Una pareja normal

Varias historias de una pareja hetero.

La idea de escribir este relato me surgió cuando después de cinco meses sin sexo con mi mujer descubrí esta página y leí muchos de ellos, me he decidido a escribirlo para poner en común mis experiencias por si os sirven para algo. Todas las historias aquí contadas son reales y lo único que se ha modificado son nuestros nombres y los lugares donde se desarrollan.

Ante todo comentaros que tanto mi mujer como yo somos una pareja joven del centro de España y no somos una bellezas espectaculares, más bien somos unos chicos normales que hacemos cosas normales como trabajar para pagar la hipoteca, salir a cenar, hacer mucho deporte, etc.. Mi mujer, Lydia desde ahora, tiene 34 años, mide 1,74 metros, pesa 60 kilos, tiene unos pechos bien formados que acaban en unos pezones con forma de galleta, un coñito totalmente depilado por fotodepilación al igual que la rajita del culo y unas piernas de infarto; Yo soy moreno, tengo 32 años, mido 1,82 metros y peso 60 kilos, según mi mujer tengo un culo precioso, redondito duro y bien formado, al igual que ella también estoy totalmente depilado y mi herramienta mide 15,5 cm.

Pues como os decía, todo empezó porque tras 13 años de relación y con una vida sexual normalita -digo normalita porque a Lydia no le gusta experimentar cosas nuevas, no la he visto nunca masturbarse, no ve películas eróticas ni porno, pero si que cuando la insito se pone como una autentica tigresa, se viste con lencería fina, se depila de forma integral e incluso hacemos cosas que a muchos de vosotros os sorprenderán- llevábamos más de cinco meses sin echar un polvo por motivos que ahora no vienen a cuento, yo estaba más salido que el pico de una plancha, así que me pasaba las noches teniendo sueños eróticos y el resto del día me lo pasaba recordando las relaciones sexuales que habíamos mantenido en los más de 13 años de relación, así que pensé en escribir las que más recordaba para compartirlas con vosotros….

La playa.

Empezare por contaros unos días magníficos que pasamos en la playa hace ya algunos años. Os adelanto que mi mujer siempre que vamos solos a la playa hace top-less y usa tanga, consiguiendo así un moreno fantástico y con marca muy pequeñita. Como todos los años reservamos unos días de vacaciones para escaparnos a tomar el sol y descansar de los trabajos de ambos, pero en está ocasión nos escapamos a una zona de playa por ser conocida como el paraíso del nudismo es España, nunca antes habíamos estado en una playa nudista, así que estábamos un poco nerviosos por saber si nos gustaría el tema. Después de dejar el coche y alojarnos en el hotel, nos pusimos el bañador y nos marchamos corriendo a la playa, una vez allí buscamos un sitio que nos gustará y nos sentamos sobre nuestras toallas, efectivamente todo el mundo estaba desnudo así que sin más, nos quitamos el bañador y el tanga y nos quedamos desnudos, yo nada más hacerlo note como se me empezó a poner dura – tengo que reconocer que la sensación de la brisa sobre todo tu cuerpo es única -, pero creo que a ella le pasó lo mismo, ya que sus pezones se empezaron a poner duros como piedras, tras untarnos de crema solar y reírnos un poco parece que todo se volvió normal y pasamos el día tomando el sol, paseando y bañándonos hasta que decidimos que ya era hora de irnos al hotel. Lydia debía estar bastante caliente ya que como luego me reconoció había estado todo el día mirando las pollas de otros hombres y comparando con la mía, así que en lugar de ponerse el bañador, le guardo en la bolsa y simplemente se puso el pareo y una camiseta de tirante, mientras íbamos al hotel podía verse como sus tetas se movían libres a cada paso y como unos incipientes pezones se marcaba en la camiseta.

