Una respuesta inesperada

Mi esposa era indiferente al sexo por su formacion religiosa hasta que sucedio lo inesperado cuando fuimos asaltados. Desde alli cambio toda nuestra vida sexual.

UNA REACCION INESPERADA.

Mi esposa fue educada en una congregación religiosa. Enviada por sus padres a muy temprana edad, recibió conceptos sobre el sexo que la frustraron durante mucho tiempo. Todo lo que era disfrute no lo concebía y las relaciones sexuales estaban hechas según ella, para procrear. Eso creía yo hasta que sucedió lo inesperado.

Nuestras relaciones sexuales eran rutinarias. A pesar de mi insistencia Laura las rehuia cuando podía y notaba que no las disfrutaba cuando lo hacíamos. A mi me parecía normal su conducta debido a su formación y la justificaba. Yo frustrado durante años busque afuera lo que no tenia en casa, aunque debo confesar que por mi mente muchas veces imaginaba que Laura debía cambiar y disfrutar como mujer de los placeres del sexo; no podía ser tan indiferente.

Laura es una hermosa mujer. Distinguida y elegante. Posee un cuerpo armonioso, de senos normales, cintura estrecha y caderas femeninas. Su pelvis plana, sus piernas torneadas, y sus pies delicados la hacen deseable para cualquier hombre. Su rostro de facciones angelicales, sus ojos celestes enmarcados por un cabello rubio corto terminaron por seducirme y me enamore. Nos pusimos de novios durante 2 años y luego nos casamos. Fue durante nuestra luna de miel donde perdió su virginidad.

Ahora paso a relatar lo que motiva mi confesión después de varios años de convivencia. Considere necesario la introducción para darle fuerza a mi relato, a partir del día que cambio nuestras vidas.

Estando de vacaciones en una casa quinta en Carilo, fuimos sorprendidos por ladrones que irrumpieron en el parque y luego de amenazarnos nos introdujeron en la casa. Nos ataron y nos exigieron el dinero. Cuando les dije que en realidad no era mucho lo que disponíamos se violentaron. Laura sollozaba y solo atinaba a pedirles por favor que se llevaran todo lo que encontrasen pero que no nos hiciesen daño.

El que parecía llevar la voz cantante era un joven de unos 35 años, muy atlético cuyo físico debía estar trabajado en un gimnasio. Llevaba el rostro cubierto por una capucha al igual que sus secuaces, pero sus músculos desarrollados eran notables y resaltaban a través de su remera.

Con voz imperativa nos exigió por enésima vez que le entregásemos más dinero que si no iba a tomar represalias. Yo trataba de calmarlos y Laura lloraba e imploraba que no nos hiciesen daño.

"Bueno" dijo. "No les haremos daño pero yo me voy a llevar un hermoso recuerdo de la señora".

Me imagine lo que vendría y le suplique que le tuviese compasión. Laura era muy creyente y casi virgen.

Alex, que asi se hacia llamar la libero de sus ataduras, y le dijo que si se portaba bien no le iba a pasar nada y seria una heroína pues de su actitud dependería mi integridad física.

Laura se arrodillo y empezó a rezar, excusándose ante Dios por el devenir, "Perdóname por lo que voy a hacer".

Alex, se desnudo y le exigió a Laura que hiciese lo mismo. Pude observar la enorme verga de Alex palpitando y la mirada asombrada de Laura cuando se inclino y la tomo con sus manos. Me dirigió una ultima mirada resignada como pidiéndome perdón, y la engullo con su boca. Apenas le cabía. Yo nunca había visto un miembro semejante, grueso, venoso y de unos 20 centímetros.

Comenzó a lamer y besar la verga mientras Alex se retorcía de placer entre jadeos y gemidos de satisfacción. Laura le acariciaba y rascaba los testículos.

"Mi monjita se estaba transformando", ya no me miraba, estaba compenetrada en su tarea. "Que manera de mamar", pensé para mis adentros.

