Una rica cogida con mi hijo
Una rica cogida la que me dio mi hijo.
Hola a todos. Extrañaba volver por estos rumbo, pero la verdad es que el trabajo me ah tenido algo ocupada. Incluso el relato que consta de 4 partes que subí anteriormente, lo tenía ya empezado desde hace tres meses, pero el tiempo no fue suficiente para publicarlo antes. Pero bueno, aquí estoy y no vengo con las manos vacías, ya que hace unos días pasó algo que necesitaba mucho. Y es estar con mi familia, pero sobretodo con mi hijo Jorge. Para los que no me conocen, soy una mujer de 44 años. Me mantenido en forma o más bien saludable. Hago ejercicio los sábados. A pesar de ya estar grande no me quejo de mi cuerpo, ya que tengo una complexión de una chica como de 25. Soy blanca, trasero tonificado y pechos firmes.
Hace dos semanas, había llegado temprano del trabajo, y afortunadamente y ni tanta, mi esposo estaba en casa. Digo ni tanta, porque no pasó nada bueno con él. Ustedes ya saben a que me refiero. A eso que toda mujer necesita para relajarse de tanto estrés, pero sobretodo de eso que la hace sentir lo que es, una mujer llena de vida. En fin. Llegué a las 6 y vi a mi esposo sentado en la sala viendo el partido.
- Hola, hola!! Ya llegué!!
- Hola, ¿y ese milagro que llegas temprano?
- Hubo un apagón en el edificio y pues sin luz no se hace nada.
- No pues suerte la tuya.
- ¿y los muchachos?
- Jorge está en su cuarto, Carolina salió con sus amigas al cine.
Caminé a mi recámara a dejar mi saco y mi bolsa. Fui a ver a mi hijo. Toqué su puerta.
- Pasa!!
- Ya llegué, lo saludé asomando la cabeza.
- ¿tan temprano?
- Así es, dije caminando a la cama para darle un beso.
Me incliné y le besé la frente.
- Pensé que saldrías con tus amigos como siempre lo haces.
- No, es que no hay dinero jeje
- Bueno, pues que bueno que estés aquí con tu familia
Desde la primera aventura que tuve con él lo he dejado que me acaricie. Ya que es joven y entre comillas: “un joven que me puede dar mucho más que su papá”.
- Pero más contigo, ¿no?, contestó acariciando mi muslo izquierdo con la yema de sus dedos.
Aunque tenía medias, sus caricias no podían ignorarlas mi cuerpo. Lo miré a los ojos. Sonrió y subió su mano metiéndola por debajo de la falta. Dejé que continuara. Tragué un poco de saliva. Llegó a mi entrepierna y presionó con su pulgar. Aún teniendo las medias y el calzón podía disfrutar de su pulgar frotarme esa parte. Cerré los ojos. Me relajé y me dejé llevar. Apreté los dedos de los pies y me mordí suavemente el labio inferior.
- ¿Qué pasa mamá?
- …¿eh?.
El placer sin ser muy profundo me hacía perderme en sus caricias. Todo marchaba tan bien, hasta que mi esposo echó a perder todo.
- ¡¡Amor!!, me llamaba.
Abrí los ojos.
- ¡¡Aa…ahora voy!!!
Le saqué la mano y me acomodé la falda. Salí caminando a la sala peinándome.
- ¿Qué pasó?
- ¿...podrás hacerme un cafecito?
- Claro, solo me cambio.
