Una profesora muy puta (01: El comienzo)
Laura, una profesora de instituto que le gusta provocar, nos cuenta como se pierde y sigue la senda del placer.
Hola, me llamo Laura, soy una mujer casada de 27 años, bonita, con el cabello liso color castaño a media melena. Mido 1'68 m. de altura y mis medidas son 100-65-95, en definitiva, muy apetecible físicamente a los ojos de los hombres (y algunas mujeres).
Soy profesora de un instituto de Enseñanza Secundaria Obligatoria en el que imparto la asignatura de historia a grupos de jóvenes de entre 15 y 18 (dependiendo del curso claro); también doy clases particulares en mi domicilio para alumnos que tengan que recuperar en las vacaciones.
Siempre he sido muy moderna para vestir (me gusta usar minifaldas y ropas provocativas) y a veces no suelo llevar ropa interior, sobre todo en verano (es que así estoy más cómoda); también, alguna que otra vez, sabiendo que mi físico es agradable a la vista de los demás, he provocado a alguien porque me gusta sentirme observada, pero nunca pasando del morbo (me encanta el morbo) porque quiero a mi marido.
Pues bien, una vez acabada mi presentación podemos seguir con el comienzo de mi historia.
Me encontraba dando clases a unos alumnos que tenían que aprobar historia para salir del Instituto y poder ir a la facultad y noté que uno de ellos había dejado de asistir. Si sólo hubiera sido un día lo hubiera dejado pasar pero ya llevaba 3 o 4 días sin venir y no sabía nada de ese chico, así que decido llamar a su casa para saber qué pasaba.
Por lo visto, según me contó su padre, es que Alexis (que así se llamaba el alumno) había sufrido un accidente con la moto y se había herido una pierna, con lo que, por petición expresa del médico, no podía caminar durante varios días. Poco rato después, me llamó el padre de Alexis y me preguntó si podía ir a darle las clases particulares a Alexis en su casa ya que quedaban pocos días para el examen.
Yo le dije que se me hacía un poco difícil ya que estoy ocupada con las clases que impartía en mi domicilio y además tenía que preparar los grupos para el nuevo comienzo del curso para el colegio. Pero el padre insistió, y me propuso que aunque fuese el fin de semana, y me ofreció una cantidad bastante buena de dinero para darle las clases a Alexis sólo, por lo que decidí aceptar. Así que todo arreglado, quedamos para el fin de semana a las 2 de la tarde, que es cuando mi esposo se va para la playa con los amigos y no regresa hasta la noche.
El sábado, a las dos de la tarde, llego a la casa de Alexis y me atiende el padre. Era un señor de unos 50 años, canoso, muy elegante y muy atento. Se me queda mirando de arriba abajo y me comenta:
"Yo pensé que las profesoras eran unas viejas mal vestidas, pero debo retractarme"- dijo el padre.
¡Claro!, yo iba vestida con una mini falda (pero de las cortitas... je) ya que hacía mucho calor y encima únicamente una camiseta de tirantes bastante holgada y cortita que dejaba parte de mi barriguita y mi ombliguito fuera ya que, por suerte no tengo nada de grasita en el abdomen (¡las horas en el gimnasio valen la pena!).
Por supuesto de sandalias de taco alto y con la mochila llena de libros. Como era verano y hacía mucho calor, no llevaba nada de ropa interior ni medias, únicamente un tanguita.
"Pase. Por aquí, por favor, es que Alexis está en cama en su cuarto"- dijo el padre indicándome hacia donde ir.
"Yo pensaba que daríamos la clase en alguna mesa de estudio o algo parecido. Bueno no pasa nada"- le dije pensando a la vez que me contoneaba a través del pasillo de su casa y sentía como me miraba (me encanta provocar... je).
El padre toco la puerta de la habitación de Alexis y le anunció que ya había llegado. El chico se encontraba acostado y cubierto solo con una sábana, pese al calor. Su padre me acercó una silla para que me pudiese estar más cómoda y me siento al lado de Alexis para comenzar a repasar historia. Su padre se despide y nos deja solos cerrando la puerta.
