Una pequeña ciudad. (26)

Capítulos XXVI

El lunes entraron en la oficina Pol y Alba a primera hora, pusieron los ordenadores en marcha y lo prepararon todo para controlar sus propias acciones que ya tenían invertidas, es decir, nada nuevo, no tenían trabajo que hacer. Laura en su oficina se la dejaba como ella quería personalizándola, instalaba programas en el ordenador de contabilidad para cuando le hicieran falta, aquel primer día estaba claro que no sería. Mélani hacía lo mismo en recepción, mirando de tanto en tanto el ascensor por si aparecía alguien, eran más las ganas que ocurriera que otra cosa. A media mañana Alba se metió en su despacho a hacer algunas gestiones. Al medio día salieron los cuatro a almorzar juntos.

-Qué triste no tener trabajo ¿Verdad?- Se lamentaba Mélani.

-No te preocupes que luego te quejarás de lo contrario.- Insistía Alba.

-¿Y si no llega?- Volvía a preguntar Mélani.

-Llegará, llegará.- Volvía a insistir Alba.

Una vez sentados alrededor de la mesa comiendo.

-Hoy he hablado con un diario de tirada nacional, les he comprado una página para que mañana salga un artículo sobre nosotros.- Les explicaba Alba.

-¿Y qué va a decir ese artículo? Porque no tenemos nada de historia, bueno sí, medio día sin trabajo.- Le decía Laura.

-Me he enrollado de la vida laboral, sobre todo la de Pol y algo de la mía, de paso he sacado algunos resultados que conseguíamos antes y espero que cuele.

-Eso es lo que hicimos en la otra empresa.- Recordaba Pol.

-Por eso mismo ¿Si funcionó una vez porque no lo tiene que volver a hacer ahora?

El siguiente día se abrió el ascensor a media tarde, Mélani aguantó la respiración emocionada, aparecieron Pablo y su mujer, los fue a recibir.

-Buenas tardes señores, pasen a la sala de espera por favor.- Se sentaron.- ¿Desean tomar algo? ¿Un café? ¿Un refresco? ¿Una copa de alguna cosa?

-Que profesionalidad nena.- Le decía riendo Marimar.

Llegaron Pol y Alba abrazándose con ellos, pasando después a la sala de reuniones.

-Cómo os dijimos, venimos a traer nuestros ahorros después de sacarlos del otro sitio, si tú no estás no tiene sentido tenerlos allí.- Les dijo Pablo.

Fueron sus primeros clientes, antes de cerrar aquel día Abelardo llamó a Pol, para saber cómo lo tenían que hacer para que les invirtieran los ahorros a él y a Lara. Los segundos. Al día siguiente desde primera hora de la mañana el teléfono no paraba de sonar, Mélani iba de culo pasando llamadas y reteniendo otras para que las atendiera Pol, mientras Alba se ocupaba de las inversiones. Cuando Alba dispuso de tiempo, las llamadas también las cogía Laura para pasárselas a ella. Informaron a destajo, explicaron hasta la extenuación como podía la gente hacerles llegar el dinero para que se lo invirtieran. Los contratos empezaron a llegar, Laura empezó a trabajar acumulándose el trabajo. Al medio día estaban comiendo otra vez juntos acojonados.

-Cómo ¿Cómo ha podido cambiar tanto en un solo día?- Se extrañaba Mélani.

-Porque está pasando lo que Alba esperaba, que los clientes de Ricardo Escobar, al saber que estábamos operativos cambiaran de empresa.- Confirmaba Pol mirando a Alba.

-Exactamente, eso es lo que tenía en la cabeza desde el primer día, además, nosotros no hemos ido a por ellos, son ellos que están viniendo solos, nadie nos podrá acusar de robarle los clientes.

-Pues esto está siendo una puta locura.- Se quejaba Laura con razón.

-Pásale algo de trabajo a Mélani mientras hace esperar a las llamadas.- Daba la idea Pol.

