Una pequeña ciudad. (17)

Capítulo XVII

Era un miércoles como cualquier otro, Pol y Alba se habían visto cada día para cenar y alguno habían comido juntos también, lo llevaban mejor, seguramente porque se estaban acostumbrando a la nueva situación, no se insinuaban, intentaban mantener una relación estrictamente de amigos, aunque por las noches, en la casa de Pol, en el sofá muchas veces parecían más una pareja de novios que otra cosa, se estiraban uno al lado del otro o ella le apoyaba la cabeza en el hombro mientras él le pasaba un brazo por la espalda.

A media mañana Pol vio que entraba muy serio Javier Escobar en la oficina, le saludó con la cabeza y se metió en el despacho de su padre, estuvieron hablando un rato, después salieron los dos entrando en su despacho cerrando la puerta detrás de ellos, fuera lo que fuera lo que querían hablar con él no querían que se enterara nadie más.

-Pol, escúchame bien, Javier hoy no ha venido a visitarnos como mi hijo o tú amigo, ha venido como policía.- Pol abrió los ojos, eso no se lo esperaba ¿Qué quería decir con eso de que venía como policía?

-Escúchame, somos amigos de toda la vida, esto es muy desagradable para mí, pero le he pedido hacerlo yo al comisario para que no sea más traumático de lo justo y necesario.

-Me queréis decir que pasa, me estáis poniendo muy nervioso.- Saltaba Pol para saber de qué iba aquello.

-Pol, todas las pruebas y un testigo te identifican como el presunto autor de abusos sexuales de dos chicas.

-¡Venga hombre!, joder, me habíais preocupado de verdad con tanta seriedad…- Pensaba que le hacían una broma, se calló de golpe viendo las caras de Ricardo y Javier, no estaban bromeando, lo decían en serio.

-Vengo a detenerte Pol, no te preocupes, no te pondré las esposas, solo tienes que acompañarme, te leeré los derechos en el coche y disimularemos todo lo posible.

-Espera, espera, esto, esto no puede ser, yo no he hecho nada Javier, te lo juro, debe ser un error.- Intentaba disculparse Pol.

-¿Tienes abogado?- Pol giró la cabeza para mirar a Ricardo que era quien le había hecho la pregunta.

-Para, para esto no, yo…- Se estaba poniendo histérico y no acertaba con las palabras.

-No te preocupes, el mejor de la ciudad es amigo mío, se pondrá en contacto contigo.- Le dijo Ricardo.

-¿Nos vamos Pol?- Le preguntó Javier. Pol intentaba pensar.

-Espera, déjame organizar esto un poco antes.- Descolgó el teléfono hablando con Alba.

-Hola Alba, escúchame, tengo que salir, no sé el tiempo que estaré fuera, cuídate de todo por favor, estás preparada y lo harás muy bien.

-¿Qué pasa Pol, por qué me dices esto?

-No te preocupes, haz  tú trabajo y ya está.- Colgó el teléfono, se puso la americana y miró a Javier.

-¿Cómo lo hacemos?

-Tranquilo, saldremos como siempre lo hemos hecho, nadie tiene porque sospechar nada.

Salieron los dos uno junto al otro, Ricardo se quedó en la puerta de su despacho mirándolos. Alba se dio cuenta que algo no iba bien, se levantó y los siguió hasta la puerta de salida.

-Dime que pasa Pol, por favor.- Insistió Alba, él no sabía cómo mirarla ni que decirle, Javier se dio cuenta que su relación era muy estrecha y se adelantó.

-Dame tú teléfono Alba, te prometo que te llamaré y te diré que pasa, pero ahora haznos un favor y mantén la calma.

Ella se dio cuenta que la situación no era fácil, le dio su número de teléfono a Javier y no se movió mientras ellos desaparecían por la puerta, si no tenía suficiente con la extraña relación que mantenía con la persona de quien estaba enamorada, ahora se preocupaba de vete a saber qué.

Salieron a la calle, Pol se percató de un coche de policía con dos agentes fuera mirándolos.

-No te preocupes, no van a hacer nada, esta mañana le he pedido al comisario hacer yo la detención con toda discreción, ha aceptado con la condición de que me acompañaran dos agentes en un coche. Sube por favor.- Le decía mientras abría la puerta delantera del pasajero de su coche.

