Una profesora bien maestra (2)
La profe no le perdonó la vida a una exalumna por la cual siempre estuvo caliente...
Muchas veces he pensado que de poder compartir con S. una cama, lo haría con otra pareja, ese es mi pensamiento aún cuando mi estado es normal y mi libido muy baja , ahora, cuando estoy caliente siento que no mediría con quién, de qué sexo y cuántos serían.
Seguramente S. es igual, pero con algunas pequeñas diferencias. Cuando estamos haciendo el amor y la calentura la sobrepasa, pide otra pija y a veces dos más para tener todos los agujeros llenos y que la bañen de leche; ¿le dará el cuero?.
Muy contadas veces, en esas ocasiones ha pedido una conchita para disfrutar y esto creo que es porque se niega a decir lo que siente, y niega que más de una vez se habrá tentado con una chica aunque no haya hecho nada. Lo que si me pone incómodo es que cuando pide "pijas" seguro se las comería a todas y cuando pide otra concha entre nosotros, íntimamente no le gustaría que yo se la chupe a otra, aunque lo permitiría porque es muy abierta en ciertas ocasiones.
De todas maneras, y más allá de todo lo que uno pueda decir respecto a la potencial homosexualidad de nuestra pareja, creo que S. si no se comió a otra mujer por lo menos la olió.
Hace unos días estábamos en casa viendo TV cuando recibió una llamada a su celular, según ella era de una ex alumna; hablaba muy bajito y no pude escuchar lo que le decía, lo dejé pasar sin preocuparme porque era la voz de una mujer; pasaron algunos días y las llamadas se repitieron, inclusive iban y venían mensajes en su celular, todos desde y hacia la misma persona, D.
Cuando podía, como buen loco por espiar comencé a seguir sus pasos,. Una tarde S. viajó a dar clases a una escuela que se encuentra en una ciudad cercana a la nuestra; yo, sabiendo sus horarios me organicé para seguirla. Para esto le había pedido prestado un auto a un amigo asegurándome antes que S. no lo reconocería por lo que ni cuenta se daría.
Ya en la ruta y cerca del destino veo que una persona estaba parada al costado del camino haciéndole señas a S. para que la levante, ellas no veían que yo venía detrás.
La levantó y en lugar de ir a la escuela como debía hacer, tomaron por un camino de tierra que las llevó hasta la costa. Las seguí y estacioné el auto unos metros antes de donde ellas estaban y entre unos árboles, me bajé para ver qué hacían. Mucho no veía y nada escuchaba así que me ponía loco por no saber, aunque mi mente ya se había disparado hacia allá abajo. Hablaban y se reían, y en un momento se abrazaron pero nada más, duró poco el encuentro, lo que me produjo por un lado alegría ya que no había pasado lo que yo imaginaba y por otro lado desilusión ya que no había pasado lo otro que yo imaginaba.
A los cinco minutos puso el auto en marcha y partieron hacia la escuela. Yo me quedé escondido hasta que pasaron y seguí atrás. D. Se bajó a la entrada de la villa ya que su casa queda antes de la entrada en un gran campo, se saludaron con un beso y S. fue a la escuela.
No me quedaba claro para qué habían ido hasta la costa si podían hablar tranquilamente de camino a la villa, por lo que me propuse esperar a que S. saliera de la escuela y así terminar de asegurarme que nada pasaría y que el que tenía los ratones era solamente yo. Igualmente no se qué imaginé pero mi instinto me llevó a esperar en una zona donde estaba la casa de D., que era muy bonita y se ubicaba en el medio de una arboleda muy grande. Allí me quedé escondido calculando la hora en que S. salía de la escuela y que tendría que llegar, si decidía venir con D.
D. estaba en el jardín tomando sol solo con una malla de dos piezas color rosado fuerte. La verdad, lo que estaba fuerte era su cuerpo ; D. Tiene unos pechos bien paraditos y una cola de aquellas, no quería ni pensar en cómo tendría la cosita y me calentaba de pensar a S. saboreando aquella exquisitez .
