Una Pequeña Ciudad I

Segovia, una pequeña ciudad, capital de provincia y el centro de este relato.

Capitulo I:

Una tarde de verano, como otra cualquiera, salvo por la ola de calor que agobia tanto a personas como animales. Un joven transeúnte, desprevenido por las calles de esta ciudad es el protagonista de este rara historia. Es un hombre alto, joven y pelirrojo pero gordo, lo que hace que este en el montón. Como la mayoría para no mentir. Aun así, vive feliz. Sin imaginar todo lo que comienza para el.

Llega la noche, fin de semana y además, las fiestas de esta localidad. Un poco de gomina, una buena colonia, una sonrisa de oreja y la cartera llena para empezar con buen pie las celebraciones. El único objetivo, disfrutar, bebiendo como no. Objetivo de cualquier joven de la edad del protagonista. Pero una llamada lo cambia todo. El muchacho, al que llamaremos Raúl, recibe la llamada de su inoportuno jefe para que trabaje de forma inesperada. Mierda de hostelería, maldice el pelirrojo.

Trascurre la noche sirviendo copas, viendo borrachos, novios, cuernos, sobeteos, bailes y cualquier cosa que se os pase por la cabeza en una noche de fiesta. Al final del servicio, una niña se acerca a la barra. Pidiendo bebida, queriendo mostrar sus atributos femeninos al camarero para así lograr que la inviten o al menos que le carguen bien la copa. Aun siendo guapísima no lo consigue, nuestro protagonista esta acostumbrado a estas acciones por lo que pasa de ella.

-Niña: Estúpido, lo podrías disfrutar si no fueras tan estirado.

-Raúl: Si muestras tanto, pierdes mi interés.

-Niña: ¿Es que no te gusta lo que ves?¿Acaso te gustan los hombres?

-Raul: Me gusta lo que veo, pero ya lo he visto. Ademas, no eres la primera ni la ultima que intenta hacer esto para llevarse copas gratis. Y no, no me gustan los hombres.

Cobro la copa, en la cantidad servida justa y con el precio fijo por sus jefes. La muchacha. Enfadada se separa de la barra para volver con sus compañeras y seguir bailando. Aun que, Raul, sabia perfectamente que estaba comentando con sus amigas de que es un estirado y gilipollas.

Horas mas tarde, al salir del trabajo. Un silbido le saca de sus pensamientos. Es la joven de antes, que le llama para que se espere, mientras ella se va acercando.

-Niña: Perdona, me he pasado antes cuando te pedí la copa.

-Raúl: No pasa nada.

-Niña: …

-Raúl: ¿Te pasa algo?

-Niña: Nunca he conocido ningún chico que pase de mi como lo has hecho tu, ni aunque fuera gay.

-Raúl: No todos somos iguales, ni tenemos los mismos gustos.

-Niña: ¿Cuál son tus gustos?¿Soy de tu gusto?

-Raúl: Creo que estas borracha, deberías volver con tus amigas.

Natalia, que así se llamaba la chica, se acerca al joven de forma sensual, intentando provocarle y sin ningún aviso se lanza hacia sus labios. Pero solo recibe la negativa del joven, que se retira sin ningún remordimiento. La joven, casi al borde del llanto, se pone de rodillas indignada.

-Niña: Eres gilipollas, ningún feo como tu me ha rechazado.

-Raúl: ¿Si tan feo y gilipollas soy, por que te lanzas a por mis besos?

-Niña: Por que nadie me rechaza.

-Raúl: Tienes mucho que aprender niña. No todos los tíos, por que tengas dos tetas, un culo y un coño vamos a ir detrás de ti. Para mi eres una chica mas, no te conozco ni me llamas la atención. No soy de ese tipo de personas. Tengo otros gustos mas peculiares.

-Niña: ¿Qué tipo de gustos? Acaso eres un pedófilo o te gustan los animales.

-Raúl: Estúpida, ¿acaso si no soy como tu tengo que ser algún tipo de enfermo? Me gustan las niñas obedientes, que no hablan, que no se mueven y que no hacen nada sin que se lo diga.

-Niña: Eres un cerdo.

-Raúl: No creo que sea un cerdo por tener unos gustos diferentes. Adiós.