Cuando llegamos a la habitación y sin decirme una sola palabra, Lydia se quito toda la ropa y se quedo totalmente desnuda, yo empecé a decirle comentarios sobre su culo, su coño y sus temas, a lo que ella respondió rápidamente con un empujón que me envío directamente a la cama, allí me quito el bañador y tras comprobar que yo tenía mi herramienta dura como un palo se puso sobre mi sentada en cuclillas, agarro mi polla con su mano y la guió hasta sus labios vaginales, una vez allí y mirando a los ojos se sentó sobre ella muy despacio, como sintiendo cada centímetro que entraba dentro de ella. Así estuvo unos segundos, como esperando a que su coño se acoplará al tamaño de mi miembro y después empezó a moverse de arriba abajo, sin dejar de mirarme a los ojos y empezando a lanzar pequeños gemidos, yo mientras y ante aquella visión me agarré a sus tetas y empezaba a chuparlas como si quisiera sacar leche de ellas; Tras unos minutos en esa postura, Lydia se separa de mi boca y reclinándose para atrás me ofrece una visión de su coño siendo penetrado por mi polla irresistible, sintiendo que me voy a correr alargo mi mano y empiezo a frótale el clítoris para conseguir que ella también termine, parece que a ella le gusto porque nada más tocar, empiezo a notar que sus jadeos se incrementan y que mis piernas se empiezan a mojar por los líquidos que su almejita genera, unos segundos más tarde noto un calambre que me llega desde la punta de la pollas hasta la cabeza recorriendo toda la espalda, me pongo tenso y acelero mis forzamientos sobre el clítoris, ella sabe que me estoy corriendo cosa que le pone a cien por lo que empieza a tener un orgasmo que la obliga de quedarse quieta disfrutando del momento…. Tras unos minutos de descanso, Lydia se separa de mí y desaparece en el baño para asearse y darse una ducha….. Así comenzaron unas maravillosas vacaciones en las que estuvimos más tiempo desnudos que vestidos.

La fiesta del trabajo

Otro polvo que recuerdo como si lo estuviera viviendo, fue el que tuvo lugar después de una fiesta que realizamos en mi oficina, a la fiesta se podían llevar acompañantes, así que decidimos que llevaríamos a nuestras parejas para pasar un buen rato todos juntos. He de decir que la fiesta era de gala y se celebraba en uno de los mejores locales de Madrid por lo que todos teníamos que ir vestidos de rigurosa etiqueta, a media tarde empezamos a prepáranos para acudir a la cena así que me duche y me empecé a vestir para estar preparado cuando Lydia terminará, ella se pasó mas de una hora preparándose entre maquillaje, ducha y vestido, pero os aseguro que cuando apareció en el salón de la casa la espera había merecido la pena; Vestida con un traje de gasas azul que le llegaba hasta los tobillos, unos zapatos negros de tacón de aguja altísimos y unas medias negras finísimas, en los brazos unos guantes de color negro y una tela finísima que le cubrían hasta los codos, el vestido dejaba todo su escote y cuello a la vista por lo que ella se adorno con una gargantilla de brillantes que le hacia resaltar toda su belleza. Nos montamos en el coche y yo no paré en todo el trayecto de hacerle comentarios sobre su vestimenta y lo buena que estaba, lógicamente aprovechaba para tocar y manosearle todas las piernas y tetas en cuanto podía.

La cena pasó comentando cosas del trabajo y cuando terminamos empezamos con las copas y la fiesta. Estuvimos bebiendo toda la noche y yo no perdía ocasión para en cuanto podía meterle mano a Lydia, ella se dejaba hacer pero en cuanto me empezaba a calentar se separaba de mi y se ponía a bailar con la gente del trabajo, a las cuatro o cinco de la mañana terminamos la fiesta y nos fuimos para casa, yo seguía aprovechando para tocar lo que podía a lo que ella respondía dejándose hacer cada vez más, con estos juegos llegamos a casa

