Una pequeña ciudad. (35)

Capítulos XXXV

Aquel día cerraron la empresa y se fueron a su casa, Pol fue a buscar el portátil que había escondido por si la registraban, lo abrió delante de Alba. Había recibido otro mail esa misma mañana.

-Hola,

Ya me he enterado que esta mañana han entrado en la empresa, estoy seguro que no habéis hecho nada ilegal, el problema es que si quieren te pueden buscar las cosquillas.

Sé por qué y quienes lo han hecho, esas personas influyentes para las que trabajáis no son las únicas que hay, hay más familias y personas importantes que no están contentas. Esos son los que te están acosando.

Yo tengo la solución a todo esto, tengo información para que esta gente y la policía estén ocupadas en otras cosas y te dejen en paz. Si quieres que arranque todo el proceso y te pase una copia de la documentación que tengo, confírmamelo con la cabeza, o niégalo si no quieres hacer nada y que Dios te ayude.

Sí, te estoy viendo por la cámara del portátil, al abrir el correo se te ha instalado un programa espía, no os preocupéis solo os veo yo,  di que sí o que no con la cabeza, tú decides.

“Un amigo”-

Alba y Pol se miraron entre ellos totalmente despistados, no entendían nada de aquello. Alba le habló al oído para que no se enterara nadie aunque estaban solos en la casa.

-Creo que nos quiere ayudar. Yo le diría que sí.- Pol le miró a los ojos, se giró mirando el ordenador y confirmó con la cabeza.

Al momento recibió otro correo.

-Muy bien, empiezo el proceso, mañana no salgas de tú casa, te enviaré algo con un mensajero.- Alba y Pol se volvieron a mirar.

-No creo que perdamos nada ¿Por qué nos han tenido que investigar? No lo entiendo.- Se quejaba Alba.

-No lo sé cariño, por lo visto parece una guerra entre gente importante, lo que no sé es que pintamos nosotros en medio.

-A ver si van a sacar lo del ayuntamiento con el edificio y nos la lían, a mí no me gustó nada todo aquello.- Se acordaba Alba.

-¡Joder! Estoy acojonado de verdad ¿Es que no nos pueden dejar tranquilos un tiempo coño?

-Tranquilo mi vida, esperemos a mañana a ver qué es lo que nos envían.- Alba le abrazaba la cabeza a Pol estrechándola contra sus tetas intentando tranquilizarlo.

Exactamente a las diez de la mañana del día siguiente llamaron a la puerta, abrió Pol que no podía ni tragar saliva, un mensajero le hizo firmar en una pantalla y le entregó un sobre grande, Pol lo cogió entrando en la casa, fueron los dos a la mesa del despacho dejándolo encima, Alba y él lo miraban sin tocarlo.

-Parecen unos documentos.- Opinaba Alba.

Pol abrió el sobre con un abrecartas, miró dentro, metió los dedos y sacó un buen fajo de papeles, el primero era una nota.

-Estos documentos han sido enviados a todos los medios de comunicación y a la UDEF, estoy seguro que os van a dejar tranquilos, de todas maneras estar un tiempo viviendo con precaución.

“Un amigo”-

Pol apartó el primer papel mirando el siguiente, empezó a leer y  se le abrieron los ojos como platos, fue pasando hojas mirando por encima.

-Alba…, Alba ¿Sabes lo que es esto?

-¿Cómo quieres que lo sepa? Los estás mirando tú.- Le contestaba ella nerviosa.

-Es…, es una lista de empresas y personas, hay al menos cincuenta, todas con cuentas en paraísos fiscales, y que empresas y que nombres, hay detalles de cómo sacan el dinero del país, está todo detallado, los países, los bancos, los números de cuentas, todo, hay algunos entramados de empresas espectaculares. La que se va a liar Alba.

Pol seguía mirando los papeles pasando las hojas.

-Tendremos que cotejar los nombres con nuestros clientes, no sé si alguno lo será.

Alba abrió su portátil nuevo.

-Ves diciéndome y lo sabremos.

