Una pequeña ciudad. (32)
Capítulos XXXII
El día siguiente por la mañana, hablaban las dos amigas por teléfono antes de levantarse de la cama.
-¿Cómo te fue ayer Laura?
-Bien…, muy bien, acabamos en su apartamento, me fui de madrugada encantada con ese hombre Mélani, su ternura su…
-¿Ya te has ‘enchochao’ otra vez?
-¿Tan mal te fue a ti?
-Lo mío fue increíble, nosotros estuvimos aquí en mi casa, se ha ido hace un rato de la marcha que le he dado, no me ha negado nada de lo que le he pedido, sin desfallecer en ningún momento, es una bestia nena, como folla…
-Mélani, Mélani, tranquila.
-Sí, tranquila y relajadita lo estoy mucho Laura.
Las dos amigas reían satisfechas de la noche que habían pasado.
Aquella misma tarde del sábado se volvieron a ver con ellos, esta vez directamente en los apartamentos de ellas. Laura vivió una larga sesión de sexo tranquilo, sin prisas, cuidando los detalles, de caricias mutuas, afinando los sentidos, de piel de gallina, de largos orgasmos mezclados con cariñosos descansos, aprovechados para tomar algo y volver más tarde a encamarse. Lo de Mélani fue diferente, se mezclaba la timidez de Lorenzo con la excitación y la lujuria que le ponía follando, una fuerza de la naturaleza que le rompía las bragas, la cogía en volandas empotrándola contra la pared, el sofá, la cama, o donde se terciara, el lugar no importaba, lo importante era follar duro, penetrarla sin tregua haciendo que gritara de gusto, corriéndose Mélani una vez tras de otra hasta mearse de gusto. Descansar un poco, mirándose a los ojos con algunas caricias y volver a atacarse uno al otro sin darse cuartel. Mientras en Laura todo era ternura, en Mélani era pasión desenfrenada, en Laura era mucho cariño y paciencia, en Mélani era desenfreno, corridas en la boca, en el coño o en el culo, todo valía consensuado, eran como dos gotas de agua follando, no había límites, no se negaban nada, se entregaban totalmente. Laura acabó aquel día muy contenta de Gabriel, de su ternura, su paciencia y la manera como la llevaba a los orgasmos, pero pensó que tal vez, si fuera un poquito más atrevido pidiéndole alguna cosita más no hubiera estada mal, ya se cuidaría ella de conseguir lo que quisiera.
Aquella fue la primera noche que durmieron juntas las parejas. Mélani se despertó entre los brazos de Lorenzo, se sentía bien agarrada, como si él no quisiera despegarse ni un momento de ella, le besó suavemente los labios, él abrió un ojo, ella le agarró la polla pajeándolo subiéndose de un salto encima de él, cuando consideró que la tenía suficientemente dura, se colocó metiéndosela hasta el fondo, lo cabalgo con dureza, moviéndose encima de él a golpes de cintura, él la agarraba por las caderas ayudándola a hacerlo, volvieron a coordinarse para correrse los dos a la vez.
-¡Hostia Mélani! El condón, no me he puesto preservativo.-Se preocupaba Lorenzo.
-Tranquilo, tranquilo hombre, tomo anticonceptivos, y después de estas últimas horas ya te tengo confianza, podemos follar a pelo lo que quieras.
-Eres un encanto Mélani, no te puedes imaginar lo ilusionado que estoy contigo.
Mélani le besó con una sonrisa, ella también estaba ilusionada con él.
Laura al despertarse se vio al lado de Gabriel, cada uno había mantenido su espacio dentro de la cama, le acarició una pierna para comprobar si dormía y él le miró los ojos sonriendo. Desapareció por dentro de la sabana agarrándole la polla metiéndosela en la boca, le acarició los huevos sin dejar chuparla y metérsela más profundamente, él movía las piernas involuntariamente, por el gusto que le daba, cuando estaba a punto de correrse la avisó intentando que apartara la boca, ella le agarró la polla con más fuerza apretando con firmeza los labios, dejó que se corriera dentro tragándose todo el semen que fue capaz de echar, Gabriel gritó como un condenado, cuando levantó la mirada para verle los ojos todavía los tenía en blanco, del placer que le había hecho sentir, ella sonreía y él se recuperaba de la corrida sin saber que decir.
