Una pareja como pocas...

De como disfrutamos de ua relación totalmente liberal y sin tabúes, nos divertimos a lo grande y el amor no se acaba...

Hola, me llamo Vanessa, tengo 22 años; hace algunos meses mi novio Alex envió un relato a esta linda página sobre la forma en que descubrió mis andanzas sexuales en el trabajo. A consecuencia de ello la nuestra se convirtió en una relación liberal. Practicábamos juntos (además de mis travesuras en el trabajo que continuaban) intercambios de pareja, tríos, cuartetos y varias otras formas más de sexo grupal. Además él tenía carta libre para enredarse con cualquier mujer, e incluso se había iniciado en el mundo de la bisexualidad mediante unas amigas travestis que había conocido en una noche de juerga. En ese sentido la confianza entre nosotros y la relación en sí mejoraron muchísimo pese a que no nos contábamos absolutamente todo lo que hacíamos.

Por ejemplo, una noche regresando a casa del instituto el bus en el que venía se quedó vacío, solo veníamos el chofer, un amigo de él y yo; entablamos una conversación amena y terminé haciendo un trío con ellos en un descampado cercano al paradero final del bus; nunca se lo conté a Alex por una cuestión que yo misma nunca entendí. Me convertí en la amante de mis nuevos amiguitos, solía esperar el bus a las 10 y 15 p.m., ellos siempre pasaban a esa hora y normalmente terminaba fornicando con ellos de lo lindo hasta la 1 o 2 a.m. En mi casa (vivo solo con mi abuela) decía que me quedaba haciendo algún trabajo o que había estado con Alex.

Pero hace poco ocurrió algo curioso. Un día por la mañana caminaba yo cerca de mi casa rumbo al mercado por un lugar que no suelo transitar mucho, y bueno, al pasar por una calle poco transitada escuché una voz que me dejó helada, una voz que no escuchaba hacía mucho tiempo y me decía: "Vaya ....como te haz desarrollado...estás deliciosa"; voltee a ver y era Manolo, un hombre de 60 años aproximadamente con quien tuve mi primera experiencia sexual. El me inició en el sexo cuando yo estaba aún en la secundaria, y pese a que sólo tuvimos sexo un par de veces y de forma muy convencional, nunca olvidé el tamaño de su enorme miembro.

Yo me moría de la vergüenza pues estaba vestida con un polo viejo y un buzo suelto, y pese a eso me llamó "deliciosa" jeje. Lo saludé con un beso en la mejilla y charlamos un momento:

M: ¿ Como haz estado bebé? Haz crecido mucho y estas muy linda.

V: Estoy bien, y veo que tu también haz estado muy bien, te conservas

muy atractivo..

M: ¿ Por qué no vienes a visitarme un día de estos? Aún vivo solito...

V: Ahh, me gustaría mucho, encantada...

M: ¿Estas ocupada mañana por la tarde? Ven a mi casa, te invito un café

V: Hmmmm, ok.... iré para charlar un rato

M: Ok bebé, te espero....

V: Hasta mañana Manolito

No podía creer que después de tanto tiempo lo volvería a ver. Recuerdo que el se cogía a una compañera mía de clase y ella me contactó con él. Yo de curiosa fui a verlo y tuvimos sexo en dos ocasiones como ya comenté. Me excitaba mucho el pensar lo que podía pasar al día siguiente. Esa noche me hice una paja terrible con mis deditos. Al día siguiente era domingo y toda la mañana estuve ansiosa. Se suponía que saldría con mi Alex, pero lo llamé y le dije que llevaría a mi abuela a casa de unos tíos, el a regañadientes entendió.

Me maquillé mucho y con mucho cuidado, salí vestida con un jean y un polo, nada extraordinario. Dije que iba a casa de una amiga a hacer un trabajo y que volvería tarde. Agarre mi mochila y salí. En mi mochila metí un conjunto enterizo verde de lycra con cierre en la entrepierna que había tomado "prestado" del trabajo, también puse unas botas negras muy sensuales y un calzón negro de lycra. Me dirigí a un minimarket y allí en el baño público me cambié. Los hombres me miraban con cara de enfermos al verme pasar por la calle pero no me importó. Me dirigía a la casa de Manolo y llamé a la puerta, se movió la cortina de la ventana que estaba al lado de la puerta y al cabo de unos segundos la misma se abrió. Entré y Manolo estaba allí parado y me dijo: Que rico voy a comer hoy, y a penas terminó de decir esas palabras me agarro del culo y comenzó a morrearme.

Yo le correspondía pero Manolo estaba fuera de sí, como un animal en celo, a los 3 minutos ya le estaba mamando la vergota que tenía y que tanto me gustaba. Me abrió el cierre del enterizo y comenzó a cogerme en la pose del perrito. Lo hicimos en muchas poses, pero siempre con una intensidad brutal. Me hizo venir infinidad de veces y el eyaculó en 2 ocasiones, con una capacidad de recuperación erectil bárbara. Al rato tocaron la puerta, yo me asusté y el me dijo: tranquila, hoy gozarás como nunca . Era un amigo de él, aún de mayor edad que Manolo, me presentó y le dijo a su amigo: José, es toda tuya. Su amigo se acercó a mi y me quitó el enterizo que pese a todo aún tenía puesto. Luego nos besamos, el me escupía en la boca y me decía " que rica que estas, eres toda una perra...." y solo me limité a responder " estoy a sus órdenes patrón". Debo reconocer que pese a que el tipo no era para nada atractivo, me excitaba el besarlo y todas las cosas que me decía y me hacia. José se echó boca arriba, yo lo comencé a cabalgar, así estuvimos un rato y después Manolo comenzó a ensartarme por el culo

V: aaaahhhhh...eso...ahhhhhhhhh....sigan rómpanme el culo papacitos..

M: Eso es, goza perra, soy tu dueño, siempre lo fui y te cogeré cada vez que me de la gana.

J: Que buena está esta putona que te conseguiste Manolo....

M: Siii, en verdad está muy buena....

Estaba disfrutando como nunca la cogida que me estaban dando, cambiamos de pose muchas veces pero siempre manteniendo la doble penetración. Al rato tomamos unas cervezas que Manolo tenía en la refrigeradora, cogimos un rato más, intercambiamos números telefónicos con Manolo y procedí a irme a casa. Eran las 11 de la noche. No lo podía creer, había estado fornicando con esos dos vegetes casi 12 horas y en ningún momento mostraron indicio alguno de impotencia, cosa común en hombres de esa edad. Llegué a mi casa más que satisfecha y me quedé dormida.

Por suerte en el trabajo me habían cambiado de puesto, es decir ya no tenía que fornicar con mis jefes, ahora la cosa era distinta pues tenía una jefa, con la cual armábamos grandes fiestas lésbicas en su casa con la participación de algunas amigas del trabajo y amigas personales de ella también; lo que sí se mantenía era el ambiente de total discreción.

A mis amigos del Bus los veía poco y pues con Alex las cosas mantenían la frecuencia sexual normal (es decir 1 vez cada dos semanas, recuerden que somos novios y no vivimos juntos). En resumen, las cosas se estaban dando para disfrutar a fondo de mis travesuras con Manolo y sus amigos. Lo veía una vez por semana y eran sesiones maratónicas de un día entero o de toda una noche cogiendo a full.

Bueno, tengo que dejar este relato aquí, pero prometo contarles pronto cuando mi hermanita vino a vivir a mi casa y se la presenté a Manolo, y también otras cositas ricas que pasaron, jeje, cuídense mucho, escribiré a la brevedad posible. Vanessa