Cuando cerré la puerta no pude resistir más, me abalance sobre ella y la empecé a besar, rápidamente mis manos se fueron en busca de su culo y pude notar, bajo la finísima tela, que se había puesto un minúsculo tanga y unas medias hasta medio muslo – no os he comentado que no hay nada que me excite más que una mujer en lencería fina – Ella decidió tomar cartas en el asunto, así que me desabrocho el traje, me bajo los calzones y me empezó a acariciar la polla con las manos embutidas en esos finísimos guantes, el tacto que producían esos guantes y verla arrodillada delante mío mirándome a la cara y jugando con mi miembro hizo que mi herramienta estuviera rápidamente preparada para la acción, ella lo sabia y no paraba de hacer comentarios como que me había dado alergia algo porque me había salido un bulto entre las piernas, que no sabía si podría utilizar aquello por lo duro que estaba, etc… Le pedí que me la chupara y ella sin pensarlo se metió la punta en la boca, empezó a envolverlo con la lengua mientras que absorbía como si me quisiera sacar toda la leche de golpe, luego continuó humedeciendo el tronco de mi polla hasta llegar a la raíz, me estaba matando del gusto así que decidí levantarla, la apoye la cara y las tetas contra la pared y empecé a subirle el vestido para follarmela. En cuanto le subí el vestido casi me caigo de espaldas al ver el conjunto que llevaba puesto, llevaba un ligero a juego con el tanga que sujetaba las medias que cubrían desde medio muslo las piernas de mi mujer, ella sabia lo que ese traje me debía estar gustando y sujetándose el vestido a la altura de las tetas, movía el culo para que yo apreciara con todo lujo de detalles la panorámica que me estaba ofreciendo, cuando pude reaccionar aparte la tira del tanga y deje al aire su concha rosadita, introduje uno de mis dedos y comprobé que ella estaba totalmente mojada, así que decidí sin más meterle toda mi polla de un solo empujón y empecé a meter y sacar a un ritmo frenético, ella gimió del gusto y trataba de adaptarse a la velocidad que estaba imprimiéndole, la tenía totalmente aprisionada contra la pared, apenas podía moverse y solo gemía del gusto que estaba sintiendo tras unos minutos de mete saca empezó a correrse con gusto y me solicitaba que acabara, cosa que hice en cuanto lo solicitó y tres o cuatro chorros de esperma salieron de mi miembro. Agotados, nos desnudamos y nos fuimos a la cama para dormir y descansar….

En la montaña.

Otro momento que se me viene a la cabeza es el que vivimos en unas vacaciones que pasamos esquiando con unos amigos, el tema fue que organizamos un viaje a esquiar con tres personas más en un apartamento y durante una semana. Al llegar al apartamento nos repartimos las camas y el asunto quedó en que Lydia y yo teníamos que dormir en la misma habitación que uno de nuestros compañeros de viaje, así que pensé que esa semana sería de abstinencia, la semana se desarrollaba agradablemente y disfrutando de la nieve y las vacaciones pero sin nada de sexo como era de esperar hasta que una noche en la que yo estaba como una moto me decidí a actuar… Nos fuimos todos a la cama después de cenar y como todo el mundo estaba bastante cansado creo que se durmieron enseguida, así que me mantuve despierto y en cuanto se empezaron a escuchar los ruidos introduje la mano en el pijama de Lydia y le empecé a manosear el culo, ella se despertó, me puso mala cara y se dio la vuelta poniéndose de espaldas a mi. A pesar de su rechazo decidí seguir intentándolo, así que le volví a tocar el culo y esta vez mis manos hicieron una pequeña incursión hacia su raja, ante mi sorpresa ella no protesto y abrió ligeramente sus piernas, así que me olvidé de su culo y me centre en estimular su coño por encima de sus bragas, tras un rato empecé a comprobar que le gustaba ya que se notaba la humedad de sus jugos en su ropa interior, me decidí y desplazando sus braguitas le introduje dos dedos en su concha, los empecé a mover poco a poco mientras que con otro dedo acariciaba su ya abultado clítoris, la situación estaba a punto de hacerme estallar, estaba masturbando a mi mujer delante de un amigo nuestro que parecía dormir placidamente… Pronto empecé a notar como mi mano se iba humedeciendo cada vez mas, pero ella no hacia el menor movimiento ni ruido ¿Cómo podía aguantar eso? Tras unos minutos mi mano noto como caían aun más jugos y de repente ella agarro mi mano y la separo de su coño… Había tenido un orgasmo y no se había movido nada. Sin decir nada y solamente mirándome a la cara, se dio la vuelta se metió debajo de las sabanas, me bajo los calzoncillos y empezó a realizarme una mamada muy lenta, prácticamente sin mover la cabeza. Era realmente excitante nuestro amigo a escasos metros y ella allí, debajo de la sabana y dándome unos chupetones en mi ya para entonces empalmadísima polla. La situación era morbosa a más no poder y yo sabía que no podría aguantar mucho más, así que me decidí a disfrutar el momento, ella seguía chupando y de repente cambio de táctica empezó a darme pequeños mordiscos en el glande e intentar meterme la lengua en el agujero del mismo, fue demasiado para mi y agarrando su cabeza para que se la comiera todo lo que pudiera lancé grandes chorros de esperma que ella aceptó golosa en sus entrañas, cuando terminé de correrme en absoluto silencia, Lydia trago todo mi semen y dándome un beso en los labios se dio la vuelta y continuo durmiendo…..