-¿Todo bien?- Preguntó Laura al verle la cara.
-Sí, perdona, es que…, bueno es la primera vez que hago algo así, nunca me había atrevido a…
-Pues ya ves, conmigo no ha hecho ni falta pedirlo, pero a partir de ahora no quiero que te quedes con ganas de nada…
Laura pegó un grito, él la había estirado en la cama abriéndole las piernas, tirándose a comerle el coño con la intención de no parar hasta conseguir que se corriera.
A media mañana se llamaron las chicas para almorzar juntos los cuatro, y así lo hicieron, hablaron y rieron mucho en una larga sobremesa dando por terminado el fin de semana. Ellos se fueron juntos en un coche y las chicas en el de Laura. Decidieron ir a ver a Alba y Pol, necesitaban explicarle a alguien de confianza su felicidad.
Les abrió la puerta Alba recién duchada vestida muy cómoda para estar por su casa.
-Hola, que ojitos que tienes cariño.- La saludaba cachondeándose Mélani.
-¿Ya empiezas?, pasar para dentro golfillas.- Contestaba Alba disimulando.
-Si ya empiezo dice, tú le has visto los ojitos Laura, si le brillan una barbaridad.- Alba intentaba no mirarlas para que no le vieran los ojos.
-Me parece que ha estado pasando una buena tarde con mi hermano esta.- Confirmaba Laura riéndose de Alba.
-¿Qué estáis diciendo, os pensáis que todos somos iguales que vosotras qué vais tan calientes que os sale humo por debajo de la falda?- Se hacía la enfadada Alba metiéndose en la cocina.- ¿queréis una cerveza?- Les preguntaba.
-Saca una para mí también.
Le gritaba Pol bajando por las escaleras acabando de ponerse la camiseta también recién duchado.
-Mira, tú hermanito también está recién duchadito el chico.- Seguía Mélani con el cachondeo.
-¿Qué casualidad no?- Reía Laura.
Mélani se acercó a Pol oliéndole.
-¡Uuuum!, que bien hueles niño.- Estaba a punto de darle un abrazo Mélani cuando salía de la cocina Alba con las cervezas.
-Ni se te ocurra tocarlo o te pego una patada en el coño que sales volando de esta casa cabrona.- Mélani se giró con los brazos separados sin poder llegar a tocar a Pol, Laura se moría de risa y Pol pasaba por su lado para ayudar a Alba.
Salieron al porche a tomarse las cervezas, Mélani se sentó lejos de Pol esperando la confirmación de Alba que se la dio fundiéndola con la mirada, los demás se tronchaban de risa. Una vez sentados y pasada las risas.
-¿Qué os explicáis chicas?- Quiso preguntar Pol para calmar los ánimos.
Laura y Mélani se pusieron serias, Pol y Alba lo notaron.
-Alba, yo…, bueno, ¿te acuerdas de cuando cenamos aquel viernes?, quiero decir el viernes de la misma semana que conociste a Pol, el que me di cuenta que te habías enamorado, ese viernes.- Le intentaba hacer recordar Mélani.
-Me acuerdo perfectamente Mélani.- Le respondió con cariño Alba viendo que algo le preocupaba a su amiga.
-¿Cómo supiste que era él, que le viste, que sentiste para pensar que él era el hombre de tú vida?- Alba sonreía pensando en aquellos primeros días, lo confusa que llegó a estar y lo enamorada que estaba de aquellos ojos.
-Me enamoré en cuanto lo vi, no me preguntes por qué, me gustó lo que vi en general y me volvieron loca sus ojos, a parte de la seguridad que tenía en él mismo, no sé, no fue una cosa en concreto, fue la suma de varias.- Intentaba responderle Alba a la vez que le cogía una mano a Pol dándose un piquito en los labios.
-Es que el cabrón ha heredado los ojos de nuestro padre, yo los de mi madre, está claro quien salió ganando, ¿Y tú Pol, que le viste?- Le preguntaba su hermana.