Me sentía como su sirvienta pero, ¿que podía decirle?. Ambos trabajamos pero el es que produce más y le agradezco que tenemos lo necesario. Dejando aún lado el machismo y el que la mujer debe atender al esposo, me sentiría mal no agradecer por lo que hace por nosotros. Es un hombre muy trabajador aunque su afecto no lo reciba como debería si soy su esposa. Pero por eso ya tengo a mi hijo. Y aunque esté mal, ambos lo disfrutamos. Entre a mi recámara y me quité los tacones. Me estaban matando. Caminé descalza al closet y saqué mis sandalias. De repente de sorpresa una mano me dio la vuelta y vi a Jorge. Plantó sus labios sobre los míos. Me dio un profundo beso introduciendo su lengua. Bajó a mi cuello. Sus manos tomaron mi cintura. Me subió la falda con desesperación y me bajó las medias casi arrancándomelas. Abrió mis piernas y metió su cara a mi entrepierna. Olió mi zona. Enterraba su nariz en mi calzón. Colgó sus dedos en el resorte de mi calzón y me lo bajó. Besó mi pelvis, mis muslos acercándose con sus besos a mi vagina. Sus labios besaban mis pliegues. Me los jaló ligeramente. De sorpresa resbaló toda su lengua sobre mi raja metiéndola entre mis arrugados pliegues humedeciéndolos al mismo tipo. Subió a mi clítoris y lengüeteó. Apreté mis labios y agarré su pelo.
- Aaahhh!!
Aunque sólo era su lengua la que se encargaba de mi zona, era sensacional como lo hacía. Separó mis blancas piernas con sus manos y siguió. Recargue mi espalda sobre el closet sacando la pelvis y mi vagina. Estaba torcida pero valía la pena.
- Hazlo…hazlo más rápido.
Me dio una lamida y me obedeció. Su lengua comenzó a trabajar de verdad dejándome atrapada en el placer.
- Si!! Así!! Que rico, sigue!!!
Subí mi pierna izquierda a su hombro derecho y pegué más mi vagina a su boca. Subí mi mano derecha a mi pecho izquierdo y me lo apreté. Estaba disfrutando el momento como debía ser.
- Para!! Ya!! Debo ir a la cocina!!....Aaahhh!!! Jorge!!!
Bajé mi pierna e intenté sacar su cabeza de ahí abajo pero me agarró de las piernas. Dios, hasta forcejear me gustaba. El placer que me generaba su lengua era indescriptible y maravillosamente rico. Miré hacia el techo y cerré los ojos disfrutando cada segundo de su rica lengua.
- …ya…mi amor, para.
- Espera, la tienes bien rica.
Sus lamidas eran tan suaves y a la vez rápidas que me hacían disfrutar de un gran momento. Mordía mis labios y tragaba la saliva que se juntaba debajo de mi lengua. Dejó se lamer y se levantó y se inclinó a besarme. Metió su mano derecha a mi entrepierna y me frotó el clítoris.
- ¿te gusta esto, mamá?
- …sii
- ¿mucho?
- …ajá
Sus dedos que se encargaba de rascar mi clítoris me volvía loca. Era imposible contener el pacer. Mis ojos se entrecerraban y mi boca se mantenía abierta por si sola. Mientras me frotaba lengüeteaba y jalaba mi labio inferior. Lo chupaba. Estaba por terminar. Estaba preparada para expulsar esa ligera eyaculación.
- Ya, ya, …deten…te.
Lo empujé, me puse las sandias, me subí las medias y salí arreglándome la falda. Quería más, sin duda, pero no podía arriesgar a que alguien nos descubriera.
- ¿no te ibas a cambiar?
- Luego, le contesté a mi marido caminando algo tensa.
Miré hacia él y siguió viendo la tele. Entré a la cocina. Preparé la cafetera, saqué el polvo, una taza. Mientras me encargué de preparar el café, llegó Jorge. No dijo nada y caminó al refrigerador. Sacó un jugo de manzana abierto y se sirvió. Miré de reojo a la izquierda detrás de mí. Vi que tomaba y a la vez me miraba. Coloqué el filtro. Abrí la bolsa del café y justo en ese momento las manos de Jorge me tomaban de la cintura.
- Suéltame, le ordené
- Ssshhh…tranquila. No estoy asiendo nada malo.
- Jorge, por favor, quita tus manos.
Apartó su mano derecha y la colocó en mi glúteo derecho. Apretándome. Aunque tenía falda, su mano agarraba bien mi nalga.
- Mmmm!! Estás bien culona.
Tragué saliva.
- Quita tu mano, ¿no entiendes?, le dije en voz baja y enojada.
