Una propuesta para un trío algo diferente

un trío de lo mas placentero, aunque poco habitual, un chico, una chica y un transexual.

Una propuesta para un trío algo diferente

(Los nombres que aparecen en el relato han sido variados para preservar nuestra intimidad)

El día estaba nublado, de esos de invierno en que sólo te apetece llegar a casa, acababa de salir del trabajo, el día ya empezaba a estar oscuro, llegué hasta mi coche y al colocar la llave en la cerradura sonó mi móvil, abrí mi bolso y lo saqué, miré en la pantalla y vi que se trataba de Alberto, vaya sorpresa, un día entre semana y a estas horas no me suele llamar. Descolgué:

-"Hola, vaya sorpresa, ¿cómo estás?"

-"Hola fea, nada que estaba aburrido y me he acordado de ti, ¿qué estás haciendo?"

-"Pues acabo de salir del trabajo, iba a coger el coche ahora para volver a casa"

-"Ufff… pues yo igual, acabo de acabar y no me apetece nada ir a mi casa…, oye la verdad es que te llamaba para ver si te apetecía quedar, me gustó mucho lo del fin de semana pasado"

-"Vamos que tienes ganas de sexo"

-"Bueno no es eso, la verdad que quería quedar para hablar de un asunto, proponerte algo para el fin de semana que viene"

-"Vaya que habrás pensado, te temo la verdad. Bueno tú dirás ¿dónde quedamos?

-"Me planto en media hora en tu casa ¿te parece?"

-"Perfecto, nos vemos entonces allí, yo tardaré más o menos eso, así que si no estoy entra con tu llave, un besito cariño"

-"Otro para ti guapa, hasta ahora"

Cogí mi coche y me dirigí hacia mi casa, mientras no hacía más que darle vueltas a que sería lo que este estaba pensando, la verdad que me haría ilusión que fuera algo en plan pareja, aunque conociéndolo seguro que era algo relacionado con el sexo, bueno la verdad que no me puedo quejar, en el fondo es lo que nos gustaba a los dos.

Al llegar a la calle de mi casa vi como estaba saliendo de su coche, paré justo al lado y abrí la ventanilla:

-"Ummm vaya culo guapo, jajajajaja…"

-"Hemos llegado a la vez por lo que veo"

-"Anda sube, que meto el coche en el parking y ya subimos al piso desde allí". Abrió la puerta y se subió. Yo volví a acelerar el coche y abrí la puerta del parking con el mando.

-"Vaya música hortera que me llevas siempre, los Estopas, que poco gusto"

-"Oye que no todos tenemos tanto estilo como tu, jajajajaja". Seguimos diciendo tonterías de ese tipo hasta bajarnos del coche, nos dirigimos al ascensor y pulsé el botón de llamada, se quedó mirándome y me dijo:

-"Cariño que mal educada, no me has dado ni un beso". Me sujetó de la cintura y me llevó hasta él, plantándome un beso en la boca. El camino hasta el piso siguió igual, a base de besos y toqueteos, y al entrar ¿para que perder el tiempo?, así que nos fuimos directos a la cama.

La verdad que fue uno de los mejores polvos que hemos echado, no faltó de nada, comenzamos con algo de oral, un 69, para continuar con algo de sexo en diferentes posturas y finalmente anal. No me podía quejar, al final tuve cuatro orgasmos, esa noche dormiría genial.

Al acabar nos tumbamos exhaustos en la cama, yo boca arriba y el apoyado sobre mi, mientras le iba acariciando el pelo.

-"Al final nos hemos acabado liando, son cerca de las diez de la noche, y bueno aún no me has dicho que es lo que querías proponerme, me tienes intrigada"

-"Bueno es algo fuerte no se si proponértelo"

-"Va suéltalo de una vez"

-"Bueno el sábado pasado ¿te acuerdas de la transexual que me entró?

-"Sí, claro. Como para no acordarse, si la tía tenía un cuerpo de infarto.

-"Si, ya me di cuenta que te fijaste mucho en ella. Pues la cosa es que estuve hablando con ella cuando tu te fuiste al baño, y al parecer no sólo le llamé la atención yo, ¿no sé si me estás entendiendo?"

-"Pues no muy bien, explícate anda"

-"Vamos que no le gusté sólo yo, que tu también le gustaste"

-"Que dices tío, como va a ser eso, no se supone que lo que le van son los tíos"

-"Bueno pues al parecer le va tanto la carne como el pescado, la cosa es que me pasó su número de teléfono, y me dijo que nos lo pensáramos"

-"¿Me estás diciendo que te propuso un trío?"