-Chicas, ya sabéis que yo no tenía muy claro lo de Alba…
-Vamos va, si estabas tonto por ella, lo que pasa es que tenías un lio por culpa de tú ex en la cabeza.- Le recordaba Laura.
-Sinceramente a mí lo primero que me llamó la atención fueron sus…, tetas, unas tetas que le iban de un lado al otro mientras caminaba con cara de cabreada acercándose a mi despacho.
-Que romántico el muchacho.- Se cachondeaba Mélani.
-Y la cara, la tenía de cabreo pero que guapa la vi, y el tipazo que tiene, y…, el culo, que culo madre mía, cuando se giró para irse no le podía quitar la vista de encima.
-De donde no podías quitar la vista era de mis tetas sinvergüenza, anda que no te pillaba cada día mirándolas embobao perdio.
-Porque me las ponías delante para que me fijara pajarraca…
-Para que te dieras cuenta de lo que te estabas perdiendo tonto.
Los cuatro reían de la conversación.
-Creo que me he enamorado.- Soltó Mélani tal cual.
-¿Cómo que lo crees, estás o no estás?- Preguntó Alba.
-Mucho, mucho, es como si hubiera conocido a mi alma gemela.
-¿De Gabriel?- Preguntó Pol.
-De Lorenzo, Gabriel es de Laura.
-De Gabriel me he enamorado yo.- Respondía Laura.
-¿Tu también, las dos a la vez?- Se sorprendía Pol.
-Nos han conquistado este fin de semana.- Explicaba Laura.
-A las dos.- Dijo Alba con cachondeíto.
-Sí a las dos, no es tan raro que nos enamoremos ¿no?, ella no sé que le ha visto pero yo…, lo mío ha sido…, no sé cómo explicarlo.- Se aceleraba Mélani.
-Pues nena si no sabes explicarlo no sé cómo nos vamos a enterar de algo.- Le recriminaba Alba.
-Que me ha roto las bragas antes de follar por primera vez en mi vida, y no os podéis imaginar las ganas que tenía de conocer a alguien así.
-¿Lorenzo te ha roto las…?- Se extrañaba Laura.
-Me las destrozó, ese tío tímido es como Jekyll y mister Hyde, se transforma en cuanto se excita, de verdad, es una puta bestia follando. No os podéis imaginar cómo me pone que me las arranque.
-Y tanto, yo esta misma tarde lo he sentido.- Se ponía las manos en la boca Alba al ver que había metido la pata.
-No nos habías dicho que no había pasado nada golfa, ya te he visto yo los ojillos brillantes, o te habías fumado un porro o habías follado como una loca.- Ahora se cachondeaba Mélani.
-Pues nena si te rompe las bragas ya puedes irte comprando cada vez que puedas, porque este no para y casi no me da tiempo a reponerlas.- Se quejaba Alba.
-La ventaja es que siempre las tienes nuevas, no les dejo tiempo a ponerse feas.- Reía Pol diciéndolo.
-Calla sinvergüenza.- Le decía cariñosamente Alba acariciándole la cara a Pol.
-¿Y a ti hermanita, que te ha pasado?
-Que Gabriel es un encanto de hombre, tierno, cariñoso, como a mí me gustan.
-O sea, que de follar duro nada de nada.- Saltaba Mélani.
-Folla como le da la gana, a ver si te tengo que explicar a ti como lo hace.
-Pues Alba también está encantada de que se la follen bien duro, solo hay que verle la carita de felicidad…
-A mí déjame tranquila anda.- Se defendía Alba.
-El que te deja tranquila es este con los pollazos que te pega nena.
-¿Quieres que me levante…?- La amenazaba Alba enfadada.
-Si no te gusta déjamelo para que me demuestre lo duro que es follando…
Alba se levantaba de la silla y Mélani salía corriendo por un lateral de la casa con Alba detrás, los dos hermanos se morían de risa viéndolas corriendo una detrás de la otra.
-¿Estás contenta?- Preguntaba Pol a su hermana.
-Sí, creo que esta vez puede ser una relación seria, ya veremos, aun es pronto.
Pasó corriendo Mélani, unos metros por detrás Alba.
