Una pequeña ciudad. (11)

Capítulo XI

Un viernes, comían como casi cada día Pol y Alba hablando del trabajo resumiendo como había ido la semana.

-¿Qué harás este fin de semana?- Preguntaba Alba.

-Nada, no sé, no me toca ver a Quique, no sé qué haré, supongo que el domingo me invitaran mis padres a comer como siempre, estará mi hermana y tendremos nuestro momento de reunión familiar. ¿Y tú?

-Estaba pensando en comprar algunas cosas para picar y preguntarte si mañana quieres que cenemos juntos.

-Me parece fantástico Alba, ya está bien de vernos solo por trabajo, yo pongo el vino y las copas que se tercien después.- Alba sonreía por que le había aceptado la idea.

Al día siguiente, sábado, Alba aparcaba en la puerta del garaje de la casa de Pol, como hacía siempre que iba a su casa, salió del coche con cuidado mirando al jardín de la vecina, no quería encontrarse con ella, caminaba con precaución acercándose a la puerta de la casa, de pronto.

-Hola guapa.- La voz de Lily sonó desde su jardín. Alba frunció el ceño, que mal le caía aquella mujer.

-Buenas noches, adiós.- Intentó escaparse Alba.

-Espera, espera, tengo algo que decirte.

-No me interesa Lily, de verdad.

-Sí, sí, te interesa y mucho.- Alba cerró los ojos resignada y se acercó a la separación de las dos casas.

-Mira que te lo dije…

-¿El qué me dijiste Lily?

-Que si no te espabilabas te lo iban a quitar, pues ya lo han hecho, se ha visto con una mujer varios días, y por la carita de bien follada que hacía cuando se iba mal no se lo habían pasado…

-Ya está bien, él es libre de hacer lo que quiera y a mí no me importa lo que haga.- Acabó la conversación Alba dándole la espalda, al girarse la cara le cambió, la acababan de poner de muy mal humor, de mala leche, de muy mala leche.

Antes de llamar al timbre se miró. -Cómo coño se te ha ocurrido vestirte hoy así, con unos tejanos holgados y un jersey ancho, no marcas una puta curva, idiota, no te va a mirar ni las tetas que siempre te mira, estás gilipollada, pero que muy gilipollada. Pensaba Alba mientras llamaba poniéndose de peor humor del que ya tenía. Abrió la puerta Pol con una enorme sonrisa.

-Buenas noches Alba, ¿cómo…?

-Hola.- Le respondió muy fría y muy enfadada mientras pasaba junto a él como un rayo metiéndose en la casa, dejando las bolsas que llevaba encima de la mesa del comedor, a Pol le cambió la cara de golpe, no entendía nada, fue detrás de ella.

-¿Estás bien?- Le preguntaba preocupado.

-¿Qué pasa, no me ves bien?

-Sí, bueno, no sé…

-Pues no pienses tanto, estoy perfectamente.

-Vale, vale.- Decía Pol levantando las manos en señal de paz.

-Y no me des la razón como a los tontos o los locos.

-Que no lo hago mujer, simplemente te veo de mal humor y no sé por qué, eso es todo.

-No estoy de mal humor, estoy muy bien.- Levantaba la voz Alba, Pol la miró en silencio, ella le miró los ojos, se dio cuenta que estaba haciendo el ridículo comportándose así, bajó la cabeza cerrando los ojos. Los volvió a abrir mirándolo de nuevo.

-Lo siento Pol, tú me recibías contento y yo te he montado un número, estoy un poco nerviosa por otras cosas, voy a salir al porche a tomar un poco el aire y se me pasará.

Pol asintió con la cabeza y cogió las bolsas que había traído Alba metiéndolas en la cocina. Ella salió fuera, se sentó pensando que la noche no había empezado como a ella le hubiera gustado precisamente.

-¿Todo bien?- Preguntaba Lily sacando la cabeza por encima de la verja.

Se levantó como si le hubieran dado una descarga eléctrica en el culo, se acercó a la vecina apuntándole  con el dedo.

-Cállate la puta boca, métete en tú casa o te reviento la cabeza, me oyes, te la reviento, no me vuelvas a dirigir la palabra cacho zorra.- Lily se fue moviendo hasta meterse en su casa con la mirada de odio de Alba fija en ella.

En ese momento salía Pol con dos cervezas, Alba lo miró y le sonrió, como iba a enfadarse con él, no se había atrevido a provocarlo lo más mínimo, se trataban como buenos amigos aunque a él se le escapara a veces la mirada a sus tetas, tampoco era al único que le pasaba. Se sentaron los dos dándole un buen  trago a la cerveza.