-"Pues sí, pero no sé si a ti te apetecería algo así"

-"Bueno… esto… a ver, la cosa es que no sé, ostras se que a ti te gusta la idea, y que ya lo has pensado antes"

-"¿De dónde sacas eso?

-"Cariño que nos conocemos, y bueno he visto algún que otro video en tu casa sobre eso"

-"Vaya me has pillado"

-"Bueno la cosa es que se que te excita y eso me excita a mi, pero si lo hacemos quiero que haya sexo entre los tres, ya sabes lo que quiero decir, no habrá nada prohibido"

-"Entendido, ¿entonces la llamo y quedo con ella para este fin de semana?

-"Perfecto, ahora vamos a comer algo anda que me muero de hambre, y después a dormir". Nos fuimos a la cocina y comimos alguna cosa, al acabar él se fue y yo me acosté, pensando en el tema de la transexual y en como sería, la verdad que había accedido demasiado rápido, tenía dudas sobre si a la hora de la verdad sería capaz de hacerlo.

La semana continuó con total normalidad, de casa al trabajo y del trabajo a casa, el viernes por la mañana ya empezaba a extrañarme que Alberto no hubiera dado señales de vida, pensé en llamarlo pero no hizo falta, justo en ese momento sonó mi teléfono:

-"Hola estaba pensando en ti, ¿al final que?

-"Pues he quedado para esta noche, a las once en tu casa"

-"Entendido, hace falta que haga algo"

-"No te preocupes por nada, yo llegaré a tu casa una hora antes y ya llevaré yo todo lo necesario, espérame allí, y no estés nerviosa que te conozco, no pasará nada que tu no quieras"

-"Entendido y no estoy preocupada que lo sepas"

-"Ya…, bueno nos vemos esta noche un beso cariño"

-"Un beso, adiós"

Continué con mi día, los viernes acababa de trabajar al medio día, así que decidí que a lo mejor era buena idea pasar a comprarme algo de ropa interior para la ocasión, al final cogí un conjunto de ropa blanca, un sujetador de encaje que dejaba ver hasta cierto punto mi pecho y una braguitas a juego, de lo más clásicas.

Al llegar a casa me di un buen baño, para relajarme antes del gran encuentro, al salir me puse crema hidratante con aroma por todo el cuerpo y me sequé el pelo. Me maquille muy poco, más que nada para disimular, algo de colorete y brillo en los labios. Y finalmente me vestí, me puse unas medias de rejilla, una minifalda vaquera, una camiseta negra ajustada de tirantes y las botas de tacón, por supuesto con el conjunto interior que me había comprado.

A las nueve y media sonó la puerta, fui corriendo a abrir, era Alberto. Le abrí y le esperé en la puerta:

  • "Hola pasa anda". Nos dimos un beso y pasó. "Que pronto has llegado, con lo poco puntual que eres tú"

-"La verdad que llevo todo el día pensando en esto, estoy que me salgo, madre mía hasta me duele de la excitación". Traía una bolsa, con algunas cosas, así que le pregunté por que llevaba dentro, y comenzó a enseñarme, la verdad que nada espectacular, un par de botellas de vino y un bote de gel con base de aceite. Seguimos hablando durante unos diez minutos, mientras metíamos las botellas en la nevera y dejábamos el aceite en el dormitorio preparado para cuando lo necesitáramos.

Cuando íbamos a salir me cogió de la mano y me acercó hacia él, pegándome a su cuerpo, nos comenzamos a besar y sus manos se fueron a mis nalgas.

-"Cariño te has puesto muy guapa para nuestra invitada". Mientras me iba subiendo la falda hasta dejarla en mi cintura.

-"No digas tonterías llevo lo que sé que te gusta a ti"

-"Te noto nerviosa". Mientras no paraba de toquetearme el culo por encima de las media, y besarme por el cuello.

