Una pequeña ciudad. (16)

Capítulo XVI

El lunes trabajaron toda la jornada, antes de despedirse Alba le dijo que pasaría aquella noche a verle, él le propuso cenar juntos. Alba no se atrevió a ponerse el vestido exageradamente sexi que se puso la otra vez, pero sí una camisa bonita con una minifalda que le sentaba muy bien, ya se lo había enseñado todo, que le viera las braguitas en algún momento debido a la minifalda tan corta no tenía demasiada importancia pensó Alba con una sonrisilla.

Cuando Pol le abrió la puerta no pudo disimular mirarla con detenimiento, ella se dio cuenta.

-¿Ya me estás repasando? ¿Voy bien?

-Vas guapísima como siempre, pasa.

Entraron al salón, Alba se quitó la chaqueta colgándola.

-He puesto carne en el horno y todavía le queda un buen rato, creo que no he calculado muy bien.

-Es igual, esperaremos.

-¿Con una cerveza?

-Vale.

Se sentaron en el sofá con una cerveza cada uno.

-¿Estás mejor?- Preguntaba Alba.

-No hay como un buen día de trabajo para olvidar penas.

-Ya, yo cuando estoy así solo tengo que llamar a mi amiga Mélani, me alegra el día en un momento.

-No me extraña, que mujer.- Le daba la razón Pol.

-El otro día me dijo que yo era como un borreguito, que todos hacían conmigo lo que querían y yo lo aceptaba.

Pol la miró pensando, le acababa de lanzar un dardo.

-Eso no es verdad, tú eres una mujer con mucho carácter, te recuerdo que eres la responsable en el trabajo de un numeroso grupo de personas y lo llevas muy b…

-No se refería a eso.- Le cortó Alba.

-Ya lo sé, mira Alba, supongo que en algún momento teníamos que hablar de lo que pasó, como no me atrevía a decirte nada esperaba alguna señal tuya.

-Así que ya has pillado la señal, has tardado un poco pero más vale tarde que nunca.- Decía riendo Alba.

-No sé qué decirte…

-Dime que por lo menos te gustó.

-Claro que me gustó.- Paró de hablar mirándole a los ojos.- ¿Cómo no me va a gustar?, eres una mujer preciosa…

Alba se tiró a comerle los labios, él le respondió.

-Llévame a tú cama ya.- Ordenó Alba.

Pol se levantó y le extendió la mano que ella agarró contenta levantándose de inmediato, subieron a la habitación, Alba se arrodilló y le empezó a desabrochar el pantalón, él se quitaba a la vez las zapatillas y calcetines, le sacó la polla y se la metió en la boca mientras le bajaba los pantalones y los boxes, Pol se lo acabó de quitar moviendo las piernas, Alba ya se la había agarrado y se la chupaba con unas ganas y un interés que a él le temblaban las piernas, le estaba dando un gustazo tremendo, se la metía entera hasta la garganta aguantando alguna arcada, le acariciaba con la otra mano los huevos apretándoselos en la justa medida, Pol la miraba desde arriba gimiendo, cerrando los ojos de placer y volviéndolos a abrir para no perderse detalle de las maniobras de Alba en la polla con su preciosa boca. Cuando jugó con ella todo lo que quiso, y ya tenía a Pol con la cara desencajada de gusto, levantó la mirada para verle los ojos. Él agarrándola por las axilas la tiró encima de la cama boca arriba, se arrodilló en el suelo, le metió las manos por debajo de la faldita y de un tirón le bajó y quitó las bragas, le abrió las piernas, le besó y lamió entre los muslo subiendo lentamente hasta el coño, dándole pequeños lametazos desde abajo hasta arriba, Alba se agarró con fuerza a las sabanas y gimió, cerrando los ojos para disimular que se le ponían en blanco. Pol se ponía ciego, pasando la lengua y chupando mientras le desabrochaba los botones de la falda para quitársela, le apretaba los labios vaginales con la boca lamiendo y succionando, ella gritaba, finalmente le puso la boca encima del clítoris y succionó profundamente, Alba levantó las caderas del placer temblándole las piernas, lo que aprovechó Pol para meterle dos dedos en el coño frotándole el punto G, Alba parecía que se moría de gusto. Pol apoyó una rodilla en la cama para ponerse en medio de sus piernas, ella le agarró la polla dirigiéndosela con prisas al agujero de la vagina, la cara de lujuria de los dos lo decía todo, en cuanto Pol notó que la puntita le entraba mínimamente se la metió de un empujón tremendo, Alba gritó agarrándose con fuerza en su espalda, él movió su cintura de arriba abajo dándole tres o cuatro buenos golpes en el coño al penetrarla y Alba se corrió, se le pusieron los ojos en blanco, las manos le estiraban de la piel de la espalda de Pol con los puños cerrados, el cuerpo le temblaba y le salieron del coño varios chorros a propulsión sorprendiendo nuevamente a Pol.