Antes de comenzar a estudiar, Alexis me pide si puedo cerrar un poco la cortina que está en la ventana en la cabecera de su cama porque el sol lo estaba matando ya que como debía estar cubierto con la sábana, sentía mucho calor.
Me estiro encima de su cabeza para cerrar la cortina y me doy cuenta que de esa manera, con la camiseta que llevaba, me vería perfectamente los senos, pero sabía que esa había sido su idea y, como me gusta como ya he dicho exhibirme un poco, así que le permití una distracción.
Cuando voy a sentarme veo que la vista había causado su efecto ya que la sábana se levantaba bastante y él no lo podía ocultar ya que no podía flexionar las piernas.
Lo miro y, pícaramente, me río. Él me mira y me dice:
"¡Lo siento pero es que, cuando ha cerrado la cortina, le he visto los senos sin querer! Creo que me he excitado un poco, ¡lo siento, no volverá ha ocurrir!"- me dijo Alexis tímidamente y muy nervioso.
"No te preocupes"-, le dije, -"es algo normal, y más para un chico de tu edad que ya hace unos cuantos días que no estás con un mujer".
Entonces el me confesó que nunca había estado con una verdadera mujer, que había estado con algunas prostitutas, pero no era todo lo placentero que el soñaba, porque siempre estaban apuradas.
Al sentarme, le brindo, intencionalmente, una muy buena visión de mi entrepierna con mi tanguita blanco al ir a cruzarme de piernas y, quedando bien a su vista, debido a lo corta que era la falda, gran parte de los muslos de mis estilizadas piernas, cosa que hace que su reacción sea instantánea y su pene se levanta elevando la sábana.
Comenzamos a repasar y yo no podía quitar la vista de aquel bulto que se levantaba majestuoso debajo de la sábana. Miraba su cuerpo desnudo y fibroso. Quería verle las piernas (me encantan las piernas musculosas en los hombres) aunque, eso no podía ser, porque me podría desviar y como ya he dicho nunca doy un paso más de lo que es el morbo, pero, no sé qué paso por mi cabeza cuando le dije de descansar un rato y que de paso me podía mostrar donde estaba lastimado, ¿sería el calor que hacía?
No lo sé, pero el caso es que él me dice que para eso debía quitar la sábana y que estaba totalmente desnudo. Una electricidad corre por mi cuerpo y siento que se me moja la concha. Y poniéndome de pie y de un rápido movimiento, y sin pensarlo, quito la sábana y allí aparece, majestuosa, grande, erecta, una hermosa verga. Fácilmente debía medir alrededor de los 18 ó 20 cm. Pero lo impresionante era su grosor, parecía más gruesa que mi brazo. Quedo fascinada, impresionada mirándole la polla boquiabierta. Entonces él me dice:
"¿Habías visto algo así de grande?".
Y sin esperar respuesta me pone una mano en el muslo y empieza a acariciarlo. Yo en ese momento no podía pensar nada. Al no darle ningún tipo de contestación, las caricias del chico iban subiendo mi pierna y palpaba sensualmente la parte interior del muslo. Yo seguía como paralizada, y no era capaz de parar esas caricias que cada vez me ponían más caliente además de estar asombrada de esa verga. Estaba muy confusa, y por que no decirlo, me iba poniendo cada vez más y más cachonda, hasta que su mano se adentra debajo de la falda acercándose a mi entrepierna, hico a un lado el tanga, yo pegué un pequeño suspiro, y mete dos dedos en mi super mojada conchita escapándoseme un dulce gemido.
Ahí estaba yo, de pie, con las piernas abiertas, mirando su pija mientras el me metía y sacaba los dos dedos de mi conchita. Luego me mete otro dedo más, y sigue metiendo y sacando los tres dedos y, luego en el culito, primero un dedo y más tarde hasta tres; incluso se le ocurrió mientras me daba mete y saca en mi culito con sus dedos masajearme mi conchita y mi clítoris con el pulgar. Era un genio con esos dedos pese a sus 18 años. Yo estaba paralizada y fuera de este mundo, y pronto llegaría a un primer orgasmo. Por eso no escuché la puerta cuando se abrió y no me enteré de nada hasta que unas manos comenzaron a masajear mis tetas por debajo de la camiseta.