-Sí Laura, si no es algo que me tenga que concentrar demasiado te lo puedo ir haciendo, ya ves que el teléfono no para.

Aquella misma tarde, mientras se intentaban quitar el trabajo de encima como podían, llegó una visita.

-Buenas tardes señor, pase a la sala de espera por favor.- Le indicó Mélani, se dio cuenta que aquel joven lo miraba todo con curiosidad y le sonreía.- ¿Me dice su nombre por favor, para avisar al señor Ríos?

-Dígale que le ha venido a ver Armando.

Cuando se lo comunicó Mélani, Pol salió a recibirlo abrazándose los dos.

-¿Cómo te va Armando? ¿Qué haces aquí? ¿Espiar a la competencia?- Reía Pol preguntándole.

-Seguro que ya te imaginas porque he venido.

-Hombre, si es para que te de trabajo, todavía no estamos tan boyantes.

-No, no es por eso, de momento quiero quedarme allí, a partir de ahora me parece que mi tío me va a necesitar más que nunca, es familia ya sabes. Vengo por mis amigos y sus familiares, aquellos que…

-Ya me acuerdo Armando, ya sé quiénes son, los hijos y sobrinos de la gente que mueve los hilos de esta ciudad.

-Exacto, ellos mueven hilos, pero quieren que seas tú quien mueva su dinero, y me parece que no serán los únicos, Inversiones Ricardo Escobar está acabada, se ha corrido la voz, ya todo el mundo sabe lo que hizo y a nadie le gusta tener contacto con él.

-Yo te puedo seguir pagando las comisiones que te daba allí, eso es todo de momento.

-Me parece perfecto, si encuentro a alguien más te los iré enviando. Por lo demás no te preocupes, seguiré con mi tío hasta que cierre y luego montaré algún negocio nocturno, que es lo que me gusta de verdad.- Pol asentía con la cabeza.

Se levantaron y se abrazaron, le dio antes de irse la documentación que tendrían que firmar los clientes y Armando se fue. El miércoles antes de comer les fue a ver el hermano de Alba, en dos días que había estado fuera les traía tres contactos nuevos interesados en ellos. El viernes Pol le entregaba unas tarjetas de la empresa con su nombre, para que diera una imagen más seria si vendía sus inversiones.

Pol y Alba trabajaban lo que no estaba escrito, les faltaban horas al día y la noche invirtiendo dinero por todo el mundo. La siguiente semana estaban contratando gente nueva, cuando acabó la semana, las personas que habían contratado ellos para la antigua empresa, ya trabajaban para ellos, allí solo se quedaron Pepi y Luisa moviendo las pocas cuentas que le quedaban a Inversiones Ricardo Escobar. Laura hizo varias entrevistas para encontrar a una chica que la ayudara, en recepción también entró a trabajar otra a las órdenes de Mélani. El dinero, las inversiones, los trabajadores, todo subía como la espuma, no tenían ni tiempo de saborearlo, cuando se juntaban el fin de semana para cenar los cuatro que iniciaron la empresa, no hablaban de otra cosa que no fuera la vorágine que se había convertido aquello, estaban tan sorprendidos como todos los que los conocían, les llegaban clientes de todos partes, el hermano de Alba ganaba más dinero en comisiones que en su propio trabajo. Alba de vez en cuando les tomaba el pelo, diciéndoles que eran unos incrédulos por no creer en ella desde el principio.

Un fin de semana quedaron para pasarlo con Abelardo y Lara, les esperaron en un pueblo antes de subir la montaña, se juntaron allí, tomaron una cerveza y siguieron a Abelardo hasta la verja de su propiedad, la abrió y entraron los dos coches siguiendo un camino de montaña que aquel mismo verano, se había preocupado de abrir Abelardo con la ayuda de un vecino del pueblo que tenía una excavadora, siguió la montaña para no tener que cortar ningún árbol y llegar hasta los pies de la cabaña. Les enseñaron la ampliación que habían hecho, otra habitación que sería donde dormirían Pol y Alba, con su chimenea para calentarla en invierno.

