello se veía bastante mojado
Me saludó con un beso en la boca que duró solo unos breves segundos, me invitó a pasar y a sentarme en un sofá tras lo cual, me preguntó si me apetecía un café, que ya estaba casi listo, fué hasta la cocina a buscarlo y cuando lo trajo en una humeante jarra de vidrio , se sentó a mi lado, sirvió dos tacitas y lo fuimos bebiendo mientras conversábamos. Me contó confidencialmente, que la empresa pedía el análisis y almacenamiento de esperma de todos los empleados varones que entraban a trabajar allí, ya que hacia aproximadamente cuatro años, una mujer que era gerente de la empresa, unos diez minutos después de salir del trabajo, había sido interceptada en su automóvil por tres tipos encapuchados que la violaron salvajemente, la lastimaron bastante y la humillaron en todas las formas que se les ocurrió. Estos delincuentes, la insultaban todo el tiempo diciéndole cosas como que le gustaba mandonear y maltratar gente y ahora que le parecía que se lo hicieran a ella, y que opinaba la señora gerenta de tener tres tipos cogiéndole todos sus agujeros y cosas por el estilo. Por esas declaraciones e insultos, determinaron, que los asaltantes debían ser empleados resentidos con esta gerenta, por lo que a partir de esa fecha se implementó el sistema de recolección de semen de cada empleado masculino, para, ante cualquier eventual inconveniente de carácter sexual, determinar si el agresor era un empleado y asi poder identificarlo.
Me sorprendió bastante la historieta, pero durante todo el relato, no dejé ni por un segundo de apreciar el bonito rostro de Vicky, las inflexiones de su boca al hablar, las muecas y cambios de expresión, estaba embobado con esa carita y para colmo el cabello mojado le daba un aire mas sexy todavía, no resistía más las ganas de continuar lo iniciado esa mañana, entonces, dejé la taza encima de una mesita ratona y tomé la cara de Virginia con mis dos manos, apreciando toda su hermosura a escasos centímetros, la atraje hacia mí y le dí un tierno beso, separando sus carnosos labios con mi lengua, me sumergí en su boca fresca, nuestras lenguas se encontraron librando una pequeña lucha en la que la pasión se acrecentaba y el desenfreno se percibía como algo muy próximo.
Con una mano, me llegué hasta su cintura y desaté con suavidad su bata de toalla, abriéndola completamente, comprobé extasiado que no llevaba ni siquiera ropa interior debajo, ahí la tenía, completamente desnuda ante mí, recostada en forma más que sensual en ese sofá y esperando mis caricias y besos. Me detuve unos instantes para apreciar la magnitud de ese cuerpo, era realmente una delicia, no faltaba ni sobraba nada allí, a mi gusto, simplemente perfecta. Me puse de pie y en pocos segundos, casi con desesperación, me desnudé completamente, me recosté a su lado y volví a besarla mordiendo sus labios, cerrando los ojos, clavé nuevamente mi lengua en el océano de placer de su boca, nos besamos durante largo rato, durante el cual, mis manos estaban posadas constantemente sobre sus duros pechos, apretándolos y pellizcando los erectos pezones. Luego, abandonando su boca, fuí descendiendo lentamente por su cuello, ella tembló como tiritando por el placer que le producía la caricia de mi lengua, seguí bajando hasta encontrarme con sus imponentes melones, mi boca no daba abasto para lamer y succionar todo lo que esas mamas se merecían, mordisqueando sus pezones durísimos le arranqué varios gemidos y suspiros entrecortados, era evidente que sus pechos eran una de las partes mas sensibles de su exquisita humanidad, ya que a cada pasada de mi lengua o de mis dientes, reaccionaba casi orgásmicamente.
