Una relación demasiado duradera (1: Coral)

Como una mujer bella, estilizada y con un cuerpo que rompía podía estar esclavizada al amor no correspondido de su jefe, como había desperdiciado sus mejores años en la clandestinidad de la amante escondida.

UNA RELACION DEMASIADO DURADERA.1- CORAL

Sabido ya como empezó mi historia con Lola, mi primer gran amor, seguiré contándoles como empezó la decadencia de tal sentimiento. Lola y yo afianzamos mucho nuestra relación durante un año, ambos estábamos culminando nuestras carreras y yo concretamente estaba haciendo ya las prácticas postgraduado. Este primer año fue sin duda uno de los mejores tiempos de mi vida, estaba con una chica que a la vez de ser preciosa, la amaba y respetaba, y mis expectativas de futuro laboral se iban cimentando. Durante este tiempo nos las apañábamos para mantener relaciones sexuales aprovechando los viajes de sus padres, el piso de estudiantes de algún amigo o amiga y si esto fallaba, pues nos apañábamos en los servicios de cualquier bar, en los probadores de las tiendas de ropa, incluso en una ocasión lo hicimos en el portal de su casa y nos sorprendió su hermana Afri, uf! que corte.Pero de este relato haré mención más adelante. No se impacienten. Todo este tiempo también sirvió para que Lola se despertara en el sexo, ya que hasta entonces solo había mantenido una relación con un chaval que no sabia como darle todo el placer que conmigo experimentó y yo la creo, ya que cada vez que le proponía alguna situación o postura nueva, ella primero se ruborizaba y hasta se escandalizaba, pero después la disfrutaba tanto como las experiencias que se tienen la primera vez.Ya sabéis.

Como ya os he contado, tras terminar mis estudios de arquitectura, por medio de un familiar entré en prácticas en un despacho de arquitectura de mi ciudad. Mi primer día allí, fue un caluroso día de Julio. Llamé a la puerta de aquella 3ª planta de oficinas y me abrió una chica, me presenté y enseguida me invitó a entrar. Nada mas verme se levantó de su mesa la secretaria, me extendió la mano y se presentó.- Hola me llamo Coral, soy la secretaria personal de D. Antonio, tu debes ser Alejandro.¿Verdad?. Le contesté afirmativamente mientras estrechaba suavemente su mano. Luego me presentó a Laura, la chica que me abrió la puerta que era delineante y me invitó a sentarme en un cómodo sillón, ya que D.Antonio estaba reunido y me recibiría enseguida.

Allí sentado me entretuve observando las dos mujeres que había en la oficina mientras seguían atareadas en sus puestos. Laura, la chica que me recibió primero, tenía 26 años, era bajita, tenía el pelo muy rizado y castaño, algo rechoncha y con un pecho que debía calzar una ciento diez de sostén. Su cara era muy graciosa, su sonrisa me la había mostrado ya en un par de ocasiones y era como un angelito. Era guapa. Trabajaba para D.Antonio desde hacía 5 años y era muy eficiente en su trabajo. Por otro lado Coral era de otro estilo, era más alta que yo, delgada, su cara era angulosa y tenía algunas pequeñas marcas que le dejó el acné, llevaba el pelo muy corto, como un chico, sus ojos de color negro y boca amplia de labios finos. Según supe después, su abuelo era gitano, de ahí el color moreno aceitunado de su piel, sus manos eran largas y sus dedos finos. Sus pechos eran pequeños, apenas unos bultitos que marcaban la camiseta roja que llevaba aquella mañana, su culo, por otro lado, era perfecto, redondito y bien empinado, como si se hubiera dedicado a hacer deporte durante toda su vida. En el me recreé en dos ocasiones que se levantó para decirle algo a Laura. Desde los 15 años era empleada de D.Antonio y ahora era su fiel y amante secretaria. Tenia 37 años y fumaba como una carretera.

Enseguida hice buenas migas con mis dos compañeras.Con Laura, quizá por proximidad en edad, yo tenía 24 años, conecté más. Laura me introdujo en todos los aspectos de aquel despacho, los profesionales y los que no. Salíamos todos los días a desayunar juntos. Durante meses aquella media hora diaria, Laura y yo nos hicimos buenos amigos, hablábamos de todo, ella hablaba de su novio y yo de mi chica, del trabajo,de D.Antonio y Coral. Según me contaba, D.Antonio, un señor que en aquel entonces tenía 55 años, contrató a Coral por mediación de sus padres que eran amigos de Dña.Juana ,su mujer, que estaban pasando una mala racha y necesitaban que su única hija se pusiera a trabajar . Cuando Coral era aun una cría, empezaron un romance que llevaban oculto a los ojos de Dña.Juana pero que Coral necesitaba exteriorizar por medio de la que era su única amiga, Laura.

