Una pequeña ciudad. (33)
Capítulos XXXIII
Fue pasando el tiempo y se acercó el cumpleaños de Alba, ya estaban en los últimos días del otoño, Pol organizó una fiesta para Alba un sábado, estaba invitada mucha gente, los padres de Pol y Alba, el hermano de Alba que seguía cobrando comisiones por clientes que les conseguía, su esposa con el niño que ya había nacido, Abelardo y Lara, que ya tenía un notable embarazo, Pablo con su mujer Marimar y los niños que jugaban con Quique, Pepi y Luisa por el contacto estrecho con Alba, y por supuesto, Laura y Mélani con sus ya oficialmente novios Gabriel y Lorenzo. Pol encargó a un catering una merienda cena que servían en el interior de la casa, porque ya hacía fresquito en el exterior. Muchos le llevaron algún regalo a Alba, entre ellos Mélani, le entregó un paquete que Alba le agradeció con dos besos y un abrazo, lo abrió delante de todos.
-¿Qué es esto Mélani?- Decía Alba poniéndose roja de vergüenza.
-Un paquete de seis bragas, como me dijiste que a veces te hacían falta.- A la vez que hablaba movía las cejas señalando a Pol, por aquello de que se las rompía.
-Esta me la vas a pagar, que morro tienes.- Le decía una avergonzada Alba.
Todos reían de verla colorada como un tomate.
-Toma anda, eso era una broma, los cuatro te hemos regalado esto.- Hablaba Laura entregándole un sobre.
Alba lo abrió y sonrió dándoles un abrazo y dos besos a los cuatro.
-Es un fin de semana, en un hotel muy chulo con spa y tratamientos incluidos para dos personas, que ilusión, muchas gracias chicos.- Anunció Alba para que todos se enteraran.
Después de comer sacaron un pastel, para que Alba apagara una vela con todos cantándole el cumpleaños feliz, Pol fue el primero en felicitarla dándole un beso en los labios, partieron el pastel repartiéndolo entre todos los invitados. Antes de comérselo, Pol agarró a Alba de la mano, colocándose los dos en medio de la mesas en forma de U, que habían puesto provisionalmente para que cupiesen todos los invitados sentados, Pol le hizo una señal a su hijo Quique, y este se acercó a ellos con un paquete en las manos, que le entregó a Alba con una sonrisa, ella se agachó dándole dos besos al niño abrazándolo.
-Es el regalo de Quique.- Le decía Pol a una sonriente Alba.
Lo abrió quedándose muy sorprendida, era un collar y una pulsera a juego, sin entender mucho del tema, Alba se dio cuenta que Pol había tirado la casa por la ventana con el regalito, un fuerte ¡Ooooh! se escuchó de los presentes, Alba le dio un buen beso en los labios a Pol abrazándolo, después volvió a abrazar a Quique, el niño reía. Cuando pensaba que ya había acabado todo, Pol clavó una rodilla en el suelo, eso la puso muy nerviosa, miraba a todo el mundo que le sonreía, parecía que todos sabían lo que iba a pasar menos ella, Pol levantó en las manos una cajita que abrió con un anillo de compromiso.
-Estaba deseando que llegara este día, para pedírtelo delante de Quique y de todos nuestros familiares y amigos. Alba ¿Quieres casarte conmigo?
Se hizo un silencio, Alba miraba fijamente el anillo, no se lo podía creer, eso no se lo esperaba, no habían hablado nada del tema, en ningún momento Pol le dijo que algún día le gustaría volver a casarse, ni nada parecido.
-Nena, decídete ya, o le diré yo que sí y me lo quedaré para mí.- Gritaba Mélani con las risas de todos los presentes.
-Cállate coño, no te quedarás muda no.- Le contestaba Alba. Los invitados seguían riendo.
Se arrodilló con Pol abrazándolo, le besó los labios y le puso la boca cerca del oído.
-Claro que sí mi vida, como te voy a decir que no, si sabes que eres lo que más deseo.- Pol la volvió a besar y se abrazaron con Quique.
-No la habéis oído, pero ha dicho que sí, ha aceptado.- Gritaba Pol anunciándolo, mientras le ponía el anillo en el dedo.
Todos se pusieron de pie aplaudiendo, a ellos se les caía la lagrimilla de emoción, fueron felicitados uno por uno por los invitados, Mélani se abrazó a Alba.
-Qué pena que le hayas dicho que sí, todavía tenía esperanzas de quitártelo.- Seguía el cachondeo de Mélani.
-Que loca estás tía.- Contestó Alba abrazándola con fuerza.
-¿Puedo abrazar al novio o me vas a pegar?
-Pol la giró y la abrazó.
-Felicidades guapo, ya era hora, pensaba que mi amiga no se casaría nunca.
-Tu amiga conseguirá de mí lo que quiera.
-Ya lo sé, sois el uno para el otro, cuídala mucho que se lo merece.
Cuando se separó de Pol le caía una lágrima que se secó con un dedo.
-¿Lloras porque ya no será tuyo?- Preguntaba Alba riéndose.
