Una pequeña ciudad. (6)

Capítulo Capítulo VI

Capítulo VI

Estaba parado delante de la puerta buscando en los bolsillos la llave cuando escuchó pasos detrás de él, se giró asustado.

-Tranquilo, te he visto desde casa dando tumbos por el caminito de tú jardín y he pensado que no ibas muy bien.

-¡Joder Lily!, que susto me has ‘pegao’, pensaba que sería un ladrón o algo.

-Tranquilo, aquí no pasa nunca nada, es una zona muy segura.

Pol se tambaleaba delante de ella con las llaves en la mano. Miraba como al contraluz de la calle se le transparentaba la camiseta viéndole unas diminutas bragas.

-Lily, tengo  un problema, no encuentro las llaves de mi casa.

Ella le miraba aguantándose la risa, por la cara y la voz de borrachuzo. Le cogió las llaves de la mano y le pasó un brazo por la cintura sujetándolo, él se lo pasó por los hombros. Lily abría la puerta.

-Anda pasa.- Le decía a Pol con paciencia.

-¡Ey!, has encontrado las llaves, ¿Dónde estaban?

Lily reía, Pol se separaba de ella caminando para atrás teniendo que dar un paso largo para no caerse de espaldas.

-Desde luego como vas, ¿qué te han dado tus amigos para acabar así?

-No sé, nunca he tolerado bien la bebida.

-Ya, ya, ni que lo digas, va que te acompaño hasta tú habitación.- Volvía a sujetarlo por la cintura y él le volvía a pasar el brazo por los hombros.

-No sé dónde está mi habitación.

Lily lo iba guiando muy despacio en dirección a las escaleras que subían a la segunda planta.

-Es igual que mi casa, esta es un poco más grande eso sí.

-Es que mañana voy a buscar a mi hijo y seremos dos, jeje.

-Que bien, ¿Cuántos años tiene?

-¿El niño?

-Sí claro.

Pol se paró justo al subir el último peldaño, pensaba mientras el cuerpo se le iba para atrás, Lily tuvo que sujetarlo empujándolo para adelante.

-Camina que te vas a descalabrar por las escaleras coño.

-No me acuerdo.

-¿De qué no te acuerdas?- Le preguntaba con paciencia Lily.

-De los años, no me acuerdo de los años del niño.

-Tira, tira para la habitación antes que te mates.

Abrió la puerta de la habitación y entraron los dos a trompicones, lo puso delante de la cama y de un empujón lo tiró encima panza arriba. Lily le echó un vistazo, lo vio tirado encima de la cama vestido haciendo gestos con las manos y hablando cosas inconexas, resopló mirando el techo, le agarró un zapato y se lo quitó, el otro también, lo incorporó para quitarle la chaqueta, se arrodilló encima de la cama y le desabrochó el cinturón, le bajó la cremallera de los pantalones y estiró de ellos para quitárselos, los ojos se le quedaron clavados en los boxes apretados que Pol llevaba puestos, se le notaba perfectamente la polla de lado, Lily pensó que si era así de gorda estando en reposo cuando se animara podía estar muy bien, pero que muy bien. Se mordió los labios viendo como Pol miraba el techo con los ojos medio torcidos de la borrachera, le pasó una mano por encima de la polla acariciándola, se le puso tan tiesa que le salía la punta por encima del calzoncillo. Lily suspiró, le bajó los boxes y se sorprendió como la polla apuntaba al techo, con todo rasurado a su alrededor, sin dudarlo se la agarró y empezó a pajearla lentamente, pensó que para estar tan borracho se le mantenía tremendamente dura, Pol la miró sorprendido.

-¿Qué pasa Lily?, noto algo.

-Y más que vas a notar, te voy a follar, lo siento.

-No, no, por favor, por mí no lo sientas.

