Una propuesta
El tío de mi esposo me sigue proponiendo cosas muy divertidas
Estaba en mi casa, ese día unas amigas me habían visitado, estábamos platicando de diferentes cosas, reíamos mucho, siempre que estábamos juntas nos la pasábamos muy bien. Algunas bebían té otras café, estábamos muy animadas de estar juntas.
Mientras platicábamos sobre una serie de televisión que todas veíamos, escuche que sonó mi celular, me levanté a contestar. Al ver el nombre de la persona que me llamaba me excite era Teodoro. Él es el cuñado de mi suegro un hombre muy caliente que cada que nos vemos me da unas deliciosas cogidas. Mis amigas no saben la clase de puta que soy, así que subí a mi recamara a contestar.
P –Hola mi amor, ¿cómo estás?
T –Bien mi culona sobrina.
P –Que necesitas macho vergudo, es que estoy con unas amigas aquí en la casa.
T –Ósea que tus amigas son más importantes que mi verga que según tú amas.
P –No Teodoro, como crees tú eres mucho más importante, sabes cuánto me gusta tu enorme verga.
T –Te quiero ver, sé que tu esposo no estará el próximo viernes en la noche en la ciudad.
P –Sí se va con mi suegro, yo también te quiero ver Teodoro.
Nos pusimos de acuerdo, lo vería en un punto intermedio, debía de arreglarme sexy y elegante. Regresé con mis amigas, mientras ellas seguían hablando de varias cosas, yo no dejaba de pensar en Teodoro, recordaba cuando varias veces me había propuesto que dejara a Arturo y que me casara con él, el señor tenía 75 años y estaba casado, pero siempre me decía que quería ser mi esposo.
La reunión con las amigas terminó, cuando se fueron fui a mi vestidor, busqué la ropa que me pondría el viernes. La semana pasó, cuando llegó el viernes, yo estaba en mi casa, sabía que mi esposo iría por algunas cosas en la tarde, cuando él llegó platicamos como media hora y se fue, yo fui a mi cuarto, me metí al baño, me bañé quería que cada parte de mi cuerpo estuviera lo más limpio posible. La ropa que había escogido para ese día era un vestido negro, por arriba se pegaba a mis tetas, se amarraba a mi cuello, atrás dejaba completamente mi espalda descubierta, de la cintura hacia abajo caía libremente, me llegaba unos 25 centímetros debajo de la rodilla, abajo me puse una tanga negra de seda, no use brassier, tacones de aguja negros, me veía muy bien, sabía que a Teodoro le gustaría lo que esa ocasión escogí para él.
Llegué al lugar donde quedamos de vernos, él se veía muy bien, al saludarme me besó la boca, yo me excité con ese beso, que no fue muy largo, pero en el nuestras lenguas jugaban. Nos fuimos en su carro y dejamos ahí el mío.
Llegamos a un restaurante muy bonito, este es un lugar muy caro, dentro aparte de un área grande tiene algunos reservados, Teodoro y yo entramos a uno de esos. Observé que había champagne enfriándose, un mesero que solo estaría a nuestro servicio nos la sirvió, le dijo a Teodoro que la cena estaría lista en 20 minutos, salió el mesero cerrando la puerta, Teodoro me vio, sacó de su saco un estuche, me dijo que era para mí, que con ese regalo quería decirme lo mucho que le gustaba, que para él era la mejor mujer, abrí el estuche, era un reloj de oro muy bonito, le dije que no podía aceptarlo, me dijo que lo había comprado especialmente para mí, que no podía despreciarlo, le di las gracias, le dije que lo quería mucho y que lo usaría con cuidado pues no creía que Arturo creyera que su tío me dio un regalo de ese tipo solo porque el gusto de dármelo. Mi suegro siempre me da regalos carísimos, pero mi esposo cree que es por el cariño que me tiene su papá, y no porque yo me la vivo dándole las nalgas. Él me ayudó a ponerme el reloj, lo besé para darle las gracias.
Se volvió a sentar, yo le sonreí, él me dijo.
T –Como me gustas Pamela.
P –Y tú a mí.
T –Quiero que dejes a Arturo, quiero que seas mi esposa.