Dejé sus tetas mojadas de saliva y bajé rápidamente hasta su coñito depilado, con un dedo de cada mano separé sus inflados y empapados labios mayores y hundí mi lengua con premura lo más profundo que me fue posible, una vez allí, comencé a comérmelo lo mejor que pude, esa conchita estaba muy mojada y yo chupaba todos sus líquidos, mordía y lengueteaba toda su vulva casi con desesperación, luego de unos minutos, mordí y toqué su clítoris con la lengua por primera vez, estalló en ese mismo instante en un frenético orgasmo gritando;
¨ Siiii, nene, siii, chupá, chupá, no pares, ahhhh como te acabé en la boquita, seguí, dale, cogéme con esa
lengua ..´´
Seguí casi masticando su pequeña protuberancia a lo que ella respondía con gritos alocados, insultos y gemidos desatados. Cuando creí que ya tenía suficiente, me puse de pie a su lado, ella sentada en el sofá, mi miembro tremendamente erecto, estaba excitadísimo, ya nada podía detener lo que tenía que pasar entre nosotros. Ella comprendió enseguida, arrimó su boca a mi verga, dió un leve lenguetazo en la punta de mi glande, luegola tomó con su mano derecha y comenzó a refregarla por toda su cara para, repentinamente, enroscar sus labios alrededor de mi endurecida carne, mientras me pajeaba lentamente con una mano, subía y bajaba su cabeza con una suave cadencia que hacía palpitar ferozmente a mi poronga. Me succionaba, me lamía y me mordisqueaba transportándome a lejanas dimensiones donde solo existía el placer que su exquisita boca me proporcionaba.
En unos minutos, sacándose mi pija de la boca, me miró y me dijo;
¨ Cogéme ya mismo, por favor, claváme y rompéme toda. ¨
Sobre el sillón y con las piernas bien abiertas, esperaba ansiosamente la arremetida de mi ariete de carne, con su bata de toalla completamente desparramada debajo de ella, una cara super sensual entregada al placer y un dedo en su boca, su imagen no podía ser más excitante. Entonces, situándome sobre ella con un brazo a cada lado de su cuerpo, le dí un húmedo beso, mordí una vez más uno de sus preciosos pezones y luego, poniendo mi verga en la entrada de su vagina, fuí empujando para penetrar lentamente en su deseable humanidad. En el momento en que llené su concha con la dureza de mi pija, me puse en acción, comenzando a bombearla tiernamente para ir acrecentando el ritmo y la dureza cada tres o cuatro estocadas.
Tras unos breves minutos, el compás de mis embestidas ya era casi alocado, cogía su concha con dureza y gran velocidad, mi pene entraba y salía de su vulva a cada instante con una fricción deliciosa para ambos. Sus tetas redondas y duras se bamboleaban debido a la fuerte cogida que le estaba dando, me excitaba mucho ver sus tetas zarandeándose y su carita de puta hermosa con una expresión en la que se mezclaba un poquito de dolor con un tremendo disfrute y deseo.
Mientras le seguía dando me decía;
¨ Por favor, metéme toda esa tranca, cogéme con furia, dale que acabo papito, dale .¨
Continué entrando y saliendo frenéticamente de su húmeda cuevita, hasta que con un grito ahogado y seco, me anunció que estaba terminando, su orgasmo, por otra parte, era por demás evidente, ya que se sacudía espasmódicamente, dando grandes muestras de placer y satisfacción. Yo, mientras tanto y sin darle pausa, continué con mi labor, ya que todavía me faltaba un poco para alcanzar el orgasmo tan deseado y que ya quemaba en mi interior. Saqué mi verga chorreando de su interior y me senté en el sofá, la hice ponerse a horcajadas sobre mí, ella, con gran maestría y en cuclillas, tomó mi pedazo erecto y lo dirigió con facilidad hasta su conchita, una vez que lo apoyó en la entrada de su vulva, ella misma comenzó a empujar suavemente hacia abajo, clavándose poco a poco mi cipote, su movimiento me hacía delirar de placer, para colmo, en esa posición, tenía sus mamas a mi alcance para manosearlas y chuparlas a mi antojo.
