Una proposición indecente
La famosa peli da lugar a una historia algo rocambolesca como real con dos antiguas compañeras de trabajo
- Ponen hoy la peli esa de Una proposición indecente otra vez
- Cuántas veces se habrá hablado de lo que se haría si te vieses en esa situación
- Pues sí, es ya un tema mítico de conversación en muchas reuniones
- Sí que lo es, pero nunca se pone la gente en situaciones reales. Una cosa es que te ofrezcan un millón de dólares por acostarte con un señor guapo y otra muy distinta que te ofrezca algo así un tío normal y con una cantidad grande pero no que te puedas retirar
- ¿Qué quieres decir?
- Por un millón de dólares la mayoría diría que sí. Pero, por ejemplo, por seis mil euros, ¿harías algo? Seis mil euros es mucho dinero para la mayoría
- Ahí contaría mucho quien fuera la persona supongo
- Claro, pero te lo has preguntado alguna vez en serio?
- No, pero es que nunca me han hecho esa propuesta
- ¿Por un millón lo harías, verdad?
- Seguro
- Y tú?- le pregunté a Janet que todavía no había dicho nada aunque era la que había sacado el tema del periódico que ojeaba
- Supongo que sí, un millón te cambia la vida totalmente. Aunque si me diera mucho asco el tío tendría que verme en la situación
- Y por seis mil euros?
- Con quién?
- Con alguien que conozcas, un tío normal y corriente
- No se me ocurre ningún conocido que pueda hacerme esa propuesta
- A mí tampoco- dijo Belén que se unía de nuevo después de servir unos gin tonic para empezar la sobremesa en su piso.
Habíamos coincidido en el mismo restaurante por casualidad. Janet había venido a pasar el fin de semana a Ourense con ella y yo acababa de cobrar una factura importante que me debían desde hacía más de un año. Las invité y ella me invitó a subir a su piso a conocerlo y tomar un gin tonic como solíamos hacer los tres hace años en las comidas de trabajo.
- Conmigo- les solté tras probar mi copa
Las dos se rieron con mi ocurrencia aunque se miraron cómo preguntándose si era sólo una broma.
- Qué pasa? No me creéis?
- Nos estás vacilando - dijo Belén
- Para nada, es cierto que se me acaba de ocurrir ahora, pero os lo planteo en serio
- Venga ya- exclamó Janet- qué llevas 6000€ contigo?
- Pues sí, es justo la cantidad que he cobrado hoy y cómo es un dinero que lo daba por perdido…..
- Nos estás preguntando si nos acostaríamos contigo por ese dinero? Pero las dos o cualquiera?
- Que nos está vacilando Belén, no le hagas caso
- Voy en serio, mirad
Saqué el sobre en el que llevaba el dinero y puse el dinero encima de la mesa. Sus caras eran un poema. No se creían lo que estaban viendo.
- Qué decís ahora?
- A ver, tío, estás loco o qué. Estás dispuesto a pagarnos 6000€ por acostarnos contigo, 3000 a cada una?
- Bueno, el dinero lo repartís como queráis. Yo estoy llevando a la practica un debate que se tiene muchas veces y, bueno, evidentemente me resultáis lo suficientemente atractivas como para hacer esto.
- Yo no me lo creo- dijo Janet
- Pues yo estoy empezando a pensar que va en serio- decía Belén
- Os juro que voy en serio. Queréis hacer una prueba?
- Qué prueba? Preguntaron las dos a la vez
- Os voy a dar 50€ a cada una por tocaros el culo, solo eso. Podéis ir calculando vosotras si queréis la progresión…….
Se volvieron a reír y yo también. Era una risa nerviosa pero rebajó un poco la tensión que se había creado. Luego el silencio invadió el salón. Los tres dábamos pequeños sorbos a nuestras copas evitando que nuestras miradas su cruzasen. Supongo que ellas estarían pensando sobre la propuesta. Yo lo hacía sobre cómo ir llevando la situación. Era una idea completamente improvisada y empezaba a arrepentirme de ella. Aunque este año me iban las cosas de maravilla en el negocio y no contaba con cobrar esa deuda, seis mil euros seguía siendo mucho dinero. Las observé. Lo cierto es que siempre me habían parecido las dos muy atractivas y con un punto de morbo. Y una bombilla se encendió en mi cabeza. Podía ir subiendo poco a poco el dinero, 50€ por tocar el culo, 100€ por las tetas, 150€ por quitarse la parte de arriba.
