Una pequeña ciudad. (8)

Capítulo VIII

Capítulo VIII

La mañana del lunes se podía cortar con un cuchillo la tensión que había en la oficina, los cambios que Pol había propuesto para cambiar acciones de la bolsa española por otras de diferentes bolsas europeas tenía en tensión a todos, hasta a Rosa la recepcionista y Armando, que como no tenía nada que hacer deambulaba arriba y abajo haciendo comentarios que ponían más de los nervios a Pepi y Luisa, que eran quienes tenían que comprarlas según las ordenes de Pol, iban a estar junto a ellas Alba y él para supervisar y confirmar que todo se hacía correctamente. Pol miraba el ambiente desde su despacho con una risilla guasona, se cachondeaba viendo las caras de sus compañeros, faltaban cinco minutos para que se abrieran los mercados, Alba, Luisa y Pepi hablaban entre ellas de pie sin parar de moverse de los nervios, pasaba por allí Armando, les hacía algún comentario y las tres lo enviaban a la mierda, Rosa desde recepción levantando la voz se ofrecía para llevarles cualquier bebida o cosa que quisieran para tranquilizarlas. Entró el jefe, Ricardo Escobar, se paró en la entrada viendo el ambiente, caminó lentamente saludando a todos hasta el despacho de Pol.

-Hoy es el primer día de la nueva vida de esta empresa, ¿estás preparado?- Le preguntó a Pol seguro de haber dicho una gran frase.

-El primer día espero que sea cuando se acabe el mes y veamos cómo han ido los beneficios, si todo sale como espero, lo celebraremos a lo grande.

Ricardo le guiñó un ojo, se metió en su despacho, cerró la puerta y se sentó delante de la ventana. Pol recogió varias notas que tenía, salió a la sala y levantó la voz.

-Compañeros, prepararse para vivir una histórica mañana.

-No nos pongas más nerviosas por favor.- Dijo una histérica Pepi. Pol se moría de risa delante de las caras preocupadas de Alba y Luisa.

Luisa y Pepi se sentaron en sus lugares de trabajo, Alba y Pol movieron sus sillas para colocarse detrás de ellas. Empezaron a invertir en las acciones previstas, poco a poco mientras pasaba la mañana todo el mundo se fue tranquilizando, no era tanto como se habían imaginado. Rosa y Armando que al principio estaban de pie detrás mirando al cabo de un rato se fueron defraudados de que no pasara nada especial. Armando le hizo un gesto a Pol que se iba, se lo confirmó con la cabeza y desapareció, prefería que estuviera en la calle porque cada vez que lo hacía traía algunos documentos firmados de nuevos clientes, de momento no eran muy importantes, eran de gente que él conocía y convencía para invertir pequeñas cantidades, pequeñas para lo que estaba acostumbrado Pol, grandes para cualquier otro mortal, Pol esperaba poder juntar todas las cantidades que Armando conseguía para invertir personalmente con más riesgo.

Acabaron de invertir casi al medio día, Pepi y Luisa levantaron los brazos en señal de victoria, a Alba se la veía orgullosa y Pol sonreía de verlas. Se encerró en su despacho para seguir preparando la parte más dura del día que sería por la tarde y la noche, de vez en cuando levantaba la cabeza mirando a las chicas que hablaban y reían las tres juntas mirando las pantallas de valores

A la hora de almorzar todos se habían ido, tocaron con los nudillos el marco de la puerta, Pol levantó los ojos, estaba Alba sonriéndole.

-Tendremos que comer supongo.

-Ya soy grandecito para hacerlo solo, pero si te hace ilusión acompañarme no te pondré ninguna pega.- Replicaba Pol a Alba con cierto cachondeo.

-Por favor Pol, ya sé que no te hablé muy bien en ese momento, lo siento.

-De acuerdo, disculpas aceptadas.- Se levantó de la mesa, caminó con energía y pasándole un brazo por los hombros a Alba salieron juntos de la oficina. A Alba se le ponía la piel de gallina solo de notar el brazo de Pol por encima.