La quitó y pegó su cuerpo al mío. Al hacerlo no me percate de lo que haría. Untó su verga bien dura a mi trasero.
- Mira que dura me la dejaste, susurró en mi oído derecho.
Dios, era inevitable ignorar su paquete. Aunque sólo es un chico de 20 años tiene un miembro de casi 18 cm. Empujó su pelvis hacia mi trasero apretando su miembro. Que antojable se sentía.
- ¿te gusta, mamá?
- No sigas, por favor.
Bajó sus manos a la orilla de mi falda y me la subió nuevamente.
- Me encanta tu colita, mamá. Estás bien buenota.
Subió bien la falda y luego bajó mis medias hasta los muslos. Destapó sólo mi trasero. Tomó mi calzón y lo juntó de modo que me quedara como una tanga.
- No, espera, ya no, ya no, mejor otro día, por favor.
- No nos ve, solo no hables.
Jaló ligeramente la tela y metió su verga enrollándola con mi braga. Se columpió como si me cogiera. Me gustaba que no quería que se detuviera pero temía a que mi esposo nos viera.
- ¿Te gusta que te la empuje, mamita?
- ¿eh?, pregunté atontada.
- Yo digo que si. Mmm!! Me encanta tu trasero. Lo tienes parado y rico.
- Ya fue suficiente. Puede venir.
- Espera, todavía hay tempo. Está viendo la tele. Está echado como un perro.
- No hables así de él. Que gracias a él tu tienes lo que quieres, celular, computadora, videojuegos. Nada te falta.
- Lo se. Pero tu bien sabes que no te complace como debería y como te gustaría, ¿o si?
- Eso a ti no te incumbe. No es asunto tuyo.
- Pero sabes que te lo hago mejor.
No sabía que decirle. Y no quería discutir. Pasé la mano derecha a mi trasero para sacar su miembro de mi calzón. Lo hice pero pegó su pecho a mi espalda metiendo su verga entre mis muslos. Chocaba con ellos y los atravesaba. Bajé la mirada y vi que se asomaba su glande.
- La tengo bien parada, ¿verdad?
- …ajá.
Sólo verla se me hacía agua la boca. Quería chupársela. Tenía unas grandes ganas de probársela. Tragué la saliva que se me había formado y chequé la cafetera. Me bajó el calzón hasta las rodillas regreso su verga entre mis muslos. Estiró su mano derecha a la parte de adelante y agarró su punta. La subió pegando todo su duro trozo de carne a mi vagina. La tenía caliente y dura. Se columpió.
- ¿te gusta esto?
No respondí. Estaba perdida en los roses de su miembro. Sentía tan rico. Acariciaba mis arrugados y húmedos pliegues con su deliciosa vergota.
- Estás mojadita, que delicia. Dejarás mi verga bien lubricada y ácida.
Sus palabras me encendían poco a poco, elevando la excitación de mi cuerpo.
- Hace unos días que chupaba una paleta, imaginé lo rico que sería pasarla por tus lindos pliegues y por la entradita de tu trasero. Que delicia. Me iba a saber muy sabrosa.
Decirme eso, hizo que mi piel se erizara de lo bien que me encantaría que hiciera eso. Se agachó un poco y rozó su punta entre mis pliegues. Los separaba con se glande. Sin pedírmelo y sin avisarme, la metió lentamente.
- Aaahhh!!!! Que rico, dijo conforme me penetraba.
Dios mío, estaba dura, larga y sus venas muy marcabas. Apreté el borde de la barra. Mordí mi labio inferior sofocando esos ligeros gemidos que mi cuerpo necesitaba sacar como señal de lo bien que disfrutaba.
- ¿te gusta como te la meto, mamita?
- …si
- Tenía tantas ganas de volver a coger contigo, ¿sabes?.
- ¿…en serio?, pregunté con un tono de voz débil
- Si. Estás bien ricota. Tienes un hermoso culo bien parado.
- ¿…te gusta mucho?
- Me encanta. La otra vez que chupaba una paleta, imaginé lo rico que sería pasarla por tus sabrosos pliegues y por la entrada de tu culo.