-Párate cabrona.- Gritaba Alba.
-Lo tienes claro- Contestaba Mélani.
Los dos hermanos las miraban indiferentes.
-Siempre me han parecido unos buenos chicos.- Comentaba tranquilamente Pol.
-Sí que lo son, Mélani también está muy contenta, esperamos no equivocarnos otra vez.
Volvían a pasar corriendo la perseguida y la perseguidora.
-Cuanto más me hagas correr, más te voy a zurrar.- Seguía gritando Alba.
-Por eso no me paro jodia.- Contestaba la otra.
-Después del fin de semana, y cada una con el suyo, no mezclados como la otra vez supongo que lo tendréis claro.- Opinaba Pol.
-Desde luego, y han superado la prueba con nota.
-Me alegro.
Dieron otra vuelta a la casa, Alba se paró en la mesa que le faltaba el aire, Mélani en la esquina por si la volvía a perseguir, las dos reían. Alba se sentó.
-Como te pille te arranco la cabeza y te escupo en los ojos.- La amenazaba Alba.
-Que bruta has sido siempre Albita.- Le respondía Mélani.
-Ni Albita ni pollas, tú acércate y verás cabrona.
Laura y Pol no podían parar de reír.
-Va, deja que se siente y nos acabamos de tomar las cervezas.- Le recomendaba Pol.
-Y una mierda.
-Mélani, ven y siéntate, yo me cuido de que no te haga nada.- Le decía Pol.
-Menos mal que tengo a mi caballero salvador que si no.- Seguía Mélani con el cachondeíto.
-Lo ves, es que no sabe hacer otra cosa que provocarme, la voy a matar.- Alba se levantó y Mélani salió corriendo otra vez.
Los tres volvían a reírse, Alba se sentó.
-Ven aquí capulla que estoy cansada y no quiero correr más detrás de ti.- Gritaba Alba.
-Estas cansada del polvazo que te ha pegado esa bestia que tienes de pareja cabrona.- Gritaba también Mélani.
-Tú sigue así que en cualquier momento te vas a enterar. Deja de hacer la cría y siéntate cobarde.
-Sí, para que me arranques la cabeza.
-Como lo sabes japuta.
Los cuatro reían como desesperados. Al final Mélani se sentó.
-Con las tetazas que tienes hay que ver como corres tía.- Alba la atravesaba con la mirada, Mélani levantaba una mano en son de paz y hacía gestos de que ya se callaba.
Cenaron juntos y las chicas les explicaron su experiencia el fin de semana y lo ilusionadas que estaban con ellos. Cuando se despidieron Mélani se abrazó a Alba.
-Sabes que te quiero mucho, no te enfades conmigo.- Le decía Mélani a Alba apretándola contra su cuerpo.
-No me enfado, pero sabes cómo tocarme la fibra cabrona, te metes con lo único con lo que pierdo la cabeza.- Contestaba Alba.
-Me encanta como te pones cuando te hablo de Pol.
-El próximo día te arranco la cabeza.
-Me gusta más que me arranquen las bragas.- Se despidieron riendo, como habían hecho siempre.
Tres semanas más tarde las relaciones de Laura y Mélani seguían fortaleciéndose, cada una llevaba la suya sin ningún interés en mezclarse con la otra, la experiencia anterior las había dejado marcadas, no se arrepentían porque la verdad era que se lo habían pasado bien en su momento, pero lo que buscaban era una relación duradera con alguien que les llenara la vida.
El mismo tiempo es lo que tardó Pol en presentarles los beneficios a ‘ellos’, a aquel extraño grupo de gente influyente. Tardó muy poco en llamarlo el que siempre hablaba con él.
-¿Esta cantidad es la resultante una vez restadas tus comisiones?
-Sí señor, efectivamente esa cantidad son vuestros beneficios, de ahí tendrán que pagar sus impuestos, si quieren, eso ya es cosa vuestra.
-Pol, no sé como lo ha hecho pero es increíble, sabe que algunas personas eran reticentes a que usted invirtiese su dinero, después de esto están como locos recomendándolo a sus amistades, amigo, quédense con otra planta del edificio que les hará falta.
