Una pequeña ciudad. (31)

Capítulos XXXI

El martes de madrugada Alba y Pol abrían los ordenadores para mirar los últimos movimientos. Alba abría los ojos como platos.

-Pol, las acciones que compraste han subido a siete euros ¿Qué ha pasado?

-Era un poco lo que me esperaba ¿Sabes lo que es el efecto borreguito?

-Sí, yo.

-No tonta, en serio.- Reía Pol.

-Yo que sé hombre.

-Al invertir tanto dinero en unas acciones tan bajas, hemos conseguido que suban, hay mucho borreguito que sigue lo que hacen los demás, al ver la subida han pensado, están subiendo, voy a probar suerte, y han comprado también. El problema de momento es que necesitamos más borreguitos, vamos a necesitar un rebaño entero.- Pol reía y Alba no acababa de ver la estrategia. Él cerró el ordenador y le dijo que ya se podían ir a dormir, aquella noche no se haría nada más.

Laura y Mélani fueron a tomar una copa a un bar de moda, se encontraron con varios compañeros del trabajo, eran unas chicas que había entrado en la empresa hacía poco, Jana y Ana, junto con otros que empezaron a trabajar en Inversiones Escobar, y cambiaron de empresa cuando se empezaba a hundir la anterior. Teresa, Lorenzo y Gabriel.

-¿Habéis organizado una salida sin avisarnos?- Les preguntó Mélani.

-Sí, hemos salido unos cuantos.- Le contestó una de las chicas.

-Podríais avisar para ser más gente.- Recriminaba Laura.

-Es que somos los compañeros, con los jefes no pensamos.

-¿Jefes? ¿Qué jefes?- Preguntaba Mélani.

-Ya se entiende, vosotras tenéis una responsabilidad, estáis en contacto directo con los propietarios, sois…, sois diferentes.

-Mi coño es diferente niño.- Se quejaba Mélani.

-Va, que os invitamos a la siguiente copa.- Puso paz Laura.

Ellos eran cinco, dos chicos y tres chicas, una de ellas casada, Teresa, cuando se fue haciendo tarde uno de las chicas se despidió, un poco después, las dos chicas que quedaban hicieron lo mismo. Así que se quedaron ellas dos con Lorenzo y Gabriel.

-Es que hace poco que empezaron en la empresa las compañeras, y hoy nos hemos puesto de acuerdo para salir, darles la bienvenida y esas cosas.- Le decía Lorenzo a Mélani.

-Perdóname la respuesta de antes, no quería parecer grosera.- Se disculpó con él Mélani.

-Tranquila, me ha parecido muy graciosa, si hubiera tenido un poco de confianza, me parto de risa delante de ti.- Mélani le miraba a los ojos.

-Es que a veces no consigo controlar mis reacciones, soy muy impulsiva.

-Me gusta la gente así, que hace o dice las cosas espontáneamente.

Laura hablaba con el otro chico, Gabriel.

-¿Te gusta tu trabajo?- Le preguntaba.

-Me encanta, no esperaba poder volver a trabajar con Pol, lo conocí en la otra empresa y me pareció un genio, cuando vi el anuncio de que buscabais gente no lo dudé ni un momento.

-Yo puse ese anuncio.

-Claro, tú estás en administración ¿Verdad?

-Sí.

-Bueno, en realidad eres la jefaza de administración.

-Así es.

El chico miró el reloj y le dijo a su compañero que se le hacía tarde, los dos se despidieron de ellas.

-Es demasiado tarde y mañana tenemos que trabajar.- Se excusaba uno de ellos.

-Supongo que vosotras podréis llegar a la hora que queráis.- Les decía el otro.

-Sí, nosotras podemos hacer allí dentro los que nos salga del coño, a lo mejor nos tomamos el día libre, o mejor aún, toda la semana ¿Qué haremos Laura?

-Mélani, no seas mala con los chicos, os toma el pelo, claro que tenemos que estar a la misma hora que todo el mundo. Podemos salir a tomar algo algún día de estos, si queréis claro.

Los chicos se miraron y confirmaron con la cabeza, se dieron dos besos de despedida y ellos se fueron. Ellas se sentaron para acabarse las copas.

-Hoy nos hemos portado bien ¿No?

-No nos hemos tirado a comerles las pollas y se han ido tal y como han venido. Igual que nosotras vamos.

-Mélani que bruta eres por Dios.- Se miraban entre ellas con una sonrisa.