Lily se había puesto de pie, metió las manos por debajo de la camiseta y se estaba quitando las bragas, después la camiseta, volvió a arrodillarse encima de la cama, le agarró de nuevo la polla y se movió para ponerse encima de ella, apuntarla en el agujerito de su coño y empalarse lentamente hasta que se sentó encima de Pol. Un gemido salió de la boca de los dos, ella se movía despacio sintiéndose llena, él la miraba sorprendido.

-Hoy me doy a dar una alegría yo, lo voy a disfrutar de verdad.- Decía una excitada Lily.

Pol empezó a moverse acompañando los movimientos de Lily encima de él, ella lo cabalgaba con más fuerza y el mejor se movía, gemía y empezaba a gritar, pensó que aquel tío aguantaba muy mal la bebida pero follar follaba de maravilla. Se corrió pegando unos gritos tremendos, se intentaba relajar encima de él cuando vio que Pol había cambiado la cara, ya no parecía estar borracho, ahora parecía estar caliente como una estufa, la miraba con unos ojos de vicio tremendos. La agarró por la cintura, la giró y se puso en medio de sus piernas muy abiertas, se quitó la camisa a tirones, se agarró la polla con la mano apuntándola de nuevo en la vagina y le pegó un pollazo tremendo, se la clavó de golpe hasta el fondo haciendo que Lily se deslizara un palmo por lo menos por encima de la sabana, los dos gritaron de placer, se miraron a los ojos y Pol inició una follada a todo trapo, todo el cuerpo de Lily se movía de los golpes que le daba empujando, el calor iba en aumento, al mismo ritmo que los gemidos y gritos, Pol se aguantó con las manos en la cama para incorporar el tronco y penetrarla con más fuerza, Lily encogía las piernas para facilitar una penetración más profunda a la vez que agarraba y estrujaba las nalgas de Pol, se estaban quemando, sudaban, se sonrojaban de la cara, un grito de Lily fue la señal de llegada a un orgasmo enorme en los dos. Pol gruñía mientras le llenaba el coño a lechazos, ella gritaba en cada embestida sintiendo su caliente esperma llenarla por dentro.

Quedaron los dos estirados uno al lado del otro, respiraban profundamente recuperándose.

-¡Joder Pol!, si borracho haces esto sereno no quiero ni pensarlo. Pol, ¿me oyes Pol?

Se giró y lo vio durmiendo como un bendito, le dio un beso en la frente, se vistió y se fue con cuidado para no despertarlo.

Al día siguiente a las siete y media de la mañana estaba Pol con una taza de café sentado en el porche de la parte trasera de la casa, tenía la cabeza como un bombo de la resaca, escuchó una voz.

-Buenos días vecino, ¿cómo estás esta mañana?- Giró la cabeza y vio a Lily mirándolo por encima de la valla que separaba los dos jardines, le hizo un gesto con la cara dándole a entender que no estaba fino.

-Ven, acércate, tengo algo para ti.- Pol se levantó caminando lentamente hasta donde estaba Lily, ella estiró el brazo y le entregó un sobre pequeño.

-Tómatelo con un vaso de agua, te despejará. ¿Te acuerdas de algo de anoche?

-De pocas cosas a partir de llegar aquí, me acuerdo que me asustaste cuando no encontraba las llaves, ya me dirás donde estaban porque vi como abrías tú la puerta, después todo lo tengo muy confuso.

-En la mano, las tenías tú en la mano, yo solo te las cogí y abrí la puerta. ¿No te acuerdas de nada después?- Insistía Lily.

-Me he despertado desnudo en la cama, supongo que fuiste tú quien me dejó así, lo siento por las molestias.

-No fue una molestia, más bien un placer.- Le miraba sonriendo pensando en lo ocurrido.

-Gracias por todo Lily, te debo una, tengo que ir a prepararme para ir a trabajar, no quiero llegar tarde hoy.- Se fue alejando de ella volviendo a su casa.

-Me lo cobraré con un buen polvazo, pero esta vez sereno.- Pol se giró antes de entrar en su casa.

-¿Decías algo vecina?

