Una pequeña ciudad. (22)

Capítulo XXII

Llegó el viernes por la mañana, después de desayunar Alba y Laura se fueron, volvieron al rato con un par de cajas envueltas como un regalo.

-¿Y eso?- Preguntaba contento Pol porque ese día iba a buscar a su hijo.

-Un par de regalos nuestros para el niño, tenemos que hacer que se encuentre bien en esta casa.- Le decía Laura dejando la caja encima de la mesa del comedor.

-Siempre ha estado bien aquí, lo vais a malcriar y no me gustaría.

-Venga va, que solo son unos regalitos, estará contento ¿No es eso lo que quieres?- Ayudaba Alba a Laura.

-Con vosotras dos no se puede discutir, hacer lo que queráis. Me voy a preparar para ir a buscar a Quique.

-Nosotras también.- Dejó caer Laura. Pol se giró de golpe.

-¿Vosotras qué?

-Que vamos contigo, aquí solas no sabremos que hacer.- Volvía a hablar Alba subiendo las escaleras.

Pol miraba al techo esperando llenarse de paciencia.

Salieron los tres en el coche de Pol, Laura dejó expresamente que Alba se sentará delante, ella ya sabía que eso no cambiaría nada, ya habían estado muchas veces juntos solos y conocía la reacción de Pol. Otra cosa fue cuando llegaron a la puerta de la casa de Nuria, salieron las dos del coche colocándose delante de Pol, Laura llamó al timbre, apareció Nuria con una sonrisa hasta que las vio a las dos protegiéndolo.

-Así que vienes con escolta hoy.- Laura se avanzó para hablar con ella mientras Alba se quedaba con Pol.

-Escúchame cacho puta, a mi hermano solo puede que lo convencieras, pues olvídate, no pienso dejarlo solo contigo nunca más, una de las dos estará siempre con él, no te vas a acercar, no le vas a hablar en persona, siempre me caíste mal, pero con lo que le querías hacer te pasaste, apartar a un niño inocente de su padre, eso es demasiado hasta para ti zorra. Olvídate de él…

-Pol ¿Vas a dejar que hablen por ti?- Le preguntaba provocando Nuria. Él miró la cara de enfadada de Laura.

-Lo que te haya dicho Laura bien dicho está ¿Dónde está Quique?- Alba se acercó a Laura apartándola de Nuria.

-¿Cómo lo has podido hacer Nuria, por qué has intentado quitarle a Quique? Tú sabes cómo lo quiere…

-Por, por, a ti no te importan mis motivos, es mi hijo, mi hijo…

-Y el suyo también Nuria, también es suyo.

-Lo necesito para mí sola, no puedo compartirlo…

En ese momento salía el niño tirándose a los brazos de Alba, se giró con el niño en brazos volviendo con Laura y Pol sin despedirse de Nuria, se subieron al coche y se fueron. Nuria se quedó en la puerta mirando el coche como se alejaba con rabia.

-Entra ya que no haces nada ahí fuera.- Se escuchó la voz de Ernesto. Nuria entró cerrando la puerta.

-Tengo que pensar en algo.- Le decía Nuria a Ernesto con mala cara.

-Laura y Alba tienen razón, te has comportado como una hija de puta, eres una insensible. Deja tranquilo a Pol, es una buena persona que quiere mucho a su hijo, lo único que quiere es estar con él, si sigues así haré la maleta y me largaré de tú lado, tú decides.

A Nuria se le pusieron los ojos llorosos se acercó a Ernesto y lo abrazó, él la estrechó entre sus brazos.

Quique pasó el fin de semana con su padre, su tía y la amiga simpática de papá, el domingo estuvo un buen rato con sus abuelos que se lo comieron a besos. Cuando se lo devolvieron el domingo por la tarde a Nuria, porque volvieron a ir los tres con el niño, Nuria parecía un manso corderito.