Aquello me pareció triste, como una mujer bella, estilizada y con un cuerpo que rompía podía estar esclavizada al amor no correspondido de su jefe, como había desperdiciado sus mejores años en la clandestinidad de la amante escondida. Por otro lado a Coral siempre se le veía alegre, dicharachera, le gustaba bromear con Laura y conmigo, decía que sospechaba de nosotros, todo el día en el archivo del despacho haciendo Dios sabe qué, bromeaba claro está. Pero había algo en todo lo que hacía que era muy sexual. A mi me llamaba "niño", de una manera muy cariñosa y andaluza, lo cual me encantaba, me hacia sentirme más cercano a ella, quizá era su instinto maternal que yo le despertaba.

En aquel tiempo mi relación con Lola iba bien, aunque los cambios en mi nueva vida hicieron que empezáramos a discutir como nunca lo habíamos hecho antes. Yo ya no tenia tanto tiempo para dedicarle a mi niña y ella se sentía algo celosa de lo bien que me llevaba con Laura, que en muchas ocasiones salimos con su pareja y quizá se nos veía muy unidos por lo que solamente era una buena amistad. De coral no sentía celos, no la consideraba una rival en potencia, aunque yo fantaseaba con ella mientras le hacia el amor a Lola, pobrecita, ni se lo podía imaginar.

Pasaron los meses y llegaron las navidades, tiempos de alegría y de recogimiento para la mayoría de los humanos, excepto para Coral. Estaba más triste de lo que yo la había visto nunca antes, de vez en cuando se marchaba al aseo y la oíamos llorar. Laura me contó que siempre era igual, en navidades D.Antonio se marchaba con su mujer y sus dos hijas de viaje, y claro, Coral se quedaba sola y desatendida. Por ello decidimos hacer una cena de compañeros, solo los tres, así le levantaríamos el ánimo y se sentiría mejor. Cuando se lo propusimos a Coral, ella se puso muy contenta, le cambió por completo el ánimo, nos besó y nos dijo que se iba corriendo a comprarse algún trapito para ese gran día. Que feliz estaba.

La noche de la cena, despedí a Lola en su casa a las 8 de la tarde, quedó disgustada conmigo, no se explicaba qué hacia yo en por ahí con dos mujeres y sin ella. Por mucho que yo le explicara que la intención de la cena era para entretener a la pobre Coral, a Lola le invadían unos celos enormes. Yo marché a casa para arreglarme, preocupado por mi chica pero feliz por aquella noche. Me puse mi traje negro que compré para la boda de un amigo y una camisa blanca que adquirí aquella misma tarde. Me perfumé con mi fragancia favorita, quería impresionar a mis compañeras que siempre me reprochaban mi aspecto algo descuidado. A las 9.30 me vi con Laura en la puerta del restaurante y entramos a tomarnos una cerveza mientras esperábamos a Coral que se retrasaría. Laura vestía con traje de chaqueta y pantalón de color azul marino y camisa blanca y zapatos bajos, iba muy bonita, los hombres, en su mayoría maduritos la miraban al pasar y ella se sentía un poco incomoda preocupada porque no se le marcaran las bragas al pantalón. Su sonrisa siempre perenne y hacía un juego con su pelo que me pareció muy sensual.