-Lloro por ti capullina, me gusta que seas feliz y verte contenta.- Respondía emocionada Mélani.
En ese momento Laura abrazaba y felicitaba a su hermano, después lo hizo con Alba.
-Tendríamos que salir a cenar y tomarnos unas copichuelas los seis para celebrarlo.
-Hoy tenemos a Quique, si queréis mañana.- Le proponía Alba.
-Cuando queráis, se lo diré a los demás.
Acabaron la fiesta, los invitados se fueron despidiendo, quedándose con los oficialmente novios, Mélani y Laura.
-Acordaros que hemos quedado para cenar, yo reservo y os digo mañana el lugar.- Les recordaba Laura.
Se quedaron solos los tres y se estiraron en el sofá, ya era tarde, Quique hacía cara de cansado después de pasarse la tarde corriendo y saltando con sus amigos.
-¿Quieres que te acompañe a la cama cariño?- Le preguntó Alba al niño, que movió la cabeza confirmándoselo.
Agarrados de la mano subieron las escaleras, Alba le dijo que se duchara, que había sudado y dormiría mejor, Quique se duchó y se lavó los dientes, salió con el pijama puesto, Alba lo arropó en la cama sentándose a su lado.
-Muchas gracias por tu regalo, es muy bonito.
-Te lo ha comprado papá, él me lo ha dado a mí para que te lo diera.- Le explicaba inocentemente el niño.
-Pero tú me lo has dado, así que el regalito es tuyo.- Alba le dio un beso en la frente.
-¿Te ha gustado el anillo que te ha regalado papá?- Se interesaba Quique.
Alba estiró los dedos y los dos lo miraban atentamente.
-Sí, es muy bonito.
-Y brilla mucho.- Dijo Quique cerrando los ojos de sueño.
Alba le dio otro beso en la frente y el niño se dormía. Cuando bajó al salón, Pol la esperaba con una botella de champán en una cubitera y dos copas.
-Es la hora de nuestra celebración.- Le anunciaba Pol riendo.
Alba se sentó a su lado, Pol servía las copas.
-Que hijo tienes, es como tú.
-¿De guapo?
-De todo, es un encanto de niño.
-Te quiere mucho Alba, y eso me hace muy feliz.
Brindaron, compartieron confidencias y rieron un rato antes de irse a dormir ellos también.
Al día siguiente llevaron a Quique a la casa de su madre, el niño se despidió de su padre y Alba, luego le dio un beso a su madre.
-Papá le ha regalado un anillo a Alba.- Le dijo a su madre, a la que le cambió la cara en el momento mirando automáticamente la mano de Alba, para comprobarlo. Pol le entregaba la maleta de Quique.
-¡Vaya! Felicidades por tu cumpleaños y por…- Nuria se atascó.
-Muchas gracias Nuria.- Le dijo Alba viéndola apurada por la situación. Se giró cerrando el maletero del coche, para dejar a Nuria con Pol por si tenía algo que decirle.
-Supongo que esto es el final…- Empezaba a decir Nuria.
-El final de lo nuestro, fue cuando decidiste irte con Quique de Inglaterra y dejarme solo, no es ahora.
Pol se giró para entrar en el coche.
-Pol.- Lo llamó Nuria, él la miró.- Perdóname, sé que te he hecho daño muchas veces.- Pol le hizo un gesto con la cabeza perdonándola, se subió al coche y se fueron. Nuria miraba como se alejaba, sabía que lo había perdido definitivamente.
Alba le acariciaba la nuca a Pol mientras conducía.
-¿Crees que te lo decía sinceramente?- Le preguntaba a su prometido.
-Estoy seguro que sí, se ha dado cuenta de la realidad.- Contestó Pol cerrando el asunto.
Alba le dio un beso en la cara, Pol sonrió.
-Y dime ¿Ya has pensado en la fecha de la boda?- Volvía a preguntar Alba interesada.
-Pues había pensado, que estaría bien cuando empiece el buen tiempo, a finales de la primavera o algo así.
-Muy bonito, me gusta estrenarme como casada cuando florecen las flores.
-Que cursi te ha quedad cariño, no te pega nada.
Reían y Alba le daba un golpe en el hombro.
-Que sinvergüenza estás hecho.
-Ya verás lo sinvergüenza que soy cuando lleguemos a casa.