-"La verdad es que sí, no se si voy a ser capaz"

-"Si que lo eres tonta, lo que pasa que necesitas relajarte antes, déjame hacer a mi, ya verás como cuando llegue nuestra invitada estarás más relajada y con ganas". Me llevó hasta el borde de la cama y se arrodilló frente a mí, bajó mis medias y vi como se quedó mirando mis bragas:

-"Cariño eres mala, ummmm, blancas". Comenzó a besarme por encima de las bragas, y me sentó en la cama, tumbando mi cuerpo y dejando a su disposición mi coño. Empecé a humedecerme, notando su boca y sus manos acariciándome, noté como retiraba mis bragas hacia un lado y como su lengua empezó a rozar mi coño, primero los labios y después mi clítoris, poco a poco fue comiéndomelo, cada vez con mayor pasión, ejerciendo presión con su cabeza y comenzando a penetrarme con sus dedos. Permaneció así hasta que consiguió que me corriera, momento en que pensé que pararía, pero continuó entre mis piernas comiéndome.

-"¡¡Para, para!! Que ahora lo tengo sensible". Sin embargo, no paró, y tras llevar un par de minutos comiendo el dolor comenzó nuevamente a convertirse en placer. Estaba realmente excitada, a punto de tener el segundo orgasmo, cuando separó su cabeza.

-"No pares ahora".

-"Cariño que quiero que tengas ganas no que te quedes dormida de tanto relax, ahora estas caliente, así cuando venga nuestra invitada tendrás más ganas. Ahora súbete las bragas y vamos".

-"Espera que me limpie un poco"

-"De eso nada, así que después cuando te vuelva a comer estarás mas rica". Así que nada, me subí las bragas y después las medias, me bajé la falda y nos sentamos en el sofá a hablar mientras esperábamos a nuestra invitada.

Entre el juego y las charla eran ya las once menos veinte, cuando de repente sonó el timbre de la puerta, Alberto se levantó y se dirigió a la puerta, comentando que sería mejor que abriera él que era el que había hablado con ella. Yo me quedé esperando en el sofá sentada, cuando escuche una conversación:

-"Hola que tal, has llegado un poco antes"

-"Hola, es que pensé que me costaría encontrar más el sitio, ¿hay algún problema?

-"No que va, pasa anda, y dame un par de besos"

Yo esperaba en el salón, oí los pasos de cómo se iban acercando, por lo que decidí levantarme para saludar cuando llegaran. En ese momento empecé a ponerme muy nerviosa, madre mía como había llegado a meterme en este jaleo, bueno ahora ya no había vuelto atrás así que no me quedaba otra que echarle valor, seguro que lo pasaba bien. Intentaba autoconvencerme a mi misma, aunque lo que realmente me tranquilizó fue darme cuenta según entraban por la puerta del salón que no estaba en esto sola, y que Alberto no dejaría que me pasara nada malo o que yo no quisiera, eso lo tenía muy claro.

-"Yure, cariño, mira ya está aquí nuestra invitada, ven que te presento. Mira Débora esta es Yurena"

-"Hola que tal, un par de besos, ¿no?"

-"Por supuesto". Mientras Débora y yo nos saludábamos, Alberto se fue a la cocina y cogió una de las botellas, lo sirvió en las copas que estaban esperando sobre la mesa y nos acercó una a cada una de nosotras, que estábamos ya sentadas en el sofá hablando. Volvió hasta la mesa y cogió la suya, sentándose después a mi lado pasando su brazo por encima de mis hombros.

La verdad es que la imagen era realmente excitante, era alta, con pecho, puede ser que una talla 95 o incluso una 100, no mucha cintura, supongo que porque en realidad no era una mujer, las piernas largas, brillantes por las medias que llevaba y bueno lo que más me impresionó fue su culo, joder en la vida lo tendría yo así. En el rostro se notaba que no era una chica, aunque he de reconocer que era guapa, los ojos perfectamente maquillados, y los labios con gloss por lo cual se hacían muy apetecibles. Todo esto acompañado por un pelo largo y liso que le caía por encima de los hombros.

Permanecimos así durante un buen rato, hablando y comentando cosas, mientras seguíamos bebiendo vino, eran ya las doce y media de la noche y la segunda botella estaba a punto de caer, nos encontrábamos muchísimo más relajados todos, supongo que por los efectos del alcohol, así que Alberto propuso un brindis:

-"Chicas por la noche tan fantástica que vamos a tener y porque disfrutemos los tres". Nuestras copas golpearon y bebimos.

-"Bueno ahora que estamos hablando de esta noche quiero comentaros algo que tengo por norma no hacer, yo no beso en la boca". Alberto y yo nos miramos encantados, porque era un tema que ya habíamos hablado anteriormente y que no nos hacía demasiada gracia. Pensé "perfecto los besos serán sólo entre nosotros dos, como de costumbre".