Fueron al restaurante de siempre.

-Alba, he pensado una cosa, después de comer vete a tú casa, descansa lo que puedas, una horita creo que lo podrás hacer, a las tres y media nos vemos en mí casa, vístete cómoda, estaremos muchas horas trabajando.

-No  hace falta, puedo ayudarte…

-Es una orden soldado Alba, no la discuta…

No pudo seguir, los dos se reían a carcajadas.

A las tres y cuarto de la tarde se presentó en la casa de Pol, abrió la verja que daba al patio delantero y entró en la propiedad, vio que la vecina era más o menos de su edad y estaba arreglando las plantas del jardín.

-Buenas tardes, ¿vienes a ver a Pol?

-Somos compañeros de trabajo, vamos a trabajar desde aquí esta tarde.- No le quiso decir que también lo harían de madrugada.

-Eres muy guapa.

Alba la miraba en silencio, pensando en lo que le había dicho, no entendía por donde iba la vecina. Lily se dio cuenta de la desconfianza de Alba.

-Perdóname, me llamo Lily, verás- Se acercó a la separación de las dos casas para poder bajar la voz.- he hablado con Pol unas cuantas veces, me parece que es muy atractivo - Alba puso mala cara, Lily se dio cuenta que le molestaba, lo que quería decir que a ella le gustaba.- no te enfades, es que me he imaginado que es posible que tengáis alguna cosa, que seáis algo más que compañeros de trabajo, no sé si me…

-Te explicas perfectamente, pero no, somos amigos y nada más.- Alba daba por zanjada la conversación caminando en dirección a la puerta de la casa.

-Pues es una pena, por eso te decía que eres muy guapa, haríais una buena pareja.

Alba paró un momento escuchándola, sonrió y sin girarse siguió caminando. Llamó a la puerta, Pol la abrió con una sonrisa, la miró de abajo a arriba, le pareció que aquella camiseta que dejaba adivinar el sujetador y las tetazas, junto con el pantalón apretado que dejaba ver el contorno de las piernas, le sentaba de maravilla.

-Pol, Pol, Pol coño, ¿qué te pasa?

-Nada, nada, pensaba…, bueno es igual, entra, entra.

Cerró la puerta bajando la cabeza, sabía que ella le había visto mirándola. Alba entraba al salón con una sonrisa, era la primera vez que la miraba con atención y por su reacción parecía que le había gustado. Pol la acompañó hasta su despacho, tenía varias pantallas encima de la mesa ya funcionando y dos sillas delante.

-He encargado pizzas que nos las traerán a las nueve de la noche.

-Dime una cosa Pol.- Le decía Alba mientras se sentaba a su lado delante de las pantallas. Pol giró la cabeza mirándola.

-¿Por qué me dijiste el otro día que te extrañaba que no tuviera novio?

-Solo hay que mirarte Alba, eres una mujer muy guapa, joven, con un buen sueldo, eres un partidazo…

-¿Y tú?

-¿Yo, qué?

-Que también es muy raro que no tengas novia, o mujer.

-Ya tuve una.

-¿Hace cuanto, cuánto tiempo llevas solo?

-No sé, un par, un par de años más o menos.

-Pues estás como yo, ¿cómo es que tú tampoco tienes pareja?

-No la necesito.

-Pues yo diría que con la vecina tienes algo.

-¿Qué dices?, si solo hemos hablado un par de veces.

-Yo diría que le gustas.

-No, no, es, ella es…, quiero decir que no tenemos nada, ni lo tendremos.

Alba sonreía, por haberlo puesto nervioso, era la primera vez que lo vio presionado, y por descubrir que con la vecina no había nada.

-¿Estás preparada?

-Vamos a tope jefe.

-Una cosita más.- Le dijo Pol como si fuera a decirle algo muy importante del trabajo.

-¿Qué, va a pasar algo con las acciones?

-No, con las acciones no, contigo sí, acabarás sola, vieja y con la casa llena de gatos.