Alba se mordía el labio deseándolo, Pol reía de verla. Cuando se acercaban a la entrada de su casa Alba le agarró el paquete, le bajó la cremallera del pantalón y le metió la mano dentro cogiéndole la polla sacándosela, se la fue pajeando mientras Pol metía el coche en el garaje de la casa, salieron los dos del coche, Pol se fue por ella, le apoyó la espalda contra el coche y se arrodilló metiéndole las manos por debajo de la falda, le arrancó y rompió las bragas de un tirón, Alba jadeó, como le gustaba que lo hiciera, la ponía caliente antes de empezar. Pol se amorró al coño comiéndoselo con ganas, Alba le apoyó una mano en la cabeza gimiendo de gusto, había aprendido por donde pasar la lengua para darle el máximo placer, y lo repetía una vez tras de otra, hasta que le temblaban las piernas. Después la giró apoyándole las tetas en el capó, le levantó la falda por el culo, se bajó los pantalones y calzoncillos, se agarró la polla, y apuntándosela en la entrada de la vagina, se la metió de un golpe seco y duro, Alba gritó de gusto sacando un poco más el culo para que la penetrara más profundamente, Pol enloquecía, perdía la cabeza follándosela, dándole unos golpes con su pubis en el culo que lo ponían cardiaco de gusto, ella gritaba poniendo los ojos en blanco. Alba se corrió, Pol la giró para que se arrodillara, le metió la polla en la boca, Alba sabía lo que él buscaba, ella misma se la metió hasta la garganta, aguantó un par de arcadas chupándosela con mucha fuerza, dejándosela llena de babas y saliva, Pol le aguantaba la cabeza cerrando los ojos de placer. La volvió a levantar besándola con pasión, a la vez que le metía dos dedos en el coño, Alba gemía dentro de su boca, la volvió a girar, apoyándole las tetas de nuevo en el capó del coche, se escupió en la otra mano pasándosela por el agujero del culo, se agarró la polla y apuntándola en el agujerito, la fue metiendo lentamente pero sin parar hasta el fondo, ella notaba como se le dilataba el culo, aceptando la polla de Pol a la vez que los dedos se movían dentro de su coño, dándole un placer tremendo, ni se preocupó de que él aumentara el ritmo penetrándola más rápido, ni como al poco rato le follaba el culo con duros golpes rugiendo de placer, solo notaba como se corría y se meaba de gusto, como las piernas le flaqueaban temblándole, y como se volvía a correr seguidamente volviéndole a salir del coño varios chorros descontrolados. Notó que Pol la levantaba y sabía perfectamente lo que quería, se arrodilló poniendo la boca a dos dedos de la punta de la polla, pajeándola a toda velocidad, Pol gritó, rugió, se agarró con fuerza al coche, y se corrió lanzándole un primer disparo de semen en la cara, los demás ella pudo controlarlos, para que le entraran en la boca o le cayera en el labio. Al acabar, los dos jadeaban y se miraban a los ojos, reconociéndose lo bien que lo habían pasado.
Pol le pasó a Alba unos cuantos pañuelos de papel, para que se limpiara la cara, ella miraba y recogió del suelo las bragas rotas sonriendo.
-Otras a la basura.
-Suerte que tienes una buena amiga que piensa en tus necesidades, la que te regaló un paquete de bragas nuevas.
-Es que mi amiga sabe lo que necesito.- Los dos reían subiendo a la habitación agarrados, para ducharse y descansar un rato estirados en la cama antes de la cena. Alba apoyaba su cabeza en el hombro de Pol, pasándole un brazo por encima del pecho.
-Me has hecho el regalo más bonito que me han hecho nunca en mi cumple.- Le decía Alba con una tierna vocecita.
-¿Tanto te ha gustado el collar y la pulsera?- Se cachondeaba Pol.
-No tonto, ya sabes por qué, por pedirme que me case contigo.
-Eso también ha sido un buen regalo para mí al decirme que sí, ese regalo lo disfrutaremos juntos.
-Para siempre.- Apuntó Alba ilusionada mirándose el anillo.
-Y tanto, no pienso pedírselo a nadie más en esta vida.- Alba le dio un golpecito en la barriga besándole.
También descansaban en la cama en pelotas Mélani y Lorenzo, después de darse mutuamente un buen repaso, las bragas de Mélani estaban rotas por el suelo.
-Yo no sé porque regalo bragas, si a la que le van a hacer más falta es a mí.- Decía Mélani recordando el regalo a Alba.
-Yo te compraré las que te hagan falta cariño.- Le contestaba riendo Lorenzo.
-Eso, así las compras a tú gusto, ya que las rompes las pagas.- Se moría de risa Mélani abrazándose a su pareja, él la recogía con sus brazos besándole la cabeza.
Laura sentada en el sofá de su casa con Gabriel, se tomaban una cerveza dejando pasar el tiempo, cogidos de la mano hablaban del futuro, de lo bonito que lo había hecho su hermano para pedirle matrimonio a Alba. Él le prometía que cuando llegara el momento, también se lo pediría de alguna forma que a ella le gustara, se besaban riendo y seguían tomándose las cervezas, desde luego su relación era más ‘tranquila’ que la de su amiga y su cuñada.
Se vieron los seis, para cenar en un buen restaurante y seguir celebrando el cumpleaños de Alba, por primera vez se juntaban con las parejas de Laura y Mélani, Alba sonreía, cuando ya estaban cenando.
-Hoy no me vas a decir nada de Pol ¿O es que como estoy prometida con él ya no te interesa?- Pinchaba Alba a Mélani.
-Qué bonito anillo te ha comprado, como se nota que va bien el negocio.- Desviaba la atención Mélani.
-¡Oh! ¿No será por qué está delante Lorenzo?- Insistía Alba. Laura se tapaba la boca viendo por donde iban a ir las cosas.