P –Pero tú estás casado, además siempre que me lo pides te digo que no puedo.
T –Mira te la vives engañando a mi sobrino y él no se lo merece, si fueras mi esposa, yo te dejaría coger con quien quieras, en nuestra casa o donde quieras.
P –Ósea que no me pedirías exclusividad, me compartirías con otros machos.
T –Sí.
P –Gracias mi amor, pero como siempre sabes que no se puede.
T –Está bien, por esta vez aceptaré Pamela, pero seguiré insistiendo.
P –Papi lo bueno es que siempre seré tuya.
Tocaron la puerta, llegó el mesero con la cena, la cual estuvo deliciosa, platicábamos de todo, menos de la propuesta que siempre me hacía. Cuando acabamos de cenar, él me miró fijamente y me dijo.
T –Pamela quiero que seas mi esposa, cásate conmigo.
P –Pero papi, sabes que eres un macho muy importante para mí, un hombre muy importante, amo ser tu puta, pero no me puedo casar contigo.
T –Pamela, no soportó la idea de no ser tu esposo.
Se paró, me jaló hacía él, haciéndome parar, me empezó a besar el cuello, me acariciaba las nalgas, yo me estaba calentando muchísimo, bajé una mano y le acaricié la verga por encima del pantalón, cuando sentí que ya se le había parado, le dije.
P –Mi amor te la quiero mamar.
T –Pues hazlo puta hermosa.
Me agaché, le bajé el cierre y le saqué la verga, primero le pasé la lengua, después me la metí toda, le pasaba la lengua por todos lados mientras él gemía muy rico, yo esperaba que nadie se diera cuenta que yo una mujer decente casada estaba mamándosela al tío de mi amado esposo quien me había pedido que fuera su esposa. Con mis labios le daba pequeñas apretadas a su hermosa verga, con mi lengua le daba caricias suaves, después de un rato de estar así, aumenté el ritmo y solo chupaba la cabeza de su pito, aguantó poco cuando sentí como su verga se hinchaba, de pronto su leche empezó a ponerse en mi boca, para después bajar por mi garganta y llegar a mi estómago, me gusta mucho que mis machos me den su leche en mi boca cuando se las mamo.
Tomé una servilleta de tela, me limpié la leche que me quedo en la cara, Teodoro se acomodó la ropa, me tomó de la mano y salimos de ahí. Íbamos en el carro, cuando le pregunté.
P -¿Ya me vas a llevar al hotel guapo? quiero que me cojas bien rico.
T –Sí, ya tengo muchas ganas de meterte mi verga.
P –Que rico papi, como me gusta tu enorme verga.
Llegamos a un hotel muy bonito, no diré cuál pero para nada que ver con los hoteles de paso donde tanto me gustaba que me cogieran mis amantes vergudos. Cuando llegamos a la habitación la cual era muy grande, tenía una sala, y después había una puerta enorme la cual al abrirla estaba la recamara, donde estaba una enorme cama, al lado de ella estaba una botella de champagne enfriándose, sobre la cama había algunas cajas envuelta de regalo.
Teodoro me dio una fuerte nalgada, yo estaba bien caliente, le dije al oído.
P –Papi eres el mejor, me encantas.
T –Abre este regalo primero.
Me dio una caja, la abrí en ella había un consolador rosa, muy largo y grueso, después me dio otra caja donde había una gargantilla que decía puta, al verla me di cuenta de que era de oro, él me dijo que eso era por ser una gran puta, yo le di las gracias.
Después me dio otra caja la cual tenía adentro una foto de Arturo mi esposo, no entendí porque me había dado eso, le iba a preguntar pero me dio otra caja, en la cual no había nada, por último me dio otra caja la cual tenía un tazón de comida para perro, en el cual decía puta, en medio del tazón estaba una correa.
Teodoro me puso la gargantilla, después me hizo ponerme de perrito en el piso, me puso la correa, destapó la champagne, se sirvió una copa, tomó la otra copa y la tiró en la basura, tomó el tazón y ahí sirvió champagne, lo puso enfrente de mí y me dijo que lo tomara, yo lo iba a agarrar, cuando me dijo.