A los veinte minutos de nuestra llegada, se abrió la puerta del restaurante y apareció Coral esgrimiendo una sonrisa de oreja a oreja, llevaba un abrigo tres cuartos color blanco y unos tacones infinitos que realzaban sus piernas hasta ahora desconocidas para mi. Estaba guapa, de verdad impresionante.Andaba segura hacia nosotros y los maduros de la barra dejaron de mirar a Laura para centrarse en la mismísima reina Nefertiti. Nos besó a los dos y nos dirigimos hacia nuestra mesa. Cuando llegamos a ella, Coral se desprendió de su abrigo y se mostró en su mas álgido esplendor. Vestía un vestido de color vino con una especie de cuello redondo y un escote trasero que por milímetros no mostraba sus precioso y estilizado trasero. Si se adivinaba que no llevaba sujetador, no solo por que no era estético a la par que innecesario por la escasez de su pecho. A lo lejos murmuraban los maduritos mientras retorcían sus cuellos mirando a Coral, que los miró de reojo y sonrió ampliamente tras hacer un comentario jocoso al respecto. Mi corazón palpitaba ante tanta belleza, nunca antes había visto a Coral sin sus frecuentes trajes de pantalón y chaqueta.Tuve que esforzarme durante toda la cena para no centrarme en la belleza de su cuerpo y no atender las conversaciones que manteníamos.

Cenamos bastante bien, nos costó un ojo de la cara, pero mereció la pena, estaba todo delicioso. Durante la cena acordamos tomarnos una última copa en un pub que había cercano y mientras caminábamos hacia el íbamos los tres cogidos del brazo con Coral en medio. A pesar de ir tres la gente miraba a Coral, aquella noche irradiaba belleza y seguridad. Estaba muy contenta, lo cual nos llenaba de gozo a Laura y a mí. En el pub pedimos una copa y enseguida Laura y Coral se separaron de la barra para bailar las típicas cancioncillas de Navidad que pinchaban en el bar, por mucho que lo intentaron, no lograron convencerme de que yo hiciera lo mismo.Siempre me he visto algo ridículo al bailar. Coral bailaba de una manera muy sensual, levantando los brazos como colgada de una cuerda del techo y meneando las caderas dejando entrever el color rosa del lacito del tanga que llevaba por el escote trasero. Yo miraba a mis compañeras, pero me centraba en Coral, me estaba excitando y ella adivinándolo me miraba mientras me mandaba un beso con el dedo índice. Yo le sonreí , y en aquel momento fue como si no hubiera nadie más en el pub, solo Coral y yo, desnudos y hambrientos de sexo. Un segundo después, Coral se acercó a la barra donde yo me encontraba. – Pídeme otro vodka con naranja "niño" que estoy seca. Me pidió Coral mientras posaba su brazo en mi hombro y pegaba sus pechos a mi espalda. Yo la miré, le guiñé un ojo y le dije, - eso está hecho mi amor. – No eres tan niño como yo pensaba ¿sabes?, me dijo Coral amarrándome con los dedos la barbilla que debía estar babeando de puras ansias por seguir rozando su cuerpo.

Marchó de nuevo con Laura y siguieron bailando como dos colegialas el día fin de curso hasta que se acercó Laura y me susurró al oído que por favor llevara a Coral a su casa ya que no se fiaba de su estado y que ella había quedado con su chico en unos minutos. Así pues Laura se despidió de nosotros y nos dejo a los dos solos. Coral se acercó entonces a mi y me dijo que se encontraba muy cansada, que quería marchar a su casa. Yo le propuse que solo con la condición de que yo la acompañara, tras pensárselo un segundo mirando al techo accedió. Ambos nos dirigimos a su coche, y me entregó las llaves de su Volkswagen Golf, entró en el asiento del copiloto y me indicó la dirección de su piso. Por el camino íbamos en silencio, Coral iba como dándole vueltas a algo con la cabeza y yo de reojo miraba sus preciosas piernas que de vez en cuando masajeaba para calmar el dolor que sus tacones le habían producido aquella noche. Cuando llegamos a la dirección que me indicó me dijo que metiera el coche en el garaje, así lo hice y aparqué en su plaza, paré el coche y le dije: - Fin del trayecto mi reina.

