Una relación prohibida con mi hermano

Una de las tantas noches en donde mi hermano entra a mi cuarto a escondidas para coger conmigo, su hermana, una caliente al igual que él que es seducida por el morbo del incesto.

Siempre esperaba a media noche para entrar a mi cuarto en puntillas, como un ninja, mientras nuestros padres duermen en su cuarto con la puerta cerrada. Escuchaba el rechineo de la puerta al abrirse, lento y discreto, evitando que la gente que duerme del otro lado de la habitación despierte (mi hermana) y metiéndose a mi cama rápidamente.

-Eva, ¿estás despierta? - me preguntaba mi hermano mientras yo me hacía la dormida, como todas las noches.

-¿Eh? ¿Quién es?

-Soy yo, tranquila, nadie me escuchó.

-¿Por que tardaste?

-Lo siento, estaba haciendo tarea.

Es en ese momento es donde comienza a besarme mientras se tapa con la sábana, llevando sus manos a mis costado, subiéndose en mí lentamente mientras yo abro las piernas para él quede entre ellas y poderlos abrazar con las piernas, aferrándome fuerte a mi hermano.

Su lengua jugaba con la mía dentro de mi boca, voy sintiendo como su bulto va creciendo encima de mi coño que, poco a poco, se va humedeciendo a medida que él va alzando mi bata para ir tocando mis morenas piernas. No puedo como lo que me pone mi hermano por las noches, es como si se convirtiera en el hombre perfecto para mí. Sus labios se chocaban con los míos mientras él iba jugando con sus manos a recorrer mi cuerpo.

Mientras iba alzando lentamente sus polo para quitárselo, dejó de besarme, llevando sus labios a mi cuello rápidamente para chuponearlo y besarlo tiernamente. Iba metiendo mis manos dentro de su pija para sentir su piel caliente, excitándome por el camino y sintiendo palpitar mi coño mientras su bulto hace presión contra este.

Pasaba mi mano por su espalda, rasguñando y marcándolo como a una res, dejando mi marca de propiedad para que las perras que le coquetean se den cuenta que él ya tiene a alguien que le lo ama.

-Hoy no te eh visto en todo el día, ¿Dónde estuviste? - le pregunto con aires de celos mientras le lengua pasa por mi cuello.

-Estuve en la universidad Eva, sabes bien que los Viernes tengo clases todo el día.

-Seguro estuviste te viste con tus amiguitas con las que "no pasa nada".

En eso, Efraín me deja de besar y alza su cara para mirarme con cierta molestia.

-No empieces ahora Eva.

-Seguro si te viste con ellas.

Hace una mueca de frustración y baja la cara hacia mi cuello para continuar besándolo. Siento que se pone un poco más brusco en cuento los tocamientos, apretando mis muslos con un poco de fuerza.

-Siempre buscas la manera de hacerme enojar ¿Verdad?

Me dice mientras paso mi mano por su cabeza mientras sus labios mordisquean mi cuello delicadamente. Siento como empieza a subirme la bata hasta mi cintura, raspando un poco mi puerco al hacerlo, trato de acomodarme un poco para que la bata suba son facilidad sin hacer daño.

Siento como su mano sube por mi muslo, lentamente, sintiendo cada centímetro de su mano suave recorrer mi pierna. Al llegar al final, la desliza por la parte posterior del muslo y me agarra la nalga, apretándola y tratando de hacerla a un lado para sentirla con más precisión.

-Sabes bien que no me gusta que te juntos con esas estúpidas - digo sin dejar de alzarle el polo.

-Y tú bien sabes que no pasa nada con ellas, solo son compañeras de estudio.

-Pues puedes juntarte con tus compañeros de estudios - en eso, logro alzar su palo hasta arriba.

Efraín me ayuda a quitarle el polo, alzando los brazos, apoyándose un poco en mi para evitar caer hacia delante. Al quitárselo, lo tiro hacia un lado de la cama, dejándolo caer al suelo. Él me queda mirando a los ojos, pasa una de sus manos por mi mejilla y dice:

-Esté con quien esté, siempre te perteneceré hermanita - mientras me habla, sus pulgar va jugando con mis labios, circulando sobre estos. Luego, lo introduce en mi boca, haciendo presión sobre la lengua para abrirme la boca para dejarlo ver dentro.

Después de unos segundos abriendo mi boca para él, comienzo a chuparle el pulgar de forma sexi y excitante para compensar su molestia hacia mí por haberlo hecho enojar un poco, aun realmente no estaba molesto, solo estaba caliente. Lo conozco bien.

Mientras le voy chupando el pulgar, su otra mano va bajando mi escote para sacar una de mis senos. Impresionantemente, logra sacar mis pechos morenos del tirón por el escote de la bata. Yo gimo un poco pues aun no a dejado de ser un poco brusco, a pesar de que estoy siendo lo más complaciente que puedo.

Aprovechando

que mis senos estaban al descubierto, Efraín comienza a jalarlos de los penos, cogiéndolo con dos dedos y estirándolo hacia arriba para soltarlos y ver como rebotan. Luego los cogía con toda la mano y circulaba su pulgar en el pezón, no sin antes haber lamido y pulgar, empapándolo con su baba y pasándolo por mi pezón negro. Esa sensación me calentaba mucho, y él se daba cuenta de esto cada vez que lo hacía.

No podía evitar dejar de ojear su bulto, muy a pesar de que siempre lo veo, cuando está cerca de mi coño es como si fuera una alerta para que se moje y se prepare para ser penetrada. Es una delicia.

Sin dejar de chuparle el pulgar, y sin interrumpir su manoseada de pechos, bajo mis hacia su short y se voy bajando lentamente para dejarlo en bóxer. Al estar seme denudo, se podía ver a la perfección su erección a través del bóxer. Podía ver lo cabezón que estaba, e incluso, podía ver que estaba mojado de la puntita por la parte húmeda del bóxer. Es esa gota de líquido preseminal que los hombre botan y que a mí tanto me encanta.

Inesperadamente, quita su pulgar de mi boca y me coge el mentón, apretando mis mejillas suavemente y llevando su otra mano hacia su ropa interior, no tan interior después de todo, y comienza a bajársela lentamente. Veo como por el tirante del bóxer se va viendo la punta del pene, veo lo modajito y duro que está. Definitivamente era por mí.

Al bajárselo por completo, haciendo un movimiento rápido, hace que su verga salga rebotando, chocando un poco con mi coño por encima de mi braga. Mi braga era de rayas negras y blancas, muy sexi para la vista.

Arrodillado entre mis piernas, no pudo evitar cogérsela y dar pequeños golpecitos contra mi vagina por encima de mi braga con su verga, eso hacía que se empape más de lo que ya estaba. Luego, cogió mi braga de los costados y la deslizó por mis muslos suavemente, haciendo que estire mis piernas para ayudarle a desnudarme.

Continuará... ya sabes en donde terminar de leerla.