Habían cincuenta empresas y nombres, solo un particular lo encontraron como cliente suyo, pero como ‘ellos’ le enviaban el dinero de todos a una cuenta corriente, no sabían si algunos de los que participaban estaban en esa lista o no.

Al medio día todos los medios de comunicación se habían hecho eco de la noticia. Se veían imágenes de la policía y la guardia civil entrando en sedes de empresas, se había montado un revuelo increíble. Esa tarde le llamó Abelardo como hacía habitualmente para saber cómo estaban, Pol no pudo dejar de contarle las movidas que tenían, Abelardo se ofreció para que fueran a visitarlos y descansaran de sus problemas. Hablaron con Laura y Mélani, por si había algo urgente les enviaran un mensaje, que leerían cuando bajaran al pueblo. Al día siguiente salían con el cuatro por cuatro de Alba en dirección a las montañas.

Cuando llegaron les esperaba Abelardo en la puerta de la casa, salieron del coche saludándolo, Pol se fijó en una antena parabólica en el tejado.

-¿Y eso? Estás modernizando la casa.- Se cachondeaba Pol.

-Sí, gracias a eso podemos tener teléfono o ver alguna película en la televisión, cuando pongo en marcha el generador de gasoil.

-¡Uy Abe! Esta casa empieza a ser demasiado normal ¿Y Lara?- Reía Alba.

-Está dentro, entremos.- Les invitaba a entrar Abelardo señalándole la puerta con la mano.

En el interior Lara estaba sonriente delante de una cuna muy grande, Alba se acercó al entender que ya había dado a luz y cuidaba de su hijo. La saludaron con dos besos y miraron al niño, se quedaron de piedra los dos, Alba fue la primera en reaccionar.

-Es precioso, pero es…, muy grande ¿No?- Desde luego el niño era enorme para los meses de vida que tenía, Abelardo los miraba satisfecho y contento, el bebé físicamente era como  él.

-¿A qué es guapo?- Preguntaba una emocionada Lara mirando a su hijo.

-En eso por suerte no se parece a mí.- Reía Abelardo diciéndolo.

Pol felicitaba a Abe abrazándolo.

-¿Cómo has podido…?- Empezaba a preguntar Alba, todavía extrañada de lo grande que era el bebé.

-¿Sacarlo?- Reía Lara - Pues no es como te imaginas, me tuvieron que hacer una cesárea para que naciera.

Pol se fijaba en un aparato que había encima de una mesa, algo parecido a un ordenador portátil con tapas muy gordas, y claramente se veía que estaba conectado a la antena parabólica.

-¿Es un portátil?- Preguntaba Pol a Abelardo.

-Sí, es un ordenador militar, está conectado a la antena, sabes que hace cosas muy interesantes.

-Claro, como navegar por internet, recibir y enviar correo, supongo que Lara podrá trabajar desde aquí, sin tener que desplazarse al pueblo y cosas así ¿No?- Reía Pol por ver algo tan obvio.

-También envía correo electrónico sin que se sepa quién lo envía.

Pol miró fijamente a Abelardo, le vino a la cabeza todas las cosas que le pasaron los días pasados, los correos sin remitente que tanto le extrañaron.

-¿Fuiste tú?- Le preguntó directamente, estaba tan extrañado de la confesión de Abelardo sobre aquel aparato, como de pensar que él podía ser quien lo ayudó, Abelardo nunca dio señales de saber cosas como las que le enviaron, dudaba de que apenas supiera enviar un mail, siempre lo había hecho Lara cuando fue necesario.

-Fue él, yo sería incapaz de sacarle partido a un trasto como ese, y tú lo sabes…

-¿Él? ¿Quién es él?- Preguntaba Pol mirando extrañado a Abelardo, las chicas los miraban en silencio, Alba estaba tan intrigada como Pol, Abelardo señalaba con un dedo la puerta de una habitación, se sintieron pasos y apareció una persona.

Alba y Pol tragaron saliva abriendo los ojos, Abelardo y Lara salieron al porche para dejarlos en la intimidad, el único sonido que se podía oír era el del bebé jugando con algún objeto en su cuna.