Vicky me cogió suavemente unos minutos, hasta que yo sentí que mi corrida era inminente y le dije;
¨ Así perrita, cogéme un poquito más que te voy a dar toda la lechita en la boca. ¨
A lo que contestó;
¨ Mmmm, en la boca no quiero, no me gusta, acabáme en las tetas si querés .¨
¨ Bueno, no importa, dale, dale, cogéme. ¨
Me cabalgó cinco o seis veces más, durante las cuales, sus poderosos melones subían y bajaban al ritmo de sus acometidas sobre mi falo, yo me apoderaba cada tanto de una de sus tetazas y se la comía a besos y lenguetazos con gran placer para los dos, esto aceleró considerablemente mi venida, ya que sus pechos eran un estímulo enorme para mí. En un rato más le anuncié;
¨ Ay putita, acabo, acabo! ¨
Ella, parándose al instante, se tiró inmediatamente en el sofá boca arriba y con las piernas bien abiertas, diciéndome;
¨ Vení nene, dame toda tu leche, dámela ya. ¨
Yo me puse de pié y parándome frente a ella, comencé a pajear mi húmeda verga, alcanzando inmediatamente el estado de embriaguez total y locura que antecede a un feroz orgasmo, inmediatamente, comencé a eyacular abundantes borbotones de esperma caliente que cayeron sobre el pecho y estómago de mi increíble amante, ella se lo desparramaba por las generosas tetas con desparpajo y lujuria, tomaba con la mano un poco de leche y la llevaba hasta su concha para refregárselo allí. Yo apreté mi verga hacia arriba y con fuerza, para arrancarle las últimas gotas de placer que me quedaban dentro, ni bien terminé de vaciarme completamente, me tendí sobre ella y comenzamos a besarnos apasionadamente durante un buen rato. Yo masajeaba sus tetas y ella acariciaba mi empequeñecido miembro, así estuvimos durante unos buenos quince o veinte minutos, disfrutando simplemente de besarnos y tocarnos mutuamente.
Transcurrido aproximadamente ese lapso de tiempo, mi pija comenzaba a dar evidentes muestras de renovada excitación, por lo que le pedí que se pusiera sobre el sofá de espaldas a mí, ella accedió sin reparos, pero sucedió que, al querer humedecer con mi saliva su precioso y apretado ojete, me dijo que esa no era su idea de placer, que tenía su culito virgen y que así lo quería mantenter, ya que pensaba que no sentiría más que un dolor innecesario de acceder a hacerlo por allí, yo traté de convencerla sin demasiado ímpetu, ya que notaba su dureza con respecto a ese tema. Finalmente tuve que darme por vencido, ya que ninguno de mis argumentos encontraba sus defensas debilitadas, por lo que la hice poner nuevamente en la misma posición sobre el sofá, penetrándola fuertemente, pero por la vagina. La cogí endemoniadamente, con fuerza y algo despechado por esos dos rechazos consecutivos. Sorpresivamente, esa sensación me resultó excitante, tomándole sus tetas por detrás, me dediqué a bombear su coño con esmero y fuerza, tratando que mi cogida fuera para ella totalmente inolvidable, durante mi faena, Virginia acabó aún dos veces más, mientras yo, con gran placer y desahogo, terminé llenando su conchita con mi leche tibia y besándola desesperado por todo lo que me provocaba esa tremenda hembra, a pesar de sus restricciones sexuales.
En unos instantes mas, nos despegamos, nos aseamos y vestimos, pero cuando nos despedíamos, Vicky me confesó que esto no era algo corriente para ella, actuar así, alocada y encima con su trabajo de por medio, como ya me lo había dicho antes. Me dijo también que sentía que esto no era algo casual, ya que se había sentido conmigo como pocas veces en su vida, y si estaba de acuerdo en mantener alguna clase de relación informal, no quería que ese encuentro fuera el último, como tampoco yo lo deseaba. Le contesté que estaba de acuerdo y que por mí, lo de informal, podía cambiarse sin problemas .
Ella me dijo que fuéramos de a poco, que ya veríamos que era lo que nos deparaba el destino. Demás está decir, que nuestros encuentros se sucedieron indefinidamente, cada vez con mas pasión y entrega, hasta el mismo día de hoy, en que convivimos formando una muy feliz y sexualmente super activa pareja. Vaya si el destino deparaba algo para nosotros