Me encantó que dijera eso aunque presentí que lo tenía bajo la manga.
- No te creo.
- No miento. Por desgracia eh tenido que masturbarme oliendo tus lindos calzones. Olían maravillosamente ricos. Sobretodo la parte donde descansa tu hermoso culote.
No esperaba que dijera eso, pero me fascinó. Me hizo sentir muy especial a pesar de mi edad. Sonreí. Retiró su verga dejando la punta adentro y me la empujó toda casi levantándome.
- Aaaahhh!!!!, grité combinando un desgarrador gemido.
- ¿Qué te pasó?, preguntó mi esposo.
Agrandé los ojos temiendo a que fuer a verme.
- …nada…es que me queme.
- ¿pero estás bien?
- …si
Jorge me tenía abrazada. No podía casi moverme. Se columpiaba. Me la metía y me la sacaba. Salía y entraba de mi vagina. Sentía tan rico. Su respiración era entrecortada al igual que la mía. Estábamos muy excitados.
- Dios, mamá, que rico se siente.
- …sigue!! Métela!!!
Disfrutaba tan rico tener esa larga y gruesa verga dentro de mí. Lo hacía lento y profundo. Se encargaba de que lo disfrutara. Solté un pequeño alarido.
¿sientes rico?
…si
Aaahhh!!!
Gimió y me abrazó fuertemente.
Tranquilo, tranquilo, lo calmaba.
Es que…cogerte y mirarte el culo, me excita mucho.
Ya es suficiente, sácala.
Espera, espera, déjame terminar.
Noo!! ¿Cómo crees?,
Ándale, no seas así. Bueno entonces…
¿Entonces que?
Déjame jugar este culote, dijo agarrándomelo con sus dos manos y levantándomelo.
Jaja ¿y como?
Me retiró su vergota bien parada y se agachó. Agarró mis nalgas y las separo para recibir una larga lamida en mi entrada.
…Jorge.
Dios, que sabroso lo tienes.
Sentí toda su lengua acariciar mi orificio anal. Se levantó y me susurró al oído.
Te sabe bien rico el culo, mamita. ¿Quieres que siga?
No sé tú
Yo con gusto.
Se arrodillo de nuevo y separo bien mis glúteos. Enterró su cara en mi culo bien abierto y comenzó a lengüetear. Dios, me lamía esa zona. Lo hacía con delicadeza como si lo disfrutara. Sentía un cosquilleo muy agradable. Me mordía el labio disfrutando su rica lengüita metida en mi sucio culote. Se paró y manoseó la nalga derecha. Me la frotaba.
Tienes bien rico el culote, mamita.
Ya, quiero parar, dije subiéndome el calzón y las medias.
Me bajé la falda y me la acomodé. Había olvidado el café, que tonta.
- Ya ahorita te lo llevo!!!, le avisaba de un grito.
Terminé de preparárselo. Jorge tomó un poco de agua y se acercó a mi susurrándome al oído derecho:
- Te veo luego, culona.
Me dio una nalgada que sin duda dejaría que me diera otra. Salió de la cocina. Serví el café y se lo llevé.
Aquí está.
Gracias.
¿Vas a querer otra cosa?
…no, ¿porqué?
Es que me iré a bañar.
No, así está bien. Bañate, linda.
No tardo.
Lo dejé y caminé a mi recámara. Me desabroché dos botones de la blusa dejando que se asomara mi brasier. Caminé al tocador y me observé. Sentía que la verga de Jorge estaba dentro de mí. Me quedé con tantas ganas. Mordí mis labios y Salí del cuarto caminando a la recámara de mi hijo. Sin tocar entre. Estaba recostado con el celular. Mientras cerré cuidadosamente, me preguntó:
- ¿Qué pasa?
No le respondí y sólo caminé hacia él. Me quité la sandalias y me subí sobre él, sentándome en sus muslos y dándole un beso. Cubrí sus mejillas con las palmas de mis manos. Sus manos acariciaban mi cintura y mis costillas.
Quiero que termines, le ordené en voz baja
Lo que tú digas.