-Alba por favor.- La avisaba Mélani nerviosa.
-No sabes Lorenzo que tú novia le ha estado tirando los tejos a mi novio.- Lorenzo miró fijamente extrañado a Alba.
-Alba no te pases ¿Qué quieres? ¿Vengarte?- Se enfadaba Mélani.
-Me ha pedido permiso para dormir con él, para follar con él, y hasta tú mismo la pudiste oír ayer, si yo no lo quería se lo quedaba ella, no sé exactamente dónde estás tú en su vida.- Lorenzo miraba esta vez a Mélani interrogándola con la vista.
-Alba eres una cabrona, te estás vengando de todas las bromas que te he hecho con muy mala leche…
-¿A que toca los cojones? Pues hoy te aguantas, como he tenido que hacerlo yo siempre.
Reían los cuatro, Mélani seguía enfadada y a Lorenzo se le veía despistado.
-Es una broma Mélani ¿No lo ves?- Le decía Pol sin poder aguantarse la risa.
-Es broma cariño.- Confirmaba Alba pasándole un brazo por los hombros atrayéndola para besarla.
-Hoy la que se merece una zurra eres tú.- Le decía Mélani a Alba medio riendo medio cabreada.
-Solo quería que te dieras cuenta de lo cabronaza que has sido conmigo.
-Pues te aseguro que lo has conseguido, pero esto me lo pagarás, de momento pagando mi cena.- Reía ahora sí Mélani.
-Que morro tienes tía ¿Cómo puedes pedir que te inviten?- Se quejaba Laura.
-Yo pagaré su parte.- Defendía a Mélani Lorenzo.
-No hace falta, estáis todos invitados por el cumpleaños de Alba.- Acabó Pol con la discusión.
Después de ese momento, que Alba había calculado para vengarse de Mélani, las conversaciones volvieron a su cauce, las risas aparecieron y acabaron con unas copas.
Un par de semanas después, Mélani acomodaba al alcalde en la sala de visitas, dio un vistazo al exterior por los cristales, vio Ángel esperando fuera, se cruzaron las miradas, ella le puso cara de mala leche y él se giró sin poder aguantarle la mirada. Llamó a Pol por el teléfono interno de la empresa.
-Pol, está esperando en la sala de visitas el alcalde, quiere hablar contigo.- Pol miró su despacho, desordenado de varias cosas que estaba consultando en aquellos momentos.
-Gracias Mélani, acompáñalo personalmente al despacho de Alba, nos reuniremos allí.
Salió de su despacho entrando en el de Alba, comunicándole que el alcalde estaba subiendo con Mélani para hablar con ellos. Lo saludaron y le invitaron a sentarse, Mélani les preguntó si querían tomar algo, el alcalde se excusó diciendo que tenía prisa y que acabaría pronto, Mélani se retiró dejándolos solos.
-¿Qué se le ofrece alcalde?- Preguntaba Alba.
-Venía a hacerles una propuesta, verán, el ayuntamiento ha comprado este edificio.- Alba y Pol se miraban sorprendidos.
-Hace muy poco tiempo, me reuní con los propietarios y me ofrecieron comprarlo, los vi muy interesados en que nos lo quedáramos nosotros, no lo entiendo.- Se extrañaba Alba.
-Bueno, pensábamos que nos haría falta para ampliar algunas oficinas municipales, pero la verdad es que no, no lo necesitamos. Así que quiero hacerles una propuesta.
-Mire alcalde, según el precio no nos va a venir bien hacerlo ahora…- Empezaba a decir Pol.
-Esperen, esperen, estaríamos dispuestos a hacer un cambio, un trueque…
-¿Un cambio? ¿Con qué? Nosotros no tenemos nada.- Volvía a extrañarse Alba.
-Son ustedes un poco impacientes, no me dejan explicárselo, supongo que debe ser por su trabajo, siempre con prisas, vendiendo comprando, un sin parar. Miren, aquí en frente, se habrán dado cuenta que hay un terreno con unos cuantos arboles, lo que le proponemos, es cambiarles el edificio de su negocio por un parque aquí delante, es decir, ustedes limpian el terreno, ponen unos cuantos aparatos de esos para que los niños se lo pasen bien, una fuente para que beban agua…, y ya está, por supuesto el ayuntamiento se cuidará del mantenimiento, limpiar y esas cosas.
-¿Ya está? A ver si lo entiendo, el ayuntamiento nos da el edificio…- Hablaba Pol sorprendido.
-Os lo cambia por una obra.- Le rectificaba el alcalde.
-De acuerdo ¿Nos lo cambiáis por unos cuantos columpios y una fuente?...
-Y limpiar el terreno, no te olvides.
-Alcalde, usted sabe que eso son cuatro euros hombre.
-Eso es una vergüenza.- Saltaba Alba.
El alcalde se levantó.
-Bueno, como ya dije antes tengo prisa, miren, si no lo aceptan ustedes, alguien habrá que lo aceptará, piénsenlo bien, ya saben, o están del lado que nunca se pierde o no, buenos días.