-Perdóname Pol, me ha llamado mi madre justo antes de venir y me ha puesto de mala leche.- Le estaba mintiendo y eso le dolía, pensó que algún día le diría la verdad sobre esa noche.

-No te preocupes, todos tenemos nuestras cosas, ¿estás bien?

-Sí, ya estoy bien, cuando estoy contigo todo parece más sencillo.

-No sé, cuando empezaste a invertir por las noches estabas un poquito cagadita.

-¿Pero qué dices, cuantas veces te llamé para que me solucionaras algo?

-Unas cuantas nena, antes de empezar te ponías como una moto.

-Te llamaba porque me calmabas y me dabas confianza.

-No es verdad, siempre lo has hecho muy bien sola, solo quería tomarte un poco el pelo.- Le confesaba Pol.

Chocaron las botellas de cerveza y volvieron a beber, hablaron, rieron, cenaron y después tomando una copa.

-Explícame alguna cosa de ti.- Le pedía Alba, quería descubrir si lo de la mujer que le había dicho Lily era importante o no.

-Si no paramos de hablar, te he explicado muchas.

-Me refiero a algo más íntimo, siempre me ha parecido que hay cosas que te las guardas para ti solo.

Pol cambió la cara, se puso serio, ella se dio cuenta.

-¿Quieres que te cuente algo que no le he dicho nunca a nadie?

-No sé, yo me refería a algo…

-Sigo perdidamente enamorado de mi ex mujer.- A Alba se le abrió la boca de la sorpresa, ya no tenía importancia si había estado con una chica o no, eso lo hacía más complicado, entendió porque nunca le propuso nada, el por qué de su falta de interés.

-Pero ella tiene pareja.

-Sí, lo sé, tendría que haber intentado olvidarla, tal vez rehacer mi vida con otra mujer, pero no puedo, la tengo siempre presente.

-Por eso no te importa trabajar tantas horas, ahora lo entiendo.

-Bueno, ya está bien de penas, sigamos bebiendo que la noche es joven.- Pol no quería seguir con aquella conversación.

Levantaron las copas y volvieron a brindar de nuevo. Alba intentó disimular, aquella confesión no se la esperaba, tal vez habría podido competir por él con otra mujer, pero contra un sentimiento tan profundo como se le veía cuando hablaba de su ex, como podía luchar contra eso.

-Una cosa Alba…

-Dime.

-La semana que viene celebramos aquí en el jardín el cumpleaños de Quique, me gustaría que vinieras.

-¿Quieres decir?, no conoceré a nadie.

-Vienen mis amigos y tú eres mi mejor amiga, quiero que vengas, ya conoces a Javier y Abelardo.

-Solo de vista, ni he cruzado una palabra con ellos.

-¿Eres mi amiga o no?

-Claro que sí, sino que hago hoy aquí.- Porque de follar no follamos ni pa tras, pensaba Alba.

-Me haría mucha ilusión que vinieras.

-Bueno, pues lo haré, estás cosas se hacen por los amigos ¿no?

Otro brindis para confirmarlo, todavía brindaron unas cuantas veces más antes que Alba se fuera a su casa.

Llegó el siguiente viernes, Nuria había llamado a Pol para decirle que sus padres llegarían el viernes y se marcharían después de la fiesta, él se ocupó de ir a esperarlos al hotel que les había reservado. Cuando llegaron él mismo les entregó la tarjeta de la habitación que ya había pagado, el botones les subió las maletas y ellos fueron a tomar un café. Mientras caminaban en dirección a la cafetería la ex suegra se agarraba a su brazo derecho, el ex suegro caminaba a su izquierda.

-Muchas gracias por invitarnos al hotel, nos hubiéramos conformado con otro de menos nivel.- Le decía la suegra.

-No es nada señora, es lo que se merecen.

-Bonito hay que reconocer que lo es mucho.- Apuntaba el suegro.

-Que amable eres hijo, que diferencia con el otro…- Seguía hablando la suegra.

-Por favor no sigas por ahí.- Le afeaba a su mujer el suegro.

Llegaron a la cafetería, pidieron unos cafés y se sentaron en una mesa.

-¿Cómo estás Pol?- Insistía la suegra.

-Bueno, muy bien en el trabajo.

-¿En tú vida privada no estás bien?- Preguntaba el suegro.

