Una pequeña debilidad (6) II Parte
Algunos ruidos extraños despertaron a Martín, eran las 4 de la madrugada y no pudo volver a conciliar el sueño, dormía con el torso descubierto para tratar de aminorar el efecto de las altas temperaturas propias del verano, tomó la camiseta con la que había estado el día anterior ...
... Algunos ruidos extraños despertaron a Martín, eran las 4 de la madrugada y no pudo volver a conciliar el sueño, dormía con el torso descubierto para tratar de aminorar el efecto de las altas temperaturas propias del verano, tomó la camiseta con la que había estado el día anterior y se dispuso a salir de la habitación queriendo verificar si todo estaba bien, los últimos acontecimientos suscitados en casa lo mantenían preocupado, la visita de aquel viejo que supuestamente era un colega del trabajo de su hermosa tía y la sospechosa salida luego de una conversación por demás extraña despertaron muchas más suspicacias añadidas al hecho de descubrir el peculiar secreto de la esposa de su fallecido tío.
Atravesando el corredor que separaba el cuarto de visitas de la sala principal, llego a las escaleras y con sigilo procedió a subir los escalones, los ruidos se mantenían y cada vez eran más notorios, como pequeños gritos ahogados y rítmicos, creía saber lo que pasaba pero quería comprobarlo el mismo. Mientras se acercaba a la habitación, de la cual provenían los, ya más notorios sollozos, se convencía de lo que pasaba, pero seguía con la idea de no interrumpir nada y ver con sus propios ojos lo que estaba imaginando. Girando cuidadosamente el pestillo abrió la puerta, alcanzando a ver desde fuera una esquina de la cama matrimonial en donde dormía la deliciosa ejecutiva, al dar un par de pasos sobre el piso alfombrado, pudo ver la silueta, aún en penumbras, de su hermosa tía retorciéndose sobre la cama, vestida con un camisón que transparentaba un sujetador blanco de encaje y un pequeñísimo short de lycra negro, estaba sumida en uno de esos profundos sueños eróticos que hacía unos meses había empezado a experimentar, el fallecimiento de su adorado marido había dejado una huella muy grande en ella y con ello dejó cerrada toda posibilidad de tener un nuevo amor, ella no lo aceptaba, pero su cuerpo empezó a contradecir su aparente estado de tranquilidad, y mediante estos sueños trataba de saciar esa hambre de sexo que pretendía ocultar.
Sus hermosos ojos se mantenían cerrados, a diferencia de sus labios que emitían los gemidos más excitantes que Martín había escuchado, tenía las piernas cerradas y su mano izquierda entre ellas, masajeando su zona íntima, aquella parte tan deseada por los hombres y que unas horas atrás había sido profanada por el mocoso nieto del Sr. Muñoz, esos últimos acontecimientos habían despertado la lujuria que se mantenía escondida dentro de ese infernal cuerpo. Martín por su parte se encontraba masajeando su ya envarado miembro deleitándose con los movimientos y gemidos de su exhuberante tía. Poco a poco los movimientos de ambos se aceleraban, la ejecutiva sollozaba de manera más intensa y excitante estaba a punto de alcanzar el éxtasis en su sueño, él la miraba extasiado masajeandose el miembro mucho más rápido, al ver que su tía no se daba cuenta de nada y cegado por el morbo decidió acercarse y sentarse junto a ella en la cama, sus hormonas no le permitían recordar que ese exhuberante cuerpo que se mostraba en todo sus esplendor y cubierto por un atuendo que no dejaba nada a la imaginación, era el de su tía, estiró tímidamente la mano y alcanzó a rozar la cintura de la ejecutiva, al ver que no despertaba decidió ir por màs y logro ubicar 2 de sus dedos en el elástico de su short de lycra, que a decir verdad era tan pequeño que podía confundirse con su ropa interior, la exhuberante ejecutiva seguía en lo suyo, en aquél raro sueño alguien más se unió a manosearla, se encontraba en una pequeña habitación junto a 2 niños que le parecían conocidos, uno de ellos manoseándole sus exquisitos senos y el otro divirtiéndose con su redonda cola, apoyada en una de las paredes de aquél pequeño espacio, con la blusa totalmente desabotonada y la falda subida hasta la cintura, disfrutaba con el atrevimiento de aquellos 2 muchachitos que habían encendido en ella la llama que se había mantenido apagada por mucho tiempo, la ejecutiva estaba entregada a las caricias que le prodigaban, sentía como los flujos de su cavidad intima resbalaban por sus torneadas piernas y humedecían sus medias de liguero, no entendía porque razón se había vestido de esa manera tan provocativa, con la falda más corta que tenía en el closet y que usaba únicamente cuando su marido quería que se vistiera como colegiala, lo calentaba de sobremanera...
