Una primera parte de una primera cita
Esta es la primera parte de una primera cita con una nueva aspirante a sumisa
Hola, en primer lugar, agradecer los correos de la gente que ha leído mi anterior relato y las visitas que ha tenido el mismo.
Me presentaré de nuevo:
Estoy casado, vivo en Valencia (España) y tengo 48 años y físicamente soy normal, no soy un hombre de gimnasio, mido 1, 80 cm. Castaño, peso unos 86 kg aproximadamente y las medidas de mi polla es de unos 18 cm. En erección (vamos un tío muy normal en todo).
Bueno… normal, normal… ¡no!
Me gusta la dominación y la practicaba antes de mi matrimonio, pero desde hace poco tiempo, como expliqué en mi anterior relato, he vuelto a las andadas. Por escapar de la rutina y de la monotonía y porqué no darle las razón a las mujeres… un hombre nunca cambia
No lío mas la cosa y voy a ello.
Estoy apuntado a una página de contactos de las muchas que abundan en la red, normalmente mi trabajo me permite poder contestar a los correos y mensajes que me envían y me paso todo el día conectado.
Ese día iba a ser diferentes, tenía la agenda más que completa y prácticamente no tenía tiempo ni para comer, era un día de calor sofocante y se me olvido desconectar el móvil de la página de contactos.
En el primer mensaje me preguntaba que cual era la razón de esconderme tras una fotografía falsa
¡Mi respuesta fue rápida! Ya que no tenia humor ese día para tonterías…
Tú has visitado y leído mi perfil?
En perfil pone bien claro que estoy casado, te parece una buena excusa?
Se disculpo diciendo que no lo había visto y que después de volver a visitarlo, era cierto… y que además lo ponía en grande.
Aun sin leer su mensaje de disculpa y esperando que mi siguiente respuesta la hiciera desistir de tener una conversación conmigo, le hice saber muy claramente lo que buscaba.
- Busco a una mujer que disfrute del sexo que quiera aprender y que sea o quiera ser sumisa, si no reúnes esas cualidades no me vuelvas a insistir.
Esperaba después de semejante respuesta, no volver a saber nada de ella.
A los pocos minutos volvió a entrar un mensaje suyo
- Me gustan los juegos de rol y me encanta vivir el sexo intensamente, pero me parece muy complicado que alguien esté a la altura de poder dominarme
- Tengo un carácter fuerte y es complicado que acepte una autoridad.
Ese mensaje provocó que le prestara mayor atención, ya que los retos me excitan…
Continuó escribiendo…
- Mi fantasía no realizada es ser sometida, aunque por mi carácter rebelde, dudo mucho que alguien lo consiga, pero vamos a probar a ver qué tal se te da
Este último mensaje, fue la gota que colmó el vaso.
Después de varios mensajes de ida y vuelta, le invité a que me diera su teléfono y hablaríamos por el wassap.
En la foto que tenia puesta en el wassap, en la que solo se le veía la cara, me pareció agradable, y le pedí que me enviara una foto muy sugerente en la que se le viera de cuerpo entero pero de cuello hacia abajo
No me gusta que salgan las caras en las fotos. Por privacidad.
Me envió la foto de inmediato y no estaba mal…
Mide 1,70, pelo castaño, 40 años, un poco rellenita y unos pechos bastante grandes, aunque un poco caídos por la edad y el peso
Pero bueno… íbamos a probar, aunque me parecía muy rebelde, un poco chula y difícil de ser sometida.
Las conversaciones se dieron solo durante el fin de semana y concretamos en vernos a mitad de la semana entrante.
La propuesta por parte de ella fue vernos a mitad semana a mediodía en su casa y probar.
Cosa que a mí me llamó mucho la atención, ya que lo primero que sugiero es una cita en un lugar público y conocernos personalmente y saber el uno del otro.
Pero claro, ella parecía ansiosa y quería probar cuanto antes.