El alcalde salió de la oficina dejándolos con cara de tontos.
-Esto ha sido cosa de ‘ellos’, ya me dijeron en la cena que tendríamos que financiar nuestro propio negocio, lo que no me imaginaba era que fuera de esta manera.- Se acordaba Pol.
-¿Tú sabes lo que debe de haber pagado el ayuntamiento por este edificio? Porque estoy segura, que los antiguos propietarios deben estar contentísimos por el negocio que han hecho, les habrán pagado el gusto y las ganas, claro, como el dinero no es suyo…
-Tranquila Alba, ya sabemos que eso también lo pagamos entre todos, el asunto es… ¿Qué hacemos?
-Yo que sé, esos cabrones la lían y luego soy yo quien tiene remordimientos, esto no es justo, y sí no aceptamos seremos gilipollas, porque vendrá algún amiguito de estos y lo hará.- Alba estaba indignada.
-Les haremos el mejor parque de la ciudad, déjamelo a mí.
-Mejor, porque yo no quiero saber nada de esta mierda.
Capítulo XXXIV
Pol contactó con un paisajista, le hizo un proyecto y lo llevo a cabo, limpiaron el terreno, plantaron hierba natural para que los niños jugaran a pelota o la gente se estirara, dejaron un camino para pasear con bancos debajo de los arboles, una zona de juegos para niños, distintas fuentes para beber repartidas por el parque, y en el centro un estanque con una pequeña cascada de agua y peces de color rojo junto con algunas tortugas de agua. El parque quedó precioso y el alcalde se pudo hacer la foto en la inauguración, tardó poco en el discurso de quedarse con los méritos de haberlo construido para la ciudad. Pol y Alba por supuesto que no asistieron a la inauguración, tampoco explicó el alcalde, que el parque se había construido cambiándolo por un edificio de allí delante, que valía muchísimo más y que lo acabarían pagando los ciudadanos. Como tantas cosas acabamos pagando.
La vida seguía y llegó la navidad, Quique estuvo con su padre y Alba desde que acabó el colegio, hasta el día veintisiete de diciembre. Cenaron en Nochebuena con los padres de Pol, Laura lo hizo en la casa de los padres de Gabriel. El día de navidad, Quique al levantarse tenía los regalos de Papá Noel, se pasó la mañana jugando con ellos, comieron en la casa de Pol y Alba, Quique, los padres de ella, los de él, Laura y Gabriel, más regalos que le fueron cayendo al bueno de Quique, que estaba loco por no poder jugar con todos a la vez. El hermano de Alba comió con la familia de su mujer y Mélani no se sabe como se lo montó, pero a media tarde, estaba con Lorenzo comiéndose las pastas de té y bebiéndose el cava que habían puesto en la casa de su amiga Alba.
Se hizo tarde, se fueron los abuelos y los padres de Alba, se quedaron las tres parejas y Quique, que su padre le preparó el vaso de leche con galletas antes de irse a dormir, se despidió de todos y le pidió a Alba si lo acompañaba a la cama.
-Hay que ver cómo quiere tú hijo a Alba.- Le dijo Mélani a Pol.
-Se lo ha sabido ganar desde el principio, yo creo que ella temía su reacción cuando supiera que estaba conmigo, y al ver que se lo tomaba tan bien, lo quiere como si fuera hijo suyo, se lo pasan muy bien juntos, a veces creo que prefiere estar con ella que conmigo.
-Es que el chaval es muy majo.- Opinaba Laura
En ese momento bajó Alba.
-¿Qué estáis hablando sin mí?
-Que no entendemos como ese niño, quiere tanto a su madrastra con lo bruja que es.- Saltó para picarla Mélani.
-¿Ya empiezas conmigo? Lorenzo cariño, tú y yo vamos a tener una conversación sobre esta.- Se defendía Alba.
-Ni lo sueñes, ya no digo nada más que veo que sabes cómo contraatacar cabrona.- Se entristecía Mélani, de no poder cachondearse como había hecho siempre de Alba.
Alba le llenaba la copa de cava a su amiga y a los demás.
-Venga va, brindemos por nosotros.- Decía besando a Mélani en la mejilla. Picaron algunas cosas y acabaron el día de navidad.
A Quique lo llevaron con su madre el día veintisiete, cundo llamaron a la puerta salieron Nuria y Ernesto, por primera vez vieron que él le pasaba un brazo por los hombros a Nuria, y ella parecía contenta, estaban entre ellos más…, cariñosos, algo había pasado que la actitud de uno con el otro era diferente, Quique se metió en la casa con Ernesto y Pol se dirigió al coche, Alba le entregó a Nuria la maleta de su hijo.
-Se te ve muy bien, mucho mejor que las últimas veces que nos hemos visto.- Intentaba ser amable Alba con Nuria.
-Sabes, desde que te dio ese anillo- Le señalaba Nuria el anillo con la cabeza.- me ha hecho ver la vida de otra manera, no sé porque pensaba antes que Pol estaría siempre en mi vida…
-Siempre estará en tú vida, eres la madre de su hijo.
