Una profesora muy artística (1)
Una extraña y bizarra relación, que se convirtió poco a poco en una relación amistosa y acabó siendo una relación absolutamente prohibida. Primera parte.
Siempre fui un chico inocente y un poco reservado, es por eso por lo que tardé mucho tiempo en tener novia, al menos hasta que no llegué a una edad ya más adulta.
Por aquel entonces en 3º de Bachiller sería, era un chico como decía, bastante tímido. Poco a poco, los golpes que me dio la vida y un par de cambios en esta, me hicieron "espabilar" aunque fuera un poco. Me convertí en un chico respondón, me volví un poco más rebelde, ya sabéis, entré tarde, pero entré a esa etapa que llamamos la etapa del "adolescente rebelde".
Todo comenzó con las clases de educación plástica, por aquel entonces, hubo una actividad de hacer unos marcapáginas, diseñarlas y confeccionarlas, ya que iban a entrar en un concurso. Yo por aquella época, ademas de empezar a ser rebelde, siempre fue el empollón de la clase, por lo que siempre trataba de trabajar lo máximo posible para conseguir las mejores notas, por lo que tuve la ocurrencia de preguntar a mi profesora de Arte, que qué tal le había parecido mis marcapáginas a lo que ésta, sin dudar un instante me soltó un:
- "Una mierda".
Esto fue un comentario que me alarmó y asustó mucho. Me dejó en evidencia delante de toda la clase y me sentí muy avergonzado, a lo que tuve la osadía de responderle automáticamente, diciendole que si le había parecido un comentario oportuno, el soltarme eso delante de toda la clase. Ésta, ante mi respuesta, que se me notaba avergonzado y enfadado, agachó cabeza y siguió con la clase. Al terminar, la profesora me pidió 5 minutos para hablar conmigo y ésta, se disculpó conmigo, diciendo que efectivamente, había sido un comentario fuera de línea y que mis marcapáginas eran muy bonitos y que no lo decía en serio...
A partir de ahí, la cosa cambió y tanto que cambió. Sentía que tenía una protectora. Mi profesora se volvió un As en la manga. Siempre miraba por mi y se preocupaba que no me faltara nada o que símplemente, no me descarriase... Se podría decir, que mi respuesta había calado en ella y me había cogido cariño, en principio...
Al principio, odiaba a la profesora, me pareció su comentario, aunque se disculpara conmigo una absoluta locura y le tenía cierto desprecio, pero poco a poco e inevitablemente, ese odio se fue convirtiendo en algo extraño, no sabía realmente qué estaba pasando... No me estaba enamorando de mi profesora, pero se estaba convirtiendo poco a poco en un amor platónico, prohibido y extraño... Por una parte, me hacía sentir incómodo, pero por otra, me excitaba muchísimo el hecho de que fuera algo prohibido como una profesora.
Que decir que la profesora no era una mujer mayor, pero tampoco joven, se mantenía bien, tenía un cuerpo bien cuidado y se intuía unos buenos pechos y gluteos, probablemente fruto del ejercicio, ya que en más de una ocasión, dejaba caer en clase que ella iba al gimnasio y hacía ejercicio. Tenía el pelo largo y era de color castaño, sumado a unos ojos marrón café y unos labios bastante anchos, que daban ganas de comérselos con solo mirarlos.
Con el tiempo, a veces, me venía a buscar en los descansos entre clases para preguntarme cosas o pedirme ayuda con las tecnologías (Los ordenadores, aparatos nuevos... etcétera). Estas situaciones, las fantaseaba en mi mente como unas "excusas" de la profesora para estar conmigo, que me deseaba o al menos, tenía un mínimo interés en mi. Cada vez las fantasías iban a mayores y en más de una ocasión, no podía evitar masturbarme por las noches con mi querida e inalcanzable profesora de Arte, el amor prohibido.