El aniversario.

Para celebrar nuestro sexto año de matrimonio preparamos una cena romántica en un restaurante cerca de nuestra casa, al llegar allí vimos que era un sitio de ambiente calido y muy agradable, la cena estuvo bastante bien y pedimos algunas botellas de vino, cuando terminamos nos ofrecieron unas copas que decidimos tomar allí mismo. Se me olvidaba comentar que Lydia para la ocasión se había puesto sus zapatos de tacón de aguja, unas medias de color negro con adornos bordados y un mini vestido que apenas le tapaba el comienzo de las medias, por lo que en cuanto se movía le podía ver la blonda de silicona de las medias. Como decía nos empezamos a tomar las copas y ella se levanto para ir al baño, en ese momento, ahora os explicaré por qué, empezó mi mente a pensar en las cosas que le realizaría durante la noche, al levantarse se le había subido el vestido y no se si es que no se dio cuenta o que lo hizo para provocarme no se le bajo, por lo que todo el restaurante podía verle la blonda de las medias y un poco de la piel de las piernas. El resto de la noche paso entre charlas y risas hasta que ya cansados decidimos irnos a dormir.

Al llegar a casa nos fuimos al dormitorio y nos empezamos a preparar para acostarnos, Lydia se metió en el baño y yo me desnude y me fui directo a la cama, cuando Lydia salio del baño se quedo en la puerta de la habitación y me llamo con voz sugerente, cuando me di la vuelta mi a mi mujer con las tetas al aire, un culottte trasparente con encajes de color negro y las medias que ya había visto durante la cena, ella me pregunto que qué me parecía, a lo que yo solamente pude decir "joder". Ella se lo tomó como un cumplido y entró en la habitación para tumbarse sobre las sabanas boca a bajo, me dedique a mirarla con deleite, le observe el cuello, donde descansaba su pelo de forma sugerente, desde hay baje por toda su espalda hasta llegar a su hermoso culo y continué por sus maravillosas piernas hasta llegar a sus pies, los agarre y bese, los acaricie con deleite y pronto pase mis manos por la raja de su culo, quería tocar todo lo que podía desde sus riñones hasta su clítoris, así que me dedique unos cuantos minutos a masajear todas esas partes, con las manos la invité a abrir las piernas, cosa que ella acepto de inmediato, acerque mi cara y pude oler que ella estaba deseosa de sexo, su culotte estaba empapado de sus propios jugos y todavía no habíamos empezado, acerque más mi cara y empecé a pasar mi lengua por su coño, primero sobre sus bragas y después haciéndolas a un lado sobre la misma piel. Lydia empezó a gemir y cada vez se movia más, levantaba un poco las caderas para facilitarme el acceso, así que le introduje un par de dedos en su ya empapado coño, al hacerlo ella se incorporó hasta quedar a cuatro patas y la visión era maravillosa… Su espalda mojada por el sudor, la cabeza en las sabanas, el culo totalmente abierto para favorecer la masturbación que le daba y las medias hasta medio muslo que se empezaban a deslizar piernas abajo, mientras miraba pude ver su esfínter totalmente cerrado y con un color rosado, no me pude resistir y mientras las seguía follando con los dedos le pasé la lengua por su ano, nunca lo había pensado ni hablado con ella, pero parece que no le desagradaba en absoluto, seguí lamiendo y dando golpecitos con la lengua en su esfínter, hasta que intenté meter mi lengua dentro de ella, no había forma pero la sensación parece que le encanto ya que sin parar de gemir apretaba cada vez más su culo contra mi cara, así estuvimos muchos minutos y yo cada vez más envalentonando decidí que era el momento de dar un paso más… Con un dedo de la misma mano que no paraba de penetrarla, lo puse sobre su ano y empecé a realizar fuerza para metérselo, sorprendentemente no hubo que hacer fuerza y debido a la lubricación por la chupada que le había dado se introdujo fácilmente hasta el fondo, en esa posición con un dedo en su culo, dos en su raja y mi lengua chupando su ojete, comencé otra vez los movimientos follatorios, ella gemía y se movía sin parar así que decidí que era el momento de dar por culo a mi mujer, me incorporé, puse mi polla sobre su culo y empecé a empujar. No había entrado todavía la punta cuando sentí que era demasiado para mí, noté que me corría e intente controlarlo pero era imposible, así que la saqué y de un solo empellón se la metí en el coño y solté infinitos chorros de esperma. Sabía que ella no había terminado así que seguí empujando todo lo que podía, pero mi herramienta estaba cada vez más flácida, así que en un momento se acabado saliendo de su coño junto con los restos de mi corrida, Lydia estaba desatada se tumbó boca arriba y me dijo que no iba permitir que la dejara así, cogió mi cabeza y me la empezó a empujar contra su coño para que terminará de comérmela, no lo dude ni un minuto y saque la lengua para chupar ese manjar; pronto note como sus flujos empezaban a manar, se juntaban con los rastros de mi semen y caían sin parar sobre mi boca y cara, después de unos minutos Lydia se tensó, arqueó su espalda y gimiendo sin parar se corrió…..