-Ya, pero no me refiero a eso, yo pensaba o quería que estuviera pendiente de mí, a ver si me sé explicar, desde que nos conocimos le noté muy atraído por mí, notaba que me quería mucho y que siempre lo tendría a mi lado queriéndome, ya sé que eso es muy egoísta por mí parte, y más cuando fui yo quien lo dejó. Lo siento, pero me gustaba sentirlo cerca, enamorado.
-Pero tú no lo querías, si lo hubieras querido, no lo habrías dejado sin decirle nada.- Acusó Alba a Nuria, esta hizo un corto silencio.
-Creo que era muy joven y me equivoqué, confundí el amor con otra cosa, no sé muy bien lo que fue…
-Con sexo, seguramente.- Apuntaba Alba.
-Es probable, la verdad es que con el tiempo, solo me veía acompañada de un hombre muy guapo pero nada más, no pude o no supe decirle que no lo había querido nunca, que nunca estuve realmente enamorada de él, me di cuenta y no se lo dije, fue más fácil huir y dejarlo. Sé que le hice daño.
-Le podías haber dicho antes todo esto.
-¿A él?
-Claro.
-No me atrevo, tal vez algún día.
-Él soñaba con poder volver contigo y con Quique, no se merecía lo que le estabas haciendo, si él hubiera sabido que no lo querías habría sido feliz mucho antes.
-Ya lo sé Alba, no pude decírselo, ni creo que pueda nunca. Una vez una amiga me dijo que era como el perro del hortelano…
-Ya sé de qué va el dicho.
-Y tenía razón, me alegro que esté contigo, de verdad, se os ve muy felices y creo que eso me ha ayudado a serlo a mí también.
-¿Tú quieres a Ernesto?- Preguntó decidida Alba, se hizo otro silencio un poco más largo. Nuria movió la cabeza y los hombros.
-Estoy bien con él.
Alba le miró a los ojos con pena, no entendía como alguien podía tener una relación con otra persona porque estaba bien, sin quererlo ni estar enamorada. Le dio dos besos y se despidió, Nuria agitó la mano para decirle adiós a Pol. Cuando entró al coche Pol se dio cuenta de que algo había pasado, en la cara se lo notaba a Alba.
-¿Os habéis enfadado o algo?
-No, no, Nuria me ha confesado que prácticamente nunca ha querido a ninguna de sus parejas, me ha entristecido ¿Cómo se puede hacer eso?
Pol no decía nada pensando, le estaba diciendo que Nuria nunca le quiso, pudo entender algunas cosas, otras no, si no quieres a alguien no te preocupas de tenerlo tan cerca, incluso llegar a follar para que no se aleje. Alba lo vio pensativo y quiso aclarar lo que pasaba.
-Ya sé que es muy raro, yo creo que ni ella sabe exactamente porque hace esas cosas…
-¿Qué cosas?- Preguntó Pol.
-Por ejemplo, querer que tú estuvieras cerca de ella, sabiendo que nunca volveríais a estar juntos, incluso como tú me dijiste follando contigo ¿Qué pretendía? No lo entiendo, o quieres estar con alguien o lo dejas en paz ¿No?
-No lo sé.- Respondía un resignado Pol.
-Le he preguntado porque no te lo dijo, porque no te dijo que no te quería y que por eso te dejó. Me ha contestado que simplemente no se atreve, ni cree que se atreva nunca, seguramente por eso me lo ha dicho a mí, porque sabía que yo te lo diría.
-Ahora hasta siento pena por Ernesto.- Se entristecía Pol.
-De momento le ha sido infiel contigo y no creo que se lo haya dicho, a mí también me da pena.
Recorrieron unos kilómetros sin decir nada, el coche enfiló un pequeño puerto de montaña donde la vez anterior Pol se desvió para pegar un polvo. Alba le puso la mano encima de una pierna deslizándola hasta agarrarle el paquete, Pol sonrió, sin decir palabra le bajó la cremallera metiéndole dentro la mano por encima de los calzoncillos, cogiéndole la polla sacándosela, se la pajeaba lentamente, apoyó la cabeza en su hombro.
-Yo nunca te haría algo así mi vida, te quiero tanto.- Le decía susurrándole al oído.
Pol se desvió por el mismo camino volviendo a dejar el coche detrás de los arboles, se desabrocharon los cinturones, Alba estiró su asiento y se bajó el pantalón junto con las bragas dejándolos colgando de una pierna, Pol que ya se había bajado los suyos se estiró en medio de sus piernas, le besó los labios y le acariciaba la cara.
-Sé que tú no me harás nunca daño, me has demostrado de sobras lo que me quieres, ni yo podría hacértelo a ti, gracias a ti he conocido lo que es querer y ser querido, lo que es estar enamorado y que lo estén de ti.
A Alba se le humedecían los ojos escuchándolo.
-Fóllame mi vida, demuéstrame lo que me quieres.
