Una profesora loca (Segunda parte)

Continúa la historia entre la profesora y su alumna, la cabezas se empiezan a confundir, y los cuerpos empiezan a sentir.

Yo soy morocha, pelo enrulado que no baja más allá de mi nuca, ojos claros, entre gris y verde. Mido 165cm, tengo pechos y muslos grandes, soy medio rellenita, pero no muy gorda, peso 78kg. Tamara es morena, pelo largo atado con una colita, ojos café, nariz pequeña, boca grande pero no demasiado y con los labios finos, y una sonrisa encantadora. Más pequeña que yo, 160cm masomenos, delgada, sus curvas recién comienzan a formarse muy disimuladamente. Sus pechos son pequeños, y sus piernas son delgadas pero fuertes y formadas por el fútbol. Es muy simple al vestirse y en su forma de ser, acostumbra usar ropa holgada y siempre muy prolija y limpia.

El jueves me levante temprano, me bañé, desayune, ansiosa porque sean las 10hs. Cuando el minutero ya apuntaba al 1 del 12 llegó Tami, la salude, la hice pasar, y comenzamos a hablar.

  • Y al final que pasó el viernes con Tati? - le pregunto ansiosa, e inmediatamente le digo - si querés contarme, claro

  • Bieen - me dice con una ambigua sonrisa - Cuando llegué ella ya estaba, así que nos saludamos, pero no más que eso. Practicamos, siempre cruzando miradas de vez en cuando, y cuando terminamos nos fuimos conversando. Ella me pregunto si estaba enojada por lo que hizo, yo le dije que no, pero que había sido muy raro para mi, y que estaba confundida. Me preguntó si yo iba a pasar por su casa, y le dije que si. Estuvimos hablando, me contó que hacía como un año había tenido una novia con la que estuvieron 4 meses. Y el caso es que nos terminamos besando de nuevo, pero esta vez fue más largo. Y no salí corriendo. Jaja.

  • Y se han vuelto a ver?

  • El lunes y ayer en la practica también, y lo mismo

  • Se arreglaron? - le pregunto cual si fuera una adolescente hablando con su mejor amiga

  • No... Va... Si... Yo que se, jaja - En eso recuerdo que ella es mi alumna y que vino por clases de matemática

  • Bueno, me parece que tendríamos que ir comenzando, nos pasamos chusmeando nosotras dos

  • Cierto, es que es muy agradable hablar con usted profe, y es la única persona con la que puedo hablar de esto

  • Sabes que podes confiar en mi, me encanta poder ayudarte, no solo en matemática. Queres hablar algo más?

  • No no, está bien. Empecemos.

Trabajamos con normalidad durante un tiempo largo, y cuando faltaban unos 15 minutos aún, luego que terminamos unos ejercicios, ella me dice:

  • Profe…

  • Si Tami, dime

  • Es que estoy nerviosa por algo, con Tati… Bueno, el caso es que cuando nos vemos estamos solas en su casa casi siempre, y la última vez mientras nos besabamos ella acarició mi pierna. No hizo nada más, pero ta… ella va a querer… Ya sabe… eso…  Y yo no se, es decir, no es que no quiera, a mi me encanto cuando acarició mi pierna, pero el caso es que no se como hacerlo… ahh… no se ni lo que digo… olvídelo

  • No, está bien, creo que te entiendo. Pero… No te parece que tendrías que hablarlo con ella?

  • Es que no quiero quedar como una boba, ella ya lo debe haber echo, y yo no tengo idea…

  • No tenés idea de qué?

Entonces ella se puso toda colorada - De cómo hacerlo

Yo me sonrreí – bueno, yo no se mucho… ya te he dicho que nunca lo hice con una chica, pero vos tenés que dejarte llevar. Besos, caricias y esas cosas.

  • Ta… pero por lo menos ya lo ha hecho con un hombre, yo soy virgen, y ta… no se…

  • Te entiendo Tami. Me encantaría ayudarte, pero no se como, no se que más decirte.

  • Si usted pudiera mostrarme como hacerlo - dijo en un susurro que apenas se escuchó

  • Como? - dije yo mientras me ponía toda colorada

  • Nada profe, no dije nada - y las dos nos quedamos en silencio mirándonos. Con la incomodidad de darnos cuenta que ambas estábamos pensando la misma locura.

  • Es una locura Tami

  • Ya se profe, olvídelo. Perdón. Yo no quise…

  • Esta bien Tami, no pasa nada… Las dos nos confundimos

  • Las dos?

  • Si, va he… no se.

  • Ya es hora no? Mejor me voy yendo profe, perdóneme, soy una boba.

  • No sos ninguna boba… Perdoname vos. Nos vemos

Ella se despidió y salió, yo me quedé tendida en el sillón, con la cabeza dándome vueltas para todos lados, pensando en mi matrimonio, en cuanto quiero a mi esposo y que nunca había pensado en engañarlo. Pero principalmente pensando en esa niña que tanto había alborotado mis ideas y mi sentir. En eso que cruzó por nuestras mentes, sin que nosotras lo quisiéramos pero que se instaló allí. Esa idea de algo que ninguna de las dos había vivido antes. Y en medio de ella, sin ser consiente de ello, mi mano se fe acercando a mi sexo, entre mis piernas que nerviosas se movían abriéndose y cerrándose. Pero recién fui conciente del movimiento de mi mano, cuando sentí la humedad de mis labios entre mis dedos, cuando ya era demasiado tarde para detener una masturbación como ninguna otra, cuando los ríos de placer y deseo ya habían inundado toda mi razón. Y solo podía entregarme a mis manos estimulando como con vida propia, cada rincón de mi cuerpo.

Disculpen la demora, la historia continuará.