Una pequeña ciudad. (4)

Capítulo 4

Capítulo IV

Pol llegó a su casa, habló un rato con su hijo por teléfono, se cambió y salió a correr por la urbanización, así la conocería un poco mejor pensó. De vuelta se duchó y preparó una ensalada para cenar, se la comió con el ordenador delante comprobando datos, cuando acabó se estiró en la silla, se notaba cansado y relajado por la carrera, había sido un día intenso. Subió a su habitación, entró a oscuras, fue a cerrar la persiana de la ventana cuando vio luz en la casa de al lado, por la ventana podía ver a una pareja, debían de estar por casi los treinta o algo menos, estaban en la habitación, ella con una cola de caballo en todo lo alto de la cabeza desnuda a cuatro patas encima de la cama, él le agarraba la cola estirando de ella, así mantenía la cabeza de la chica levantada, la estaba penetrando con una fiereza que hizo levantar las cejas de Pol, que manera de follar, abrió un poco la ventana y pudo oír los gritos de placer de la chica, como se corría moviendo todo el cuerpo de los espasmos por el orgasmo. Sin soltarle la cola la giró sentándola en la cama, el tío le metió la polla en la boca, de una embestida se la clavó en la garganta causándole una arcada que le salieron babas cayendo al suelo, le follaba la boca como si no hubiera mañana, la chica cerraba los ojos aguantando como una buena polla entraba y salía de su garganta, de pronto el tío levantó la cabeza mirando el techo, de la boca de su pareja salió saliva y semen, se estaba corriendo como un animal llenándole la boca, ella no podía aguantarlo dejándolo caer, siguió chupándole la polla mientras él aflojaba la presión de su mano en la cola pasándosela por la cara acariciándosela.

Cerró la ventana y la persiana, se estiró en la cama, su mano se agarró la polla por dentro del pantalón del pijama empezando a pajearse, se quitó el pantalón, de un cajón de la mesita de noche sacó una toallita que estiró en la cama, se puso de lado y se pajeó intensamente pensando en lo que había visto, no tardó mucho en correrse encima de la toalla, se limpió la polla y tiró la toalla al suelo, se puso el pantalón cerrando los ojos para dormir.

Alba había cenado sola en su apartamento repasando las acciones que Pol le envió por mail, se metió en su habitación, abrió un armario, se quitó el chándal que le gustaba ponerse para estar cómoda en su casa y de un cajón sacó un camisón cortito, se lo puso mirándose en el espejo como se le veían las braguitas por debajo, apartó la ropa de la cama y se metió tapándose, boca arriba pensaba como había ido el día. Le vino a la cabeza Pol, como le había hablado, la intensidad de su mirada, lo atractivo que era, sin darse cuenta estaba jugando con la goma de sus braguitas, con los pies fue bajando la sabana hasta dejarla en los pies de la cama, separó las piernas y la mano se introdujo por dentro de las bragas acariciándose el coño, cerró los ojos, se acordó que había mojado la ropa interior en la oficina mirándolo, ¿porque la ponía tan cachonda? pensaba mientras sus dedos jugaban con los labios vaginales dándose gusto, cuando se notó mojada, se quitó las bragas, abrió un cajón de la mesita y sacó una cajita alargada que dejó encima de la cama, la abrió y agarró un consolador con vibración, en la caja también había un tubo de vaselina, puso un chorrito en la punta del consolador, a poca velocidad se lo empezó a pasar por el medio del coño cerrando los ojos, que gustito le daba, metió la mano que tenía libre por dentro del camisón acariciándose una teta, no llegaba a abarcarla toda con su mano, le gustaba comprobar que las tenía grandes y tersas, no como las de Luisa que parecía una vaca lechera sin ordeñar, se acarició el pezón poniéndoselo duro, suspiró cerrando los ojos, le dio más marcha al consolador y soltó un gemido, se pellizcaba el pezón cuando apuntó en el agujero del coño metiéndose medio consolador, un gemido más fuerte dio el disparo de salida a una intensa follada, se penetraba cada vez más profundamente aumentando la velocidad de las vibraciones. Por su cabeza pasaban las imágenes de los ojos de Pol, claros, intensos, profundos, muy expresivos, se imaginaba follada por Pol mientras le miraba sus ojos, como le pasaba un brazo por la espalda agarrándosela con fuerza en cada gemido, como la penetraba profundamente llevándola en cada embestida al orgasmo, dio un buen grito y se corrió saliéndole del coño un buen chorro de flujos vaginales meándose a la vez de gusto. Respiró profundamente, apagó y apartó el vibrador, cerró las piernas girándose ocupando la parte de la cama que estaba seca, pensó que ya cambiaría la cama por la mañana. Estaba relajada, cerró los ojos preocupada pensando que le pasaba con Pol, había conocido a hombres muy atractivos que le demostraron que se podía haber acostado con ellos sin mucho esfuerzo, cosa que no hizo, bueno, alguna vez sí. Masturbarse de la manera que lo hizo y se corrió nunca le había pasado, ¿qué tenía ese hombre?, se preguntaba continuamente sin encontrar respuestas mientras se dormía con la imagen de los ojos de Pol.