Ese mismo fin de semana Lara y Abelardo lo pasaron en la cabaña, el verano cada día se hacía ver más, hacía calorcito y estuvieron mojándose los pies y parte de las piernas en la piscina natural que Abelardo construyó. Se amaron intensamente, se demostraron el amor que sentían entre ellos con cada caricia, con cada beso, cada roce de los labios sobre su piel, allí, en aquella cabaña apartada de la civilización los dos eran felices, solo se preocupaban uno del otro, sus pensamientos eran puros como el aire que les refrescaba por las noches, sus miradas a los ojos eran limpias, sin malicia, transparentes, solo allí, en aquel trozo de montaña virgen podían ser así, cuando volvían a la ciudad todo parecía querer recordarles lo malo que les había pasado en sus vidas. Aquella noche después de cenar se estaban tomando una copa en el porche, Abelardo se fumaba uno de sus puros y Lara los cigarrillos que le apetecían, levantó su copa para brindar, Abelardo chocó la suya sonriéndole.

-He tomado una decisión, tengo un sueño que me gustaría cumplir, solo si a ti también te hace ilusión, quiero que me digas la verdad de lo que piensas tú…

-Me lo quieres decir por favor, estás dándole vueltas y me estás volviendo loco.- Le metía prisa Abelardo nervioso.

-Quiero, me gustaría…, que viviéramos aquí siempre, como estamos ahora, pero como te he dicho solo si…

-Vale, me apunto.

-¿De verdad?

-Pues claro que de verdad, no va a ser de mentira…

No tuvo tiempo de decir nada más, Lara se le tiró encima besándole por las mejillas y la boca, si como dicen la cara es el espejo del alma, en ese espejo lo único que se reflejaba era una felicidad inmensa, casi se podía tocar con las manos, aquellas risas contagiosas de los dos por amor, por un amor tan puro que solo se necesitaban ellos dos en el mundo. Tomaron la decisión de volver a la ciudad para arreglarlo todo y quedarse para siempre a partir del siguiente fin de semana.

El lunes empezaba de nuevo Laura a trabajar, a soportar la monótona vida laboral diaria, Alba y Pol estaban sin trabajo pero Alba volvió a su apartamento, no quería agobiarlo estando todo el día con él, como Pol no le pidió que se quedara no lo hizo. Cuando acabó de trabajar Laura fue a la casa de su hermano pensando que estarían los dos.

-¿Cómo que no está Alba?- Le recriminaba a Pol al enterarse que no estaba.

-Se ha ido esta mañana, se ha querido ir ella.

-Que tonto eres, y tú no le has pedido que se quedara, ¿no?

-Si se quería ir porque tenía que retenerla, ya es grandecita para saber lo que quiere coño.

-Ella sabe perfectamente lo que quiere inútil, eres tú que no tienes ni idea…

-Vale, vale, ya está bien.- Se defendía Pol poniéndose el teléfono en la oreja.

-Alba…, hola soy Pol, era para preguntarte si quieres venir a cenar con Laura y conmigo… ¡ah! que estás con Mélani, pues dile que venga también, cuanto más seamos más reiremos.- Colgó el teléfono y levantó las manos.

-Ya está, lo ves, tranquilízate que en un rato estará aquí, además vendrá con su mejor amiga, verás que espectáculo.

-Desde luego chaval, ya te vale.- Le seguía metiendo caña a su hermano, mientras él se metía en la cocina a mirar que podrían cenar.

No tardaron mucho en llamar al timbre, les abrió Laura, Pol salió a saludarlas abrazando a Mélani que llevaba un paquete en las manos.

-Toma, esta se ha empeñado en que entráramos a una pastelería y compráramos el postre.- Mientras hablaba Mélani, Pol le daba dos besos a Alba que ella ya se preocupó de que fueran cerca de los labios.

-Laura, esta es mi amiga Mélani, es muy buena tía pero habla demasiado.- Laura se acercó dándole dos besos, Pol había recogido el postre de las manos de Mélani para guardarlo en la nevera.

-Ya le he dicho a Alba que para qué quería comprar más dulces teniéndote a ti aquí, dulzura.- Le decía Mélani a Pol, levantando la voz para que la oyera.

-Ya empieza, lo ves como es una bocazas, ya me está poniendo de los nervios.- Se quejaba Alba a Laura que reía por la salida de Mélani.

-Ir a sentaros a la terraza que traeré unas cervezas.- Dijo Laura entrando en la cocina, Pol se reía solo dentro.

-Has visto como es esta mujer, yo me muero de risa con ella.

-Tú te vas a quedar aquí a ver que podemos cenar y después la preparas, déjanos hablar un rato cosas de chicas.

-Que casa más bonita Pol, se nota que tienes buen gusto, seguro que lo tendrás para todo…-Se volvía a oír la voz de Mélani.