-Lo ha hecho Abe en los ratos libres.- Les comentaba Lara.

-Pues, o tiene muchos ratos libres o es muy bruto.- Decía Alba sorprendida.

-Es muy bruto.- Confirmó Pol riendo todos.

-Estos días la nueva habitación será para vosotros, y más adelante, si todo va bien, será para otra personita.- Dijo Abelardo tocándole la barriga a Lara.

-¿Estás embarazada?- Preguntó Alba emocionada.

-Todavía no estoy ni de tres meses, es muy pronto, pero ya nos hemos hecho a la idea y estamos encantados.

Las chicas se sentaron en el porche en dos mecedoras, Abelardo le enseñaba a Pol donde tenía la leña y otros detalles de la cabaña.

-El primer día que me trajo Abe, había aquí delante casi dos palmos de nieve, hacía un frio que pelaba, me senté en este mismo sitio con estás vistas tan maravillosas, me fumé un cigarro y me relajé tanto, tanto, al acabar ese día me di cuenta que me había enamorado de él, este sitio me cambió la vida Alba.

-Es muy bonito lo que me explicas Lara, me alegro mucho de que tú vida cambiara tanto y seas tan feliz.

-Lo soy. Ven, vamos a ponernos los bikinis que te quiero enseñar algo.

Estaban sentados en el porche Pol y Abelardo con una cerveza, cuando pasaron las chicas en bikini.

-Vamos a darnos un bañito para refrescarnos.- Les decía una alegre Lara, llevando de la mano a Alba.

Ellos las miraban por detrás sonriendo.

-Que novias más guapas tenemos amigo.- Comentaba Abelardo con Pol.

-Ya lo creo Abe, como me alegro de que seas tan feliz en este mundo que te has inventado para ti y tu familia.

-Hago algunos trabajitos por esos pueblos que ves allí abajo, la mayoría son pequeños, pero de vez en cuando sale alguno más grande que Lara me ayuda dibujándolo en un papel, la gente está contenta y yo también. Ahora cuando llegue el invierno, estaremos algunos días incomunicados, aquí puede llegar a haber un metro o más de nieve tranquilamente, así que  nos encerraremos aquí dentro y esperaremos que pase la tormenta, mientras no nos falte leña todo irá bien, y siempre tenemos algo que hacer para distraernos.

-Ya, ya, eso ya lo veo, que rápido la has dejado embarazada, claro que buscando distracciones, buscando distracciones, parece que las encontráis rápido.- Los dos reían con la cerveza en la mano.

-¿Cómo está Pablo? Supongo que como siempre.- Se interesaba Abelardo.

-Ya lo conoces, sigue haciendo la misma vida, ahora está de vacaciones con Marimar y los chicos.

-¿Y Quique tú hijo?

-Cada día más guapo, ya sabes que se parece a mí.- Volvían a reír.

-El otro día me llamó Javier ¿No sé si querrás saber algo de él?- Preguntó con cautela Abelardo.

-¿Cómo le va?

-Se fue de la ciudad, no ha acabado bien con su padre, me dijo que intentaría ponerse de investigador privado.

-Eso es lo que siempre le había gustado, investigar, espero que le vaya bien.

Se hizo un silencio, se miraron y brindaron.

-Por nuestras novias.- Dijo Pol.

Las chicas llegaron a la piscinita natural que había construido Abelardo.

-Qué bonito, parece un paisaje de cuento.- Le decía Alba a Lara sorprendida.

Lara dejaba la toalla encima de una roca metiéndose en el agua, sentándose para que le cubriera todo el cuerpo. Alba la imitó viendo lo fácil que lo había hecho Lara, metió el pie en el agua y lo sacó como si le hubiera mordido una piraña.