-No todo lo que me gustaría.

La suegra miraba a su marido con complicidad, como si ya lo hubieran hablado entre ellos. El marido le hizo un gesto con la cabeza dándole vía libre.

-Nosotros tampoco lo entendemos Pol, ni sus amigas de siempre, nadie que la conocía y os conocieron juntos lo entiende, ese, ese, ¿cómo se llama?, eso, Ernesto, no entiendo que le ve, porque nadie le ve la gracia a ese hombre, que sieso es, siempre triste, nunca sonríe. Tú le das mil vueltas en todo coño, nos has sonreído más y has sido más amable tú desde que hemos llegado hace cinco minutos que ese sieso en años, además eres mucho más guapo.

-Tranquila cariño.- Le decía su marido cogiéndole la mano.

-¿Es verdad o no?- Le preguntaba a su marido la suegra encabronada.

-Es verdad.- Sentenciaba el suegro.

-Es su vida y hay que respetarla.- Dijo Pol.

Llegó el camarero con los cafés, se miraron los tres en silencio, ya estaba todo dicho.

El sábado por la mañana llegaron Nuria, Ernesto y Quique, Pol les enseñó la habitación donde dormirían Nuria y Ernesto, Ernesto se quedó dentro mientras Quique le enseñaba a su madre su habitación, Pol se fue al salón para dejar que se instalaran, casi detrás de él bajó su hijo con su madre, el niño salió al jardín a ver como estaba decorado, Pol había puesto unas cintas que atravesaban el jardín de lado a lado dándole un toque más festivo, el catering que contrató ya habían colocado algunas mesas alrededor para más tarde colocar comida y bebida, repartidas habían varias sillas por si la gente quería sentarse. En el interior Nuria miraba el salón, se paraba en cada una de las fotos que veía donde salía ella, siempre con Quique al lado.

-¿Es necesario que tengas tantas fotos mías?

-Díselo a tú hijo, a él le gusta verte cuando no está contigo.- Ese argumentó desarmó a Nuria.

-Es bonita la casa.

-Se está muy bien y muy tranquilo.

Nuria seguía paseando lentamente por el salón.

-¿Cómo te va la vida Pol?

-Muy bien, disfrutando mucho del trabajo y como te decía viviendo tranquilo.

-¿Sales con los amigos de siempre, Pablo y la pandilla?

-Sí, tenemos establecido un día a la semana, nos vemos Pablo, Javier y Abelardo. Por cierto, últimamente a veces viene una amiga tuya, Belén.

-¡Ah sí!, Belén, trabajábamos juntas, ya me dijo que vendría de responsable de enfermería al hospital de aquí, ¿qué casualidad que os conozcáis?- Pol la miró de reojo.

-Sí, mucha casualidad. Esta tarde la verás, también está invitada.

-¿Vendrá Belén?- Se le escapó a una sorprendida Nuria.

-Si invité a mis amigos no le iba a decir a ella que no.

Alguien bajaba las escaleras, se giraron, era Ernesto que lo hacía sin demasiado entusiasmo.

-Bueno, me voy a despedir de Quique, hemos quedado con mis padres para comer, a las cuatro estaremos aquí.- Dijo Nuria mientras caminaba saliendo del salón al jardín.

Pol también había quedado para comer con sus padres, su hermana y Quique. A las cuatro más o menos se encontraron las dos familias en la casa de Pol, llegaron los del catering que fueron colocando la comida y bebida por las mesas, los primeros en llegar porque ya lo habían hablado con Pol fueron Pablo, su mujer y sus dos hijos que eran más o menos de la edad de Quique, así el niño no estaría solo en una fiesta de mayores, los chavales congeniaron rápido y salieron al jardín a jugar. A partir de las cuatro y media fueron llegando invitados, Pol había impreso un cartelito para colgarlo en la puerta exterior indicando que los invitados pasaran por un lateral de la casa para llegar al jardín, allí esperando y hablando entre ellos estaban los padres de Nuria, los de Pol, Laura la hermana y Pablo con la familia, junto a Nuria, Ernesto, que no se le veía muy contento, por supuesto Pol, y una que no había invitado nadie pero no se perdía detalle, Lily disimulaba como si estuviera cuidando plantitas sacando la cabeza por encima de la valla.

Llegaron Javier, Abelardo y Belén. Nuria salió corriendo abrazando a Belén, Pol se dirigía a saludarlos cuando se le enganchó del brazo su hermana caminando con él.