Me regresó el beso y me empezó a desabrochar la camisa. Desnudó mis hombros y me la quitó. La aventó al suelo. Me desabroché el sostén. Sus dedos bajaron mis tirantes de los hombros dejando bailando las copas que cubrían mis senos. Acercó su cara a mi cuello y me dio unos suaves y profundos besos. Fue bajando hacia mis pechos lentamente. Su boca se acercaba a mis copas y con la ayuda de sus manos. Metió sus índices en cada copa por la parte de arriba y tiró de ellas lentamente. Siguió besando mi blanca piel. Mis senos se liberaron frente a él.
- Mmm que ricos. Están puntiagudos.
Ignoré su comentario. Sus besos fueron bajando a mis dos pechos. Los besó. Subió sus manos y los cubrió con ellas apretándolas haciendo que mis puntas resaltaran.
Mira, que ricas, me alagó.
Chúpalas, mi amor, ándale
Claro que si.. Te las voy a lamer bien rico.
Acercó su boca y se metió mi punta derecha para succionarla. La agarró como chupón. Sentía tan rico su boca succionando mi punta. Lo hacía como si lo estuviera amamantando. Liberó mi pezón cubierto de saliva y tomó el otro. Hizo lo mismo. Mirarlo y sintiendo como su boca me las comía era algo que disfrutaba mucho. Acariciaba su cabeza. Lo peinaba. La soltó y la lengüeteó. Jugaba mi punta izquierda con su rica lengüita. Bajé el trasero a su entrepierna y pude sentir que estaba excitado. Su miembro estaba duro. Columpie mi cadera de adelante hacia atrás rozando mi vagina en esa vergota.
Está bien dura, mi amor.
Así me la pones, mamita.
¿Si?
Apuesto a que huele a tu rica conchota
Mmm que rico.
Chupamela, mamá. Comete mi verga.
Bajé mis manos a su cinturón y se lo desabroché. Seguí con su botón y bajé su cierre hasta ver que se asomara su bóxer. Quitó sus manos de mis pechos y metió su pulgar en la cintura de su pantalón y calzón. Se levantó un poco y se los quitó. Su verga salió de un brinco bailando de un lado a otro. Dios, la tenía bien paradota. Su punta chocaba con mis muslos.
¿te gusta, mamá?
Claro. La tienes bien rica.
Bajé mi mano a mi entrepierna y la agarre.
Está bien caliente y dura, mi amor.
Si. Está lista para cogerte.
Sonreí y se la empecé a frotar.. Los dedos tomaron mis puntas y las pellizco suavemente.
- Me encantas, mamá.
El dolor de sus pellizcos aumentaban mi placer aún más. Las soltó y llevó sus manos a mi trasero. Me lo apretó.
- Mira que culo más rico, digo mientras me frotaba las nalgas.
Me subió la falda.
¿las puedo romper?
…has lo que quieras.
Juntó sus dedos en medio de mi trasero y jaló hacia afuera rasgándome las medias.
- Mejor me las quito, dije.
Agarré el resorte y me las bajé al igual que el calzón. Subí las rodillas y me las quite.
- Dame, déjame olerlo, dijo quitándome el calzón de las manos.
Presionó mi tela en su nariz y la olió.
¿a que huele?
A tu rico culo.
¿Si?, pregunté riendo.
Si. Apuesto a que lo pedorreas bien rico
Jaja pues si… a veces.
Hasta tus pedotes han de oler rico
Jaja ¿Cómo sabes?
Se ve. Eres hermosa y tienes un cuerpo y un culo bien sabroso
¿Quieres oler uno? ¿Mmmm?
Claro, ¿Por qué no?
Le arrebate el calzón de la mano y me lo presioné en la entrada de mi culote. Tomé aire y puje. Nada. Volví a pujar y me tiré un fuerte pedote sobre mi prenda.
- Que rico, mamita.
Lo despegue de mi trasero y se lo puse sobre la nariz.
Órale, huelelo!!! Huele mis ricos pedos. ¿Te gusta?
Mmmm huele bien rico.
Eres un puta asqueroso, Jorge.
Cállate y tírate otro.
