Una pequeña ciudad. (20)
Capítulo XX
Pol estaba nervioso, no sabía que pensar de todo aquello, seguía con la vista a su abogado, hasta que este le sonrió y le hizo disimuladamente un gesto con la mano de que todo había ido bien. Laura y Alba se agarraron fuertemente de las manos muy alegres. El juez se dispuso a hablar.
-Bueno, les aseguro que jamás me había encontrado con un juicio parecido a este, en fin, señor Ríos- A Pol, al oír que se dirigía a él, se le abrieron los ojos mirando fijamente al juez.- Se retiran todos los cargos contra usted, queda libre y este tribunal le pide disculpas por las molestias que le haya podido ocasionar, el jurado queda disuelto.- Pegó un par de mazazos y se quedó quieto mirando a la sala.
Alba y Laura pegaron un salto de alegría, junto con Pablo y Abelardo que se levantó del lado de Lara, a la que se le veía en la cara que estaba contenta. Pol se levantó estrechándose en un abrazo con Alba y Laura.
El juez miró al jurado.- Se pueden marchar señores.- Nadie se movía, entonces uno del jurado levantó la mano, el juez le hizo un gesto con la cabeza para que hablara.- ¿Nos podemos quedar Señoría? Nos gustaría ver como acaba esto.- Así estoy yo también, con ganas de saber como acaba, quédense si quieren.- Reconocía el juez, el fiscal recogía lentamente los papeles que tenía en su mesa metiéndolos en un maletín, el abogado de Pol se había unido a un corro donde estaban, Laura, Alba, Abelardo agarrando por la cintura a Lara, Pablo y Pol. El comisario Santos se puso delante de la sala y se alisó la corbata.
-A ver, por favor, un poco de silencio.- Todos callaron atentos, el comisario siguió hablando.
-Señor Ricardo Escobar, queda detenido por abuso sexual.
Ricardo asintió, cerró los ojos y bajó la cabeza. La volvió a levantar mirando a Pol.
-Lo siento, perdóname algún día si puedes, tú también Lara, sé qué me he portado muy mal contigo durante años.- Pol no supo ni que contestarle, todos lo miraban sorprendido, menos Abelardo que lo hacía con odio, y Lara con indiferencia.
Dos agentes se acercaron.
-No le pongáis las esposas, que pueda caminar con su bastón.- Ordenó el comisario, un agente por cada lado sujetaban a Ricardo por los brazos, cuando pasó por el lado de Javier se paró, se miraron a los ojos y se abrazaron, a Javier se le caían las lágrimas.
El comisario caminaba hasta donde estaba Javier, él no miraba al comisario, miraba al grupo donde estaba Pol, se miraban mutuamente, a aquellas alturas ninguno del grupo tenía claro que había pasado. El comisario se paró delante de él, se miraron a la cara.
-Lo siento comisario, es mi padre.- Confesó un triste Javier.
-Dame tu arma reglamentaria y la placa por favor, ya hablaremos.- Javier lentamente le entregó el arma, luego sacó del bolsillo la placa, la miró un momento, le cayeron unas lágrimas por las mejillas y se la entregó al comisario, volvió a mirar a sus amigos llorando, dio media vuelta y salió por la puerta.
El grupito no sabía qué hacer, nadie decía nada, se miraban unos a otros.
-Os invito a todos a comer a un buen restaurante, esto hay que celebrarlo.- Rompió el hielo Pol.
-Venga vamos.- Animaba Laura contenta, agarrada por la cintura por Alba que saltaba de alegría.
-Yo voy a acompañar al señor Escobar, me va a necesitar a partir de ahora.- Decía el abogado apretándole el hombro a Pol en modo de despedida.
-Páseme la minuta abogado ¿Supongo que querrá cobrar?
-Ya está pagada, me dijo el señor Escobar que él corría con todos los gastos.- Pol se extrañó, pero en ese momento estaba demasiado contento para pensar.
-Gracias Pol, yo prefiero ir a ver a Marimar, debe estar desesperada porque le cuente lo que ha pasado.- Se excusaba Pablo.
-Dile que venga también hombre, ves a buscarla y nos encontramos allí.- Le contestaba un eufórico Pol.
Salieron juntos del juzgado por la puerta principal, se acercaron algunos periodistas haciéndoles fotos, otros con un micrófono preguntando, todos fueron pasando y Alba se paró, rápidamente la rodearon de micrófonos.