-¿Quién es esa mujer que viene con tus colegas de toda la vida?- Interrogaba Laura a su hermano.

-Una amiga, hemos salido algunos días…

-¿Habéis salido?, que calladito te lo tenías bribón, ¿ya habéis…?

-Cállate, no es el momento ni el lugar de hablar de eso.

Se acercaron a donde estaba el grupo recién llegado, Laura se abrazó a Abelardo y a Javier, los conocía como su hermano de siempre, Pol hizo lo mismo, después Nuria le presentó a su amiga.

-Laura, esta es mi amiga y compañera de trabajo hasta no hace mucho Belén.- Se dieron dos besos de presentación.

-Ahora también es amiga mía, nos presentó Pablo.- Dijo un sonriente Pol.

-Claro que sí.- Dijo Belén dándole dos besos a Pol.

El grupo caminó hasta donde estaban los demás, se saludaron entre todos y se formaron dos grupos, en uno los padres de Pol, los ex consuegros, Nuria y Ernesto. En el otro, Pablo, su mujer, Belén, Laura, Javier, Abelardo y Pol. Los niños jugaban en un rincón del jardín al lado de la mesa donde los invitados dejaban los regalos para Quique.

-Creo que ya estamos todos, podríamos ir comiendo y bebiendo.- Dijo Nuria dirigiéndose a los presentes.

-Podemos empezar ya sin problemas, pero queda un invitado más por llegar.- Comentó Pol sin darle importancia.

Todos se giraron mirándolo, el que más el que menos había hecho cuentas y les cuadraban los que ya estaban allí, ¿quién sería el invitado?, pensaban muchos. Javier sonreía, se estaba imaginando quien podría ser, por algo era policía. En aquel momento Alba caminaba por el lateral de la casa, vio a Lily sacando la cabeza.

-¿Te enteras de todo o te lo explico después?- Le comentó Alba con mala leche. Lily la miró como si fuera el diablo y levantó las manos metiéndose en su casa.

Apareció en la fiesta, todas las miradas se giraron hacía ella, al verlo se tensó, ya iba pensando que no tendría que haber ido, solo porque Pol le insistió tanto se presentó allí, ya llegó un poco tarde para no ser el centro de atención y allí estaba, con el efecto contrario al que quería, todos mirándola. Lo que no sabía Alba era que la miraban por lo increíblemente guapa que estaba, parada con el regalo de Quique en las manos sin saber qué hacer. Pol se acercó rápidamente dándole dos besos, le cogió el regalo de las manos y se la presentó a todos. Los hombres la saludaron contentos de los dos besos, Nuria y Belén no tan contentas, la suegra con una sonrisilla miraba a Pol, Laura la abrazó y la mujer de Pablo la agarró por el brazo mientras la integraba en el grupo.

-Qué guapa eres, así que compañera de trabajo de Pol.- Le interrogaba la mujer de Pablo.

-Sí, Pol es un buen amigo.

Pol levantó la voz para que se acercaran a las mesas y empezara la merienda, fue a buscar a los niños para que escogieran un refresco y los acercó a la mesa que habían preparado para ellos.

-Papá, ¿Cuándo podré abrir los regalos?- Le preguntaba un nervioso Quique.

-Pronto hijo, pronto, ahora comer un poco antes.

Dejó a los niños y se le acercó Laura cogiéndolo otra vez por el brazo.

-De esta no me habías dicho nada cabronazo.

-No hay nada que decir.

-¿No has salido con ella?

-No, solo somos amigos, comemos e incluso hemos cenado juntos pero siempre como amigos.

-Pol, eres más tonto de lo que me pensaba tío.

Lo dejó su hermana y se le acercó Nuria.

-¿Quién es esta?- Estaba claro que no le había sentado nada bien que invitara a Alba.

-Ya lo he dicho al presentarla, una compañera de trabajo y buena amiga.

-¿Buena amiga?- Nuria le miraba como si hubiera cometido un asesinato. Pol se separaba de ella acercándose a una de las mesas con comida, mientras cogía unos canapés dejándolos en un plato de plástico se le puso a su lado Belén.

-De Alba no  me habías contado nunca nada.

-Es que no hay nada que contar.

-¡Ja!, ¿tú te crees que soy gilipollas?

-No lo sé, ¿lo eres?

Belén le miró los ojos fundiéndolo con la mirada y se apartó. Pol se acercó al grupo de amigos que comían en corrillo poniéndose al lado de Alba.