Poco a poco, la amistad, iba yendo a mayores, al menos en mi mente. Con el tiempo pensé que quizás, lo único que me pasaba, es que era un pervertido y malinterpretaba todo, pero como ya digo, la relación pasó a enturbiarse y convertirse en algo muy bizarro. Las excusas de verme o hablarme, pasó a convertir en ayudarla a llevar muebles, caballetes y pinturas a las salas donde se almacenaban todos estos menesteres. En alguna que otra ocasión, no podía evitar posar mis ojos en su cuerpo, qué os puedo decir... Era joven, tenía muchísimas ganas de sexo y mi profesora, como ya os comentaba, me provocaba una reacción muy excitante, verla delante de mi, guardando muebles, sudando y cayendo gotas de sudor por su cuerpo, era algo que me excitaba y se convertía en el tema de las masturbaciones de las noches posteriores. Yo estaba seguro que muchas poses, algun que otro gemido y demás, lo debía hacer totalmente adrede mi profesora, porque sabía que me atraía físicamente.
Era una tontería... Era un crío, totalmente salido y obviamente, ella para mi, sería una musa, por lo que entiendo a la mujer, que ese deseo se convirtiera en algo muy satisfactorio, más siendo una mujer que no había sido tocada por un hombre durante bastante tiempo...
El día decisivo, llegó con un descanso, en el que me pidió que la ayudase con un programa de transcripción de texto a audio, tipo "Loquendo", para ayudarla a estudiar unos temas para X temario u oposiciones que estaba preparándose. Eso me hizo deducir que, primero, no era una profesora que se quedaría de forma definitiva, al menos durante los próximos años y que necesitaba conseguir un puesto fijo de trabajo, que no era de aquí, por lo que me atreví a preguntarle, aun cuando me costaba por mi timidez, más cosas sobre su vida: Me enteré que primero, estaba soltera, segundo, no tenía hijos, tercero, no era de mi ciudad y que vivía sola en un piso, no demasiado lejos de donde yo vivía. Esto, caló sobre mí aun más que tenía alguna posibilidad con ella, nació la semilla de que al ser una profesora temporal, que no era de aquí siquiera y que quería buscarse las habichuelas en otro lado, quizás no tendría nada que perder conmigo, así que, me convertí en un pillo y le pedí "salir".
Vaya, por salir era decirle que me gustaba mucho la pintura, que quería aprender más (Ya que me encantaba dibujar) y que si le apetecía, por qué no un día me enseñaba a dibujar bocetos de paisajes e íbamos a ver posibles escenarios y dibujabamos... Y así fue, accedió, sin rechistar y me respondió con un "Por supuesto".
Los días siguientes fueron una verdadera fantasía, tenía su teléfono, hablabamos, quedabamos para dibujar y de paso, aprovechabamos para intimar cada vez más: Detalles de su vida privada, donde vivía, que tuvo pareja hace unos años, si tenía hermanos, cuales eran sus planes de futuro (Justo los que habia adivinado), etcétera etcétera. Al final de cada encuentro, nos dabamos dos besos como personas normales, pero siempre me recordaba que por favor, estas quedadas debían ser un secreto entre nosotros, ya que cualquiera, podría malinterpretar todo esto y se podía meter en un buen lío.
Todo esto en mi, hizo crecer más y más esa fantasía de mi cabeza de que tenía algo prohibido con mi profesora. No era mi novia, era una amiga, pero con posibilidades de que pudiera llevarmela al bote (Ideas de niños pequeños), por lo que me puse a investigar por internet, consejos para ligar, como comportarse con un hombre, hasta tal punto que obedecía los consejos y las pautas como el padre nuestro: Comenzaba a mirarla a los ojos, mirar sus labios, sonreir con cara de pícaro... Todos estos detalles entiendo que para ella, no debía pasar desarpecibidos y más que detenerme, lo único que hacía era responderme, haciendome lo mismo y cada vez... mucho peor, hasta tal punto que un día, surgió la siguiente conversación:
-"Oye, Pedro, quiero hacerte una pregunta, pero no quiero que te pongas nervioso, porque es algo íntimo... ¿Has tenido novia alguna vez?"
-"No, Claudia, nunca, ya sabes que para eso siempre he sido un vergonzoso". - Mi respuesta, pudo denotar algo de nerviosismo, ya que no entendía el por qué de la pregunta.
-"¿En serio? Para no haber tenido novia antes, te comportas con mucha seguridad... pensaba que las tendrías a todas locas, a mi me pones nerviosa mirandome así."
-"Anda ya... Cla-Claudia... no, al contrario, siempre me han rechazado o al menos, yo me he sentido rechazado, siempre me he mantenido al margen".