Martín llevado por el gran morbo que sentía en ese momento se ubicó arrodillado encima del sudoroso cuerpo de su tía y tomando con las 2 manos el pequeño short negro lo fué bajando poco a poco, ahora sólo quedaba cubierta con un pequeño calzoncito del mismo color, el cual había sido desacomodado por ella misma para acariciarse. Un fuerte y largo gemido asustó a Martín, los movimientos de la ejecutiva cesaron y su respiración volvía a la normalidad, había alcanzado un orgasmo intenso y prolongado, Martín aprovechó para salir de la cama y acomodarse fuera del cuarto manteniendo la puerta entreabierta para ver lo que pasaba, con una mano debajo de su ropa interior y con la otra tratando de secar el sudor de su frente. Los primeros rayos del sol iluminaron lentamente la habitación de la ejecutiva, Martín maldiciendo su mala suerte regreso tras sus pasos sin hacer ruido con el miembro erecto debajo del short, había sido llevado por ese gran morbo que genera su hermosa tía y estuvo a punto de perpetrar un incesto, las creencias religiosas que le habían sido impuestas por sus padres hicieron que se sienta culpable por tratar de aprovecharse de la situación, ya descansando en su cuarto trato de conciliar otra vez el sueño esperando soñar con su hermosa tía.
Una de las actividades que tenía que repetir constantemente el cura director del colegio, era la de husmear en cada rincón del recinto educativo, para que los traviesos estudiantes que, supuestamente, no oían la campana de fin de receso, no se quedaran deambulando en los jardines o pasillos. Muchas veces pensó en cambiar a la auxiliar del colegio, pues debía encargarse de aquella tediosa actividad, pero el hecho de pertenecer ambos a la hermandad a la cual pertenecía el colegio impedía cualquier decisión de ese tipo. Los pequeños estudiantes de primaria se aprovechaban de la corta visión de la cegatona auxiliar, para burlar su control y hacer una que otra inocente travesura.
El anciano director no se salvaba de las bromas, el atuendo de los curas de aquella congregación constaba de una tradicional sotana, con la que dificilmente podía alcanzar la carrera de los más traviesos, sufrió varias caídas en su intento de tomar de las orejas a alguno de ellos, mientras que éstos con sonrisas burlonas escapaban hacia sus salones de clase, el viejo cura, poniéndose de pie con dificultad, juraba castigarlos algún día, pero luego más calmado pensaba en algún reclamo por parte de los padres de familia y terminaba con cualquier plan de escarmiento.
Aquella mañana, se acercó a un grupo de niños que sospechosamente se mantenían en silencio, la campana aún no había sonado pero aquellos murmullos y susurros eran muy raros, lo normal era escucharlos gritar o reir de alguna payasada, pero esta situación era diferente, podía sentir el miedo de alguno de ellos al darse cuenta de su presencia.
- Bueno bueno, que tenemos aquí, El jóven Carlitos, como siempre, planeando una nueva broma?.- Decía el director llamando la atención de los 5 niños reunidos en aquél estratégico lugar, que antiguamente servía para realizar las misas, pero por la construcción de una capilla más grande, quedó abandonado.
Mateo, que se encontraba entre los supuestos organizadores de aquella curiosa reunión, no pudo disimular su nerviosismo, y tratando de ocultar el aparato electrónico, en el que todos estaban atentos antes de que hiciera su aparición el viejo director generó un estrepitoso sonido, ocasionado por el eco de su teléfono celular al hacer contacto con el piso.
El teléfono se desarmó instantáneamente, cayendo la batería unos pasos más allá. Ninguno de ellos, ni el propio Mateo quiso acercarse a recoger el aparato, quedándose los 5 traviesos mirando directamente al viejo con sus pequeños ojos que denotaban miedo y culpabilidad. A pesar de su avanzada edad el anciano director sabía reconocer aquellas miradas.