-¿Tú? ¿Tú te lo habrías follado?- Preguntaba Laura.

-Nena, con lo caliente que voy, me follo cualquier cosa que tenga rabo.

-¡Hostia Mélani!

-Ya, ya, ya sé que soy muy bruta. Y  sí, me ha gustado el chaval.

-Bueno, tan chaval no es.

-¿Y a ti? ¿Te ha gustado?

-Sí, la verdad es que sí.

-Pues será cuestión de volver a quedar con ellos.

Las dos se miraban riendo con complicidad.

Alba miraba a Pol como abría su ordenador y miraba los últimos movimientos.

-Esto está mucho mejor.- Comentó Pol. Ella se acercó mirando la pantalla.

-¡Ey! Ha subido a diez euros.

-Sí, justo lo que estaba esperando, ahora seguiremos por la segunda parte del plan.

Compró otro millón de euros más en acciones.

-A ver Pol, compraste las acciones a menos de un euro y han subido diez veces el precio ¿No sería el momento de vender y no comprar?- Le preguntaba extrañada de la jugada.

-Esta nueva subida de las acciones, convencerá a todos los borreguitos que nos faltan para que las compren también, mañana o pasado creo que venderemos.

Al día siguiente estaban a dieciséis euros la acción, la siguiente noche a veintidós. Alba saltaba de alegría.

-Perfecto, ahora viene el remate final.- Se frotaba las manos Pol.

-¿Qué vas a hacer? Cuando te pones así es que vas a hacer una de las tuyas.

Pidió prestadas todas las acciones que consiguió de aquella compañía, y las vendió muy rápidamente por las ganas que tenía la gente de conseguirlas, se embolsó un montón de dinero extra.

-¡Hostia Pol! Ahora entiendo lo que pretendes.- Se ponía las manos en la cabeza Alba.

Pol vendió todo lo que había comprado en acciones, ganando una barbaridad de dinero. Al día siguiente habían bajado a quince euros, fueron bajando en unas horas hasta los diez, después de un día, la gente se dio cuenta que estaban bajando muy rápidamente, deshaciéndose de lo que tenía, acabaron estabilizándose a cinco. Entonces, las que había pedido prestadas vendiéndolas a veintidós euros, las compró por cinco, embolsándose otra gran cantidad de dinero, después de devolver las acciones y un porcentaje de las ganancias.

Cuando acabó la operación, los dos millones de euros que había invertido hacía unos días, los había multiplicado de una manera bestial, Alba le miraba con la cabeza sujeta en medio de sus manos.

-Pol, esto que has hecho estos días ¿Es legal?- Pol se puso serio.

-Legal sí, ético no lo sé, he inflado expresamente el valor de una compañía para atraer a más inversores, las acciones han subido de precio y he vendido en el mejor momento.

-Volviendo a hacer que bajaran, aprovechándote también de eso.- Le recordaba Alba.- A mucha gente la habrás jodido y lo sabes…

-Mira Alba, sé que tú eres muy buena persona, y a lo mejor no te parece bien lo que he hecho…

-Sinceramente, no me parece bien.- Reconocía Alba.

-…pero piensa una cosa, muchas personas en su momento compraron acciones de esa compañía y se quedaron atrapados cuando bajaron tanto, has visto como yo, los meses, que digo meses, más de un año sin moverse del valor, gracias a esta jugada, esa gente ha recuperado y si han tenido un poco de paciencia habrán ganado dinero, de unas acciones que pensaban que se las tendrían que comer toda la vida. Claro que ahora habrá otras personas en la misma situación, y tienes razón, por mi culpa, pero por mi culpa otras serán felices.

Se miraron, Alba le sonrió.

-Supongo que así es el mercado ¿No cariño?

-Exactamente, así es ¿Y las tuyas? Las que compraste con la otra parte del dinero.

-Han subido, pero no lo que esperaba.

-Ten paciencia, tus cálculos eran buenos, puede que tarden un poco pero subirán.

Se besaron y se fueron a dormir, con la tranquilidad que en pocos días habían conseguido unos beneficios para ‘ellos’ impresionantes, ahora a vivir tranquilos.