-Esto sí que no me lo esperaba de ninguna de las maneras…- se pasaba Pol la mano por la frente -¿Has sido tú Javier?

-Sí, yo te he enviado los mails y toda la información…

Pol se abrazaba a Javier, Alba los miraba atentamente.

-Sabes que eso de entrecomillar lo de, “Un amigo”, me pareció raro.- Le reconocía Pol.

-Bueno, lo hice así porque no estaba seguro que siguiera siendo un amigo para ti.

-Viniste a mí casa a dar la cara, me pediste perdón y me explicaste todo lo que había pasado, fuiste muy valiente sabiendo que te podría denunciar, eso para mí fue muy importante, en aquellos momentos estaba dolido contigo y no te podía tener la confianza que te tenía, el tiempo lo cura todo, o casi todo, por mí sigues siendo mi amigo.

Se volvieron a abrazar y salieron al porche con Abelardo y Lara, habían puesto una mesa con sillas, daba el sol y se estaba bien sentado allí.

-Traigo unas cervezas frías para todos.- Dijo Lara levantándose.

-¿Tienes cervezas frías?- Preguntó Pol a Abelardo extrañado.

-Tengo una nevara llena de hielo en un sótano, te aseguro que están frías frías. Por cierto engancharos a la wifi y podréis hacer llamadas y enviar o recibir mensajes, ese aparato del techo es la leche.

-Lara repartió las cervezas, ella y Abelardo se metieron dentro con el bebé sabiendo que todavía tenían mucho que hablar.

Javier le dio un largo trago a la suya.

-Mi intención era desaparecer de la ciudad, sacarme el título de investigador privado y dedicarme a investigar, casos importantes de infidelidades y cosas así- Reía Javier pensándolo- pero, el viejo sigue teniendo sus contactos…

-El señor Escobar ¿Cómo está?- Preguntó Alba.

-Jubilado, haciendo vida de jubilado, pasea por las mañanas, se va de viaje con mi madre cuando le conviene y mira las obras. Bueno, esto último no creo que lo haga. Cuando cerró la empresa tuvo un bajón, pero creo que ya lo tiene superado…

-Cuando me despedí le canté las cuarenta, estuve un poco borde con él.- Le confesaba Alba.

-Se lo merecía, si hubiera sido valiente cuando pasó aquello, otro gallo nos habría cantado a todos…

-Vale, todo eso ya pasó, yo quiero saber que ha pasado ahora.- Decía un nervioso Pol.

Javier volvió a beber de la cerveza.

-Pues yo estaba con mis cosas de cuernos y eso, un día se comunicó conmigo una persona, debía tener la edad de mi padre más o menos, me dijo que venía recomendado por mi padre, y quería investigar a un hombre de cuarenta y seis años, uno que estaba cogiendo mucho protagonismo en un grupo de importantes empresarios. Que sorpresa me llevé al investigarlo y descubrir que de tanto en tanto hablaba contigo, tú le estabas invirtiendo el dinero al grupo y él hablaba contigo en nombre de todos, aquel viejo tenía miedo de que cogiera demasiado poder el joven. Tirando de ese hilo descubrí más cosas, muchos de ellos no tienen negocios muy claros, digámoslo así, sacan dinero a mansalva del país a paraísos fiscales. Y…, ahí tuve otra de las sorpresas, hay otro grupo como mínimo que yo descubriera, otro grupo empresarial tan importante como el primero, y no estaban contentos contigo porque trabajabas para los otros…

-Eso es una tontería, si hubiesen contactado conmigo, les habría invertido su dinero igualmente.- Aseguraba Pol con la confirmación de Alba.

-Ya lo sé, pero ha esta gente les gusta jugar a ser como una secta o algo parecido, o estás con ellos o contra ellos, así que quisieron darte un susto, a ti y a ellos para que no invirtieras su dinero.

-Claro, esta gente tiene mucho poder ¿Por qué no se putean entre ellos con las mierdas que tienen?- Preguntaba Alba molesta.