Por la mañana salía Pol del garaje con el coche cuando vio a la vecina de la noche anterior regando el jardín mirándole fijamente, paró el coche abriendo la ventanilla.

-Buenos días vecina, me llamo Pol y me acabo de mudar a esta casa, para cualquier cosa vivo aquí.

-Buenos días, yo soy Lily.- Respondía mientras le miraba intensamente mordiéndose el labio.

-Es un poco pronto para regar ¿no?

-No, hay que hacerlo antes que el sol apriete y queme las flores, ahora es el mejor momento, bueno, en realidad es mejor por la noche pero ayer estuve ocupada.- Le miraba con una sonrisilla maliciosa, a Pol le pasaba por la cabeza la imagen de Lily atragantada por una polla.

-Bueno, me voy a trabajar, que tengas un buen día Lily.

-Y tú también gracias.

Mientras conducía pensaba en como la había visto la noche anterior, después de una buena noche seguro que tendrá un buen día, pensaba sonriendo mientras se alejaba de su casa.

Llegó el primero a la oficina como el día anterior, encendió las luces y se puso en medio de la sala calculando como quedaría la nueva distribución cuando encontrara a alguien para hacerlo. Más tarde fueron llegando los demás, a las nueve en punto el Sr. Escobar entró en su despacho, detrás de él Pol, se sentó en la silla para ponerle al día de todo lo hablado el día anterior.

-Buenos días Don Ricardo.- Ricardo volvió a hacer un gesto con las cejas desaprobándolo.

-Buenos días señor Ríos.

-Quería informarle de las reuniones de ayer…

-No hace falta, las decisiones que usted tome las veré en el resumen de beneficios del mes, es lo único que me interesa. ¿Cuándo vendrán a hacer los cambios en la oficina que quería hacer?

-Espero encontrar a alguien pronto, hoy me pondré en el tema.

-Pues ya hemos acabado la reunión, que tenga un buen día señor Ríos.

-Se le tendría que comprar un ordenador portátil a Alba, lo necesitará para trabajar desde su casa.- Ricardo quitó la vista de la ventana mirando serio a Pol.

-Está bien, háblelo con Rosa, ella se cuidará.

-Ya me cuidaré yo personalmente, buenos días.

Salía del despacho del jefe mientras este abría un armario sacando un vaso y la botella de whisky. Vio a Alba en su despacho, como si sintiese que la estaba mirando en ese mismo momento ella también giró la cabeza mirándolo, Pol le hizo un gesto con la mano señalando su despacho para reunirse con ella. Una vez sentados.

-¿Has tenido tiempo de mirar el mail que te envié?

-No tengo muchos compromisos, claro que he tenido tiempo, ¿son estables?, me han parecido muy interesante.

-Ya sabes que en este trabajo estable no hay nada, supongo que viste los gráficos, creo que vale la pena cambiar de acciones, lo que pasa es lo que te decía ayer, se tendrá que estar muy atentos para cambiar de un lado al otro si nos conviene.

Alba movía la cabeza dándole la razón.

-¿Quieres que comience ya a hacerlo?

-No, lo haremos juntos la semana que viene, estoy esperando una posible subida de las acciones que tenemos en cartera ahora para venderlas mejor de precio.

-¿Van a subir?, llevan bastante tiempo con subidas muy raquíticas.

-¿Raquíticas?- Repetía riendo Pol por la palabra.

-Sí, no te rías, que suben muy poco quiero decir…

-Ya te entiendo mujer, venga, vamos a seguir como evolucionan esta mañana.

Alba se levantó de su silla y le dio la espalda caminando hacía su despacho, Pol la seguía como siempre con la mirada, que bonito culo y que guapa es volvía a pensar.

Entró directamente en la oficina sin pararse en recepción un hombre en vaqueros, se dirigía donde estaba él con una sonrisa enorme, como si se alegrara de verle, Pol no sabía quién era, salió de su despacho un tanto preocupado.

-Coño Pol, no has cambiado nada tío, sigues estando igual que siempre, ¿has hecho un pacto con el diablo?