Un par de días más tarde, Laura y Mélani les pedían a los chicos que habían conocido de la empresa si querían salir a cenar, quedaron aquella misma noche. Después de la cenita, las miradas a los ojos, las bromas y confesiones del pasado, que a cada uno le interesó explicar, estaba claro que Gabriel le gustaba a Laura y Lorenzo a Mélani, de hecho, mientras caminaban por la calle para ir a tomar una copa después, cada pareja iba agarrada por el brazo. Se tomaron un par de copas, rieron mucho, hablaron de trabajo y algunos temas más, despidiéndose con dos besos hasta el día siguiente en la oficina, no sin antes comprometerse a volver a salir. Ellos se fueron y las chicas se quedaron en la calle comentando la noche.

-¿No nos estaremos pasando ahora de cortas? El segundo día y cero polvos.- Se quejaba Mélani. Laura  reía.

-Creo que no, yo prefiero ir poco a poco y no precipitarme, como nos pasó la otra vez, el próximo día ya veremos.- Le dijo Laura despidiéndose.

El viernes por la mañana, Gabriel llamó a Laura y Lorenzo a Mélani, les propusieron salir por separado. Al medio día comían Alba, Pol, Laura y Mélani juntos en el restaurante de menú que lo hacían habitualmente.

-¿Vendréis a cenar y tomar unas copas? ¿O estáis ocupadas?- Preguntaba Alba.

-Estamos ocupadas.- Contestó Mélani sin dar más explicaciones. Alba y Pol se miraron.

-¿Ya la vais a liar otra vez?- Reía Pol cachondeándose.

-Que no, esta vez lo estamos haciendo bien, de verdad.- Se justificaba Laura.

-Nos hemos visto dos días, y ni una triste paja uno al otro nos hemos hecho como los adolescentes.- Se quejaba Mélani.

-Tú siempre tan fina.- Reía Alba.

-Mujer, yo no digo que no nos tomemos las cosas con calma, pero un poquito de sobeteo, un polvito suave sin gritar mucho, no sé, alguna cosa coño.- Les decía Mélani apenada.

-Ya lo hacemos bien nena, deja de quejarte.- Le reñía Laura.- Además hoy saldremos por separado, haz lo que quieras o puedas, que es para ti sola.

-Eso es verdad.- Decía ilusionada Mélani frotándose las manos.

-Esta le va a pegar un polvazo que lo va a asustar, como si lo viera.- Se reía Alba diciéndolo, haciendo reír también a Pol.

-¿Se puede saber quiénes son? ¿O es un secreto?- Preguntaba Pol.

Las chicas se miraban entre ellas, dudando si decirlo o no.

-Son Lorenzo y Gabriel.- Contestó Laura.

-Que bocazas eres coño.- Le recriminaba Mélani.

-Se iban a enterar igualmente, para que ocultarlo.

-Lorenzo y Gabriel ¿Nuestros Lorenzo y Gabriel?

-Sí Pol, son ellos.- Confirmaba su hermana.

-Me gustan, es buena gente, y buenos profesionales ¿No Alba? Dependen directamente de ti.

-Ya lo creo que lo son, trabajan muy bien. Escucharme una cosa, como dejen de trabajar en la empresa por vuestra culpa, vosotras y yo tendremos unas palabritas ¡Entendido!- Las amenazaba Alba.

Laura y Mélani se miraban sin decir nada, Pol se moría de risa con Alba.

Aquella noche cada pareja quedó en un sitio diferente, las llevaron a cenar a unos bonitos restaurantes, ya habían hablado entre ellos para no coincidir.

-¿Cómo es que nos habéis invitado a salir por separado?- Preguntaba con intención de sacar información Mélani.

-A ver…, la verdad es qué hemos pensado que si… ¡Ay! Ahora me atranco…- Se apuraba Lorenzo.

-Ya he notado que no eres de muchas palabras, no te preocupes, yo hablo por los dos, siempre me tienen que hacer callar.- Lorenzo reía.- Venga va, no te cortes y explícame lo que habéis  hablado.

-Lo que hemos hablado es que nos gustáis y que era mejor salir por separados para…- Lorenzo hablaba rápido y atropellado, nervioso.

-Para ver que pilláis bribones…

-Para saber si valía la pena ir en serio con vosotras.

Se quedaron mirando a los ojos en silencio, él avergonzado, y ella por el descubrimiento de que ellos pensaran tan rápido en una relación.

-¿Y qué impresión tienes de momento?- Preguntaba Mélani interesada.

-Supongo que es pronto, me caes bien, me rio mucho escuchándote, pero…

-¿Pero qué?- Empezaba a perder la paciencia Mélani.