¿Qué habrían estado viendo? ... - Pensó el viejo sin llegar a mencionar una sola palabra, hasta que... - Cuantas veces les he dicho que estan prohibidos este tipo de juguetes en esta escuela ?-. Mencionó detenidamente, mientras recogía el teléfono de Mateo y lo guardaba en el bolsillo de su sotana. Mateo trató de alegar que estaban en la hora del recreo pero para su mala suerte, justo en ese momento sonó la campana que indicaba el retorno a las clases. - Vamos vamos no se me queden mirando, a sus clases -. Apuraba el tránsito de los estudiantes dándoles palmadas en la espalda para que regresen a sus respectivas aulas. - Jovencito Mateo, voy a tener que hablar personalmente con sus padres, por el momento este "juguete" queda decomisado, se lo devolveré el fin de semana si no genera ningún otro problema.- Estas palabras fueron como una puñalada para el pequeño Mateo, su preocupación creció camino a su salón de clase, en su mente aparecían las imágenes del video y las fotos que había tomado, junto con las letras "Martes!!", el fin de semana llegaba en 4 días, el viejo podría encender el teléfono en algún momento...
El viejo director de la escuela, caminaba a pasos lentos hacia su oficina, su avanzada edad le había hecho perder paulatinamente la visión por lo que delegó muchas de sus funciones al sub-director, otro cura un poco más joven que él, de esta forma en los últimos meses sólo se dedicó a actividades propias de la iglesia pero de todas formas seguía en el colegio, tratando de mantener el orden y la disciplina.
Ya en la direcciòn, sentado sobre su escritorio, revisaba algunas cartas y revistas religiosas que llegaban constantemente, su principal pasatiempo era el de abrir y revisar cartas, la mayoría tenía siempre información sobre invitaciones a eventos de la hermandad a la que pertenecìa el colegio y otras cosas que eran pasadas por alto por el cura, se detenia para leer alguno que otro artículo sobre religión, educación y/o tecnología, algunas veces se quedaba dormido y otras en los que el sueño no lo vencía, ingresaba a internet para navegar y buscar los temas que le interesaban, algunas páginas para adultos no era obviadas por el director, en esos casos aseguraba la puerta para que nadie lo moleste, a pesar de su avanzada edad no había perdido su energía sexual, estaba acostumbrado a acariciarse durante largas jornadas encerrado en su oficina, para, según él, calmar sus deseos y ser fiel a sus principios religiosos.
Mientras pasaba algunas fotos, tratando de concentrarse y fantasear con las chicas que tenía en la pantalla, algo le incomodó en el bolsillo, recordó lo pasado hace unas horas y un poco molesto por la distracción, sacó rápidamente el teléfono y lo puso sobre la mesa. No era muy partidario del uso de estos dispositivos, usaba el suyo solamente para realizar llamadas, tal ves por ese motivo le disgustaba que los niños de la escuela se distraigan de sus actividades ya que sabía la infinidad de posibilidades de distracción que ofrecían los teléfonos actuales. --Bah, seguro estaban viendo algún video porno--- Penso el cura. Por algunos minutos intentó concentrarse otra vez y fantasear con sus musas en la pantalla, teniendo una mano en el mouse y otra masajeando su, ya en esos momentos, dura virilidad, pero más pudo su curiosidad por saber lo que veían los traviesos estudiantes, así que tomó el celular de Mateo, lo inspeccionó cuidadosamente para saber donde tenía que conectar la batería que no se encontraba en su lugar por lo fuerte de la caída, pero finalmente luego de algunos minutos logró encender el dispositivo. Para su buena suerte Mateo no había colocado ninguna contraseña de acceso, asi que el anciano no tuvo problemas para buscar los archivos del teléfono, encontró primero la carpeta que almacenaba las fotos, visualizó una por una pero al darse cuenta que eran muchas empezó a cambiarlas rápidamente tratando de encontrar alguna imagen que le aclarara sus dudas, grande fué su sorpresa cuando vió fotos en situaciones repetitivas, todas ellas mostrando a una fémina, pudo reconocer los jardines del colegio y el aula como la ubicación donde se encontraba aquella hermosa mujer cuando se realizaron las fotos, eran muchas y en lugares diversos, algunas en los pasillos del colegio, dentro de un aula, los jardines, el campo deportivo, subiendo al transporte público a la salida de las clases, entre otros lugares algo que le sorprendió al director fué que la mayoría de fotos la mostraban de espaldas, y muchas de ellas eran con un zoom hacia la parte baja de su cintura. El viejo no pudo evitar tener una erección, trataba de recordar quien sería esa mujer, empezo a menearsela otra vez ampliando las fotos y pasandolas, revisando cada detalle una por una...
