Una periodista en apuros (2)

Siguen las peripecias de la joven periodista en el club de carretera donde seguirá siendo sometida a toda clase de vejaciones sexuales...

Y eso que todavía el espectáculo no acababa más que empezar, ya que en el momento en el que la joven parecía que empezaba a perder el control sobre su cuerpo, habiendo mojado en contra de su voluntad todo el escenario con sus líquidos y con sus hermosos pezones totalmente duros, sintió como dos enormes manos la levantaban de aquel aparato infernal. Eran las manos de Kareem, que totalmente desnudo miraba con unos ojos totalmente desorbitados a Silvia. Y con un rápido movimiento, la colocó en medio del escenario a cuatro patas y con el culo en pompa dirigido hacia el público, que no paraba de gritar ante lo que estaba viendo. Así todos aquellos depravados podían ver el coño y el ano de la joven periodista totalmente lubricados al tiempo que sus bellas tetas por fuera de aquel corsé de latex y apuntando hacia el suelo.

Fue en ese momento, en el que Silvia estaba totalmente fuera de sí, cuando el enorme negro ante una indicación por el micro de Don Giovanni, colocó su enorme falo ante la entrada del culo de la joven periodista, para luego penetrarlo sin compasión. Silvia solo sintió un par de empujones, porque entre todo lo que llevaba en el cuerpo y la enorme polla que tenía dentro estaba sintiendo un orgasmo más esa noche, y lo que es peor en pleno escenario y ante una multitud enfervorecida que animaba su actuación. Fue en ese momento, cuando vino otro de los actos. Ramón, el otro negro, repitió la operación de su "hermano", aunque en el otro agujero, y por primera vez, sintió lo que era una doble penetración. Prácticamente sin darse cuenta, y totalmente abandonada a sus sentidos sentía como en su interior bombeaban dos pollas a la vez. No podía más intentaba concentrarse sobre lo que estaba sucediendo y como había llegado a esa situación. Y lo que es peor, como podía estar corriéndose como una perra en celo ante tanto depravado, sintiendo una sensación que jamás habría podido imaginar.

Cuando quiso abrir los ojos, ante tanto meneo de los dos negros, pudo ver los dos zapatos y la parte inferior de los pantalones de Don Giovanni delante de ella. ¡¡ Oh no!! El cerdo salido del dueño del local tenía toda la intención de unirse a la fiesta. Sin embargo y ante el desconcierto de la joven, solo vio como colocaba su micrófono de speaker delante de ella, para que sin ella quererlo sus gemidos se oyeran y retumbaran en toda la sala...

Parece que nuestra jovencita de hoy está loca de placer... parece que está teniendo un orgasmo tras otro – al tiempo que al oido decía a Silvia – ves mi amor, como todo se puede pagar con dinero, tu las mayores corridas de tu vida y yo el mejor subidón para mi local en todo el mes... ¡¡ah!! Odio llevar siempre la razón...

Y es que por más que jodiera a Silvia aquel cretino tenía razón, su cuerpo estaba fuera de sí, y ya había perdido la conciencia de los orgasmos que había sentido. Y todavía recordaba las palabras de aquel hijo puta diciéndole aquello de que "no conocía a nadie que hubiera quedado insatisfecho con las pollas de aquellos dos negros, aunque les doliera el culo un mes". Y es que aquellos cabrones, tenían dos tremendos aparatos con los que a fe sabían hacer disfrutar a una mujer, y todo eso unido al elixir que llevaba en sus entrañas... En esos pensamientos estaba cuando de repente otra descarga eléctrica recorrió su espina dorsal, al tiempo que de su ensimismamiento la sacó la voz de Don Giovanni hablando de una rifa un "tanto especial".

¡¡De entre todos aquellos que se tomen una copa ahora en nuestro local, la dirección tendrá a bien invitar a cinco de ellos a algo muy muy especial!!... Una mamada de nuestra protagonista, y por supuesto al natural, nada de condones ni mierdas de esas, ¡ah! Y se me olvidaba tendrán el privilegio de terminar donde ustedes prefieran...

¡Dios mio! Lo que faltaba, Silvia tendría que mamar la polla de cinco de aquellos salvajes. Algo que nunca le había gustado, y que pocas veces había repetido ni con sus novios. Y encima sin goma... y encima para colmo teniendo que aguantar que se corrieran donde les diera la gana. Eso era lo peor... más humillación no se podía pedir.

Sin embargo, no le dio tiempo a pensar más ni en ver como el ansioso público se volcaba sobre las distintas barras en busca del número de su rifa, porque cuando se quiso dar cuenta, notó como Ramón, el negrazo que tenía su miembro en su coño, lo sacaba rápidamente para verter sus líquidos más íntimos sobre el vientre y el vello púbico de la joven periodista, al tiempo que lo restregaba sobre su mata de pelo. Algo que produjo un gran asco a Silvia, aunque tampoco tuvo tiempo para mucho más, ya que el otro, el de la polla aún más grande, Kareem, sacó su instrumento y en seguido desparramó su lefa sobre el culo de la joven periodista que lo sintió caliente a grandes borbotones.

Y sin el más mínimo interés dejaron a Silvia tirada sobre el escenario, al son de la música, con su corsé de látex, sus partes más intimas mojadas por sus propios líquidos y viscosa de la leche esparcida por los dos negros por todo su coño y su culo. Entonces al levantar la vista volvió a ver los malditos zapatos marrones de Callaghan del dueño del local, que sin ningún miramiento la cogió del pelo para decirle...

Joder guapa vaya descubrimiento que he hecho esta noche, tienes un potencial increíble. Me vas a dar mucho mucho juego... – al tiempo que decía esto cogió con dos de sus dedos la lefa que aún quedaba en su culo para llevarlos a la boca de la chica – Espero que te guste la lefa amor mío, porque tu prueba final va a ser de aúpa, ¡ah! Y no te preocupes, los seiscientos euros ya son tuyos... con algo de propina – terminó mientras extendía la corrida por la cara y el pelo, antes precioso de la periodista.

(continuará)