T –No, no quieres ser mi esposa serás mi perra, tómatelo sin usar las manos.
P –Como tu ordenes mi macho.
Como si fuera realmente una perra me tomé el champagne, él me veía y sonreía, después se puso atrás de mí y me dio como 10 fuertes nalgadas, yo gemía.
P –Más papi, nalguea rico a tu perra.
Me hizo gatear por toda la habitación, él me llevaba de la correa.
T –Ve que nalgas tienes perra.
P –¿Te gustan papi? Ya quiero tu gran verga en mi culo.
T –Todo a su momento perra.
Cuando me dijo esto se rió exageradamente fuerte, me llevó de regresó a la cama, donde, me hizo ponerme encima en la orilla, viendo hacía el frente. Tomó el teléfono de la recamara, solo dijo ya.
Colgó, acercó una lámpara de pie a donde estaba yo, tomó la correa y la amarró a la lámpara. Tocaron la puerta, Teodoro salió de la recamara cerró la puerta, escuché que en la sala de aquella habitación hablaba con alguien, pero no reconocía la voz y no podía escuchar muy claramente por hablaban en voz baja.
La puerta se abrió entró Teodoro, después entraron tres hombres desnudos, se pusieron en fila uno de tras de otro enfrente mía.
T –Mira perra, debes de ser buena y mamar la verga de estos tres hombres.
P –Como tu órdenes.
Cuando entraron me fije en sus penes los tres eran normales, el primero de la fila se acercó, su verga estaba completamente hacía abajo, me la metí en la boca y se la empecé a chupar, se fue poniendo dura. Se la chupé unos minutos y cuando sentí que ya se iba a venir me la sacó y se vino en mi cara. Mientras él estaba saliendo del cuarto el que le seguía en la fila, me metió su verga parada en la boca, se la estuve mamando, mi lengua pasaba por toda su verga, mientras con mis labios se la apretaba, él gemía y cuando se iba a venir también me la sacó y se vino en mi cara, el que seguía en la fila me metió también me metió su verga, unas mamadas y se vino en mi cara, mi cara, estaba llena de semen.
Los tres hombres ya habían salido del cuarto, Teodoro que todo el tiempo estuvo sentado, se paró tomó un espejo y me lo puso enfrente, vi mi cara llena de semen, me sentí tan puta, me sentí muy feliz de ser la puta del tío de mi esposo, él me dijo.
T –Te encanta ser una puta verdad.
P –Sí papi, pero más ser tu puta.
Volvió a tomar el teléfono, otra vez solo dijo ya. Un poco después tocaron la puerta, salió e inmediatamente regresó con tres señores yo creo que de más de cincuenta años, todos con vergas demasiado gruesas.
T –Ellos te van a coger como la perra que eres.
Me hizo voltearme, seguía en cuatro pero esta vez dándole la espalda a aquellos machos, sentí como mi vagina se abrió mientras una enorme verga entraba en mí.
P –Aaaahhhh que vergota.
Él que me la había metido comenzó a moverse, sentí como mi vagina se abría delicioso, entraba y salía de mí, mi concha estaba muy mojada, él me tomaba de la cintura, él hombre gemía, yo también lo hacía.
P –Dame más, clávame esa enorme y deliciosa verga.
Él cada vez entraba más rápido, sentía como abría por completo mi vagina, no aguanté más tanto placer en mi concha y llegué a un maravilloso orgasmo.
P –Me vengo, me vengo, que rico.
Él al sentir las contracciones de mi vagina no aguantó más, me sacó su pito, se puso a mi lado y se vino en mi cara. Mientras ese hombre salía del cuarto, otro se puso atrás de mí y empezó a cogerme, lo hacía rápido, yo sentía como mi vagina se cerraba y se abría cuando el entraba y salía.
P –Así dame duro, que rico me estás dando verga.
Teodoro me veía desde el sillón, tomaba champagne, me dijo.
T –Quieres ser una puta, pues disfrútalo, pero algún día serás mi esposa Pamela.
Yo seguía recibiendo la verga de ese macho que me estaba cogiendo muy rico, yo gemía, cuando veía a Teodoro le sonreía y le mandaba algunos besos, quería que se diera cuenta de lo puta que puedo ser. Él que me cogía salió de mi concha y se vino en mi cara.