-Te quieres callar de una vez, que ya te estás pasando.- Le recriminaba Alba con las risas de Pol y su hermana en la cocina.

-Que sosa eres coño ¿Cómo quieres qué…?

-A que te doy.

-Vale, ya me callo.

Laura salió con las cervezas al porche muriéndose de risa, allí estaban sentadas Alba y Mélani. Repartió las cervezas y brindaron.

-Por esta noche.- Dijo Laura levantando el botellín.

-Vale.- Levantó el suyo Alba.

-Eso, y a ver si esta se espabila.- Sentenció Mélani.

-¿Ya estamos otra vez?

-Mélani tiene razón, no puede ser que paséis los días que os coméis con la vista uno al otro, de la manera que lo hacéis y no paséis de ahí.- Apoyaba Laura a Mélani.

-¿Y yo qué quieres que haga?- Se defendía Alba.

-No sé ¿Provocarlo un poquito?- Se cachondeaba Laura.

-¿Provocarlo?, le hice comprarse un vestido que no le tapaba nada, con un tanga precioso transparente para un día que había quedado con él aquí solos…- Apuntaba Mélani.

-No me jodas que ni así.- Se sorprendía Laura.

-No, si sí…- Replicaba Alba con timidez.

-Y tanto que sí, le arrancó el tanga y follaron como locos…- Empezaba a contar Mélani.

-¡Coño! Entonces ya habéis ‘follao’, yo pensaba…- Volvía a sorprenderse Laura.

-Dos polvazos nena, dos veces se han dado caña y bien dada, y dos veces que esta ha salido de aquí hecha polvo ¿Tú hermano no tendrá algún problema mental verdad? ¿O es tonto la polla el chaval?

-Pues, sabiendo lo que sé ahora me empieza a preocupar, que tonto que es este hombre ¿De verdad te arrancó el tanga?

-Lo que dijo la vecina en el juicio…, de cómo follaba, pues tenía razón.- Aseguraba Alba.

-Se ve que Pol no está para tonterías, folla duro y…- Se animaba Mélani.

-Vale ya Mélani, tampoco es cuestión de afinar tanto.- La cortaba Alba.

Laura bebió de la cerveza pensando, las otras aprovecharon para hacer lo mismo, en ese silencio salió Pol avisando que ya tenían la cena preparada volviendo para dentro.

-Hablaré con él, mañana te llamaré Alba, se me está ocurriendo algo.

Entraron las tres dentro y ayudaron a poner la mesa y sacar la cena, rieron como pocas veces habían hecho con las salidas de Mélani y el cabreo de Alba con ella, unas veces en serio y otras haciendo cachondeo, bebieron vino en la cena y algunas copas después acabando bastante tarde de madrugada.

-Yo mejor me voy que mañana tengo que trabajar.- Decía alegremente Laura.

-Sí, nosotras también.- Le decía Alba a Mélani.

-Yo me quedaría toda la noche, pero no sé si Pol me aguantaría el ritmo…- Dijo Mélani, llevándose un cogotazo de Alba en medio de la cabeza.

-Hablando coño, solo hablando, como eres jodía.- Pol y Laura se retorcían riéndose.

-Vámonos ya anda.- La apremiaba Alba, mientras Mélani se acaba de un trago lo que le quedaba en la copa.

-Vámonos que verás como estaré mañana en el trabajo, pareceré un camionero hablando.

Acabó diciendo Mélani, saliendo por la puerta a la vez que los demás reían.

-Mañana vendré a verte después del trabajo, quiero hablar contigo hermanito.

-Aquí estaré, no tengo nada mejor que hacer ¿Vendrás también tú Alba?- Le preguntó Pol pensando en que su hermana no se mosqueara.

-No lo creo, ya veremos.

-Ya vendré yo…- Volvía a meterse Mélani en medio.

Alba volvía a levantar la mano para darle otro cogotazo, Mélani le hacía la cobra para esquivarlo.

Al día siguiente por la tarde, Pol se estaba tomando un whisky en el porche cuando llegó Laura.

-¿Quieres uno?

-Sí, mejor.- Contestó Laura, se sentaron en la mesa del porche viendo caer la tarde.

-¿Ya has pensado algo para hacer con tu futuro?

-Pues es lo que estaba haciendo antes de que llegaras, creo que volveré a Londres, he hablado hoy con un amigo y me ha dicho que cuando quiera volver tendré trabajo.