-"Yo también tengo una norma, el culo de Yure sólo me lo follo yo". Eso me calentó muchísimo, sabía que le encantaba hacérmelo por detrás, pero me excitaba aún más esa idea de posesión.

-"Por mi no hay problema, así que tú y yo ya hemos expuesto nuestras reglas, ahora falta la tuya guapa"

-"A ver lo vuestro son prohibiciones, lo mío sin embargo es una aclaración". Ambos se quedaron mirándome, así que les comenté cual era mi aclaración. "El culo de Alberto nos lo podemos follar las dos". Alberto me miró con gesto de que eso no era decisión mía, aunque también era consiente de que él había ordenado sobre el mío, así que yo podía hacer lo mismo sobre el suyo, en cualquier caso estaba segura que le excitaba muchísimo la idea, más de una vez habíamos jugado con su culito y le encantaba.

Alberto, que estaba sentado detrás mía, comenzó a besarme el cuello suavemente, notaba sus labios húmedos por el vino rozando mi piel, mientras una de sus manos se deslizó hasta mi vientre y comenzó a acariciármelo por debajo de la camiseta, Débora no quitaba ojo de la escena. Alberto comenzó a subir mi camiseta con las dos manos, hasta quitármela, me quedé sólo con la falda, las medias y la ropa interior, mis pechos salieron a la luz, aunque envueltos en mi sujetador blanco, vi como Débora se reclinó y comenzó a acariciármelos, mi piel comenzó a erizarse al notar el roce de cuatro manos.

Mis pezones se endurecieron, y la boca de nuestra invitada se fue hacia ellos, noté su boca por encima de mi sujetador mordiéndolos delicadamente, y noté como se humedecía el tejido por su saliva, mientras seguía succionándolos en el interior de su boca, no pude reprimir un primer gemido de placer. Giré mi cabeza buscando la boca de Alberto, me encantaba morder esos labios, nos dimos un beso profundo, mientras Débora ya no se limitaba a mis pezones sino a todo mi pecho, que se encontraba profundamente mojado.

Las dos manos de nuestra invitada se fueron a mi falda y me la desabrocharon, quitándomela a la par que las medias, quedándome sólo con la ropa interior, mientras que Alberto y Débora aún no se habían despojado de ninguna prenda. Yo me encontraba reclinada sobre el cuerpo de Alberto, que prácticamente se dedicaba a mirar la escena, levantó mi espalda y se incorporó, mi cuerpo quedó totalmente reclinado sobre el sofá, a disposición de Débora que iba besando cada milímetro de mi piel.

Pude ver como Alberto empezaba a despojarse de su ropa, primero la camisa, ver la escena de cómo se iba desabrochando los botones mientras mi cuerpo estaba siendo besado me excitada aún más, después los pantalones y finalmente los bóxer, quedándose completamente desnudo. Se acercó a mi y colocó una de sus manos bajo mi cuello, levantando mi cabeza y llevándola hasta la altura de su polla, noté el olor a sudor, dios que excitada estaba, abrí mi boca y dejé que me penetrara, notando su sabor salado. Comencé a moverme lo mejor que podía con su polla dentro, mojándosela con mi saliva mientras Débora se encontraba ya a estas alturas sobre mi coño.

-"Cariño muy bien ahssss…, que boca tienes, ábrela bien que quiero que desaparezca dentro mientras te comen ese coñito". Noté su capullo golpear mi garganta y una sensación de placer incontrolable causado por la comida de mi coño, estaba teniendo mi primer orgasmo, sin poder si quiera gemir del placer, hice un gesto con la intención de poder tragar mi saliva y noté como tragaba aún más su polla por el interior de mi garganta, mi cuerpo estaba saturado por el placer y extenuado porque no podía ni respirar. Del tirón Alberto sacó su polla y me soltó el cuello, caí sobre el sofá, Débora se incorporó y comenzó a desnudarse, mientras Alberto la observaba. Yo, que respiraba entrecortada, aproveché ese descanso para quitarme la ropa interior, el sujetador estaba algo húmedo y las bragas realmente empapadas.