Ella me miró, sonrió y rodeando sus brazos en mi cuello añadió: -No, mi "niño", creo que vas a tener que subirme en brazos hasta mi casa, estos tacones me han dejado molida.Terminó la frase cerrando los ojos y dejando caer su cabeza en mi pecho.Yo la acomodé en su asiento, baje del coche, abrí la puerta de este por su lado y la agarré en brazos para llevarla hacia el ascensor. No sin mucho trabajo accedí a marcar el décimo piso del ascensor y ella se hacia en mis brazos como la dormida. Mis brazos aguantaban perfecta mente el peso de su cuerpo, debía pesar sobre 53 kilos, iba tarareando la última canción que escuchamos en el pub, yo me preparaba por lo que pudiera pasar, aquello sería un sueño hecho realidad. Llegamos a la puerta de su piso y ella abrió la puerta aún en mis brazos, traspasamos la puerta como dos novios la noche de bodas y me dijo que la costara en la cama indicándome con el dedo una cama enorme que había al final de la casa. Era un ático distribuido en una sola planta, sin tabiques ni puertas a excepción de la que conducía al baño. A la derecha había una cocina Office con barra americana, a la izquierda un sillón encarado hacia una televisor enorme como nunca yo había visto antes y tras él unas puertas correderas que llevaban a una terraza donde se veía la noche de mi ciudad. Al fondo a la derecha estaba una puerta trasparente que conducía al baño y al lado la cama que ya os he comentado y donde deposité a Coral. Se notaba que el piso lo había diseñado personalmente D.Antonio,era de su estilo, por lo que supuse que sería el pisito que él le había puesto a su amante.

-En la nevera hay una botella de cava, ábrela y tráetela con dos copas, te lo has ganado campeón. Me dijo Coral mientras se arrastraba hacia la cabecera de la cama y se acomodaba en los inmensos cojines que la coronaban. Así lo hice, abrí la nevera y saqué una de las botellas de Juve Camps que había en su interior, las copas estaban al lado, como si me estuvieran esperando a mi, aunque imagino que no sería yo quien esperaban recibir. Abrí la botella, serví las copas y me dirigí hacia donde estaba aquella reina de Egipto.

Le di una a Coral y ambos brindamos por el amor a petición suya. Tras el sorbo de rigor, miré a Coral y la besé. Ella dejó la copa en la mesilla y amarrándome del cuello por la nuca, abrió la boca para que nuestras lenguas se entrelazaran en un beso excitante. Comenzó quitándome la chaqueta dejándola caer en le suelo, me desabrochó la camisa sin despegar los labios de los míos. Yo acerté a desabrochar el único botón de su vestido dispuesto en el cuello y el vestido se deslizó por su cuerpo hasta la cintura. Sus pechos, como ya predije, eran diminutos, casi inexistentes, sus pezones chiquititos y oscuros estaban erectos y se apresuró a juntarlos con mi pecho mientras me empujaba invitándome a recostarme encima de ella. Yo me puse a su lado para quitarme los pantalones y ella se levantó para terminar de escurrir su vestido por sus piernas, se apresuró a quitarse el tanga rosa claro y arrodillada en la cama me quitó mis bóxer. Yo estaba excitado y mi erección era patente y Coral agarró la polla con una mano y con la otra comenzó a acariciar con las uñas de sus largos dedos mis testículos. En aquel momento no pude mas que mirar al techo y aguantar las ganas de correrme del gusto de su acción. Sentí el aliento caliente de su respiración en mi pene y comenzó a comerme la polla recreándose en el glande.

Dios que placer, que sensación de estar flotando en aquel piso del centro de mi ciudad. Culminada la mamada recorrió mi cuerpo de cintura para arriba dándome pequeños besitos desde el ombligo pasando por mi pecho hasta mi barbilla. Puso una pierna a cada lado de mi cuerpo, se puso como en cuclillas agarró mi polla y la introdujo lentamente en su vagina, culiminó arrodillándose y haciendo circulantes movimientos de pelvis y apoyándose en mi pecho miraba al cielo y emitía ligeros pero contundentes gemidos. Su delgado cuerpo se movía como de una serpiente encantada se tratase y poco a poco iba acercando su pecho al mío. Yo los acariciaba y notaba que le encantaba, se trataba sin duda de una importante zona erógena de su cuerpo. Ella levantó su culo invitándome a que yo hiciera el movimiento con mi cintura. Yo le respondí moviéndome debajo suya con agilidad y lentamente mientras con mis manos recorría el poquito pelo que tenía encima de la nuca.