-Eso ni pensarlo, después cuando te quiera ver, tendré que volver a viajar para estar contigo unas pocas horas, porque no paras de trabajar, aquí estás muy bien.

-Pero allí estaré mejor pagado y…

-Y te volverás a alejar de Quique, muy mal por tu parte ¿Y qué más Pol? Porque más dinero no te hace falta, por aquí podrías encontrar otro trabajo y seguir con la familia cerca ¿Qué te pasa?

-¿Qué me va a pasar? Nada.

-¿Todavía no te has dado cuenta que Nuria no te quiere? ¿Qué te ha estado utilizando…?

-Claro que me he dado cuenta, de hecho hace mucho tiempo que lo sé.

-Venga hablemos claro, es por Alba ¿Verdad?

Pol se quedó callado, para disimular cogió el vaso de encima de la mesa bebiendo.

-Sé que te gusta, se nota en como os miráis, sé que habéis mantenido relaciones, y por lo visto os fue muy bien ¿Por qué Pol? ¿Por qué quieres alejarte de ella?

-Tú…, tú  no la has visto desnuda Laura, es un monumento, es preciosa, es lo más bonito que he visto nunca…

-¿Entonces?

-Entonces ¿Qué?

-¿Me quieres decir de una puta vez que es lo que te pasa?- Le levantó la voz a su hermano, casi gritando. Pol la miraba con los ojos abiertos sorprendido.

-Que…, que…, tengo miedo Laura, me da mucho miedo.- Casi no le salían las palabras de la boca.

-¿Qué te da miedo?- Seguía Laura hablándole con voz alta y autoritaria.

Pol bajó la cabeza, los ojos se le pusieron llorosos.

-Cuando estoy con ella por trabajo controlo totalmente, estoy seguro de mi mismo. Pero cuando estamos juntos a nivel personal, fuera del trabajo, no controlo, me pongo hasta nervioso en algunas situaciones, nos acostamos y no tuve narices de decirle nada en una semana…

-Pero eso, eso es porque estás enamorado ‘atontao’.- Le atosigaba Laura.

-¡Ya lo sé joder!- Gritó Pol.- Y eso es lo que me da miedo, ella es demasiada mujer para mí, es más joven, yo ya estoy divorciado con un niño, ella podría tener a quien quisiera en su vida…

-Pero te ha elegido a ti, te quiere mucho Pol…- Suavizó la voz Laura.

-Y yo a ella.

Se quedó callado, bajó la cabeza, cuando la levantó estaba a punto de llorar.

-Me da miedo quererla como sé que puedo llegar a quererla ¿Y si después me deja como hizo Nuria? Sin darme una puta explicación de nada ¿De verdad era motivo dejarme porque no estaba cómoda en Londres?- Decía Pol cayéndole las lágrimas por las mejillas.

-Ahora lo entiendo coño, ese es el problema que te ha dejado dentro la hija de puta de tú ex, conoce ese miedo que tienes, sabe que estando así te tiene en su mano. No todas las mujeres somos iguales Pol…

-Tenía muchas ganas de volver con Nuria, volver a ser una familia con Quique, creo que en realidad lo que quería era entender porque me dejó, nunca lo he entendido.

Laura lo miraba fijamente a los ojos sin decirle nada.

-Yo no te haría nunca algo así mi vida.- Se escuchó la tierna voz de Alba, saliendo de la esquina de la casa.

Pol se puso de pie limpiándose las lágrimas de la cara.

-¿Desde cuándo estás ahí?- Preguntó nervioso.

-Desde el principio, nos hemos encontrado delante de la casa, yo mejor me voy, creo que tenéis una larga conversación pendiente.- Le confesaba Laura a su hermano.

Laura se levantó y se fue por donde había salido Alba, por el lateral de la casa. Ellos se fueron acercando y se fundieron en un sentido abrazo. Alba le miró la cara limpiándole con cuidado algunas lágrimas, que seguían saliendo de aquellos bonitos ojos que la enamoraron cuando los vio. Se dieron un piquito.

-¿Quieres tomar algo?- Preguntó nervioso Pol.

-Seguiré con el whisky de Laura, no lo ha tocado.

Se sentaron agarrados de la mano.

-¿Y ahora qué hacemos?- Preguntaba un despistado y sorprendido Pol, por la aparición de Alba.