Pol entró y se encogió en el asiento, cuando Javier puso el coche en marcha.

-Estoy acojonado Javier ¿Qué me va a pasar?

-Tendrás que estar en un calabozo de la comisaria, ya lo tengo todo preparado para que estés en uno apartado de los demás, para ti solo, sin problemas ni contacto con otros detenidos. Te vendrá a ver tú abogado, bueno, el que te envíe mi padre que seguro que será muy bueno, haz caso de todo lo que te diga él, si eres inocente no pasará nada, habrá sido un mal entendido y en poco tiempo podrás estar en la calle otra vez. Primero tendrá que verte un juez, él decidirá si hay pruebas en contra de ti o no para juzgarte. Ahora legalmente tengo que leerte tus derechos.

Pol escuchó sin fuerzas para comentar o preguntar nada. Llegaron a la comisaría, entraron juntos, Javier en ningún momento le agarró de un brazo ni nada, seguían caminando como dos amigos, entraron en un pasillo que parecía más antiguo que el resto del edificio, al final Javier abrió una celda.

-Entra, es viejo pero está limpio, aquí estarás bien, un poco solo pero bien, te bajaré a ver de vez en cuando. Te habrás dado cuenta que no te hemos fichado ni nada, de momento eres un invitado VIP.

Javier se fue riendo, Pol sonreía con nervios. Se sentó en el camastro y se puso las manos en la cabeza, aquello sí que era una pesadilla y no lo que para él habían sido los problemas de su vida. No pasó demasiado tiempo que apareció Javier con un hombre trajeado, abrió la puerta del calabozo.

-Es tú abogado Pol, me apartaré para que podáis hablar en la intimidad, cuando quiera salir me avisa abogado.

Aquel hombre le indicó a Pol que se sentara, él lo hizo a su lado, le miró fijamente a los ojos antes de hablarle.

-Soy su abogado, supongo que ya sabe que es el privilegio abogado cliente…- Pol movía la cabeza negándolo.- básicamente es que no puedo revelar nada de nuestras conversaciones, todo será confidencial entre nosotros. Ahora tengo que hacerle la pregunta más importante de este caso.- Pol levantó la cabeza mirándole a los ojos. El abogado hacía un silencio tenso.

-¿Cuál es esa pregunta?- Preguntó Pol impaciente.

-¿Usted ha hecho lo que se le acusa, es culpable o es inocente?

-Qué coño voy a hacer yo, esto, esto es una puta locura, claro que no lo he hecho, no, no entiendo que hago aquí hablando con usted…- Levantaba la voz un nervioso Pol.

-Está bien, tranquilo, primero me voy a enterar de que se le acusa exactamente y que tienen en su contra, después volveremos a hablar para diseñar su defensa. Paciencia, puede que tenga que estar algunos días aquí.

El abogado llamó a Javier y se fueron los dos, pasó un rato y apareció de nuevo Javier con Pablo y Abelardo, los llamó para decírselo y quisieron visitarle para animarle, los tres se miraban algo incómodos.

-No he hecho nada chicos, debe ser un mal entendido.

-Yo te creo.- Decía un convencido Abelardo.

-Nosotros te creemos, hemos pasado muchas horas juntos con los niños, tú no eres así.- Confirmaba Pablo intentando animarlo.

Hablaron un rato, le animaron todo lo que pudieron y quedaron que sí se le alargaba la estancia allí irían pasando a visitarlo, cuando se fueron ellos entró Javier.

-Ya ves que intento que estés lo mejor posible, por eso te he puesto aquí, podrás tener las visitas que quieras.

Hablaron un rato, Javier no le podía decir nada que lo pudiera comprometer, Pol lo entendía, era su amigo pero también policía, le estaba agradecido por el trato recibido, si le hubiera detenido otro las cosas hubieran sido más dramáticas, sacarlo del trabajo esposado delante de todo el mundo, meterlo en una celda con delincuentes, no quería ni imaginarse lo que podía haber sido. La mañana pasaba muy lentamente, no corría el reloj. Al medio día apareció muy preocupada Alba con una bolsa con comida, se acercaron y se cogieron de las manos por el medio de los barrotes de la celda.