-¡Joder! qué fría está.

-Está fresquita pero no es para tanto mujer, venga metete que te refrescará del viaje.

Alba fue entrando poco a poco acostumbrando el cuerpo a aquella temperatura, Lara se cachondeaba de las muecas y movimientos extraños que hacía su amiga al meterse. Pasaron un buen y relajante fin de semana, experimentaron como era la vida sin móviles, sin televisión, alumbrados con el fuego y las lámparas de gas por la noche, dormir en silencio absoluto roto por alguna ave nocturna. Se acostumbraron rápido a todo, menos a la temperatura del agua del arroyo cuando se bañaban, a eso se fueron sin acostumbrarse.

-¿Te lo has pasado bien?- Le preguntaba Alba a Pol cuando volvían en coche.

-Sí, es muy tranquilo y relajante aquello, pero estoy deseando llegar a casa, para arrancarte las bragas y follarte como a mi putita, con las piernas muy abiertas.

-Y que más.- Provocaba Alba metiéndose un dedo entre los labios.

-Te la meteré por el culo, mientras tú me pides que te folle como una puta.

-¡Ummm! Me gusta ¿Y qué más?

-Me correré en tú cara arrodillada en el suelo.

Alba se acercó lamiéndole la oreja.

-En la cara y en esta boquita que tanto te gusta ¿Me vas tirar la leche dentro para que me la trague toda?

-Sí, eso haré, te la vas a tragar toda, toda.- Decía un excitado Pol.

-Pues solo te digo una cosa, te quedan casi cuatro horas para llegar.- Se cachondeaba Alba.

Pol giró por un camino forestal, escondió el coche detrás de unos árboles, salió del coche y dio la vuelta para sacar a Alba llevándola hasta la parte trasera, le apoyó el culo en el maletero, se arrodilló, le metió las manos por debajo de la falda arrancándole las bragas, Alba lo miraba con una sonrisilla, disfrutando de cómo lo había puesto de cachondo, le levantó la falda y le miró los ojos.

-Abre las piernas puta.

Ella obedeció haciéndolo muy despacio, él le metió la boca en el coño comiéndoselo, la hacía gemir de gusto, cuando se cansó se levantó, le dio la vuelta a Alba, ella se agachó sacando el culo para atrás ofreciéndole el coño, él se sacó con prisas la polla de los pantalones, clavándosela de un empujón, gritando los dos en medio del bosque, aceleraba los movimientos duros y secos.

-¿Así te gusta follarte a tu puta?- Le preguntaba Alba acelerándolo. Él le mojaba el culo metiéndole un dedo, sin dejar de empujar penetrándola con dureza, ella gritaba de gusto.

-Sí, así me gusta follarte, oír como gritas de gusto por tener mi polla dentro de tu coño, venga, córrete pronto para quedarte a gusto, tienes que hacerlo un par de veces antes de que yo me corra donde me dé la gana zorra.

Alba gritó, le temblaron las piernas y empezó a correrse saliéndole del coño varios chorros que cayeron al suelo directamente, Pol seguía follándola con más dureza, a ella se le desencajaba la cara de gusto.

-Va, que tienes que correrte otra vez antes que te la meta por el culo, porque te la voy a meter ¿Lo sabes no? Por eso te estoy metiendo un dedo para ir dilatándolo, enseguida te meteré un segundo dedo, y cuando te corras como una puta te meteré la polla de un golpe, te voy a reventar.

Alba lo escuchaba diciéndole todas aquellas barbaridades y se ponía loca, gritaba con el coño hecho agua, corriéndose una segunda vez más fuerte que la primera, en cada dura penetración de Pol, ella echaba por el coño un chorro que llegaba al suelo como si se estuviera meando. Le sacó del culo los dedos y del coño la polla, se la agarró para apuntársela por detrás, Alba llevó una mano para atrás para controlar la penetración anal, él le agarró esa mano sujetándosela en la espalda inmovilizándola, apretó moviendo la cintura metiéndole el capullo dentro, Alba gritó mirándolo muy excitada, él viéndola bien se la fue metiendo sin pausa hasta el final, hasta chocar contra su culo.