Pasaron varios días, de nuevo una noche en la pequeña ciudad. De nuevo, el joven detrás de una barra, trabajando en la dura hostelería, en el mundo de la noche. Y aquella joven rechaza hace días aparece de nuevo, delante de el. Pidiendo una copa pero estas vez sin alardes, sin faltas de respeto. En definitiva como una clienta normal.

-Niña: Muchas gracias. ¿Cómo te llamas?

-Raúl: De nada, me llamo Raúl. Tu debes de ser Natalia, me lo comento un compañero después de nuestro inoportuno encuentro.

-Niña: Si, me llamo Natalia. Y de verdad lo siento.

Paso la noche como otra mas, pero aquella joven parecía interesada en el camarero. Cada vez que quería una copa, solo acudía a el. Además, siempre preguntando para conocerle mas y mas. Pero el camarero, poco se dejaba de conocer. Hasta que una pregunta le dejo boquiabierto.

-Niña: Parece que sigo sin caerte muy bien, pero ¿si fuera obediente?

-Raúl: Perdona…

-Niña: ¿Qué debo hacer para llamar tu atención? Para poder ser de tu gusto.

-Raúl: No digas tonterías, no debes hacer nada. Debes irte con tus amigas y disfrutar de la noche.

-Niña: Pide, veras que no te arrepientes.

-Raúl: Dame tus bragas.

-Niña: …

-Raúl: Vete con tus amigas, enserio.

La joven se retira, pero no va junto a sus amigas. Termina en el baño, donde con delicadeza y vergüenza se quita el tanga de encaje negro que lleva. Con sumo cuidado lo dobla en la palma de la mano, colorada y con la adrenalina por las nubes sale del baño con dirección a la barra. Donde le entrega tan preciada prenda al camarero.

-Niña: Ves, se obedecer.

-Raúl: Esto no es nada si me querías sorprender.

-Niña: ¿También quieres mi sujetador?

-Raúl: Espérame cuando salga y lo comprobaras.

Horas mas tarde, cerca de la salida del sol y una vez clausurado el local. El camarero se dirige hacia su vehículo. Apenas avanzados unos metros la voz de la joven lo detiene, no esperaba que siguiera allí. Sin dudarlo camina hacia ella, comprobando que no allá nadie en las proximidades. La aparta contra la pared de un edificio, acercando casi por completo sus labios con los de la niña. La joven nerviosa cierra los ojos, cuando empieza a sentir las manos de Raúl por su muslo, subiendo suavemente hasta su entrepierna.

-Raúl: Si quieres que continúe, quiero que seas obediente.

-Niña: Si, quiero que continúe.

-Raúl: Sígueme.

Caminan hasta el coche, donde la empuja contra la puerta y la coge fuertemente de la cintura. La besa con pasión y lascivia. Posa sus manos sobre los hombros de la joven y hace presión para que se ponga de rodillas. Duda, pero al final cede a sus pasiones y acaba con su cara contra la entrepierna del camarero.

-Raúl: Chupa.

Es la única orden que recibe de nuestro protagonista, tras unos segundos de duda desabrocha el pantalón del joven descubriendo su miembro de tamaño normal. Nada sorprendente pero, ella esta mas excitada que nunca por la situación. Seguidamente lo engulle con fuerza y celeridad. Queriendo disfrutar cada centímetro. Intenta tocarse los pechos pero la detiene, forzando la cabeza de la muchacha para que profundice mas la felación.

Pocos minutos después, la joven siente como su boca se llena de semen, caliente y espeso. Intenta tragarlo todo, pero acaba escapándose por la comisura de los labios. Cuando traga el resto, mira hacia arriba para mirar horrorizada como aquel tío la estaba haciendo una foto. Pero antes de que diga nada, tira de elñla hacia arriba para acallar sus palabras con un beso sucio.

-Raúl: Estos son mis gustos, puta. Si quieres mas, vuelve la semana que viene sin brazas.

Fin.

Espero que os gusten es una pequeña introducción a las aventuras de este joven, es mi primer relato y espero seguir mejorando con ustedes. Me gustaría recibir sus comentarios, aportes o solicitudes para este muchacho. Gracias.