-Que te tomes lo que te dado, te dejará nuevo.- Pol asintió con la cabeza y se metió en su casa, Lily se giró riendo pensando cuando podría volver a repetir lo de la noche anterior.

Antes de irse a trabajar Pol se tomó la pastilla dejándola deshacer en un vaso de agua, mientras conducía notó que se empezaba a encontrar mejor.

En la oficina aquella mañana habían muchos nervios, Pol había repartido las acciones entre, Alba, Luisa, Pepi y él mismo para venderlas cuando llegaran al precio que él había calculado que podrían llegar. Cuando empezó la sesión los cuatro estaban con sus miradas clavadas en las pantallas, de pronto Luisa empezó a levantar la voz.

-Las mías han subido un punto y parece que van a seguir haciéndolo.

-Atenta Luisa, si suben dos puntos más véndelas al momento, ni dudes.

-¡Oh Dios mío!, están a punto, están a punto, que nervios.- Pol de reojo las iba mirando sin perder el control de las suyas.

-Luisa, Luisa, Luisa.- Avisaba un nervioso Pol.

-Ya, ya, vendo, vendo, lo vendo todo.

El dedo de Luisa aporreaba el teclado dando órdenes de venta como una loca, los ojos, la boca, toda la cara la tenía desencajada de la emoción. Cuando acabó levantó los brazos en señal de victoria, Pol sonreía haciéndole una señal con el puño cerrado y el dedo pulgar levantado felicitándola.

Siguieron los demás, Luisa relajada miraba la pantalla de Pepi.

-Me parece que me va a tocar a mí.- Decía Alba seria, queriendo dar una imagen de tranquilidad que no correspondía con lo que sentía por dentro.

-Te queda poco Alba.- Corroboraba Pol.

-Venga, venga.- Animaba una relajada Luisa.

-Ya.- Gritaron Luisa y Pol a la vez cuando vieron la cifra en la pantalla.

Alba vendió todo lo que tenía de forma profesional, al felicitarla Luisa y Pol se le escapó una risa de alegría y tranquilidad.

-¡Joder!, esto no sube coño.- Se quejaba Pepi al ver que sus dos compañeras habían acabado el trabajo y ella no.

Alba movió la silla para ponerse a su lado, las tres chicas tenían los ojos clavados en la pantalla esperando movimientos, Pol seguía controlando lo suyo con una sonrisilla de verlas tan unidas cuando tres días antes no se aguantaban. Pol fruncía el ceño al ver como bajaban sus acciones mientras Pepi pegaba un grito acompañada de sus dos compañeras vendiendo todas las que tenía, las tres chicas se felicitaron por llegar a los objetivos riendo, miraron a Pol y se les cortó la risa de golpe, algo no funcionaba bien, dieron la vuelta a la mesa y se pusieron a su lado, Pol pensó que ya tenía el equipo de trabajo que quería, unido y con ganas de trabajar, lástima que en ese momento no tenía tiempo de disfrutarlo.

-¿Que pasa jefe?- Preguntó una preocupada Pepi.

-Están bajando sus acciones.- Respondió Alba.

-Por esto me quedé con ellas, sospechaba de algo así.- Confirmaba Pol.

-¿Qué se puede hacer?- Preguntaba Luisa.

Las tres chicas se miraban entre ellas sin saber que decirse. Pol abrió una pantalla tecleando rápidamente.

-¿Qué haces Pol?- Preguntó Alba.

-Estoy pidiéndole acciones a un bróker amigo mío que me las ha prestado muchas veces, tenemos liquidez con vuestras ventas y tengo que aprovecharlo.

-¿Acciones de quien?- Se interesaba Pepi.

-De la misma empresa que está bajando.- Contestó Pol.

-Coño, de esas ya tienes.- Apuntaba Luisa.

-¿Estás seguro de lo que vas a hacer?- Le preguntaba una preocupada Alba.

-Estoy vendiendo todas las acciones que puedo, ha esto le voy a dar la vuelta por mis cojones.

Luisa y Pepi miraban a Alba, no sabían de lo que iba la cosa.