En ese momento pude pensar con algo de claridad y me di cuenta de que el juego que había permitido se me había ido de las manos, pero no podía hacer nada, estaba en lo máximo del éxtasis, por eso no me molestaba nada. Esas manos que cogían mis tetas como si fueran suyas (con mi camiseta ya subida) empezaron a darme pellizquitos en los pezones. Y Alexis seguía jugando con mi concha y la entrada de mi culito como nadie. Yo ya no aguantaba más, sólo alcanzaba a soltar pequeños gemidos de placer, hasta que al poco tiempo llegue al orgasmo en un grito de placer. Sentía cómo mis líquidos iban resbalando por la parte interior de mis piernas mientras yo continuaba allí de pie sin hacer nada, llena de placer. Mi cara era un poema.
Esas manos que seguían masajeándome los senos, y que todavía no sabían de quién eran (ni me había molestado en mirar), empezaron a bajar hasta posarse en mi culo que empezó a sobar levantando la falda. Casi al momento, las manos misteriosas cogieron mi tanga de los lados y fueron deslizándolo hacia abajo para quitármelo suavemente, pero, rápidamente, Alexis agarra mi tanguita y tira de él rompiéndolo y quedándoselo en su mano. Las manos me condujeron hasta montarme encima de Alexis.
"Ahora vas a disfrutar como una zorra"- me dijo Alexis mientras me agarraba mis caderas.
Sentía cómo tocaba con la punta de su polla la entrada de mi cuevita que estaba terriblemente mojada, empecé a bajar y me entró solo hasta la mitad ya que la parte mas gruesa era precisamente esa, el medio.
Apenas me subo y vuelvo a bajar suavemente, siento de nuevo las mismas manos del tipo misterioso de antes (que seguía detrás mía) terminan de quitarme la camiseta y comienzan de nuevo a sobarme los pechos y pellizcarme mis pezones. Esta vez si entro toda, suavemente, hasta el fondo, ya que estaba muy mojada y su polla ya se había llenado de mis jugos. Sentí un placer inmenso cuando entra toda esa belleza que hace que me sienta totalmente ocupada, parecía que había crecido dentro de mí llenando todos los espacios en mi interior. Alexis empezó a moverse primero suavemente y aumentando gradualmente de vez en cuando el ritmo. Estaba excitadísima, el placer inundaba todo mi cuerpo, estaba de nuevo en el clímax. Me acababa una y otra vez mientras Alexis se movía como un pistón dentro mío. De repente el chico se detiene.
"Sigue follándome tú, profe"- me dijo Alexis, -"enseñame cómo lo sabes hacer, guarra".
Yo me empiezo a mover buscando más placer, yo era un animal en ese momento, solo quería que el placer continuara.
"Mmmm ahora vas a ver niñato. ¡Vas a ver como te folla tu profesora! Mmm ",- le conteste mientras me movía como una loca.
Entonces Alexis me toma de mi culo y abre mis glúteos. En ese momento siento movimientos en la cama, y noto una cosa caliente entre mis dos cachetes y acercándose peligrosamente a la entrada de mi culito llegando a hacer presión en él. En ese momento, y sin parar de cabalgar ni un segundo, grite:
"¡No, por hay no, mi culo no! ¡Por favor!"- acerté a decir entre gritos, gemidos y suspiros (no es que no lo hubiera hecho nunca, pero únicamente lo he hecho con mi marido y siempre me ha dolido mucho, y nunca me llamo la atención).