Él se quedó quieto dentro de ella, dándole un respiro para que se recuperara, ella le pasaba un brazo por el cuello acariciándole la nuca y la parte trasera de la cabeza, abrió los ojos lentamente, pensaba satisfecha por el orgasmo y contenta por estar con él, como podía sentir tanto por ese hombre, como se podía correr con unas cuantas penetradas duras y rápidas, cuando antes siempre le había costado bastante llegar a un orgasmo, no encontraba explicación, ni pensó más al ver que Pol la estaba girando poniéndola a cuatro patas encima de la cama, ella sonrió y levantó el culo, para ofrecérselo con el coño preparado para que él hiciera lo que quisiera, sabía que se iba a volver a correr. Pol se puso de pie fuera de la cama, estiró de sus caderas para colocarla en el borde, le abrió las rodillas para que el coño le quedara a la altura deseada y sin más miramientos se agarró la polla, la apuntó y le pegó un tremendo pollazo que salió un alarido de la boca de Alba de gusto, el ritmo de la follada era infernal, le daba unos golpes tremendos en el culo con el pubis cada vez que se la clavaba en el fondo de la vagina, los gritos de Alba con la carita enganchada en las sabanas abriendo sensualmente la boca volvían loco a Pol, le miraba la cara y como la penetraba, como su polla desaparecía dentro de la vagina mojándola cada vez más, dilatándola cada vez más, le separaba las nalgas para verlo mejor abriéndole el agujerito del culo. Que culo el de Alba, lo tenía loco perdido desde el primer día que se lo vio debajo del pantalón. Se mojó un dedo con saliva y se lo metió un poco sin bajar el ritmo de la follada, Alba pegó tres gritos muy fuertes poniendo los ojos de nuevo en blanco, se agarró otra vez con fuerza a la cama, que era lo que tenía más a mano, y el coño derramó la eyaculación encima de las sabanas mojándolas, las piernas le temblaban y Pol fue bajando el ritmo, viendo que ella estaba a punto de perder el sentido o desmayarse, él tampoco pensaba con mucha claridad en ese momento, estaba totalmente metido en medio de aquella bacanal para los sentidos y el placer.

Alba se recuperó rápido, sabía que no se había acabado y aquella noche tenía que ser épica, tal como estaba a cuatro patas llevó una mano para atrás mojada en saliva, se la pasó por el culo lubricándolo, le agarró la polla a Pol y se la acercó al agujerito, él se sorprendió, eso no se lo esperaba. Con mucho cuidado fue siguiendo las indicaciones de Alba, cuando le atraía con una mano que le apoyaba en la cadera, él hacía fuerza para metérsela, al empujarla la separaba, probaron varias veces haciendo que el agujero se fuera dilatando, empujó un poco más y se fue metiendo lentamente el capullo a la vez que Alba suspiraba, la mano de la cadera lo paró, ella movió la cintura un poco en círculos y lentamente fue tirando para atrás metiéndose la polla en el culo hasta el fondo, ahí se quedó quieta, a Pol se le caían los ojos de ver como la tenía ensartada por semejante sitio. La sacó un poquito y la volvió a meter, Alba gimió levemente, fue sacando y metiendo cada vez más polla, hasta poder follar a buen ritmo, Alba gemía y resoplaba, no lo estaba pasando muy bien pero lo hacía por él, haría cualquier cosa por él, Pol lo sabía y lo valoraba mucho, pero la calentura que llevaba encima, lo ardiente que lo había puesto Alba al dejarse encular, lo estaba matando, sentir como la polla entraba en sus entrañas estrecha y apretada lo volvía loco, empezó a gritar de gusto, Alba se sacó la polla del culo, se giró rápidamente arrodillándose delante de él, y con unos cuantos movimientos de la mano haciéndole una buena paja lo tenía a punto, le puso la cara con la boca abierta delante de la polla, estaba claro que es lo que él quería, Pol perdió la cabeza y el cuerpo entero por el gusto que le subía corriéndose a grito pelado, el primer disparo de semen le fue a parar a Alba en la frente, con un reguerito blanco que le pasaba por el medio de los ojos acabando en la nariz, el segundo justo debajo de la nariz tocando el labio superior, los demás Alba pudo apuntar mejor y le cayeron dentro de la boca sin dejar de pajearlo, hasta que a Pol le salió la última gotita y aflojó los gritos y gemidos.

