Una puta para mi amo y algo más (V)
La sumisa acaba de tener una intensa sesión y su futuro no es más tranquilo
Dormi durante un tiempo que no recuerdo y al despertar quise moverme sin recordar las ataduras que me mantenían abierta sobre la cama de aquella pobre habitación de hostal.
Miré a mi estómago porque sentí algo pegajoso.
-Ah sí, el repartidor de pizza, le di a elegir entre propina y usarte y se hizo una paja sobre ti. Ahí tienes la muestra. Le ofrecí follarte pero el chico era virgen y quiere estrenarse con su novia, ya ves, todavía quedan románticos. ¿Cenamos?
-Eeh, esto… -dije mirando hacia las ataduras.
-Sí, claro, jeje -Oooh esa sonrisa! Mi Amo era recto y mordaz pero tan dulce a la vez…
-¿No flipó mucho el chaval? Pensaría que estoy secuestrada o algo y llamará a la policía.
-Se quedó alucinado pero le dije que eres una puta del club de antes y se puso cachondo al momento, por eso se me ocurrió lo de la propina. Y está su semen en tu cuerpo, si lo denunciase él sería el primer sospechoso.
-Ya veo, qué listo es mi Amo.
Me dio un casto beso en la boca como simples novios y devoramos la pizza.
La noche fue sólo para descansar, al despertar con los primeros rayos de sol, ya tenía un desayuno de colacao, bollería y zumo en una bandeja muy mona. Todo a juego con mi Amo, perfectamente vestido, peinado y perfumado.
-Vamos, mi perezosa putilla, despierta que pronto nos vamos.
Antes de tomar nada, fui a hacer pis, por supuesto bajo su atenta mirada. A estas alturas ni vergüenza ni nada. El desayuno rico rico y la ducha posterior con mi Amo enjabonándome...ummm, deliciosa. Lo bueno de no llevar ropa interior es no tener que transportar ropa sucia, estupendo.
Las calles de aquella barriada de Burgos parecían deshabitadas, apenas nos cruzamos un matrimonio mayor que me miró de reojo con cara de asco y un niño en bicicleta a toda velocidad cuesta abajo.
Los 105 km de vuelta a casa no sabía como comportarme, por suerte él sí sabía.
-Andrea, cariño, ¿estás bien?
-Sí… Julián. -dudé un instante en llamarle por su nombre pero su mirada de aceptación me relajó.
-Tenemos que hablar de lo de anoche. Cómo te sentiste en el club y si tienes alguna pregunta.
-Pues… mal pero muy bien, no se. Al principio muy asustada, ya sabes que no estoy acostumbrada al dolor, ¡y vaya si dolía! Todavía tengo las tetas doloridas. Y esa gente extraña tratándome como una mierda, una sirvienta puta...si lo pienso es humillante y sin embargo estaba cachonda. El muro para que nos follen parece que vas a descansar pero es aún más emputecimiento y al poner las pinzas de nuevo, ufff omg! ¿Lo bueno? Ese plug luminoso hace un masajito rico, tenerte controlando me dio seguridad, y quería que te sintieras orgulloso de mi. Ahora puedo poner en el curriculum que soy camarera, jejeje.
-Jaja, me gusta que lo tomes con humor y tu sinceridad. Alguna que he llevado se echó atrás en cuanto vio el atuendo. Sabía que tenías potencial y sospecho que serás una buena sumisa.
-Bien, gracias!
A medio camino me suena el móvil, ¡mi madre!. Paró en un camino y me hizo poner el manos libres.
-Dime mamá.
-Ha llamado tu tío Mario, que viene para el puente de mayo y que si lo puedes ir a recoger al aeropuerto.
-Umm, claro, sí
-Lo que pasa que llega a la una de la mañana y no quiero que andes de carretera tan tarde, así que hemos quedado que lo llevas a casa del amigo ese pesao y te quedas a dormir hasta el día siguiente y venís a comer todos tranquilamente.
-No mamAAAAH -mi Amo, que llevaba un rato lamiendome las tetas, acababa de decidir que meterme dos dedos en el coño era lo mejor en ese momento.
-Hija ¿estás bien?
-Ay sí, uff, es que… -este capullo me estaba buscando el punto G- que casi se me cae el mooovil. Te teeengo que dejar.
-Seguro?
-Que sí! Ya hablaremos!
Colgué y Julian dejó de urgarme el coño, emprendiendo la marcha como si nada y dejándome a medias. Resignación y enfado en mi gesto. Orgullo y jugueteo en el suyo.
-Muy maja tu madre.
-Que casualidad lo de mi tio, ¿no es sospechoso? ¿qué hago?