-Se ha demostrado que el señor Pol Ríos nunca tuvo nada que ver con las acusaciones que le imputaban, el tribunal le ha pedido disculpas, esperamos que las personas y medios de comunicación que ya lo habían juzgado y condenado antes de que lo hiciera un juez, también sean valientes para pedirle disculpas públicamente. Muchas gracias, no habrán más declaraciones.
Alba siguió caminando erguida y triunfal juntándose con una sorprendida Laura.
-¡Nena! Has estado espectacular, que bien has hablado.- Le decía riendo Laura agarrándola por la cintura.
-No te puedes ni imaginar la ilusión que me hacía hacer algo así ¿A que parecía una actriz de Hollywood?
Todos se morían de risa y ella movía la cabeza apartándose el pelo como una estrella.
-A mí lo que más me ha gustado ha sido ese final muy seria, ‘No habrán más declaraciones’- Decía Pol imitándola retorciéndose de risa.
Siguió todo el grupo caminando en busca de los coches para salir de allí. Una vez de camino al restaurante Alba llamó por el móvil a Pepi en la oficina. Pepi se puso de pie con el teléfono enganchado en la oreja, levantó la mano para captar la atención de todos y gritó- Pol es inocente y ha salido en libertad.- Toda la oficina se puso de pie con los brazos en alto gritando y festejando.
-Chicos, que hay que trabajar, quien quiera celebrarlo quedamos esta tarde, cuando acabemos la jornada para tomarnos una cerveza.- Dijo Luisa muy seria, se sentó junto a Pepi.
-Tía, que bien sienta ser la jefa ¿eh?- Pepi disimulaba la risa tapándose la boca.
Alba le acariciaba la nuca a Pol, él la miraba feliz.
-He llamado a Pepi, se oían los gritos de los chicos al saber la noticia.
-Gracias Alba, estás en todo, se lo deben estar pasando bien aquellas dos dirigiendo la oficina.
-¡Buff! Ya me lo imagino.- Reían los dos mientras Laura conducía acercándose al restaurante.
Pol pidió un reservado para ellos con una mesa redonda, estaban, Laura, Alba, Abelardo, Lara, Pol por supuesto, y esperaban que llegara Pablo con Marimar, llegaron cuando se estaban tomando la primera cerveza el grupo. Más abrazos y felicitaciones. Lara se dirigió a Pol.
-Pol, yo quiero pedirte disculpas.
-No tienes que hacerlo, gracias a ti me han liberado.
-No exactamente, ha sido porque ha llegado el comisario.
-Pero tú, antes, cuando te tocaba declarar ya habías dejado muy claro que no fui yo quien te atacó. Soy yo que te lo tengo que agradecer.
-Ya está bien, es momento de disfrutar y celebrar que todo ha salido bien, no os acordáis como estábamos esta mañana.- Decía Laura con alegría.
-Ya habrá tiempo de hablar y esclarecer las cosas.- Secundaba Alba a Laura, durante aquellos días se habían unido mucho.
Buena comida, buenos postres, cafés, copas, puros quienes quisieron, que se fumaron en la calle eso sí, y una larga sobremesa de risas y alegría que no se la saltaba un torero. Alba, Laura y Pol llegaron a casa sobre las siete de la tarde, se dejaron caer a plomo en el sofá.
-Estoy reventada.- Decía una cansada Alba.
-Yo también.- La acompañaba Pol.
-¡Ah no! No he podido beber todo lo que quería, porque tenía que conducir para devolveros a casa sanos y salvos, así que os dejo ducharos para refrescaros y nos vemos aquí, que empieza otra fiesta para tu hermana.- Decía eufórica Laura.
Rieron, se refrescaron y se volvieron a ver vestidos cómodos, con una copa cada uno en la mesa del porche en el jardín.
-Será capulla la vecina que ha declarado en tu contra.- Decía Alba mirando la casa con las luces apagadas.
-Parece que no hay nadie, ayer tampoco vi vida en la casa.- Comentaba Pol.
-Que les den, no sé que pretendían pero les ha salido fatal.- Seguía Laura.
-A eso llevo todo el día dándole vueltas ¿Qué pasó? ¿Por qué yo? ¿Todo fue una casualidad?- Pensaba en voz alta Pol.
-Tranquilo hermanito, ahora toca hacer reír a tú hermana y acabar el día de fiesta, que lo hemos comenzado como una mierda hoy.
Chocaron las copas brindando y se relajaron, acabaron la noche medio borrachos.
Al día siguiente estaba Nuria en casa con Quique, en la televisión salieron las declaraciones de Alba.