-Me ha llamado Javier para explicarme lo que pasa, me ha dicho que la comida de aquí es muy mala, que si quería podía traerte algo para comer, aquí lo tienes.- Le decía mientras le pasaba la bolsa, Pol la dejó encima del camastro.

-No tengo hambre Alba, se me ha cerrado el estomago ¿Cómo voy a comer aquí encerrado? no sé qué pasa, te lo juro, esto debe ser un mal entendido seguro.

-Pol, me he estado informando, si te han detenido y te van a llevar delante del juez es por qué tienen pruebas en contra de ti ¿ya tienes abogado?

-Sí, el señor Escobar me lo ha recomendado, dice que es de los mejores que hay.- Alba lo miraba fijamente.

-¿Qué pasa Alba?- Ella se mordía el labio.

-Te lo tengo que preguntar, lo haré solo una vez te lo prometo, pero dime la verdad por favor ¿Has sido tú? ¿Tú les has hecho eso a esas chicas?

-Que no Alba, yo no he hecho nada, no entiendo lo que pasa…

-Está bien, si tú me lo dices yo te creo.- Se volvieron a coger de las manos.

Se oyeron pasos por el pasillo, Alba giró la cabeza para ver quién venía.

-Es un señor con un maletín.

-Debe ser el abogado.- Intentaba adivinar Pol.

En ese momento llegó donde estaban ellos, sí, era el abogado, los miró a los dos.

-Señor Ríos tengo información, necesitaríamos un poco de intimidad.

-Puede hablar tranquilo, ella es de las personas más cercanas a mí.

-Está bien, como quiera.- Hizo un silencio que ha Pol le recordó el que hizo antes de preguntarle si había sido él, algo le decía que no le iba a dar buenas noticias.

-Esto no va a ser fácil, tienen una declaración de una chica hace unas semanas que te describe físicamente a ti, por suerte no  te vio la cara…

-Es imposible que me viera la cara porque yo no he hecho nada…

-Tranquilo, déjame acabar, yo solo te explico cómo están las cosas. Lo peor es que otra chica ha declarado que fuiste tú, que te vio, te reconoció, que estabas muy borracho…

Pol se sentó en el camastro hecho polvo, ya no oía lo que le estaba diciendo el abogado, la cabeza le iba a explotar de tanto pensar, borracho, esa palabra lo dejó fuera de sí, todos sus amigos sabían que cuando se emborrachaba mucho no se acordaba de lo sucedido, le pasaba desde adolescente, desde las primeras borracheras con la pandilla.

-…lo único que he podido hacer de momento es que pasarás a ver al juez este mismo medio día, he acelerado todo lo que he podido el trámite, en cualquier momento Javier te vendrá a buscar para llevarte al juzgado, solo te pido una cosa, no hagas ninguna tontería, tú no tienes que decir nada, hablaré siempre yo por ti, de acuerdo.- Pol se lo confirmaba con la cabeza, no tenía fuerzas ni para hablar.

Alba se había quedado en silencio, no se atrevía a decir nada viendo la reacción de Pol. El abogado se despidió y se fue, ella volvió a mirar a un Pol destrozado, o eso parecía.

-¿Qué pasa Pol?, dime algo.- Él levantó la vista encontrándose con sus ojos, se le empezaron a poner vidriosos y esta vez no era por culpa suya.

-Cuando bebo más de la cuenta, cuando me paso de cubatas, no controlo…- Pensó que no controlar era una manera de decirlo que podía parecer que era culpable.- …es decir, que no me acuerdo al día siguiente lo que ha pasado, esto, esto, esto me hace dudar ¿Y sí sin darme cuenta…?

-Cállate Pol por favor, tú, borracho o no, no serias capaz de hacerle daño a nadie.

Se volvieron a oír pasos, era Javier que venía a buscarlo para llevarlo al juzgado.

-Hola Alba, tengo que llevarlo delante del juez, es la sala número dos, si quieres ir podrás entrar, no tardaremos mucho en llegar.- Le informaba Javier a Alba.

-¿Qué va a pasar Javier?- Le preguntaba una preocupada Alba.

-Tranquilos, lo dejará libre hasta el juicio, ya lo verás.

-¿Y tú cómo lo sabes?- Dijo Pol como si se despertara en ese momento de su letargo.