El cura se sentía un poco nervioso, saber quien era aquella hermosa mujer, se limpió las gotas de sudor que tenía en la frente con el cleenex que había preparado previamente (el viejo cuidaba mucho su imagen y se fijaba en cada detalle para que nadie se de cuenta de sus quehaceres manuales cuando ingresen a la dirección, por lo que siempre tenía listo algunos pañuelos y un ambientador que disimulaba el olor que dejaba luego de sus jornadas de disfrute solitario),hasta que en una de las fotos pudo recordarla, la ex maestra de historia, su rostro era inconfundible, su cuerpo aún más, aquél hermoso trasero no lo había vuelto a ver y recordó también que en ocasiones cuando su concentración estaba al tope, cerraba los ojos y aparecía ella, con algún conjunto diminuto haciéndole un baile erótico, eso era demasiado para el viejo que explotaba irremediablemente en espasmos de placer manchando el piso con sus líquidos seminales. Era obvio que los estudiantes también fantaseaban con la maestra, incluso hasta ahora que ya habían pasado un par de años, el cura se dió cuenta de la gran utilidad que tenían estos aparatos para casos como este, luego esbozando una sonrisa pensó que era una estupidez intentarlo, no por lo arriesgado, sino por el hecho de que las maestras que laboraban en actualmente en la escuela no tenían los atributos como para fantasear de la misma forma que con la ex maestra Sandra.
El viejo seguía meneándose la virilidad, acelerando los movimientos de su mano izquierda, y con la derecha pasando las fotos de la hermosa maestra hasta que llego el final, no habían más, calculó un aproximado de 200.
Buscó la foto más arriesgada y en donde se muestre un primer plano de su redonda cola y eligió una que había sido tomada en el campo deportivo, la fecha de las actividades deportivas en la que participaban estudiantes dirigidos por sus profesores, en la foto se veía de espaldas a una exuberante Sandra, estirando los brazos seguramente realizando alguna indicación a sus estudiantes que disputaban un partido, ligeramente inclinada hacia delante, vestida con un polo deportivo color azul, el mismo que el de sus alumnos, unos pantalones de color blanco, los que utilizaba para ir al gym y unas zapatillas deportivas también blancas, el viejo hizo un primer plano de ese suculento manjar que tenía la ex maestra en la parte de atras, el pantalón no dejaba nada a la imaginación, su redonda cola se mostraba prácticamente como si estuviera desnuda, el cura acercó un poco más la vista al teléfono para apreciar que el ceñido pantalon transparentaba una ropa interior bastante pequeña, metida entre ese hermoso par de nalgas. El movimiento de su mano izquierda iba acelerando conforme el director se imaginaba a la ex-maestra totalmente desnuda, y él tras de ella en esa posición un tanto inclinada penetrándola desde atrás, pudo imaginar como serían los excitantes gemidos de la maestra y eso lo calentó aún más, sentía que iba a terminar y decidió buscar otra foto, pero su torpeza hizo que cerrara todo, rápidamente buscó otra vez los archivos pero por equivocación su tembloroso dedo indice toco el icono del reproductor multimedia, la pantalla se puso oscura, lo que le molesto de sobremanera al cura, pues le había costado tener ese nivel de excitación, pero la molestia de su rostro paso a convertirse en una sonrisa malévola al ver lo que se reproducía en el teléfono, el dispositivo había guardado el video en el historial cuando se apago repentinamente por la caída. El corazón le latía a mil por hora, las imágenes pasaban por sus ojos incrédulos y cada vez se convencía de que era algo demasiado grave, durante algunos minutos pudo apreciar y reconocer a los protagonistas de la grabación, tenía algo sumamente valioso en sus manos, y pensaba en la forma de sacarle provecho, tenía que ser cauteloso y llegar a un acuerdo con el pequeño Mateo para no generar suspicacias. Su mayor éxtasis llego al momento de escuchar los preciosos gemidos de la protagonista de aquél morboso video, no pudo aguantar más y explotó manchando sus manos y parte del escritorio.
---Llego mi día de suerte, --- pensó mientras ordenaba su oficina.
CONTINUARA
PD: Agradezco sus sugerencias y comentarios, para ver los relatos ilustrados pueden visitar
fantasiasenlared.blogspot.com
Sislack