Por wassap le indiqué las normas a seguir y en todo momento estuvo de acuerdo.
- Debes recibirme en tu casa sin ningún tipo de ropa interior, con un vestido cómodo que pueda quitar cuando yo crea oportuno y zapatos de tacón.
- El pelo suelto (tiene una melena que le llega a los hombros) que resulta perfecto para poder tirar de él y obligarla en cualquier momento.
En ese momento empezaron las desavenencias…
- De qué color debo llevar el vestido, largo, corto, una bata un batín… etc.
Mi respuesta fue inmediata
- ¡No lleves ningún vestido! Debes esperarme únicamente desnuda y con zapatos de tacón
- Queda claro?
Entendió perfectamente que no me gusta que me lleve la contraria o que cuestionen mis decisiones…
- ¿Puedo recibirte con bragas? (respondió)
Le explique que tenía dos opciones:
1ª.- recibirme con bragas y aceptar un castigo de diez azotes
2ª.- recibirme desnuda y empezaríamos con buen pie.
Me respondió con un “ok”.
De la misma manera le dije que esa misma noche era la última que podría masturbarse y correrse hasta el día en que nos viéramos, y que al día siguiente debería mantenerse en todo momento húmeda por sus tocamientos, pero en ningún momento correrse, CORRERSE estaba prohibido.
Y que cada vez que le entraran ganas de tocarse debería pedirme permiso y al terminar de hacerlo, informarme.
Estuvo de acuerdo y así lo hizo, cada vez que iba al baño, se tocaba y me escribía que era increíble lo caliente que estaba, que cada vez necesitaba ir con más regularidad a tocarse, y debía haber llevado unas bragas de recambio, porque estaba totalmente empapada.
Así paso todo el día, en total creo que me envió algo así como unos diez mensajes indicándome que iba al baño porque estaba muy caliente, ya que cada vez que yo le enviaba un mensaje, se ponía nerviosa y se excitaba.
- Me parece increíble, con lo dura que soy con los hombre, que con solo recibir un mensaje , sienta palpitaciones en el coño y empiece a mojarme sin poder aguantar ir al baño
- No me mandes más mensajes porque estoy acalorada y mis compañeras de trabajo no cesan de preguntar si me encuentro bien, que me ven muy acelerada.
Esos mensajes me hacían sonreír y entender que tenía ganada la primera batalla.
¡Llego el día!
Por la mañana después de mi ducha, le envié un wassap dándole los buenos días y preguntándole si estaba preparada.
- Estoy despierta y necesito tocarme antes de ducharme, me he despertado toda empapada y ardiendo, ya sé que no debo correrme y puedes confiar en que desde tu prohibición no lo he hecho.
- Estoy muy nerviosa y excitada al mismo tiempo.
La mañana pasó tranquila y solo le envié un mensaje, el cual aprovecho para decirme que se iba antes a su casa para prepararlo todo y relajarse, ya que le era imposible estar concentrada en el trabajo por los calores que le subían y que necesitaba una ducha, ya que se había cambiado dos veces de bragas simplemente por la excitación acumulada.
Llega la hora prevista y llamo al timbre, subo en el ascensor hasta el piso indicado y encuentro la puerta sema-abierta
Abro la puerta y me la encuentro detrás de la misma apoyada en la pared con los zapatos de tacón y con unas pequeñas bragas.
Tenía la espalda apoyada en la pared la cabeza baja y era incapaz de mirarme a la cara, no podía levantar la cara de los nervios y de vergüenza al verse expuesta prácticamente desnuda ante un extraño en su propia casa y acatando las ordenes.
Cerré la puerta de la entrada y le hice dar una vuelta completa sobre sí misma para verla por primera vez.
No tenía un cuerpo espectacular… pero ¡estaba bien!
Le dije que bajara los brazos y dejar de taparse los pechos, que quería verlos, bajo los brazos, en ningún momento levantó la vista del suelo y pude ver cómo eran al natural.