-Por eso, porque todos tienen demasiada mierda guardada, hay como un pacto entre caballeros de no denunciarse, si no lo cumplieran se iban a la mierda todos en poco tiempo. Lo que pasa es que tampoco son muy buenos guardando sus secretos, yo mismo les he podido descubrir unos cuantos, ya visteis la documentación que os envié, y solo es una parte.

Se hizo un silencio que aprovecharon para beber, en la puerta de la cabaña estaba apoyado Abelardo con la cerveza en la mano escuchando la historia.

-Hace una semana que llegó aquí con ese trasto del techo, y nos pidió si se podía quedar unos días. Nos explicó lo que estaban intentando hacer contigo, y qué desde aquí podría trabajar sin que nadie pudiera localizarlo.- Les informaba Abelardo.

-¿Y ahora qué? ¿Qué pasará? ¿Qué haremos?- Se preocupaba Pol.

Le llegó un mensaje a Alba que miró en el móvil, levantó la vista mirando a los demás.

-Es de Mélani, nos han devuelto los ordenadores esta misma mañana.

-Eso quiere decir que la policía os deja tranquilos, ya no os investigan, tienen cosas más importantes  que hacer. Otra cosa es que queréis hacer ahora.- Les informó Javier.

-¿Qué tenemos que hacer?- Preguntaba Pol despistado por la situación.

-Mira, tú, o mejor dicho vosotros, tenéis que decidir, esto es como cuando los chavales más grandes del barrio se meten contigo, tienes dos opciones, o cambias de acera cuando ves que te vas a cruzar con ellos, o te plantas delante y les pegas una patada en los cojones para hacerte respetar. Eso es lo que hay.

-Trabaja para nosotros.- Soltó Pol.

-¿Qué?

-Eso, lo que ha dicho Pol, vente con nosotros, regresa a tú ciudad y sé el jefe de seguridad de la empresa, te pagaremos bien, está claro que trabajando para según quien, vamos a tener que andar con mucho cuidado, te necesitamos Javier.- Le rogaba Alba.

Javier se acababa la cerveza pensando, dejó el botellín encima de la mesa.

-¿Te queda más cerveza grandullón?- Le dijo Javier a Abelardo, que seguía apoyado en el marco de la puerta.

-Sí, pero de aquí no me muevo, que no me quiero perder el final de la  historia.

-¡Serás cabrón! Tráenos más cerveza coño, y esperaré a que llegues para darles una respuesta.

-Ya voy yo.- Decía Lara desde dentro de la cabaña riendo.

-Tienes una mujer que no te mereces chaval.- Se cachondeaba Javier.

-Y un bebé, no te olvides, una mujer y un bebé maravilloso.- Le decía Abelardo que se le caía la baba.

-Si acepto tendréis que hacer lo que yo os diga, sin discusiones, pondremos los aparatos que hagan falta en la oficina y gastaréis el dinero que se tenga que gastar.

-De acuerdo.- Contestaban Pol y Alba sin vacilar.

-Tengo un buen amigo, se llama Mark y es marqués, tiene una importante empresa con su socio Dani y su mujer Eva, para la seguridad y domótica de los edificios, trabajan de puta madre, les avisaré para que nos visiten y miren el edificio y tú nueva casa.

Alba y Pol levantaron las cejas de la sorpresa.

-¿Nuestra nueva casa?- Preguntaba tímidamente Alba.

-Si me hago cargo de la seguridad de la empresa, también tendré que hacerlo de la vuestra, esa casa en la que vivís no es segura, es demasiado pequeña.

-¿Pequeña? ¡No me jodas Javier!- Se alarmaba Pol.

-Venga tío, no seas avaro joder, para qué coño quieres tener el dinero guardado, gástatelo en una casa más grande, con un buen jardín alrededor, y yo haré que seáis felices y comáis perdices.

Abelardo y Alba reían, Pol no tanto pensando en lo que le iba a costar esa casa. Llegó Lara con más cervezas.

-Siéntate cariño que brindaremos, Javier va a trabajar para Alba y Pol, esto va a ser divertido…- Le decía Abe a Lara.

-¡Eh! Que todavía no le he dicho que sí.- Se quejaba Pol.