Pol rebuscaba en su memoria quién podría ser aquel tipo, ahora estaba claro que lo conocía, ¿pero de qué? El tío le pasó un brazo por los hombros.

-Papá, ¿a que está igual que siempre?- Decía mirando al despacho de Ricardo, el jefe levantó una mano para darse por enterado sin apartar la vista de la ventana, estaba claro que si aquel era su hijo no le daba mucha alegría verlo.

-¿Entonces tú eres?- Preguntaba un descolocado Pol.

-Javier coño, Javier Escobar, ¿no te acuerdas?, no me extraña, desapareciste para estudiar en Barcelona y solo te vimos el pelo un poco antes de que te casaras, hicimos una buena despedida, ¿no me jodas que no te acuerdas de nada, has tenido un accidente o algo que te ha borrado la memoria?

-No coño, claro que me acuerdo ahora de ti.

Se abrazaron y Pol lo invitó a entrar en su despacho, estuvieron recordando cosas de su juventud, se enteró que Javier era policía, que no estaba casado ni en pareja, él le explicó como envió la solicitud para trabajar con su padre sin saber quién era. Estuvieron un rato hablando, hasta que Javier le dijo que se tenía que ir, lo acompañó hasta la puerta.

-Una cosa Javier, ¿tú no sabrás de alguien que nos pueda quitar esos tabiques de madera y poner las mesas y sillas aquí en medio del local?

-Claro que sí hombre, ¿no te acuerdas de Abelardo?

-¿Abelardo?

-Sí hombre, el tres puertas le llamábamos porque es igual de alto y ancho como un armario ropero de tres puertas, ¿te acuerdas ahora?

-Hostia sí, el tres puertas.

-Pues es carpintero y te hará este trabajo rápido y bien hecho.- Decía Javier mientras se ponía el teléfono en la oreja.

-Hola Abelardo, ¿te acuerdas de Pol?..., sí, el que iba con nosotros de fiesta…, pues trabaja en la empresa de mi padre, pásate por aquí cuando puedas que tiene trabajo para ti…, vale adiós.- Colgó el teléfono.

-A este hombre hay que sacarle las palabras con un sacacorchos coño, bueno ya está, pasará por aquí. Otra cosa, guárdate la noche del jueves que te llamaré para salir a cenar con todos, bueno solo somos tres y contigo cuatro de entonces, pero será divertido recordar viejos tiempos.- Le dio un golpecito en el hombro con la mano y salió de la oficina.

Cuando Pol volvió a sentarse en su despacho, entró despacio con el vaso de whisky en la mano Ricardo, se sentó delante de él mirándole a los ojos.

-Sabes, poco antes de nacer Javier cree esta empresa, mi ilusión era que él pudiera dirigirla y trabajar en ella toda su vida, pero ya ves, el capullo va y se hace policía, ¿te lo puedes creer?, el único hijo que tengo y se hace policía el muy gilipollas. Desde que lo hizo cogí tal depresión que hemos ido de mal en peor, si tú no le pones remedio no creo que aguante mucho tiempo abierta esta empresa.- Le explicó un triste Ricardo a Pol.

-Si él es feliz siendo policía...- Intentaba disculparlo Pol.

-Él es feliz tocándome los cojones, no tiene familia, sigue viviendo solo y no ha tenido ninguna relación con una mujer, a mí no me engaña, sé que le gustan los hombres pero el cabronazo no ha tenido cojones de reconocerlo y salir del armario.

Ricardo se levantó de la silla como si le costase la vida hacerlo, Pol hizo el gesto de ir a ayudarle y Ricardo levantó una mano para que no se moviera. Ahora entendía porque el saludo tan frio a su hijo.

Pol fue hasta el despacho de Armando que estaba por primera vez desde que lo conoció tecleando algo en el ordenador, le hizo una señal con la mano y entraron en la sala de reuniones.

-Ayer no te vi el pelo en toda la tarde, ¿tienes novedades de lo que hablamos?- Armando sonreía.

-La tarde noche madrugada fue productiva jefe.

-Explícame los detalles.

-Tengo varios amigos que están dispuestos a invertir algo de dinero…

-¿Pasarán por aquí?

-Esos duermen todo el día, son como los vampiros, viven de noche.

-Pues te pasaré un documento para rellenar con sus datos y que lo firmen, tendrán que hacer una transferencia con su referencia.

-Esto, verás, les tuve que prometer que tendrían buenos beneficios, si sale mal nos vamos a comer los mocos, pero si sale bien estoy seguro que sus familiares también invertirán con nosotros, eso me preocupa Pol.

-Yo personalmente me haré cargo de sus cuentas, en un mes estarán contentos.