-Por lo pronto recuerda que eres mia y si ese amiguito suyo quiere algo, debes pedirme permiso.
Mi Amo Julian tenía que pasar unos días fuera por trabajo y sólo whatsapeamos de cosas puntuales.
Puente de mayo. Allí estaba en el aeropuerto esperando a mi tío, su modosita sobrina muerta de miedo. Me saludó como siempre y en pocos minutos llegamos a la casa de su colega, el que no hacía ni un mes me había restregado el culo y su lefazo por la cara en el bukkake.
Era una pequeña casa de campo con un jardín por detrás, reformada pero con el encanto de pueblo.
-Hola preciosa, cuanto tiempo sin verte -espetó irónicamente agarrando culo mientras me daba dos besos.
Mi tío ya estaba subiendo las escaleras y corrí tras él para separarme del baboso. En las últimas semanas me habían follado por todos lados y tratado cual vulgar puta, pero ahora no era esa sumisa que cuida su amo, me sentía indefensa.
-Andrea, ven, te he preparado esta habitación, la cama es pequeña pero tú también.
Ricardo, el baboso, cerró la puerta al entrar.
-Tranquila, sólo quiero decirte que tu tío no sabe nada y nada sabrá si eres una buena niña.
-Mira, no soy lo que piensas, por favor déjame en paz.
-Pienso que eres una puta y que vas a pedirle permiso a tu amo para hacerme una buena mamada cuando tu tío se duerma, ¿estamos?
Sopesé la situación y si con una mamada se conformaba, habría que resignarse. Llamé a Julian y se lo expliqué, me dio permiso pero sooolo chupársela.
Media hora más tarde Ricardo pasó sin llamar. Yo llevaba sólo una camiseta larga tapando la evidencia, iba sin bragas.
-Qué camiseta tan fea, quítala y meneate para mi, ponme cachondo, guarra!!
El hombre amable que nos recibió era ahora un asqueroso con ganas de fiesta. Obedecí para acabar cuanto antes. Desnuda, con el coño pelado, las pequeñas tetas duras y empitonadas, meneando el culo con música imaginaria, mojando los labios con la lengua y rozándome la raja contra el cabecero de la cama. Él, en calzoncillos y camisa de pijama, con la calva rapada y brillante del sudor, asomando ya la polla morcillona por la pernera del calzón. Ese hombre sudoroso con la luz tenue de la mesita parecía un pajillero caducado, y yo...yo su capricho barato de la noche.
-No te corras, no creo que tu amo te lo permita ¡y yo tampoco!, venga, a chupármela de rodillas.
Me agarró del pelo y mi cara se estampó en su paquete, le bajé el gallumbo e instintivamente me llené la boca con su pene aún flácido. No perdía el tiempo y bombeó follandome la boca, creciendo la polla hasta atragantarme. No podía evitar las arcadas y la irremediable tos. Cuanto más intentaba apartarlo, más empujaba él.
-No te resistas tanto o acabarás despertando a tu tio.
Las gruesas paredes de piedra me salvaban de ser descubiertos, la verdad. Una última embestida y me tuve que tragar todo lo que pude. Se limpió la polla con mi camiseta, luego el suelo de babas, me la puso y sentenció dándome una palmada en el culo:
-Mi sumisa la chupa mejor, a tu tío le gusta mucho, pero tienes tiempo a aprender. Hasta mañana, princesa.
Ahí me dejó, usada, sucia y criticada. Le mandé un reporte a mi Amo con todo lo sucedido porque no quería quedarme con esa angustia. Por la mañana vi su respuesta: un corazón. Oooh, ya me había puesto de nuevo la sonrisa de niña tonta.
Salí a desayunar y ya estaban los dos esperándome.
-Anoche te sentí toser, ¿tienes catarro? -dijo mi tío
-Dormiría con el culo al aire, jajajaja -dijo Ricardo
-Sí, un poco -contesté roja como un tomate
Decliné la oferta de comer con ellos en casa de mis padres, no aguantaba un minuto más con esa presión. Al llegar a casa le pedí permiso a mi Amo para masturbarme. Mi sorpresa fue que me envió la foto del bukkake con Ricardo a mi lado recién usada llena de semen.
-Dice que estaría bien juntarte a su sumisa para que nos entretengais y mejore tu entrenamiento, ¿qué opinas?
-Opino que no debería ir por ahí compartiendo esa foto y que...que estoy en tus manos, que nunca he tenido un rollo lésbico pero si eso quieres, debo obedecer.
-Genial! Puedes correrte mirando la foto y luego te pones una foto mía, esperando en posición de inspección durante cinco minutos.