-Pero no sé cómo eres todavía, me refiero a cómo eres por dentro, como piensas, que te gusta, no sé, cosas de esas.

-Yo sí que empiezo a saber cómo eres tú.

-¿Tan pronto?

-Sé que eres muy trabajador, que tus jefes te aprecian, que eres buena persona, y que me gusta que seas sincero.

-Es qué físicamente me gustas mucho.- Confesaba Lorenzo, Mélani le miraba con cariño.

-Normal ¿A qué estoy muy buena?- Se miraron y los dos se mondaban de risa.

Laura empezó la noche de una manera más… tradicional, hablaron un buen rato del trabajo y la empresa, se iban mirando a los ojos y se sonreían a la mínima oportunidad, cuando pudo, Gabriel le agarró una mano, que ella no rechazó cogiéndole la suya.

-Laura, yo le he pedido a Lorenzo, que hoy pudiéramos salir por separado, para tener un poco de intimidad, poderos conocer mejor y eso…

-¿Y por qué nos queréis conocer mejor?- Laura le apretaba para que se mojara.

-Por qué nos gustáis Laura ¿Por qué va a ser?- Respondía con seguridad Gabriel.- A Lorenzo le gusta mucho Mélani, dice que se ríe mucho con ella, yo creo que es porque como él es muy calladito, que ella hable por los dos le gusta.

-Supongo que será por algo más, no solo por lo que habla.

-Claro que es por algo más, el primer día que habló con ella le encantó…

-¿Y tú?- Volvía a presionar Laura.

-Estoy loco por ti.

-¿Eh?- Soltó levantando la voz Laura.

-Que me enamoré de ti cuando hablamos la primera vez, me pareces preciosa…

-Para, para, esto no me lo esperaba ¿No pierdes el tiempo eh?

-Perdóname, perdón, no quería asustarte, o que te sientas presionada.- Se justificaba el pobre.

Ella le agarró la barbilla con cariño y acercó sus labios besándoselos, él le devolvió el beso.

-Tú a mí también me gustas, no quiero que pienses que paso de ti, pero intentaba no ir demasiado rápido sabes, malas experiencias anteriores, en fin.- Le explicaba Laura.

-¿Eso quiere decir que puedo tener esperanzas de volver a salir contigo? Que nos volveremos a ver.

-Si no acabo la noche pensando que eres un animal o algo así, seguro.- Se cachondeaba Laura riendo los dos.

Después de la cena fueron a buscar el coche.

-¿Tomamos una copa?- Preguntaba con timidez Lorenzo a Mélani.

-Estaría bien ¿Dónde quieres tomarla?- Le devolvía la pregunta Mélani con una idea en la cabeza.

-No sé, donde tú quieras.

-Tú vives muy lejos ¿Quieres venir a mí casa? Si no te importa, no quiero que te sientas presionado.

Lorenzo le miraba a los ojos tieso como un palo de escoba, no se creía lo que acababa de oír. Mélani le chasqueó los dedos delante de los ojos, como si quisiera despertarlo, él se pasó la mano por la cara.

-Lo siento Mélani, debes pensar que soy un retrasao, claro que me gustaría.- Ella lo miraba con cariño, le encantaba que fuera tan tímido e indeciso, estaba harta de tíos lanzados, que se la llevaban a la cama con mucha seguridad y después eran unos cabrones.

Laura caminaba cogida del brazo de Gabriel, a ellos se les notaba más complicidad.

-Dime Gabriel, si pudieras escoger lo que te gustaría hacer ahora ¿Qué harías?- Él le miró a los ojos para descubrir por donde iba Laura.

-¿Sinceramente?

-Sin problemas, si no me gusta te lo diré con la misma sinceridad.

-Lo qué me gustaría es que  tomáramos la copa en mí casa.

Se volvieron a mirar a los ojos un momento.

-Vale.- Contestó Laura sonriendo. Él también le sonrió.

Las dos acabaron en un apartamento, Mélani en el suyo con Lorenzo y Laura en el de Gabriel. Las dos parejas se prepararon unas copas para tomárselas tranquilamente en el sofá. Mélani era la que llevaba la voz cantante con Lorenzo, ella hablaba y él reía o le contestaba con frases cortas. Laura y Gabriel se repartían más la conversación. A las dos parejas les pasaban cosas comunes, iban cogiendo confianza y se iban acercando más uno al otro durante la noche.