-No se piense que cada mes será igual, este ha salido todo muy bien, me puedo casi comprometer a sacarles un diez por ciento, más me podría pillar los dedos.
-Un diez por ciento es una animalada y usted lo sabe. Siga así y haremos grandes cosas juntos.
Colgaron la llamada. Pol seguía sin tener muy claro la relación con aquella gente. A partir del día siguiente lo vio de otra manera, llegaban documentos firmados para dejarles dinero para invertir a mansalva, y buenas cantidades, se habían convertido en la inversora en bolsa referente del país. Alba se reunió con los propietarios del edificio para alquilar otra planta.
-Espero que la tengan disponible, el negocio nos va bien y necesitamos más espacio.- Les comentaba Alba.
-Señora, es la cuarta planta que alquilan, solo queda una más que le dejaríamos a buen precio si desea tenerla también, todo el edifico sería suyo, podría poner la recepción en la planta baja, es más, si lo hace le cobraremos un alquiler global que le saldría mejor de precio, ustedes tienen muy buenos e influyentes amigos. Por cierto, si en algún momento estuvieran interesados en comprar el edifico podríamos llegar a un acuerdo.
Alba salió de la reunión extrañada, ¿cómo sabía aquella gente que tenían amigos influyentes, por qué no habían alquilado las dos plantas que les quedaban libres, estaban esperando que lo hicieran ellos, por qué les habían ofrecido comprar el edificio?
Fuera como fuera hablaron con Abelardo y Lara para que se hicieran cargo de las obras de las plantas que habían alquilado nuevas, hicieron la recepción en la planta baja, una recepción muy espaciosa con una sala de espera y varios despachos por si se tenían que reunir con alguien de forma urgente, cualquier empleado que tuviera una reunión los podía utilizar. En la última planta estaban los despachos de Alba y Pol más grandes que los originales, ahora tenían más espacio. En fin, todo les iba cada día mejor.
Recibieron una carta unos días más tarde, les invitaban a una cena muy especial, se lo confirmó la persona de siempre que se comunicaba como la voz de ‘ellos’, era en una ciudad a donde se tuvieron que desplazar en avión, billetes que le llegaron a la oficina junto a una reserva en un gran hotel para aquella noche, no se tuvieron que gastar nada, todo se lo pusieron a cuerpo de rey. En una cosa sí que se gastaron dinero, en un bonito vestido de noche para Alba, ya cogió nota la última vez que estuvo con ellos y no quería desentonar, él se compró un traje nuevo negándose a hacerse uno a medida. Se subieron en avión a primera hora de la tarde, los esperaba un coche en el aeropuerto que los llevó directamente al hotel, allí mismo, en una sala solo para ellos se celebraba la cena. Descansaron, se ducharon y se prepararon para la cena, bajaron juntos en el ascensor, Alba estaba guapísima con el vestido, se le ceñía al cuerpo dejando ver su bonita figura. Solo salir del ascensor una persona muy amable les acompañó hasta la sala cerrando la puerta detrás de ellos, los vino a saludar la persona que hablaba siempre con Pol, seguía siendo el más joven como pudo comprobar Alba. Volvieron a coger unas copas de champán de una bandeja que les ofreció un camarero y hablaron un rato con aquel señor mientras llegaban los demás comensales, Alba contó por encima que eran más que la primera vez, unos veinte o veinticinco, eso sí, seguían siendo solo tres mujeres, las dos señoras ya con una edad y ella, no tardaron mucho en saludarla.
-Señora se nota que usted es inteligente además de guapa, el vestido que lleva esta noche le hace justicia, seguro que le alegrará la noche a más de un carcamal de estos.- Le decía en voz baja una de ellas.
-Déjala tranquila, le queda bien todo lo que se ponga no como nosotras que necesitamos gastarnos una fortuna para que no nos mire nadie.
-En eso tienes razón querida.
Las señoras se alejaron cogidas del brazo despotricando de lo primero que les venía a la cabeza. La fue a buscar Pol poniéndose a su lado.
-¿Bien cariño?- Se interesaba Pol.
-Sí, son unas señoras muy entrañables.- Se cachondeaba Alba.