Puso el calzón aún lado y cubrió mis nalgas con sus dos manos. Frotó mi culo formando círculos con mis glúteos.
Mira nada más, que rabote.
Jaja
Pasó la yema de uno de sus dedos sobre mi ano.
Mmm que rico te huele.
¿Lo oliste?
Si, ¿Por qué?
No, no hagas eso. No vez que cago por ahí
Pues te huele bien sabroso. Lo tienes listo para lamertelo
Dios, jaja. Noo!! Eso es…
¿Es que?
Pues…asqueroso.
Sus manos separaban mis glúteos dejándole ver mi entrada.
¿Qué estás haciendo? Oye, espera
Relájate
Oye no, ahí no. No lo me..tas.
Que rico, mamita.
Sácamelo
Espera, déjame disfrutar aunque sea un poco
Había metido uno de sus dedos a mi orificio. Tenía la mitad de su dedo adentro. Lo retiró.
Mmm no huele nada mal
Que puerco eres.
Mmm sabe rico. Te sabe ácido el hoyo, mamá
Dios mío, ¿Cómo puedes hacer eso?
¿Qué tiene?, ¿apoco no te gustó?
Un poco
Regresó su espalda a la cabecera y se agarró la verga. Se la frotó y me bajó agarrándome de la cintura.
Baja el culo, mamita, deja que te la meta.
¿Ya quieres cogerme?
Si. Te tengo unas ricas ganas.
Bajé el culo poco a poco. Su miembro tocó mis pliegues.
Eso, mojamelos. Estás húmeda.
Me gusta que me la untes.
A mí también me gustas.
Su glande se metía entre mis pliegues sin penetrar por completo. Sentía rico. Sólo verle esa vergota me excitaba aún más. Balanceaba mi cadera de atrás hacia adelante haciendo que su punta acariciara mis arrugados pliegues.
¿quieres verga, mamita? ¿Eh?
…sii, métemela
La resbaló nuevamente desde mi ano hasta mi clitoris, y la regresó a mi entrada para metérmela lentamente. Mi vagina se abrió poco a poco recibiendo su punta.
Aaahhh!!! Siii!!!, gimió.
Está bien dura, que rico. Sigue, métemela toda.
Abrí bien mis piernas y bajé haciendo que me entrara más.
Mmmm que rico me entra.
Eso, mamita!! Sigue!! Siéntate!!
Sus manos me tomaron de la cintura y me bajó de un sentón.
Aaahhh!!!
Te entro bien sabroso.
No lo vuelvas a hacer.
Cállate, si te gustó.
Subí y bajé.
Ándale, así!!! Eso!!!
¿Te gusta?
Me encanta. Se siente rico.
¿Mucho?
Sii, mamá, aaahhh!!!
Me gustaba que lo disfrutara. Yo también disfrutaba de su verga. Me salía y me entraba.
Bajó su espalda un poco de modo que quedara recostado y yo encima de él. Mis pechos estaban a la altura de su cara. Me apretó la cintura y comezón a penetrarme con ganas.
…Jorge
- aaahhh!!! Siii!!! Que rico!!!
Dios!!! Aaahhh!!!
¿Te gusta así, mamita? ¿Te gusta que te la meta así?
…sii!! Me…gusta…aaahhh!!! Mucho!!!
Dios!!! Se siente de maravilla!!!
Sii, mi amor!!! Se…siente muy…rico!!!
Aaahhh!!!! Puta madre!!! Que rico!!!
Sii!!! Se siente rico!!! Sigue!!! Dame más!!! Lo haces rico!!!
¿Lo hago rico, hermosa?, ¿si?, me preguntó lengüeteando mi punta derecha.
…sii!!! Muy rico!!! Aaaahhh!!! Dios!!! Sigue!!!
Mmm!!! Me gustan tus tetas mamá!!!
Que rico las chupas!!!!
Atrapó mi punta derecha con su linda boca y empezó a succionar y a morderla.
Que rico!!! Muérdela!!! Chupamela!!!
Que sabrosas chichotas tienes!!! Puntiagudas!!!