Se besaron con pasión, a la vez que Pol le metía mano en el coño acariciándoselo, ella seguía pajeándolo, las lenguas se entrelazaban, él le metió dos dedos en la vagina, sabía cómo moverlos para darle gusto, y así se lo hacía saber ella moviendo la cintura mientras gemía, Alba le acariciaba la cara mirándole a los ojos, aquellos bonitos ojos que la enamoraban cada vez que los miraba.
-Como me gusta que me toques, y tu mirada de amor…- Susurraba Alba.
-Por qué te amo con locura cielo.- Contestaba con una vocecilla tonta Pol.
-Ven aquí y métemela suavemente.- Seguía susurrando Alba, acercándose la polla a la entrada de su coño.
El empujó despacio y se la fue metiendo sin prisas hasta el fondo, los dos jadeaban notando la penetración, Alba le agarraba la nuca apretándole la cara en su cuello que él besaba y lamía, la sacó despacio y la volvió a meter sin prisas, con suavidad, con ternura, Alba dio un largo gemido notando todo el recorrido de la polla de Pol en su vagina, levantó un poco más las piernas para conseguir una penetración más profunda, cerraba los ojos y sentía como a un ritmo lento, pero sin parar, entraba y salía de su interior el miembro de su amante, su pareja, su mejor amigo, el hombre de su vida, quien le dio sentido al amor, el único que consiguió que perdiera la cabeza por estar con él. Sí que es verdad que había conocido a otros hombres guapos, que le atrajeron y se había dado algún revolcón con ellos, pero no había llegado a nada, no los aguantaba, le servían para un rato y nada más. Un largo gemido la devolvió al momento, se sentía mojada, tan mojada que seguro que estaba manchando el asiento de flujos, lo que permitía que la pudiera penetrar incansablemente con una suavidad extrema. Pol se había quitado la camisa, había abierto la de Alba y soltado el sujetador para acariciarle las tetas y mordisquearle los pezones, como sabía que a ella le gustaba, un largo gemido se lo confirmaba, seguía follándola lentamente porque ella lo estaba disfrutando y de qué manera, a aquel ritmo podía estar todo el día dándole placer y llevarla al orgasmo las veces que ella quisiera, como ocurrió en ese momento, Alba empezó a mover el cuerpo, a agarrarse con más fuerza a su espalda y culo, a subir el ritmo de su respiración corriéndose por primera vez. Como le gustaba verla así, con la boca abierta y los ojos cerrados, con las tetas duras por la excitación gimiendo, aquellas tetas que le encantaban por lo grandes y bien formadas, como todo el resto del cuerpo, sus curvas perfectas en las caderas, su impresionante culo y sus piernas rectas, por no pensar en su coño, ahí sí que perdía el oremus, cuando podía arrancarle las bragas y enterrar su cara allí en medio, sintiendo su excitante olor, probando su sabor pasándole la lengua o chupándole el clítoris con frenesí, para hacer que se corriera. Alba se acababa de correr, si antes mojaba el asiento, después de la corrida y meada de gusto lo estaba dejando perdido, qué más daba, ese momento, follando con Pol, estaba por encima de todo. Las cosquillas de su interior se le volvían a despertar, a subir por el cuerpo, a hacerla gemir con fuerza clavándole las uñas en la espalda, el cuerpo volvía a darle espasmos involuntarios, a hacer que cerrara los ojos para que no se viera que los ponía en blanco del placer, y a abrir la boca para que saliera el sonido de otro orgasmo que le atravesaba el cuerpo, sentía la polla como no paraba de entrar y salir de su interior, como Pol seguía penetrándola, sin hacer caso a los chorros cortos que le salían del coño por las corridas, ella se volvía a colocar bien abriendo todo lo que podía sus piernas y se dejaba hacer, aquel hombre tenía carta blanca para hacer con su cuerpo lo que quisiera, si él quería seguir follando que lo hiciera, si quería ver mirándola fijamente como se corría que lo hiciera, si quería matarla a orgasmos sería la forma más bella de morir, disfrutando de una buena corrida, con la persona más querida e importante de su vida encima suyo, así es como a Alba le gustaría morirse. Otro grito de ella misma la apartaba de los pensamientos, volviéndose a correr, esta vez hasta sintió un poco de mareo, se le iba la cabeza del gusto, le flaqueaban las fuerzas y seguía meándose descontrolada. Pol le pasaba la mano por la cara apartándole el cabello, la miraba con tanto amor que ella se deshacía.
-¿Estás bien amor?- Le preguntaba Pol casi en un susurro, se preocupaba por ella como había hecho cada día, cada momento desde que empezaron su relación.
-Estoy en el cielo mi vida ¿Quieres correrte tú? Hazlo como quieras, quiero verte disfrutar conmigo.- Contestaba Alba excitándolo, recordándole que su cuerpo era para él, que podía hacer lo que quisiera.