-Estás acaparando la atención de todos, hasta mi padre y mi suegro no te quitan la vista de encima.

-Y yo que quería pasar desapercibida, que vergüenza estoy pasando. Si lo sé no vengo.

-Has venido por mí y estoy muy contento que lo hayas hecho.

-Porque eres tú qué sino me largaba ahora mismo. ¿Y esas dos que me miran de lejos con mala cara toda la tarde?

-No les hagas caso Alba, son unas envidiosas, ya les gustaría parecerse a ti un poco.- Le decía Laura que estaba a su lado.

Pol buscó con la mirada, faltaba alguien, vio a Ernesto sentado en una silla apartado, con un plato de canapés y una copa de cava, ausente de la fiesta miraba el móvil, se acercó a él.

-Ernesto, ¿estás bien?

-Sí, sí, todo bien.

-Ven con los demás, mejor estar todos juntos.

-Estoy bien aquí, gracias Pol.

-Cualquier cosa que necesites dímelo por favor.

-Así lo haré, gracias Pol.

Nuria se ponía al lado de Belén.

-Menuda espía me he buscado, mira que no saber quién es esa, porque según se ve están los dos muy bien juntos.- Le decía enfadada Nuria a Belén.

-No están juntos, son amigos. Pol lleva una vida muy tranquila, te lo digo yo.

-Explícamela si tanto sabes de ella.

-Ahora no es el momento, mañana quedamos antes que te vayas y hablamos con tranquilidad tomándonos un café.

-Quedaremos para desayunar y me lo explicas todo, esto es muy raro.- Belén se mordió el labio, tenía que tener muy claro que le decía a Nuria y que no.

Pol de lejos levantó una mano haciéndole una señal a Nuria, se acercaron.

-¿Crees que Quique podría ir abriendo ya los regalos?, el chaval está nervioso.

-Cuando tú quieras.- Respondió fría Nuria.

Pol se acercó a los chavales para decírselo, Quique empezó a abrir regalos mientras todos se acercaban para ir animándolo. Los nuevos amigos le ayudaban, Ernesto lo miraba de lejos sentado en la misma silla, cuando acabaron se pusieron a jugar los chicos. Cinco minutos después entraba un pastel con unas bengalas encendidas y en medio una vela en forma de número ocho, Quique la apagó y todos aplaudieron cantándole el cumpleaños feliz menos Ernesto que hablaba con alguien por teléfono.

Se repartió el pastel, Nuria le acercó a Ernesto un trozo.

-Me han llamado del hospital, cuando me coma el pastel saldré de vuelta, ha habido una emergencia.- Le decía Ernesto a Nuria.

-Ernesto por favor, me dijiste que ya estaba todo cubierto y tenías libre todo el fin de semana.

-Ha sido una emergencia Nuria, es necesario que esté allí, tú no tienes que cambiar tus planes, quédate aquí con Quique y os vendré a buscar mañana por la tarde.

-¡Ah!, que encima me dejas esta noche sola, no volverás hoy.

-No vale la pena hacer tantos kilómetros, yo descansaré en casa y mañana tranquilamente vuelvo a buscaros.

-Lo has hecho expresamente, no me  mientas.

-No te miento Nuria, de verdad que ha sido una urgencia.

-Vale, vale, haz lo que quieras.

Nuria volvió enfadada al lado de Belén. Pol pasó por allí.

-¿Estáis bien, os falta alguna cosa chicas?- Les preguntó.

-Todo está bien gracias.- Le contestó Belén al ver la cara de Nuria.

Nuria estiró del brazo de Belén acercándose al corrillo de sus padres y ex suegros, antes que pudiera hablar su madre se dio cuenta que Ernesto se había levantado de la silla caminando para meterse en la casa.

-¿Qué le pasa a Ernesto hija?

-Que se va, hay una urgencia en el hospital y tiene que irse.- Su madre levantó los ojos con paciencia y se disponía a decir algo.

-No digas nada cariño, no es el momento.- La paró su marido antes que dijera alguna cosa desagradable. La madre se mordió la lengua y se calló.

Entre comida, cava, conversaciones alegres, otras no tanto, risas y no tan risas se fue acabando la fiesta. Los padres de Nuria querían volver aquella misma tarde y fueron los primeros que se despidieron, aprovecharon también los de Pol para irse, Belén vio que era un buen momento y también se largó. Alba se acercó a Pol.

-Creo que es buen momento para que me vaya yo también.