-Mami ¿Esa señora no es la amiga de papi?
Nuria aumentó el volumen de la tele, cuando dijo, “Esperamos que las personas que ya lo habían juzgado y condenado antes que lo hiciera un juez, también sean valientes para pedirle disculpas públicamente”, Alba lo hacía mirando a la cámara, a Nuria le pareció que la estaba mirando directamente a ella a la cara, con aquel porte, tan guapa, tan, tan amiguita de Pol, resopló de rabia apagando la televisión. Nuria sabía que ya no podría obtener la custodia exclusiva de su hijo, también que con Pol había quedado como una cerda, solo le quedaba una carta por jugar, dejar pasar los días y cuando Pol viniera a buscar a su hijo, pasarle la mano acariciándole la cara unas cuantas veces, para amansarlo y volver a tenerlo comiendo de su mano, y si no era suficiente, se dejaría follar aunque fuera por primera vez por el culo para recuperarlo. Tenía que dar un paso atrás, y volver a ver como Pol perdía los papeles por estar con ella otra vez.
En casa de Pol, también estaban viendo las declaraciones muriéndose los tres de risa. Sonó el teléfono de Alba, salió al jardín.
-Hola Mélani.
-Nena, te he visto por la tele esta mañana, eres famosa tía ¿Me firmarás un autógrafo?
-Menos cachondeo por favor.
-Me alegro mucho de que todo acabara bien, que se demostrara que él nunca le hizo daño a nadie.
-Es incapaz, cualquiera que lo conozca lo sabe.
-Tú lo conocerás mejor, sobre todo ahora que no sales de su casa…
-Para el carro Mélani, que ya sé por dónde vas, también está su hermana, estamos los tres estos días y no pensamos en otras cosas.
-Bueno, ahora estará contento y sería un buen momento…
-Para ya, para ya, hablamos en otro momento…
-Alba, Alba, será posible que me ha ‘colgao’ la tía.- Se quejaba Mélani.
Alba volvió a entrar en la casa, Laura hablaba con su hermano.
-Que me está diciendo que no tardará en ponerse a trabajar el tonto.- Decía en voz alta Laura.
-Se pondrá cuando se tenga que poner, no te preocupes.- Siguió Alba.
-¿Es qué me vais a controlar la vida ahora?- Preguntaba Pol.
-Esta semana sí, la pedí de vacaciones para estar contigo y pienso estar de todas las maneras.- Decía su hermana.
-Nosotros no tenemos vacaciones.- Se defendía Pol.
-Pues hazte a la idea que lo estamos, pasaremos la semana tranquilos y tú te recuperas.- Remataba Alba. Pol bajaba la cabeza resignado sabiendo que haría lo que ellas dijeran.
Por la tarde después de comer y dormir la siesta llamaron a la puerta, entraron Pablo con Marimar, volvieron a repartir besos y abrazos.
-Le he dicho a Pablo que teníamos que venir hoy para estar más tranquilos, ayer fue una locura la celebración.
-Es que por la mañana no pensaba que acabaría tan bien, ya me veía años entre rejas.- Decía Pol contento.
-¿No ha sido muy raro todo esto?- Preguntaba Pablo.
-Es lo que pienso yo.- Apoyaba Pol.
-¿Qué más da? Está libre que es lo importante, no quiero ni imaginarme que hubiera pasado si hubiera ido mal.- Remataba Marimar.
Llamaron al timbre de la puerta de nuevo. Abrió Alba y entraron Abelardo y Lara. Más abrazos y besos.
-Escucha Pol, Lara tiene algo que…
-Déjame a mí por favor Abe.- Le cortó Lara.
-¿Abe? ¿Qué es eso de Abe?- Reía Pablo haciendo sonreír a los demás.
-Es como me llama ella, vale.- Decía Abelardo.
-De acuerdo, de acuerdo…- Levantaba las manos Pablo.
-Dime Lara, dime, ya sé que ayer querías decir algo y no te dejamos por la euforia del momento.- La animó Pol.
Lara se mordió el labio antes de empezar a hablar, como poniendo en orden en su cabeza lo que quería decir.
-Cuando pasó, lo del abuso quiero decir, Javier, el policía estuvo todo el tiempo a mi lado, quedé con él para hacer la denuncia, antes de entrar a la comisaría me llevó a tomar un café a una terraza, me extrañó porque hacía fresquito y se estaba mejor dentro, él insistió en quedarnos fuera en un rincón.
-Tranquila cariño.