-Sí que trabajará para nosotros y haremos todo lo que él diga.- Sentenciaba Alba, Pol bajaba la cabeza viendo que no tenía más remedio que aceptar. Los demás reían.

-Yo me voy hoy, tenéis un par de días que estaréis aquí para decidirlo, ya me diréis algo.- Dijo Javier levantándose para irse.

-Javier.- Le llamó Alba, él se giró.

-Búscate vivienda en la ciudad y trasládate, ya está todo pensado.- Pol lo confirmaba con la cabeza.- Por cierto, nos vamos a casar, tú vienes a la boda…

-¿Cuando os casáis?- Preguntó Javier.

-En un mes y algo, casi dos meses.- Contestó Pol.

-Tenemos mucho trabajo que hacer antes, el lunes a primera hora nos veremos en la empresa.

Se fue partiéndose de risa, a Pol eso lo ponía nervioso.

-Cariño porque no empiezas a hacer el fuego para la comida.- Le decía Lara a Abelardo.- sabéis que le voy a comprar un traje a Abe para vuestra boda.

-De eso ni hablar, no me he puesto un traje en mi puta vida, no lo voy a hacer ahora.

-Y tanto que lo harás, por mis ovarios que lo vas a hacer, quiero llevar a la boda a un hombre elegante, no a un rudo leñador coño.

-Que mujer, que mujer por Dios.- Iba diciendo Abelardo, mientras se alejaba para hacer el fuego en la barbacoa. Los demás se partían de risa.

Pasaron dos días en la cabaña descansando, paseando por la montaña y hablando entre ellos de la sorprendente incorporación de Javier a la plantilla. El lunes se encontraron con él, cuando llegaron a la empresa, Javier ya estaba hablando con Mélani impecablemente trajeado.

-Me ha dicho Mélani que es la responsable de recepción, le he explicado que pondremos a un guardia de seguridad en alguno de esos despachos vacios, controlando las cámaras que instalaremos por todo el edificio, dentro y fuera.

-Empezamos fuertes.- Se cachondeaba Pol.

-Es amigo de Pol Mélani.- Hacía las presentaciones Alba.

-Y el jefe de seguridad según parece.- Aseguraba Mélani.

-Lo que él diga va a misa Mélani.- La avisaba Pol.

Javier se dio una vuelta por todas las plantas, apuntó varias cosas en su móvil.

-Me acomodaré en uno de los despachos de la planta baja, si necesitáis algo avisarme, tengo trabajo que hacer.- Pol y Alba pensaron que realmente parecía muy profesional.

Al medio día subió Javier al despacho de los jefes.

-Ya he hablado con mi amigo el marqués, un día de estos nos hará una visita. Os acompañaré a almorzar.

-Lo hacemos casi cada día con Laura y Mélani.- Le avisaba Alba.

-¿Laura es tú hermana Pol?- Preguntó Javier.

-Sí, ya la conoces.

-Pues seremos uno más en la mesa.- Comentaba Alba mientras caminaba para la puerta.

-No, yo comeré en otra mesa, vosotros hacer vida normal, o lo más normal que podáis.

-Coño Javier, no hace falta que te comportes tan profesionalmente, podemos comer todos juntos, no pasa nada.- Le decía Pol.

-Si queremos comer o cenar juntos, lo haremos en tu casa como amigos, en el trabajo tengo que ser serio y tratarte como haría con cualquier otro cliente ¿Lo entiendes?

-Perfectamente, lo que tu digas Javier.- Contestaba Pol.

Se sentaron los cuatro en una mesa y en otra de cara a ellos Javier.

-¿Esto va a ser cada día igual? Preguntaba una extrañada Laura.

-No lo sé, haremos lo que él diga.- Respondía Alba.

Javier se dio cuenta de lo extrañados que estaban, se levantó, cogió una silla y se sentó con ellos.