Pero ellos hicieron caso omiso a mis palabras y sentí cómo el miembro del de atrás hacía más presión y, suavemente, centímetro a centímetro se metía adentro mío. Solté un primer gran grito de dolor que creo que se escucharía en toda la casa. Seguía gritando ya que a la vez que seguíamos con el mete saca en mi vagina el de atrás introducía más su miembro en mi orificio anal. Me dolía, el dolor era irresistible, sobre todo cuando se introdujo por completo. Pero al empezar el mete saca por mi culito el dolor se fue transformando en placer, y más cuando me estaban penetrando por la vagina también. Me gustó sentir las dos pollas dentro de mí, me desesperaba.... sentí que otra monstruosidad había encontrado alojamiento dentro mío. Tenía dos machos adentro mío, moviéndose, follándome, dándome dolor y mucho placer. Yo gritaba y lloraba... me babeaba y el placer que sentía era insoportable. Mis contracciones internas eran cada vez mas intensas y prolongadas, casi sentía calambres en mi culo y mi concha. Me acababa una y otra vez, sin poder controlarlo ni detenerme.
Al ratito, Alexis ya no aguantaba más y dando unos últimos gemidos se corre dentro de mí. Sentí un placer enorme al notar las convulsiones de la verga de Alexis dentro de mí y su leche caliente inundando mi concha mientras me daban por el culo, lo que provoco que yo me volviera a correr (ya había perdido la cuenta). En ese momento, del cansancio me hecho sobre Alexis, mientras me seguían dando por detrás, a la vez notaba como la verga de Alexis iba tomando su tamaño normal todavía dentro de mi vagina. Me besaba apasionadamente con él, como podía debido a las embestidas del de atrás.
De repente, me sorprende una verga que aprovecha mi boca abierta y se mete en ella. Yo solo veo sus pelos y, debido a mi excitación comienzo a chuparla con desespero. Le daba pasadas a su capullo con mi lengua como una profesional mientras la mamaba metida en mi boca, como podía claro, porque el hombre que me daba por detrás cada vez arremetía más fuerte. Alexis me sobaba las tetas y me las chupaba dando pequeños mordisquitos ya que éstas prácticamente quedaban a la altura de su cara. Yo estaba fuera de este mundo, casi no podía con mi alma. Así seguimos un rato hasta que mi boca es llenada de caliente esperma, tragando lo que puedo para no ahogarme resbalándoseme el semen por mi boca y sigo chupando para limpiarle la verga.
El macho que estaba en mi culo me toma de los pelos tirando de mí (me tuve que sacar la verga de mi boca) mientras gemía y sigue con unos golpes muy rápidos y fuertes de cadera, lo que indicaba que pronto acabaría. En es momento Alexis coloca su mano en mi concha para estimularme el clítoris, para hacerme llegar antes al orgasmo. Yo ya no aguantaba más y el macho que tenía atrás me agarra fuerte de las nalgas y en unas ultimas y frenéticas embestidas se acaba adentro mío, lo que hace que (con la estimulación que me daba Alexis) acabara yo también, gritando ambos de placer. Yo termino rendida y me quedo tirada encima de Alexis (era el mejor polvo de mi vida, incluso mejor que los que había tenido con mi marido, nunca había tenido una orgía y me gustó). El macho de atrás ya no se movía pero, su polla continuaba dura dentro de mí aunque poco a poco iba perdiendo erección hasta volver a su estado normal.
En ese momento la polla de mi culo es retirada y yo aprovecho para bajarme de la cama, para ver quien más me había follado. Mi sorpresa fue grande cuando veo detrás mía al padre de Alexis desnudo y con la verga casi en su estado normal. A su lado estaba Tomás el hermano de Alexis que me miraba sonriendo. Yo les miro y sonriendo les digo:
"¿Qué? ¿Estuvo bien la clase de historia?".
"Fabuloso profe, ahora desnúdate toda que vamos a seguir... "- me contesta el padre.
"¿¿¿Qué???!!, yo ya no puedo más..."- atiné a decir con lo cansada que estaba después de semejante follada.
"De verdad que lo sentimos señorita, pero nosotros somos muy calentones y siempre lo hacemos varias veces"- me respondieron el padre y Tomás.