-Estoy bien Abe.- Estaba el grupo con todos los sentidos escuchándola.
-Me dijo que al que había visto atacarme era su padre, me quedé de piedra, entonces entendí porque estaba todo el día conmigo, me dijo que era un hombre poderoso e influyente, que solo tenía que omitir algún detalle, cómo que no lo vi, que me sujetó la cabeza contra la pared o llevaba un pasamontañas, cualquier cosa para no decir que fue él, en definitiva, que no sabía quién lo hizo. Si declaraba eso, no iba a tener problemas económicos nunca más en mi vida, os imagináis, una persona como yo, sin familia, que se ganaba la vida en un supermercado o después de camarera, con los sueldos que pagan, él me habló de cosas que podría tener, que si quería no tendría que trabajar más en mi vida. Así que acepté, no sé si hice bien o mal, pero acepté, cómo os pensáis que una camarera puede tener el coche que tengo, y un bonito apartamento tan céntrico. No me hacía falta trabajar por el dinero que recibía cada mes, pero seguí de camarera porque se me daba bien, era la manera de no pensar todo el día en lo que había sucedido, lo que me hizo Ricardo Escobar me cambió la vida, psicológicamente no estaba bien, me afectó muchísimo, tal vez que el que lo hizo no pagara por ello acusó mi estado, el caso es que preferí seguir viviendo con una mentira. Pasaron años, un día volvió a hablar conmigo Javier, me dijo que el comisario seguía investigando, que tendría que declarar en un juicio que una persona fue la que me atacó, no me dijo quien sería esa persona, creo que en ese momento no lo sabía ni él. Más tarde me dijo quien sería el culpable, resulta que yo ya te conocía, porque habías ido a La Carretera con tú hijo a cenar un día, te había visto como lo cuidabas y le hacías reír, se notaba que lo querías mucho, entonces se me ocurrió, también es verdad que mi amiga Isa me presionaba de buena fe para que encontrara un novio, así que te pedí si podíamos salir algún día, y tú, con toda la amabilidad del mundo me dijiste que no tenías problemas para salir, hablar y tomarnos algo en plan de amigos, cualquier otro tío hubiera pensado en follar, tú solo querías tomar algo y hablar, me demostraste ser buena persona Pol, por eso no te dije nada de salir ningún día, me dolía tener que encerrar por mi declaración a alguien como tú, pero no estaba bien, no estaba equilibrada psicológicamente, el dinero que me prometían dar me ayudaba a seguir. Hasta que apareció Abe…
Todos lo miraron, a él se le veía preocupado por Lara.
-…Él me enseñó lo bonita que era la vida, lo que es el amor, lo que es preocuparte de otra persona con la que quieres pasar el resto de tú vida, lo que es tener una relación sincera y sin mentiras. Por eso no pude mentir en el juicio, por mi amor por Abe, Abelardo te quiero, sino me hubiera interrumpido el comisario, habría dicho el nombre de Ricardo Escobar.
Se hizo un silencio absoluto. Alguien llamó de nuevo al timbre, fue a abrir Alba que parecía que era la que estaba más activa. Abrió la puerta y se quedó de piedra.
-Hola Alba ¿Puedo pasar?- Alba sin decir nada se apartó y dejó la puerta abierta. La nueva visita entró y se dirigió al salón, mientras Alba cerraba la puerta y volvía sentarse en su lugar en los sofás en forma de U, la persona que llegó se colocó en medio.
-Hola Javier.- Rompió el hielo Pol.
-Hola a todos, no esperaba tanta gente, venía a hablar contigo Pol, pero da igual si lo hago delante de los demás también. He sido tú amigo desde siempre, creo que te debo una explicación y te mereces saber toda la verdad.
Nadie se atrevió a decir nada, todos lo miraban fijamente. Javier señaló una silla de la mesa del comedor, Pol le hizo una señal con la mano para que hiciera lo que quisiera, agarró una silla y se sentó delante de la mesita de centro, una que había en medio de los sofás.