Esperé un rato y cuando me estaba por volver a casa porque no aparecía nadie siento el ruido de un auto, era S. que entraba a la casa a los bocinazos, había salido antes de la escuela la muy pícara; D. Saltó del sillón donde tomaba sol y la saludó con la mano en alto mientras ella entraba el auto; bajó, se acercó a D., se dieron un beso y lo primero que hizo fue preguntarle:
-¿ estás segura que estamos solas, no te molesto?
- muy segura profe, vamos a dentro a tomar algo fresco y quedate tranqui que no molestás a nadie.
No había tenido en cuenta que se irían adentro por lo que me desesperé ya que nunca sabría que pasó si no las veía, y siempre me iba a quedar la duda. Había hecho tantas que una más no me molestaría.
Busqué la manera de acercarme a la ventana que correspondía y como no había escuchado ladrar a ningún perro me sentía con libertad de movimiento. Me llené de espinas pero llegué a donde quería llegar y me instalé.
Estaban en un sofá del living de la casa sentadas una al lado de la otra tomando una gaseosa, yo trataba de escuchar lo que se decían.
que linda estás profe, dijo D
son los años que cada vez me caen mejor, pero vos si que estás echa una muñeca, ya sos toda una mujer, dijo S.,
¿qué tal este año con los nuevos alumnos, son aplicados como lo fui yo?,
más o menos, pero vos sabes que entre nosotras dos siempre hubo piel y eso te llevó a que fueras una buena estudiante de mi materia, y además hubieron algunas cositas que nunca me voy a poder sacar de la mente, dijo S.,
Profe, no me va a decir que te acordás de todo,
Si, de todo me acuerdo, especialmente de lo inquieta que eras, y eso que te sentabas en el primer banco...,
Bueno, en general no era tan inquieta, vos me inquietabas, ibas tan arreglada, siempre sensual, con pantaloncitos ajustados y alguna vez con los pechitos un poco al aire, así como los tenés ahora, dijo D.
Vos no te quedabas atrás, siempre ibas con esas polleritas cortas y ajustadas...
Se hizo un silencio, se miraron y empezaron a reír,
¿sabés las veces que me fui mojadita de la escuela? Dijo S.
- supongo que si porque había lindos chicos, yo salí con dos de ellos y desnudos son una bomba, dijo D.
No, no me refiero a ellos, me refiero a vos, y es lo que te quería hacer entender en el auto, vos siempre fuiste muy sensual y en ese momento me calentabas un montón, pero eras alumna y no podía hacer nada, ahora sos ex alumna y nadie nos puede decir nada por lo que hagamos o sintamos...,dijo S.
Estás cambiada profe. Más de una vez te probé mostrándote mi entrepierna bien abierta cuando estabas sentada en tu escritorio, y ni te inmutabas..., por eso me aguante todo este tiempo en acercarme a vos,
Eso pensás vos, pero por qué creés que estoy acá...dijo S. y agregó, si me pongo a recordar te puedo detallar cada una de las tanguitas que usabas cuando me la mostrabas, lo que lamentaba era no poder serte recíproca ya que la clase se me hubiese tirado encima si me abría de piernas..., que lindo hubiera sido mostrártela así, disimuladamente, pero nunca se dio la oportunidad.
Bueno profe, hoy puede ser un gran día como dice la canción...
S. se estaba poniendo nerviosa y se estaba calentando al máximo, sus palabras se entrecortaban y sonaban cada vez más bajas, mientras miraba a los ojos a D., quien muy suavemente y sin disimulo llevó una mano a su propia entrepierna que ya estaba bien mojada, lo que se notaba a través de su tanga rosa; extendió la otra mano y le acarició el rostro a S. que cerrara los ojos y se dejara llevar.