Y diciendo esto me toman de las manos y, aunque trato de resistirme, la fuerza de los dos hombres es mucha y soy reducida y obligada a ponerme la polla de Alexis en la boca, mientras que arrodillada en el piso al costado de la cama, el hermano de Alexis me la pone en el culo que me dolía increíblemente de la follada anterior. Les protesto pero no me dan importancia. Me folla el culo con fuerza sin parar mientras tenía la polla de Alexis en la boca (que aunque no tenía fuerzas para continuar la verga de Alexis me tenía loca y se la fui chupando). Tomás seguía dándome y acelerando el ritmo hasta que se acaba y su lugar lo ocupa el padre, que con su polla (que no era tan grande como la de Alexis pero si tenia un gran grosor como la de él) me sodomiza violentamente mientras que con una mano me masajea el clítoris. Soy tan puta que me acabo enseguida y desde ese momento acepto todo lo que me den... Esa tarde les tomo la leche a todos varias veces, todos me follan el culo y el coño hasta que están saciados.
Se nos fue tanto el tiempo que ya estaba anocheciendo y yo me tenía que ir. De la concha y del culo me salía bastante leche y en la boca el sabor de las corridas se mezcla.
Descubro un mundo de placer diferente, extraño, seductor. Me limpio con una toalla y me visto, no me quiero duchar porque ya es muy tarde. Me pagan lo pactado y me piden que regrese al otro día a continuar con las clases de Alexis
Me voy convencida de no regresar nunca más. Llego a mi casa a las 22:40 y por suerte mi esposo no había llegado, por lo que me doy un baño relajante y lo espero para cenar. Esa noche follo con él como una poseída, quedando muy caliente hasta que él no puede más y termino masturbándome varias veces antes de dormir. Me quede pensando sobre lo sucedido por la tarde hasta que me dormí.
Al día siguiente, a las dos de la tarde, toco el timbre en la casa de Alexis y me abre el padre, que me presenta a tres amigos que estaban jugando cartas con él. Tomás viene de la terraza con dos amigos y me dice que me acompañan hasta el dormitorio de Alexis. Cuando vamos cruzando el pasillo de su casa escucho que los hombres se levantan de la mesa. Al llegar al dormitorio me encuentro a Alexis con un amigo y en lugar de la cama había en el suelo dos colchones
"No, con tantos no, por favor...."- les dije atónita.
Por respuesta, me empujan a los colchones y son muchos los que se dedican a desvestirme, tocarme, besarme. Esa tarde me follan todos y varias veces (sobre todo Alexis porque estaba enamorada de esa polla y el aguante que tenía el chico). Soy un juguete sexual que se deja hacer de todo y es incontable las veces que me corrí. Por lo menos una vez a cada uno le tomé la leche y tragué todo lo que pude. Me follaron en todas las posiciones que se les podían ocurrir y, en ningún momento de las seis horas que duró la orgía tuve menos de dos vergas dentro. Del culo y la concha me salía la leche en forma continua, mientras que mi cara, mi pelo, mi espalda, mis tetas, mis piernas, todo mi cuerpo estaba bañado en leche y todo pegajoso.
Yo no podía tenerme en pié, no podía con mi cuerpo del cansancio y del dolor que tenía, por lo que me llevan al baño y me acuestan en la bañera. Entonces en ese momento algunos de ellos (el padre de Alexis por ejemplo) comienzan a orinarme encima. Casi no podía moverme del cansancio y hasta sentía algunos leves calambres en algunas partes de mi precioso cuerpo y me ayudan a ducharme y después me visten y comienzan a despedirse. Luego me ayudan a ir hasta la cocina donde me preparan un café bien cargado que me reanima un poco y me voy a mi casa para llegar antes que mi marido.
Llegue a mi casa ya más repuesta recordando la increíble orgía que había tenido y de cómo había sucumbido al placer. Todavía no había llegado y eso que eran las 10:40 creo, menos mal. Me acosté en el sofá a esperarlo para cenar. A partir de este fin de semana mi vida iba a cambiar y me decidí a aprovechar mi cuerpo cuanto pudiese
[continuará ]