Ella volvió bajar su cintura introduciendo todo mi pene dentro de ella y en un certero giro sobre nuestro propio eje yo me encontré encima de ella. Dispuso sus brazos en cruz y yo los agarré como si fuese mi prisionera y mientras miraba sus preciosos ojos de gitana le seguí follando ahora con más fuerza y brío. Ella intentaba sin éxito mantener sus ojos abiertos mientras jadeaba con una voz grave y madura, OOHOOOO! AAAAAAAH!MMMMMM!, intentaba desprenderse de mis brazos que la acorralaban e intentando levantar su zona baja de la espalda emitió lo que hubiese sido un estruendoso alarido si no estuviese mordiéndose los labios. Calló desvanecida y solté sus brazos, puse ahora los míos a ambos lados de su cabeza y seguí follando a aquella mujer que me acariciaba la espalda con mesura. Me corrí dentro de ella como hacia tiempo que no hacia, pues Lola no permitía relaciones sin condón. Dios!, caí fatigado al lado de Coral, si hubiese caído encima hubiera aplastado su fino cuerpo. Coral me cogió la barbilla y con la respiración entrecortada y media sonrisa me dijo.- Voy a darme una ducha rey, y tu deberías hacer lo mismo.

Nos levantamos de la cama y agarrandome de la mano me condujo hacia la ducha, yo aún mantenía mi erección, que suele durarme varios minutos después del coito, creo que tengo suerte en ese aspecto. Aquello chocó a Coral e indicó: - Pero todavía quiere más campeón? Dijo agrandome la picha. Yo sin pensarlo más abrí la ducha esperé a que se pusiera calientita y coloqué a Coral debajo de ella dándome la espalda.Ante mi su precioso culo fino pero resaltado, como si el de una jovencita tenista se tratara. Apunté mi pene hacia su coño y por detrás lo introduje, no podía irme sin haberme follado a Coral por detrás, no me lo habría perdonado nunca. Fue salvaje, estuve dándole caña mientras el agua mojaba nuestros cuerpos, Coral se apoyaba en la pared y empinaba aun mas su trasero, mientras yo sujetaba su cintura y me recreaba como mi polla entraba tras de ella. Aquella imagen no me abandonará jamás, apunto de correrme noté como mi gitana se estremecía de gusto en su segundo orgasmo, saque la picha de su coñito y me corrí en su precioso culo. Que bella imagen el contraste de mi semen blanco en moreno de su piel.

Terminamos de ducharnos entre risas y cosquillas y enfundándose en su albornoz, Coral me dijo mirándome seriamente a los ojos y más andaluza que nunca: - Mira mi niño, quiero que sepas que lo que ha ocurrido esta noche ha sido maravilloso, la primera vez que me acuesto con un hombre que no sea tu jefe, ¿me entiendes? Yo quiero a Antonio con locura, el me ha dado todo lo que tengo y soy lo que soy gracias a el. Lo de esta noche no se volverá a repetir.Quiero que no le vuelvas a hacer esto a la chica esa que viene a veces a recogerte, y también quiero que a partir de la semana que viene no vuelvas a trabajar, no podría volver a verte. Espero que lo entiendas... Coral se salió del baño, se sentó en el sillón, enchufó la tele con el mando y encendió uno de sus cigarros negros que tanto disfrutaba . Yo me vestí, le di un beso en la coronilla y me fui sin mirar atrás, seguramente ella tampoco lo hizo.

El lunes siguiente presenté mi dimisión a D.Antonio que amablemente extendió una recomendación a futuros trabajos. Coral no había ido a trabajar pues según dijo a Laura no se encontraba bien. Laura se despidió de mi llorando y abrazándome. Seguí viendo a Laura un tiempo, pero cada vez menos, como ya sabéis a Lola no le caía muy bien. Sigue trabajando para D.Antonio y se casó con su novio dos años después. No pude ir a su boda pues me pilló de vacaciones en Londres. Es feliz. Don Antonio, se separó de su mujer y ahora vive con Coral en un Chalet a las afueras, y tienen un niño. Coral por su parte solo la he vuelto a ver en dos ocasiones, una vez en la calle mientras paseaba con Lola y apenas pude pararme a hablar con ella y otra que conducía un Mercedes SLK de color negro y me gritó: - Adiós guapo!!

Por supuesto de aquello no le conté nada a Lola, quise decírselo pues durante días supe que no la quería como antes, que debíamos terminar pues le había sido infiel y en ningún momento de la noche aquella me había acordado de ella. Pero no se si debido al sexto sentido de las mujeres o qué seria, Lola se mostró mucho más unida a mi que nunca y me expresaba que le dolería muchísimo perderme. Decidí pues seguir con Lola y hacer caso de las palabras que Coral me sermoneó en el baño de su casa respecto a Lola. Aunque como os contaré en sucesivos relatos no pude cumplir a rajatabla.