Cuando Alex eyaculo, Laura hizo arcadas y trago todo el semen que pudo. Luego se dedico a limpiarlo con todo esmero como alguna puta lo hizo conmigo. Lo chupo hasta ponerlo duro nuevamente, y con cierta inocencia le pregunto "¿Es suficiente?".

"No preciosa ahora viene lo mejor".

Mi miembro se endureció y el bulto de mi malla no paso inadvertido para ninguno de los dos.

"Parece que tu maridito esta disfrutando con la visión".

Laura me miro y yo asentí con una ligera inclinación de cabeza. Entonces se decidió.

Alex la puso de espaldas abierta de piernas y esa enorme verga comenzó a jugar acariciando el clítoris excitando a Laura que había dejado de sollozar. Estaba entregada e comenzó a moverse hasta que no pudo más. Ella misma tomo la verga con su mano, se arqueo y la introdujo en su vagina. Se agitaba y sus movimientos de vaivén eran frenéticos. Se abrazo a Alex y entrelazo sus piernas a la cintura. Laura jadeaba y gemía. Era una hembra en celo ofreciéndose al macho.

Yo los observaba desde mi posición privilegiada. Desde atrás veía a Alex montado sobre Laura. La tranca entraba y salía de la concha de mi esposa que se abría y cerraba ante cada embestida. Fueron 15 minutos de vaivén hasta que Alex exclamo.

"Me vooooyyyy". "Meeee vvvooooyyy"

"Yo también meeee vooooyyyyyy mi macho, dame toda la leche", alcance a oír como Laura le susurraba al oído.

Los espasmos y los gemidos de ambos me demostraron el placer que los embargaba. El semen comenzó a escurrir de la concha de Laura y se deslizo hacia el orificio anal oscuro y pequeño lubricándolo. Alex entonces retiro la verga de la vulva y coloco las piernas de Laura sobre sus hombros.

Laura no opuso resistencia, sabia lo que le esperaba y a pesar de su débil defensa, "Nunca lo he hecho, por favor, fue su argumento". Alex, no la escuchaba o no le hizo caso. Luego de colocar su miembro sobre la entrada del ano, empujo. Cuando atravesó con su glande el esfínter, Laura lanzo un grito desgarrador pero Alex no se detuvo, siguió empujando hasta que pude ver como los testículos de Alex golpearon las nalgas de Laura. Todo el tronco había entrado en el recto. Laura ya no se quejo mas, parecía disfrutar de la cogida anal y se movía como una hembra insaciable. Fueron otros 15 minutos de vaivén entrando y saliendo del culo virgen de Laura hasta que Alex exclamo.

"Me vooooooo yyyyyyyyy, otra vez".

"Siiiiiiii no pares, lléname de leche", le pidió Laura desfalleciente por tan tremenda penetración.

Fue una cogida brutal y cuando se separaron, Laura sollozaba y temblaba por el esfuerzo. Observe el ano abierto como una flor que comenzó a cerrarse. Se pararon y Laura se encamino hacia el baño acompañada por Alex. Con las piernas abiertas vi los jugos que escurrían de sus orificios y deslizaban por los muslos. Esa visión fantástica me excito. Los veía desde mi posición privilegiada y mi miembro parado luego de lo visto eyaculo sin siquiera estimularlo, había disfrutado de la cogida de mi esposa con otro hombre.

Cuando los ladrones se fueron, Laura me desato y me pidió perdón por lo que había visto.

"Mi amor no tienes que reprocharte, has sacrificado tu virginidad por mi.", "No te arrepientas de nada", fueron mis palabras de consuelo, "¿Gozaste como nunca antes o me pareció a mi?", le pregunte con malicia.

Bajo su mirada, y sin negarlo se abrazo conmigo y nos besamos sellando desde ahí en más un paso maravilloso hacia una nueva vida sexual que comenzó desde esa experiencia no consentida.