Pol se dejó caer en la cama a peso muerto, Alba se limpió la cara en el cuarto de baño y se puso a su lado pasándole un brazo por la barriga.

-Cariño ha sido maravilloso, me haces sentir tanto, tanto…- Decía Alba lo primero que estaba pensando en esos momentos, emocionada y contenta.

Pol se levantó de golpe, al oír las palabras de Alba se trastornó, la cabeza se le giró sin saber qué hacer, pensó en una situación que se le estaba escapando de control.

-Alba por favor no me digas eso, esto, esto no puede ser, yo, yo no sé qué pensar, estoy liado.

A ella se le había borrado de la cara la emoción y la alegría, no entendía que le estaba diciendo.

-Cariño ¿Qué te pasa? ¿No estás bien? ¿He hecho algo mal?

-No, no, soy yo, pero esto no se puede repetir, será mejor que no nos veamos por las noches.

Al oírlo a Alba se le rompió el corazón, ella pensaba que después de semejante polvo todo estaba aclarado, había dado por sentado que los dos sentían lo mismo, se había equivocado. Las lágrimas aparecieron cayéndole por las mejillas sin dejar de mirarle a los ojos a Pol, él al verlo cerró los ojos, hasta llorando estaba preciosa, no podía soportarlo, él nunca quiso hacerle daño, por su culpa, por su cabezonería de querer volver con su ex mujer, de volver a tener una familia, había llegado a esa situación, a hacerle daño a una persona que apreciaba y quería mucho, pero como amiga, no como pareja. Alba estaba totalmente enamorada de él, se lo acababa de confesar, bajó la cabeza muy triste para no verle la carita.

-Será mejor que no nos veamos Alba…

-No, no, por favor Pol, necesito verte, estar contigo, no me pidas eso, no te volveré a pedir que nos acostemos, pero déjame verte, aunque solo sea un ratito.

Pol la vio tan desesperada, tan dolida, que no pudo negarle lo que le pedía, se estiró en la cama y cerró los ojos. Ella se levantó, se puso las bragas, se vistió y salió de la casa llorando. A él le vino un olor a la nariz, se le había quemado lo que tenía en el horno.

Mélani se había quedado traspuesta mirando la tele en pijama, era tarde, apagó la televisión, se levantó y caminó hasta la habitación metiéndose en la cama, se tapó y estaba a punto de caer en los brazos de Morfeo cuando sonó el timbre de la puerta de su casa. La abrió y se despertó de golpe mirando la pinta de hecha polvo que hacía su mejor amiga Alba, esta entró y se le abrazó llorando.

-No sabía qué hacer ni dónde ir, no podía meterme así en mi casa.- Balbuceaba llorando Alba en el hombro de su amiga.

-¿Qué te ha pasado Alba?, me estás asustando, ¿y ese olor que haces?

-¿Olor?- Preguntó extrañada Alba dejando de llorar. Mélani la olisqueaba como un sabueso.

-Hueles a sexo tía, pero mucho, ¿qué has hecho zorrilla?

Le decía mientras la agarraba de una mano llevándola a su habitación.

-He estado con Pol.- Dijo Alba triste.

-¡Joder!, pues menudo polvo habéis pegado.

Le había quitado la chaqueta, le desabrochó la camisa, le quitó el sujetador, la falda, las bragas y los zapatos, la volvió a agarrarla de la mano y la acompañó hasta la ducha.

-Anda date una ducha y quítate ese olor que me estás poniendo cachonda, madre mía la que debéis haber liado.