El punto P

Navegando por Internet encontré lo que la gente llamaba el punto P, indagando descubrí que se trata el punto G de los hombres, lo único malo es que está en la próstata y solo se puede acceder a él por la parte de atrás, he de decir que no soy un maricon, ni bisexual por lo que nunca me había planteado jugar con mi culo, pero todo el mundo hablaba maravillas de la sensación y viendo que yo tengo bastante clara mi tendencia sexual comprendí que debía probarlo – también tengo claro que solamente lo haría con mi mujer – así que se lo plantee a Lydia.

Fue y es muy reticente, pero poco a poco conseguí que empezara con los avances en este aspecto, cada vez que follabamos le pedía que me acariciara el ojete aunque fuera de forma superficial y cuando lo hacía me volvía loco de placer, suena raro pero es una sensación bastante agradable. Así que un día le dije que estaba decidido y que si me ayudaba, ella como siempre me dijo que sí, así que compramos un juguete para novatos en el sexo anal y decidimos probarlo.

Una noche que estábamos "jugando" le recordé el asunto y sin dudarlo se levanto agarro el artilugio y un bote de lubricante y me dijo "ponte a cuatro patas". Se me puso una sonrisa de oreja a oreja y no sin nervios obedecí su orden, me gire levante mi culo y suplicando que tuviera cuidado abrí las piernas lo mas que pude, el objeto media unos doce centímetros de largo y tenia un grosos ascendente desde 1 a 3 cm, lo unto de lubricante, me extendió a mi un poco y procedió a meterlo, nunca olvidaré la sensación del frío del lubricante y del invasor que poco a poco iba desvirgando mi culito, no me dolió pero la sensación de tener el esfínter dilatándose al paso del juguete no fue muy satisfactoria, pero una vez que lo tenia insertado enchufo el vibrador y la cosa cambió ya que lo que antes era desagradable se volvió en satisfacción, poco a poco empezó a meterlo y sacarlo, mientras jugaba con la velocidad del vibrador y lo iba haciendo girar sobre si mismo. Estuvimos varios minutos y cuando me adapte le solicité que lo metiera hasta el fondo, no se cuanto lo introdujo ni que ancho alcanzo mi ojete, pero si que os digo que fue maravilloso, pronto empecé a masturbarme mientras ella me follaba, pero en cuanto se dio cuenta me golpeo la mano y me ordeno parar. Rápidamente me saco el consolador, me dio la vuelta y sentándose encima mío me empezó a cabalgar hasta que los dos terminamos de forma conjunta y quedamos abrazados durante un rato.

Nunca hemos hablado del tema, pero os aseguro que es una sensación maravillosa que todo el mundo debería probar, hasta tal punto que ya hemos comprado un plug anal de 4 cm de diámetro y un arnés con dos penes (uno para mi y otro para ella) para que ella se lo ponga y me sodomice cuando ella desee.

Hasta aquí mis relatos, me gustaría aprovechar estas últimas líneas para pediros disculpas porque no soy un escritor profesional y seguramente haya cometido algún error pero sinceramente espero que os hayan gustado y que alguno de vosotros los hayáis utilizado para tener nuevas ideas o desahogarse en solitario o con su pareja. Como os imagináis hay muchos más, pero hasta no ver como funciona está entrega no perderé tiempo en explicar muchas aventuras más que Lydia y yo hemos tenido…..