- Oye, que no pasa nada si no queréis- comenté para acabar con aquel silencio que empezaba a incomodarme
- No es eso pero es que esa pasta nos vendría de maravilla y, bueno, no sé si hablo yo o el alcohol que hay en mi cuerpo, pero es morbosillo, jejejeje- se rió Belén bebiendo más de su copa
- Ahí quería llegar hoy, a que os planteéis de verdad ese dilema sobre el que tantas veces teorizamos
- Y si una se raja antes que la otra?- preguntó Janet
- Mi única condición para llegar al final es que tenéis que estar las dos. Si una no quiere traspasar algún punto, se queda mirando. Os parece bien?
- Por qué no vas al baño un momento?- me pidió Janet
Me levanté y salí a la terraza en lugar de ir al baño. Las veía hablar entre ellas aunque no podía oír nada. Me daba cuenta que miraban el dinero que había dejado en la mesa. Parecía que Belén estaba más dispuesta a jugar que Janet o, por lo menos, de llegar hasta el final. Pero no iba a regalar 6000€ por echar un polvo, tenía que ser algo distinto, por eso había dicho que por lo menos tenía que quedarse mirnado la que no participase. Suponía que Belén estaba convenciendo a Janet para que no se rajara. Me hicieron una señal para que entrase.
- Tenemos algunas preguntas antes de decir sí o no
- Perfecto
- Cuando dices tocarnos el culo, en qué plan?
- Evidentemente no una simple caricia. Tocaros el culo de verdad, como dios manda, como diría nuestro presidente-
- Si llegamos al final las dos, estás hablando de un trío, no?
- Sí
- Y entre nosotras tendremos que hacer algo?
- Eso me da igual
- Pues podemos probar pero me parece que estás muy loco y nosotras más todavía- sentenció Janet
Les ofrecí un brindis y gastamos unas bromas para relajar un poco el ambiente. Para mi sorpresa, era Janet la primera. Llevaba una falda corta y una camiseta. Sin tacones. Ella era alta, con curvas, una mujer que no llama la atención a primera vista pero que, cuando te fijas en ella, te das cuenta del cuerpazo que tiene. Se sentó a mi lado. Le di un billete de 50€ y ella se puso medio de costado. Pasé mis dedos y luego atrapé sus nalgas en mis manos. Luego fue el turno de Belén. Menudita, delgadita, casi sin culo, pero muy morbosa. Llevaba unos pantalones muy finos. Recorrí el contorno de su tanga. Tenía un nudo en el estómago de la excitación.
Y fue avanzando lentamente hasta que las besé a las dos juntas. Estábamos de pie, las agarraba por la cintura y las besaba. Mis manos empezaron a acariciarlas, indicando que se acababan los pagos por tocar una parte y que se iniciaba la fase final. Respondían a mis besos y no notaba rechazo a mis caricias. Le pedí a Belén que me fuera desabrochando la camisa. Yo, besando a Janet, la acariciaba por debajo de su camiseta. Se la iba subiendo poco a poco y se la quité. Belén ya me había desabrochado la camisa y me la quitaron entre las dos. Les pedí que me acariciaran. Sus manos recorrieron mi pecho, mis hombros, mi espalda, mi estómago. Tengo un cuerpo con los músculos un poco marcados, sin ningún vello, delgado. Nunca había sentido cuatro manos en él. Disfruté con sus caricias al tiempo que yo acariciaba el cuerpo de Janet. Tenía unos pechos enormes. Se los besé por encima del sujetador. Luego le quité a Belén su parte de arriba e hice lo mismo. Y las besé de nuevo y les propuse ir a la habitación.