-De eso nada, ahora vamos tomarnos unas copas.- La agarró de la mano caminando juntos para unirse a los demás que se habían sentado alrededor de una mesa, Laura y la mujer de Pablo sonreían de verlos agarrados de la mano, a Nuria se la llevaban los demonios del cabreo.

-Quedaros vosotros yo me voy a descansar que ha sido un día muy largo.- Decía Nuria mientras se alejaba de ellos.

-Nuria por favor, tomate algo con nosotros.- Intentaba convencerla Javier levantando la voz. Nuria volvió, les dio dos besos a todos y se despidió.

Ernesto conducía saliendo de la ciudad, él mismo había llamado al hospital, como le dijeron que todo estaba tranquilo se inventó lo de la urgencia para huir de allí, él ya sabía que era rarito, no necesitaba que la suegra le estuviera mirando toda la tarde recordándoselo.

Los niños seguían jugando, comiendo y bebiendo refrescos a discreción, los mayores que quedaban se tomaban sus copas hablando y riendo, como amigos bien avenidos sin ninguna distracción o mala cara. Se acabó la fiesta, era tarde cuando se despidieron, se fueron todos a la vez dándose besos y abrazos.

Pol cerró la casa, le preparó a Quique su vaso de leche caliente, esperó que se lo tomara pacientemente y lo acompañó a la habitación metiéndolo en la cama, lo tapó y le preguntó cómo se lo había pasado, el niño se quedó dormido, debía estar reventado de tanto correr y jugar. Cerró la puerta, en el pasillo miró la habitación de Nuria, llamó suavemente con los nudillos, se la abrió Nuria en camisón y bragas.

-¿Estás bien, necesitas algo?- Nuria le miraba fijamente a los ojos sin decir nada.

Pol dio un paso para delante, Nuria retrocedió, dio otro cerrando la puerta detrás de él, ella volvió a retroceder, nadie decía nada, fueron avanzando y retrocediendo hasta que Nuria dio con las piernas en la cama, le miró a los ojos y Pol se lanzó a comerle la boca con pasión, Nuria le rodeó el cuello con los brazos, abrió la boca sacando la lengua ofreciéndosela a su ex marido que la aceptó chupándosela, mientras caían encima de la cama, Nuria le desabrochaba el pantalón bajándoselo junto con la ropa interior, él se lo quitaba rápidamente junto con los zapatos y los calcetines, estiró de su camisa quedándose totalmente desnudo, se tiró encima de Nuria juntándose otra vez los dos por la boca, la mano de Pol le agarró el coño por encima de las bragas, la de Nuria le rodeaba la polla pajeándolo. Ella se colocaba abriendo las piernas para que él se metiera en medio, Pol le agarró las bragas arrancándoselas de un tirón, Nuria lo miraba comiéndoselo por los ojos de pasión, la mano de él volvió a recorrerle el coño comprobando lo mojado que estaba, con la misma mano se agarró la polla para metérsela de un golpe, los dos pegaron un grito ahogado para no despertar a su hijo, las caderas de Pol subían hasta casi sacarle la polla volviendo a meterla de un golpe duro y rápido, Nuria levantaba un poco el culo para que la penetrara más profundamente, cerraba los ojos, gemía aguantándose para no desatarse gritando, sus manos apretaban la espalda y las nalgas de Pol, él ponía toda su energía en penetrar a su ex mujer, en hacerle gemir viendo como le hacía perder la cabeza, notando sus manos agarrándole con tanta fuerza que le dolía. Nuria no pudo evitar que se le escapara un grito, apretó su cara contra el cuello de Pol para apagarlos mientras se corría, él notaba la boca de Nuria como le besaba y se apretaba contra su cuello corriéndose, no aguantó más descargando el semen dentro de ella, su ex mujer notaba como le eyaculaba dentro volviendo a correrse de nuevo. Finalmente se estiraron uno al lado del otro, Pol dudaba de lo que había sucedido, todo empezó y acabó sin que él pensara que podía llegar a pasar, la cosa salió de aquella manera porque los dos se dejaron ir sin pensarlo. Nuria mientras se recuperaba pensaba que se había corrido dos veces, la cabeza no le daba para más.

Se levantó Nuria bajándole por las piernas el semen y el flujo.

-Vete ya por favor.

-¿No quieres hablar de lo que ha pasado?

-No ha pasado nada, vete ya.

Pol vio lo confundida que estaba, se levantó, se puso el pantalón y se fue a duchar a su habitación.