Alba se duchó tranquilizándose, cuando salió de nuevo a la habitación Mélani la ayudó a vestirse, se lo puso todo menos las bragas.

-Las braguitas mejor te las guardas en un bolsillo, hay que ver como las has dejado, te dejaría unas pero voy muy justa, así que mejor no te pongas y que se te ventile un poco el chumino.

-¿Ya empiezas?

-No, es broma, va, dime qué te pasa.

Alba se sentó en el sofá y Mélani preparó dos vasitos con coñac.

-Tómate esto, es lo que hago yo para pasarme los sustos.

-Me ha dicho que no quería verme más.

-¡No me jodas! ¿Pero este hombre es tonto o que le pasa?

-No sé, yo creo que tiene un lio con su ex.

-¿Qué está liado con su ex mujer y folla contigo?

-No sé si está liado con su ex mujer, que tiene un lio en la cabeza quiero decir.

-¡Ah vale! ¿Y qué lio tiene?, porque hay que ser muy tonto la polla para no querer estar contigo.

-He ido a su casa para cenar, me ha dicho que la cena la tenía en el horno y le quedaba un rato para estar lista, lo he besado y bueno, pues eso, se ha liado la de San Quintín…

-Seguro que sí, porque traías un olorcito que tela.- Alba pensaba si decírselo a su amiga o no, decidió que sí.

-Me la ha metido hasta por el culo.

-¡Hostia puta! ¿Le has entregado el culo? te lo ha desvirgado y no lo ha apreciado el gilipollas.

-Es que él no lo sabía, no le he dicho nada, él antes de que me corriera la segunda vez me ha metido un dedo y me ha gustado, he pensado que se moría de ganas por follarme por ahí y yo misma me la he metido…

-¡Joder tía! ¿Y cómo es? ¿Qué se siente?

-Bueno, no está mal, sobre todo por verle a él como perdía la cabeza.

-No lo entiendo ¿Entonces qué es lo que ha ido mal?

-Ya te lo he dicho, una vez me confesó que seguía enamorado de su mujer, supongo que debe ser eso, si está enamorado de ella y pega conmigo los polvos que pegamos, se debe estar haciendo un lio.

-Sigo sin entenderlo, en fin ¿y al final como habéis quedado?

-Le he pedido, bueno, mejor dicho, le he suplicado que me dejara verle, aunque fuera sin sexo, solo vernos y hablar. Supongo que le he dado pena y me ha dicho que sí, sigo siendo un borreguito Mélani.

-Sigues siendo un trozo de pan bendito, eres demasiada buena persona. A veces sacas el mal genio, pero en el amor no estás acostumbrada, en fin.

Las dos se miraban en silencio mientras se acababan el coñac de un trago.

-¿Puedo quedarme a dormir contigo?, me iré mañana temprano, no quiero dormir sola esta noche.

-Vamos a dormir anda, un pijama si puedo dejarte.

-Son muy feos tus pijamas.

-No los critiques que te hecho a la puta calle.

Se metieron en la habitación medio riendo, Alba se durmió agarrada a una mano de su amiga.

Al día siguiente Pol llegó muy temprano a la oficina, se hartó de dar vueltas durante la noche en la cama sin poder dormir, hasta que se levantó y se fue a trabajar. Vio entrar a Alba, pensó que tampoco debió de pasar buena noche, la carita que hacía intentando disimularla con algo de maquillaje la delataba, se miraron levemente y cada uno siguió con lo suyo. Al medio día Alba se fue a comer con sus compañeras Pepi y Luisa, Pol vio como se iban, ella escogió un lugar para almorzar desde donde se podía ver la puerta del edificio, no vio salir a Pol, sabía que ese día no había comido cuando volvió a la oficina. Lo vio en su oficina igual que lo había dejado, mirando su ordenador y tomando notas, se acercó a la puerta, él levantó la vista poniéndose bien en la silla al verla.

-No has comido hoy.

-No tengo hambre, ¿si te lo hubiera pedido habrías venido a comer conmigo?

-No podía, habría llorado teniéndote delante y no quería dar el espectáculo aquí esta tarde.

Pol no dijo nada, miró un momento la pantalla del ordenador y levantó los ojos vidriosos para mirarla a ella. Al encontrarse las miradas a ella también se les humedecieron.