-Está vendiendo acciones prestadas de la misma empresa.- Les explicaba Alba.

-Pero si están bajando, es una locura.- Decía Luisa sin entender que pasaba.

Pol tenía los ojos clavados en la pantalla sin decir nada, concentrado.

-Venga, venga, bajar un poco más.- Comentaba Pol mientras las chicas le prestaban la máxima atención.

En la pantalla apareció una cifra, habían bajado dos puntos de golpe.

-Las compro ahora.

-¿Cómo que las compra ahora, se ha vuelto loco?- Preguntaba Pepi.

-Va a comprar unas acciones que no eran nuestras a un precio más bajo de lo que las vendió.- Apuntaba Alba.

-No lo entiendo.- Decía Luisa.

-Se llama invertir a corto, vendes unas acciones prestadas esperando que bajen, cuando bajan las compras, la diferencia entre lo que ganaste vendiendo con el precio que las compras son beneficios, tienes que pagar un precio al bróker por el préstamo, pero sales ganando dinero.- Explicaba Alba.

-¡Joder!, que complicado.- Decía una extrañada Pepi.

-Es fácil, yo vendo una acción prestada por cien euros, espero que bajen, cuando valen cincuenta las compro, como me dieron cien al venderla y la compro por cincuenta gano cincuenta, se las devuelvo al que me las prestó y listo. ¿Lo entendéis? - Les preguntaba Alba.

-Le pago al prestamista diez por dejármelas y salgo ganando cuarenta.- Apuntaba Pol.

-¡Jooooder!- Decían a la vez Luisa y Pepi.

-¡Ja!, empiezan a subir, con un poco de suerte ganaremos por dos lados, al bajar y al subir.

Pepi y Luisa ya no se atrevían a preguntar nada.

-Quiere decir que si suben un poco más podrá vender las nuestras ganando un poco de dinero, pero juntándolo con la jugada anterior a corto saldremos ganando mucho dinero.- Explicaba Alba.

-Vendo.- Gritó Pol, Alba levantó los brazos junto con Pol.

-Ha sido una lección magistral chicas, ha sabido ganar dinero aprovechando que bajaba el precio de las acciones y ha vuelto a ganarlo cuando han subido, nunca había visto algo así.- Les explicaba Alba mirando a Pol con admiración.

-Por eso lo fiché, porque es de los mejores, no sé si yo en mis mejores tiempos me hubiera atrevido a algo así.- Dijo la voz del Sr. Escobar detrás de ellos.

Pol se levantó y se abrazó con Ricardo, las chicas aplaudían encantadas.

-Visto lo visto podéis tomaros el día libre chicos.- Les dijo Ricardo con el jolgorio pertinente por parte de las chicas.

-¿Yo también jefe?- Preguntó Armando que sacaba la cabeza por un lateral, había estado hablando con Rosa de recepción hasta ese momento sin preocuparse de nada.

-Claro hombre, tú también, para el trabajo que haces. Rosa, también puedes irte cuando quieras, hoy cerramos a medio día.- Sentenció Ricardo caminando para la puerta desapareciendo.

-Os invito a todos a un aperitivo.- Dijo Pol con los aplausos y risas de los demás.

Estuvieron tomando cervezas y algunas cosas para picar, uniéndose, haciendo piña entre ellos, lo que buscaba Pol que pasara. Alba lo miraba con admiración, en una semana había conseguido casi un milagro, aparte de hacer mucho dinero para la empresa, los había unido a todos como nunca lo habían estado, todos estaban contentos y con ganas de trabajar, hasta a Armando se le veía motivado. Todos se fueron despidiendo y quedaron solos Alba y Pol.

-¿Y ahora qué hacemos?- Le preguntó una sonriente Alba.

-Ahora vamos a comer, te invito, quiero explicarte los horarios que haremos el lunes y el resto de la semana que viene.

-¿Vamos al sitio de siempre?

-No, como pago yo te llevaré a un restaurante mejor.