Laura y Gabriel fueron los primeros que se besaron, quiero decir que se besaron de verdad, empezaron por cogerse los labios uno al otro y acabaron comiéndose la boca como si no hubiera mañana, entregándose y aceptándose las lenguas, se fueron estirando en el sofá, las manos fueron acariciando el cuerpo del otro, la cara, el cuello, la espalda, él le agarró el culo y ella se le tiró encima, se besaron y se tocaron hasta que con la mirada decidieron ir a buscar la cama.

Mélani seguía hablando de cualquier cosa, él le miraba a los ojos con atención, Lorenzo hizo un gesto con la cabeza acercándola a Mélani, ella vio la intención y acercó la suya. Lorenzo le pasó la mano por la nuca y le metió la lengua en su boca buscándole la suya, lengua que encontró muy rápido, porque ella se la entregó sin reparos. La agarró por el culo y la levantó sin dejar de besarla, caminando con ella encima, Mélani le tuvo que indicar por donde llegar a la habitación, porque él caminaba como un  pollo sin cabeza.

Gabriel desnudó a Laura tranquilamente, sin prisas, ella disfrutaba cada movimiento de su amante aquella noche, después se quitó él la ropa él, le besó el interior de los muslos y fue subiendo lentamente hasta comerle el coño, con tranquilidad, pero sabiendo donde lamer y donde chupar para darle placer, ella gemía suavemente acariciándole la cabeza. Después de un rato cambiaron los papeles, Laura se metió la polla en la boca y era él quien resoplaba del gusto. Acabaron follando lentamente, con pasión controlada, sintiendo cada movimiento, cada penetrada, con ella encima o debajo, subiendo la excitación lentamente, hasta correrse los dos mirándose a los ojos, de una manera muy romántica y sentida. Gabriel se quitó el condón y se abrazaron los dos descansando.

Lorenzo tiró encima de la cama a Mélani, se arrodillo fuera metiéndole las manos por debajo de la falda, pegó un tirón de las bragas quitándoselas, ella gemía solo de verlo tan excitado y lanzado, estaba sorprendida del cambio de actitud de aquel chico tímido. Le metió la lengua directamente en el coño, pegándole unos lametazos que le hacían levantar el culo de gusto, casi consiguió que se corriera de la afición que le puso el chaval. Se levantó desabrochándose el pantalón, Mélani se sentó en el borde de la cama, le ayudó a bajarse los pantalones y la ropa interior, metiéndose con ganas la polla en la boca, él miraba para el techo rugiendo del gusto que le estaba dando, ella metiéndose la polla hasta la garganta succionándosela como si se la quisiera tragar. Él aprovechó para desnudarse, después le quitó la ropa a Mélani, se puso un condón, la estiró abriéndole las piernas acariciándole el coño con dos dedos, comprobando lo lubricado que estaba, le metió dos dedos dentro moviéndolos, Mélani le miró los ojos como una loba, gemía comiéndoselo con la mirada, Lorenzo le sacó los dedos, se agarró la polla apuntándosela y le metió un pollazo empotrándola contra la cama, Mélani pegó un grito enorme. Ni en el más profundo de sus pensamientos, llegó a imaginarse que aquel hombre tímido y tierno, la podía estar empotrando como estaba haciendo, follaba duro, muy duro, a ella se le escapaban los gemidos y gritos uno tras el otro, agarrándose a su espalda o a su culo con toda la fuerza que podía, era lo que siempre había deseado, alguien que se la follara de aquella manera, sentía su polla penetrándola sin descanso, haciéndole sentir cada roce dentro de su vagina, se besaban y se miraban a los ojos con lujuria y fiereza. Se corrió dándole el cuerpo espasmos, sin dejarla descansar la giró poniéndola a cuatro patas, le metió otro pollazo importante y siguió dándole gusto, follándola duro, hasta correrse los dos a la vez. Cayeron uno al lado del otro y se miraron a los ojos.

-Lo siento Mélani, si no ha sido lo que tú te esperabas.- Se excusaba Lorenzo con cierta timidez.

-Ha sido…, ha sido maravilloso, es verdad que no me lo esperaba, pero ha sido maravilloso de verdad.- Le besó los labios a Gabriel sorprendiéndole, él no se esperaba que le gustara follar como le gustaba a él y le hizo sentirse bien, muy bien.