-Ya sé que todo esto os parece muy raro, escucharme una cosa, ya sabéis el follón que hubo en la empresa cuando entró la policía, eso no ocurrió por casualidad, alguien muy poderoso lo preparó para acojonaros, y lo hizo porque pensó que vosotros sois débiles. Mi presencia os da una imagen más poderosa, y cuando acabe con todo lo que tengo preparado seréis poderosos de verdad, vosotros habéis visto a alguien importante sin guardaespaldas, sin seguridad, pues eso es lo que hago yo con vosotros, protegeros.

-Buena imagen damos seguro, tienes muy buena planta.- Insinuaba Mélani. Javier la miró.

-No me gustan los chichis, lo siento.- Alba y Laura reían por lo bajini viendo la cara da Mélani.

-¿Eres…?

-Sí soy gay, ya ves, nadie es perfecto.- Se cachondeaba Javier.

-Cuidado con esta que te la lía en cualquier momento.- Le avisaba Alba.

-Ya nos iremos conociendo mejor, pasaremos muchas horas en recepción y sin que su novio Lorenzo se ponga celoso.- Decía Javier, Mélani lo miraba sorprendida.

-¿Cómo sabes que mi novio se llama Lorenzo tío?

-Yo lo sé todo querida, bueno, ya está bien de cháchara, me vuelvo a mi mesa a acabar de comer.

Los demás se miraban levantando las cejas, estaba claro que se tendrían que acostumbrar a la nueva situación. Mientras caminaban en dirección a la empresa después de comer, Javier iba al lado de Pol.

-¿Tenéis mucho trabajo esta tarde?- Le preguntaba a Pol.

-Cariño ven un momento.- Avisó Pol a Alba que se acercó a ellos.- Me pregunta Javier si tienes trabajo esta tarde.- El normal de cada día.- Respondió ella.

-Pues iremos a visitar algunas casas que os he encontrado por la misma zona que estáis ahora.- Les confirmaba Javier como si fuera la cosa más normal del mundo.

Visitaron tres, todas muy grandes, con piscina y un jardín muy extenso alrededor, volvieron a la casa de Pol e invitaron a Javier a tomar una cerveza.

-¿De verdad hace falta que vivamos en una casa tan grande?- Le preguntaba Alba.

-Verás, el truco está en el jardín, si alguien se cuela para haceros daño, los sistemas de seguridad que instalaremos lo detectarán, antes de que pueda llegar a la casa vosotros estaréis seguros en la habitación del pánico que construiremos…

-Perdona ¿Una habitación de qué?- Alba no entendía nada.

-Una habitación oculta que os protegerá, donde estaréis seguros de cualquiera que os quiera hacer daño o robar, allí tendréis de todo para estar cómodamente y os podréis comunicar conmigo o la policía. Si queréis os conseguiré a alguien para que esté de guardia en la casa.

-No, no hará falta, un poquito de intimidad por favor.- Le pedía Pol con la aprobación de Alba.

-Pues ya me diréis ¿Cuál de ellas os ha gustado más?- Insistía Javier.

-¡Joder tío! Es que valen una pasta.- Se quejaba Pol.

-Mi vida, si tienen piscina y todo ¿Te imaginas lo bien que se lo pasará Quique cuando esté con nosotros?

Ese comentario de Alba le llegó al corazón, pensar en su hijo y que fuera feliz hizo que viera las cosas de otra manera, sonreía.

-Claro hombre, yo también puedo ayudar, no hará falta que la pagues tu solo, será nuestra casa familiar.- Alba lo acababa de convencer.

Al día siguiente, la inmobiliaria estaba preparando todos los papeles para venderles la casa que habían escogido. Un par de días más tarde, entraba a media mañana Javier en la empresa acompañado de cuatro personas, subieron a los despachos de Pol y Alba, que salieron a recibirles cuando los vieron entrar en la planta.

-Este es mi amigo el marqués, Mark, su mujer Judit y sus socios Dani y Eva, ellos son Pol y Alba, los propietarios de la empresa.- Hacía las presentaciones Javier.

-Por favor Javier, no hace falta especificar lo de marqués.- Decía Mark.

-Ya lo sé, es que me hace mucha gracia conocer a un aristócrata.- Reía Javier.

Se saludaron y Alba les ofreció asiento en unos sillones que tenían para algunas reuniones informales, Mélani, que ya estaba avisada, se presentó para preguntarles si querían tomar alguna cosa, pidieron unos cafés.