En menos de cinco minutos estábamos los tres desnudos, me incorporé quedando sentada sobre el sofá, mientras ellos dos estabas de pie, el uno frente al otro, Alberto se acariciaba su polla mientras la miraba ahí desnuda, la imagen era realmente excitante, totalmente desnuda, con los pechos al aire y una polla realmente interesante entre las piernas, la verdad que no tenía nada que envidiar a la de Alberto, era prácticamente igual de larga, aunque algo más delgada, lo cual fue un alivio, por si me penetraban los dos.

Débora comenzó a tocarse también su polla, y ninguno de los dos hacía por moverse, me levanté y me dirigí hacia nuestra invitada, me fui hasta su cara, le besé en la mejilla y le dije al oído:

-"Gracias, comes genial, ¿me dejas hacerte lo mismo a ti?". Hizo un gesto afirmativo con la cabeza, así que me arrodillé frente a ella y comencé a chuparle la polla, Alberto mientras tanto seguía de pie tocándose, veía como se escupía sobre su polla para humedecérsela mientras movía su cadera adelante y atrás. El sabor de la polla de Débora era diferente, llevaba mucho tiempo sin probar otra y me excitaba la idea de tenerla en mi boca, pero me excitaba aún más la idea de saber que no era la única que iba a disfrutar de ese sabor.

-"Alberto vente, pruébala, verás que te gusta". Alberto se acercó hasta mí, me acarició el cabello mientras yo seguía chupándosela a Débora, y con su otra mano le acarició uno de los pechos. A continuación se arrodilló a mi lado, y se quedó mirando como la chupaba, parecía no atreverse, la saqué de mi boca y lo besé, cogí su cabeza y la llevé frente a la polla, yo comencé a rozarla con la lengua. La acariciaba con la lengua desde la base hasta la punta y al acabar lamía los labios de Alberto, que poco a poco fue acercando su boca hasta la polla de Débora, antes de que se quisiera dar cuanta estábamos cada uno a un lado de su polla, rozándola con nuestras lenguas que a la vez se iban rozando entre ellas.

Las manos de Débora iban rozando sus pechos y bajaban hasta nuestras cabezas de vez en cuando para guiar su polla al interior de la boca de alguno, iba saliendo de una boca a otra mientras hacía movimientos con su cadera, una de mis manos se había escapado y estaba sujetando la polla de Alberto, acariciándosela de arriba abajo, ejerciendo algo de presión.

La polla de Débora se encontraba realmente mojada, Alberto y yo nos estábamos explayando mojándosela, tanto es así que cuando salía de una boca para entrar en la otra un hilillo de baba acompañaba a la polla. De vez en cuando Alberto la escupía y después me hacía chuparla a mí, o directamente me escupía en mi boca para que después lo hiciera yo sobre la polla. En uno de los momentos escupió sobre su mano y la llevó a mi coño, mojándomelo con su saliva y metiéndome un par de dedos por mi coño mientras seguíamos los dos comiendo como locos.

Llevábamos en esa situación como unos diez minutos, hasta que Débora no pudo más y acabó por correrse, mojándonos a los dos la cara. Cogí una de las camisetas del suelo y le sequé a Alberto la cara, a continuación hice lo mismo con la mía. Alberto se levantó me cogió de la mano y me llevó hasta el dormitorio, mientras Débora nos siguió, comenzamos a besarnos como locos, los dos excitadísimos, me coloque a cuatro patas y Alberto empezó a follarme como un loco, notaba su polla entrando y saliendo de mi cuerpo, y como sus testículos golpeaban contra mi cuerpo, Débora mientras tantos se había acercado a Alberto por la espalda, y había comenzado a besarle las nalgas, poco a poco se las fue abriendo hasta meter su cabeza entre ellas y empezó a comerle el culo, la excitación de Alberto era tal que sus embestidas empezaban a dolerme, aunque también me producían un enorme placer, consiguiendo que me corriera por segunda vez, a la par que él hacía lo mismo.

Pasaron como unos veinte segundos en los que Alberto aún tenía su polla metida en mi coño, comencé a tumbarme sobre la cama notando como comenzaba a vaciarme y su leche se salía de mi coño mojándome uno de mis muslos. Caí rendida y me di la vuelta, Alberto seguía en la misma postura mientras Débora aún seguía comiéndole el culo, me excitaba ver su cara, era un poema, con los ojos cerrados y el cuello estirado. Me levanté de la cama mientras miraba la escena, me fui hasta la mesita de noche y cogí el gel que habíamos dejado ahí con anterioridad, me acerqué a Alberto:

-"Cariño ponte a cómodo, a cuatro patas y con el culo bien en pompa". Alberto obedeció. "Débora ¿me haces un hueco?". Me coloqué junto a Débora tras Alberto y me sorprendió ver que su polla volvía a estar dura, abrí el gel y dejé caer un buen chorro sobre el culo de Alberto, las dos empezamos a rozar sus nalgas con nuestras manos, dejando que nuestros dedos se acercaran a su ano, ejerciendo algo de presión sobre el. Poco a poco le fui penetrando un dedo mientras mi compañera tiraba de sus nalgas hacia los lados con sus dos manos.