S. se quedó quieta un momento, disfrutaba de las caricias de D., pero ya no le alcanzaban; tomó su mano y la fue bajando hasta su concha, poco a poco salía del momento tenso; D. se acercó aún más y empezó a darles besos de lengua, besarle los pómulos, sus orejas, casi con locura.
cuanto años hacía que quería hacer esto, profe, ahora si nos vamos a dar el gustazo de voltearnos, estamos solas y sin tiempo límite..., necesito chuparte toda, sacarme esta ansiedad de no haberte tenido antes y de haber dejado de verte tanto tiempo.
Ya todas las manos recorrían los dos cuerpos de arriba abajo; en un concierto de suspiros y respiración agitada se largaron a todo, la calentura se notaba en el aire, D. se levantó y se sacó la malla parada frente a S. quien no podía sacar la mirada de esa entrepierna que lucía brillante, palpitante y jugosa. S. se paró inmediatamente, se saco la camisa dejando sus pechos al aire, D. se agachó y le fue desprendiendo y bajando el pantalón hasta sacárselo; S. solita se bajó la tanga; quedaron las dos desnudas mostrándome un espectáculo maravilloso. Se abrazaron, besaron, se despeinaron mientras reían hasta que S. tomó la iniciativa y apretándola de los dos brazos la giró y la puso de espaldas, D. torcía todo su cuerpo y sacaba cola para apretarla contra el vientre de su amante quien le daba besos en la nuca y le pasaba la lengua por toda la espalda, bajando lentamente hasta su cola. D. se manoseaba las tetas con fuerzas y chillaba de deleite mientras S. le abría las nalgas y le chupaba la cola de parada. En un momento D. no aguantó más, se abrió de piernas y apoyó sus manos en el respaldo del sofá dejando todo su culo a merced de S. que chupaba cada vez con más ganas y con una mano le frotaba la conchita dejando a D. quejándose de las ganas,
enseñame profe como lo hacías con tu materia, sacame una excelente alumna así nadie en el futuro se queja, chupa, chupame bien el culo y sacame las ganas que vienen de hace tiempo...,
S. no podía hablar, se dedicaba a chupar y besar el culo mientras la pajeaba de atrás; sin parar la dio vuelta y desde abajo la miró a los ojos y le dijo,
ahora me toca cumplir un sueño que yo también creía perdido; te voy a chupar bien la concha nena, te voy a sacar el primer verdadero polvo de tu vida con la lengua de una mujer,
si, por favor haceme la concha, reventame el botoncito a mordiscones, chupame todos los líquidos, no dejés escapar nada, llevate el mejor de los recuerdos, mis olores..., D. golpeaba con su cintura el rostro de S. y la tomaba de la cabeza apretando e introduciendo más la cara en su concha; ya los movimientos eran fuertes y firmes, D. se acababa...
dale, dale, yegua culta, sacame la leche, dale que me acaaabooooo, si,si,siiiii.....
S. sintió la acabada de flujo transparente en todo su rostro e intentó sacarlo de aquella maravilla jugosa que era la concha de D., pero D. la seguía apretando, dando espasmos...,
seguí allí por favor, nunca más te vayas de mi concha, chupame hasta que me quede roja y doliente del ardor, ¡que bestia, que hermosura..!!!,
S. se incorporó, la miró con esa cara de puta que tiene cuando hace el amor, sin decir palabra se recostó en el sofá dejando un pie sobre el suelo y una pierna subida al respaldo del sofá dando todo su sexo a D. quien sin perder tiempo comenzó a besar y lamer. S., tiraba su cabeza hacia atrás y muda gozaba de aquella chupada que ahora le daban a ella; era tanta su calentura que no tardó en empezar a los saltos y a acabarse con todas sus fuerzas; D., seguía en su concha, levantó más las piernas de S., quien se ayudó con sus manos, y le empezó a chupar el culo, S. quería más, se dio vueltas y se puso en cuatro patas para que la lengua de D., le entrara a fondo y así seguir caliente, extendiendo el gran momento.