-¿Te gusta putita? Dime si te gusta.

-Me gustará cuando me folles de verdad flojeras.

Pol le sacó la polla metiéndosela de golpe, ella gritó sonriendo, le gustaba hacerle perder los papeles y lo conseguía siempre, la sodomizó a base de bien hasta estar a punto de correrse, la agarró del pelo dándole la vuelta para que se arrodillara.

-Abre la boca.

-¿Para qué?- Preguntaba con sorna Alba.

-Para correrme dentro y en tú cara puta.

-A ver, déjame a mí cariño.

Le agarró ella la polla pajeándola a un ritmo infernal, él cerró un momento los ojos empezando a tirar semen como un loco, los volvió a abrir para ver cómo le llenaba la cara y la boca de leche.

-Como me pones nena, me pones loco siempre.

Ella se subió al maletero del coche abriendo las piernas.

-Cómeme el coño y vuelve a hacer que me corra, me has puesto cachonda con tanto folleteo por el culo.

Pol se tiró a meterle la lengua en el coño, se lo comió pegándole unos lametazos que tenían a Alba gritando, se metió el clítoris en medio de los labios, lo chupó y succionó hasta que se corrió, siguió haciéndolo consiguiendo que se corriera una segunda vez, dejándola hecha polvo, él acabó con la cara llena de la corrida de Alba. Se limpiaron y salieron con el coche de nuevo a la carretera.

-Hay que ver cómo me pones cada vez que lo hacemos cariño.- Reconocía Pol.

-Claro, porque soy tú putita y me gusta provocarte.

-Es que haces que te diga barbaridades mujer.

-¿No te gusta? ¿No te lo pasas bien? ¿No te gusta que te lo de todo? ¿Que puedas hacer conmigo lo que quieras por donde quieras?

-¡Joder! Alba, claro que me gusta, pero es que me haces perder los papeles totalmente hostia.

-Pues a mí me gusta verte así. Además, tú también me haces todo lo que te pido.

Las bragas se quedaron en el bosque y ellos volvieron muy relajados todo el camino.

A los dos meses ya habían ampliado el negocio dos plantas más, tal como predijo Alba aquel edificio acabaría siendo entero de la empresa. Tenían tanta gente trabajando que ellos podían vivir muy tranquilos, Pepi y Luisa acabaron trabajando con ellos, cuando definitivamente cerró la empresa Ricardo Escobar. Como había pensado Alba, al aparecer ellos en escena, las grandes cuentas que tenían en la empresa de Ricardo se fueron para estar con ellos. Algunos prestigiosos diarios económicos les habían hecho entrevistas, para saber cuál era su fórmula del éxito, ellos siempre repetían  lo mismo, el éxito se consigue con un gran equipo de buenas personas bien avenidas, luego el diario añadía, y dirigidas por dos personas inteligentes, rápidas de mente y valientes para invertir en los mejores momentos donde se puede sacar el máximo rendimiento al dinero.

Un día estaban reunidos Alba y Pol, discutían sobre la necesidad de ampliar una nueva planta o no cuando sonó el teléfono de encima de la mesa de Pol, llamaban desde recepción.

-¿Qué pasa Mélani?

-Está el alcalde en la sala de espera tomándose un café, y aquí en recepción se han quedado un par de escoltas que me están poniendo muy nerviosa.

-¿Pero estás nerviosa porque son escoltas o por otra cosa Mélani?

-Por otra cosa, por otra cosa, joder que guapos son tío.

-Pues nada, dales conversación mujer, hay  que hacer que todos se sientan a gusto en esta empresa, y tú de eso sabes mucho.