Belén bajó un poco la persiana hasta conseguir una penumbra perfecta. Me senté en la cama y ellas se sentaron a mi lado. Tenía mis brazos apoyados hacia atrás, invitándolas a que fueran ellas quienes tomaran la iniciativa. Belén me acariciaba con sus dedos mientras Janet observaba cumpliéndose la sensación que tenía al principio de que sería más pasiva. Con suaves pellizcos en mis pezones iba despertando mi deseo físico porque el mental, el del morbo, ya estaba a tope desde el principio. Rozaba el borde de mi pantalón, colando a veces la mitad de sus dedos por debajo. La besé en el hombro, lamiendo con la punta de mi lengua hasta llegar a su lóbulo. Hice lo mismo con Janet. Noté otra mano. Acariciaba mis muslos llegando hasta la cadera pero todavía lejos de donde quería que llegase.
Desabroché sus sujetadores. Primero el de Belén y luego el de Janet. Belén se lo quitó. Janet no. Volví a besar a Belén en su hombro, en el cuello, mordisqueando su lóbulo con delicadeza, consiguiendo que se revolviera un poco. La besé en la boca. Me recibió dejando que mi lengua se entrelazara con la suya. Su mano bajó hacia mi muslo. En ese momento una mano de cada una recorría mis muslos. Toqué los pequeños pechos de Belén arrancando un gemido sordo. Hice lo mismo con Janet pero su reacción fue de rechazo. Sin embargo, su mano se fue acercando, yendo por la parte interna de mi pierna pero deteniéndose justo antes. Me lancé sobre Belén a la que tumbé en la cama y me comí literalmente sus tetas. Me cabían enteras en la boca. Ella me agarraba por la cabeza como diciendo que no parase y no lo hice hasta notar que estaba ya completamente disparada. Entonces puse mi mano en su entrepierna, notando a través de su pantalón su excitación húmeda. Ella apretó sus piernas impidiendo que sacase mi mano.
Janet mientras se había levantado y nos miraba con una sonrisa misteriosa. Belén disfrutaba con los ojos cerrados de mis caricias. Solo me ocupaba de ella pero miraba a Janet. Era su cuerpo el que deseaba tocar y no poder hacerlo incrementaba las ganas. Al ver que ella por fin dejaba caer su sujetador y pude saborear visualmente sus grandes pechos, desabroché el pantalón de Belén e introduje mis dedos por debajo de su tanga. Janet se arrodilló delante de ella para quitarle sus pantalones. Belén separó sus piernas y guio mi cabeza hacia su coño que lamí muy despacio, pasando solo la punta de mi lengua por el borde sus labios vaginales, evitando rozar su clítoris. Cuando sentí de nuevo las manos de Janet en mis piernas, empecé a jugar también con un dedo hasta que fue metiéndolo lentamente arrancando gemidos más salvajes de ella.
Y por fin notaba las manos de Janet donde quería. Me estaba desabrochando el pantalón y sentir el roce de sus manos hizo que me incorporara un poco para facilitar su labor pero dejando mi dedo anular jugando dentro de Belén. Mis pantalones cortos desaparecieron y mis boxers también. Mi polla salió disparada, grande como es, apuntando al cuerpo de Janet. Dijo algo así como que no se lo esperaba, frase que despertó el interés de Belén que abandonó su pasividad para descubrir que había provocado la frase de su amiga. Yo aproveché para tumbarme en el medio de la cama. Ellas se pusieron a mi lado. Busqué de nuevo la boca de Janet pero me evitó por lo que besé a Belén.
- Me la vais a chupar?- les pregunté ansioso porque era lo que más morbo me daba
Las dos se rieron.