-Eva y yo daremos una vuelta por aquí, para ver que os podemos instalar y haceros un presupuesto.- Les decía Dani levantándose con su mujer, empezando a mirar los detalles del edificio.

Mientras las dos parejas se tomaban los cafés, Javier y Mélani esperaban hablando en otro despacho, para no molestar.

-Sabe señor Ríos…- Empezaba a hablar el marqués.

-Pol por favor, Pol  y Alba.- Le corregía Pol.

-De acuerdo, Pol y Alba, nosotros somos Mark y Judit. Le estaba diciendo que para nosotros no son tan desconocidos, nos habéis hecho ganar mucho dinero, sois muy buenos en vuestro negocio. Invertimos con el nombre de una de nuestras empresas y la verdad es que no tenemos ninguna queja. Ya nos ha hablado Javier de lo ocurrido, digamos que nosotros cooperamos dándole alguna información delicada, digámoslo así.

-Muchas gracias, le estamos muy agradecidos a Javier.- Les decía Alba.

-Miraremos bien la empresa y su casa, le pondremos lo último en seguridad para que vivan muy tranquilos, y le haremos un buen precio, queremos que sigan trabajando tan bien como hasta ahora.

-Fantástico, queréis que quedemos para cenar y tomar unas copas.- Le preguntaba Alba a Judit.

-Es muy buena idea, hemos venido para aprovechar y hacer algo de turismo estos días.- Contestaba Judit.

-Si queréis, en la cena os diremos algunos sitios interesantes para visitar por la zona.- Dijo Pol.

Se despidieron quedando a una hora en un restaurante bonito y caro, no podían llevar a unos marqueses a cenar a cualquier parte. Les acompañaron Javier y los dos guardaespaldas que trajeron ellos. Cenaron con una distendida conversación y algunas risas, ya en los postres.

-Dime Pol ¿Piensas hacer alguna cosa respecto a lo que os pasó?- Preguntaba Mark.

-¿Tú crees que deberíamos hacer algo?- Preguntaba a la vez Alba.

-Yo le haría caso a Javier, él sabe mucho.- Contestaba Judit.

-Que sabe muchas cosas está claro.- Confirmaba Pol.

-¿Os ha explicado lo de los diferentes bandos?- Le preguntaba Mark.

-No tenía ni idea, de que esto fuera como un partido de futbol, entre dos bandos por ver quién tiene más poder.- Comentaba Pol.

-Al final todos persiguen lo mismo, más dinero y más influencias, luego intentan distraerse con tonterías, como hacer que te investiguen a ti, para tocarse las narices entre ellos, cosa que les salió muy mal por cierto, se las has tocado tú mucho más a ellos.- Hablaba Mark convencido de lo que decía.

-¿Tú estás en alguno de los bandos?- Se atrevió a preguntar Alba.

Mark y Judit les sonreían, Dani y Eva se comportaban como si aquello no  fuera con ellos.

-Todos estamos en algún bando, somos de un equipo o de otro, o como dice un conocido, estamos con los que nunca pierden, o con los que pagan siempre.- Comentó Mark mirándoles a los ojos, ahora sonreían Alba y Pol.

Se tomaron unas copas en el mismo local, Alba y Pol aprovecharon para decirles varios puntos de interés que podrían visitar mientras estuvieran por la zona. Salieron a la calle despidiéndose, Javier les abrió la puerta del coche subiendo los dos detrás, él se puso al volante.

-Como me cuesta sentarme aquí detrás, no me acostumbro.- Decía Alba a Pol mientras Javier la miraba por el retrovisor.

-Yo os iréis acostumbrando ¿No habéis visto con la naturalidad que lo hacen ellos?

-Coño es que ellos son marqueses, supongo que ya va con el título hacer estas paridas.

-Lo hacen por seguridad, como vosotros, Judit tuvo un susto con una loca que los acosaba.

-¿A sí?- Preguntó Alba interesada.

-Sí, bueno, yo solo sé eso.- Disimulaba Javier.