-Esos tíos son unos vagos de cojones, pero detrás de ellos hay mucho dinero.

-Y a por ese dinero vamos Armando, ese es el que nos interesa.- Armando sonreía mientras Pol se levantaba de la silla dando la reunión por acabada

Al medio día pasó lo mismo que el día anterior, se fueron todos y apareció Alba con su carita bonita para comer con Pol. Volvieron a pasear hasta el restaurante, una vez sentados comiendo hablaron de la lista que le pasó Pol el día anterior y cuando acabaron se hizo un silencio, como si ninguno de los dos supiera sacar una conversación para seguir hablando. Hasta qué.

-Alba, ¿te puedo preguntar algo personal?- Alba abrió un poco los ojos sorprendida.

-No sé, tú pregunta y ya veremos.

-Me extraña mucho que una mujer como tú este sola, me refiero a que no tengas pareja y eso.

Alba pensó un momento en silencio, levantó la vista y sonrió.

-¿Por qué te extraña?, lo dices como si fuera obligatorio estar emparejado.

-Ya sabes por qué lo digo, no seas mala conmigo.- Alba sonreía, parecía que Pol se había metido en un jardín y no sabía cómo salir.

-No, no lo sé, explícamelo.- Le apretaba disimulando la risa.

-Por qué eres muy guapa, pero que muy guapa, con la de tíos y tías que te tienen que tirar los tejos no lo entiendo.

Alba había bajado la mirada y se sonrojaba tapándose la cara con una mano, Pol no decía nada, cuando se atrevió a levantar la cabeza y mirarle a los ojos Pol estalló en una tremenda carcajada riéndose de ella.

-Eres un cabrón, has visto que me cachondeaba de ti y me la has devuelto con creces.

-Perdona, perdóname, no quería ponerte colorada, ¿pero me contestarás o no?

-Hoy no.- Zanjó la conversación Alba riendo los dos.

Cuando salieron del restaurante Pol se disculpó con ella, tenía que ir a un centro comercial a comprar alguna cosa. Al rato entró en la oficina con una caja debajo del brazo, se paró en recepción para darle a Rosa la factura para que se la abonase, entró en su oficina y cerró la puerta, abrió la caja, era un ordenador portátil de última generación, estuvo instalando todos los programas necesarios para trabajar, en ello estaba cuando lo llamó Rosa, levantó la vista para ver la recepción y vio a un tío enorme, con el pelo de la cabeza y la barba muy largo, pensó que tenía que ser Abelardo, salió de su oficina para ir a saludarlo. Abelardo caminaba a su encuentro, Pol pensaba que tenía muy bien puesto lo de “tres puertas”, el tío parecía realmente un armario ropero de lo grande que era, se quedaron parados uno delante del otro, Pol levantó los brazos y Abelardo se acabó de acercar pasándole los brazos por la espalda.

-Cuanto tiempo Abelardo, ¿cómo estás, qué es de tú vida?

-Bien, haciendo apaños por aquí y por allí.- Le sorprendió la voz ronca que tenía, con aquella imagen de tío enorme y la voz impresionaba.

Pol esperaba que siguiera hablando pero el tío se quedó callado, después de un breve silencio tuvo que ser él quien lo rompiera.

-Pues te llamó Javier porque le pregunté por alguien que nos pudiera hacer un trabajito.- Abelardo miró el local girando la cabeza.

-Esto está muy bien, ¿Qué queréis hacer?

-Pues mira, lo primero quitar esos tabiques de madera y trasladar las mesas y las sillas de los despachos aquí en medio de la sala, ponerlas para que estemos unos delante de los otros y todos nos veamos.- Abelardo seguía mirando.

-Habrá que pasar también los cables para enchufar los ordenadores ¿no?

-Sí, sí, claro.

Abelardo dio varios pisotones en el suelo escuchando el ruido.

-No hay problema, el parquet es flotante, meteremos los cables por debajo y pondremos enchufes en el suelo.- Pol sonrió.

-Así será rápido.

-Si solo es esto lo que tenemos que hacer sí.- Pol apoyó una mano en el hombro de Abelardo girándolo

-Bueno, también había pensado en hacer la recepción más grande, que el mostrador llegue desde esa pared hasta aquel despacho, con un plafón de madera detrás con el nombre de la empresa que tape a la gente que esté trabajando aquí, el despacho hacerlo más grande para que sea una sala de espera elegante…

-Eso no será tan rápido.- Decía escuetamente Abelardo.

-Lo más urgente es lo de las mesas para poder seguir trabajando, ¿cuánto tiempo tardaréis en hacerlo?