-A mí se me ocurren unas cuantas cositas para hacer, coño que cada día me parezco más a Mélani hostia -Pol reía.- Ahora en serio, dame una oportunidad, solo una, y te demostraré que yo soy diferente a Nuria, que en mí podrás confiar, que haré lo que sea para hacerte feliz, me he enamorado de ti como no lo había hecho antes con nadie en mi vida, dame esa oportunidad y no te arrepentirás.

Pol volvía a llorar, Alba no sabía si de pena o de felicidad. Pol se levantó y se arrodilló delante de ella, Alba le abrazó la cabeza poniéndosela en su pecho.

-Perdóname Alba, sé que has sufrido por mis gilipolleces y no te lo merecías.

Alba le buscó los labios y se besaron durante mucho rato, saboreándoselos, entregándose las lenguas, acariciándose las caras, la nuca y la cabeza.

-Tranquilo cariño, tranquilo.- Se miraron a los ojos y volvieron a besarse durante mucho rato.

-¿Quieres venir conmigo a mí cama?- Preguntó Pol.

-Lo estoy deseando mi vida.

Agarrados de la mano subieron las escaleras, entraron en la habitación y se besaron delante de la cama, poco a poco se fueron dejando caer, Pol le puso una mano entre los muslos y Alba se abrió mucho de piernas, permitiendo que le metiera toda la mano por dentro de las braguitas acariciándole el coño, entre las caricias de sus dedos y la pasión que le ponían besándose, Alba se mojaba muy rápidamente, se bajó la cremallera de delante del vestido enseñándole las tetas, no llevaba sujetador, se miraron sonriendo y Pol le chupó un pezón, lamiéndolos se los puso duros a la vez que ella gemía abrazándole la cabeza. Pol le acabó de abrir el vestido totalmente, la boca la fue bajando de las tetas pasando por la barriga llegando a las bragas, sacó la mano y se las fue quitando con mucha delicadeza, a la vez que le besaba el vello púbico y le metía la lengua en la rajita recorriéndola hasta abajo, Alba cerraba los ojos de gusto, le encantaba ese Pol delicado que le estaba comiendo el coño sin prisas y sin pausa, le chupó, lamió y succionó el clítoris hasta tener a Alba a punto de correrse. Se levantó quitándose la camiseta, Alba se deshizo de su vestido quedando totalmente desnuda, Pol la miraba disfrutando de la obra de arte que veía en ella, mientras se quitaba los pantalones cortos y la ropa interior, Alba se sentó en la cama agarrándole la polla, le miró a los ojos y se la fue introduciendo en la boca, observando su cara, como le iba cambiando a medida que ella se metía más polla dentro al chuparla, como cerraba los ojos al succionarla con casi toda dentro tocándole la garganta, le agarró los huevos apretándolos suavemente, pudo ver como se le  ponían los ojos en blanco antes de cerrarlos otra vez de gusto. Pol le sacó la polla de la boca, y agachándose un poco la besó a la vez que la estiraba en la cama, Alba volvió a abrir mucho las piernas, él le acarició suavemente el coño comprobando lo mojado que estaba, le fue introduciendo dos dedos dentro doblándolos para estimularle el punto G, mientras con la palma de la mano le frotaba los labios vaginales y el clítoris, ella le agarraba la polla pajeándolo, apretándosela un poco descontrolada por el placer que le estaba proporcionando. Le sacó los dedos, se fue colocando en medio de sus piernas, ella misma se dirigió la punta de la polla a la entrada de su vagina, la penetró lentamente, sintiendo la presión en cada centímetro en su miembro, mientras se abría paso por el mojado coño de Alba, ella abría la boca de placer y levantaba las caderas para que se la metiera más profundamente, los movimientos de Pol empezaron siendo lentos y acompasados, a la vez le besaba los labios y le amasaba una teta con la mano, Alba gemía agarrando con sus manos la espalda de Pol, o una nalga. Los dos gemían dejándose llevar por el placer, se miraban a los ojos, se sonreían y besaban.

-Vamos a cambiar cariño.- Dijo Alba suavemente.

Se giró poniéndose ella encima, sin sacarse la polla de dentro cabalgándolo, cerró los ojos, apoyó sus manos aguantándose en el pecho de Pol, y unas cuantas metidas y sacadas después se estaba corriendo gimiendo controladamente, le dejó la polla llena de flujos, Pol la miraba, esperaba algo más.