- Tú qué crees?- me preguntó Janet
- No lo sé, creo que una sí pero hay otra que creo que no- le contesté
- Jajajaja, pues te equivocas de persona, creo- respondió
No me lo esperaba pero fue Janet la primera que me cogió la polla y se la metió en la boca. Observaba el movimiento de su cabeza. El morbazo que me daba era increíble, más de una vez me había pajeado fantaseando con algo así. Belén se acercó para besarme y volví a masturbarla con mis dedos, rompiéndole su tanga, algo que la excitó aún más. La boca de Janet hacía maravillas pero se detuvo y su boca subió por mi cuerpo, lamiéndolo todo hasta llegar a mi oreja donde me susurró:
- Follátela
Obedecí sin pensar. Puse a Belén a 4 patas y la penetré, relamiéndome con sus gemidos. Parecía que la excitaba sobremanera el sexo duro y así la follé mientras Janet miraba con una expresión de traviesa en su rostro. Me incliné para comerle sus tetas y esta vez sí me dejó. Se quitó su falda y empezó a dar cachetes en el culo de su amiga que empezó a correrse gritando que no parase de follarla. Yo estaba a punto también y, cuando Belén cayó en la cama exhausta, agarré con fuerza mi polla y me la meneé. Miraba las tetas de Janet fijamente y ella me acariciaba el pelo. Cerré los ojos para correrme pero ella me dijo que los abriese. Estaba abriendo el culo de Belén y me pidió que me corriese en su ojete. Obedeciendo de nuevo puse la punta en su ojete y descargué todo mientras Janet lo usaba como lubricante para meterle un dedo en el culo.
Me recosté. Cogí a Janet por el cuello y la besé. Ella no quería pero esta vez la forcé un poco y me dejó. Le dije que me gustaba cómo trataba a Belén y ella se rio. Belén se unió a nosotros. Janet agarró mi polla medio flácida y le pidió, más bien ordenó, a Belén que me la pusiera a tono de nuevo. Empezaba a sospechar que aquellas dos se conocían demasiado bien sexualmente pero ya preguntaría más tarde. Ahora disfrutaba de la boca de Belén. En un descuido rompí el tanga de Janet que me dio una bofetada. Me dolió y me excitó al mismo tiempo. Tenía la polla dura de nuevo.
Aparté a Belén y agarré fuerte con mis brazos a Janet. La tumbé boca abajo y me puse encima de ella. Ni se te ocurra me amenazó. Miré a Belén. Ella me guiñó un ojo. Era la señal que necesitaba. Forcejeando con ella conseguí poner mi polla en la entrada de su coño. Estaba caliente y húmedo. Entró. Ella intentaba deshacerse de mi abrazo inmovilizador pero no podía. Con cada movimiento se iba relajando y cometí el error de aflojar el abrazo. Consiguió escabullirse pero no se fue de la cama. Me dio otra bofetada. Y luego otra. Y otra más. Mi cara ardía con el dolor pero me besó y noté de nuevo que Belén estaba chupando mi polla. La besé con pasión, me tumbó boca arriba y fue ella la que se folló su coño con mi polla. Belén casi me ahogaba con su coño pero se lo comía y me bebía todos sus jugos. Tuvo otro orgasmo y se apartó. Janet se corrió poco después cabalgando como una loca. Se dejó caer a mi lado, sudando, con rojez en la cara por el esfuerzo. Yo estaba en el medio, con mi polla tiesa, brillante del coño de Janet, palpitando. A mi lado Belén estaba boca abajo. Me fijé en su culo pequeño y respingón.
- Voy a follarte el culo Belén
Ella no dijo nada, así que me puse encima de ella. Escupí y empecé a lubricar. No fue difícil. Me corrí por segunda vez en nada.
Nos quedamos medio adormilados mientras el sol se iba poniendo. Acariciaba sus cabelleras. Luego Belén se fue a la ducha. Volvió envuelta en una toalla, se tumbó entre mis piernas abiertas y me hizo de nuevo oral. Janet la miraba con media sonrisa. No se dio ninguna prisa, permitiendo que fuera poco a poco volviendo al placer. No se detuvo cuando le dije que iba a eyacular de nuevo.
- Tenéis hambre?- preguntó Janet- yo sí, voy a pedir unas pizzas
Cenamos los tres juntos. Cuando llegó el pizzero, Janet le abrió la puerta llevando solo una camisola. Al acabar de cenar les entregué el sobre con el resto del dinero. Ellas, pudorosamente, lo dejaron a un lado. Belén me preguntó si me quería quedar a dormir. Dije que sí. Lo siguiente que recuerdo es despertarme, casi cegado por el sol en mi casa. Menudo sueño.