-¿Vendrás a cenar conmigo por favor?- Preguntó Pol preocupado, intentando disimular que estaba a punto de llorar.

-Vale, en tú casa no me importará llorar si lo necesito.

-No traigas nada, tengo cosas para hacer.

-Mientras no la quemes como ayer.

-Eso ha sido un golpe bajo que no me esperaba.

-Te lo mereces.

Se sonrieron sin muchas ganas dándose a entender que les gustaba la idea.

Alba llamaba a la puerta de Pol por la noche, le pareció ver en la casa de la vecina una cortina corrida, al mirar, la cortina se cerró al momento, abrió la puerta Pol serio y ella entró dejando la chaqueta colgada en la entradita.

-Me estaba preparando un whisky, ¿quieres o prefieres controlarte?

-Perdona, ¿me estás diciendo que no controlo la bebida y por eso pasó lo que pasó?

-Perdóname tú a mí por favor, no he estado acertado en el comentario.

Le preparó la copa y se sentaron en el sofá sin saber que decirse, se miraron a los ojos, se les empezaron a humedecer, Alba se tumbó un poco y le puso la cabeza en el hombro, él le pasó el brazo por la espalda. Pol sentía tanta pena por Alba que tenía ganas de llorar, la había visto todo el día en el trabajo tan apenada, tan seria que se le caía el alma al suelo de verla, pensaba que ella podía estar con el hombre que quisiera y no tenía muy claro porque lo prefería a él. A ella sí que se le escapaba alguna lágrima, sabía por los compañeros que trabajaron de noche que Pol había llegado antes de las seis y media de la madrugada, lo estuvo mirando disimuladamente durante la mañana y lo vio muy triste y preocupado, había perdido el apetito y no comió, sabía a ciencia cierta por culpa de qué, por culpa de ella, porque se preocupaba por ella, nunca se había enamorado tanto de un hombre y tuvo que ser de aquel que solo la quería ver como una amiga, era consciente de sus problemas familiares, pero no podía renunciar a él. Cenaron, hablaron del trabajo para no entrar en temas espinosos, se despidieron con un abrazo y una  mirada llorosa, ella sintió el contacto del abrazo con un suspiro, a él se le escaparon unas lágrimas viendo como el coche de Alba se alejaba.

Lara y Abelardo estaban en la cama, uno al lado del otro boca arriba, hacía un rato él estaba encima de ella metiéndole y sacándole la polla del coño, hizo que se corriera tres veces antes de llenárselo de leche. Lara había ido al ginecólogo para que le recomendara algún tipo de  anticonceptivo y no quedarse embarazada, las últimas veces que lo hicieron Abelardo se había podido correr sin protección, los dos descubrieron nuevas sensaciones al hacerlo a pelo.

-El comisario hacía bastante tiempo que no venía por el bar, últimamente ha venido varios días, creo que debe estar a punto de pasar algo, me ha dicho que estaba avanzando en la investigación.

-Mejor ¿No cariño?, a ver si descubren de una vez al hijo de puta que te hizo…- Abelardo se calló por precaución, no quería recordarle cosas dolorosas.

-No sé si será mejor o no.

-A mí me gustaría verlo entre rejas.

-Ya veremos.

El fin de semana fueron a la cabaña, Abelardo veía a Lara diferente, no estaba tan contenta como siempre que pasaban el fin de semana allí. Lara fumaba distraída sentada en la mecedora en el porche, intentando relajarse, a la vista de Abelardo era evidente que no lo conseguía. Salió sentándose a su lado, se encendió uno de sus puros y le agarró una mano.

-¿Qué te preocupa Lara? no lo sé y no me gusta verte así.- Ella le miró a los ojos y respiró profundamente.

-Me vino a ver el comisario hace dos días, me dijo que había vuelto a ocurrir, después de tantos años el que me atacó lo ha vuelto a hacer, por lo visto a una pobre chica que estaba de paso.

-¿Seguro que es la misma persona? ¿No podía haber sido otro haciendo lo mismo?

-Parece ser que no, algunos detalles que no sabía nadie se han vuelto a repetir, estoy nerviosa por eso.

Abelardo la abrazó, ella apoyó la cabeza en su pecho y cerró los ojos apretando los labios.