Como me gustaría tomarme un vaso de tu rica leche, mamá!!
¿Sii? Aaaahhh!!!
Claro!!!
La sacó dejando su punta adentro y la empujó con fuerza.
Aaahhh!!!!
Que rico, ¿verdad, preciosa?
Mientras me la metía moví mi cintura en círculos. Me dio una nalgada en mi glúteo derecho haciéndolo bailar.
- Mira que culote, tienes, dijo pellizcándomelo.
Siguió penetrándome con fuerza. Rozó suavemente la yema de su dedo por la entrada de mi culo. Luego lo llevó a su nariz
Mmm huele rico.
Ya no hagas eso.
Regresó su dedo a mi cola y me lo metió. Como ya lo había metido me entró con facilidad. No podía negarlo, sentía rico aunque era muy sucio lo que estaba haciendo. Me acariciaba por dentro. Me rascaba el culo. Su verga y su dedo ahí metido era maravillosamente rico.
Me gusta verte así, mamá.
¿Si? Aaaahhh!!!
Sii!!! Se siente profundo tu hoyote.
…¿te gusta mucho?
Si!!! Te metería la lengua si pudiera.
Dios, que asco, no!!
Claro que si. Te lo comería todo!!
De repente empezó a cogerme más rápido. Su verga me llenaba.
Aaahhh!!!! Jorge!!!!
Si, mamá!!! Jadea!!!
Noo!!! Tu papá!!! Puede oír!!
Que rico, mamita!!!
Dios!!! Que rico!!! Aaahhh!!! Hazlo más rápido!!! Vamos!!! Llename la concha!!!
Aaahhh!!! ¿Segura que quieres eso?
…sii!!! Hazlo!!! Llename de semen!!!
No paraba de cogerme. Lo hacía tan rico. Me la metía toda y rápido. Apretó mi trasero y me dio de nalgadas.
Que rico, sigue!!!, le pedí con los ojos cerrados
Sii!!! Te vez hermosa!!!
Aaahhh!!! Vamos!!!
Se detuvo y me la metió con suavidad. Me columpiaba y el subía y bajaba su pelvis. Sentía muy bien. De repente me penetro con desesperación.
Que rico, mamita!!! Dios!!! Aaaahhh!!!
Sii!!! Vamos, mi amor!!! Así!!! Hazlo rico!!!
¿Te gusta que te coga?
Sii!!! Me encanta!! Aaahhh!!!
Dios, mamá!!! Me voy a venir!!! Aaahhh!!!
Hazlo!!! Vamos!!! Vente!!! Ya termina!!!
Aaahhh!!! Sii!!! Si!!! Que rico!!! Que rico!!!
Vamos, mi amor!!!
Me agarró bien el culo y metió su dedo medio.
Mmm que rico!!! ¿Te gusta que te lo meta aquí?
…siii!!! Sigue, cogeme!!!
¿Qué sientes?
Rico!!!
Que rico van a oler mis dedos!!! A tu rico culote!!!
Cállate y sigue!!! Aaaahhh!!!
Su dedo me entraba bien en el culo. Lo apretaba y pujaba para retirarlo.
Eso, mamita!!! Dios!!! Estás bien buenota!!!
¿Si?,
-sii!!! Aaaahhh!!! Ya!!! Ya!! Mierdaaa!!! Que rico!!! Dios mío!!!
Su verga expulsaba su delicioso y espeso semen.
Está calientito, que rico
Sii!!! Aaahhh!!! Que rico!!!
Sigue!!! Saca todo!!!
…sii!!!
Su verga pulsaba y expulsaba ese líquido banco.
Yaa!!!
¿Terminaste?
Si!!! Dios!!! Que rico se sintió!!!
Nos quedamos en esa posición por 5 minutos.
Debo volver. Según me estoy bañando.
Espera, por favor.
No. No puedo.
Retiró su dedo de mi culo y lo olió.
Mmm te huele exquisito.
Eres un enfermo, lávate las manos.