-Capullo.

Pasaron la tarde confirmando que las acciones donde querían invertir estaban en alza, después compraban, Pol informaba a Alba de cada paso, le daba consejos de cómo ver si las acciones se mantendrían o subirían, ella lo escuchaba y tomaba notas en una libreta. A las ocho y media de la noche acabaron de invertir, se relajaron mirando cómo se comportaba el mercado.

-Gracias por los consejos, me dijiste que me enseñarías y lo estás cumpliendo.

-Siempre cumplo mi palabra Alba, te lo dije y lo haré, voy a hacer que seas muy buena en tú trabajo. Acabarás decidiendo tú donde invertimos y donde no. Así yo me podré tocar los huevos todo el día.

-Que cara tienes tío.- Se quedaron mirando a los ojos, estaban sentados con las sillas tocándose, muy juntos, Alba se imaginaba que le acariciaba la cara, acercaba lentamente sus labios a los suyos y los besaba, los labios se juntaban, se entregaban las lenguas muy suavemente al principio y más profundamente después, él le pasaba la mano por la espalda acariciándosela, ella rodeaba su cuello con sus brazos, Pol la acariciaba con la mano en medio de los muslos, subía poco a poco, le metía la mano por encima del pantalón y justo cuando estaba a punto de meterle los dedos por dentro de las bragas…, sonó el timbre de la puerta.

-Debe ser la pizza.- La voz de Pol la sacó de sus pensamientos, le hizo un gesto de aprobación con la cabeza y él se levantó a abrir la puerta. Ella se mordió los labios, se había mojado las braguitas.

Pol volvió con las cajas de pizzas, las colocó encima de la mesa, delante de las pantallas.

-Vamos a relajarnos, ¿qué quieres beber?

-No sé, ¿qué bebes tú?

-Cerveza.- Alba le confirmó que también quería una, él las fue a buscar y se volvieron a sentar comiendo mientras seguían mirando las pantallas.

-Cuando acabes, te estiras en el sofá y descansas, ya te avisaré antes de empezar de madrugada.

-No hace falta, puedo ayudarte en alguna cosa.

-No, quiero que estés despierta y te enteres de todo, además tengo una sorpresa para ti.

-¿No me digas, qué es?

-Ya te lo he dicho, es una sorpresa, después te lo explicaré.

Tal como le dijo, después de cenar la obligó a estirarse en el sofá y la tapó con una mantita para que durmiera a gusto. Alba antes de dormirse pensó que cuanto más lo conocía más le gustaba, como le puso la manta por encima le encantó, era tan detallista y dulce. A las doce cuarenta de la madrugada la despertó para que se lavara la cara y estuviera a punto a la una para empezar de nuevo en el mercado japonés. Se volvieron a sentar, ahora en las pantallas veían los gráficos de los mercados asiáticos, el de Japón en primer plano y el de Hong Kong en segundo porque abría más tarde, a las dos y media.

-Te he dicho que tendrías una sorpresa, la verás cuando abran en Japón. Sabes que Armando ha estado convenciendo a amigos suyos para que inviertan con nosotros, esas carteras las tengo yo, ese dinero lo voy a invertir todo en el mismo sitio.

-¿En qué empresa?- Preguntaba Alba curiosa.

-En esta.- Pol le señalaba una ventanita de las muchas que tenía abiertas por las pantallas.

-Pero, pero, no puede ser, el gráfico esta de bajada desde hace mucho tiempo.

Pol hizo click con el ratón en la ventana y la maximizó.

-Como puedes ver hay algunas subidas.

-Coño Pol, parece una montaña rusa, pero lo hace de muy tarde en muy tarde, hace años que está bajando y no parece que vaya a cambiar mucho.

-Estate atenta.

Se abrió el mercado, invirtió de golpe todo el dinero en acciones de aquella compañía, Alba se puso la mano en la cabeza sin dejar de mirar la pantalla, pensaba que la hostia que se iba a pegar Pol se oiría en toda la ciudad. Él por el contrario estaba a su lado sonriendo.