Se lo explicó a Alba partiéndose de risa los dos, después fue a atender al alcalde. Se saludaron estrechándose las manos, de reojo vio como Mélani les daba conversación a un par de tipos trajeados con muy buena planta. Entraron a la sala de reuniones, el alcalde con su café que todavía no se había acabado.

-Muy bien, usted dirá que se le ofrece alcalde.

-Mira Pol ¿Por qué me permites que te trate de tú verdad?

-Por supuesto, no hay problema.

-Supongo que te acuerdas de las cenas que hacemos una o dos veces al mes algunas personas digamos…, relevantes.

-Ya, las personas que mueven los hilos de esta ciudad.

-Las personas que impidieron que te metieran en la cárcel antes de tu juicio.

-Porque les interesaba que estuviera fuera para seguir haciéndolos más ricos.

El alcalde se quedó en silencio, bebiendo el café con tranquilidad. Después le sonrió.

-Desde luego eres un tío inteligente, siempre nos lo decía Ricardo Escobar.

-¿Os lo decía? O sea, que ya no va a esas cenas.

-Exactamente Pol, el grupo ha crecido, es más numeroso, ya no solo…, movemos los hilos de esta ciudad como tú dices, también se mueven a otro nivel, estás nuevas y…, relevantes, personas pusieron como condición para entrar que no hubiera ningún violador o acusado por la justicia. La verdad es que no hizo falta decirle nada, el mismo se retiró, creo que al viejo se le acabaron las fuerzas.

-Vale, muy bien ¿Pero qué pinto yo en todo esto? ¿O es qué quieres que os invierta el dinero de vuestros…, negocios?

-Vengo a invitarte a la próxima cena, el miércoles de la semana que viene.

-A invitarnos.- Corrigió Pol.

-¿Cómo?

-A invitarnos, somos dos socios en la empresa y lo compartimos todo.- El alcalde le miró a los ojos, evaluando la situación, se dio cuenta que sin Alba no iba a ir a ningún sitio.

-De acuerdo, ya os enviaré el lugar y la hora exacta, os esperamos a los dos.

Se levantó y se volvieron a estrechar las manos, Pol miró a recepción, su hermana y Mélani hablaban con los escoltas, cuando salió el alcalde, ellos se pusieron serios abriéndole la puerta del ascensor, las chicas se retiraron despidiéndose con una sonrisilla. Pol esperó que Laura pasara por su lado.

-¿Qué? ¿Habéis conseguido que los chicos se encontraran a gusto aquí?

-Hemos quedado con ellos, con un poco de suerte les haremos quedarse más ‘a gusto’ todavía.- Contestó Laura riendo los dos.

Pol volvió a la reunión con Alba.

-Me parece que tú cuñada y Mélani ya tienen plan para esta noche.

-¿Y eso?- Preguntaba Alba que no sabía de lo que iba la cosa.

-Han convencido a un par de escoltas que traía el alcalde, la verdad es que tienen buena planta, se les ve deportistas.

-Ya veremos cuanto les duran, porque mira que son exigentes las nenas.

Los dos volvían a reír.

-¿Y qué quería el alcalde?

-No lo sé exactamente, nos ha invitado a una cena el miércoles.

-¿A una cena oficial del ayuntamiento?

-Oficial, más bien no ¿Te acuerdas de las cenas de Ricardo Escobar con sus amiguitos?

-Coño, saliendo de una de ellas fue cuando abusó de Lara.

-Eso mismo.

-Pues no me está gustando mucho esto.

-Ricardo ya no está en ese… ¿grupo?, no sé ni cómo llamarlo, parece que lo han echado o se ha ido él solo.

-Tal vez tendríamos que asistir al menos a una, para ver que se cuece y si nos interesa o no.- Cambiaba de opinión Alba.

-Eso es lo que estaba pensando yo también, el alcalde no me ha querido dar más detalles.

-Pues iremos.

Sentenció Alba sin darle más importancia al asunto.