-"Creo que está preparado para un segundo dedo, prueba anda". Obedecí y empecé a introducir el segundo dedo, Alberto no paraba de respirar con fuerza, supongo que por la sensación de ser penetrado por un par de dedos, con la mano que me quedaba libre comencé a acariciarle la espalda de forma suave, no quería que se sintiera incómodo, aunque desde luego no parecía que lo estuviera.

Los dedos empezaban a moverse con total comodidad dentro del cuerpo de Alberto, así que Débora decidió que era hora de sustituir mis dedos por su polla, así que se colocó justo detrás de él, yo me puse a un lado y abrí sus nalgas con mis dos manos, vi como colocaba su capullo justo sobre su ano y empezaba a ir apretando poco a poco, Alberto parecía resistirse un poco moviendo hacia delante su cuerpo, pero Débora se encargaba con una mano de evitar que se fuera demasiado, así que seguía empujando hasta que su capullo empezó a desaparecer dentro de su cuerpo, la imagen era realmente impresionante, la verdad que no pude evitar ir acariciándome mientras miraba como su polla iba entrando milímetro a milímetro.

Débora llevaba ya un rato entrando y saliendo del culo de Alberto, y este parecía que comenzaba a disfrutar de la situación, yo mientras había conseguido tener un orgasmo sólo mirando, así que decidí participar en el juego, así que me puse delante de Alberto y le ofrecí mi culo, no hizo falta que dijera nada sabía a la perfección que era lo que quería, así que empezó a comer como un loco, mientras se lo seguían follando.

A los diez minutos aproximados cogí el gel y puse algo en la palma de mi mano, me la llevé hasta mi culo y me lo humedecí algo más de lo que Alberto ya me lo tenía. Alberto estaba a cuatro patas con Débora detrás de él, y yo reclinada delante de él, Alberto se dio cuenta de lo que buscaba así que se incorporó con la polla atravesándolo y dejó que yo me colocara justo delante de él. Débora paró un momento de moverse y dejó que Alberto me penetrara el culo:

-"Ahhhssss, uffffff, cuidado….". Notaba como me iba entrando coda milímetro y me iba abriendo mi culo, sintiendo algo de dolor, ya que no me lo había dilatado antes sólo comido, a pesar de todo estaba acostumbrada a recibir a Alberto, así que al poco tiempo estaba realmente disfrutando.

Ahora Débora no se movía, y era Alberto el que movía su cuerpo como un loco, de tal forma que cuando me penetraba a mí la polla de Débora prácticamente salía de su culo y cuando la sacaba era otra vez penetrado. Solo se oían gemidos y respiraciones aceleradas, los tres estábamos realmente excitados, la primera en volver a correrse fui yo, con la polla de Alberto en mi culo y su mano tocándome fuertemente el coño. A continuación Débora que llenó el culo de Alberto de leche, y por último Alberto que me llenó a mi.

Los tres quedamos realmente exhaustos sobre la cama, yo tumbada boca abajo y Alberto sobre mi, besándome el cuello y acariciándome suavemente. Débora por su parte estaba sentada al lado de la cama, se levantó y se fue de la habitación.

-"¿Te ha gustado?

-"Ya ves, no se ni los orgasmos que he tenido Alberto". Se tumbó a mi lado boca arriba, yo me incorporé y apoyé mi cabeza sobre su pecho.

-"Ya te dije que eras capaz, que sólo te hacía falta un empujón". En ese momento Débora entró por la puerta ya vestida.

-"Bueno chicos ha sido un placer, os dejo que descanséis y cuando queráis me llamáis, por cierto Yure ese culo lo tengo que probar la próxima vez, así que convéncelo". Se dio la vuelta y se fue, Alberto y yo nos quedamos ahí tumbados comentando la jugada hasta quedarnos dormidos.