-Pol, yo confío mucho en ti, pero siguen bajando, ya estás perdiendo dinero.

-Pesimista.

-Y tú demasiado optimista, te vas a hostiar bien.

-Ya ha parado.- Dijo Pol apuntando con el dedo como se había parado en un número.

-Pero no suben.

-Subirán.- Miraba a Alba que estaba preocupada, ella apartó un momento la vista de la pantalla para mirarle los ojos, él le sonrió, ella volvió a mirar la pantalla.

-¡No me jodas!- Exclamó Alba, está subiendo, sube, y de qué manera, no puede ser.

Pol se sentó apoyando la espalda en el respaldo sonriendo, las acciones subían, subían y subían.

-Tú tienes información privilegiada o algo así, ¿cómo lo sabías?, es imposible predecir algo como eso.

Pol la volvió a mirar con aquella sonrisilla, abrió un cajón, sacó una revista doblada abierta por una página y se la dio a Alba. Esta la miró, era un artículo pequeño con un círculo en bolígrafo que pensó que debía de haberlo hecho él, estaba en inglés, era una revista extranjera.

-Pero esta empresa no es la misma.

-Es una filial, mira una cosa, Pol volvió a maximizar la pantalla, ves todas las grandes subidas que hay, pues son cuando…- Le señaló la revista.

Alba volvió a mirar el artículo, se le abrieron los ojos y la boca de golpe.

-Lanzan un nuevo producto al mercado, es eso, que crack tío.

-Exacto, sacan muy pocos, pero cuando lo hacen todo el mundo sabe que será de gran calidad, que triunfará seguro, y como no, la bolsa es susceptible de esos movimientos.

-Madre mía, lo has hecho en el mejor momento, está subiendo como la espuma.

-Y más que va a subir, al menos cuatro o cinco días, es posible que una semana. Solo tenemos que estar atentos a cuando empiece a bajar de nuevo para vender rápido. El resto del dinero lo invertiremos en otras acciones no tan, tan, delicadas.

Trabajaron toda la noche, a las siete de la mañana le dijo a Alba que se fuera y descansara, por la tarde tendría que trabajar en el mercado americano. Él siguió hasta las ocho, se duchó, vistió, desayunó y entraba en la oficina a las nueve en punto. Durante la mañana ayudó a Pepi y Luisa con algunas dudas que tenían, se reunió tres minutos con Ricardo, como no quiso que le explicara detalles de lo que estaban haciendo la reunión fue rápida. A la una salía de la oficina cuando recibió una llamada.

-Hola Alba.

-Hola, ¿cómo estás?

-Bien, a punto de comer algo.

-Yo lo estoy haciendo ahora en casa para estar puntual esta tarde. Debes estar cansado, no has dormido en toda la noche.

-Un poco, pero comeré y descansaré hasta esta noche. Si pasa cualquier cosa esta tarde no dudes en llamarme.

-Tranquilo, descansa que te lo mereces.

-Gracias Alba, estás haciendo un trabajo fenomenal.

Pol pensó que como acabaría en su casa podía ir a comer algo al restaurante donde trabajaba Lara y cambiar de aires. Se sentó en una mesa mirando por el ventanal los coches pasar por la carretera, le estaba viniendo el bajón, pensó que una buena siesta le vendría perfecto.

-Hola, ¿otra vez por aquí?- Lo saludaba una simpática Lara pasándole la mano por el hombro.

-Ya ves, es un buen sitio para venir.- Mientras Lara se preparaba para apuntar.

-Hoy una ensalada de pasta y agua.

-¿Estás desganado?, es muy poca comida.

-Estoy cansado, tanto que no tengo ni hambre.

-Le diré al cocinero que te ponga un buen plato.

-Muchas gracias, muy amable.- Le decía Pol mientras le devolvía la carta.

Cuando Lara entró en la cocina para entregar la comanda Isa la estaba esperando.