Tras esa conversación, un poco de conversación banal, acabó con un beso, muy cerca de la comisura de los labios, que me puso muy nervioso y con la promesa de volver a quedar para dibujar...
Las siguientes sesiones, se pusieron de un tono más extraño, la profesora empezó a interesarse realmente por mis relaciones o por mis "actividades", como ya digo, la relación pasó a ser algo realmente bizarro: Mi profesora me empezaba a preguntar si alguna vez había visto Porno, si me masturbaba mucho, si me gustaba a alguien de clase... si me masturbaba con alguna compañera de clase... Todo se volvió oscuro y cada vez, volvía con un peor cuerpo a casa, no sabía si realmente me estaba gustando esto que por fin estaba consiguiendo o símplemente, no me sentía preparado para todo esto.
Tras la última vez que quedamos, perdí el interés por quedar, estaba asustado por lo que podía pasar y no estaba seguro si quería lo que realmente mi cabeza quería y así fue el vacío, que empecé a evitarla y a no querer quedar con ella más. No contestaba sus SMS y tampoco sus llamadas. Hasta que un día, después de clase, me pidió 5 minutos para hablar con ella:
-"Pedro... ¿Te pasa algo conmigo? ¿Ya no te apetece dibujar más o...?" - Obviando evidentemente, que por como me podría sentir, tuviera algo que ver con nuestras bizarras conversaciones.
-"No Claudia no sé... Me aburre dibujar siempre lo mismo y ya no sé si me gusta el dibujo" - Fue lo primero que se me ocurrió a modo de excusa, pero mi profesora, no dejaría ningun cabo sin atar.
-"Bueno... ¿Qué te parece si dibujamos otra cosa? ¿Cuerpos? ¿Manos? En casa tengo varios bustos y figuras... ¿Te animas? Te invito a merendar, anda".
-"Vale... venga, me parece bien, pero no sé donde vives".
-"No te preocupes, yo te mando la dirección luego cuando estés en casa, tampoco vivías tu muy lejos, ¿No? Vives a unos 10 minutitos de mi casa"
Tras esto, yo era un flan, parecía que había quedado para follar o que había quedado para que me violara, no sabía exactamente donde me estaba metiendo, así que, traté de apechugar y llegar a mi casa lo más tranquilo posible y esperar instrucciones... Hasta que llegó la tarde y su dirección.
Como ya comenté, su casa no estaba muy lejos de la mía, solo a unos 10 minutos, así que llegué a su casa puerta y allí estuve cerca de un cuarto de hora esperando. Mi profesora, tuvo que verme o algo desde la ventana, que me abrió misteriosamente la puerta y ya, no tuve más remedio que pasar.
Al llegar a su casa, tragué saliba y llamé. Cuando se abrió la puerta, mis temores empezaron a pesarme más y más: Mi profesora estaba en bata, una muy fina, no hasta el punto de verse nada, pero lo suficiente como para distinguir unas piernas finas, suaves, sin bello alguno y un canalillo bastante acentuado, que lo único que hacía era ponerme más nervioso e incómodo.
Me invitó a pasar y me dijo que me sentara en su salón: Su salón era espacioso, de planta prácticamente redonda y delante, un caballete, con un lienzo y carbon, delante del caballete había cojines en el suelo y varios bustos y cuerpos. Al rato, se acercó con dos tazas de café y empezamos a dibujar.
Yo me sentía nervioso, estaba dibujando a desgana y sin sentido. Mi profesora, poco a poco, iba entrando en confianza y se acercaba a mi, pegaba sus pechos contra mi espalda y en alguna ocasión, cogía mi mano y deslizabamos nuestras manos por el lienzo con el carbón, mientras me susurraba en el oído. Poco a poco, la sensación de incomodidad, iba desapareciendo y me iba cada vez excitando más y más... Mi profesora, estaba en bata, aparentemente semidesnuda, apoyando sus pechos en mi y susurrandome, esto era una locura.