Abelardo se tocó la poblada barba pensando.

-Unas tres horas.

-Os espero mañana a las seis de la mañana.- Dijo rápidamente Pol dándolo por hecho.

Abelardo frunció el ceño, miró directamente a los ojos a Pol.

-De acuerdo, vendremos todos los que estemos disponibles para acabar lo antes posible.

Chocaron las manos y se despidieron hasta el día siguiente. Cuando se fue Abelardo vio que Alba lo estaba mirando, fue hasta la puerta de su despacho.

-Es mi amigo Abelardo, si te gusta puedo presentártelo.

-Ñi, ñi, ñi, que tonto eres.- Contestó Alba torciendo los ojos.

Pol se metía en su oficina muriéndose de risa, miró el portátil y llamó por teléfono interno a Alba.

-¿Qué quieres?, cachondearte un poquito más.- Le contestó haciéndose la ofendida.

-No, no, en serio, ¿puedes venir a mi despacho?

-Sí Sr. Ríos.- Y le colgó de golpe. Pol volvía a reír.

Alba entró en el despacho de Pol.

-¡Oooh!, ¿te has comprado un portátil nuevo?- Pensaba en cachondearse de él al enseñarle el ordenador.

-¿Te gusta?

Alba lo miraba tocándose el labio con un dedo pensando. Pol acabó de configurar el correo y apoyó la espalda en su sillón. Miró a Alba interrogándola con la mirada.

-Creo que ese color rosadito te favorece la cara.- Dijo Alba sonriendo.

-Ahora eres tú la que estás de cachondeo. ¿Te gusta o no?

-Que sí hombre, es de los más potentes del mercado, lo que pasa que ese color…

-Es para ti.- Le decía mientras cerraba la tapa y lo metía en su caja.

-¡Si hombre!- Contestó una sorprendida Alba.

-Lo vas a necesitar para trabajar en tú casa.

-Ya tengo un Pc en casa.

-La pantalla del Pc la conectas al portátil, es mejor trabajar con dos pantallas.

Pol estiraba un brazo sujetando la caja ofreciéndoselo a Alba, ella lo fue a coger emocionada y él le retiró la caja cuando estaba a punto de cogerlo.- A Alba le cambió la cara.

-Que sinvergüenza eres.

-Es una broma mujer, toma, todo tuyo.

Lo recogió y salía contenta del despacho abrazando la caja.

-Alba, Alba, una cosa más.- Alba se giró volviendo a sacar la cabeza por la puerta.

-Con el portátil no mires porno, por los virus y eso.

Lo fulminó con la vista girándose enérgicamente. Pol se descojonaba de risa.

A la hora de irse volvió a asomarse al despacho de Pol para despedirse.

-¿Hoy también te vas a quedar?

-Sí Alba, quiero dejar preparados y escritos los cambios que haremos a partir de la semana que viene, mañana cambiaremos los puestos de trabajo, se acabaron los despachos particulares.

-¿El tuyo  también?- Preguntaba con sorna Alba.

-Cuando estemos operando lo haré con vosotros, a veces se tienen que tomar decisiones rápidas y quiero estar en primera línea. En otros momentos estaré aquí con más intimidad.

Alba le sonrió confirmándole su buena decisión y se despidió. Volviendo en coche para su casa pensaba en él, le atraía que fuera tan descarado haciéndole bromas conociéndose hacía dos días, como también le atraía su inteligencia, siempre tenía una buena respuesta a punto.

Aquella noche antes de dormir, Pol volvió a mirar por la ventana con la luz apagada de la habitación, parecía que aquella noche la vecina estaba tranquila, la luz de su dormitorio estaba encendida pero no había nadie, de golpe apareció rápidamente estampándose contra la ventana. Pol levantó las cejas, las tetas las tenía aplastadas contra los cristales, la boca abierta pegando gritos, detrás tenía al tío que se podía distinguir claramente que se la estaba metiendo por el culo, y como se la metía, con una fuerza y un ritmo diabólico. El tío apartó su cabeza de detrás de ella pudiéndole ver la cara, volvió a subir las cejas abriendo la boca, no era la misma persona que la noche anterior, estaba follando con otro. Se apartó de la ventana y se metió en la cama.

Alba se acostó intentando dormir, una de sus manos fue buscando inconscientemente meterse dentro de sus bragas, volvía a tener pensamientos con Pol. La sacó enfadada con ella misma, parecía que no podía controlarse cuando pensaba en él, eso la mosqueaba, la cabreaba, pero cuando pensaba en sus ojos se enternecía. Intentó dormir, se dio cuenta que aquella noche le costaría hacerlo.