-¿Ya se lo has preguntado?

-¿El qué?

-¡Coño Lara!, a veces pareces tonta ¿eh?, ¿qué va a ser?, si salís algún día.

Lara no dijo nada esperando que acabaran con el plato para llevárselo, Isa salió de la cocina moviendo la cabeza de un lado al otro diciendo algunas cosas por lo bajini. Le dejó el plato delante y le miró nerviosa a los ojos.

-Muchas gracias Lara.

-Pol, esto, tú crees que, bueno, si algún día te va bien podríamos…- Pol la vio tan nerviosa que quiso tirarle un cable.

-No me importaría Lara, como seguiré viniendo por aquí, otro día que no esté tan cansado hablamos, vale.

-Vale, si tú quieres, no quiero que te sientas mal por decirme que no.

-No me importa de verdad, salimos a tomar algo y hablamos, siempre como amigos, para otra cosa creo que no estoy preparado.- Lara asintió con la cabeza y se fue. Se encontró con Isa.

-¿Qué, le has dicho algo?

-Sí, pesada.

-¿Y qué te ha dicho?, explícamelo todo mujer.

-Que otro día podríamos salir como amigos.

-Pues muy bien no.

Lara la miró de una manera que Isa no lo entendía, parecía ofendida.

-Pues no, no está nada bien.

-¿Cómo que no?, si te ha dicho que saldréis.

-Como amigos Isa, como amigos, es otro cerdo que no se quiere comprometer, ese lo que quiere es follarme cuando a él le dé la gana y nada más.

-Me parece que estás exagerando un poco, yo creo que…

-Que se vaya a la mierda, y si tú no lo entiendes te puedes ir con él. Acaba de atenderlo tú, yo me voy a hacer el descanso.

Isa se quedó a cuadros viendo la reacción de la amiga. Lara salió por la puerta de atrás, se encendió un cigarro y paseó nerviosa por el callejón. Isa acabó de atender a Pol hasta que se fue, él educadamente le preguntó por Lara antes de irse, Isa la excusó y todavía entendió menos la reacción de su compañera.

Lara no volvió a dirigirle la palabra a Isa en lo que quedaba de día, por la noche cuando acabaron la jornada, en el momento de despedirse, Isa le dijo, -Hasta mañana Lara.- y como respuesta se encontró con un breve movimiento de cabeza.

Lara conducía un buen utilitario muy despacio, paraba en el semáforo pensativa, miró la calle por donde tendría que girar para ir a su casa, el semáforo se puso verde, puso primera, arrancó y pasó de largo, llegó hasta la rotonda que limitaba el final de la ciudad, desde allí podía entrar en la autopista o en una carretera secundaria con poco tráfico que se dirigía a un pueblo vecino que no estaba muy lejos, esa fue la que escogió, una carretera oscura y solitaria, a los seis kilómetros vio las tenues luces de un local trasnochado y viejo, en la puerta varias motos estaban aparcadas una al lado de la otra.

Paró el coche alejado de las motos, miró fijamente el edificio, luego se miró la cara y los ojos en el retrovisor interior, finalmente salió y cerró el coche. Al abrir la puerta y entrar en el bar le dio un rápido repaso visual al local mientras se olía un tufillo a sudor y suciedad, varias personas la estaban mirando, casi todas con chupas de cuero moteras, caminó con determinación, como lo haría alguien que no era la primera vez que estaba allí para sentarse en la barra, un camarero calvo, gordo y barbudo le preguntó que quería tomar sin mirarle a la cara, escogió un tequila, se lo metió en el cuerpo de un trago, giró la cabeza y ya tenía a un tío sentado a su lado mirándola, se estaba sacando un billete de un pequeño bolsillo de un chaleco de cuero dejándolo encima de la barra, después le hacía un gesto al calvo para que le sirviera otro tequila, era un hombre atractivo, con melena, barba rubia y ojos claros, el único problemilla era que olía como si llevara un gato muerto en el bolsillo, volvió a tragarse la bebida agarrando el vasito con dos dedos en un rápido gesto.