-Porque lo sé y punto, tendrías que ir saliendo Alba, nos vemos allí.

Javier entró en la sala con Pol al lado, lo sentó en el banquillo de los acusados y él se puso al lado de Alba que estaba justo en la fila de atrás.

-Estoy muy nerviosa ¿Sabes que nunca había estado en un juicio?

-Esto no es un juicio Alba, es una vistilla muy rápida para decidir si se le va a hacer un juicio o no, y si lo dejan en libertad o lo meten en la cárcel.- Alba empezó a llora tapándose los ojos con la mano.

-Tranquila, ya os he dicho que saldrá, os podréis ir juntos, ya lo verás.

En ese momento entró el señor Escobar y se sentó al otro lado de Alba, le agarró una mano consolándola.

-Tranquila, todo irá bien.- Alba pensaba que aquellos dos estaban demasiado tranquilos para lo grave que era la cosa.

Salió una chica, después el juez que se sentó en su silla, la chica leyó la acusación contra Pol.

-Muy bien ¿Cómo se declara el acusado?- Dijo solemnemente el juez.

-Inocente señoría.- Habló el abogado de Pol.

-¿El fiscal tiene algo que decir?

-Compareceremos en la fecha que su señoría establezca para el juicio.

-Muy bien, el acusado tiene que entregar su pasaporte y presentarse dos veces a la semana en el juzgado, queda en libertad provisional con cargos. El juicio será el próximo veintiocho de junio.

Se levantó y se fue por donde había venido, el fiscal recogió su maletín y salió de la sala, el abogado se acercó a Pol y los demás que ya estaban de pie, para Alba y Pol había sido todo tan rápido que no se habían enterado de nada.

-Ya está, se puede marchar señor Ríos, ya lo ha oído verdad, tiene que  entregar su pasaporte y presentarse aquí mismo dos veces a la semana, martes y viernes, venga mañana a entregar el pasaporte y ya le contará como que se ha presentado.- Le aclaraba el abogado.

-¿Ya está?- Preguntaba un sorprendido Pol.

-No, habrá juicio y se le sigue acusando de los hechos, pero de momento puede hacer vida normal.- Javier le dio un toque en el hombro felicitándolo y su padre le dio un abrazo.

-Al juez y al fiscal les estamos invirtiendo sus ahorros, no querrán encerrar al que les está haciendo cada día un poco más ricos.- Les quiñó un ojo a Pol y a Alba saliendo de la sala con su hijo.

-Vamos te llevo a casa.- Decía Alba agarrándolo del brazo.

-Mejor a la oficina.

-Vamos Pol ¿No me dirás que te vas a poner a trabajar ahora con todo lo que ha pasado?

-A buscar el coche mujer, a recogerlo para ir a casa, ven si quieres tú también, me gustaría estar acompañado esta tarde.

Llegaron con los dos coches a la casa de Pol, entraron y se sentaron en el sofá dejándose caer estirando las piernas.

-¿No tienes hambre?- Preguntaba Alba.

-Me he dejado la bolsita de comida que me has traído en la celda, yo no vuelvo a buscarla.- Alba reía sin ganas.

-Yo tampoco he comido, he salido corriendo en cuanto he podido a comprar algo para ti y no he pensado en nada más.

-Muchas gracias por todo Alba.- Le dijo Pol tocándole una mano.

-No me tienes que agradecer nada, pero invitarme a comer algo estaría bien.- Pol se levantó sonriendo, aquella mujer siempre conseguía ponerlo de buen humor.

-¿Qué te apetece? Ven conmigo a la cocina y ayúdame.

Mientras preparaban algo sonó el teléfono de Pol, el señor Escobar le propuso que se cogiera unos días libres, para poder preparar bien su defensa con el abogado, y que estuviera atento a cualquier incidente desde fuera de la oficina, Pol se los aceptó, de esa manera estaría más tranquilo. Comió con Alba y descansaron un rato. Estaba anocheciendo cuando volvió a sonar el teléfono de Pol, lo miró, Belén, se levantó antes de contestar caminando unos metros.

-¿Belén?

-Hola, ¿cómo va todo?

-Bien, como siempre, hace tiempo que no sé nada de ti.- Respondió curioso Pol, pensando que era mucha casualidad que precisamente esa tarde le volviera a llamar.