D., detuvo sus movimientos, se levantó y le pidió a S. que la esperara, se fue a su habitación y volvió con un consolador enorme,
no voy a desperdiciar esta oportunidad profe, hoy nos vamos a comer esta hermosa pija, que aunque no sea de carne se siente muy bien adentro..., S. no dijo nada, tomo el consolador, la empujó contra el sofá y lo empezó a hacer jugar en la puerta de la concha de D. quien tiraba su cuerpo hacia atrás y se dejaba hacer. S. chupaba el consolador para mojarlo y de paso chupaba su botón, le fue metiendo el consolador despacio; D. de tanta franela y chupada tenía la concha muy dilatada así que ella sola empujaba hacia abajo para que entrara toda...,
- ya la tenés toda adentro nena, hace de cuentas que te están cogiendo y después te van a romper el culo, movete, cométela toda de ida y vuelta..., D. se movía cada vez más rápido y desde la ventana se oía el ruido de sus líquidos chapoteando con el consolador. S. la puso en cuatro patas, se lo sacó de la concha y se lo puso en la puerta del culo...,
te queda chico en la concha, comételo por el culo así sentís bien lo que es una pija manejada por una mina... y de un solo movimiento se lo puso entero..., un solo quejido lanzó D. y luego se comió el consolador..., S. se lo sacaba y metía a gusto, lo sacaba entero y se lo metía entero de golpe, cada empujón desfiguraba el rostro de D. que igual no se quejaba y disfrutaba..., seguí culeándome profe que se siente espectacular, dale que me encanta que me estés haciendo el culo..., S. a la vez le besaba las nalgas, le metía una mano por abajo sacudiendo su concha, le pellizcaba las tetas..., yo cada vez me calentaba más y estaba a punto de acabarme con lo que veía, seguí observando los detalles de aquel hermoso escenario y vi que S., se frotaba la concha contra el talón y todo lo que podía del pié de D. que le quedaba a esa altura, nunca la había visto mover así su cintura, si hubiese podido se metía el pie entero.
S., fue sacando el consolador del hermoso orto de D. y le chupaba el gran agujero que le había quedado en señal de que la culeada a la nena terminaba y que ahora como antes, le tocaba a ella, se dio vuelta y se puso en cuatro patas,
D., lo entendió pero empezó metiéndole un dedo en el culo y otro en la concha, los sacaba y los chupaba y se los volvía a meter; así varias veces, luego se dedico al culo unicamente y fue sumando dedos hasta que le metió tres, los hundió hasta el fondo y los sacó para comenzar a pasarle la lengua y lubricarle bien el agujero para que goce con el aparato en el orto.
Los movimientos de las dos eran acompasados, suaves y mientras le hacía el culo a S., D., arrodillada se pajeaba para sacarse la calentura que le quedaba. S. notó que D. se iba a otro mundo y que le movía poco el consolador en el culo así que tomó la iniciativa de mover más su cintura, metiendo y sacándoselo sola; poco a poco D. se fue poniendo colorada y se acababa con rápidos movimientos de sus dedos en el botón y S., cerró sus ojos y empezó a mover con fuerzas el consolador y a pedir a los gritos otra pija, señal que se acababa..., y por el culo. D. se fue calmando y fue sacando lentamente el consolador del orto de quien decía que me lo daría únicamente a mi y la miraba fijo mientras lo chupaba hasta dejarlo limpio, luego se acercó a S., se besaron tiernamente y se recostaron a descansar.
Yo, del otro lado de la ventana tenía el pantalón lleno de flujo, mojado hasta las rodillas y con la pija parada al máximo; me las aguante y trate de irme como vine, sin que nadie me viera. Así lo hice.
Esa noche, S. no me dijo nada, me recontra cogió y yo me acabé como si tuviera 18 años, D. comenzaba a ser nuestra hada madrina en la cama.