-Ya, lo que pasa es que no quieres hablar cabronazo.- Reía Pol.

Javier siguió conduciendo con una sonrisilla, los dejó en la puerta de su casa y guardó el coche en el garaje, se despidió de ellos y se fue con su coche particular, que aparcaba cada mañana en la propiedad. Pol abrazaba a Alba.

-Que fuerte, nunca pensé que cenaría con unos marqueses.- Le decía Alba mientras notaba las manos de Pol como se le metían por debajo del vestido.

-Ellos serán unos marqueses pero tú eres mi reina.

-¿Ah sí? ¿Soy tú reina mi vida?

-Una reina a la que le voy a comer el coño.

Le arrancó las bragas y la estiró en el sofá abriéndole las piernas, le metió la lengua en medio de los muslos lamiéndoselos, subiéndola hasta chuparle los labios vaginales. Alba reía sujetándole la cabeza, mientras intentaba desabrocharse el vestido para estar más cómoda. Cuando se lo dejó bien mojado a lengüetazos, Pol se levantó desnudándose, ella aprovechó para quitarse el vestido y el sujetador, él ya desnudo, le agarró las piernas abriéndoselas todo lo que pudo, se cogió la polla y se la apuntó en el coño.

-Te voy a follar bien follada mi reina.- Le hablaba un excitado Pol.

Le pegó un pollazo empotrándola contra el sofá, Alba gritó agarrándose con fuerza a su cuello con los brazos incorporando el tronco.

-Así mi vida así, fóllame duro como tú sabes.- Le animaba Alba entre gemidos.

Pol se volvía loco penetrándola, dándole un golpe tras otro con la polla en el coño, Alba se retorcía de gusto, le arañaba la espalda o el culo, movía las caderas para seguirle el ritmo, hasta correrse meándose de gusto que le rebotaba a Pol en la barriga. La giró poniéndola a cuatro patas en el sofá, ella se sujetaba con los brazos y el respaldo, él se colocaba de pie detrás de ella, dirigiendo su polla para encararla con el agujerito del coño que ya lo tenía rojo y dilatado, le pegó un empujón para metérsela que movió el sofá un palmo del sitio, Alba dio un alarido de gusto tremendo, él la sujetó con firmeza por las caderas y se la folló con toda la rapidez y dureza que podía, Alba llegó a otro tremendo orgasmo, meándose en varias fases según la penetraba. Pol la agarró por el pelo girándola, ella abrió la boca y dejó que le metiera la polla hasta la garganta, que le follara la boca como él quiso, Alba solo se preocupaba de intentar succionársela para hacer que se corriera, y vaya si lo consiguió, Pol rugió, se le pusieron tensas las piernas y le lanzó un primer lechazo en la garganta, ella le agarró la polla mientas seguía chupando, metiéndosela lo más profundamente que podía, él seguía gimiendo y gritando en cada lechazo que le dejaba dentro de la boca, hasta quedarse totalmente seco. Alba tragó mirándole a los ojos y se la volvió a chupar, desde la punta hasta la base limpiándosela.

-Como me pones cariño, me vuelves loco.- Le decía Pol hecho polvo. Alba le daba un cachete en el culo.

-¿Y tú a mí? Que me haces dejarlo todo empapado cada vez que me corro cabroncete.- Voy a buscar algo para limpiar esto.

Le recriminaba Alba riendo mientras caminaba con su tremendo cuerpo entrando en la cocina, Pol la miraba sentado en el sofá, Alba salió con unos trapos secando lo que pudo. Luego se fueron a la habitación desnudos y se metieron en la ducha. Mientras se duchaban Alba le agarró la polla.

-Parece que quiere más guerra.- Reía ella meneándosela.

-No sé ¿Quieres decir?

-Vamos a ver.

Se agachó y se la metió en la boca otra vez. Pol gritó de gusto y se le puso la polla tiesa como un palo, Alba sonrió.

-Te vas a enterar cabroncete.

Pol cerró los ojos apoyando la espalda en la pared de la ducha, si Alba quería no tenía nada que hacer, solo complacerla.