-Mi padre fue a una de las cenas con sus amigos, la cena de los poderosos, que le he llamado yo siempre, después fueron a tomar una copa a la zona de ocio, como sabéis en esa zona es muy difícil encontrar aparcamiento, así que dejó el coche bastante apartado. Salió tarde y por lo visto bastante bebido, caminó bajo la lluvia un buen trecho, y cuando estaba a punto de entrar en su coche vio por la otra acera a, a, vamos a Lara. No sé qué coño le pasaría por la cabeza, hasta ese momento os puedo asegurar que siempre había vivido de manera ejemplar, era un tío que me crió de manera muy estricta, con unos valores muy marcados de rectitud, no sé, él tampoco me ha sabido decir que pasó para que hiciera lo que hizo, pero la cagó, una única cagada que ha tenido que arrastrar toda su vida, que le dejó marcado para siempre, a partir de ese momento el negocio empezó a ir a menos. Supongo que después se dio cuenta de la animalada que había hecho y me vino a ver, yo hacía un rato que estaba en la cama, llamaron a mi casa como si se les hubiera quedado enganchado el dedo en el timbre, era él muy asustado, me explicó lo que había pasado, lo que había hecho, estaba nervioso y no acertaba ni con las palabras. Intenté calmarlo y que me explicara lo que había pasado, me lo dijo, había abusado de una chica, de, de, de Lara, insistí para que me contara los detalles, según él fue muy rápido, supongo que el viejo tendría eyaculación precoz o algo, me dijo que si la había penetrado había sido muy poco, porque se corrió muy rápido y se apartó para no dejarle nada dentro, que lo había tirado en el suelo y salió corriendo, lo creí porque todavía tenía los pantalones manchados de semen, el viejo no sabía ni por donde se la había metido. Aquella noche llovía bastante, y seguramente borraría todas las pruebas que hubieran podido quedar en el suelo, yo de todas maneras le pregunté donde pasó exactamente, le dije que se fuera a su casa que yo me ocuparía de todo, me llevé de casa una botella de salfumán esparciéndola por toda la zona, estaba seguro que allí no encontrarían ninguna prueba. En ese momento era un joven policía novato, joder que nervios pasé.
-Hablé con Lara cuando vino a poner la denuncia, la convencí para que no declarara que le vio la cara, mi padre podía pagarle mucho dinero, o un sueldo cada mes con el que podría vivir sin trabajar, yo mismo redacté la denuncia como nos convenía. Pensé por tonto y novato que ya estaba todo hecho, entonces llegó el informe del hospital, lo que ponía era simplemente que la habían penetrado levemente por el ano y que no habían encontrado ninguna prueba de semen, bien, de momento todo bien, luego llegó otro informe de la policía científica ¡Joder! Al viejo se le debían de estar cayendo los pelos de los huevos, encontraron tres en la ropa de la víctima, aquello sí que era un problema, tuve que estar atento para falsificar los informes para que no dijeran nada de aquella prueba, claro, los informes no decían nada, pero la prueba existía físicamente en la caja de pruebas del caso, al día siguiente la llevarían a un laboratorio especialista en ADN, bajé con miedo a la sala donde guardaban las pruebas y cogí de la caja la bolsita con los pelos, me acojoné pensando que si me pillaban con ella encima, se me acababa la carrera con la que había soñado toda la vida, ser policía, así que la escondí en otra caja de otro caso, ya cerrado y antiguo, allí nadie miraría.- Se fijó en Lara que no hacía buena cara.
-¿Estás bien Lara?- Le susurraba Abelardo.
-Estoy bien, no pasa nada.- Contestaba ella, Abelardo le hizo un gesto con la cabeza a Javier para que siguiera.
-Con todo eso hecho, y después de que pasara un tiempo sin salir nada nuevo, lo tenía todo controlado, era imposible relacionar lo que pasó con mi padre.
-¿Entonces?- Preguntó Pol.
-Entonces pasaron muchos años, ya casi no me acordaba de aquello, un día por casualidad, al entrar al despacho del comisario, me fijé en un expediente que tenía encima de su mesa, él había salido un momento y le levanté la tapa para mirarlo, me di cuenta que era la investigación que él estaba haciendo a nivel personal del caso de Lara. Me asusté, me asusté mucho porque lo conozco y sé lo paciente y concienzudo que es en el trabajo, el caso no estaba cerrado ni mucho menos, yo pensaba que ya nadie le prestaba atención a un caso tan viejo, me equivocaba, el mismo comisario lo estaba siguiendo, eso lo cambiaba todo. Pensé en coger la prueba y hacerla desaparecer para siempre, pero cuando fui a buscarla la caja ya no estaba, la debieron de trasladar al piso inferior y allí era imposible entrar, lo tienen cerrado con llave la mayoría del tiempo, tampoco me acordaba cual era el caso de la caja donde lo escondí, sería como buscar una aguja en un pajar, aparte de que habían cámaras que me grabarían cometiendo un delito. Fui a ver a mi padre hace unos meses y buscamos una solución, solo había una…