-Ya me lo imagino.- Sonreía Pol.
En esos momentos varios hombres se le acercaron estrechándoles la mano.
-Les estamos muy agradecidos por su trabajo, yo mismo les he recomendado a varios amigos y conocidos.
-Muchas gracias señor.- Le agradecía Pol.
-Lo que veo es que no se ha puesto a la altura de su señora, ella está bellísima con ese vestido, a usted…, si quiere le puedo facilitar a un buen sastre que le hará un traje a la altura.
-Muchas gracias señor, ya conozco buenos sastres, no creo que les importa demasiado el traje que lleve, seguro que estarán más interesados en mis resultados profesionales.- Contestaba algo molesto Pol.
-Yo le entiendo caballero, para que gastar más dinero del necesario, pero piense una cosa, lo que no gaste usted en sus caprichos lo harán sus hijos, cómo hacen los míos, ser el más rico del cementerio no es buena idea. Piensen que ustedes ganarán mucho dinero, mucho, para vivir ustedes y sus hijos tranquilamente.
Las tres personas se despidieron educadamente y se alejaron.
-¿Tú crees que tendríamos que gastar más dinero en caprichos cariño?- Preguntaba Pol a Alba.
-No sé, yo ya tengo el mío, me compré el coche que me hacía ilusión.
-Bueno, te cambiaste el coche, yo me refería a una casa más grande, a comprar joyas, o yo que sé, cosas así.
-¿A ti te hace ilusión alguna cosa mi vida?- Pol pensaba negando con la cabeza.
-Mi ilusión es convivir contigo Alba, tú eres mi ilusión, tú y mi hijo.
Si no hubieran estado en una cena tan sobria Alba se le habría tirado al cuello besándolo, como le gustaba que Pol le dijera esas cosas. Les felicitó todo el mundo, la cena fue muy alegre y solo oyeron hablar de negocios a algunos que tenían planes conjuntos, por supuesto les prometieron que la siguiente vez que le enviaran dinero sería bastante más que la anterior, eso quería decir que si todo iba bien ganarían otro montón de dinero en comisiones. Estaban sentados junto a la persona que se comunicaba con Pol.
-Pronto podréis hacer la vuestra primera financiación.- Pol no le puso buena cara.
-Tranquilo, la primera que queremos que hagáis es para vuestro negocio, compraréis el edifico donde tenéis las oficinas.- Alba pensó en lo que pasó cuando fue a alquilar otra planta.
-¿Vosotros sabéis algo del edificio donde estamos?, cuando fui a hablar con ellos me pusieron en bandeja quedarnos con todo, incluso me dijeron que si queríamos comprarlo nos harían buen precio.
-Que lo compraréis a buen precio te lo puedo asegurar, pero no ahora, ya os avisaré cuando sea el mejor momento.
-Todavía no entiendo vuestro interés por nosotros.- Se extrañaba Alba.
-Por dinero, te parece poco Alba, nos habéis hecho ganar mucho dinero en muy poco tiempo, eso no lo hace cualquiera, por eso os necesitamos y a cambio os facilitamos la vida.
-¿Y estas cenas exactamente para que sirven?- Se interesaba Alba.
-Sinceramente para poco, vernos y pasar un rato agradable cenando y tomando alguna copa, poco más. Aquí no se habla de negocios ni cosas parecidas, supongo que es un momento para olvidarse del trabajo diario y distraernos un rato.
-¿y quién paga todo esto?- Le preguntaba Pol.
-Por eso no os preocupéis, vosotros sois los invitados, lo tenéis todo pagado.
-Ya, ya, por eso lo preguntaba.
-Tranquilos, disfrutar de todo esto.
Volvieron a su casa sin tener muy claro que era todo aquello.
Durante aquel verano Quique pasó quince días con su padre y Alba, se fueron de vacaciones a un hotel de playa con todas las comodidades, Pol y Alba vivieron exclusivamente para que Quique estuviera a gusto y contento, el niño fue el centro de atención para los dos. Fueron días de poco, o mejor dicho nada de sexo y mucho amor entre ellos y el niño, durmiendo en la habitación con ellos no se atrevieron