Le agarró de la mano y salió del local con él, lo rodearon para ir a la parte trasera, apoyó la espalda en la pared, el tío fue a besarla, ella lo agarró por la nuca y un hombro bajándole la cabeza al pilón, él le desabrochó el pantalón con prisas, se los bajó, le metió la nariz en medio de las bragas oliéndoselas, sonrió y se las bajó por debajo de las rodillas con los pantalones, le abrió las piernas metiéndole la lengua en medio del coño, el tío le ponía ganas, ella le sujetaba la cabeza intentando mantener las piernas separadas para que le comiera el chocho, la mirada la tenía perdida en la oscuridad de la noche sin reaccionar a las lamidas y chupadas que le estaban dando en el chichi, él se levantó bajándose  los pantalones, no llevaba ropa interior, tenía la polla tiesa, preparada y miraba a Lara esperando que se la comiera, ella le devolvió la mirada pensando, “Te la va a chupar tú puta madre pedazo de cerdo”, sacó un condón del bolsillo, casi sin tocarle la polla se lo puso, se giró tirando para atrás el culo ofreciéndole el coño para que se la metiera.

El melenudo maloliente no dudo un momento pegándole un buen pollazo empotrándola contra la pared, el tío se volvía loco follando, ella ni se inmutaba, miraba la pared, cuando le había dado unas cuantas embestidas por el coño se apartó, le agarró la polla y se la apuntó en el culo, él se la metió de un golpe, sin preocuparse si estaba lubricado o no, si le haría daño o no. Lara soltó un grito de dolor, por fin sentía algo, el dolor al entrar algo en su culo sin avisar, forzando una dilatación dolorosa, gritó varias veces mientras él no paraba de dar golpes de caderas follándosela. Dejó de gritar cuando el agujero se dilató y se adaptó al tamaño de la polla del melenudo, esperó que él se corriera, no tardó mucho, se subió las bragas y los pantalones, le miró a los ojos y sin decirle nada se largó dejándolo quitándose el condón.

Pol por la tarde durmió una buena siesta, se levantó, habló con su hijo, después de la ducha se preparó una cena ligera y empezó a abrir los ordenadores. Sonó el teléfono.

-¿Alguna novedad Alba?

-No, todo muy tranquilo esta tarde. Estaba cenando y he pensado en darte ánimos por la noche que te espera.

-Muchas gracias compañera, todo un detalle por tú parte.

-Es importante que el jefe no se desanime.

-Menos cachondeo anda. Mañana por la mañana estarás sola ya lo sabes, cuida bien del fuerte.

-Te lo mantendré todo ordenado y limpito.

-Descansa Alba, te lo mereces, buenas noches.

-Buenas noches jefe.

Como todavía le quedaba bastante tiempo antes de ponerse delante de las pantallas, se preparó un whisky corto con hielo para tomárselo sentado tranquilamente en el porche. No tardó mucho en sacar la cabeza la vecina.

-Buenas noches Pol.

-Hola Lily, ¿qué tal?

-Bien, el otro día vi a tú compañera de trabajo.- Pol la miró haciendo un gesto con los ojos.

-¿Y?

-Pues nada, que es muy guapa.

-¿Quieres decir que si fuera fea no me estarías diciendo nada?

-Solo te digo que es muy guapa y está enamorada de ti.

-Lily por favor, no me líes anda. Somos compañeros de trabajo, amigos, nos preocupamos uno del otro y nada más.

-Tú dirás lo que quieras, pero te aseguro que la niña lo que quiere es que te preocupes de su coño.

-¿Y tú no te podrías preocupar de tus cosas leche?, que no puedo ni tomarme algo tranquilo en mi casa.

-Vale, vale, tranqui, ya me voy…

-Eso, no me agobies más.

Lily desapareció de su vista levantando la voz para que la escuchara.

-No seas tonto que es un pibón y te la puedes comer entera.