Me bajé de él y me puse el calzón y las medias rotas. Aunque ya había descargado toda su espesa leche dentro de mí, la tenía paradota. Me peiné apartando mi cabello del rostro y me arrodillé para meterme su vergota a la boca.
Mmmm!!!
Mamá!!! Aaahhh!!!
Succione con delicadeza y me tragaba su semen y la acidez de mis flujos vaginales.
Está bien rica.
¿Si?, aaahhh!! Sigue, sigue chupándola!!!
Me la metía empujando mi cabeza en su entrepierna. Me llenaba la boquita. Su punta me llegaba hasta la campana. Incluso la atravesaba. Retrocedí para sacármela y me limpié.
- Ya. Debo regresar.
Dios, quería seguir mamando esa vergota pero ya habíamos hecho demasiado. Limpié mis labios con los dedos y me los chupé. Sonreí y me salí de su recámara.
Aunque no fue mucho lo que hicimos, me había quitado las ganas que tenía de coger. Al salir, revise que mi esposo siguiera en la sala. Me asomé y afortunadamente estaba dormido. Qué alivio. Regresé rápidamente a mi cuarto, me quité la camisa, me bajé la falda. Únicamente me dejé el calzón y el brasier. Entré al baño a prender el calentador. Conforme caminaba mi vagina iba soltando ese espeso semen. Sentía mi calzón húmedo. Me sentía pegajosa. Entré al baño y me bajé el calzón para sentarme. Mi prenda tenía residuos de semen. Aún estaba excitada. Columpiaba mi pelvis e imaginaba que estaba con Jorge. Resbalé mi mano derecha sobre mi ombligo hasta llegar a mi sexo todo húmedo y pegajoso. Las yemas de mis dedos acariciaban mí clítoris y mis pliegues. Mordí mi labio inferior mientras lo hacía. Separe las piernas y me recosté un poco ya que estaba en la taza. Metí mi dedo medio recorriéndolo dentro de mi vagina. Al sacarlo estaba completamente cubierto de semen. Tragué saliva y lo probé, saboreando ese espeso líquido. Regresé mi mano a mi rajita y me empecé a masturbar. Froté mi clítoris con mis dedos. Que rico sentía yo. Me frotaba circularmente. Como necesitaba ser penetrada. Me metí dos dedos. El índice y el dedo medio, y me rasqué con ganas. Sacudí mis dedos.
- Aaahhh!!!
Solté un ligero gemido. Era indescriptible ese placer que mi cuerpo extrañaba. No podía contenerme. Dios, tenía la sensación de orinar. Pero sabía muy bien que no era eso. Estaba a punto de explotar. Y eso es lo que mi cuerpo pedía. Seguí sacudiendo mis dedos con ganas. Quería sentir ese placer.
- Vamos, vamos, me decía a mi misma mientras me frotaba con locura.
Cerré mis ojos y arrugue mi cara.
- Si, si, si!! Que rico, que rico!!
Sólo quedaban unos segundos para dar un desgarrador grito. Inhalaba y exhalaba lentamente para controlar la respiración. Lo hacía como si estuviera dando a luz. No podía esperar más. Sacudí con más fuerza aumentando más el placer.
- Rayos, rayos, si, si, aaaahhhhhh!!!!!
Gemí con fuerza sin importar si me escucharan. Dios, expulse un chorro que duró como 4 segundos. Parecía que me meaba. Una sensación de un placer inexplicable invadió mi cuerpo. Mis ojos divagaban por todo el baño. Se entrecerraban y a la vez se llenaron de lágrimas. Mi pelvis se levantaba mientras mi vagina chorreó. Me dejé caer al suelo, recostándome de lado. Quería más, así que seguí sacudiéndome y mi vagina continuaba expulsando pequeños chisguetes que me hacían disfrutar un gran momento. Me temblaban las piernas. Me retorcía.
¿te pasa algo?, tocó mi esposo.
…no, conteste con una voz entrecortada
¿Entonces porque gritaste?
Me pegue, sólo eso.
Ya no siguió tocando. Me quedé tirada por unos minutos para recuperarme de ese estremecedor momento. Me reí. Había disfrutado de mí, tal y como lo deseaba.