Pol le sonrió, le besó dulcemente los labios y siguió con su movimiento de cintura, arriba, abajo y haciendo círculos, Alba torcía un poco los ojos por el gustillo que volvía a sentir, él viendo su reacción aumentó un poco más el ritmo, se le agarró con las dos manos a las caderas atrayéndolo o separándolo, ella misma marcaba el ritmo como quería ser follada, Pol lo seguía escuchando, los cada vez más fuertes quejidos y gemidos de su pareja, a ella le faltaban fuerzas, los orgasmos anteriores ya pasaban factura, a él no, estaba fresco y con ganas, fue aumentando el ritmo y la fuerza de las penetraciones, a ella se le iba la cabeza, el placer que le estaba subiendo era el más fuerte de toda la tarde, Pol le estaba machacando el coño, empotrándola literalmente contra el asiento del coche, había perdido la cabeza follando como a él le gustaba, duro, todo lo duro que podía, un tremendo golpe de placer le llegó a la cabeza a Alba, se abandonó, perdió todo control sobre su cuerpo, intentaba agarrarse al culo de Pol pero no tenía fuerzas para hacerlo, sentía como el orgasmo la poseía y ella le dejaba que lo hiciera, sentía sus propios gritos de placer como si estuvieran lejos, como se le aflojaba la vagina soltando disparos de liquido y como Pol gruñía enloquecido llenándola de semen, en cada fuerte penetrada notaba la eyaculación de su amor en su interior y la suya que salía al exterior, Alba cerró los ojos gritando de placer. Cuando se despertó, Pol le besaba los labios y la cara con suavidad y ternura, había perdido el sentido o se había desmayado, no lo sabía, lo que sí sabía, era que aquel hombre que todavía tenía encima, conseguía hacerle perder el sentido follando, literalmente.
Con Laura y Mélani, junto a sus novios, pasaron la Nochevieja y celebraron el nuevo año. Brindaron por que fuera un buen año, con la ilusión de Pol y Alba por casarse aquella primavera. Muy tarde acabó cada pareja en su casa celebrándolo de otra manera, con unos buenos polvazos.
…
Debían de estar a finales de marzo, casi entrando en abril y la primavera, Alba ya se estaba haciendo pruebas del vestido de boda, lo tenían todo decidido para casarse el primer sábado de junio con la lista de invitados ya cerrada, y por supuesto el viaje de novios y la luna de miel decidida.
Curiosamente habían pasado casi cuatro meses del año y no habían tenido ninguna noticia de ‘ellos’, ni los habían invitado a ninguna cena más, si es que las habían hecho, tampoco lo sabían. Pol les seguía invirtiendo el dinero que cada mes y medio más o menos le enviaban, unas veces más y otras veces menos, eran millones de euros repartiendo siempre buenos beneficios, pero ya no le llamaba nadie para nada.
Una mañana, había salido Alba con su cuñada Laura y su amiga Mélani, para hacerse una de las pruebas del vestido, Pol estaba en su despacho cuando recibió un correo nuevo, lo abrió como hacía con tantos otros que recibía cada día. La primera sorpresa, fue comprobar que no podía ver quien se lo enviaba, era la primera vez que no podía ver la dirección del mail del remitente. La segunda sorpresa, cuando empezó a leer.
-Hola Pol,
No tengo tiempo de explicarte demasiadas cosas de momento, tengo información que debes saber. Te están investigando, a ti, a tu socia Alba y a tu empresa.
Esta semana muy probablemente entrará en tú empresa por sorpresa la UDEF, Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, haz copia de seguridad de todos los ordenadores, no se sabe cuál de ellos se llevaran, el de tú oficina, la oficina de tú socia y el de administración seguro.
Si esto se confirma, me volveré a poner en contacto contigo, de momento por seguridad compraros Alba y tú otro ordenador portátil, de los que tenéis ahora borrar las cuentas personales, dejar solo las de la empresa, instala este correo para que pueda comunicarme contigo en el nuevo y nada más, escóndelo en tú casa por si les da por registrar tú domicilio.
“Un amigo”-
Lo leyó tres veces seguidas, no se lo podía creer, la cabeza le daba vueltas ¿Sería una broma pesada? ¿Estarían ‘ellos’ detrás de eso? No tener noticias durante varios meses podía ser una pista.
Esperó nervioso que llegara Alba para enseñárselo, llamaron a Laura y le dijeron que hiciera copia de seguridad de todos los archivos administrativos cada día, que podía pasar algo. De los demás no hacía falta, la mayoría eran para comprar y vender en bolsa, no quedaba ningún registro en el ordenador, todo era por internet.
Pasaron un par de días nerviosos y al tercero ocurrió, le pusieron en la cara a Mélani, que estaba de jefa de recepción, una placa de policía identificándose, les pidieron que salieran todos para que no pudieran avisar a nadie. Fueron subiendo planta por planta desalojando a la gente, haciéndoles esperar en el hall del edificio, se quedaron con Laura haciéndole preguntas técnicas en administración, y con Pol y Alba explicándoles quienes eran y que buscaban. Tal como esperaban eran de la UDEF, buscaban delitos fiscales o de fuga de capitales a paraísos fiscales. Se llevaron el ordenador de Laura y otro que había en administración, también los de Pol y Alba, los de la empresa y los personales.