-Bueno, tuve una conversación con Nuria que no fue muy agradable hace un tiempo, hoy he pensado que porque no salir algún día como hacíamos antes.

Pol pensaba y miró a Alba en la distancia que le sonreía con aquella boquita preciosa, pensó en todo lo que estaba haciendo por él.

-Mejor que no, y perdona si te molestó lo que pasó con Nuria, fue algo inesperado y por sorpresa, creo que ninguno de los dos lo buscaba.- Belén se quedó callada en un silencio incómodo.

-¿Belén?- Preguntó Pol dándose cuenta de que seguramente había metido la pata hasta el fondo.

-Ahora lo entiendo, te follaste a tú ex mujer, que hija de puta, no me dijo nada la cabrona, solo se cabreó conmigo porque le dije que habíamos salido algunos días y habíamos tenido sexo. He intentado hablar con ella y no se ha dignado a cogerme el teléfono…

-Bueno, es igual, ahora ya lo sabes, adiós.

Belén se despidió y volvió con Alba sentándose a su lado.

-¿Todo bien?

-Hoy me crecen los enanos, que día por Dios.

-¿Me lo quieres explicar?

-No te voy a mentir Alba, salí unas cuantas veces con una amiga de Nuria mi ex, la que estaba con ella el día del cumpleaños de Quique…

-Salir ¿Quieres decir…?

-Sí con el paquete completo, cena y sexo. Al día siguiente del cumpleaños quedaron para desayunar Nuria y ella, no sabía que había pasado para que Nuria volviera cabreada, llevándose a Quique antes de la hora. Ahora sé que se enteró que había salido con Belén y se enfadó, se puso celosa, eso querrá decir algo.

-O no.- Le contestó seria Alba viendo que se estaba ilusionando con su ex mujer.

-Ya te lo he dicho Alba, a ti no te quiero mentir, sabes desde el principio que tengo la esperanza de volver con ella y mi hijo, ser una familia de nuevo.

-¿No crees que si ella quisiera ya estaríais juntos, por qué no lo hace?

-No lo sé Alba, yo tampoco lo entiendo.

Alba le miró los ojos, sospechaba una cosa y tenía que saberlo.

-Dime una cosa ¿Has tenido relaciones con Nuria?

-Sí claro, estuvimos casados.

-No me refiero a eso coño, quiero decir después.- Se empezaba a enfadar Alba.

-Después, después…, cuando exactamente.

-Últimamente hombre, estando ella ya con su pareja actual.

El silencio de Pol le dejó muy claro que así era, en algún momento habían tenido tiempo de follar y por eso él todavía estaba ilusionado. Pero estaba claro que algo pasaba ¿Por qué no habían vuelto con ella? ¿Por la pareja de la ex? Por lo que pudo ver en el cumpleaños de Quique no se les veía tan unidos ¿Entonces?

Pol sabía que a Alba no le había sentado nada bien que se lo dijera, estaba pensativa y seria pero no parecía muy enfadada.

-¿Una copita?- Preguntó cauteloso Pol.

-Dale.

En los siguiente días Pol tuvo muchas reuniones con el abogado, la identidad de las chicas que lo denunciaban estaban bajo secreto de sumario decretado por el juez, una cosa sí sabía el abogado, por donde iría la estrategia de la fiscalía, querrían demostrar que cuando Pol bebía no sabía lo que hacía, por eso seguramente estaban citados para declarar algunos amigos de aquel entonces, gente con la que dejó de tener contacto hacía muchos años. Pol podía contar con el testimonio de los amigos actuales, menos el de Javier, que si declaraba tendría que hacerlo como policía y él mismo prefería quedarse al margen.

Pasaron los días, tuvo a Quique cuando le tocó los fines de semana, Nuria le notó más serio de lo normal, le preguntó pero él no le quiso decir lo que pasaba, creía que si todo iba bien saldría absuelto y nadie se enteraría. El día del juicio era un lunes, la semana anterior se intensificaron las reuniones con el abogado, él siguió trabajando las horas que pudo y cenó cada día con Alba que intentaba darle ánimos y que no se obsesionara con el juicio, aunque sabía que la preocupación no se la podía quitar.