Fueron al lujoso restaurante que Alba le dijo que estaba muy bien el primer día que se  conocieron, Pol fue muy educado y ayudó a Alba a sentarse acompañándole la silla. Ya sentados y con una copa de vino con la que brindaron…

-El lunes por la mañana comprobaremos las acciones que ya sabemos y si están como deben estar invertiremos en ellas las de renta fija.

-Me da respeto hacerlo en el mercado francés, inglés o alemán como quieres.

-Es lo mismo que aquí, son acciones muy estables que podrán seguir Luisa y Pepi como hacían hasta ahora. El problema vendrá con las otras, las de renta variable, quiero ser más ambicioso con ellas.

-Ahí sí que me acojono.- Decía Alba preocupada.

-El problema son los horarios, no las acciones. En la de Estados Unidos trabajaremos de 15,30 a 22 horas, una parte lo haremos desde la empresa y otra desde mi casa…

-Perdona, ¿desde tú casa?

-Sí, tendré preparado algo para cenar mientras trabajamos, será más cómodo.

Alba giraba la cabeza, otra vez esa maldita seguridad en él mismo, no le consultaba nada, lo daba todo por hecho y ella le decía que sí con la cabeza como un corderito.

-Luego te dejaré descansar un rato mientras preparo las siguientes inversiones en Japón, abren de 1 a las 3,30 de la madrugada, descansan una hora y vuelven hasta las siete. En Hong Kong lo hacen de 2,30 a 5 y de 6 a 9 también paran una hora.

-A ver a ver…- Interrumpió Alba -Nos vamos a pasar toda la noche en vela…

-No, dormirás de 22 a 12,30 para estar despejada a la 1, luego de 4,30 a 6 cuando descansan las asiáticas, sobre las ocho te podrás ir a tú casa a descansar toda la mañana. Por la tarde a las 15,30 tendrás que estar controlando las inversiones que hayamos hecho en América.

-Esto es una locura, ¿y tú?

-De mi no te preocupes.

-Sí me preocupo Pol, ¿qué harás tú?

-Será el primer día, esa noche no dormiré, mientras tú descansas por la mañana estaré al lado de Pepi y Luisa por si pasa algo, cuando llegues tú por la tarde me iré a descansar a casa y controlaré las asiáticas por la noche, entre tú y yo nos repartiremos los horarios para estar atentos a todas las inversiones. Al día siguiente yo descanso por la mañana, tú estás en la oficina, yo estoy atento a la americana, tú descansas un poco por la tarde y te cuidas de las nocturnas, así nos iremos turnando, ya te dije que no iba a ser fácil, ¿eres ambiciosa o no?

-Soy ambiciosa Pol, pero no querría parecer gilipollas.

-Escúchame Alba, ya te lo dije, estos próximos días vas a aprender una barbaridad, si lo hacemos bien, somos rápidos y despiertos al final de mes vamos a tener muchos beneficios. Te prometo que te subiré el sueldo, contrataré a gente para que te ayude y tú solo tendrás que supervisar lo que hacen los demás, tendremos turnos de día y noche, la empresa no va a parar en todo el día.

Lo miraba escéptica, Pol le agarró la mano encima de la mesa, Alba le miró los ojos entreabriendo sus preciosos labios.

-Confía en mí por favor, ya ves que yo también voy a dar todo lo que pueda dar por este proyecto, si lo hago es porque confió plenamente en él, dime que vas a confiar en mí y vamos a luchar juntos por el objetivo.

Alba deslizó suavemente la mano por debajo de la de Pol separándolas, cogió la servilleta limpiándose los labios para disimular. Se le habían mojado las braguitas de oírle las explicaciones y ver cómo le brillaban los ojos.

-Confío en ti, ya lo sabes, espero que todo nos salga bien.

-Esta es mi Alba, muy bien. Bueno, me tengo que ir, no quiero llegar tarde para recoger a mi hijo en casa de su madre.

Salieron los dos del restaurante y se despidieron con dos besos.