Aunque la locura llegó más tarde. Al rato de dibujar, mi profesora vio que estaba desconcentrado, así que me dijo que haríamos algo "especial" e "interesante". Me puso un lienzo nuevo, más carboncillo y me pidio unos minutos a lo que, sin mediar palabra, se puso de espaldas a mi y deslizó lentamente la bata, descubriendo su cuerpo y se desnudó totalmente, a espaldas de mi. Ante mí, tenía un cuerpo desnudo de espaldas, con unas piernas muy finas, un culo muy apretado y aparentemente duro y unas cinturas muy picudas, con una columna muy limpia y delicada. Luego, con mucha delicadeza, se puso de rodillas sobre aquellos cojines del suelo (Que entendí que estaban allí colocados de forma premeditada) y se acostó de espaldas a mi, diciendome que ahí tenía una modelo, que empezara a dibujar.
Yo me quedé blanco, sin palabras, ya que no había visto a una mujer desnuda, en toda mi vida. Traté de tomarmelo de la forma más "amistosa" e "imparcial" posible, sin darle importancia y empecé a dibujar ese cuerpo desnudo que tanto me estaba excitando... Que fue una tarea imposible, estaba muy nervioso, me temblaba la mano y tenía una erección de caballo. Me levanté y le pedí a la profesora un momento, que necesitaba ir al baño: Mi idea era poder hacerme una paja rápidamente para que se me fuera la líbido y así volver, serio y desganado de sexo.
Así fue como estuve en el baño, tratando de llegar al orgasmo sin éxito. No sé cuanto tiempo estuve allí, pero sí el suficiente como para alertar a mi profesora, dandome un grito desde el salón diciendo si me encontraba bien. El grito me asustó muchísimo, a lo que me puse los pantalones de vuelta y salí pitando al salón. A mi regreso, mi profesora tenía de vuelta puesta su bata, tenía una cara de preocupación y nerviosismo en su rostro, esperando una respuesta por mi parte: le dije que no me encontraba bien, que tenía fatiga y que quería volver a casa.
Sin mediar palabra, Claudia, se acercó lentamente a mi, sin quitarme la vista de los ojos, hasta tal punto que sus labios, casi se podían chocar con los míos, me miró y me dijo casi susurrado y muy lento:
-"Déjate de tonterías, tu te estabas haciendo una paja... y pensando en mi, ¿No?"
-"No, no no, por favor Claudia no, de verdad, que no yo no soy de esos, que eres mi profesora y sabes que te aprecio mucho"
Y antes de que terminase la frase, Claudia me puso un dedo en mi boca, lentamente, fue llevando su mano a mi muñeca, la agarró bien fuerte y se la llevó a su pecho izquierdo, me miró con una sonrisa y yo me quedé, nuevamente, de piedra.
Así estuvimos seguramente un buen rato, ella restregaba mi mano por su pecho, esperando alguna reacción o explosión por mi parte, pero estaba tan nervioso que lo único que se me ocurrió hacer, de forma instintiva, fue ir a por ella y darle un beso, al principio le di un beso torpemente sin casi darle en los labios, pero luego, tras retroceder, la miré de nuevo a los ojos y le di un beso en los labios, mordí la comisura de sus labios, sin morder demasiado y empecé a hacerla mía, como pude... Eso le tuvo que excitar tanto, que empezó a besarme con fuerza y a meterme la lengua, a lo que yo, torpemente, traté de responder.
Estuvimos besandonos un buen rato, con muchísima pasión, ella no paraba de gemir, porque mientras nos besabamos, no paraba de agarrar su pecho y luego... sus dos pechos, los agarré con mucha intensidad, tanta furia, que la bata se le deslizó hasta la cintura, quedando desnuda de cintura para arriba. No la agarraba por su cintura, la agarraba por sus pechos, besandola, lamiendo su lengua, haciendola explotar en un mar de lujuria... Hasta que llegó el momento de la verdad, el momento en el que me dijo las palabras mágicas "Fóllame".
Esas palabras, me dejaron KO, hasta tal punto, que me quedé en blanco y salí corriendo de su casa, sin mediar palabra... Desde luego tuve que hacerle una gran "putada", con un calentón bastante importante, pero ahí ninguno de los dos pensaba con razón, solo pensaba desde la lujuria: Una, una profesora, que le daba igual cualquier cosa y solo quería tener sexo con un alumno menor de edad. El otro, un chaval de Bachillerato, muerto de miedo, que había dicho que no a una verdadera mujer que estaba dispuesta a hacerle todo lo que le pidiera, que tenía miedo a lo que podría pasar y que tendría miedo de no saber lo que quería o hacer...