El otro macho se acercó, me tomo de la cintura y me metió toda su verga, fue delicioso como lo hizo, yo grité.
P –Así métemela rico, que bien coges.
Él me cogía rápido, se escuchaba los golpeteos de mis nalgas contra su cuerpo, yo quería tener más vergas cerca, quería que me cogieran también por el culo, que me traten como la puta que siempre he sido. Sentía como el placer estaba por todo mi cuerpo, sentí como mi vagina ya estaba por llenar de jugos a aquella verga que tanto placer me estaba dando, cuando el orgasmo llegó le dije.
P –Aaaahhhh que delicia de cogida, me vengo, me vengo.
Mientras yo disfrutaba de ese orgasmo, él siguió cogiéndome muy rápido, así que el placer aumentó, unos minutos después me la sacó y se vino en mi cara. Salió del cuarto, Teodoro se paró del sillón, tomó el consolador rosa y me lo metió por atrás, mi ano se abrió, me dolió un poco pues fue muy rudo. Empezó a meterlo y sacarlo, cuando el dolor pasó lo comencé a disfrutar.
P –Como me haces gozar.
Sentí que se bajó el pantalón, sentí como su verga entró muy rápido por el ano.
P –Que rico, que buena verga tienes.
Mientras se movía y yo sentía un placer enorme, me dijo que tomará la foto de mi esposo, me iba diciendo algunas cosas que tenía que decirle a la foto y otras que a mí se me ocurrían.
P –Mira cornudo este sí es un macho de verdad, me da por el culo y me hizo ser la puta de muchos, me encanta como me coge, él sabe tratarme como la puta que siempre soy, me gusta cuando por cualquier cosa me coge, sin importarle nada, mira bien como me da por el culo y como mi cara está llena de semen de 6 diferentes machos, no le importa que sea la esposa de su sobrino, no le importa ser tu tío, solo le importa cogerme bien rico y darme toda su lechita, amo ser su putita, tú eres mi esposo y él es mi macho, con Teodoro tengo lo que no tengo contigo, una verga de un verdadero macho que sabe llenarme de placer y gritar por más.
Él empezó a darme fuertes nalgadas, mientras trataba de meterme más adentro su verga, yo gritaba, me aventaba para atrás para que mi ano se llenara más, mi cuerpo ya sudaba, el placer que sentía era enorme, empecé a moverme en círculos, él gemía y me gritaba que era su puta, con el consolador me empezó a coger la concha.
P –Sí que rico quería dos adentro.
El placer cada vez era más grande, aunque prefiero dos vergas de verdad, lo que me estaba haciendo Teodoro era algo delicioso, yo gemía, deseaba más vergas, era tanto el placer, que sentí como llegó el orgasmo.
P –Me vengo, me vengo papi, que rico te coges a tu putita.
Él no dejaba de cogerme, de gritarme que era su puta, que él tenía que ser el hombre de mi vida, sentí como se le hincho la verga, me apretó muy fuerte hacia él y me lleno el ano de su delicioso y caliente semen.
Cuando me la sacó, me dijo que agarrará la caja que estaba vacía, la tomé y me dijo.
T –Así de vacía va a estar tu vida sin un macho de verdad, así que piénsalo bien, quiero que seas mi puta, mi esposa.
Tomó el consolador y me lo metió en el culo, con él me iba sacando el semen del ano y me lo iba metiendo en la boca, cuando acabo me dijo que me bañara, después él se bañó, eran como las tres y media de la mañana cuando ya estábamos listos para regresar a nuestras casas. En el regreso a donde se había quedado el carro, platicamos de todo menos de lo que hicimos esa noche, cuando llegamos a donde estaba mi carro me dijo que lo que había pasado esa noche lo podría tener varias veces si fuera su esposa y que sería libre de coger con quien quisiera en donde fuera y en donde sería nuestra casa, nos despedimos, cuando llegué a mi casa me di cuenta que aún quería verga, y entre más tuviera más quería, mi concha, culo y boca siempre tenían ganas de más, ser puta es lo que mejor hago y lo que me agrada.