Unos bastante grandes pechos con una amplia aureola y nos pezones que en ese momento apuntaban hacia mí. (Estaba totalmente excitada)
La cogí del pelo y le expliqué las reglas y me dijo que estaba de acuerdo, que lo tenía claro.
Lo primero que probé fueron sus labios, la cogí del pelo y la acerqué a besarla suavemente mirándola a los ojos mientras ella los entreabría y asomaba la punta de su lengua húmeda y deseosa de ser explorada, al mismo tiempo que exploraba unos carnosos labios y una lengua que no paraba de moverse dentro de la mía, con la mano que tenia libre y no le sujetaba el pelo, le cogí con dos dedos uno de los pezones, dando ella un salto de sorpresa ya que no se lo esperaba.
La puse de espaldas a la pared con los brazos levantados y arrimándola a ella a la pared y aplastando sus grandes tetas a la misma, le volví a repetir que lo primero que íbamos a hacer era castigarla por llevar unas bragas puestas.
Pasó delante de mí enseñándome las estancias de la casa y llegamos a una habitación que tenia la persiana a mitad bajar, para que entrara la suficiente luz para vernos perfectamente, pero que creara un clima de intimidad.
Le indique que se quitara las bragas y que me desnudara mí, teniendo mucho cuidado en no mancharme la ropa, ya que esa misma tarde debía volver al trabajo y no me apetecía tener que ir con manchas de ningún tipo.
Se quitó las bragas de inmediato y procedió a quitarme la camisa que llevaba y desabrochándome el cinturón me quito los pantalones…
Después de colgar la ropa cuidadosamente, se subió a la cama y desnuda completamente como estaba se puso a cuatro patas y me indicó que estaba preparada para recibir su castigo.
Yo admiraba como colgaban los pechos de los que sobresalían unos enormes pezones tiesos y duros de la excitación.
Antes de comenzar el castigo que consistía en diez azotes en su trasero, me solicitó la posibilidad de esconder la cabeza debajo de la almohada, para evitar gritar y que alguno de los vecinos nos escuchara.
Por supuesto que me negué diciéndole que quería ver su cara en cada azote y que si tenía ganas de gritas tenía que aguantar, ya que debía contar los azotes en voz alta, además de tener totalmente prohibido el correrse hasta que yo no le diera permiso.
Asintiendo, recupero la posición y estando a cuatro patas y con las piernas abiertas exponiendo un coño rasurado y muy brillante por lo mojado que estaba, me dispuse a ponerme a su lado mientras ella apretaba los labios esperando recibir el primer azote.
Sabiendo yo que lo mas exasperante es la espera, me dediqué a acariciarle el culo suavemente pasando mis dedos por su coño, haciendo que ella diera un salto de sorpresa primero y a la vez le sirviera de relax.
Después de unos segundos acariciándole el culo y su brillante y chorreante coño totalmente depilado, levanté la mano y sin que ella lo advirtiera le dejé caer el primer azote
Azote que cayó sobre su blanco e inmaculado culo, haciendo que temblara todo su cuerpo y dejara parte de la marca de la mano marcada por unos instantes.
Mientras yo le miraba la cara esperando un grito o un gemido por su parte… no salió ni un solo sonido, mantenía la cabeza alta, apretando fuertemente los labios, impidiendo que de su boca saliera ningún sonido, excepto la fuerte y agitada respiración que salía por los agujeros de su nariz y una pequeña y casi imperceptible voz diciendo
- Un azote, quedan nueve
Ante esa reacción orgullo, le propine un segundo azote en la otra nalga, que le dejó marcada también parte de mi mano, y esta vez emitió un sonoro soplido, aguantando como una jabata procedió a decir con una voz un poco más alta y clara
- Dos azotes, quedan ocho
Esta es la primera parte de una primera cita con una nueva aspirante a sumisa
Espero que les guste y agradezco de antemano los correos que me remiten.
Un saludo:
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