-Si quieres que me corra como a ti te gusta, vas a tener que ser un poco menos delicado, tú mismo, haz lo que quieras. Se apartó de él y se quedó a cuatro patas, Pol se puso de pie, estiró de las caderas de Alba acercándola al borde de la cama, ella puso la carita enganchada a la sabana levantando mucho el culo, ofreciéndole el coño mojado y dilatado, él se agarró la polla, la apuntó y se la metió de un pollazo que hizo que Alba soltara un alarido de gusto y excitación.

-Así cariño así, duro, como a ti te gusta, párteme por la mitad.- Gritaba Alba.

Pol se volvía loco oyendo aquellas palabras, se la sacaba hasta la punta, volviendo a metérsela en el coño de un golpe seco y fuerte, que hacía que ella gritara en cada una de las penetradas, fue aumentando el ritmo, fueron aumentando los gritos, a ella le empezaron a temblar las piernas, que él le sujetaba con firmeza para no parar de follar de aquella manera, le metió el dedo gordo mojado en saliva en el culo y Alba pegó un grito enorme, seguido de unos cuantos más flojos corriéndose con los ojos en blanco, agarrando la sabana con fuerza con sus manos, oleada de flujos y meada de gusto le salía del coño cada vez que él se la metía sin cuartel.

-Madre mía como me gusta que me lo hagas así mi vida.- Susurraba Alba.

-Pues no sufras que te lo voy a hacer muchas veces, me vuelves loco.

-Venga, sigue que sé que te gusta.

-¿Puedo…?- Se cortó Pol no atreviéndose a pedirlo.

-¿Metérmela en el culo?, no me pidas permiso, haz lo que quieras.

Pol se la sacó del coño mojada por los flujos vaginales, se tiró saliva en la mano pasándosela por el agujero del culo, y apuntó nervioso la punta de la polla, apretó metiéndole el capullo, Alba le puso una mano en la cadera parándolo, la apretó un poco y él la metió un poco más, otro pequeño parón y con un último empujón se la clavo entera. Alba suspiró sacando aire por la boca, a Pol la polla le palpitaba dentro, la sacó un poco volviéndola a meter, entonces fue Alba la que avanzó el culo sacándosela, volviendo a atrasarlo para metérsela hasta que no pudo más, a partir de ahí Pol cogió el ritmo, lo fue aumentando controlando no hacerle daño, hasta follar totalmente desatado, le daba unos golpes tan fuertes que en uno de ellos se le salió la polla, le vio el agujero tan dilatado que perdió los papeles, la volvió a meter, gemía, gruñía y gritaba. Alba se dio cuenta que Pol no aguantaría mucho más.

-Cariño ¿Puedo…?- Volvía a decir Pol quedándose a medias.

-¿Correrte en mi cara y boquita como la última vez? Ya te he dicho que no me lo pidas, hazlo.

Pol gritó de gusto y le sacó la polla del culo, Alba se giró rápidamente agarrándosela para pajearla, a la vez que abría la boca poniéndosela delante, aquella imagen con la cara tan bonita de Alba delante, esperando que  se le corriera encima podía más que él, un primer disparo salió por encima de la cabeza de Alba, dejándole un reguero por la cara, el segundo una parte le dio en el labio y otra le entró directamente en la boca, ella no paraba de pajearlo y él de gritar como un poseído, la leche le caía por la nariz, los labios, dentro de la boca, él no podía parar de correrse al compás de la mano de Alba, que como si fuera un director de orquesta, marcaba los tiempos para la corrida de Pol, le sacó hasta la última gota, hasta el último grito y gemido, no paró de meneársela hasta verlo totalmente roto por el placer.

Pol se derrumbó a su lado y le miró la carita a Alba.

-Madre mía como me pone verte así.- Le confesaba Pol.

-¿Te pone ver tú corrida por mí cara?- Pol reía sin poder contestarle.

Alba se levantó y entró al cuarto de baño para lavarse la cara, al volver le cogió la polla flácida volviendo a chupársela, a Pol le dio un latigazo de gusto del cuerpo, Alba reía.

-Ahora ya está bien limpita, para cuando me apetezca tenerla otra vez dentro de mí.

-Que grande eres Alba, que grande.- Le decía un Pol totalmente rendido a los encantos de Alba.